JURISPRUDENCIA Impuestos internos. Importación de automóviles. Tasa diferencial. Autolatina Arg. S.A. c/D.G.I. (ex 209/920) s/Dirección General Impositiva, C.N.C.A., Sala I, 10/8/06. El señor juez de Cámara Dr. Néstor H. Buján dijo: I. La actora –sustentando su recurso por memorial de fs. 680/682, replicado a fs. 687/690– apela la sentencia de fs. 667/670, por la que el señor juez titular del juzgado n° 6 del fuero, imponiéndole las costas del pleito, le rechazó la demanda que interpusiera a efectos de obtener la repetición de las sumas que, en concepto de impuestos internos, entendió abonadas en demasía, de conformidad con lo dispuesto en el art. 74 de la Ley de Impuestos Internos (t.o. 1979), por las importaciones de automóviles que efectuara durante los años 1980, 1981 y 1982. II. Para así decidir, el magistrado “a quo” –tras poner de relieve que la actora sustentó su pretensión sobre la base de afirmar que el citado art. 74 (que luego de establecer para los automóviles nacionales una alícuota variable [del 1% (uno por ciento) al 13% (trece por ciento] determinada en función de su consumo medio, para los importados, en cambio, fijó la tasa máxima) contradecía la norma contenida en el art. 80 de la misma ley (que disponía que los productos importados en general tendrían igual tratamiento fiscal que los nacionales) y, asimismo, en que éste, por encontrar su fuente en acuerdos internacionales suscriptos por nuestro país (el G.A.T.T. y los Tratados de Montevideo de 1960 y 1980), prevalecía sobre aquél– sostuvo que: 1. Si bien los tratados internacionales, una vez aprobados, se integran al ordenamiento jurídico nacional, adquiriendo plena aplicabilidad, ello no conlleva a que se pueda predicar su exigibilidad fuera de su ámbito de aplicación material, subjetivo y temporal de validez. La actora no plantea la ilegitimidad del citado art. 74 de la Ley de Impuestos Internos (t.o. 1979) por contradecirlos acuerdos internacionales que cita, sino que su línea argumenta! se refiere a la prevalencia de la norma contenida en el art 80 del mismo cuerpo normativo, por tener fuente en los referidos tratados, “lo cual seria suficiente, a su entender, para justificar que el art. 80 tenga virtud derogatoria respecto del art. 74”. 3. “De aceptar tal temperamento se concluiría –elípticamente– en otorgar al G.A.T.T. y al Tratado de Montevideo de los años 1960 y 1980, un alcance extraño al compromiso internacional asumido por nuestra República al suscribir tales instrumentos internacionales (basta para corroborar ello las constancias defs. 215/2 70 y el alcance de los referidos instrumentos) ”. 4. La pretensión de la actora “... implicaría reconocer la existencia de una contradicción en el texto mismo de la norma que en verdad no existe, y que obedece únicamente a una peculiar interpretación que de la Ley de Impuestos Internos formula quien acciona”, agregando en el mismo orden de ideas que “...es infundado pretender genéricamente endilgar que los tratados citados hayan tenido por virtud otorgar jerarquía superior a un artículo de la ley respecto de otro de la misma norma, pues es doctrina jurisprudencial reiterada que la inconsecuencia del legislador no se presume ”, tal como la Corte Suprema de Justicia, “in re“ “Cermac S.A.” del 25/9/97, lo pusiera de relieve precisamente respecto del art. 80 de la Ley de Impuestos Internos. 5. “El razonamiento tendiente a sostener que un artículo prevalecería por sobre otro de la misma norma, por la mera afirmación de la accionante que uno de ellos recepciona como fuente determinados acuerdos internacionales (más allá de su ámbito de validez), desconoce que en el caso que la ley pueda ser objeto de varias interpretaciones, debe estarse a aquella que preserve su validez, que salvaguarde la coherencia y vigencia armónica del orden normativo”. 6. “Ello ya es suficiente para desestimar la demanda interpuesta, toda vez que del planteo de la accionante, no se exhibe que se alegue un agravio directo entre los tratados que cita y art. 74 de la Ley de Impuestos Internos (t. o. 1979), por lo que, no correspondiéndole a los jueces suplir ‘los razonamientos o fundamentos jurídicos insuficientes efectuados (por las partes)’, se colige que ‘la simple invocación de acuerdos internacionales no es argumento suficiente a efectos de justificar un conflicto normativo entre una ley y un tratado internacional’, por cuanto la declaración de inconstitucionalidad de una norma es la última ratio del orden normativo, que exige que se alleguen a la causa elementos de juicio que exhiban en forma concreta de la norma inferior respecto de la jerárquicamente superior”. 7. “El razonamiento de la adora desconoce que el texto de la ley –en el caso de impuestos internos– se configura en una iónica fuente de voluntad compleja, que es producto de ambas Cámaras que componen el Congreso Nacional y del Poder Ejecutivo Nacional, por lo cual los artículos puestos en crisis de la norma referente a impuestos internos, responden a la misma realidad ontolágica”, de lo que se sigue que “siendo la contradicción normativa un supuesto que acarrea la ilegitimidad de la norma, tal solución se impone cuando no se exhibe otra solución razonable que determine la validez de ella”. 8. “En virtud de ello, corresponde aceptar la línea argumental seguida por el Fisco nacional, en el sentido que el art. 80 de la Ley de Impuestos Internos sienta una pauta general, mientras que el art 80 de la misma ley determina –para el supuesto singular al que se refiere– una excepción a tal regla sentada por la misma norma infra”. III. La actora, en su memorial de agravios, tras sostener que no es cierto que no hubiese tachado de inconstitucional al art. 74 de la Ley de Impuestos Internos (t.o. 1979), ya que –dice– “planteó expresamente esa cuestión a lo largo de la demanda (verfs. 103 vía. y ce. alegato pág. 3 vía. y ce.)”, y asimismo, que el fallo de la Corte Suprema recaído “in re” “Cermac” no es aplicable al caso de autos, ya que en él “no se discutía la ilegalidad e inaplicábilidad del art. 74 de la Ley de Impuestos Internos, el cual tiene fundamentos totalmente disímiles a la legislación involucrada en el caso Cermac” (ver f. 680 y vta.). sostiene que “el art. 80 (de la Ley de Impuestos Internos –t.o. 1979–) tiene raigambre constitucional de norma superior en jerarquía a las leyes internas (art. 24 y 22 de la Constitución)...”, agregando en tal orden de ideas que “Consuetudinariamente la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha venido resaltando la jerarquía legal de los tratados internacionales y las normas dictadas en su consecuencia frente a las normas internas...” (ver f. 680 vta./681). IV. Ello así, los agravios de la actora –los cuales sólo con el benévolo criterio que sigue la Sala pueden ser aceptados como suficientes para alcanzar la crítica concreta y razonada de las partes del fallo que se consideran equivocadas, que exige el art. 265 del Código Procesal– no pueden ser acogidos, habida cuenta que: 1. El principal argumento en que la accionante sustentó su pretensión en la demanda fue que la norma contenida en el art. 80 de la Ley de Impuestos Internos [texto ordenado en 1979 por el decreto 2682/79 (B.O. del 30/10/1979)] –en cuanto establecía que “los productos importados gravados por la ley, tendrán el mismo tratamiento fiscal que los productos nacionales, (.../en cuanto a las tasas aplicables ...), quedando derogada toda disposición que importe un tratamiento discriminatorio en razón del origen de los productos” colisionaba con la norma contenida en el .art. 74 de la misma ley –por la cual, tras disponerse en su primer párrafo que a los vehículos nacionales se les aplicaría una tasa creciente [del 1% (uno por ciento) al 13% (trece por ciento)] determinada según el art. 73 en función del consumo medio teórico que para cada modelo fijase el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, para los automóviles importados, en cambio, por su último párrafo, establecía que tributarían en todos los casos la tasa del 13% (trece por ciento)– y que, en razón de las distintas fuentes de esas normas –en tanto que, mientras la del art. 80 reconocía como tal al art. 5, pto. 6), de la Ley 16.450 [la cual, a su vez, encontraba fundamento en los compromisos internacionales asumidos por el Estado Nacional argentino al adherir al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (G.A.T.T.) y al Tratado dé Montevideo de 1960 (hoy sustituido por el Tratado de Montevideo de 1980)], la del art. 74 tuvo como fuente el art. I, pto. 27), de la–Ley 21.930 [surgiendo de la nota de elevación del proyecto de ésta al Poder Ejecutivo que al fijarse la tasa máxima para todos los vehículos importados “... se resuelve el problema que plantea la incorporación de modelos diversos a veces en cantidades mínimas que no justifican la tarea de determinación del consumo por parte del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, tarea que para los vehículos de fabricación nacional se reduce a una determinada cantidad de modelos ”]–, la norma del art. 80, por tener “rango constitucional” –ya que “hace honor a tratados internacionales”–, debía prevalecer sobre la norma del art. 74 (ver f. 100 vta., primer párrafo), aseverando más adelante –al dejar planteado el “caso federal”–“que la aplicación de una tasa diferencial por impuestos internos, para la importación de automotores es inconstitucional, pues no solamente viola el principio de igualdad y el de propiedad protegidos por la Constitución Nacional, sino que reniega de expresas disposiciones de la misma ley del impuesto de que se trata y de tratados internacionales celebrados y ratificados por la Nación Argentina, superiores (...) en jerarquía normativa y de legalidad a la norma discriminatoria del art. 74 t.o. I.I. impugnada, la cual, como se vio sólo tiene como fundamento legislativo una cuestión de ‘comodidad’, lo que trae aparejado el vulnerar a la propia Constitución Nacional...” (fs. 103 vta.). 2. El argumente relativo a que la norma contenida en el art. 80 debe prevalecer sobre la del art. 74 no resiste el menor análisis, habida cuenta que ambas disposiciones, integrantes de una misma ley, tienen rango legal, y el hecho de que la primera pudiese encontrar su “causa” en tratados internacionales que obligasen a la República no la hace subir en la escala jerárquica de nuestro ordenamiento jurídico positivo. 3. En tal orden de ideas es de advertir que mientras el art. 80 de la Ley de Impuestos Internos –t.o. 1979– se refiere a los productos importados en general, el , art. 74 de la misma sólo resultaba aplicable a una especie de ellos, los vehículos, chasis con motor y motores, por lo que no existe “colisión” insalvable alguna entre las normas en ellos contenidas, en la medida que el principio general sentado por la del 80 debe considerarse como inaplicable a los particulares productos alcanzados por la del art. 74. máxime cuando ésta –que fue incorporada al ordenamiento jurídico por el pto. 27 del art. I de la Ley 21.930 (B.O.del 19/l/79) es de fecha posterior a la de aquella –que tuvo origen en el pto. 6 del art. 5 de la Ley 16.450 (B.O. del 24/2/1962). 4. En esta línea de pensamiento, es correcta la aplicación al caso del precedente “Cermac” de que hiciera mérito el señor juez de primera instancia, dado que en este fallo la Corte Suprema de Justicia (confr. Fallos: 320:1909) sostuvo “que la prohibición de discriminar que contiene el art. 80 de la Ley de Impuestos Internos debe entenderse sin perjuicio de las discriminaciones que disponen los artículos que le preceden, pues lo contrario importaría no sólo inconsecuencia o falta de previsión del legislador sino también incoherencia en la redacción del cuerpo legal. 5. Ello sentado, tampoco le asiste razón a la actora en cuanto pretendiese la inaplícabilidad a los vehículos importados de la tasa única del 13% (trece por ciento) sobre la base de la inconstitucionalidad del art. 74 de la Ley de Impuestos Internos –t.o. 1979– que la establece, en la medida que: 5.1. Tal como lo sostuviera en la sentencia que, siendo por entonces juez titular del juzgado n° 1 del fuero, dictara el 31/3/1997 “in re”, “Dumpex S.A. c/Fisco nacional (D.G.I.) s/repetición” –a cuyas consideraciones remito y doy por reproducidas en el “sub-lite”–, la norma no es susceptible de ser considerada como violatoria de los principios constitucionales de razonabilidad e igualdad, habida cuenta que, a la luz de las razones que para fundamentarla se dieran en el mensaje de elevación del proyecto de la Ley 21.930 –por la que se la incorporará al ordenamiento jurídico positivo–, las que han sido transcriptas en el precedente pto. 1 de este considerando, la discriminación entre los automóviles importados y nacionales que de ella emerge no se funda en el origen de la producción de los vehículos, sino en una razón objetiva, de conveniencia económica que, opinable o no, en modo alguno puede sostenerse que escapa a los límites propios del poder político, por lo que no puede afirmarse su arbitrariedad y mucho menos que importe ilegítima persecución o indebido privilegio. 5.2. En cuanto a la eventual inconstitucionalidad del art. 74 por contraria las disposiciones del G.A.T.T. o del Tratado de Montevideo de 1960 (sustituido por su s¡m¡lar de 1980), la apelante no se ha hecho cargo de las razones esgrimidas por el “a quo” para rechazar tal pretensión. V. Por ello, a mérito de lo precedentemente expuesto, voto porque se desestimen los agravios de la actora y, en su consecuencia, se confirme la sentencia apelada en cuanto fue materia de ellos, con costas, por no existir motivos para la dispensa. El señor juez de Cámara Dr. Bernardo Licht adhiere al voto precedente. En virtud del resultado que informa el Acuerdo que antecede, EL TRIBUNAL RESUELVE: Confirmar la sentencia apelada, con costas. Se deja constancia que el señor juez de Cámara Dr. Pedro José Jorge Coviello no suscribe la presente por hallarse en el uso de licencia (art. 109 R.J.N.) Regístrese, notifíquese y devuélvase. Dres.: Néstor H. Buján; Bernardo Licht. Dra. Silvia Lowi Klein, secretaria.