Historia de España. I guerra carlista

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7.1 LA OPOSICON AL SISTEMA LIBERAL: LA PRIMERA GUERRA CARLISTA. LA CUESTION
FORAL Y LA LEY DE FUEROS DE 1841. CONSECUENCIAS PARA NAVARRA:
Mª Cristina se hace cargo de la regencia tras la muerte de Fdo. VII ya que su hija Isabel no puede hacerse
cargo de la corona debido a su corta edad.
Debido a la presión de los liberales, y el miedo al carlismo, va a tener que ir gobernando próxima al
liberalismo.
FASES:
ABSOLUTISMO MODERADO
Presidente de gobierno Céa Bermúdez (33-34). à nicamente se llevan a cabo reformas administrativas,
pero el miedo al carlismo y la presión de la corona para el régimen liberal le lleva a cambiar como
presidente de gobierno a MartÃ−nez de la Rosa Lib. Moderado.
LIBERALISMO MODERADO:
El proceso de acercamiento a liberalismo fue confiado a MartÃ−nez de la Rosa, que al frente del gobierno
promulgó un “Estatuto Real” en 1834, que pretendÃ−a reconocer algunos derechos y libertades polÃ−ticas,
pero sin aceptar todavÃ−a el principio de soberanÃ−a nacional.
Las cortes votaban los impuestos, pero no podÃ−an iniciar ninguna actividad legislativa sin la aprobación
real. El régimen del Estatuto es un ejemplo del liberalismo censitario, partidario de limitar el poder
absoluto.
Pronto se comprobó que las reformas del Estatuto eran absolutamente insuficientes. La división entre
liberales moderados y exaltados o progresistas, se fue acentuando e hizo que se formasen dos grandes
tendencias que dominaran la vida polÃ−tica española: moderados y progresistas.
La Corona y los antiguos privilegiados sustentaron siempre al liberalismo moderado; pero la necesidad de
afrontar la guerra y de conseguir apoyo contra el carlismo hicieron que la monarquÃ−a tuviera que gobernar
con el sector progresista e implantar algunas reformas.
Los progresistas protagonizaron en 1835, a través de las Juntas y las Milicias, numerosas revueltas urbanas.
En Barcelona, la revuelta popular provocó la quema de conventos y el incendio de fábricas, y culminó con
la constitución de una Junta formada por elementos liberales, que asumió durante semanas el gobierno del
principado. En Madrid, los amotinados ocuparon los principales puntos de la villa y enviaron una petición a
Mª Cristina que expresaba las demandas revolucionarias.
Ante esta situación, Mª Cristina llamó a formar gobierno a un liberal progresista: Mendizábal, que
rápidamente inició un programa de reformas. Lib. Progresista.
LIBERALISMO PROGRESISTA
Mendizábal cuando decretó la desamortización de los bienes del clero para poder conseguir recursos
financieros con los que organizar y armar el ejercito contra el carlismo, nobleza y clero presionaron con todos
sus medios para que Mª Cristina se deshiciera de Mendizábal. Tras su destitución en 1836, la revuelta de
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los sectores progresistas en las ciudades y los pronunciamientos militares, hicieron evidente la necesidad de
un régimen constitucional y el establecimiento de un modelo social y económico liberal.
Tras el levantamiento progresista de la guarnición de la Granja, donde se encontraba la Regente, esta volvió
a llamar a los progresistas al poder y restableció la constitución de Cádiz.
Las reformas progresistas
La acción del progresismo fue fundamental en la concepción jurÃ−dica del derecho a la propiedad,
principalmente la propiedad agraria, para ello iniciaron una reforma agraria con objeto de implantar los
principios del liberalismo económico, que incluÃ−a 3 aspectos esenciales:
la disolución del régimen señorial, la desvinculación de las tierras, esencialmente de los mayorazgos, y
la desamortización civil y eclesiástica. Esta reforma consagraba los principios de propiedad privada y libre
disponibilidad de la propiedad.
La disolución del régimen señorial, ya iniciada en las Cortes de Cádiz, se produce por la ley, según la
cual los señores perdÃ−an sus atribuciones jurisdiccionales, pero conservaban la propiedad de las tierras
que los campesinos no pudieran acreditar documentalmente como propias. AsÃ−, los campesinos que
tradicionalmente habÃ−an trabajado dichas tierras perdÃ−an todo el derecho y pasaban a ser simples
arrendatarios o jornaleros. El antiguo señor se convirtió en el nuevo propietario agrario.
La desvinculación también se habÃ−a iniciado en Cádiz. En 1837 se liberan definitivamente las tierras
de los patrimonios vinculados y sus propietarios pueden venderlas sin trabas. Enormes extensiones de tierra
salieron al libre mercado para ser compradas por el mejor postor.
Mendizábal decretó la disolución de las ordenes religiosas ( excepto las dedicadas a la enseñanza y a la
asistencia hospitalaria) y la incautación por parte del Estado del patrimonio de las comunidades afectadas.
Con los bienes desamortizados se constituyeron lotes de propiedades que fueron reprivatizados mediante la
subasta pública a la que podÃ−an acceder los particulares interesados en su compra. Las tierras podÃ−an
comprarse con dinero en efectivo o con tÃ−tulos de Deuda. AsÃ−, Mendizábal pretendÃ−a conseguir los
recursos necesarios para luchar contra el carlismo.
La constitución de 1837
El gobierno progresista convocó Cortes extraordinarias, donde se aprobó una nueva Constitución (8 de
junio de 1837).
El nuevo texto significaba aceptar la tesis del liberalismo doctrinario que conferÃ−a a la corona el poder
moderador: el mantenimiento del principio de soberanÃ−a nacional y la existencia de una amplia
declaración de los derechos de los ciudadanos.
Se introducÃ−a una segunda cámara: el Senado, de carácter mas conservador, además del sistema
electoral censitario (4% de la población con derecho a voto).
La crisis del progresismo: la regencia de Espartero
En septiembre de 1837 los moderados obtuvieron la mayorÃ−a y pasaron a ocupar el gobierno. En los años
siguientes intentaron desvirtuar los elementos progresistas y democráticos de la legislación del 37.
El apoyo de la regente Mª Cristina a los moderados provoco el enfrentamiento con la Corona. Un
movimiento insurreccional se alzó en numerosas zonas del paÃ−s y Mª Cristina, antes de dar su apoyo a un
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gobierno progresista, dimitió. Entonces se pensó en el general Espartero, que habÃ−a salido vencedor de la
guerra carlista, como la única autoridad respetada y con carisma popular que podÃ−a asumir el poder y
convertirse en regente.
La actitud de Espartero fue sumamente autoritaria y aprobó un arancel que abrÃ−a el mercado español a
los tejidos de algodón ingleses.
La medida provocó en Barcelona un levantamiento en el que estuvieron involucradas la burguesÃ−a, y las
clases populares, que veÃ−an peligrar sus puestos de trabajo. Espartero mandó bombardear la ciudad,
colocando a Cataluña y a gran parte del partido progresista en su contra.
En 1843, Espartero abandonó la regencia y se exilio a Inglaterra. Las Cortes decidieron adelantar la
mayorÃ−a de edad de Isabel II y la proclamaron reina a los 13 años.
La primera guerra carlista
IdeologÃ−a carlista
• IdeologÃ−a tradicionalista
• IdeologÃ−a antiliberal y defiende una soc. conservadora-arcaica.
• Identifican altar y trono, van unidos estado y monarquÃ−a con la iglesia.
• Defienden la legitimidad de la monarquÃ−a absoluta, legitimidad del ejercito
• Defienden la superioridad de la iglesia católica
• Defienden la conservación del sistema foral particularista
• Lema: dios, patria, rey; y fueros
• Claro componente religioso, foral y es un enfrentamiento entre lo rural y lo urbano
Bases que apoyan al carlismo
Baja nobleza rural, campesinado y gran parte del clero.
El desarrollo de la guerra
La guerra se inició con el levantamiento de los carlistas en el PaÃ−s Vasco y Navarra, y muy pronto
controlaron también el ámbito rural.
Al principio, los Carlistas no tenÃ−an un ejercito regular, pero gracias al apoyo popular del norte del paÃ−s,
organizaron la guerra con el método de guerrillas. Las condiciones permitieron al general Zumalacà rregui,
formar un ejercito de 25.000 hombres, mientras Cabrera unificaba a las partidas aragonesas y catalanas.
Don Carlos, fue apoyado por potencias absolutistas como Rusia, Prusia o Austria, que le enviaron dinero y
armas; mientras, el gobierno de Isabel II fue apoyado por Inglaterra, Francia y Portugal, partidarios del
liberalismo moderado en España.
En 1835, murió, durante el sitio de Bilbao el mejor estratega de los carlistas: Zumalacà rregui; este hecho
contribuyó a que el general liberal Espartero venciera a las tropas carlistas en Luchana y pusiera fin al sitio
de la ciudad.
El general Maroto, jefe de los transaccionistas, acordó la firma del convenio de Vergara en 1839 con el
general liberal Espartero. En este acuerdo se negoció el mantenimiento de los fueros en las provincias vascas
y Navarra, asÃ− como la integración de la oficialidad carlista en el ejercito real.
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Consecuencias para Navarra:
El gobierno se mostró partidario de llevar a cabo una polÃ−tica unitaria. Esta polÃ−tica de ignorar los fueros
fomento el resurgimiento de un fuerte espÃ−ritu foral. La supresión del régimen foral navarro también
afecto al ámbito fiscal, y como consecuencia fueron agravados en Navarra los impuestos del estanco de la
sal, tabaco y papel y sellado. En los aspectos económicos, los liberales intentaron evitar que se eliminasen
sus derechos forales, y conseguir cierta autonomÃ−a económica.
En el año 1838, se propuso una negociación como posible salida de la guerra carlista objeto los fueros
arreglo foral.
En Navarra continuo la guerra tras el convenio de Vergara. La bandera de paz y fueros fue enarbolada por el
general carlista Maroto en las negociaciones representaba solo al sector moderado carlista. Pero tampoco se
despejo el horizonte foral con la ley de las cortes de 25 de octubre de 1839 ley del 41.
Ley foral de 1841:
Navarra quedo igualada al resto del estado en determinados aspectos; sin embargo la Diputación conservo la
autonomÃ−a financiera y administrativa. La ley no resolvió todos los problemas forales, pues hubo muchas
dificultades de interpretación, de manera que dio origen a fricciones en asuntos como la fiscalidad,
desamortizaciones o las propias competencias de la Diputación foral.
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