Historia de la América prehispánica

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HISTORIA DE LA AMÉRICA PREHISPÁNICA
TEMA 1.
Conceptos generales. Medio Ambiente y Poblamiento de América.
Cuando hablamos de la América prehispánica, precolombina, precolonial o precortesiana nos estamos
refiriendo al periodo anterior a la llegada de los españoles a América, cuando en tan vasto continente se
desarrollaban tan diversas y complicadas culturas indígenas, todas ellas marcadas por un fuerte contenido
religioso que marcará el desarrollo de toda su historia. Como veremos, la religión, primera estructura básica
de toda organización social, ha regido la vida de los pueblos prehispánicos, especialmente de las grandes
civilizaciones precolombinas.
En 1875 se celebró el Primer Congreso Internacional de Americanistas en Nancy (Francia), evento que dio a
luz al americanismo (ciencia antropológica, etnográfica y arqueológica que estudia el pasado y la cultura de
los indígenas del Nuevo Mundo). Desde entonces este congreso se celebra cada dos años, alternándose Europa
y América como lugares de encuentro. En el se reúnen especialistas del área de la América prehispánica de
todo tipo (historiadores, etnólogos, arqueólogos, antropólogos...). A partir del siglo XX se han unido también
expertos en la historia moderna y contemporánea de América. En el Congreso de 1875, se establece como
término más correcto para designar el arte, la cultura, la religión, etc. de las poblaciones indígenas que
habitaban el continente antes de 1492, el de América Prehispánica, haciéndose así referencia a la presencia
constante de españoles en esta área después de la consabida fecha. Se desestimaron otras acepciones porque
estas culturas siguieron existiendo después de la llegada de Colón (luego no son sólo precolombinas), después
de las colonizaciones (luego no son sólo precoloniales), etc. Sin embargo, todos estos términos se seguirán
usando como sinónimos.
El descubrimiento oficial de América es uno de los mayores acontecimientos de toda la Historia Universal.
Como sabemos esto se produjo el 12 de Octubre de 1492, fecha en la que Cristóbal Colón, marino de
nacionalidad dudosa, después de un largo viaje de dos meses y medio, llegaba a la actual isla de Watling, en el
archipiélago de las Bahamas, isla que los marineros bautizaron entonces con el nombre de San Salvador. El
objetivo inicial de este viaje, respaldado por la Corona de Castilla y por los Reyes Católicos a través de las
Capitulaciones de Santa Fe, era encontrar nuevas rutas comerciales hacia oriente. Nos encontramos en pleno
Renacimiento (siglos XV y XVI) momento en el que se revive el estudio de los grandes científicos, literatos,
artistas, etc., de Grecia y Roma. Así, Colón estará muy familiarizado con las mediciones y conclusiones de
cartógrafos clásicos de la talla de Anaximandro, Ecateo, Eratostenes o Posidonio quienes además de deducir
de forma intuitiva que la tierra era redonda hallaran una serie de medidas de la misma. Estas medidas, como
se comprobará después, no serán del todo correctas cosa que influirá de manera decisiva en el viaje de Colón.
Colón iniciará su aventura esperando arribar en el este de Asia, en la India y sin embargo lo que conseguirá es
encontrar un Nuevo Mundo, un nuevo continente al que después se conocerá con el nombre de América.
Sin embargo y como se ha señalado en muchas ocasiones, la importancia de Colón no radica en haber llegado
hasta América, pues como veremos, no había sido el primero, sino en conseguir volver, es decir, en establecer
una ruta.
Antes de adentrarnos en el estudio de las culturas prehispánicas de América es importante hacer un balance de
la condición geográfica de este territorio así como de sus características ambientales, cosa complicada debido
a la amplia extensión en la que nos movemos.
El continente americano se divide en dos partes que de forma esquematizada podríamos decir que equivalen a
dos triángulos invertidos, cada uno de los cuales corresponde a América del Norte y América del Sur, unidos
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ambos por una estrecha franja de tierra denominada América Central y separadas por el canal de Panamá. La
superficie total de todo el continente ocupa 42 millones de kilómetros cuadrados, que se reparten de la
siguiente manera: América del Norte tiene 23 millones de kilómetros cuadrados, América Central un millón y
América del Sur 14 millones. América está separada del Viejo Mundo por dos inmensas masas de agua, el
océano Atlántico y el océano Pacífico. Sólo por el norte, está casi unido al continente asiático (les separa
únicamente una pequeña franja de agua denominada el estrecho de Bering). Este aislamiento ha condicionado
de forma determinante su desarrollo cultural.
América es además el continente más largo, en distancia norte−sur, de todo el planeta. Por ello es posible
distinguir en este continente todos los tipos de climas que se dan en el planeta. Si a esto le añadimos la gran
variedad topográfica que posee, obtenemos una diversidad inigualable de paisajes.
Norteamérica se puede dividir en cinco importantes regiones fisiográficas. La mitad oriental de Canadá, al
igual que la mayor parte de Groenlandia y secciones de los estados de Minnesota, Wisconsin, Michigan y
Nueva York, en Estados Unidos, son parte del Escudo Canadiense (o macizo Laurentiano), que es una región
mesetaria. La segunda región consta de una llanura costera, que ocupa la mayor parte del este de Estados
Unidos y México. En Estados Unidos la llanura costera está limitada al oeste por una tercera región, que
comprende una cordillera relativamente estrecha de montañas y colinas, formada principalmente por los
suavizados montes Apalaches. La cuarta región abarca la parte central del continente, desde el sur de Canadá
al suroeste de Texas y comprende una extensa llanura. La quinta y más occidental región de Norteamérica
incluye los grandes accidentes orográficos como las Rocosas o la Sierra Madre. En cuanto a Centroamérica es
mayoritariamente una región montañosa y escarpada, con 109 volcanes, algunos a más de 4.000 m sobre el
nivel del mar. En Sudamérica destaca la zona andina, la selva amazónica, la meseta brasileña, la meseta
patagónica y las tierras bajas de la cuenca del Orinoco que comprende Los Llanos (planicies aluviales y mesas
bajas) y un sistema de valles que convergen hacia el Amazonas.
Con respecto a la climatología podemos señalar la distribución de los mismos de cierta forma paralela en
torno a un eje que separaría al continente en Norte y Sur. Así, en los extremos del continente, el Ártico en el
Norte y la Patagonia en el Sur, se caracterizan por un clima polar y el paisaje está dominado por grandes
desiertos fríos (sí bien el clima del Ártico es mucho más duro que el de la Patagonia). Alaska y los dos tercios
septentrionales de Canadá, al igual que toda Groenlandia, tienen climas subártico y ártico, en los que los
inviernos oscuros, largos y terriblemente fríos se alternan con veranos breves y templados. Las franjas norte y
sur comprendidas entre el Ecuador y los Trópicos están caracterizadas por un clima fundamentalmente
tropical (Brasil, América Central y las Antillas). Desde los trópicos a los paralelos 40 norte y sur predominan
las áreas desérticas (en el norte Méjico, California, Colorado, etc. y en el sur Argentina).
Este paralelismo se extiende también al desarrollo de las cuencas fluviales. Los sistemas orográficos más
importantes del continente americano se encuentran en la vertiente del Pacífico (las Rocosas, los Andes, la
Sierra Madre). Así, en la vertiente atlántica se desarrollan grandes llanuras, tanto en el Norte como en el Sur,
por las que pueden discurrir sin problemas ríos de tanta envergadura como el Mississippi y el San Lorenzo en
Norteamérica, o el Amazonas, el Orinoco y el Paraná−Río de la Plata en Sudamérica. Sin embargo existe una
notable diferencia entre los ríos del norte y el sur. En el sur los ríos nacen en el oeste y mueren en el este,
mientras que en el norte llevan un sentido norte−sur efectuando numerosas curvas e introduciéndose por
multitud de recovecos. Haremos una mención especial al Amazonas, cuenca de agua dulce más importante del
mundo, además de ser considerado el pulmón del mundo aunque últimamente y debido a intereses
económicos y comerciales de todo tipo se está llevando a cabo una depredación brutal en él.
En cuanto a la vegetación, es también inmensamente variada dependiendo de la zona concreta donde nos
situemos. Por ello también los cultivos son muy heterogéneos, así como la fauna y la flora.
En Norteamérica abundan los bosques de coníferas, que cobran protagonismo en gran parte de Canadá y
Alaska. También existen bosques mixtos en la región este de América del Norte, aunque cada vez con menos
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importancia debido al incremento de las talas. Los bosques tropicales de México se caracterizan por su gran
variedad de especies, tropicales (árboles como el huayacán, caoba o cedro), de coníferas (abeto, cedro blanco,
oyamel o pino), y bosques mixtos (con especies como el encino, fresno nogal o roble). Actualmente en la zona
mejicana es importante destacar la labor agrícola sobresaliendo los cultivos de caña de azúcar, maíz, frijoles,
sorgo, el trigo, el café, la naranja, el mango, la papaya, el limón y la lima, la uva, etc. Pero quizás la zona
agrícola más grande e impresionante sea el cinturón del maíz (Corn Belt), una parte del Medio Oeste
estadounidense (desde el oeste de Ohio al este de Nebraska), que produce las mayores cosechas mundiales de
maíz; además proporciona importantes cantidades de otros cereales, brotes de soja, ganado vacuno y porcino.
En Centroamérica hay una gran variedad de plantas, y la vegetación es similar a la que existe en Norteamérica
y Sudamérica. Las tierras bajas de selva tropical de las costas caribeñas y del Pacífico se parecen a la selva o
floresta tropical de Sudamérica. Esto es especialmente cierto por debajo de los 1.000 m, donde son abundantes
palmeras, helechos arborescentes, lianas y epifitas (plantas aéreas), que reflejan el alto grado de humedad y de
precipitaciones de la región. La vegetación muestra similitudes con la de Norteamérica a altitudes localizadas
entre los 1.000 y 1.600 m. Los bosques de pinos y robles de las tierras elevadas se parecen a los de México.
En las regiones altas de Guatemala crecen hierbas similares a las que crecen en México y Estados Unidos. La
agricultura es la base del desarrollo económico de Centroamérica. Los más importantes cultivos para la
exportación son el café, las bananas, el azúcar de caña, el cacao, el caucho y los cacahuetes (maní). También
cultivan productos de subsistencia para el consumo propio como maíz, frijoles, bananas, yuca y arroz.
Por último tenemos que indicar la vegetación y los recursos propios de Sudamérica, intensamente
relacionados con las áreas climáticas. La selva de clima tropical y húmedo está cubierta de densa vegetación y
bosques. La región boscosa más grande del mundo, que cubre gran parte de la Sudamérica ecuatorial, se
extiende desde la costa brasileña a las faldas de los Andes orientales, y alberga toda clase de maderas duras,
helechos arborescentes, bambú, palmeras y lianas. Los bosques de árboles de hoja caduca o semicaduca se
encuentran en el sur de Brasil y a lo largo de las laderas de los Andes. En el sur de Brasil los bosques se abren
para dar paso a zonas de praderas onduladas interrumpidas por colinas arboladas. En la costa del Pacífico,
hacia el norte, la vegetación de la floresta cambia gradualmente a través de bosques abiertos, dando paso a
arbustos y hierba en la parte central de Chile, y a la maleza y vegetación desértica masiva en el norte de Perú,
alcanzando los flancos más elevados de la cordillera de los Andes. Las formas más intensivas del comercio
agrícola se realizan cerca de las ciudades; los principales productos son los perecederos: vegetales, frutas y
otros de consumo diario. La producción de alimentos básicos como tubérculos, maíz o frijoles está más
dispersa. En muchas regiones estos cultivos son de subsistencia y se realizan sobre terrenos y climas
desfavorables. El trigo y el arroz exigen terrenos y climas más apropiados. El café es el cultivo tropical más
importante. Su producción se concentra en tierras altas, principalmente en el sureste de Brasil y en las
regiones centrales y occidentales de Colombia. El cacao o chocolate se cultiva en el este de Brasil y en el
occidente central de Ecuador. En todo el trópico se cultivan plátanos y caña de azúcar con destino al mercado
interno.
En cuanto a la fauna, es importante destacar que el continente americano, de forma general, desarrolla
especies de animales más pequeñas. El tamaño de los animales, al igual que en todas las culturas del mundo,
es un factor determinante para el desarrollo de la industria y las técnicas de caza. En Norteamérica la fauna es
numerosa y diversa, destacando los grandes mamíferos como los osos, el carnero canadiense, el oso
hormiguero, el ocelote, el venado, el bisonte, el alce, etc. También hay numerosos reptiles aunque pocos son
venenosos como la víbora, la serpiente coral, el monstruo de gila y el lagarto de cuentas. Es destacable
también la gran cantidad de pescado, alimento base de la zona ártica, especialmente de Groenlandia. En
Centroamérica, al igual que ocurre con la flora, existen animales típicos de América del Sur como a zarigüeya,
el jaguar, el margay y el ocelote y otros más representativos de América del Norte como el puma, el zorro gris
y el coyote. También son destacables la presencia del oso hormiguero, del manatí, la iguana y la tortuga verde
(estos tres últimos se cazan por su carne), boas, quetzales, tucanes, papagayos, tiburones... En Sudamérica se
caracteriza por la gran variedad así como la poca afinidad con la fauna de otros continentes, incluido
Norteamérica. En ella se han desarrollado familias de mamíferos que no existen en ninguna otra región del
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mundo, entre ellas dos clases de monos totalmente diferentes de los del Viejo Mundo, murciélagos
chupadores de sangre y una gran variedad de roedores. Otros animales característicos del subcontinente son:
la vicuña, la alpaca, el jaguar, el pecari, el oso hormiguero y el coatí. La variedad de aves es aún mayor debido
a su aislamiento y singularidad. Se encuentran alrededor de 23 familias y 600 especies de pájaros
exclusivamente neotropicales, y bajo esta clasificación se puede determinar también gran parte de otras
familias, como las de los colibríes (500 especies), tanagras y guacamayos, junto con una enorme variedad de
aves marinas. Entre las grandes aves están el ñandú, el cóndor y el flamenco. Entre los más importantes
reptiles están las boas y anacondas, las iguanas, los caimanes y los cocodrilos. El archipiélago de las islas
Galápagos es el hábitat de las grandes tortugas, reptiles y aves, cuya rareza los convierte en animales de
excepción.
Es importante destacar una importante carencia cultural de las poblaciones americanas: la ausencia del animal
de tiro. Los animales de tiro (caballo, burro, buey) llegaran de Europa con el descubrimiento. Sólo en las
culturas andinas de Sudamérica anteriores a los incas se utilizaban para transporte la yama, la alpaca, la
vicuña y el guanaco (aún hoy se utilizan), animales de uso doméstico de los que también se extraía lana que
era utilizada para diferenciar a los distintos estratos sociales (la lana de la llama era usada por el pueblo y la de
la vicuña por el rey). Sin embargo, estos animales no servían como animales de tiro, sólo como animales de
carga puesto que no aguantaban mucho peso. Señalaremos como curiosidad las connotaciones culturales que
tenían los escupitajos de estos animales, entendidos como presagio negativo de los dioses (en realidad, este
comportamiento es utilizado como defensa en muchas ocasiones ante enemigos o bien en épocas de celo)
Para realizar un análisis sistemático de cómo se produjo el poblamiento de América es importante que
señalemos algunas características de la Prehistoria en América. La tradición ha considerado que ésta no se
puede comparar a la del Viejo Mundo puesto que el poblamiento del Nuevo Continente se había producido en
época mucho más tardía. Sin embargo, los últimos avances en los estudios del paleolítico así como el
desarrollo de las técnicas de datación, han retrasado las fechas que se manejan en las investigaciones de la
Prehistoria americana hasta poder ser comparables con las del Viejo Mundo. El Paleolítico o Lítico (término
que se utiliza en América para designar al equivalente del Paleolítico europeo) corresponde a la evolución
cultural de los cazadores−recolectores−pescadores y en América se sitúa en un nivel cronológico
considerablemente más reciente que en Europa hasta el punto de poder ser observados estos comportamientos
etnográficamente (la continuidad de este tipo de poblaciones en la actualidad constituye uno de los principales
campos de estudio de antropólogos y etnólogos).
Es bien sabido que las glaciaciones se han dado a lo largo y ancho de los cuatro continentes. En el Viejo
Mundo se evidencia la presencia humana desde el comienzo de estas glaciaciones, pero en América sólo se
tienen restos humanos a partir de la última glaciación, esto es, la antigüedad del hombre en América no supera
los 30.000 años, o quizás, como mucho, los 60.000. Las glaciaciones americanas constituyen una de las masas
de hielo más importantes de todo el planeta y cubre la mayor parte de Norteamérica. En la fase conocida como
Tazewell (20.000 a.C.) la masa de hielo de los focos del nordeste de Norteamérica se une con la del foco de
Piedmont, en las Montañas Rocosas, constituyendo así una amplia superficie helada que se extendía desde las
costas del pacífico hasta las del Atlántico. A partir del Paleolítico Superior se produce la llamada retirada de
New Haven (15.000 a.C.), abriéndose el pasillo entre el foco de Piedmont y el resto de los hielos y dando paso
así a manadas de animales y bandas humanas. Entre el 9.000 y el 8.500 a. C. se produce la retirada definitiva
de los hielos y este pasillo se hace cada vez más ancho.
Existen diferentes teorías acerca de los orígenes humanos y culturales de América. José de Acosta planteó por
primera vez que el poblamiento de América podía haberse producido por migraciones desde Asia que
atravesarían el estrecho de Bering (en aquel tiempo probablemente un ancho puente de tierra salpicado de
lagos) y Alaska para adentrarse en el vasto continente americano y recorrerlo de norte a sur. Esto explicaría la
presencia en América de elementos raciales considerados mongoloides (mancha mongólica, pliegue
cigomático, atrofia en el párpado superior, etc.), rasgos que también están presentes en Oceanía. Sin embargo,
otras hipótesis (Paul Rivet) defienden que el poblamiento de Sudamérica se produjo por incursiones de
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australianos y polinesios que habrían dejado sus huellas raciales, lingüísticas y culturales en las poblaciones
del subcontinente. También se ha propuesto la tesis de que la zona andina septentrional tuviera influencia de
las culturas niponas. Sin embargo la teoría más aceptada es la primera de las tres que hemos expuesto.
El Paleolítico o Lítico americano se divide en dos etapas: el Inferior y el Superior. El Paleolítico Inferior se
caracteriza por la fabricación de instrumentos líticos mediante la técnica de percusión (núcleos y lascas), así
como instrumentos de hueso y probablemente también de madera. Destacan los yacimientos de Old Crow de
hace entre 27.000 y 32.000 años, en Alaska donde se ha hallado una industria ósea y lítica a base de
instrumentos toscos de huesos grandes y guijarros, el de Lewisville (datado aproximadamente entre 37.000 y
38.000 AP, en Texas), El Cedral, en México (en torno al 30.000 a.C.), Pikimachay, en Perú (19.000 a.C.) y
uno de los más importantes, el de las cuevas de Toca de Boqueirao da Pedra Forada y Toca do Sitio do Meio,
en Brasil (de entre el 19.000 a.C. y el 29.500 a.C.). El Paleolítico Superior comienza hacia el año 15.000 a.C.,
como ya hemos dicho antes, con la retirada del New Haven, con la consiguiente entrada de nuevas
poblaciones con industrias líticas y una economía más desarrollada. Tecnológicamente se caracteriza por la
utilización de técnicas de percusión y presión en la elaboración de los instrumentos, ahora mucho más finos y
perfectos, destacando las puntas de proyectil que permiten aumentar la capacidad de los cazadores.
Otros autores han defendido otros tipos de contactos posteriores al poblamiento procedentes de diversas zonas
del mundo que llegaron a diferentes puntos del continente destacando la tesis defendida por Heine−Geldern,
Ekholm, Covarrubias y otros según la cual pueden detectarse importantes corrientes culturales procedentes de
la India, el sudeste asiático e incluso China, entre los siglos VIII y X de nuestra era. A finales del siglo XV y
con el descubrimiento de América, se terminará la influencia cultural moderada y casi imperceptible de las
culturas del Viejo Mundo, para dar lugar a una imposición total de rasgos culturales (lengua, religión, arte)
por parte de españoles y portugueses, en un principio y más tarde también franceses, holandeses e ingleses
hacia la población indígena del continente americano.
TEMA 2.
Metodología de estudios de las culturas americanas. Áreas nucleares y áreas periféricas.
En este tema vamos a intentar tratar los rasgos culturales propios de las culturas de la América Prehispánica,
así como las zonas más importantes en las que nos centraremos y delimitaremos los diferentes periodos en los
que se divide la franja histórica que vamos a estudiar.
La revolución neolítica de América llegará a partir de la deglaciación total a la que hemos hecho referencia en
el tema anterior (9.000−8.500 a.C.). Geológicamente, significó la retirada definitiva de los hielos, un aumento
de las temperaturas y de la sequedad ambiental, aumento que continuará hasta el año 2.000 a.C. A partir de
dicha fecha y hasta el año 1.000 a.C., se producirá un pequeño avance glacial que dará lugar a un clima más
húmedo y frío hasta alcanzar las condiciones actuales. Estos cambios climáticos provocaran entre otras cosas
la extinción de numerosas especies animales. Esta extinción, causada también en cierta medida por la labor de
los cazadores, provocó que las sociedades empezaron a evolucionar hacia el sedentarismo desarrollándose así
la agricultura e incluso, la ganadería, para suplir las carencias proteínicas provocadas por la ausencia de
animales de caza.
Generalizando de un modo peligroso señalaremos tres carencias de las culturas neolíticas de la América
prehispánica con respecto a Europa.
Ya hemos señalado anteriormente la ausencia del animal de tiro así que no nos extenderemos más en este
apartado. Si bien destacaremos aquí una anécdota en referencia a dos animales. Las llamas tuvieron una gran
importancia en el desarrollo de la historia de América Prehispánica e Hispánica. Este animal fue aprovechado
por los españoles para el transporte de mercancías de forma excesiva hasta el punto de que Carlos I tuvo que
prohibir a través de un real decreto la carga de más de 25 kilos en cada animal. Otro de los grandes animales
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domésticos del indígena americano es el perro. Sin embargo, el perro americano era mudo, no ladraba y por
eso se entiende la sorpresa de los indígenas ante los perros españoles y el miedo que les causaba el aullido del
mismo.
También es destacable la ausencia de la rueda. Las poblaciones americanas la conocían como prueba el
hallazgo de pequeños juguetes de barro con ruedas, pero no la utilizaban. De aquí se deduce que el transporte,
así como las grandes construcciones arquitectónicas se hicieron a base de esfuerzo humano.
Señalaremos así mismo la ausencia del hierro. O mejor dicho, hierro había y era conocido, pero no supieron
trabajarlo, es decir, no supieron alcanzar la temperatura adecuada para su fundición. Los metales más usados
eran los metales preciosos como el oro y la plata. El oro tampoco sabían fundirlo por lo que se buscaba la
aleación con otro metal, especialmente el cobre, aleación que daba lugar a la tumbaga, material con el que
trabajaban la piedra y que servía además como recipiente resistente al fuego. Señalaremos también que los
primeros recipientes que se usaron eran calabazas vaciadas y secadas al sol y más tarde cerámica.
Debemos apuntar también que, en general, eran pueblos ágrafos, es decir, sin escritura, aunque esta
afirmación puede conducir a error puesto que han aparecido códices tardíos, próximos a la época colonial, con
escritura jeroglífica aunque ésta ha sido difícil y en ocasiones incluso imposible de descifrar. Los códices
prehispánicos, hechos con caracteres criptomáticos, eran piezas de ocho a diez metros que se doblaban en
forma de biombo y estaban fabricados con un tipo de estopa vegetal llamada mucílago recubierta de carbonato
cálcico y secado todo ello al sol. Sobre esta superficie se realizaban representaciones pictóricas simbólicas y
religiosas, de vivos colores con arcillas, sustancias vegetales o cochinillas (insecto díptero de origen
americano que vive en zonas secas de Centroamérica como Guatemala, Honduras, México...). La escritura es
en bustaferón, es decir, se lee en zigzag. Sin embargo las principales obras indígenas, también realizadas sobre
códices, fueron realizadas tras la llegada de los españoles al continente y en caracteres latinos por los indios
ladinos (indios cultos), destacando entre estas obras el gran libro maya conocido con el nombre de Popol Vuh.
Es destacable también la presencia de los quipus, una gran secuencia de cordones de algodón que podían
llegar a medir 20 metro de largo y que estaban a su vez salpicados por nudos. Se trataba de un sistema
mnemotécnico que les permitía llevar la contabilidad de toda una sociedad. Se cree también que los quipus
pudieran tener un valor literario para recordar letras.
Es reseñable también el hecho de que el Estado en el que se organizan de forma general las sociedades
precolombinas es comunitario, es decir, no existe la propiedad privada, todo es de todos, la carne y las
cosechas se reparten desde la elite social, la casta sacerdotal.
Otro rasgo cultural digno de ser nombrado es la gran diversidad de lenguas indígenas que conviven en tan
ancha extensión de tierra. En el Nuevo Mundo se han podido aislar aproximadamente 2.000 idiomas y
dialectos que se pueden agrupar en 17 grandes familias y 38 pequeñas familias, además de varios cientos de
lenguajes sin clasificar. Las lenguas indígenas se caracterizan por ser lenguas polisintéticas con muchas series
de verbos y desinencias. En relación con este problema debe decirse que la expansión de algunos pueblos en
época precolombina así como la misión evangelizadora de los españoles, hicieron que determinadas lenguas
como el náhuatl, el quechua y el guaraní, se transformasen en lenguas generales, que acabarían con un gran
número de lenguajes menores de los que apenas tenemos noticias históricas. Algunos de los más importantes
grupos lingüísticos en América son: el na−dené, en Norteamérica; el uto−azteca, en el oeste de EE.UU. y en
México; el macro−maya, en la región sur de Mesoamérica; y por último en Sudamérica, el macro−chibcha, el
macro−arawak, el macro−quechua y el tupí−guaraní.
En cuanto a las características fisionómicas propias de los pueblos americanos debemos destacar que eran
pueblos hirsutos, es decir, el varón no tenía pelo en la cara y sus cabellos eran lisos. Además tienen muchos
rasgos asiáticos como la mancha mongólica, mancha rosada del tamaño de una moneda que todos los niños
tienen al nacer al final de la espina dorsal y que desaparece a medida que se llega a la pubertad. Comparten
además con los asiáticos la forma sesgada de los ojos y el tono canela de la piel.
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Muchos autores han distinguido diferentes áreas culturales en el continente americano. Así diferencian la
América Nuclear de la América Marginal. Cuando hablamos de América Nuclear estamos señalando aquella
región de América que comprende las áreas de mayor complejidad y desarrollo sociocultural, densidad
demográfica, creatividad artística, etc., de todo el continente desde el sudoeste de EE.UU. hasta el norte de
Chile y el noroeste de Argentina. A diferencia de las grandes culturas europeas (Mesopotamia, Egipto)
estuvieron por lo general alejadas de los grandes ríos y se situaron en zonas de poca irrigación. La América
Nuclear, donde se distinguen como zonas más importantes el área de Mesoamérica y el área andina, va a ser
el centro de nuestros estudios de ahora en adelante. En cuanto a la América Marginal, se incluirían bajo esta
acepción todas aquellas regiones que no llegaron a tener un desarrollo político importante, no pasaron de ser
cacicazgos, a pesar de estar situadas, por lo general, a orillas de grandes ríos. Hay que decir, que muchos
autores se muestran reacios a realizar esta distinción puesto que consideran que todos los pueblos americanos
tuvieron su importancia correspondiente.
Mesosamérica ha sido delimitada por el norte por una línea imaginaria que comienza en Sonora y Sinaloa y
acabase en el Golfo de México y por el sur la frontera incluiría la parte occidental de Honduras y El Salvador,
alcanzando pos la costa del Pacífico hasta la Península de Nicoya. Es decir, abarcaría los países actuales de
México, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador y las costas del Pacífico de Nicaragua y Costa Rica.
El área andina, se divide en varias regiones (antes se distinguía también un área intermedia, que incluía toda
la América Central desde la frontera con Mesoamérica hacia el sur y el territorio de Colombia, Ecuador y la
parte occidental de Venezuela, pero esta área se ha englobado dentro de la andina y correspondería a lo que
ahora se denomina extremo norte y área septentrional): el extremo norte del área andina comprendería los
valles del Cauca y del Magdalena y la sabana de Bogotá, en Colombia; el área septentrional, incluiría el sur
de Colombia, Ecuador y el norte de Perú; el área central abarcaría el resto del territorio peruano; el área
centro−sur o Circum−Titicaca enlazaría los Andes Centrales con el área meridional y, por último, el área
andina meridional incluiría territorios chilenos y del noroeste argentino prolongándose hasta la región central
de Chile por la zona que se ha denominado extremo meridional. A todo ello habría que añadirle, dentro del
área andina, la isla del Caribe.
Por último y antes de adentrarnos de manera definitiva en el estudio de las culturas precolombinas, es
importante señalar los diferentes periodos en los que se divide la historia que va a ser objeto de nuestro
estudio. Excluyendo los periodos del Paleolítico y Protoneolítico (40.000 a 4.000 o 3.000 a.C.), a los que ya
hemos hecho una breve referencia, lo más importante desde el punto de vista cultural en lo referente a la
América Prehispánica se ha desarrollado en casi cinco milenios, desde el 3.350 a.C. hasta la llegada de los
europeos al Nuevo Mundo. Sin embargo, los años fundamentales de la historia precolombina de América
abarcan tres milenios, desde el 1.500 a.C. hasta el 1.500 d.C. y comprenden los periodos que comúnmente
llamamos Formativo o Preclásico (1.500 a.C.−200d.C.) en el que destacan culturas como la Olmeca o la
Teotihuacan (que comenzará en el Formativo para terminar de desarrollarse en el Clásico) en Mesoamérica, o
la Chavín y la de Paracas en el área andina, entre muchas otras y que representa el nacimiento de la vida
aldeana y en algunos casos incluso de la civilización (es decir, correspondería con el periodo que en Europa se
denomina Neolítico); el periodo Clásico o Epiclásico (200−900 d.C.), periodo de mayor esplendor artístico y
cultural de la América precolombina, destacando la civilización Zapoteca y el periodo clásico de los Mayas en
Mesoamérica y la mochica, nazca y tiahuanacoide en el área andina; y por último, el periodo Posclásico
(900−1.500 d.C.) donde se desarrollan las grandes civilizaciones americanas y se produce un renacimiento de
formas artísticas del pasado así como el establecimiento de formas políticas nuevas en las que el militarismo y
las clase de comerciantes representa un peso considerable. Destacan aquí las civilizaciones tolteca, maya y
azteca en Mesoamérica y el Imperio Inca en el área andina.
TEMA 3.
Área Mesoamericana I. Características generales. Desarrollos culturales anteriores a los Mayas y a los
Aztecas.
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Antes hemos señalado los diferentes periodos en los que se divide la historia de los pueblos prehispánicos. En
este apartado nos centraremos en los pueblos más representativos del periodo Formativo, que se divide en
Formativo temprano y Preclásico y en la etapa epiclásica dentro del periodo del Clásico en el área
mesoamericana y especialmente de las dos culturas más importantes que caracterizan a este momento de la
historia: la Olmeca y la Teotihuacana.
Antes de avanzar vamos a señalar algunos rasgos generales del periodo Formativo. El periodo Formativo es
considerado por los estudiosos de la América Prehispánica el eslabón fundamental entre la Prehistoria y las
grandes civilizaciones americanas. Sin este periodo hubiese sido imposible que se desarrollasen culturas de tal
envergadura como la Maya o la Azteca. Se produce entonces un importante avance de la agricultura, actividad
que llega a equipararse a la de la caza y la pesca. Como sabemos, la actividad agrícola es uno de los primeros
pasos de todo pueblo para alcanzar el estado de civilización, puesto que es a partir de la producción de un
excedente cuando una cultura puede empezar a dedicarse a otro tipo de labores de carácter superior como el
comercio o la vida contemplativa a la vez que hace falta una organización social más compleja para repartir
ese excedente. Hay que destacar la importancia del maíz en América, un producto básico de la alimentación al
que además se hace referencia de modo singular en el Popol Vuh como sustancia a partir de la cual se creo al
hombre. También son destacables los frijoles (judías), calabazas (usadas además como vasijas) y la patata
(producto de gran importancia no sólo en América y entre cuyos éxitos encontramos el de haber librado a
numerosas sociedades de terribles hambrunas). Igualmente es importante el cultivo del algodón que lleva
consigo cambios en la vestimenta y en la decoración. Este periodo no se caracteriza por un gran desarrollo
tecnológico pero si por un gran desarrollo del comercio como demuestran los diferentes objetos suntuarios
que se han encontrado a muchos kilómetros de donde se desarrollaron las grandes culturas. Las aldeas son
pequeñas y están formadas por un número reducido de chozas de barro prensado. Empieza a aparecer además
el adobón (adobe recubierto de paja de modo que ésta absorbe toda la humedad) como material de
construcción. Además podemos a empezar ya a hablar de monumentalidad arquitectónica con la aparición de
algunas plazas en las aldeas y ciudades. Así mismo comienza a adquirir importancia la casta sacerdotal,
indicio de que ya empieza a haber cierta organización social. Sin embargo, esta casta empezará a desarrollarse
más rápidamente en el área andina que en Mesoamérica. Aún así debemos señalar como una de las principales
características del periodo Formativo la aparición de las primeras sociedades religiosas (como sabemos el
papel de la religión en el desarrollo de todos los pueblos del mundo ha sido fundamental). Con la aparición de
una casta sacerdotal se nos está haciendo referencia, por un lado, a una organización social jerarquizada y por
otro, a que existía ya un grupo de hombres que se dedicaban al estudio del mundo, de la naturaleza y sobre
todo del tiempo (la aparición del calendario es uno de los acontecimientos más significativos en toda cultura;
aquel que pudiese adivinar el tiempo y medirlo, era un hombre privilegiado que se elevaba sobre el resto de
sus congéneres, que controlaba la agricultura y que por tanto tenía poder). Además el estudio de las
divinidades de un pueblo proporciona interesantes datos sobre su idiosincrasia, puesto que nos da ideas, por
ejemplo, de que factores son importantes para un pueblo, a que animales o entes adoran, que les provoca
respeto, que les causa miedo, etc.
En Mesoamérica, en el periodo Formativo temprano, el área más importante culturalmente es sin duda el
Valle de México, debido a sus muy favorables condiciones ecológicas. Las aldeas de esta época se localizaban
a orillas de los ríos y lagos y no debieron sobrepasar los 200 habitantes. Destacaban también algunos centros
urbanos o semiurbanos en Tlapacoya o Tlatilco como la llamada capital de Niederberger. Se han encontrado
aquí numerosas figurillas que aluden a festivales de tipo religioso, indicio de una organización social más
avanzada y de un cierto desarrollo comercial. Son además destacables los hallazgos de máscaras, enterradas
junto al cuerpo de su dueño, de las que puede pensarse que fuesen de uso exclusivo de hermandades, grupos
de mimo o sociedades de danza, o incluso bufones y oradores, todo ello indicativo de una cierta estratificación
social. Aparecen además en el arte mesoamericano de este periodo multitud de símbolos y emblemas con un
gran contenido religioso, que han sido interpretados de maneras diferentes por diversos autores y entre los que
pueden distinguirse de forma clara hasta diez divinidades perfectamente formalizadas: el dragón polimorfo
(reptil con atributos felinos y de ave), el pájaro mítico, el enano antropomorfo, el dios−hombre jaguar, etc.
Estos símbolos contienen un alto volumen metafórico, todo ello prueba de la inmensa complejidad de estas
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primeras sociedades.
En la segunda etapa del periodo Formativo, la Preclásica (400 a.C.−200 d.C.) destaca sobre cualquier otro
cultura la Olmeca a la que vamos a dedicarle una atención especial.
Con el inicio del Preclásico, llegan hasta nosotros restos significativos de un importante desarrollo cultural en
el área central de Mesoamérica. Podemos empezar a hablar ya de la existencia de verdaderas obras
arquitectónicas como por ejemplo la Pirámide de Cuicuilco que refleja un importante esfuerzo comunitario de
un gran número de aldeas además de ser la primera representación simbólica de la morada de la divinidad.
También es destacable el hallazgo en el centro de México de un conjunto de miles de figurillas entre las que
sobresale el tipo de la mujer desnuda, a través de las cuales se nos relaciona de forma peculiar el concepto de
mujer, de fertilidad, de tierra y de agricultura (este tipo de figuras han aparecido en casi todas las culturas
primitivas del mundo, también en las europeas). Se empiezan a configurar pues en esta época algunos de los
conceptos básicos que caracterizan a las poblaciones del Valle de México que se desarrollarán de una forma
mucho más sistemática en culturas posteriores, como por ejemplo el concepto de dualidad como demuestran
los descubrimientos de una serie de figurillas del Preclásico temprano o medio en el que aparecen
representados individuos, generalmente mujeres, con dos cabezas, o una cabeza y tres ojos, o un rostro
dividido en dos partes, simbolizando una parte la muerte y otra la vida. Sin embargo, estos conceptos
prosperarán de forma singular en las áreas de Veracruz, Tabasco y Chiapas, con la cultura Olmeca.
Aunque son abundantes los estudios que se han realizado sobre la civilización Olmeca, aún son muchos los
enigmas que no se han resuelto. Por ejemplo el hogar de origen de esta cultura aún es dudoso. En un principio
se estableció como tal la región antes citada de Veracruz, Tabasco y Chiapas (A. Caso), pero autores
posteriores, inducidos por los descubrimientos realizados en Guerrero, se han sentido más inclinados a pensar
que el foco de esta cultura se desarrollo en tierras altas y de allí se expandió hasta llegar a abarcar 18 mil
kilómetros cuadrados de superficie, siendo los centros más importantes Tres Zapotes, La Venta y San
Lorenzo. Los yacimientos olmecas encontrados en lugares bastante alejados del hogar como los de Tlatilco,
Tlapacoya, Gualupita y las Bocas han sido considerados nexos entre Guerrero y la costa veracruzana (Tres
Zapotes, La Venta y San Lorenzo) o los de Padre Piedra, Pijijiapan, Izapa, San Isidro, Piedra Parada y Las
Victorias como escalas de una ruta hacia el sur que llegaría hasta Costa Rica.
Hay que distinguir tres periodos dentro de la civilización Olmeca: Olmeca I, Olmeca II y Olmeca III.
El periodo Olmeca I (1.500−1.200 a.C.) se caracteriza por la práctica de la agricultura como medio de
supervivencia y por una cerámica muy rudimentaria. Durante el periodo Olmeca I parece ser que tiene un peso
cultural mayor San Lorenzo que La Venta.
El periodo Olmeca II (1.200−400 a.C.) se divide en dos fases: Olmeca II 1 y Olmeca II 2. El Olmeca II 1
(1.200−900 a.C.) se caracteriza por un mayor desarrollo de la zona de San Lorenzo, al igual que en el Olmeca
I. Es importante destacar también como rasgo principal la manera de trabajar y decorar la cerámica. Destacan
las figurillas de niños huecas y pintadas de blanco, además de los cuencos, platos y botellas decorados con la
garra o el ala del jaguar. En el Olmeca II 2 (900−400 a.C.) el centro cultural se traslada a La Venta. Nos
encontramos aquí en el apogeo de la civilización Olmeca, cuando se produce el desarrollo más importante de
la arquitectura monumental así como del ajuar mobiliario. La mayoría de la cerámica es de color blanco. Pero
sobre todo comienza a trabajarse de forma magnífica uno de los minerales más importantes en las
representaciones de esta cultura: el jade.
Por último, el periodo Olmeca III (400−100 a.C.), corresponde al momento de decadencia de la cultura
Olmeca. El centro cultural más importante se sitúa ahora en Tres Zapotes. Cobran importancia dentro de las
representaciones artísticas las estelas, piezas de barro con forma de lápida en las que por primera vez aparece
una fecha, una cronología (esta cronología no sirve al arqueólogo para datar la obra).
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Las características generales de la cultura Olmeca son: la presencia de una escultura monumental; el trabajo
con jade; aparece la arquitectura cívica y ceremonial o religiosa; estratificación social ; es el primer pueblo
que conocen el calendario; aparecen por primera vez fechas en monumentos y por último y debido al contacto
constante de este pueblo con el agua (existe un alto índice de pluviosidad, las tierras son bajas y húmedas,
etc.) que tienen que aprender a controlar, existe un desarrollo de la arquitectura hidráulica y de las
matemáticas además de poseer importantes vías de comunicación a través de los ríos.
Una de las mayores aportaciones de la cultura Olmeca es el calendario. Las primeras evidencias del mismo las
tenemos en la fase Zacatepequez de Guatemala (hacia el 800 a.C.). En él se representaban los numerales con
puntos y barras y probablemente, hacia el siglo I a.C., en fases tardías de la cultura Olmeca, ya tenían un
símbolo para el 0. El calendario era el Tonalpohualli de 260 días, el mismo que utilizarían en épocas
posteriores a los mayas.
Es destacable también el importante desarrollo del urbanismo. Por primera vez se construyen verdaderos
centros ceremoniales, núcleo de las ciudades olmecas, en torno a los cuales se distribuía la población. Esto
implica además la especialización artesanal (hacen falta ceramistas, lapidarios, tejedores, etc.) y la división en
clases sociales: la clase dominante, que corresponde evidentemente a la casta sacerdotal creadora del
calendario y del complejo religioso que justifica la existencia de centros ceremoniales, y la dominada,
dividida a su vez, siguiendo la pirámide social, en especialistas (artesanos) y campesinado (la gran mayoría
del pueblo). La casta sacerdotal representa una elite tanto social como cultural puesto que como sabemos, el
conocimiento trae consigo poder. Esta casta sacerdotal se identifica con las divinidades básicas como las de la
caza, la lluvia, la agricultura, etc. Es destacable en este contexto mencionar la importancia que tuvo el
excedente para que fuese posible que se desarrollase este tipo de elite. La base de la economía de esta
sociedad es la tierra, la actividad agrícola.
La religión Olmeca es politeísta y está íntimamente relacionada con la agricultura puesto que, como hemos
dicho, es la base de la economía. En la iconografía aparece reflejada de forma muy interesante esta relación
entre la religión, la agricultura y la fertilidad, por ejemplo, en las figurillas de mujer que mencionábamos
anteriormente.
Vamos a extendernos algo más en el arte Olmeca, puesto que además de ser muy destacado dentro de las
culturas precolombinas, las más importantes deducciones que podemos hacer de los olmecas se lo debemos a
los hallazgos arqueológicos de representaciones artísticas.
Las esculturas olmecas más importantes son las cabezas olmecas, representaciones de colosal tamaño de las
que se han recuperado catorce ejemplares. Se encuentran talladas en piedra y se caracterizan por poseer rasgos
negroides con ancha nariz, gruesos labios y ojos abotagados que se cubren con un casquete ajustado que cae
por los lados. Poseen cierto realismo y se cree que son un culto a los antepasados. Eran esculpidas mientras el
modelo aún vivía y cuando éste moría se decapitaba la escultura, separándose cabeza de cuerpo. Por eso se
han encontrado un número tan elevado de cabezas sueltas.
Son destacables también las esculturas de figuras sedentes, que toman la actitud de un escriba a la manera
egipcia o que tienen en el regazo el cuerpo de un niño divinizado (enano eunucoide), un cetro o un cilindro, o
una caja sagrada, destacando como obra maestra de las representaciones sedentes encontradas la denominada
El luchador procedente de Santa María Uxpanapa (Veracruz, México) que representa un hombre barbado con
las piernas y los brazos doblados y que da la impresión de estar realizando un gran esfuerzo físico.
En contraposición con el estilo eminentemente realista que se refleja en las cabezas olmecas y en las figuras
sedentes, existen también representaciones de estilo abstracto con un gran contenido simbólico y metafórico.
Este estilo se desarrolla especialmente en los relieves, por ejemplo, en las representaciones sobre diferentes
tipos de hachas ceremoniales de seres mitológicos que presentan como característica propia la boca olmeca y
la muesca olmeca (hendidura en forma de V que aparece en los cráneos de estos personajes) o en los altares.
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Las representaciones sobre los altares se prolongarán a través del tiempo especialmente en las culturas mayas.
Los altares son grandes bloques de piedra de forma prismática en cuyos laterales hay escenas realizadas en
alto y bajorrelieve. En muchos de estos altares se representa un figura sedente que emerge de una cueva u
hornacina que se interpreta como la boca de un dragón y que podía representar al dios del Inframundo. En
ocasiones esa figura lleva en su regazo un niño divinizado. Muchos de estos altares representan en las paredes
laterales figuras de sacerdotes que llevan en sus brazos un niño divinizado. Algunos autores han interpretado
estos altares como verdaderos tronos. Así mismo son destacables las representaciones sobre estelas que
también serán utilizadas por los mayas. En ellas aparecen escenas posiblemente míticas de difícil
interpretación, con personajes con vestidos y adornos sumamente complicados.
Muchas de estas representaciones de carácter mitológico se desarrollaran de una forma mucho más metódica
en culturas posteriores.
La civilización Olmeca es la última gran cultura mesoamericana del periodo Formativo o más concretamente
del periodo Preclásico. Nos metemos por tanto de llenos en el periodo Clásico (200−900 d.C.) de la historia
precolombina del que irremediablemente tenemos que señalar una serie de características principales.
El periodo Clásico se considera como el que consigue consolidar y afianzar definitivamente los rasgos que
caracterizan a las civilizaciones. Entre estos rasgos destaca sobre cualquier otro el desarrollo del urbanismo.
La evolución de este urbanismo se inicia en el formativo tardío con las aldeas, continúa en el Preclásico medio
con las villas, sigue en el Preclásico final o tardío con los primeros centros ceremoniales planificados (primera
aparición considerada ya urbana) y culmina con las verdaderas ciudades del periodo Clásico. También la
metalurgia sufre un importante progreso. La rueda aparece en ciertos juguetes y el rodillo comienza a
utilizarse para transportar monolitos u otros materiales pesados. Aparecen además evidencias de producción
en masa, como por ejemplo, el uso de moldes en la producción cerámica que aumentaría el número de
trabajadores no cualificados en este sector y dirigidos por los especialistas artesanos que podrían dedicar su
tiempo a la fabricación de estos moldes y a trabajos más finos. Así mismo es destacable el auge de las vías
comerciales que llegan hasta lugares cada vez más alejados como El Salvador, Honduras y Guatemala. Se
impulsa el concepto de ciudad como ciudad−estado, es decir, con un gobierno teocrático que ejerce el poder
sobre toda la ciudad. El sacerdocio es el responsable del desarrollo de la religión y del ceremonial que esta
lleva consigo además del autor de una incipiente ciencia basada en las observación astronómica y en el
cómputo del tiempo y que deriva en el desarrollo de una escritura, una matemática y una serie de saberes más
o menos empíricos. Esta clase social que controla la vida religiosa y el régimen agrícola se convierte en un
grupo de presión que controla todo el gobierno. Es destacable también la aparición con toda probabilidad de
una nueva clase social formada por comerciantes.
En este punto vamos a profundizar en el estudio de una de las culturas más importantes del periodo Clásico en
Mesoamérica: la Cultura teotihuacana.
Las raíces de la civilización teotihuacana se hunden en el Preclásico final y es sin duda la consecuencia
inmediata de la cultura olmeca y viene a constituir el fundamento de una tradición que no terminará hasta la
llegada de los españoles. Algunos autores consideran que la cultura teotihuacana comienza en los albores de
nuestra era y por eso el urbanismo teotihuacano debería considerarse dentro del Preclásico. Sin embargo la
cultura teotihuacana como tal comienza a desarrollarse a partir del 300 d.C.
El centro de esta civilización se halla localizado en el Valle de Teotihuacán una fracción limitada del valle de
México de unos 600 kilómetros cuadrados de extensión atravesados por el río San Juan y donde el núcleo
urbano primero y más importante es la ciudad de Teotihuacán. En el centro de la ciudad se concentra del 80 al
90% de la población, repartiéndose el resto por los alrededores y por otras concentraciones aldeanas en el
valle.
La principal característica de la cultura teotihuacana es por tanto el desarrollo del urbanismo. Así como con
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los olmecas el estudio de su arte era fundamental para entender su cultura, en Teotihuacán será fundamental el
estudio del urbanismo, que es el que nos dará las claves de su vida política, social, cultural, económica,
religiosa, administrativa...
En la fase Tzacualli o Teotihuacán I este centro pasa de ser un gran pueblo con alrededor de 10.000 habitantes
y una estructura sociopolítica de carácter tribal, a convertirse en una verdadera ciudad con alrededor de 50.000
habitantes, realizándose entonces el trazado definitivo de la urbe que se mantendrá a lo largo de los siglos
siguientes. Este trazado consiste en dos avenidas que se cruzan perpendicularmente (el cruce no corresponde
al centro de la ciudad) dejando cuatro cuadrantes. El eje norte−sur, la avenida principal, corresponde al
llamado Camino de los Muertos. En el centro de la ciudad se encuentra la Pirámide del Sol, donde se ha
hallado una cueva cuatrilobulada que representa de forma simbólica al mundo. A lo largo del Camino de los
Muertos se sitúan los monumentos más importantes de la ciudad: las pirámides de la Luna (planta
cuadrangular, muros concéntricos y con un cuadrado central mucho más pequeño que el de la base) y del Sol
(de mayor tamaño que la anterior, cosa que refleja la importancia del culto al sol, además de por su posición
central en la ciudad), el templo de la Agricultura, el grupo de Viking, la Ciudadela... Los demás conjuntos de
la ciudad forman un apiñado y denso tejido de calles y callejuelas entre los que pueden distinguirse palacios,
diferentes barrios gremiales en los que varias viviendas se agrupan dentro de una muralla y donde es común el
desarrollo de pasadizos subterráneos, etc.
Durante la fase de Xolalpan, la ciudad alcanzó el máximo de población, calculándose que podría haber estado
formada hasta por 200.000 mil habitantes, cifra que puede aumentar hasta el medio millón si incluimos los
varios centenares de aldeas y asentamientos localizados. La población se redujo en fases posteriores hasta los
60.000 habitantes probablemente como consecuencia de los ataques de grupos chichimecas que incendian la
ciudad haciendo que la población se disperse. Sin embargo, este crecimiento de la población trajo consigo
importantes consecuencias como un excelente desarrollo del comercio y de las actividades militares de
conquista hasta constituir verdaderamente un imperio de forma que la influencia de Teotihuacán en otras
culturas del valle de Oaxaca fue enorme, hasta tal punto que dentro de la ciudad de Teotihuacán hubo un
barrio en el que debió predominar la población de Oaxaca. Esta expansión teotihuacana hizo que la influencia
de esta cultura se extendiera también por la Mixteca y el área maya, especialmente en la región de Petén en
Tikal. Es esencial también destacar el importante desarrollo de las obras públicas, tan esenciales para el
comercio.
La sociedad teotihuacana se caracteriza por tener una organización de carácter teocrático en la que la casta
sacerdotal acumula todo el poder tanto religioso, como político, militar y administrativo. Prueba de ello es
como en el sector principal de la ciudad se entremezclan los edificios estrictamente religiosos (pirámides y
templos) con los de carácter residencial y administrativo de la clase sacerdotal. A través del control de la
religión y de los cultos religiosos la casta sacerdotal conseguirá dominar al pueblo.
Dentro de la organización social teotihuacana es importante destacar la aparición de gremios que aunaban y
defendían los intereses de las personas que practicaban un mismo oficio. Así mismo destacaban otros grupos
sociales como los artesanos, siendo los lapidarios, los escultores, los pintores y ceramistas los más
distinguidos, los comerciantes y los guerreros. Aunque no se puede afirmar rotundamente que Teotihuacán
fuese un imperio militarista, también los militares debieron desempeñar un papel fundamental en la sociedad y
en la organización política de esta civilización.
TEMA 4.
Área Mesoamericana II. Mayas. Organización social, económica y política. Conocimiento y
Pensamiento.
El Clásico temprano ha finalizado en Mesoamérica con una herencia de la cultura teotihuacana en toda esta
área. También y como ya hemos dicho, el área del clasicismo maya sufrirá una fuerte influencia teotihuacana.
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El área maya comprende la península del Yucatán, las cuencas de los ríos Usumacinta y Motagua, el Petén,
las tierras altas de Chiapas y Guatemala y la costa de Soconusco hasta la actual república de El Salvador. En
esta región se desarrolla el periodo Clásico que alcanzó un más alto grado de brillantez y complejidad y que
los especialistas dividen en Clásico temprano (300−600) y Clásico tardío (600−900). La historia de este
pueblo ha podido estudiarse a la manera tradicional gracias a las representaciones sobre cerámica que han sido
halladas y a los llamados glifos−emblemas. Se puede así tratar con cierto detalle la historia de este pueblo a
través de sus dinastías entre las que destacan las de Tikal, Palenque (siendo el rey más importante Pacal el
Grande que reina en el siglo VII), Yaxchilán, Copán...
La base económica de la sociedad es la agricultura. El sistema agrícola más extendido es el de roza, pero
también se utilizó el barbecho, tanto de ciclo largo como de ciclo corto. Desarrollaron además un avanzado
sistema de irrigación con canales, sistemas de camellones, terrazas, etc., que les permite llevar a cabo una
agricultura intensiva. Las plantas más importantes son el cacao, el aguacate y el ramón, junto con el maíz y la
calabaza.
La forma de organización política era la propia de las ciudades−estado. La ciudad era la capital de un
territorio bastante amplio que comprendía una serie de ciudades menores, aldeas y lugares de ocupación
organizados y sistematizados. La capital varió a lo largo de la civilización maya (Tikal, Palenque...). En ella
vivía el rey, el panteón real y el gobierno. El urbanismo también es un factor destacable en la cultura maya.
En el centro de las ciudades y pueblos se situaban el centro ceremonial (los templos y demás edificios de tipo
religioso) en torno al cual se disponía la zona residencial de la elite, es decir, las viviendas de los señores,
sacerdotes y la gente pudiente. Así se iban situando los más ricos y estimados en las zonas más centrales y la
gente más baja en la periferia de la ciudad.
En cuanto a la organización social que era de tipo jerárquica, hay que destacar que los poderes que se
concentran en la elite y la clase dirigente son mucho más amplios y variados que los de culturas anteriores
debido a la complejidad social, política y económica alcanzada por el estado maya. Desde el soberano, de
carácter político y religioso, hasta los parientes y nobles de su propio linaje (vemos aquí la importancia del
panteón real) controlan el poder político, religioso, administrativo y militar, produciéndose así una profunda
estratificación social en la que destacan dos clases principales, la elite y el pueblo, aunque con muchas
variedades por su especialización. En la cúspide de la pirámide social se hallaba el rey, jefe ejecutivo que
guarda en su persona el poder político y religioso; siguiendo al rey se sitúa la alta burocracia que es la
encargada de transmitir las órdenes reales y hacer que se cumplan; después encontramos la burocracia inferior
responsables de la ejecución efectiva de esas órdenes; después se encuentran los intelectuales o trabajadores
especializados, es decir, los arquitectos, escribas, médicos, sacerdotes...; seguidamente los trabajadores
especializados (más técnicos, no tan teóricos como los anteriores); los trabajadores no especializados; los
campesinos y por último los esclavos. Es importante destacar en este punto a los comerciantes, grupo social
que llegó a consolidar en el área maya una impresionante red que servía de vínculo de interconexión cultural y
de homogeneización de toda la región.
Un punto interesante a tratar es la visión maya del universo, es decir la cosmovisión. Los pueblos mayas
tenían un desarrollado conocimiento de la astronomía, además de matemáticas, etc., cosa que convertía casi en
dioses a la casta sacerdotal. El Universo para los mayas estaba formado por una estructura geométrica
consistente en dos pirámides unidas por la base, cuya parte superior con trece escalones representaría el cielo,
mientras la inferior con nueve escalones representaría el Inframundo. Los cuatro rumbos del Universo estarían
simbolizados por cuatro ceibas o cuatro chaces que sostendrían el cielo quienes sostendrían el cielo, mientras
una gran ceiba atravesaría todos los cielos en su parte central. El centro es el lugar por el que se comunica el
cielo con el Inframundo, lugar, por tanto, del nacimiento y de la muerte. El mundo celeste y el Inframundo
constituyen a su vez lo diurno y lo nocturno. Dentro de esta cosmovisión los dioses desempeñan sus
respectivos papeles. Así, Itzamná domina el mundo celeste mientras Ix Chebel Yax es su compañera femenina;
Chac es el tradicional de la lluvia, patrono de los agricultores y Ah Puch sería el dios del Inframundo.
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La religión maya es sumamente compleja. Lo primero que hay que señalar es que a los mandatarios se les
diviniza, se les convierte en dioses. La religión gobierna el tiempo, la productividad, el quehacer diario. Hay
dos tipos de religiones, la religión oficial que es seguida por el pueblo pero no comprendida y la popular, la
básica la que conocen todos, la de cada día, que está insertada en los ciclos agrícolas.
Hay que destacar también la importancia del calendario y de la escritura, ciencia que fueron los primeros en
desarrollar.
TEMA 5
Área Mesoamericana III. Aztecas. Organización social, económica y política. Conocimiento y
Pensamiento.
El término azteca es una palabra utilizada más comúnmente en las publicaciones europeas. Sin embargo, para
identificar a este pueblo, originarios de la región de Utta (sur de Estados Unidos), más allá de las fronteras de
Mesoamérica, de carácter agresivo y naturaleza bárbara, pendenciera y cruel y que al llegar al valle de México
construirán su propia cultura a partir de la tradición tolteca, son más correctas las acepciones genéricas de
mexica o mexitin o para los habitantes de Tenochtitlan, la ciudad más importante de lo que más tarde se
conocerá como el Imperio azteca, la denominación de tenochca. Los aztecas destacarán por su extraordinaria
agresividad que se refleja en los sacrificios humanos, por su gran sentido de la religiosidad, así como por su
carácter patriótico y el nacionalista que se manifestarán en una fuerte acción expansiva y colonizadora que les
llevará a extender los límites de su Imperio hasta tierras lejanas a base de sucesivas y violentas campañas
militares. Así mismo se caracterizarán por poseer una estructura social compleja y muy jerarquizada y una
extraordinaria organización política, militar, económica y comercial. Todo ello es lo que vamos a estudiar a
continuación.
HISTORIA.
Como casi todas las culturas mesoamericanas su historia posee un fuerte carácter mítico y religioso. Se dice
que llegaron al valle de México aproximadamente a mediados del siglo XII con los refugiados toltecas
después de la caída de Tula (ciudad más importante de la cultura tolteca) o que tuvieron un origen mítico en
una ciudad llamada Aztlán (las siete cuevas). Durante el siglo XII y XIII los mexicas no fueron los únicos que
llegaron al valle de México. Poco a poco se fueron estableciendo una serie de grupos tribales pertenecientes a
la familia lingüística de los nahua que van a ser los incómodos vecinos de los aztecas. Hacia el año 1256 los
aztecas se asientan en Chapultepec que será el escenario de luchas sangrientas entre éstos y sus vecinos,
luchas en las que los mexicas no saldrán muy bien parados y por ello, poco a poco, tratarán de encontrar un
lugar que se hallase libre de todos estos grupos enemigos. Por entonces los mexicas eran un pueblo dominado
al que se concedió unos islotes rocosos en una zona pantanosa, desagradable y hostil donde, de acuerdo con la
profecía y según la mitología azteca, fundaron la ciudad de Tenochtitlan (entre el 1325 y el 1360
aproximadamente) en el momento en el que encuentran un águila subida a un nopal con una serpiente en la
boca. Es entonces cuando podemos considerar que comienza realmente la historia de lo que va a convertirse
en el Imperio azteca.
Como ya hemos dicho, los aztecas, a pesar de ser un pueblo en el que ya empezaban a observarse importantes
atributos guerreros, aún estaban bajo el dominio de otros pueblos. Hacia 1428 aproximadamente, una serie de
crisis políticas y militares ocurrieron en las relaciones entre los mexicas (que ocupaban además de
Tenochtitlan, la ciudad gemela de ésta llamada Tlatelolco, fundada más o menos al mismo tiempo que
Tenochtitlan y en la misma región pantanosa y otras muchas ciudades−estado además de las aldeas
circundantes) y sus señores, los tepanecas de Azcapotzalco. El soberano tepaneca reinante y su hijo eran
ambiciosos y parecían dispuestos a hacerse con el dominio de toda la cuenca de México. Sin embargo, el
soberano consideró que los mexicas se habían convertido en una amenaza para la hegemonía tepaneca y
decidió destruirlos. Se sucedieron entonces una serie de batallas ganadas por los mexicas y sus aliados
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Texcoco y Tlacopan, dos ciudades rebeldes frente al dominio de Azcapotzalco. Más tarde, hacia 1433, la
alianza entre estas tres ciudades se reafirmó y pasarían a formar el eje central de lo que poco a poco se iría
constituyendo, a través de numerosas guerras y expansiones, como el Imperio azteca, siendo la ciudad más
importante y poderosa, centro del poder político y económico, Tenochtitlan. Entre el siglo XV y principios del
XVI hay que destacar una serie de campañas que lograron, entre otras cosas, unir las ciudades de Tenochtitlan
y Tlatelolco y extender la expansión del imperio hasta lugares nunca alcanzados pos ningún pueblo del valle,
en dirección oeste, este y sur. En el año 1502 Moctezuma será elegido nuevo soberano (tlatoani) de
Tenochtitlan y será él quien asista a la llegada de los españoles, hombres blancos y barbudos que navegaban
por el mar sobre enormes castillos que poseían instrumentos que vomitaban fuego, a la ciudad mexica.
Durante el reinado de Moctezuma, está apunto de finalizar el quinto sol o quinta era, (según la tradición azteca
acerca de la creación y evolución del mundo y la humanidad), momento en el cual se cree que el dios
Quetzalcóatl debe volver para ajusticiar a la quinta humanidad de la que estaba avergonzado y por la que
había sido repudiado y acabar con ella. La tradición mitológica azteca había descrito a Quetzalcóatl como un
hombre rubio, de piel cobriza y con barba. Moctezuma ve así en los colonizadores españoles enviados de este
dios que presagia el fin de los días para la quinta humanidad y sabiendo que nada puede hacer contra los
designios de tal divinidad, envía presentes a los españoles para ganarse su favor sin poder pensar que será eso
precisamente lo que sirva de atracción y estímulo a los recién llegados para alcanzar Tenochtitlan. El
encuentro entre españoles y aztecas se produjo en 1519 de la mano de Hernán Cortes a quien Moctezuma
tomó por Quetzalcóatl. El soberano no lograría averiguar las verdaderas intenciones de los invasores y ni
siquiera si se trataban de hombres o de dioses hasta mucho después.
ECONOMÍA.
El sistema económico azteca es terriblemente complejo. Podemos decir que se basa en tres factores
principales: la agricultura, el comercio y las tributaciones (los impuestos).
Para comprender el sistema de producción agrícola, base de la sociedad, hay que destacar la gran diversidad
medioambiental que existe en Mesoamérica de donde se entiende que exista igualmente una gran variedad de
plantas útiles tanto alimenticias e industriales como medicinales que se hallan en el valle de México (achiote,
algodón, chili, patata, batata, frijol, calabaza, tabaco, tomate, cacao y sobre todo maíz). La agricultura azteca
es muy rudimentaria pero se compensa con que esta civilización se ha desarrollado cobre tierras enormemente
fértiles y además disponen de abundante mano de obra. Los sistemas de cultivo utilizados por los mexicas son
el de roza, el barbecho, el secano intensivo y un sistema de riego de gran importancia porque permitió el uso
de una agricultura intensiva que resolvería los problemas de superpoblación de las últimas épocas del Imperio.
Se desarrolló así una vasta red de canales que además de cumplir funciones de drenaje en las tierras agrícolas,
sirvió como ruta para el transporte en canoas (medio más extendido e interesante desarrollado por los
tenochcas).
Antes de pasar a los otros dos grandes aspectos de la economía azteca hay que destacar que, si bien la carne
no tenía un papel preponderante en la alimentación de las clases populares, la caza tuvo cierta importancia en
la economía del Imperio. En las marismas se cazaban gran número de aves silvestres migratorias y grandes
salamandras. Destaca sobre todo el pavo, un animal muy importante en la dieta. Además es destacable su
labor artesanal (trabajaban el algodón haciendo mantas y telas, la orfebrería que servía para crear piezas
ornamentales, la cerámica, la cestería...) y el cultivo de flores, elemento decorativo indispensable en la vida
azteca. No existe la rueda aunque si existe el círculo como representación simbólica del sol. Hay una clara
división sexual en el trabajo y mientras los hombres se dedican a la agricultura y a la realización de ciertas
labores artesanales, la mujer cuida del hogar, cocina, muele el maíz, hila, teje, etc. Estos papeles sólo se
alteran en casos especiales, por ejemplo cuando el hombre debe acudir a la guerra, momento en el que la
mujer asume otras obligaciones fuera de sus labores normales.
Sabemos poco de la propiedad en general de los aztecas pero si podemos decir algo en cuanto a la propiedad
de la tierra. De todas formas, conviene señalar que, aunque con modificaciones sustanciales en las formas, al
15
igual que en todas las culturas prehispánicas de Mesoamérica, los bienes son del estado y no existe la
propiedad privada. Así las tierras en general eran propiedad del estado pero algunas eran de carácter privado y
otras de carácter público (es decir, solo ciertos grupos se beneficiaban de sus productos aunque las tierras no
podían considerarse como suyas puesto que no podían venderlas, intercambiarlas por otra cosa, etc.), había
tierras trabajadas comunalmente y otras cedidas en usufructo al que las trabajaba o tierras que eran
arrendadas, etc. Así los calpulli, unidad social y familiar de la que hablaremos en el apartado siguiente,
recibían tierras que podemos considerar como propiedad comunal puesto que una parte de ellas era trabajada
por todos los miembros del calpulli (la dirigida a pagar los tributos al Estado) y el resto eran entregadas en
usufructo a los miembros del calpulli que las trabajaban para si mismos, sin poderlas vender, ni ceder sus
derechos.
En cuanto al comercio hay que destacar que, siguiendo la tradición tolteca, los aztecas desarrollaron una
importante red de mercados a lo largo y ancho de Mesoamérica. El comercio se hallaba en manos de una clase
con gran prestigio social durante la época de las grandes conquistas y que se distinguía perfectamente de las
demás: los pochtecas (mercaderes). Sin embargo también eran considerados como sumamente peligrosos a
causa de la amenaza que suponía para la sociedad azteca la riqueza privada. Por eso eran obligados a vestir
con trajes muy humildes en Tenochtitlan y a entrar en la ciudad por la noche. Es destacable también el papel
de éstos para cumplir misiones peligrosas para los tlatoani como espiar a otras regiones con las que se
pretendía entrar en guerra o cumpliendo misiones diplomáticas como embajadores. El mercado exterior es
muy importante para los tenochcas porque muchas de las materias primas tenían que ser importadas,
especialmente las de construcción, además de muchos alimentos. Las transacciones no se hacía por trueque si
no que eran reguladas por signos equivalentes a la moneda entre los que destacan los granos de cacao.
Por último, lo que quizás suponía una de las mayores aportaciones a la economía azteca eran sin duda el pago
de tributos, por un lado por parte de los propios calpulli y campesinos aztecas y por otro, siendo estos los más
exagerados, por parte de los pueblos, ciudades y aldeas conquistados. Así poco a poco y con la expansión del
Imperio las relaciones que Tenochtitlan establece con las regiones que son vencidas en las diversas campañas
militares son puramente económicas y además estas tributaciones resultan completamente abusivas e injustas
de forma que el enriquecimiento y magnificencia azteca trae consigo el empobrecimiento de los pueblos
conquistados y dominados.
SOCIEDAD Y POLÍTICA.
Antes de adentrarnos en la compleja y estratificada sociedad azteca vamos a definir qué es un calpulli. Las
clases bajas de la sociedad azteca se agrupan en unidades llamadas calpulli o gran casa que combinan
relaciones de parentesco y de tributo. Se trata de un grupo de personas unidas entre si por un vínculo de
parentesco y que tenían la obligación de realizar una serie de tareas y pagar un tributo común. A cambio el
estado asume la responsabilidad de mantener sus condiciones básicas de vida y de cederles áreas de terreno
cultivables. Sus funciones están totalmente organizadas y repartidas. Cada calpulli está gobernado por una
autoridad con connotaciones religiosas quien, junto a los consejeros, se encargaba de redistribuir la tierra
periódicamente. Además cada calpulli tenía que trabajar las tierras de los sacerdotes y del ejército. Algunos
calpulli estaban formados por clanes patrilineales, pero a estas unidades administrativas podían añadirse otros
grupos. Todos los calpulli debían mantener una escuela donde se enseñaba a los jóvenes nociones básicas de
deporte, religión y entrenamiento militar entre otras cosas (se les inculcaba además un gran sentido del
patriotismo para justificar así las guerras y las conquistas). Cada calpulli tenía un dios protector para el que se
construía un pequeño templo con una casa en la que vivía el sacerdote residente. Estas unidades formaban
además una especie de milicia porque los hombre iban a la guerra agrupados según su calpulli.
Así en la base de la pirámide social se encontraba el pueblo que vivía organizado dentro de este sistema de
calpullis de forma que se satisfacían sus necesidades básicas, seguridad social, educación y otros aspectos.
Normalmente se dedicaban al cultivo de la tierra, es decir, eran campesinos, pero también había un destacado
número de artesanos.
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Por debajo de los campesinos y artesanos estaban aún los esclavos, la mayoría de los cuales eran obtenidos en
las terribles campañas militares que con tanta frecuencia llevaron a cabo los aztecas y se utilizaban para ser
sacrificados en rituales sagrados para el sanguinario dios azteca Huizilopochtli. Pero también había otros
modos de llegar a convertirse en un esclavo. Los esclavos eran un grupo relativamente pequeño en la sociedad
azteca y nadie podía nacer esclavo. La esclavitud era considerada una condición temporal a la que podía
llegarse por haber cometido un crimen, por necesidades económicas, etc.
Por encima podían situarse a los comerciantes (de los que ya hemos hablado antes), sacerdotes, funcionarios
(entre los que destacaba de forma significativa la figura del juez, muy importante en la sociedad azteca), los
militares (el ejército es uno de los elementos más importantes en una cultura colonizadora y guerrera como lo
fue la azteca, estando la edad militar comprendida entre los quince y los sesenta y cinco años) nobles y por
encima de todos ellos se encontraba el tlatoani, señor supremo de Tenochtitlan.
En la década de los setenta, en el siglo XIV, es cuando aparece por primera vez en la cultura mexica la figura
del poder centralizado en la elite, en la aristocracia, siendo la persona más importante, que maneja todo el
poder y toma las grandes decisiones el soberano o tlatoani. Sus parientes pasarán a ocupar los puestos
importantes dentro de la sociedad.
El tlatoani es el representante de la divinidad, pero no el hijo de los dioses. Es el máximo juez y sobre él
recaían todas las responsabilidades (declarar la guerra, promulgar leyes, etc.). Es el equivalente a lo que
nosotros llamamos rey o emperador. En un principio era un cargo electivo, elegido por los nobles y los
representantes de los calpulli. Poco a poco fue adquiriendo más peso la opinión en la elección de los parientes
del tlatoani anterior hasta que se adquirió la costumbre de que los tlatoani fueran siempre de la misma familia.
Así, entre los hijos del tlatoani se elige al que está mejor preparado para heredar el puesto porque es mejor
guerrero, es más astuto, conoce mejor como poder dominar a otros pueblos... así cuando muere un tlatoani
suele producirse un gran conflicto entre los hermanos y tienen lugar grandes luchas internas. . El tlatoani
gobernaba con un absolutismo total y aunque tenía el derecho de tomar las decisiones que él considerase
oportunas solí aceptar la opinión de un Consejo. Además había un gobernador en las diversas ciudades aztecas
que, aunque estaban siempre por debajo del tlatoani, tenían un gran peso político.
Hay que decir que la sociedad azteca se basa en el matrimonio monogámico aunque existen casos de
poligamia en las clases altas de la sociedad. Si bien, las concubinas nunca podían vivir juntas y sólo se
aceptaban como hijos legítimos aquellos que fuesen hijos de la esposa principal. Además es destacable que el
divorcio estaba permitido por lo que los casos de adulterio se castigaban severamente, incluso con la muerte.
Había un gran respeto hacia los ancianos a quienes se honraba y se permitía participar en los consejos.
También se tenía mucho cuidado de las mujeres embarazadas y aquellas que morían en el parto se las
enterraba en el patio de un templo. También los que morían ahogados o gotosos eran enterrados. El resto sin
embargo eran incinerados después de haber sido vestidos con sus mejores galas.
TENOCHTITLAN.
El modelo arquitectónico y urbanístico que se seguirá en la ciudad de Tenochtitlan, capital del Imperio azteca,
es el que se seguirá después en la mayoría de las ciudades−estado que se desarrollarán en el mismo. Este
modelo predominará así en todo el área mesoamericana.
Se ha calculado que la población de Tenochtitlan se encontraba en torno a los 300.000 habitantes. La ciudad
se sitúa en torno a un centro ceremonial, eje de la urbe, en el que se encuentra el Templo Mayor, templo del
dios Huizilopochtli, dios tutelar del pueblo azteca, pueblo que, tras encontrar el águila en el nopal, recibe la
misión de construir un templo para este dios. En este centro ceremonial hay además otros muchos edificios de
carácter religioso y administrativo. Alrededor de este centro ceremonial se van situando de manera
concéntrica todas las clases sociales, de modo que, en su entorno se hallan las habitaciones de los nobles y en
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la periferia, de forma mucho más dispersa, las casas campesinas. Nos recuerda así al modelo urbanístico de
los mayas, aunque el centro ceremonial de las antiguas ciudades mayas estaba mucho más extendido. La
separación entre campo y ciudad se produce de forma suave, con una declinación poco pronunciada de las
zonas urbanas hasta un crecimiento progresivo de la zona rural.
Tenochtitlan, es una ciudad llena de islas y canales, con caminos que unen este terreno pantanoso con la tierra
firme y donde el principal medio de transporte es la canoa.
La ciudad se dividía en sesenta y nueve barrios en torno al centro ceremonial que se agrupaban a su vez en
cuatro grandes unidades. Aún hoy en el plano de México se pueden apreciar estos grandes ejes de la estructura
urbana cuatripartita prehispánica.
El centro ceremonial tenía unos 68 edificios de los que se conoce muy poco el Templo Mayor (edificio
principal) y casi nada del resto. Se han encontrado numerosos y grandes monumentos escultóricos en este
centro que nos dan la idea de la grandeza y belleza de este centro ceremonial. Como ya hemos dicho al
referirnos a los calpulli, además de los grandes templos de este centro, en cada barrio había pequeños templos.
Las viviendas de los campesinos se agrupaban en torno a patios siguiendo el modelo de Teotihuacán. Los
servicios de vigilancia y policía eran muy abundantes, especialmente por la noche. También era destacable la
presencia de alguaciles encargados de la vigilancia para evitar fraudes y robos durante la celebración de los
mercados.
RELIGIÓN.
Las creencias religiosas y las prácticas mágicas eran dos de los factores más importantes de la cultura azteca
en la que los dioses y la religión estaban presentes en todos y cada uno de los aspectos de la vida humana.
La religión azteca se caracteriza por un acusado sincretismo. Cuando un pueblo se forma a partir de
migraciones y conquistas, se enriquece con nuevas creencias y en ocasiones porque les sale rentable y en otras
porque resulta más fácil para llevar con éxito la conquista de una región, se absorbe la religión en vez de
imponer otra. Así va formándose el gran panteón religioso que caracteriza a la cultura azteca en el que destaca
sobre todos los dioses la figura de Huizilopochtli.
Uno de los principios más destacables dentro de la teología azteca es el principio de la dualidad que reaparece
de múltiples maneras en el sistema religioso, por ejemplo, por una parte como dualidad sexual (hombre y
mujer) por lo que muchos dioses funcionan como parejas y por otra dualidad de contrarios (día y noche). Así
mismo es importante el principio de cuatripartición, que se deriva del concepto de las cuatro direcciones del
mundo. Además de estas cuatro direcciones, el punto cardinal más importante es el centro pues es donde se
sitúa el símbolo de la tierra. El mundo de lo real se completa además con trece cielos y nueve inframundos,
por encima y por debajo de la superficie terrestre, de forma que el Sol celeste se hunde cada día en la tierra
para pernoctar en los sucesivos nueve inframundos y renace cada mañana por Oriente.
Como muy bien refleja la teoría de la creación del universo según la cultura azteca, esta división cuatripartita
más el centro, no se refleja sólo en la división del espacio del Mundo sino también del tiempo. Así en la
Leyenda de los Soles se explica el origen y la evolución del universo. Según esta el mundo ha existido cuatro
veces. La era actual, la de los aztecas y la nuestra, es ya la quinta era, el quinto sol, la etapa del sol en
movimiento. Esta etapa se halla bajo el signo de Huizilopochtli. Existe una creencia que asegura que al final
de esta etapa, la humanidad está llamada a desaparecer (mito de Quetzalcóatl). Para evitar esto hay que dar de
comer al sol, simbolizado en la figura de Huizilopochtli (Sol diurno). Si el sol se debilita, la humanidad se
acaba. Y lo que más le gusta a este dios es el agua preciosa y su ofrecimiento a dicha divinidad es la única
manera de mantener la existencia del astro durante todos los días. El agua preciosa hace que el sol vuelva a
salir al día siguiente. Y el agua preciosa no es otra cosa que la sangre humana. Los sacrificados tendrán
grandes privilegios en la vida tras la muerte ya que habitarán en la morada del Sol, junto a éste.
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De esta forma el dios titular de los aztecas, Huizilopochtli, es agresivo como consecuencia del proceso
formativo y cultural del propio pueblo azteca. Para justificar sus conquistas, terriblemente agresivas, se utiliza
la figura de este dios que se alimenta con sangre humana. De este modo se desarrolla la guerra florida, tipo de
campaña militar que reúne a un pequeño número de militares aztecas que ataca a un pueblo con el único fin de
matar y hacer prisioneros para el sacrificio (no es una conquista).
Se cree que es posible que practicasen el canibalismo comiéndose las víctimas de sacrificios humanos que son
propicias.
El Panteón religioso azteca es tan increíblemente grande que nos resultaría imposible explicar si quiera unos
pocos dioses mexicas. El más importante como ya hemos dicho es Huizilopochtli, cuyo nombre significa
colibrí a la izquierda, aludiendo a que es el Sol diurno, que en su marcha de oriente a poniente deja a la
izquierda el mundo sobre el que reinaba y al mismo tiempo alude al carácter guerrero de este dios pues el
colibrí simboliza las almas de los guerreros muertos en la batalla. Es muy curioso el mito del nacimiento de
este dios, hijo de una diosa de segunda categoría, muy anciana, a quien sus hijos querrán dar muerte por
haberse quedado embarazada a una edad tan avanzada, cosa que les parecía deshonroso. El embarazo se había
producido cuando esta diosa se encuentra una pluma mientras barre un templo y se la pone en el pecho.
Cuando acaba de barrer nota que ya no la tiene y que está embarazada. En el momento en que sus hijos van a
ajusticiarla nace Huizilopochtli totalmente armado y mata a sus hermanos. Esto será símbolo de su victoria
frente a la luna y las estrellas y de su capacidad para mantener el equilibrio del universo.
Otro dios importante del que ya hemos hablado es Quetzalcóatl, representado como una serpiente emplumada
y protector de las artes y la religión puesto que se trata de un sacerdote. Es uno de los dioses más antiguos del
panteón azteca, por lo menos de la época de Teotihuacán.
El cuerpo religioso estaba formado por entre 5000 y 7000 personas. A diferencia que en la religión maya, los
aztecas si tiene mujeres dedicadas al culto religioso. Se trata de niñas escogidas entre los 30 y 40 días de nacer
y educadas hasta los 18 años, cuando se les daba a elegir entre casarse o seguir en el templo. Las que se
casaban eran un buen partido y las otras eran maestras de las nuevas generaciones.
El símbolo astral del nacimiento condiciona totalmente la vida de una persona.
En lo referente a la concepción de la muerte, los aztecas creen en un más allá. Para ingresar en este mundo de
los muertos, el hombre tiene que superar una serie de pruebas. Pero estas pruebas no tienen que ser superadas
por las clases privilegiadas (tlatoani y su séquito, mujeres que mueren en el parto, niños que mueren en edad
de mamar...). Los que no consiguen entrar en el mundo de los muertos estarán vagando por toda la eternidad.
El ajuar funerario depende del status social.
TEMA 6
Área Andina I. Características generales. Desarrollos culturales. Los Andes Septentrionales y
Meridionales.
Perú es probablemente el país con más riqueza arqueológica del mundo. Incluso más que Egipto. Sin
embargo, debido a su endiablada geografía, las campañas arqueológicas en esta región son terriblemente caras
por lo que no se han realizado demasiadas y casi todos los descubrimientos han ocurrido por casualidad y
además gracias a inversiones privadas, fruto de la curiosidad de algún personaje.
Antes de meternos de lleno en el estudio de las culturas prehispánicas de la zona andina sería conveniente
presentar un marco general de la geografía de esta región del mundo, tan importante para el singular
desarrollo de estos pueblos.
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El territorio andino puede separarse de dos formas distintas: en relación el eje norte−sur pueden distinguirse
tres áreas: el área septentrional (cultura valdivia, chorrera cotocollao), el área central (donde se desarrollan las
más importantes culturas andinas como la de Chavín, Paracas, Nazca y sobre todo la incaica) y el área
meridional (Tiahuanaco). En este apartado nos centraremos en el área septentrional y en el área meridional.
Además estas tres áreas pueden dividirse siguiendo un eje este−oeste en costa, sierra y selva. La costa es muy
pequeña pudiendo alcanzar su parte más amplia una profundidad de unos 30 o 35 kilómetros. La sierra se
sitúa muy cerca de la costa, dando lugar así a un cambio brusco en el relieve, pasándose de la profundidad de
la costa, a la altísima y desafiante muralla de unos 6000 metros de altura de media que constituye la cordillera
de los andes. Más allá se extiende la densa y difícilmente penetrable selva amazónica, de gran riqueza
ecológica y medioambiental y que ha sido además, a lo largo de la historia de las Américas, la gran
desconocida para el hombre.
Uno de los acontecimientos meteorológicos más curiosos que tienen lugar en estas tierras es sin duda la
corriente de Humboldt que provoca que el mar se enfríe y en consecuencia que esta región posea una
excelente fauna marítima. Por eso Perú hasta hace poco ha sido la primera potencia pesquera del mundo
aunque actualmente su pobre economía e industria no se lo permite. Aún así sigue poseyendo una gran riqueza
en pescados. Puede ocurrir que la corriente de Humboldt no llegue a emerger y que los vientos arrastren aguas
calientes de4sde el norte. Esta corriente cálida se conoce con el nombre de El Niño y cuando llega a Perú
supone una catástrofe para el desarrollo de la industria pesquera. La corriente de Humboldt provoca sin
embargo un desarrollo de un clima desértico que trae consigo unas tierras muy pobres y secas para el
desarrollo del cultivo. Esta aridez de la tierra se acentúa por la gran incidencia del viento sobre la superficie
terrestre que complica y hace incómoda la vida en esta zona.
El árbol más característico del Perú es uno parecido al algarrobo de madera muy dura y que debido a la acción
del viento que no permite que crezcan demasiado hacia arriba y parezcan matojos.
La sierra crece como una pared casi vertical desde la costa y baja de nuevo pos su parte oriental de una forma
un poco más suave. La orografía es, como podemos comprobar, terriblemente dura. El deshielo de las nieves,
debido a esta pronunciada pendiente, desciende de forma muy violenta por lo que el gran objetivo de las
primeras culturas que se desarrollan en la región es contener esa agua y poder aprovecharla (recordemos que
predomina el clima desértico) para el desarrollo de la vida. De ahí los impresionantes sistemas de drenaje y
canalización que muchos de los primeros pueblos prehispánicos consiguieron desarrollar.
Los valles son bastante pequeños por lo que no se han desarrollado pastos importantes. Los animales por tanto
no han podido alimentarse óptimamente. Vemos como las condiciones de la zona no son las mejores para un
correcto desarrollo de la agricultura y la ganadería. ¿Cómo es posible entonces que culturas de la magnitud de
la incaica hayan sido capaces de desarrollarse en estas condiciones? ¿Cómo solucionaron estos primeros
pueblos estos duros problemas medioambientales? Por un lado, y como ya hemos señalado antes, fue
importantísimo controlar el agua del deshielo, y por otro se desarrolló el denominado cultivo en andamerías.
De esta forma se excava la tierra formando escalones y así se aprovecha mucho mejor el agua que cae y hace
posible que esta no se estanque.
Debido a la gran altitud del altiplano peruano (unos 4000 metros de altura) tenemos además una gran variedad
climatológica y en consecuencia existen un gran número de cultivos muy diversos. A cierta altura es además
posible que los animales se nutran de cierto tipo de paja. Se desarrollan diferentes cultivos en las diferentes
alturas destacando el maíz y las papas. De esta forma se favorece además el comercio entre los poblados que
se asientan en los diversos niveles, intercambiándose los diferentes productos que se desarrollan en cada uno.
La alimentación es pues absolutamente perfecta y muy completa. Con los incas este sistema productivo estaba
perfectamente organizado y la dieta era perfecta y equilibrada. El intercambio comercial es muy antiguo y
siempre se hace a través del trueque. Con la llegada de los españoles se romperá este equilibrio ecológico en
materia de productividad al intentar desarrollarse cultivos que son ajenos a estas condiciones
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medioambientales aunque también se produce un enriquecimiento de dieta (hay más productos aunque no son
los adecuados para ese suelo).
Es destacable dentro de la sociedad andina el gran desarrollo de las cuaquerías (salteadores de tumbas), muy
extendidas en Perú.
Ninguna de las culturas de las culturas de las regiones septentrional y meridional son especialmente
destacables. Si bien, en el área centro−sur o área de Circum−Titicaca, casi en lo que podríamos denominar ya
área meridional, se desarrolló ya durante el clasicismo andino (200 a. C− 900 d. C) la cultura de Tiahuanaco,
que se desarrolla junto al lago Titicaca, de origen desconocido y que muestra grandes similitudes con la
cultura de Chavín de Huantar (región de la sierra norte durante el periodo formativo) que veremos un poco
más adelante. Esta cultura sólo será conocida por las reflexiones del Padre Acostes y será olvidada hasta que
un alemán descubre sus restos siglos después al realizar un proyecto de ferrocarril. Se encontrará entonces un
centro amurallado con numerosos edificios de gran importancia y de misteriosa construcción puesto que
estaban elaborados a base de grandes bloques de piedra de origen desconocido lo que implica, entre otras
cosas, una gran mano de obra. La ciudad tiene como primera función la de servir de centro ceremonial para
multitud de gentes de los alrededores que se reunían en ella por lo que fue preciso además desarrollar una
amplia red de comunicaciones. Esta ciudad se sitúa a unos 4500 metros de altura lo que complica el
abastecimiento de los productos alimenticios necesarios para hacer frente a esas grandes concentraciones
humanas. Los edificios están orientados aproximadamente según los puntos cardinales, con un indudable
sentido de observatorio astronómico. Arqueológicamente Tiahuanaco representa un conjunto monumental de
extraordinaria importancia en el que se pueden distinguir dos centros importantes: el primero comprende el
Kalasasaya (edificio más importante de la ciudad, pirámide escalonada de planta rectangular de unos 1700
metros cuadrados de superficie enmarcados por monolitos hundidos en la tierra −menhires− y con un patio
central hundido; se cree que en él pudieron practicarse sacrificios humanos en las épocas más antiguas de esta
cultura aunque en los momentos más recientes se usaba únicamente para el sacrificio de llamas y sirvió como
reloj solar), el Acapana, el pequeño Kalasasaya, el palacio de los Sarcófagos y otros pequeños edificios; el
segundo centro es el Pumapuncu y está aislado del anterior. En el conjunto de estos edificios destaca la
escultura y el relieve de un gran número de monumentos, entre los que destaca la llamada Puerta del Sol,
monolito en forma de puerta con un gran relieve en su friso en el que se representa por primera vez en la
historia de América al dios Viracocha o Inti.
TEMA 7
Área Andina II. Desarrollos culturales en los andes centrales anteriores a los Incas.
Los primeros y más significativos restos arqueológicos que se encuentran en la región de los andes centrales
son las puntas de flecha. Todos los hallazgos que demuestran que existe una capacidad humana para fabricar
armas traen consigo indicios de la existencia y desarrollo de la caza. En lo referente a la fauna es destacable
también la domesticación de la llama y de la alpaca, de los que se aprovecha la lana, el cuero de la piel y la
carne aunque sólo se come en festejos especiales pues es una carne de lujo. Sirve además como animal de
carga. La llama nunca se cazó y desde el principio fue domesticada.
Vamos a centrarnos ahora en las culturas del área central andina anteriores a lo incas y predecesores de éstos,
desde las culturas del periodo formativo (2000−200 a.C) como la de Chavín de Huantar o la de Paracas,
pasando por las culturas del periodo clásico (200 a.C−900 d.C) como la mochica, hasta la gran civilización
que se desarrolló en el periodo posclásico (900−1500 d.C)que veremos en el apartado siguiente, la civilización
incaica.
La cultura Chavín constituye el primer gran horizonte de la secuencia cultural del área andina central y
representa uno de los momentos más importantes en el proceso evolutivo del arte y de la religión.
Artísticamente destacan por su excelente trabajo en cerámica así como su escultura y relieve en piedra y otros
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materiales. Este arte se ve influido por muchas otras culturas anteriores a la Chavín e influirá a su vez en
muchas otras posteriores como la de Paracas.
Chavín de Huantar es el lugar en el que se identifica el estilo artístico de esta cultura chavinoide, yacimiento
situado en la vertiente oriental de la cordillera blanca a unos 3100 m de altura. Este lugar era un centro
ceremonial dedicado a servir como santuario para algún dios. Pero el estilo Chavín se extiende mucho más
allá de este centro ceremonial que puede considerarse como su lugar de origen.
El conjunto arquitectónico más importante de Chavín de Huantar es el llamado Templo Viejo que reproduce
un viejo modelo andino en forma de U que deja en medio una plaza hundida de forma circular. Otros
elementos característicos de la arquitectura Chavín son la doble escalinata intramuros y las cabezas−clava que
adornan los muros. Todos los edificios de la ciudad se hallan cruzados por un gran número de galerías
subterráneas. En una de ellas se ha encontrado una escultura muy famosa llamada el Lanzón o la Gran
Imagen, una especie de hacha ceremonial de gran tamaño junto a un personaje de carácter draconiano en cuyo
rostro sobresalen sus grandes colmillos.
El arte de Chavín es muy enigmático, lleno de símbolos y dibujos muy complejos y que son difícilmente
reconocibles y que se amontonan en composiciones en las que resulta complicado distinguir el tema principal
de los temas secundarios. Abundan los relieves, en los que predomina la representación lineal, y son mucho
más escasas las esculturas de bulto redondo. La escultura está por lo general totalmente subordinada a la
arquitectura. También es importante el arte de trabajar la cerámica destacando entre sus formas los cántaros
con asa en los que el cuerpo del recipiente adquiere con frecuencia formas de animales, vegetales o casas. La
influencia de la decoración de las cerámicas de Chavín se extenderá a muchas culturas andinas. Es importante
su reflejo en la manera de decorar las telas de la cultura de Paracas.
En cuanto a la cultura de Paracas, descubierta por Julio César Tello, se encuentra en la costa sur del perú y fue
un pueblo totalmente condicionado por la climatología. Lo más importante de esta cultura es el increíble
desarrollo y la magnificencia de sus telas.
Podemos decir que en la Península de paracas se desarrolla la primera cultura preincaica importante en la que
destaca como ya hemos dicho, sus laborioso trabajos sobre tela y también sobre cestería así como sus ritos
funerarios. Usan la obsidiana como material para la construcción de herramientas y otros objetos. Esto indica
la existencia de un comercio puesto que la obsidiana no se encuentra en estas regiones. Utilizan también como
instrumentos los huesos de ballena lo que nos hace pensar que tenían una industria pesquera lo
suficientemente capaz como para capturar un animal de semejantes dimensiones. Esto también nos indica que
hay una mínima organización social puesto que un solo hombre no puede cazar una ballena.
La trepanación craneal es una técnica muy extendida en este pueblo. Se realizaba con cuchillos de obsidiana y
el objetivo era curar las heridas de guerra o bien la marca resultante era una forma de distinción social. En
algunas tumbas se han encontrado restos humanos que poseían un agujero en el cráneo en el que se incrustaba
una piedra a modo de adorno. Además de las trepanaciones craneales son destacables los grandes
conocimientos que tenían de las plantas medicinales, en especial utilizadas como medidas de asepsia durante
el proceso de la trepanación.
Son también muy importantes en esta cultura los ricos enterramientos funerarios. Los muertos se han
conservado increíblemente bien, pero ha diferencia de casi todas las culturas que poseen restos humanos
momificados, la cultura de paracas no desarrollo ninguna técnica de momificación. El excelente estado en el
que se conservan los cuerpos se debe a la sequedad del clima que deseca los cadáveres de forma que los
cuerpos se momifican naturalmente. Los cadáveres se protegían con capas de algodón y telas y se enriquecía
con otras muchas telas, collares, pendientes, etc. Los ricos enterramientos funerarios encontrados en Paracas
deben asociarse con la existencia de una elite y en consecuencia de una estratificación social.
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Destaca sobre todo el trabajo que realizaban sobre el algodón y la lana siendo las telas de paracas las más
hermosas y de mejor calidad de todo el continente. La industria textil desarrolla una técnica y unos dibujos
propios muy elaborados. Las telas son lujosísimas y muy bellas debido a la gran hermosura y delicadeza de
los colores utilizados y del maravilloso dibujo. La temática más representativa de estas telas es principalmente
religiosa. Consiguen una magnifica distribución del espacio que demuestra que poseían un buen conocimiento
de la geometría y de las matemáticas. Representaban seres antropomorfos y muy agresivos entre los que
destaca una figura con lengua de culebra (bífida).
También es destacable su trabajo en cerámica en la que podemos distinguir dos tipos, la de caverna, en la que
se observa una gran influencia de la cerámica de Chavín encontrando dentro de este tipo vasijas de color
negro con dibujos verdes y rojos y el de necrópolis que aparece en los enterramientos acompañando a las
momias y que es de color más rojizo. Así mismo son muy interesantes los trabajos de plumería en el que se
mezcla trabajo de telar con plumería y los de cestería que abarca desde las grandes cestas en las que se
entierran a los muertos hasta pequeños utensilios cotidianos.
En lo referente a la alimentación destacan los moluscos cuyos restos han dado pistas para encontrar algunos
yacimientos arqueológicos.
En este apartado no podemos abarcar todas las importantes e interesantísimas culturas que precedieron a la
incaica así que concluiremos con la explicación de la cultura mochica, cuya cerámica es sin duda la más
importante de Sudamérica y en ella queda reflejada la vida del hombre desde su nacimiento hasta su muerte,
pasando por todos los ritos, labores, ceremonias... que se suceden durante su existencia. Así pues la cerámica
mochica será una de las principales piezas documentales de este pueblo en la que destacan sobre todo las
representaciones de los ritos ceremoniales. Resulta una manera bien distinta a los textos escritos de contar su
historia. Así mismo resulta de gran importancia en la transmisión de la misma la tradición oral.
El corazón de esta civilización se sitúa en los valles de Trujillo y de Chicama desde donde se extendió por la
costa a lo largo de más de 300 km. La economías se basaba en la agricultura en la que se desarrollo un
complejos sistema de irrigación con importantes obras hidráulicas que les permitió ampliar el territorio
cultivable. Tanto el aumento de población que esto trajo consigo como el gran desarrollo de la agricultura
revertió en la constitución de unos de los primeros sistemas teocráticos del área andina. Entre las obras
hidráulicas destacan el reservorio de San José, la acequia de la cumbre, el acueducto de Ascope, etc. Si a estas
obras hidráulicas les añadimos el uso de fertilizantes, los trabajos de ordenación de la tierra (la tierra se
dividía en varias unidades llamadas Tupu que coincidía también con la unidad familiar de la que el varón era
el máximo representante; por cada hijo varón que el jefe de la familia tiene el estado le concede otro Tupu y
por cada hija, medio Tupu; hay que recordar que en ninguna región de América ha existido la propiedad
privada antes de la llegada de los españoles) y el desarrollo de una forma de cultivo denominada guachaquis
que consistía en una serie de fosos rectangulares donde se absorbía la humedad y que eran muy necesarios
debido a la escasez de agua, es comprensible que la producción agraria alcanzase unos niveles tan altos. A ello
habría que añadir la pesca, en la que eran maestros y para la cual utilizaban los llamados Caballitos de Totora,
embarcaciones parecidas a las canoas, muy ligeras que suponían una prolongación del cuerpo del pescador y
que resultaban muy fáciles de controlar dando gran movilidad en esas tierras. La falta de piedra como material
de construcción de caminos dio lugar a que se desarrollasen de una forma muy singular los medios de
comunicación a través del mar y de los ríos. En lo que se refiere a la economía también son importantes los
productos obtenidos de la caza y la recolección así como algunos animales domésticos (pato, cuy y llama).
La arquitectura mochica tiene una gran importancia tanto en su aspecto religioso y funerario como civil. El
barro fue un importante material de construcción. Los muros y casas del pueblo (de una sola cámara, con
tejado inclinado en una sola vertiente o a dos aguas) eran de adobe. Los edificios se secaban gracias al clima
tan extremo de esta región, erigiéndose así estas construcciones como muy fuertes y resistentes. Lo más
sobresaliente de la arquitectura mochica, como de casi todas las arquitecturas de las civilizaciones
prehispánicas, son los centros ceremoniales con las grandes construcciones de carácter piramidal entre las
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cuales destacan las pirámides del Sol y la Luna en el valle de Moche por su gran tamaño. La pirámide del Sol
tiene una base de 40 000 metros cuadrados y una alcanzó una altura de 50 m. La leyenda dice que fue
construida por 5000 hombres. Esta construida totalmente con barro , con una técnica muy desconcertante y
parecida a la usada por los asirios, como si amabas culturas hubiesen entrado en contacto a pesar de la
distancia y el tiempo que las separa. La pirámide de la Luna por su parte, es algo más pequeña. Fue elegido
como lugar para su edificación el cerro blanco. Esta pirámide esta totalmente en ruinas puesto que ni el paso
del tiempo (la erosión), ni el hombre (los cuáqueros) han respetado su memoria.
El arte mochica es fundamentalmente realista y se inspira en el entorno natural y cultural del artista que vuelca
toda su experiencia en las representaciones pictóricas y escultóricas que contienen sus vasijas. Por eso la
cerámica mochica, además de no tener parangón con el resto de las cerámicas de las culturas americanas, es
uno de los documentos más ricos y expresivos de toda América. La cerámica nos proporciona un retrato de la
vida real mochica. Vale la pena mencionar entre todas las formas que adopta la cerámica mochica, las
vasijas−retrato y la cerámica erótica. Si bien, y a pesar del realismo a veces casi brutal, estas representaciones
poseen una doble lectura también de carácter religioso y mitológico. Llama la atención la plasmación en la
cerámica de enfermedades y deformaciones. Los rostros se representan tranquilos, relajados, con los ojos
cerrados de forma que los personajes representados parecen estar en perfecta armonía con los dioses.
Una de las representaciones artísticas más importantes de la cultura mochica es una pared pintada que ha sido
denominada La rebelión de las águilas. Si bien esta pintura sólo es conocida por textos. En ella aparecen
objetos golpeando a hombres (esto nos recuerda al mito del Popol Vuh). Se trata de una representación
mitológica que pretende recordar a los hombres el tiempo pasado en el que la luz del sol aún no era visible.
Este mural ha desaparecido. Se cree que podrían estar entre las ruinas de la pirámide de la luna pero no está
muy claro.
La sociedad mochica estaba estratificada distinguiéndose entre las clases sociales la de los campesinos, los
trabajadores especializados (orfebres, ceramistas, médicos...),sacerdotes y/o mandatarios y el rey. De gran
importancia eran los sanadores que curaban con sus manos, palpando, presionando, tocando... Conocen
medicinas naturales como la quinina (que previene el cólico miserere), producto que empiezan a consumir
enseguida los españoles al observar que con él se recupera la buena salud. Además conocen venenos como la
belladona o el curare y por supuesto plantas narcóticas como la coca.
Dentro de la cultura mochica encontramos uno de los yacimientos arqueológicos funerarios más importantes
del mundo: la tumba del señor de Sipán.
TEMA 8
Área Andina III. Los Incas. Organización social, económica y política. Conocimiento y pensamiento.
El contacto con la civilización incaica fue algo sorprendente y maravilloso para los españoles. Nuestros
antepasados y nosotros mismos hemos escuchado historias del esplendor incaico y de un estado imperial que
se extendió sobre las montañas, los desiertos de la costa y quizás los márgenes de la Amazonía. Muchas de
estas narraciones son falsas pero todavía logran transmitir el asombro de los españoles ante lo que vieron. Los
primeros testigos presenciales y más tarde historiadores registraron imperfectamente muchas informaciones.
Pero los investigadores actuales han corregido estas fuentes contrastándolas con los restos arqueológicos por
lo que nuestro conocimiento actual del mundo inca es mucho más aproximado a la realidad.
HISTORIA.
El nombre inca del imperio era Tahuantinsuyu, es decir, las cuatro partes del mundo. Antes de 1428 los incas
eran un pequeño pueblo sin importancia de los Andes Centrales, en el Valle del Cuzco. Allí se fundaría el
Cuzco, ciudad que se convertiría en la capital de Imperio y posteriormente en una ciudad española. En
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consecuencia, los restos más antiguos de la capital incaica están enterrados bajo esta ciudad. Se han
encontrado restos de cerámica datados hacia el 1200 a.C. que podrían considerarse como los restos más
antiguos de esta civilización. Durante 250 años los incas ocuparon esta región de los Andes centrales,
practicando la agricultura en zonas altas, pastoreando llamas y guanacos y viviendo en aldeas dispersas
dominadas por la unidad de parentesco denominada ayllu.
La historia de los incas la conocemos gracias a la importancia que la tradición oral tuvo en esta cultura y a los
quipus. Los quipus eran cuerdas de colores donde se registraba la información, especialmente de carácter
administrativo. De esta forma hemos podido situar muchas de las culturas andinas, especialmente la incaica,
en el tiempo de una forma más o menos precisa ya que los incas carecían de un verdadero sistema de
escritura. Gracias a la interpretación de alguno de estos quipus sabemos que los incas se originan en pequeños
señoríos que se van unificando.
El mito, como en casi todas las culturas prehispánicas, es una parte indivisible de la historia incaica según los
propios nativos. Los incas se consideraron hijos del Sol y hay dos mitos importantes que intentan explicar sus
orígenes. En el primero se afirma que en una cueva, ubicada quizás en la región del Cuzco, salen cuatro
parejas (4 hombres y 4 mujeres) hijos todos ellos del dios Viracocha. Son los Ayar a quien su padre les
entrega una vara para buscar la tierra prometida. De los cuatro hermanos varones, sólo sobrevive uno que al
llegar al valle del Cuzco, clava la vara en el suelo y se nombra así mismo Mauco−Capac, comenzando así la
primera dinastía. El otro mito sitúa el origen de los incas en una isla sagrada situada en el lago Titicaca.
Hacia el 1438 los incas sufrieron la presión de varios pueblos rivales, especialmente la de los chancas que ya
habían conquistado a los quechuas y se disponían a atacar a los incas. El anciano soberano inca y su heredero
huyeron a una fortaleza para protegerse de esta amenaza. Su otro hijo se quedó en Cuzco y llevando con éxito
la resistencia, logró imponerse a los invasores, salvando así la ciudad y usurpando el trono a su hermano. Este
rey fue el primer emperador inca que inicio las conquistas de vastas regiones tanto al norte como al sur del
Cuzco. Este emperador remodeló además la capital, realizando el trazado urbano según la forma de un puma y
en base a unas líneas sagradas que marcaban la orientación de las huacas (lugar donde los ayllus rendían culto
y que con el tiempo pasan de ser un lugar de adoración a un lugar de enterramiento) y de los templos dentro
de la ciudad y entorno a ella. El Cuzco se convirtió en una espléndida metrópoli con edificios públicos,
palacios y almacenes profusamente decorados. La reorganización no se detuvo en la capital y realizó
importantes obras públicas a nivel estatal, se identificó con el dios sol Inti, erigiéndolo como patrón de Cuzco,
construyéndose un famoso templo del Sol en su honor del que aún se pueden ver los restos. El emperador
estableció además una burocracia muy amplia, un sistema impositivo racionalizado y almacenamiento de
alimentos y otros bienes e inició y desarrolló un sistema de comunicaciones basado en una red de caminos. A
este destacado emperador le siguieron otros muchos que continuaron con la expansión incaica, las conquistas,
etc. hasta la llegada al poder de Atahualpa, tras una guerra civil que lo había enfrentado con su hermano por el
trono del Imperio. Poco después de conseguir el trono Atahualpa sucumbió ante la llegada de los españoles en
el año 1532, quienes lo ejecutaron injustamente.
Su estrategia de guerra debía ser muy eficaz pues, a pesar de las dificultades orográficas del terreno,
consiguieron multitud de conquistas que, si bien en un principio intentaban utilizar la vía diplomática, siempre
solían terminar a base de duras campañas militares.
ORGANIZACIÓN SOCIAL.
La unidad de parentesco llamada ayllu fue la base de la sociedad y fue incorporada al estado inca como
unidad administrativa. El ayllu era un grupo de familias que estaban relacionadas entre sí a través de la línea
femenina y masculina a un antepasado común. Los ayllus estaban divididos en dos partes llamadas mitades. El
matrimonio sólo podía realizarse entre hombres y mujeres de distintas mitades pero siempre dentro del mismo
ayllu. El ayllu se convertía así en una unidad autónoma de trabajo y de reproducción. Las familias
individuales no podían esperar alcanzar la independencia dentro de la agricultura andina. Por tanto el ayllu era
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también la unidad económica básica al administrar la tierra y los sistemas de regadío. Esta unidad económica
y social era fundamental para todos los grupos del área y probablemente tendría una historia anterior al
periodo incaico. Pero los ayllus no eran iguales en recursos y las riquezas variaban ya desde las propias
parejas que lo formaban hasta los diferentes ayllus. En este sentido se entiende la importancia del culto a los
antepasado puesto que son ellos los que dejan en herencia ciertos derechos, estatus y funciones. Así las
prácticas de momificación, de envolver a los cadáveres en fardos y de las tumbas familiares reflejan una
permanente atención por los antepasados. El mando lo ejercían por consenso los jefes del linaje dentro del
ayllu y los jefes de las dos mitades, los curacas, quienes pertenecían a la parte baja de la nobleza.
Se pueden distinguir tres estamentos: la casta sacerdotal, la aristocracia (ambos dentro de la nobleza) y el
pueblo que se encargaba de trabajar la tierra y que debía ofrecer un servicio regular obligatorio al estado
llamado Mita (la mita era un número de días que todo trabajador debía dedicar a la comunidad). Hay que
destacar también la presencia de ciertos individuos denominados Mitimaes que son emigrantes forzosos que
tienen que desplazarse a otros lugares aunque siguen perteneciendo a su mismo clan dado que las
emigraciones son sólo temporales y que tiene por objeto colaborar en el trabajo de preparar a los pueblos
conquistados para que estos puedan introducirse en el Imperio Inca sin problemas.
ESTRUCTURAS POLÍTICAS Y ECONÓMICAS.
El Imperio Inca estaba dividido en cuatro regiones que a su vez estaban divididas en provincias cada una de
las cuales estaban subordinadas a un gobernador. Las provincias normalmente correspondían con los grupos
que anteriormente habían sido independientes y que a partir de su conquista por parte de los incas entran a
formar parte de su vasto imperio. Cada provincia estaba dividida en dos secciones a no ser que fuesen muy
populosas en cuyo caso se dividía en tres. Cada sección se dividía en ayllus. El grupo superior de nobles
estaba formado por los descendientes de los soberanos y ocupaban los cargos superiores del gobierno,
incluido el de gobernador de una provincia. Un censo que se corregía continuamente y que se guardaba en la
ciudad de Cuzco, permitía la administración del tributo y del servicio militar. El tributo se pagaba en trabajo.
Las tierras agrícolas eran trabajadas tanto por lo hombres como por las mujeres y podían dividirse en tres
categorías: una porción era para el gobierno, otra para los dioses y el culto y otra para el sustento del pueblo.
El campesino debía trabajar en primer lugar las tierras del gobierno y de los sacerdotes. El tributo también se
pagaba tejiendo pues los hombres y mujeres tenían la obligación de tejer durante cierto tiempo para el estado
con las materias primas que éste les proporcionaba. Otra forma de pagar el tributo era la mita, de la que ya
hemos hablado antes en la que se desarrollaban especialmente labores de irrigación, construcción de caminos
y otras obras públicas, etc. Gracias al duro trabajo llevado a cabo por los incas, lograron convertir una tierra
de efímera riqueza, en productora de alimentos. Cuando los españoles llegan al Cuzco querrán absorber la
Mita puesto que les interesa la capacidad de este pueblo para el duro trabajo y la resignación para el trabajo
comunal.
La base de la economía es la agricultura siendo muy importante el desarrollo del cultivo en andanerías que
poseían además un complejos sistema de irrigación. De todas formas, debido a las condiciones
medioambientales de la región y del suelo, una pequeña franja de terreno bien cultivada podía llegar a ser muy
fértil y a alimentar así a un gran número de personas. Además es destacable su labor minera y metalúrgica, así
como el arte de la orfebrería. La ganadería es sin embargo escasa aunque destaca la domesticación de la llama.
Es muy importante la lana de este animal ya que es fuerte y gruesa. Su excremento se usa además para
encender el fuego en las zonas altas donde no hay árboles y donde crecen estos animales y como abono. La
carne de llama se seca fácilmente y así a partir de un proceso de conservación natural, esta carne aguanta
mucho más tiempo. La papa sin embargo se pudre con más facilidad por lo que debe consumirse en una época
determinada. Pero los incas desarrollan también un sistema para conservar la patata, introduciéndola dentro de
la nieve donde se deseca y se convierte en papa deshidratada o Chuño. El maíz, como en casi todas las
culturas americanas, es el alimento más importante de la dieta y se desarrolla su cultivo para que pueda ser
producido a alturas elevadas. Otro producto muy importante es la coca que el estado inca reparte entre todas
aquellas comunidades que están a una gran altura. El trabajo de recolección de la coca es durísimo por lo que
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las mita que trabajan la coca suelen tener una jornada laboral más ligera. Vemos pues como se ha desarrollado
un perfecto estado comunitario y aunque es muy autoritario, también es terriblemente justo.
También es muy importante el trabajo del tejido. Para los incas era el regalo preferido y un objeto ceremonial,
además de ser un distintivo del estatus que pocas culturas han utilizado de igual manera. Las fibras más finas
estaban reservadas al soberano y a la nobleza mientras que los materiales más toscos eran utilizados por el
pueblo. Uno de los privilegios de los Curacas era precisamente el acceso a estos tejidos.
Los cronistas han afirmado que los incas poseían una monarquía hereditaria pero sería más correcto hablar de
una diarquía ya que dos dinastías iban alternándose en el poder. El Inca (el soberano) puede tener numerosas
mujeres y muchos hijos aunque para mantener la pureza de sangre su esposa legítima era siempre una de sus
hermanas. El heredero se designa entre todos los hijos del Inca, teniendo todos las mismas posibilidades de ser
elegidos de forma que el soberano se veía sometido con frecuencia a una fuerte presión acuciada por la
insistencia de las esposas y por el criterio de la casta sacerdotal y de la aristocracia. El Inca deja señalado a su
sucesor pero tras su muerte, su decisión no es respetada, lo que se traduce en importantes guerras civiles a lo
largo de todo el imperio Inca por conseguir el poder. Esto propicia la alternancia en el poder de las dos
dinastías que proceden del mimos trono.
El centro de poder, el palacio real de Cuzco, se llama Coricancha y hoy es un convento de los dominicos. En
la época incaica fue la morada del rey y donde este ejercía su poder, tomaba las decisiones que fuesen
pertinentes y realizaba los grandes rituales.
RELIGIÓN.
Para los incas casi todos los aspectos de la vida eran sagrados. El dios más importante era Viracocha, dios de
la creación, autor del cosmos, deidad más abstracta, cuya adoración estaba limitada a las clases altas aunque
su culto era muy antiguo y estaba difundido por todos los andes centrales. También el origen de los ayllus era
considerado desde un punto de vista mítico. Cada uno descendía de un punto distinto que podía ser un árbol,
una piedra, un riachuelo, etc. Estos puntos originarios eran llamados huacas (término que por extensión
denominaría a los lugares en los que cada ayllu celebraría los rituales de adoración).
Los incas hicieron además del sol dios Inti su deidad protectora particular. El sol era el origen y el progenitor
de los ayllus reales y del inca en sí. Se fundaron templos del Sol en todo el Imperio siendo el más importante
el de Cuzco llamado Coricancha.
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