Informe especial – El periodismo en Buenaventura

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Informe especial – El periodismo en Buenaventura
Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP)
12 de septiembre de 2007
La FLIP visitó el puerto de Buenaventura, luego de evaluar los altos índices de
violencia contra la prensa y la población civil. Adicionalmente, visitó Cali, capital del
Valle del Cauca. Se destacan la autocensura y el temor que rigen el periodismo en esta
región.
***
Dentro del monitoreo realizado por la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP),
Valle del Cauca es el segundo departamento con mayores registros de violaciones a la
libertad de prensa. En el periodo comprendido entre 2003 y los primeros seis meses de
2007, se han presentado 50 violaciones a la libertad de prensa; treinta y cinco
periodistas han sido amenazados, cinco de ellos han sido obligados al exilio y tres más
fueron asesinados.
Violaciones a la Libertad de Prensa en el
Valle del cauca
35
Amenazas
5
Exilios
Trato Inhumano o
degradante
4
3
Asesinatos
Atentados a
infraestructura
2
1
Obstrucciones
0
10
20
30
40
Fuente: Red de Alerta y Protección a Periodistas (RAP) de la FLIP
Buenaventura. El periodismo entre el silencio y la violencia
Integrante del PAN
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Calle 40 No. 22 (21 A) – 17. Oficina 302. (571) 4009677 – 4009678
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Bogotá, Colombia
Hacer una descripción del panorama del periodismo en el municipio de Buenaventura
obliga a dar una mirada a los contrastes políticos, sociales, económicos y de violencia
por los que atraviesa hoy uno de los principales puertos del país.
Buenaventura es el municipio más grande del Valle del Cauca en territorio y el segundo
en población, con un total de 328.794 habitantes en los sectores rural y urbano. Es uno
de los municipios con el mayor índice de desempleo (32%), sin contar con el alto índice
de subempleo y el porcentaje de la población en estado de indigencia (9%).
Estas cifras de pobreza contrastan con la importancia de este municipio para la
economía del país. En el puerto de Buenaventura se maneja cerca del 55% de las
importaciones y exportaciones de la nación, por el cual se perciben cerca de dos
billones de pesos anuales, por concepto de impuestos aduaneros. Su extensa área
rural lo hace una de las zonas más importantes en materia ambiental para la nación.
Allí la minería y la explotación forestal lo convierten en uno de los soportes económicos
del departamento.
Sin embargo, tanto el puerto como la zona rural de este municipio son utilizados por los
grupos armados para controlar la entrada de insumos químicos para el narcotráfico. La
zona rural se emplea para el cultivo y producción de drogas y el control estratégico
para la salida al exterior.
Pero no son ni la guerrilla ni los paramilitares los encargados del manejo total del
negocio del narcotráfico en el puerto de Buenaventura. Recientemente, fue capturado
en ese municipio Olmes Durán Ibargüen, conocido como ‘El Doctor’, quien es sindicado
de ser el responsable del envío de cerca de 50 toneladas de cocaína a Estados Unidos
y Europa.
La disputa de los actores armados por el control del negocio del narcotráfico sumerge
al puerto y a su población en un caos. En el último año, esta situación ha cobrado más
de un centenar de víctimas en múltiples atentados en la cabecera municipal del puerto.
Estos hechos han puesto en jaque a las autoridades, al gobierno local, departamental y
nacional. Por esa razón, en el último año han sido ubicados cerca de 800 hombres de
la Policía Nacional, con la misión redoblar la seguridad del puerto y reducir los índices
de criminalidad que se presentan actualmente. Pese a los esfuerzos por restablecer el
orden público en este municipio, la misma Fuerza Pública y varios funcionarios de la
administración municipal han sido blanco de varios atentados en el último año.
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Los periodistas acogidos por el programa de protección del Ministerio del Interior se
quejan de que las medidas preventivas de seguridad – como rondas policiales a las
residencias de los periodistas y a los medios de comunicación –no se han vuelto a
realizar. Estas medidas, ordenadas por el Ministerio, fueron refrendadas con el
compromiso de las autoridades locales.
Finalmente, en medio de esta multiplicidad de crisis políticas, administrativas,
policiales, humanitarias y económicas, se encuentra el periodismo que se debate entre
el silencio y la desaparición. En medio de los fuegos cruzados de los actores del
conflicto armado y el narcotráfico, en medio de la corrupción administrativa y de la
problemática social, el periodismo lucha por ser independiente y combatir la
autocensura, cruzada que lo lleva a ser amenazado o a sucumbir a la mordaza
impuesta por la violencia y la corrupción.
Entre 2003 y lo transcurrido de 2007, la FLIP ha registrado cerca de 19 violaciones a la
libertad de prensa en este municipio del departamento del Valle del Cauca. La
amenaza es sin lugar a duda uno de los mecanismos más utilizados por la guerrilla, las
autodefensas1, los narcotraficantes y la corrupción para silenciar el periodismo del
puerto. De estas 19 violaciones a la libertad de prensa, 16 corresponden a amenazas a
periodistas. A dos de esos periodistas las amenazas los obligaron a salir de la región y
posteriormente del país.
Violaciones a la Libertad de prensa en Buenaventura
2003 - 2007
16
14
12
Amenazas
10
8
Exilio
Asesinatos
6
4
2
0
1
1
En Buenaventura, la guerrilla de las FARC han tenido un asentamiento. A partir del año 2000, las Autodefensas
Unidas de Colombia ingresaron a este territorio y sembraron una ola de violencia y muerte de la cual se destaca la
masacre del Río Naya, donde fueron asesinados cerca de 46 campesinos.
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William Soto Cheng, periodista del canal local ‘Telemar’, quien dirigía varios programas
de opinión en este medio, fue asesinado en diciembre de 2003 luego de denunciar
algunos casos de corrupción administrativa y la intervención de algunos funcionarios
públicos de la época en delitos electorales. Este asesinato, como el de tantos otros
periodistas en años anteriores, aún sigue en la impunidad.
En diálogo con la FLIP, Adonai Cárdenas Castillo, corresponsal del diario ‘El País’ de
Cali, y uno de los periodistas más afectados por las amenazas en el puerto, señaló: “La
autocensura es la única estrategia de seguridad de los periodistas en el puerto de
Buenaventura. Pese al despliegue de seguridad en el puerto, las garantías para que
ejerzamos el periodismo no existen”.
Frente a este panorama, las autoridades desconocen el papel de la prensa en
Buenaventura, incluso algunas de ellas se atreven a afirmar que en el puerto no existe
el periodismo. Otros, contradiciendo esta afirmación, señalan que el periodismo goza
de todas las garantías de seguridad y que el ambiente del puerto, en términos de orden
público, se presta para que los periodistas, y en general la población, se sientan
amenazados.
Por su parte, el representante de la Fiscalía General de la Nación seccional
Buenaventura, en medio de un consejo ordinario de seguridad del municipio llevado a
cabo el pasado 18 de abril, afirmó que no se conocen denuncias de periodistas por el
delito de amenazas. La FLIP indagó esto con los comunicadores del puerto, quienes
señalaron que las denuncias por sus amenazas no reposan en las oficinas del la
Fiscalía en Buenaventura, sino en otras unidades o seccionales, ya que desconfían de
sus funcionarios y de la respuesta que se le dé a sus denuncias.
Esta desconfianza no sólo esta centrada en los funcionarios de la Fiscalía General de
la Nación, sino también en los agentes de la Policía, el DAS y miembros de la
administración municipal, pues según lo afirman algunos periodistas, se reconoce la
relación de algunos de ellos con los grupos la margen de la ley que operan en la zona.
Lucy Giraldo, representante de Pastoral Social en Buenaventura, señala que los
periodistas presentan serios inconvenientes para el acceso a la información que se
produce a diario en los diferentes barrios del puerto, dominados por uno y otro bando.
Así pues, localidades como el barrio Lleras y el barrio Córdoba, son territorios en los
que los periodistas no entran y las autoridades no ejercen la ley.
Sin embargo, Giraldo destaca la importancia del periodismo en medio del conflicto que
se vive hoy en Buenaventura, pues aunque circule poca información, ésta trata de
destacar algo de la verdadera problemática social que vive este municipio. Giraldo
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añade: “pese a los serios inconvenientes, como las amenazas, la autocensura y la
corrupción, el periodismo de Buenaventura se resiste a callar”.
Cali y Valle del Cauca. Periodismo versus Corrupción
La situación del periodismo en Cali y en general en el departamento está directamente
ligada a la violencia de la región. Dentro de los altos índices, Cali es el municipio con
mayor número de violaciones de derechos humanos en el departamento, donde se
destacan los asesinatos, secuestros y el desplazamiento forzado.
Según datos suministrados por la Vicepresidencia de la República, Cali registra cerca
del 50 por ciento de los homicidios del departamento, lo que significa más de 2.000
muertes violentas por año. Por otro lado, la capital vallecaucana es una de las ciudades
colombianas más afectadas por el flagelo del secuestro. En el período comprendido
entre 2003 y mayo de 2007, en Cali se registraron la mayor parte de los 227 plagios
ocurridos en el departamento, según la Fundación País Libre.
En lo que va corrido de 2007 varios actos violentos han sacudido al Valle del Cauca. El
más recordado se presentó el pasado 10 de abril, cuando una bomba fue detonada
frente a la sede de la Policía Nacional en Cali, dejando un saldo de una persona
muerta y varios heridos. Aparentemente, se trató de un atentado realizado por las
FARC.
Informar en medio del miedo
La situación violenta en Cali y el Valle del Cauca ha afectado a los diferentes actores
sociales, y el periodismo no ha sido la excepción. Amenazas, intimidaciones,
agresiones e intentos de homicidio provenientes de los grupos armados o políticos
corruptos que buscan ocultar sus actos delictivos han determinado que en el
departamento reine la autocensura. “Acá a uno le toca limitarse a publicar las
informaciones oficiales, porque investigar ya lo pone a uno en riesgo”, señaló a la FLIP
Blanca María Torres, directora del diario ‘El Caleño’.
El 20 de febrero de 2007 fue frustrado en Cali un atentado contra el director del
periódico ‘La Razón’, Edgar Buitrago, en las instalaciones del medio. La rápida
reacción del escolta del periodista impidió que los agresores lograran su cometido. Sin
embargo, el entonces comandante de la Policía del Valle, general Luis Alberto Moore,
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aseguró a los medios de comunicación y a la FLIP que el atentado no estaba dirigido
contra el periodista, sino que se trataba de un “lío de faldas” del escolta.
En diálogo con la FLIP, Edward Alzate, delegado del Departamento Administrativo de
Seguridad (DAS) señaló que la entidad en ningún momento descartó la hipótesis de
que el atentado estuviera dirigido contra el periodista.
En ese sentido, después de una visita realizada por la FLIP a la sede del periódico
donde se inspeccionó el lugar y se habló con algunos testigos, quedan serias dudas de
que el atentado estuviera dirigido contra el escolta y no contra el periodista. Hasta el
momento, la FLIP registró este hecho como un atentado por razones de oficio.
Pablo Arbelaez2, director de un medio independiente, fue amenazado de muerte por
desconocidos, luego de investigar algunos actos de corrupción en la gobernación del
departamento. Tras enviar el periódico a la imprenta, recibió la llamada de un sujeto
que le dijo: “vos no cabés en Cali con nuestro jefe. Usted no puede volver a sacar ese
periódico”. Las amenazas fueron reiteradas semanas después cuando dos hombres
ingresaron a la oficina del periodista y le advirtieron que si no se iba de la ciudad
atentarían contra su vida. Por esta razón, el comunicador decidió salir temporalmente
de la ciudad.
Por otra parte, el director del diario ‘Q’Hubo’, Rubén Darío Valencia, recibió en el mes
de junio varias amenazas, aparentemente, por parte del jefe del narcotráfico en
Buenaventura, Olmes Durán, alias ‘El Doctor’. Según informó el periodista a la FLIP, la
intención de atentar contra su vida correspondía a represalias por la publicación de un
informe acerca de la detención del narcotraficante por parte de la Policía, hacía una
semana.
2
El nombre del periodista fue cambiado para proteger su identidad.
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Violaciones a la Libertad de prensa en Cali
entre 2003 y 2007
1
1
Amenazas
Atentados a infraestructura
10
Tratos inhumanos o
degradantes
Fuente: Red de Alerta y Protección a Periodistas (RAP) de la FLIP
Estas violaciones que presenta la FLIP no constituyen – de ninguna manera – el total
de violaciones a la libertad de prensa que ocurren en esta zona. Las razones son
diversas: el periodista subestima el hecho, desconoce que lo que le sucedió fue una
violación de su derecho a informar, tiene miedo de denunciar; desconfía de las
autoridades, no cuenta con el apoyo del medios de comunicación al cual pertenece o
no tiene información suficiente sobre el procedimiento que debe seguir, entre otras.
Durante su visita, la FLIP sostuvo una reunión con los representantes de la Policía, el
DAS, la gobernación y la Vicepresidencia de la República, quienes manifestaron que el
ejercicio del periodismo en Cali y, en general, en el Valle del Cauca, presenta serios
inconvenientes.
Diego Arias, delegado de la Vicepresidencia de la República, aseguró que aunque no
existen espacios de interlocución directa con los periodistas para conocer su situación,
sí lo hacen con los dirigentes de las agremiaciones. En contraste a estas
declaraciones, manifestaron que se conocen muy pocas denuncias de amenazas en
contra de los periodistas.
Esta información es autoría de la FLIP. Por favor reconocerla al difundirla.
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