REFLEXIONES SOBRE EL DOPAJE APUNTES PARA JUECES DE ATLETISMO Por: Julián Moya Jurado DOPAJE: INTRODUCCIÓN Y APROXIMACIÓN AL PROCESO El hablar de dopaje en la actualidad se ha convertido en algo tan habitual que ya casi no despierta interés cuando saltan a la luz nuevos casos positivos. Se ha llegado a un extremo en que la lucha por atajar el juego sucio se hace necesaria desde todos los colectivos implicados, lo cual necesariamente afecta al estamento de Jueces de Atletismo que debemos asumir la responsabilidad que supone este hecho por cuanto nos compete. En cuanto a la forma más habitual de relación de los Jueces con el control de dopaje puede presentársenos desempeñando los puestos de Juez Arbitro o Juez de comunicación de dopaje. Como Juez de comunicación de dopaje nuestra misión comienza cuando somos informados por el Juez Arbitro de los Atletas sujetos a control. Esta comunicación ha de ser totalmente confidencial y debemos mantener los impresos de notificación en nuestro poder sin, sin mostrarlos a nadie hasta el momento de la misma. La notificación ha de llevarse a cabo con celeridad pero sin avasallar al Atleta, (frecuentemente en la “zona mixta”) por lo que debemos actuar condescendientemente pero sin perder el control de la situación. Es recomendable que sea el propio sujeto quien escriba su nombre de su puño y letra, situación casi imprescindible cuando se trata de Atletas extranjeros. Una vez formalizado el impreso oficial (autocopiable) se advertirá al competidor sobre la ingesta de líquidos, que beba sólo productos precintados, de calidad y con una composición conocida, evitando en lo posible los refrescos con cafeína y se le recordará también que dispone de una hora para presentarse ante el Médico (una vez allí el tiempo se puede prolongar todo lo necesario) para lo cual un voluntario de la Organización deberá acompañarle en todo momento hasta su presentación en la sala. Una vez firmado el impreso se dará una copia al Atleta y las otras dos al voluntario que las entregará a su vez al Médico. Y hasta aquí podemos decir que finaliza nuestro cometido. Como Juez Arbitro las funciones son diferentes. El trabajo comienza asistiendo a la selección de los Atletas implicados en el control junto al Médico y frecuentemente al Delegado Técnico. La selección nunca puede ser nominal, es decir jamás se decide con nombres y apellidos y como norma suele afectar a primeros clasificados y el resto se decide por sorteo. En ocasiones el Juez Arbitro asume las funciones de comunicación de dopaje, hecho que no quita validez al proceso y, sea así o no debe asegurarse de que el trabajo se lleva a cabo correctamente, para lo cual deberá cuidar una absoluta confidencialidad en todo momento evitando hacer comentarios que pudiesen entorpecer el procedimiento, sobre todo con personas ajenas al Jurado, tratando de ser si no se conoce a la gente, al menos, buen observador. Para terminar con esta introducción basta con recordar que la lucha contra el dopaje es cosa de todos y que muchos positivos no se llegan a sancionar por defectos de forma o pruebas poco concluyentes. Es nuestra obligación desempeñar el papel que en este tema nos corresponde tan justa, imparcial y profesionalmente como en el resto de aspectos de nuestro trabajo como Jueces. EL DOPAJE COMO FENÓMENO Desde que en 1955 se realizó el primer análisis de orina como sistema de control de dopaje en el ciclismo, concretamente en Francia, hasta hoy en día, se ha venido produciendo una evolución en los métodos y sistemas de dopaje paralela al desarrollo de las investigaciones de los laboratorios, lo cual lleva a las autoridades encargadas de su control y detección a una necesidad de superación continua. El doping hizo su aparición en el Atletismo en fechas recientes. Fue en 1967 cuando la IAAF advirtió por primera vez de la ilegalidad que suponía el consumo de sustancias dopantes, y ya en 1969 apareció el primer positivo. En España se inició la carrera contra el dopaje en la década de los sesenta en el laboratorio del Consejo Superior de Deportes y en el mundial de fútbol de 1982 se controlaron las primeras muestras con espectrómetros de masas, maquinaria sofisticada y de enorme fiabilidad. Históricamente se demuestra que el hombre siempre ha recurrido a ayudas ajenas a su propio organismo (ayudas ergogénicas) para conseguir un rendimiento cada vez superior. Ya en el siglo VI antes de Cristo se llegó a instaurar la costumbre, sin demasiado fundamento científico de alimentar a los atletas con carne de determinados animales (cabra para los saltadores, cerdo para los luchadores, etc.) y los indios de América latina masticaban hojas de coca, costumbre muy arraigada y que aun perdura, lo cual les permitía correr ininterrumpidamente durante horas. Pero es en fechas mucho más recientes cuando se pone de manifiesto la necesidad de recurrir al dopaje como respuesta a una incesante demanda de éxitos. Esta necesidad surge de una competencia desmedida y el poderoso reclamo económico, además el planteamiento se agrava cuando cada día parece que nos aproximamos más rápidamente al límite del ser humano. Y es que el hombre parece no dar más de sí y cada vez es más difícil mantener el organismo en unos límites de rendimiento tan elevados. Sirvan como ejemplos los siguientes: el vencedor de los 1500 m. en los JJ.OO. de Atlanta hubiera sido segundo treinta años antes, en 1960, y desde ese año y si exceptuamos a Sebastian Coe. el registro parece estancarse alrededor de los 3 min. y 35 seg. Algo similar ocurre con el salto de altura (aunque la aparición del sistema fosbury distorsione un poco los datos) en que desde 1908 (1,91 m.) hasta 1980 (2,36 m.) en los Juegos Olímpicos se produjo una progresión de unos tres centímetros por edición. De haber seguido así ahora andaríamos sobre 2,50 m. Igualmente, el campeón de México 1968 en 100 m. (Hines, 9:95) hubiera vencido en Munich, Montreal, Moscú, Los Angeles y Barcelona. Pero a pesar de todo la sociedad no quiere resignarse con algo que parece resultar evidente y exige de los atletas un esfuerzo cada vez superior y ahora lo importante es ganar y no participar ¿o era al revés?. El prestigio, la fama y sobre todo el poder del dinero hacen que el primero venza, el segundo pierda y los demás sólo participen, lo cual provoca una feroz competencia en la élite y cuando el atleta llega al límite de sus posibilidades se produce un estancamiento, ya no hay progresión y es llegado este momento cuando resulta fácil caer en la tentación de recurrir a las ayudas ergogénicas, legales o no. El término “ayuda ergogénica” engloba a todo tipo de recurso físico, mecánico, nutritivo, psicológico o farmacológico destinado a mejorar el desarrollo fisiológico, físico o psíquico del atleta. Se pueden clasificar en: A. Nutricionales: Vitaminas, hidratos de carbono, minerales, dietas, hidratación... B. Fisiológicos: Oxígeno, entrenamiento en altitud, dopaje sanguíneo... C. Psicológicos: Técnicas cognitivas, de modificación de la conducta... D. Biomecánicos: Electroestimulación, ayudas tecnológicas (vestimenta, material, superficies de competición...). E. Farmacológicos (sustancias dopantes): Grupo 1. Fármacos o sustancias. 1. Estimulantes tipo A: cafeína, efedrina, salbutamol. 2. Analgésicos/narcóticos: morfina, metadona. 3. Anestésicos locales: lidocaína, procaína. 4. Cannabis y sus derivados. 5. Alcohol. 6. Bloqueantes B-adrenérgicos: propanolol. Grupo 2. Fármacos o sustancias. 1. Estimulantes tipo B: anfetamina, cocaína, premolina. 2. Anabolizantes. 2.1. Esteroides: estanozonol, mesterolona, nandrolona, testosterona. 2.2. B-2 agonistas: clembuterol, salbutamol, terbutalina. 2.3. Hormonas peptídicas: hGH, insulina, EPO. 3. Glucocorticoides: cortisona, prednisolona. Grupo 3. Métodos de dopaje. 1. Dopaje sanguíneo. 2. Manipulaciones o enmascaramiento (diuréticos). Hasta aquí todo parece quedar claro en una lista detallada, pero quizás sólo sea en apariencia. ¿Qué sucede con las sustancias no reconocidas como dopantes que no se hallan en ninguna lista y que, sin embargo, sí parecen ejercer sus efectos, generalmente estimulantes, en el organismo?. En un reciente estudio elaborado por la prestigiosa Clínica Mayo (EE.UU.) se desveló que más de un 8% de jóvenes estudiantes de instituto estadounidenses con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años consumen regularmente una sustancia llamada creatina, considerada un complemento alimentario energético y que se supone ayuda a aumentar la masa muscular. Pero quizás lo más preocupante del asunto sea que la mayoría desconoce cuál es la dosis recomendable y si, por lo tanto, la están sobrepasando. Por otro lado son muchos los deportistas profesionales que reconocen utilizar la creatina (un ejemplo es la tenista Mary Pierce) y aún se desconocen los efectos que a largo plazo pueden presentarse debido a su abuso. La creatina es, sin embargo, una sustancia legal al igual que otras muchas que tradicionalmente se han visto envueltas por una tenue niebla de clandestinidad y que se pueden adquirir con facilidad en gimnasios-factoría de cuerpos musculados y que en la mayoría de los casos no declaran todos sus componentes, de forma que se convierten en armas de doble filo. Llegados a este punto se plantea el dilema de la dualidad legal/ilegal y sobre todo se manifiesta la hipocresía de la sociedad en general y de la comunidad deportiva en particular, ¿por qué las leyes del dopaje consienten la ingesta de sustancias que se pueden comprar en el supermercado de la esquina?. Compuestos energéticos con títulos agresivos que incitan a su consumo tales como ”sitting bull”, “X-plosiv”, “dynamite”, “reanimator”, “red bull” o sustancias milagrosas con nombres exóticos como eleuterococo, gingko biloba, guaraná, ma-Huang, nuez vómica, nuez de kola, hierba mate o gingseng, producto este último sobre el cual la propia RFEA, consciente de la problemática que puede plantear el control de su origen y composición, advierte sobre su uso. ¿Y por qué no hablar de fórmulas mágicas y de muy dudosa calidad sanitaria como aquella supuestamente compuesta por sangre de tortuga, hongos y gingseng que llegó a encumbrar a las fondistas chinas a lo más alto del escalafón atlético?. ¿Por qué es más legal el consumo de cannabis que un desayuno que incluya una taza de café?, ¿por qué se consiente el consumo de alcohol y no se permite a un atleta combatir un resfriado como a cualquier mortal?. Evidentemente aquí falla algo, parece que ninguna de las tres metas principales del control del dopaje: ética deportiva, moralidad y médica se alcancen, especialmente si de preservar la salud del deportista se trata. ¿Es sano permitir a un atleta competir infiltrado?, ¿es saludable consentir en festivales del derroche la presencia de “liebres” que arrastran tras de sí organismos exhaustos, al límite de su resistencia?, ¿esto no es dopaje?. ¿Por qué en la NBA, máxima expresión del espectáculo y del derroche se consiente casi todo?, como conclusión sólo se puede entender que el deporte profesional o profesionalizado cada vez se mueve con más intereses y los sistemas de ayuda en muchos casos no son lo que parecen y además los métodos de detección no se muestran suficientemente eficaces. PRODUCTOS MILAGROSOS Jalea real: Contiene proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales que no se pueden sintetizar. Ejerce un efecto estimulante en el organismo además de aumentar la oxigenación cerebral. Polen: Rico en proteínas, aminoácidos, vitaminas y sales minerales. Estimula la creación de glóbulos rojos. Gingseng: Alivia el estrés, mejora el ritmo cardíaco y aumenta la resistencia, la capacidad de concentración y la coordinación psicomotora. Guaraná: Tiene efectos tonificantes y previene de las enfermedades cardiovasculares. Tiene un componente similar a la cafeína, la guaranina, y es de efecto casi inmediato. Nuez de kola: Estimula frente al esfuerzo físico y parece tener capacidad para disolver la grasa. Gingko biloba: Protector del sistema vascular. Activa el riego cerebral. Eleuterococo: Tónico muscular. Indicado en casos de fatiga y sobreesfuerzo. APROXIMACIÓN A LOS MÉTODOS DE DOPAJE ANABOLIZANTES Estanozonol, testosterona, bambuterol, clemuterol, nandrolona... fue el sistema de dopaje estrella de la década de los ochenta. Utilizado por los atletas para aumentar el volumen y la fuerza muscular, pudiéndosele atribuir además un efecto psíquico beneficioso al producir un aumento de la autoestima y energía necesarios para mantener un nivel de entrenamiento y competición elevados, llegándose a utilizar incluso por los fondistas para soportar grandes cargas de entrenamiento que redundan en un aumento en el rendimiento posterior, en la fase de competición. Las vías utilizadas para administrar la sustancia son la oral (ingesta) e inyecciones. Los anabolizantes llegan a provocar en el atleta una total dependencia ya que el beneficio se obtiene siempre y cuando se mantengan las dosis. Además en el hombre, a medio plazo aparecen disfunciones sexuales tales como atrofia testicular, formación de células reproductivas anómalas y trastornos en la conducta sexual, y en la mujer se produce hipertrofia del clítoris y rasgos masculinizantes tales como calvicie, voz grave y aparición de vello corporal. Aunque el riesgo mayor y que no desaparece con el cese de la ingesta está relacionado con el hígado y su deterioro progresivo, pudiendo acabar con la aparición de cirrosis e incluso cáncer y con el colesterol y las enfermedades cardiovasculares relacionadas con éste como la arteriosclerosis y el infarto. El uso de los anabolizantes en el atletismo parecía haber descendido de forma sensible en la década de los noventa sobre todo por la mala fama adquirida tras el escándalo del reincidente Ben Johnson , campeón del mundo, campeón olímpico y poseedor de un estanozonol-fantástico récord mundial de 100 m. Sin embargo, los esteroides han vuelto a adquirir fama gracias a la aparición estelar de la nandrolona. Desde hace unos años se ha venido detectando un alarmante aumento de positivos por anabolizantes y en especial por nandrolona. Las estadísticas finales de 1999 develaron un total de 343 casos en multitud de deportes, siendo los más llamativos en atletismo los protagonizados por el sensacional velocista británico Linford Cristie, con un valor de sustancia 100 veces superior al máximo permitido. Alexandra Tziouti, marchadora griega y plusmarquista de su país en 10 km. El lanzador de martillo bielorruso Vadim Deviatovsky en los JJ.OO. de Sydney. Susanthika Jayasinghe, velocista de Sri Lanka, plata en Los mundiales de Atenas 97 y en Sydney 2000, el lanzador de peso, esposo de Marion Jones, C. J. Hunter (Sydney 2000). La pertiguista española Dana Cervantes durante los europeos de Budapest 98. El lanzador y plusmarquista nacional de disco David Martínez, en el año 97 en Halle, Alemania. El fondista alemán Dieter Baumann. O la velocista largamente laureada Merlene Ottey, y ya fuera del deporte rey el nadador catalán de larga distancia David Meca. De todos modos, como en otras situaciones similares, muchas de las sanciones no prosperaron por defectos de forma, inexactitud de los controles o sistemas de detección poco fiables. Sirvan como ejemplos los siguientes: El nadador David Meca alegó haber ingerido carne de cerdo sin castrar y parece demostrado que la ingesta, sobre todo de las vísceras del animal, provoca una elevación del nivel de nandrolona. Paralelamente, David Martínez afirma que su positivo se debió igualmente a la carne de cerdo, llegando incluso a criar uno para tratar de demostrar su inocencia a base de administrarle la hormona, aunque después de sacrificarlo no pudo encontrar un laboratorio que se hiciese responsable del análisis de la carne. C.J. Hunter por su parte mantiene que el positivo por nandrolona (en realidad fueron cuatro positivos) se debe a unos suplementos de hierro que se comercializan en EE.UU. y que no declaran todos sus principios activos. El fondista Dieter Baumann quedó libre de sospecha tras varios análisis y un largo proceso. Baumann siempre defendió su inocencia achacando su positivo a que alguien había colocado nandrolona en su dentífrico. En lo que se refiere a la actual subcampeona olímpica de 200 m., Jayasinghe, quedó libre de sanción por su positivo de Abril de 1998 debido a la dificultad para poner en marcha un proceso judicial. Y para terminar merece una mención especial el plusmarquista europeo de salto de longitud Robert Emian, que como entrenador en Qatar, fue detenido en Junio de 2000 en el aeropuerto de Blagnac llevando en su maleta tres frascos de testosterona. EPO La sangre humana está compuesta por el plasma, vehículo que contiene el conjunto de células sanguíneas y las células propiamente dichas. El tipo de célula más abundante, hasta un 90% del total, son los glóbulos rojos o hematíes, responsables del color del fluido sanguíneo y de algo mucho más importante: el transporte de oxígeno gracias a una molécula que contienen llamada hemoglobina. Así, si una persona pudiese elevar su proporción de hematíes vería mejorado el transporte de oxígeno, con lo que aumentaría su resistencia al agotamiento y su capacidad de recuperación, objetivo especialmente deseado por los deportistas cuyo trabajo se desarrolla en grandísima medida gracias al combustible aeróbico. Es el caso de ciclistas, triatletas, remeros, nadadores de larga distancia y esquiadores y corredores de fondo (maratonianos especialmente). En la actualidad existen dos métodos con una eficacia más o menos probada para desarrollar la cantidad de glóbulos rojos en la sangre, el uno es considerado dentro de la legalidad y el otro no. La forma más ética utilizada para elevar el porcentaje de hematíes es la conocida como “entrenamiento en altitud”, el cual no voy a describir aunque si cabe una aclaración: hay que diferenciar la dedicación exclusiva al entrenamiento en estas condiciones del recurso de las transfusiones y autotransfusiones sanguíneas realizadas a partir de sangre ya oxigenada y conservada tras un período de entrenamiento en altitud (dopaje sanguíneo) lo cual, además de estar considerado un método de dopaje, entraña un riesgo de sobrecarga en la circulación y puede provocar incluso la aparición de embolias por aire o grasa. No se trata pues de un recurso inocuo. El segundo sistema de oxigenación sanguínea a que hago alusión consiste en la administración de eritropoyetina sintetizada en laboratorio con lo que se puede lograr un aumento del rendimiento deportivo de hasta un 15%.La eritropoyetina (EPO) se produce naturalmente en el organismo cuando los riñones estimulan su activación, provocándose la creación de glóbulos rojos. De este modo podemos hablar de lo que se denomina “aumento de hematocrito”, que no es otra cosa que el porcentaje de células respecto al plasma que hay en sangre. La sangre se espesa con el riesgo que ello puede suponer. Alrededor de la utilización de la EPO, dopaje estrella en los últimos tiempos se han escrito miles de páginas y se ha dado lugar a múltiples interpretaciones debido principalmente a los siguientes motivos: -Es un método de dopaje que está de moda. -Se han manifestado muchos casos de hematocrito demasiado elevado en deportistas de élite. -La polémica sobre la EPO se ha visto alimentada con una avalancha de artículos de prensa. -Grandes deportistas han manifestado públicamente haber recurrido a la EPO como recurso, entre los cuales por su repercusión en la opinión pública podríamos destacar a: Jerome Chiotti, campeón del mundo de mountain bike en 1996. Ivan Gotti, vencedor del giro de Italia en el año 1999. Richard Virenque, cinco veces mejor escalador del tour de Francia. Luc Leblanc, campeón del mundo de ciclismo en ruta. Gianni Bugno, Claudio Chiapucci y Marco Pantani, vencedor en una ocasión del giro y del tour, curiosamente en el mismo año. Algunos de los mencionados se vieron involucrados en el triste escándalo protagonizado durante el tour de Francia 98 por el equipo francés Festina, en uno de cuyos vehículos se encontraron 235 dosis de EPO, además de 82 de hGH (hormona de crecimiento), 60 de testosterona, corticoides y anfetaminas Hasta la actualidad, aunque se hayan producido avances importantes, aun existe una gran limitación en los controles de EPO, debido a que en la orina no se podía distinguir la Eritropoyetina endógena (segregada por el propio organismo) de la exógena (sintética), y los expertos debían limitarse a medir los niveles de hematocrito, es decir, se podía medir el efecto de la hormona pero no detectarla, lo cual presentaba un pequeño margen de error ya que por razón de raza, estancias en altitud, predisposición genética o incluso la existencia de algún tipo de tumor puede verse aumentada la cantidad de glóbulos rojos. Además, como en otros aspectos relativos al dopaje, los organismos deportivos no se ponen de acuerdo y el nivel de hematocrito tolerado en ciertos deportes no coincide con otros con lo que, por ejemplo, un esquiador de fondo que no sobrepasase el nivel si que lo haría como ciclista. Como última reflexión quizás debamos pensar que no todos los deportistas son tratados con la misma deferencia ya que mientras el ciclismo es el único deporte incluido en el programa olímpico de verano que somete a los corredores a análisis de sangre, (también los deportes invernales de esquí de fondo y biatlón) el resto todavía se basa únicamente en los análisis de orina, e incluso a consecuencia de lo que parece una persecución obsesiva, hasta se ha llegado en fechas recientes a congelar la orina de ciclistas participantes en el tour de Francia, vuelta a España y mundiales en ruta y pista en el año 2000 a la espera del nuevo sistema de detección de eritropoyetina exógena. Con respecto al pasado más próximo, Sydney 2000 pasará a la historia como los JJ.OO. antidopaje y en especial anti-EPO, habiéndose puesto en marcha un sistema cruzado de detección conjunto franco-australiano. El método francés es directo, diferencia la EPO natural de la sintética en la orina. El australiano es indirecto y detecta la alteración de los parámetros habituales de la sangre debido al uso artificial de la hormona. HORMONA DE CRECIMIENTO La genera el organismo de forma natural a través de la glándula hipofisaria. También llamada somatotropina o hGH (human Growth Hormone). La hGH aumenta el tamaño del hueso además de su longitud, al contrario que otras hormonas como la insulina, además del cartílago y otros tejidos. En su origen y hasta fechas relativamente recientes la GH procedía de extracciones de glándulas hipofisarias de cadáveres, pero hubo de suprimirse su elaboración al aparecer varios casos de Encefalopatía de Kreutzfeldt-Jacobs (mal de las vacas locas) en niños que se venían sometiendo a tratamiento a base de la hormona, lo cual provocó la prohibición de todo tipo de medicamento procedente de aquella fuente. Más tarde los laboratorios han elaborado somatotropina de origen totalmente artificial, saliendo al mercado en 1985. Dentro de los efectos de la GH no parece demostrada la consecución de un beneficio instantáneo con la administración de la hormona, mas sí tras varias horas se puede observar una estimulación de la hipófisis y un aumento de producción de glucosa por parte del hígado, consiguiéndose con su uso prolongado a medio plazo el aumento de masa muscular y disminución de grasa corporal. En la otra cara de la moneda, en personas con historial de abuso de la hormona pueden aparecer como efectos secundarios no deseados alteraciones óseas, diabetes, hipertensión arterial, reuma, cardiopatías y ciertos tipos de cáncer. Sobre la hGH o somatotropina existe una serie de leyendas que le atribuyen poderes casi milagrosos y los mismos atletas en muchas ocasiones saben que la hormona puede producir en su organismo efectos análogos a otros medios con la ventaja de no poderse diferenciar en la actualidad la hGH de origen orgánico de la sintetizada en laboratorio. El caso más reciente y escandaloso de supuesto dopaje con somatotropina es el protagonizado por el deporte italiano que se hizo público tras celebrarse los JJ.OO. de Sydney 2000 en que se supo que 61 atletas de ese país, de los que cinco obtuvieron medalla de oro, sobre un total de 583 sometidos a control (sobre el 10% del total) presentaron unos valores de GH elevadísimos de entre 30 y 60 nanogramos por mililitro de sangre, cuando la media normal oscila entre 1 nanogramo y 13 en casos extremos. Los datos se conocían con anterioridad a la celebración de los JJ.OO. ACTOVEGIN En fechas recientes hemos conocido la presencia en el mercado de un nuevo producto, el actovegin, un sistema de dopaje de última generación. Se trata de un medicamento que en España no está comercializado con ese nombre (legalmente, claro), aunque antaño sí lo estuvo otro de principios similares, el solcoseril. El actovegín une a unos beneficios similares a la eritropoyetina (EPO) la ventaja de no poseer los efectos secundarios que su uso puede llegar a producir y ,al igual que la EPO, eleva la capacidad de oxígeno de la sangre pero sin llegar a aumentar su densidad. Se trata el actovegín de un medicamento destinado originariamente a mejorar la circulación periférica principalmente. Quizás el aspecto más negativo del producto se encuentre en que el compuesto se elabora a partir de un hemoderivado de ternera y ya el solcoseril fue retirado del mercado español debido a la aparición de los primeros casos de Encefalopatía de Creutzfeldt-Jacobs, aunque en su caso la elaboración se basaba en derivados de sangre ovina. EL FUTURO DEL DOPAJE YA ESTA AQUÍ Sydney 2000 pasará a la historia del deporte como las olimpiadas del juego limpio. Durante su celebración se llevaron a cabo 400 controles de EPO, 400 de orina por sorpresa, 400 de muestras de orina para el test de la EPO y 2000 en competición, además se puso en práctica, según lo aprobado por el Comité Olímpico Internacional (COI) el 28 de Agosto de 2000, el nuevo test de detección de eitropoyetina exógena conjunto franco-australiano, que combina el análisis de orina y sangre. Sin embargo esta pseudopanacea no llega a ofrecer una total garantía y parece haber surgido, más que otra cosa, para tranquilizar a la opinión pública. Por otro lado sí que ejerció un potente poder de persuasión que pareció provocar unas más que sospechosas renuncias a competir debido a supuestas lesiones o baja forma, presentándose incluso un caso de visitas furtivas de un admirador fantasma a la habitación de una velocista francesa de muy alto nivel, lo cual pudo llegar a provocarle una psicosis dopo-paranoide que la llevó a un abandono prematuro de la competición. Después de todo el maremagno vivido en fechas recientes a costa de la EPO, aun y con todo parece no estar clara su detección con totales garantías y la culpa principalmente la tiene el propio organismo humano al segregarla de forma natural, situación análoga a la hGH, totalmente indetectable con la tecnología actual y por esta causa con una brillantísima proyección. Ya incluso se conoce a la hGH o somatotropina como la “droga de los campeones”, ya que su precio es diez veces superior al de un tratamiento con andrógenos y, como denunció un deportista británico, “sólo los estúpidos o los pobres siguen tomando esteroides. La hGH es muy superior y además no te cazan”, y en efecto los esteroides parecían haber pasado a la historia y aparentemente pocos atletas recurrían ya a su ayuda hasta la aparición estelar de la nandrolona, la cual se detecta con suma facilidad y después de tantos positivos recientes por su causa debería empezar a pasar de moda. Un ejemplo de lo expuesto y cercano en el tiempo lo podemos encontrar hace algo más de tres años, cuando unos días antes del inicio de los campeonatos mundiales de natación fue encontrado en el equipaje de la china Yuan Yuan (subcampeona mundial de 200 metros braza) trece viales refrigerados en una nevera portátil con una etiqueta que descaradamente decía: “somatotropina”. Al parecer los chinos ya no se dopan con esteroides anabolizantes después de haber dado positivo más de veinte veces en siete años. Si los anabolizantes, la EPO y la hGH pueden ser los sistemas de dopaje más conocidos por el público en la actualidad (y los más utilizados por los deportistas) a estos debemos unir otros que, ya sea por su limitado efecto, por su fácil detección o por sus efectos secundarios no tienen un gran futuro, incluso es conocido que muchos de los positivos se deben a imprudencias o ignorancia del atleta, su entrenador o el facultativo que receta los medicamentos sin comprobar sus principios activos por no haberle advertido el deportista su condición de tal, de este modo la cafeína es responsable de gran número de positivos y además de en el café se encuentra en multitud de medicamentos como la popular “Biodramina” (mareo), “Frenadol”, “Desenfriol” y “Rinomicine” (resfriados), “Analgilasa”, “Optalidón”, “Saldeva” y “Tonopán” (analgésicos). La efedrina, otro tipo de estimulante, se encuentra en un jarabe aparentemente inofensivo, el mucolítico “Bisolvón” y el conocido “Ventolín”, utilizado para aliviar los broncoespasmos, contiene otro estimulante, el salbutamol . El “Polaramine”, un expectorante, incluye en su composición la pseudoefedrina, al igual que el “Disofrol”. La terbutalina la encontramos en el “Terbasmín”, utilizado para mitigar las enfermedades broncoconstructivas y la buprenorfina en el “Búprex” (analgésico). La centramina, usada para la depresión contiene anfetamina. La metilprednisolona se encuentra en un medicamento utilizado para el asma, rinitis y alergias ¿a quién no le han pinchado alguna vez un “Urbasón”?. Esta relación es un pequeño ejemplo. Todo atleta ( y entrenador) debería aprender a controlar la medicación que toma y para ello todos los medicamentos incluyen en el prospecto sus indicaciones de uso, propiedades, y advertencias que aclaran si en su composición incluyen sustancias que puedan ser consideradas dopantes aunque generalmente las dosis de administración deben ser elevadas para que esto se produzca. Por eso, y para intentar evitar que esto siga siendo causa de doping accidental el Parlamento Europeo aprobó el pasado 7 de Septiembre de 2000 el conocido como “Informe Zabell”, presentado por la eurodiputada del Partido Popular, dos veces campeona olímpica de vela y el gran velocista italiano Pietro Menea. En este proyecto se pide que los medicamentos con componentes dopantes incluyan la representación de un semáforo en el que el disco rojo advierta de su capacidad para dopar, el ámbar dependiendo del deporte practicado y el verde deje vía libre para su utilización. A fecha de hoy las luces del semáforo no brillan en los medicamentos. Y esto es una muestra clara del desbarajuste burocrático que día a día parecen manifestar las autoridades. La Agencia Mundial Antidopaje, creada como consecuencia de la conferencia de Lausanne, a principios del 99 parece funcionar al ralentí y aun se ve lejana en el horizonte la elaboración de un protocolo de control y detección del dopaje y la creación de una lista universal que agrupe a todas las sustancias y métodos considerables como ilegales e implique a todas la Federaciones: es necesario atajar de una vez el problema de una forma coordinada y gestionada correctamente ya que el avance tecnológico es imparable. Las prácticas de dopaje aparecen y evolucionan como consecuencia de la creación y desarrollo de nuevos medicamentos y el reclamo económico es tan grande y tentador que los laboratorios, de paso, no cesan en la investigación de nuevos productos y las tecnologías avanzan a pasos agigantados. La última generación de doping aparece en forma de perfluorocarbonatos, partículas encargadas del transporte del oxígeno por el plasma sanguíneo, sin necesidad de usar los glóbulos rojos ni, por supuesto, la hemoglobina con lo que no se produce el efecto indeseable de la EPO (espesamiento de la sangre) ni aparece una elevación de hematocrito, causa por la cual se trata de un producto indetectable. Se conoce como “sangre artificial” y el objetivo para la que se creó era buscar una alternativa a la sangre para atajar la escasez de donaciones y la prevención de contagios por transfusiones. Parece demostrado que su eliminación se produce rápidamente (dentro de las 24 horas) y a través de la respiración. SANGRE DE LABORATORIO HemAssist: Fármaco elaborado a partir de hemoglobina humana modificada, se suspendió su investigación cuando se encontraba en fase de ensayo con seres humanos por fallecimientos debido a su causa. RSR-13: Un tipo de sangre artificial elaborada a partir de hemoderivados bovinos. Se aplica principalmente en tratamientos de enfermos de cáncer. Hemopure: Elaborado a partir de hemoglobina animal. Su uso está aprobado en Sudáfrica. Poly Heme: Producto de origen canadiense, derivado de sangre humana y se encuentra en fase de experimentación en el hombre, sin haberse planteado efectos secundarios graves. Oxygent: El mismo laboratorio que paralizó sus estudios sobre el HemAssist ha iniciado los experimentos con este compuesto basado en la utilización de perfluorocarbonatos. El futuro del dopaje, a medio plazo puede dar un giro de 180 grados. El cuerpo humano ya casi no tiene misterios y los métodos actuales no dejan de ser incómodos, debido al uso prolongado que se precisa para conseguir los efectos deseados y en muchas ocasiones sus efectos secundarios son costosísimos. El campo de la genética se presenta como un terreno abonado y amplísimo en el que ya se están plantando las primeras semillas. Dentro de poco con simples inyecciones se podrá modificar la información genética de las células y serán capaces de sintetizar hormonas de forma permanente y generar masa muscular allá donde se precise. Según estudios recientes, podría conseguirse aumentar la fuerza muscular de un atleta hasta en un 27%, ¡y sin entrenar!. Podría fabricarse algo parecido a una vacuna genética dirigida específicamente al desarrollo de un músculo o grupo muscular determinado. En 1997 un grupo de investigadores de la universidad de Chicago (EE.UU.) utilizó un adenovirus para inocular genes especiales a ratones y monos. Los genes provocaban una elevada producción natural de EPO. El hematocrito de los ratones pasó desde el 49% al 81% y en los monos del 40% al 70%. Una sola inyección elevaba el hematocrito de los monos durante tres meses. Poco después, en 1998, un grupo de investigadores de la compañía “Chiron” (EE.UU.), especializada en biotecnología realizaron un experimento similar sobre primates y los resultados fueron una elevación de hematocrito de un 29 % que en este caso se mantuvo durante seis meses. Si este tipo de experimentos fructifican y pueden llevarse a cabo en humanos quizás con una sola dosis bastaría para toda una temporada y su detección resultaría poco menos que imposible debido a que el efecto sería como consecuencia de un proceso “natural” y la única forma de detectarlo sería practicando biopsias musculares y esto éticamente resulta más que cuestionable. APUNTE FINAL Para finalizar sólo me resta apuntar el hecho de que los Jueces de Atletismo, como notarios que somos y desde el pequeño papel de formadores que nos corresponde hacia las categorías menores debemos aceptar la implicación que supone el colaborar en la lucha contra el doping y quizás la mejor forma de afrontar su avance sea desde la educación y el estímulo que debemos ayudar a inculcar en las generaciones que empiezan para así preservar la competencia limpia y sobre todo la salud de nuestros futuros grandes Atletas. Por: Julián Moya Jurado