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Economías europeas
¿Un Cambio de Opinión sobre los Servicios?
E
l gobierno alemán lo ha tildado de “vertedero social” y Francia dijo que es
“inaceptable”-pocas propuestas de la Comisión Europea en años recientes han dado
pie a tanta controversia como el borrador de la directiva sobre servicios actualmente en
discusión. La directiva, que apunta a reducir la burocracia que impide el comercio de
servicios a través de las fronteras, fue presentada a principios de 2004 por la Comisión
anterior. La nueva Comisión, encabezada por José Manuel Barroso, ha votado por impulsar
la nueva propuesta, pero bajo la intensa presión de algunos estados miembros ha
prometido mirarla de nuevo. ¿Es un repliegue táctico o el comienzo del fin para el esfuerzo
de la Comisión por abrir el sector servicios?
Las propuestas están entre los cambios más profundos al mercado interno en años.
Los servicios representan más de la mitad del PIB de la Unión Europea, y casi 70% del
empleo. Sin embargo, los servicios dan cuenta de sólo cerca del 20% del comercio intraUE. Más que el comercio transfronterizo, muchos proveedores de servicios, en particular
los más grandes, tienden a depender de la inversión directa extranjera o fusiones. Aunque
algunos servicios como restaurantes o comercio minorista no pueden ofrecerse en un
lugar distinto a aquel donde son consumidos, es reconocido que el comercio en otros
países sería mucho mayor si no fuera por la multitud de obstáculos para establecerse y
operar en los otros estados-miembros. Este rango de requerimientos legales, desde
licencias operativas dobles y diferentes normas publicitarias, de contabilidad y seguros,
hasta la membresía obligatoria de colegios profesionales nacionales.
La legislación previa se ha dirigido a armonizar aspectos particulares del sector de
los servicios. La actual propuesta- conocida como “directiva Bolkestein”- está diseñada
para atacar de una vez tanto las barreras permanentes al comercio de servicios como los
obstáculos a los “derechos de establecimiento” (los procedimientos administrativos
requeridos para establecer operaciones en otro estado-miembro). Cubre la mayoría de
servicios, incluyendo los servicios empresariales como consultoría, administración de
instalaciones, servicios de publicidad y contratación; servicios para empresas y personas,
incluyendo abogados, contadores, agentes inmobiliarios, construcción, agentes de viajes;
y también servicios para personas como cuidado de ancianos, y servicios audio-visual y de
ocio. Sólo se excluyen servicios que ya están ampliamente cubiertos por normas
específicas de la UE, como telecomunicaciones, transporte y servicios financieros. A través
de su mezcla de reconocimiento mutuo, cooperación administrativa, armonización donde
sea necesario, y el fomento de códigos de conducta o normas profesionales europeas, se
espera que la directiva pueda hacer por el comercio de servicios lo que el programa de
mercado único en 1992 hizo por el comercio de bienes.
Carrera al fondo
Pero mientras la necesidad de levantar las barreras para la provisión de servicios es
ampliamente aceptada, hasta ahí llega el acuerdo. La directiva apenas había sido
presentada por el comisionado previo de mercado interno, Fritz Bolkestein, cuando se vio
bajo un feroz ataque de los sindicatos y los partidos a la izquierda del centro en el
Parlamento Europeo, que lo vieron como un asalto directo a los duramente ganados
derechos sociales y como la posibilidad de abrir el camino a la privatización por la puerta
trasera de una gama de servicios públicos como salud y educación.
En el centro de la controversia sobre el borrador de directiva está un debate sobre
el rol del principio de “país de origen”, que permitiría a los proveedores de servicios operar
en otros estados-miembros aplicando la legislación de su propio país. Este arraigado
principio en el comercio de bienes establece que no se puede prohibir a ningún producto
legalmente manufacturado y vendido en un estado la venta en otro. Desde que este
principio fue establecido por la Corte Europea de Justicia en el famoso caso de 1979 de
Cassis de Dijon, se han permitido muy pocas excepciones. El problema de aplicar esto al
sector servicios, sin embargo, es que no es tan fácil separar el producto final del proceso
de entregarlo.
Esto, dice los críticos de la directiva, podría en muchos casos dar primacía a la
legislación extranjera sobre leyes nacionales en un rango de áreas donde hay actualmente
poca armonización a nivel europeo, incluyendo leyes en salud, seguridad y empleo. En
países como Alemania y Suecia, por ejemplo, hay gran preocupación a que la directiva
amenace directamente los sistemas de negociación colectiva al allanar el camino para que
las normas locales sobre condiciones de empleo y protección social sean puestas a prueba
en las cortes como discriminatorias bajo la ley de la UE. Los opositores a la legislación
temen que la directiva abra así la puerta a la competencia basada en bajos salarios y
pobres condiciones laborales, así como a los bajos niveles de protección al consumidor.
Pedaleando hacia atrás
Así, la Comisión ha estado bajo una enorme presión para diluir las propuestas. El 3
de marzo, el nuevo comisionado de mercado interno Charles McCreevy, prometió empujar
el plan, aunque advirtió que al ser un proyecto heredado de la comisión anterior, el nuevo
ejecutivo dejaría fuera algunos temas sensibles.
Al prometer revisar la normativa, la comisión se ha hecho vulnerable a la presión
de Francia y Alemania, en medio de señales de que el mensaje de Barroso de “reforma
económica” está comenzando a alinear a los votantes. Quizás una mejor interpretación
sería que la legislación probablemente fue apurada sin consultas suficientes por la
Comisión previa, que quería ver las propuestas adoptadas en 2005. Creevy, en cambio, se
ha mostrado más sensible a lo que son, después de todo, preocupaciones democráticas
legítimas de los estados- miembros. Esto debería mejorar las perspectivas que el
Parlamento será capaz de producir un borrador de opinión sobre la directiva para el
verano (boreal).Luego, la legislación pasaría al Consejo de Ministros, donde sus partidarios
esperan que sea empujada por el gobierno inglés, que tendrá la presidencia rotativa de la
UE durante el segundo semestre de este año y apoya las medidas.
Debería poderse enfrentar las preocupaciones de los estados-miembros mientras
se mantiene el principio de país de origen. Luce razonable que si se realiza un trabajo en
un estado, deben aplicarse las normas laborales de ese país excepto en estadías cortas. La
forma de la directiva final, sin embargo, dependerá de si hay otras excepciones o si se
excluyen más sectores-lo que crearía el riesgo de que la legislación sea ineficiente para
impulsar una verdadera competencia.
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