DICTÁMENES 2003 DICTAMEN 175 /2003 Materia sometida a dictamen: Reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de la Administración derivada de perjuicios ocasionados para obtener la suspensión de la ejecución de los actos sancionatorios posteriormente anulados. ANTECEDENTES: Primero.- Con fecha 11 de marzo de 2003, F. S. C. y I. R. B., presentaron en el Registro General del Gobierno de Aragón en Zaragoza, escrito de reclamación de responsabilidad patrimonial de la Administración como consecuencia de los gastos sufridos para conseguir la suspensión de una sanción impuesta por la Dirección General de Ordenación del Territorio y Urbanismo. Segundo.- En su escrito indican los reclamantes que con fecha 3 de diciembre de 1997 les fue incoado expediente sancionador por la Dirección General de Ordenación del Territorio y Urbanismo a causa de infracción urbanística por presunta parcelación en suelo no urbanizable sin las preceptivas autorizaciones urbanísticas. El expediente sancionador concluyó por Resolución de fecha 22 de julio de 1998 por la que se les impuso una multa de 600.000 ptas. por comisión de una infracción urbanística grave. (A los efectos de este informe sobre un expediente de responsabilidad administrativa, no merece la pena precisar más sobre las circunstancias de la sanción y de la normativa aplicable). Dicha sanción fue objeto de recurso administrativo ordinario que se desestimó por Resolución suscrita por el Consejero de Ordenación Territorial, Obras Públicas y Transportes de la Diputación General de Aragón de fecha 2 de febrero de 1999. Contra esta desestimación se interpuso recurso contencioso-administrativo con fecha 30 de marzo de 1999 ante la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Aragón. Una vez iniciado el procedimiento jurisdiccional, por Resolución del Servicio Técnico de Inspección y Disciplina Urbanística de 30 de abril de 1999 se requirió a los sancionados para el pago de la sanción impuesta. 1 COMISIÓN JURÍDICA ASESORA DEL GOBIERNO DE ARAGÓN Ante este requerimiento, se presentó ante la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia, escrito instando incidente de suspensión cautelar de la sanción impuesta. Fue resuelto mediante Auto de 5 de julio de 1999 acordando haber lugar a dicha suspensión cautelar pero “previa prestación de caución por cantidad de 600.000 pesetas, más los intereses legales correspondientes durante el tiempo que dure la suspensión”. Con fecha 13 de julio de 1999 fue presentado aval bancario que fue declarado suficiente por el Tribunal mediante Diligencia de ordenación de 20 de julio de 1999 procediéndose a la suspensión cautelar de la Resolución impugnada. Finalmente, el procedimiento contencioso-administrativo concluyó mediante Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón de 13 de noviembre de 2002 en cuya parte dispositiva se dice: “Primero.- Estimar el recurso contencioso-administrativo número 196 del año 1999, interpuesto por (...), contra las resoluciones citadas en el encabezamiento de esta resolución las que anulamos por no ser conformes a derecho, declarando en su lugar la caducidad del procedimiento y procedente el archivo de actuaciones. Segundo.- No hacer especial pronunciamiento en cuanto a costas”. Tercero.- Tras la narración de los acontecimientos anteriores, los reclamantes solicitan la indemnización correspondiente a los gastos del aval (que se extienden a 300’50 euros) fundamentándose en los principios jurídicos de la responsabilidad administrativa así como en alguna sentencia y auto del Tribunal Supremo que en supuestos de avales por petición de suspensión en procedimientos de impago de tributos, estiman la reclamación de responsabilidad consistente en el pago de esos avales. Cuarto.- Consta en el expediente el nombramiento de instructora (providencia de 31 de marzo de 2003 y cambio de instructor que se producirá por providencia de 4 de septiembre de 2003) así como la práctica del trámite de audiencia al interesado. Por escrito de 16 de julio de 2003, los interesados designan como representantes a abogados colegiados en Zaragoza. Los representantes legales presentan escrito de alegaciones en el trámite de audiencia al interesado con fecha 23 de julio de 2003, insistiendo en la aplicación al supuesto de una sanción de lo establecido en el ordenamiento jurídico sobre el reembolso “del coste de los avales para suspender la ejecución de una deuda tributaria en cuanto ésta sea declarada improcedente por sentencia o resolución administrativa declarada firme” (cfr. art. 3 c) de la Ley 1/1998, de 26 de febrero, de Derechos y Garantías del Contribuyente). Quinto.- Finalmente, aparece en el expediente remitido propuesta de resolución por la que se desestima la reclamación con fundamento en que el aval presentado “fue una imposición del órgano jurisdiccional como consecuencia de la voluntad del recurrente de suspender la ejecución del acto administrativo. Por tanto, en ese momento desaparece cualquier posible relación de causalidad entre la Administración y el gasto originado por el aval, imposibilitando, así, el surgimiento de la responsabilidad patrimonial de la Administración”. 2 DICTÁMENES 2003 Sexto.- Por escrito de 9 de octubre de 2003 (registro de entrada en esta Comisión del 20 de octubre), el Consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes solicita de esta Comisión Jurídica Asesora la emisión del preceptivo dictamen, solicitando que se realice un pronunciamiento sobre los siguientes extremos: “Primero: La existencia o no de relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio público y los daños producidos. Segundo: La posible aplicación al supuesto concreto de la normativa alegada por los reclamantes, con el fin de establecer un criterio general con el que solucionar otros casos similares al de referencia que pudieran presentarse. Tercero: Cualquier otra cuestión derivada del procedimiento y que deba tenerse en cuenta para dictar la resolución o el acuerdo indemnizatorio correspondiente”. CONSIDERACIONES JURÍDICAS I.El dictamen solicitado se encuentra dentro del ámbito competencial objetivo que legalmente tiene atribuido la Comisión Jurídica Asesora. Según el artículo 56.1 c) del Texto Refundido de la Ley del Presidente y del Gobierno de Aragón aprobado por el Decreto Legislativo 1/2001, de 3 de julio, del Gobierno de Aragón, cuando el ordenamiento jurídico así lo disponga, la Comisión emitirá dictamen preceptivo sobre las reclamaciones de indemnización por daños y perjuicios. En el mismo sentido se pronuncia el art. 12.2 a) del Decreto 132/1996, de 11 de julio, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el Reglamento de Organización y Funcionamiento de la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón. Esta referencia al ordenamiento jurídico aplicable, nos lleva a citar el art. 12 del Reglamento de los procedimientos en materia de responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas aprobado por RD 429/1993, de 26 de marzo, que dispone la necesidad de intervención del Consejo de Estado “o, en su caso, del órgano consultivo de la Comunidad Autónoma” en los procedimientos de responsabilidad patrimonial. Por otra parte la cantidad concreta de reclamación supera los 1.000 euros por lo que el Dictamen es preceptivo en relación con lo indicado en el art. 24 de la Ley 26/2001, de 28 de diciembre, de medidas tributarias y administrativas. Por fin, en función de lo indicado en el art. 64.1 en relación con el 63 del Texto refundido referido en el párrafo anterior, resulta competente la Comisión Permanente de esta Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón para la emisión de este Dictamen. II.La Comisión Jurídica Asesora ha de pronunciarse acerca de si, a la vista del expediente tramitado por el órgano competente de la Administración Autonómica, procede o no estimar la reclamación de indemnización económica presentada en relación con daños ocasionados para obtener la suspensión de la ejecución de la sanción indicada y posteriormente anulada por Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón, debiendo concretar específicamente, por mandato del art. 12.2 del Reglamento aprobado por R.D. 429/1993, de 26 de marzo, la 3 COMISIÓN JURÍDICA ASESORA DEL GOBIERNO DE ARAGÓN existencia o no de relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio público y la lesión producida, con valoración, en su caso, del daño causado y la cuantía y modo de la indemnización, considerando los criterios legales de aplicación. Por lo que se refiere a la normativa aplicable, ha de recordarse que en el Derecho español vigente, la institución de la responsabilidad patrimonial de la Administración, constitucionalizada en el art. 106.2 de la Constitución, atribuye a los particulares derecho a ser indemnizados de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos, y se cumplan los demás requisitos dispuestos por el ordenamiento jurídico (art. 139 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común). Los requisitos para que sea declarada la responsabilidad patrimonial de la Administración, según reiterada y pacífica formulación doctrinal y jurisprudencial en torno al régimen jurídico establecido sobre la materia, pueden resumirse del siguiente modo: 1º) la efectiva realización del daño o perjuicio evaluable económicamente e individualizado en relación con una persona o grupo de personas; 2º) que el daño o lesión sufrido por el reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos en una relación directa de causa a efecto sin intervención extraña que pueda influir en el nexo causal; 3º) que el daño o perjuicio no se hubiera producido por fuerza mayor; y 4º) que no haya prescrito el derecho a reclamar (cuyo plazo se fija legalmente en un año, computado desde la producción del hecho o acto que motive la indemnización o desde la manifestación de su efecto lesivo). En el caso concreto tenemos que tener en cuenta, además, que el Consejero que solicita el Dictamen, pide un examen general de la situación producida con la finalidad de “solucionar otros casos similares al de referencia que pudieran presentarse”. Ello implica que además de dar nuestra opinión sobre el caso concreto, debemos elevar el ámbito del razonamiento para prever la solución a un supuesto que, como observaremos, no tiene una concreta regulación en el ordenamiento jurídico existente sobre la responsabilidad administrativa. III.- En relación a las formalidades que regula el ordenamiento jurídico y que deben ser observadas en la práctica del procedimiento, hay que indicar que la reclamación aparece formulada dentro del plazo del año adecuado para ello y que en la tramitación se han cumplido las actuaciones previstas en el ordenamiento jurídico, habiéndose ofrecido a los reclamantes el trámite de audiencia en el que éstos han comparecido ratificando su petición inicial. IV.Pues bien, tenemos que indicar inicialmente que la resolución del caso concreto sometido a nuestro Dictamen viene, necesariamente, de la mano del establecimiento de una doctrina sobre supuestos de este tipo dado que no hay en el ordenamiento jurídico vigente un precepto específico para este tipo de situaciones que aplicar en cada caso. Lo que tenemos que examinar y decidir es, por tanto, si visto el ordenamiento jurídico de la responsabilidad administrativa, un supuesto como el que se nos ofrece y en el que el daño presuntamente producido y, desde luego, reclamado consiste en el coste del aval exigido por el Tribunal competente (en este caso la Sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Aragón) para la suspensión de la ejecución de una sanción que luego ha sido anulada por Sentencia del propio Tribunal, sería merecedor del calificativo de supuesto de hecho 4 DICTÁMENES 2003 productor de la responsabilidad patrimonial de la Administración, con la consecuencia de que la misma Administración Pública debería abonar el coste de dicho aval. Esta cuestión, como decimos, no tiene una previsión específica en el ordenamiento jurídico de las sanciones administrativas (y, mucho menos, dentro del ordenamiento jurídico urbanístico aplicable a las sanciones urbanísticas) aun cuando sí existe tal previsión dentro del ordenamiento jurídico tributario. En concreto, y como recuerdan los reclamantes en su escrito, el art. 3 c) de la Ley 1/1998, de 26 de febrero, de derechos y garantías de los contribuyentes, indica lo siguiente: “Constituyen derechos generales de los contribuyentes los siguientes: c) Derecho a ser reembolsado, en la forma fijada en esta Ley, del coste de los avales y otras garantías aportados para suspender la ejecución de una deuda tributaria, en cuanto ésta sea declarada improcedente por sentencia o resolución administrativa firme”. Posteriormente y en la misma Ley, el art. 12, desarrolla este principio. Pues bien, lo que hace el ordenamiento tributario, en nuestra opinión, es llevar a una Ley de ese sector normativo, una de las consecuencias de la existencia de la responsabilidad administrativa, institución incorporada a nuestra Constitución de 1978 (art. 106.2) y desarrollada de forma general en los arts. 139 y ss. de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre. Es decir, el legislador tributario, animado por el espíritu de la reposición integral en el patrimonio del sujeto dañado –que es la clave del entendimiento de la institución de la responsabilidad administrativa-, regula en el ámbito concreto del coste de las garantías aportadas para suspender la ejecución de una deuda tributaria, una consecuencia indemnizatoria cuya causa estribaría en la declaración de improcedencia de dicha deuda tributaria tanto fuera llevada a cabo por Sentencia como por resolución administrativa firme. Es ésta una solución que, por otra parte, ya es conocida en otros sectores del ordenamiento jurídico. Recordemos, así, los variados supuestos regulados en la legislación de Caza (hoy en Aragón en la Ley 5/2002 de 4 de abril, de Caza de Aragón, art. 71) o en la legislación relativa a los resultados dañosos de las acciones terroristas y en la que el Estado asume ex lege la indemnización de unos daños que él, obviamente, no ha causado directamente y cuya única imputación al mismo podría provenir de una interpretación –bien problemáticarelativa a una omisión en su acción de vigilancia. Volviendo al caso que nos ocupa ahora de lo previsto en la legislación tributaria, lo que en ella aparece es que como la Sentencia o la resolución administrativa han hecho imposible ejecutar la deuda tributaria –porque se ha declarado improcedente la resolución relativa a la misma- dicho ordenamiento jurídico añade a la situación que uno de los gastos que el deudor tributario ha debido soportar para no pagar la deuda, el coste del aval o garantía para suspender la ejecución, habría hecho surgir un derecho del contribuyente a exigir su devolución. Es obvio que a esa consecuencia se podría haber llegado también por la aplicación del ordenamiento jurídico de la responsabilidad administrativa, considerando que no había obligación del ciudadano de soportar un gasto puesto que éste había surgido como consecuencia de un 5 COMISIÓN JURÍDICA ASESORA DEL GOBIERNO DE ARAGÓN funcionamiento (normal o anormal) de la Administración Pública, en una relación imputable a ésta y sin que se hubiera dado un supuesto de fuerza mayor. Que, en suma, se había dado una lesión patrimonial en el sujeto consecuencia de un actuar de la Administración que ésta debía asumir. Aunque, decimos, esa hubiera podido ser una consecuencia realizada en el plano de la interpretación jurídica –como prácticamente sucede de forma general en el juego de la institución de la responsabilidad administrativa-, para evitar el planteamiento continuo de acciones de responsabilidad del ciudadano en este ámbito y actuando dentro de una norma de evidente contenido general “garantizador”, se ha considerado por el Legislador tributario conveniente la explicitación como derecho de ese supuesto, obviando así el planteamiento permanente (por la vía de la reclamación administrativa) de la existencia de ese “derecho” a la indemnización y siendo necesario, solamente, una labor de concreción del daño en el supuesto concreto. La cuestión es si en el mecanismo permanente de interpretación que se puede dar en otras ramas del derecho distinto del tributario –por ejemplo, en el que ahora nos ocupa de los daños producidos para suspender la ejecución de las sanciones administrativas- puede ser un elemento importante el considerar lo ya previsto por el Legislador para el supuesto de la suspensión de la ejecución de las deudas tributarias luego declaradas improcedentes por Sentencia o Resolución administrativa firme. El párrafo anterior es meridianamente claro acerca de que no planteamos la cuestión en el plano de la analogía (“procederá la aplicación analógica de las normas cuando éstas no contemplen un supuesto específico, pero regulen otro semejante ente los que se aprecie identidad de razón” dice el art. 4.1 del Código Civil), porque no creemos que ese sea el mecanismo adecuado para la resolución del problema sometido a nuestro Dictamen en cuanto que obligaría a una equiparación no siempre fácil de establecer entre la deuda tributaria y la sanción administrativa. Lo que indicamos, simplemente, es que el mecanismo interpretativo que siempre debe realizarse (subrayamos el siempre) para la aplicación de la institución de la responsabilidad administrativa, puede verse facilitado en su orientación hacia un determinado resultado por la observación de cómo el ordenamiento jurídico tributario, ha resuelto una cuestión relativamente semejante en el art. 3 c) de la Ley 1/1998 supra cit. Para ello, y tratando a la vez tanto de la solución del caso concreto como del supuesto general al que se refiere, debemos ir examinando sucesivamente los contenidos de la institución de la responsabilidad administrativa para ver si se dan en el caso concreto. V.Pero, previamente, observemos cómo regula el ordenamiento del procedimiento contencioso-administrativo la imposición de las medidas cautelares a los efectos de deducir alguna consecuencia general que pueda, igualmente, ayudar a nuestro proceso de razonamiento. A esos efectos tenemos que observar que el art. 133.1 y 2 Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción Contencioso-administrativa, contiene la relación entre las cauciones o garantías y las medidas cautelares impuestas por los Tribunales. Observemos, por cierto, que la Ley 29/1998, no trata, en particular, de la suspensión de los actos administrativos sino en general de las medidas cautelares siendo evidente que la suspensión es una de las medidas cautelares que pueden imponerse. El precepto en los dos apartados indicados dice así: 6 DICTÁMENES 2003 “1. Cuando de la medida cautelar pudieran derivarse perjuicios de cualquier naturaleza, podrán acordarse las medidas que sean adecuadas para evitar o paliar dichos perjuicios. Igualmente podrá exigirse la presentación de caución o garantía suficiente para responder de aquéllos. 2. La caución o garantía podrá constituirse en cualquiera de las formas admitidas en Derecho. La medida cautelar acordada no se llevará a efecto hasta que la caución o garantía esté constituida y acreditada en autos, o hasta que conste el cumplimiento de las medidas acordadas para evitar o paliar los perjuicios a que se refiere el apartado precedente”. Parece claro que el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, ha aplicado tal precepto de forma coherente al caso que nos ocupa. En general, viene bien recordar también cómo configura la Exposición de Motivos de la Ley reguladora de la jurisdicción contencioso-administrativa, en su apartado VI. 5 a las medidas cautelares. Reproducimos el texto que nos interesa: “Se parte de la base de que la justicia cautelar forma parte del derecho a la tutela efectiva, tal como tiene declarado la jurisprudencia más reciente, por lo que la adopción de medidas provisionales que permitan asegurar el resultado del proceso no debe contemplarse como una excepción, sino como facultad que el órgano judicial puede ejercitar siempre que resulte necesario”. Es decir, es el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva (art. 24 CE) quien está en la base de la imposición por los Tribunales de medidas cautelares a las cuales puede ir asociada, si el Tribunal lo estima conveniente, una garantía o caución en la forma indicada por el art. 133.2 LJCA. Si esta institución de las medidas cautelares guarda relación con la realización, nada menos, que de un derecho fundamental, parece caer por su base la pretensión de la propuesta de resolución que se nos ha hecho llegar, de que el mero hecho de que la caución haya sido impuesta por un Tribunal y como consecuencia de una petición de suspensión de los reclamantes (y en aquél momento recurrentes) rompe el nexo de causalidad y exime a la Administración de toda responsabilidad. Difícilmente soporta el plano de la interpretación jurídica una consecuencia tan aberrante: que la realización de un derecho fundamental (art. 24 CE) impida el pleno ejercicio de una institución también prevista por la Constitución Española (art. 106.2 CE) y garantizada solemnemente hasta en el mismo Título preliminar de la Constitución (art. 9.3, cuando refiere el principio de responsabilidad de los poderes públicos). El razonamiento de la propuesta de resolución negativa de la responsabilidad y que es, además, el único existente, debe desecharse definitivamente. VI.Superado el obstáculo relativo a la inexistencia de nexo causal que afirmaba la propuesta de resolución, observemos el resto de condiciones de producción de la responsabilidad administrativa en un supuesto concreto como el que nos ocupa o, en general, en otros que puedan resultar absolutamente semejantes a él. En primer lugar parece claro que se ha producido una lesión entendida como un daño antijurídico que el dañado no tiene obligación de soportar. A esos efectos es clave el hecho de que la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón ha anulado la actuación 7 COMISIÓN JURÍDICA ASESORA DEL GOBIERNO DE ARAGÓN administrativa. No importa que esa anulación sea producto de, meramente, una prolongación de la actuación administrativa más allá del plazo establecido para la tramitación del procedimiento sancionatorio. No importa, pues, que estemos ante un supuesto de caducidad y no haya habido un pronunciamiento sobre el fondo. Quizá la sanción, desde ese punto de vista material, estuvo fundada. No lo sabemos porque tampoco es el caso a los efectos de la emisión de un Dictamen en este expediente de responsabilidad. Pero es aquí donde merece la pena recordar lo previsto en el art. 3 c) de la Ley 10/1998 supra cit que refiere el contenido de la Sentencia o resolución firme a la declaración de que la deuda tributaria sea “declarada improcedente”, sin precisar que esa improcedencia pueda resultar de la existencia de motivos de fondo o, solamente, de forma. Lo que funda la existencia de la lesión es, simplemente, que la actuación administrativa conducente a la imposición de la sanción, haya sido declarada improcedente, en este caso por Sentencia firme. Que la actuación administrativa previa se produjo al margen del ordenamiento jurídico y que en el marco de ese defecto original constatado, es cuando el particular reclamante realizó unos gastos haciendo uso del contenido de un derecho fundamental. Parece obvio, por último, que en el caso que tratamos no se ha producido fuerza mayor eximente de la responsabilidad y, como ya hemos indicado supra, también se han cumplido los condicionamientos formales correspondientes (respeto del plazo del año para reclamar). En el marco, entonces, de una actuación declarada improcedente, se produjo un gasto del particular en el ejercicio de un derecho fundamental como es el de la tutela judicial efectiva. Ese gasto, tendente a no ejecutar una deuda consistente en el pago de una sanción administrativa, es imputable a la Administración, puesto que no se habría producido si la Administración hubiera constatado el transcurso del tiempo apropiado para la tramitación del procedimiento administrativo y, consecuentemente, hubiera declarado ella misma la caducidad del procedimiento absteniéndose de la imposición de la sanción. La consecuencia parece obvia: se han producido en toda su extensión los supuestos reguladores de la responsabilidad administrativa y, en consecuencia, la Administración pública debe indemnizar en el caso concreto el coste del aval constituido para impedir la ejecución de la sanción. Y, claro está respondiendo a la petición del Consejero, en supuestos absolutamente iguales (recalcamos estas palabras, “absolutamente iguales”) al que narramos, habrá de concluirse en idéntica situación versando los expedientes de responsabilidad únicamente en la concreción del hecho indemnizatorio que podrá obtenerse con la aportación de la prueba correspondiente. Digamos, por otra parte, que el supuesto indemnizatorio en el que concluimos podría haberse alcanzado obteniendo del mismo Tribunal y por la vía de la aclaración de la Sentencia, un pronunciamiento en ese sentido si es que, claro está, se hubiera interesado del Tribunal en la demanda tal indemnización y el Tribunal hubiera omitido su respuesta a la cuestión en el fallo. Esta es la doctrina que se contiene, además, en un Auto del Tribunal Supremo citado por los reclamantes en su escrito inicial en el procedimiento que nos ocupa como es el Auto de 8 de julio de 1998, dictado en recurso de apelación núm. 2593/1992, y referido también a cuestiones tributarias. En el Auto se afirma el derecho a la indemnización por los gastos consistentes en la constitución de avales para garantizar la no ejecución de la resolución recurrida (que es lo que citan únicamente los reclamantes) y, consiguientemente y en los presupuestos excepcionales en los que funciona la aclaración de Sentencias, la Sala Acuerda: 8 DICTÁMENES 2003 “Se aclara la Sentencia dictada el 18 abril 1998 en el presente Recurso de Apelación 2593/1992 en el sentido de incluir en el fallo que el Ayuntamiento de Mallén viene obligado a indemnizar a los recurrentes por los daños y perjuicios que les irrogó la prestación de avales u otras clases de garantías a fin de obtener la suspensión de las liquidaciones declaradas nulas, con abono de intereses legales desde la fecha en que fueron realizados hasta aquélla en que les sean resarcidos”. Es obvio que añadimos esta última consideración solamente a los efectos de resaltar la “naturalidad” con la que la jurisprudencia contempla el hecho indemnizatorio en el supuesto que nos ocupa, hasta el punto de considerar aplicable el excepcional recurso de aclaración a la hora de completar el sentido de un fallo anulatorio. En mérito a lo expuesto, la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón emite el siguiente DICTAMEN: Que procede apreciar responsabilidad de la Administración en la solicitud de indemnización formulada por F. S. C. y I. R. B., añadiendo que en supuestos absolutamente iguales al aquí tratado podrá el Departamento solicitante del Dictamen considerar producido el supuesto de hecho de la institución de la responsabilidad administrativa sin que ello implique la aplicación analógica de la normativa tributaria alegada sino, solamente, de la propia de la responsabilidad administrativa. En Zaragoza, a dos de diciembre de dos mil tres. 9