Las raÃ-ces • PALEOLÃTICO: (piedra vieja, vida depredadora)

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• Las raÃ-ces
• El proceso de hominización en la PenÃ-nsula Ibérica: Nuevos hallazgos.
PALEOLÃTICO: (piedra vieja, vida depredadora)
− INFERIOR (2.000.000− 250.000): Homo Habilis con capacidad craneal 700 cm3 y Homo Erectus con
capacidad craneal 950 cm3, agrupados en hordas, cazan en las zonas de Torralba y Ambrona. Son
carroñeros. Restos en la cueva de Orce en Granada y L´ Aragó en Gerona, pero el yacimiento más
importante es el de Atapuerca, en la provincia de Burgos, donde estaba el Homo Antecesor.
ATAPUERCA: La sierra de Atapuerca en Burgos, constituye un lugar único para el estudio del asentamiento
humano en Europa. El yacimiento se encuentra a 15 km. De Burgos, en el valle del rÃ-o Arlanzón. AllÃ- se
encuentra uno de los yacimientos prehistóricos más importantes del mundo. Su existencia se descubre por
casualidad en 1899, al excavar para la construcción de una lÃ-nea férrea. El yacimiento consta de varias
cuevas:
• Cueva Mayor: la más conocida, ya desde el siglo XV. Tiene más de 3,7 km. De largo y uno de sus
brazos (GalerÃ-a Baja) sale a la excavación del tren. Se van a descubrir partes de mandÃ-bula
humana, dientes y trozos de cráneo que pertenecerÃ-an al Pleistoceno Medio (780.000 a 125.000).
Actualmente se excava en:
• La Gran Dolina: importante por sus restos de fauna, de útiles lÃ-ticos y sobre todo por sus restos de
homÃ-nidos que sirven para definir una nueva especie: Homo Antecesor del que se han descubierto
partes de mandÃ-bula y trozos de cráneo.
• La GalerÃ-a Covacha: nos da idea de las técnicas de autodefensa entre humanos y grandes
depredadores. Antigüedad 780.000 a 180.000 años.
• Sima del Elefante: por encontrarse restos de estos proboscÃ-deos.
• Sima de los huesos: donde se han recogido restos de más de 30 individuos de unos 400.000 años
de antigüedad que permiten estudiar la morfologÃ-a humana de Atapuerca.
• El mirador: último yacimiento en descubrirse. AllÃ- se espera encontrar restos del hombre
Neandertal, lo que completarÃ-a la secuencia evolutiva.
Hay que destacar a dos grandes personajes muy relacionados con Atapuerca: José MarÃ-a Bermúdez de
Castro y Juan Luis Arsuaga, que en 1997, recibieron el Premio PrÃ-ncipe de Asturias de Investigación y en
el 2000 la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad.
• MEDIO (250.000− 35.000): Homo Neanderthalensis. Yacimientos: Gibraltar, Granada, Valencia,
Gerona. CaracterÃ-sticas: capacidad craneal= 1500cm3. Huesos anchos y senos de la nariz muy
pronunciados. Materiales que empleaban: buriles (piedras trabajadas que servÃ-an para cortar varios
tipos de materiales), puntas de flecha.
• SUPERIOR (35.000− 8.000): Homo Sapiens Sapiens, para diferenciarlo del Neandertal, cuyo nombre
también es Homo Sapiens Neanderthalensis. Capacidad craneal aproximada= 1600 cm3. Frente
alta, dientes finos, viven en cuevas o al aire libre. Materiales: objetos elaborados y barro cocido,
pulimentación de rocas blandas. La caza y la recolección son sus principales actividades.
Arte rupestre: esculturas de marfil, estatuillas femeninas y lámparas de piedra, realización de pinturas
animales. Tienen ritos mágico −religiosos y lo plasman en pintura como en Altamira (Cantabria).
MESOLÃTICO: Periodo intermedio (8.000− 5.000). Pintura levantina, es narrativa con escenas de caza y
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danza ritual: cuevas de Cogull (Lérida) o La Araña (Valencia).
NEOLÃTICO: (Piedra nueva, se asientan y producen bienes)
CrÃ-an animales, son agricultores, construyen recintos de protección y se especializan en un trabajo.
Invención de telares, perfeccionan la cerámica y utilizan las herramientas fabricadas con piedra
pulimentada. Yacimientos: L´ Or (Alicante), Montserrat (Cataluña).
EDAD DE LOS METALES: (Supone un avance técnico y una evolución de la sociedad, la penÃ-nsula y
sobre todo AndalucÃ-a son centros de atracción para estos pueblos que buscan metales)
• Cobre: 4000 a.C. Se dan inventos tan importantes como la rueda. Podemos encontrar restos en Los
Millares (AlmerÃ-a), datados a comienzos del 4000 a.C.
• Bronce: 3000− 1700 a.C. Se construyen sepulcros megalÃ-ticos a base de enormes piedras y son para
enterramientos colectivos. Se diferencian varios tipos: dólmenes y sepulcros en corredor o cámaras
como los de las Cuevas de la Menga en Antequera y el Romeral en AlmerÃ-a.
• Hierro: 3.000−2000 a.C. Los hititas utilizan este mineral que da una mayor dureza y flexibilidad. En
el Mediterráneo se da una importante actividad comercial por las civilizaciones hegemónicas del
oriente del Mediterráneo. Se establecen por todo el Mediterráneo colonias comerciales. La
PenÃ-nsula Ibérica conoce desde el siglo VIII a.C el periodo orientalizante.
NOTA: las fechas son aproximadas. Utilizad las que os hayan dado vuestros profesores.
• Los pueblos prerromanos
A lo largo del primer milenio a.C habitan en la PenÃ-nsula Ibérica diferentes pueblos y culturas:
• TARTESSOS
La cultura o civilización de tartessos se asienta en el interior de AndalucÃ-a y alcanza su esplendor en el
siglo VII a.C. la agricultura, la ganaderÃ-a y una notable producción y comercialización minera
constituyen su base económica. Su organización polÃ-tica parece tener un alto grado de centralización en
torno a una monarquÃ-a que se mantiene con el apoyo de los oligarcas locales, destacando entre ellos la
figura de Argantonio. Esta aristocracia local se enriquece gracias al comercio con los fenicios. La quiebra
económica, originada probablemente por el agotamiento minero, produce la decadencia de los tartessos y su
sustitución por la cultura de los pueblos turdetanos. Los yacimientos más importantes son La Joya (Huelva)
y Carambolo (Sevilla).
• GALAICOS, ASTUR−CÃNTABROS Y VASCONES
• Los galaicos son pueblos situados en el noroeste peninsular que sufren el influjo de la cultura celta.
Realizan transacciones comerciales con los fenicios, lo que consolida una cierta oligarquización de
su sociedad agraria y ganadera. A partir del VIII a.C se asienta la cultura de los castros celtas, con
poblados de estructura defensiva concéntrica.
• No existe una profunda diferenciación con los pueblos astur−cántabros.
• Los vascones son los pobladores más antiguos de la PenÃ-nsula. Mantienen caracteres
identificativos muy acusados y duraderos. Desarrollan una economÃ-a agraria muy limitada, que
complementan con la ganaderÃ-a. La mujer ocupa un papel muy activo en la sociedad, tanto en lo
económico como en las relaciones sociales.
• PUEBLOS CELTÃBEROS
Se asientan en las dos submesetas y destacan entre ellos los arévacos y los vetones. Los primeros se sitúan
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en el valle del Duero y se dedican a la agricultura en terrenos probablemente comunales. Los segundos,
asentados en Cáceres, Ãvila y Salamanca tienen una economÃ-a ganadera. Su manifestación cultural
arquetÃ-pica son los toros de Guisando.
• CULTURA IBERA
Desde finales del siglo VI a. C, la cultura ibera se consolida en el este y sur peninsular como producto de la
evolución de los pueblos autóctonos en contacto con fenicios y griegos. Tienen una economÃ-a de amplio
espectro en la que están presentes la minerÃ-a del oro y la plata, la agricultura y la ganaderÃ-a, asÃ- como
la industria del lino. Su organización polÃ-tica en el sur tiene carácter monárquico y en este
aristocrático (con un senado). Las manifestaciones artÃ-sticas más significativas son: la cerámica pintada,
la orfebrerÃ-a y sobre todo la escultura de piedra (Dama de Baza y Dama de Elche)
• PUEBLOS BALEÃRICOS
Grupos humanos ligados a la cultura del bronce. Estos pueblos basan su economÃ-a en la agricultura y la
ganaderÃ-a. A partir del siglo V a. C son colonizados por fenicios, griegos y cartagineses, lo que determina su
florecimiento económico. Los restos arqueológicos más representativos de estos pueblos son los talayots.
• Las colonizaciones históricas: fenicios, griegos y cartagineses.
La PenÃ-nsula Ibérica se convirtió en un objetivo estratégico para el control de las rutas comerciales,
conoce desde el siglo VIII a.C, el llamado periodo orientalizante debido al contacto con fenicios, cartagineses
y griegos:
• FENICIOS
Se expanden a partir del siglo X a.C con la intención de controlar el comercio del cobre y del estaño. Se
tiene constancia de la existencia de factorÃ-as en las costas peninsulares hacia el año 800 a.C. Gadir (actual
Cádiz), Sexi (actual Almuñécar) y Abdera (actual Adra, en la provincia de AlmerÃ-a), son zonas en
donde se consolidan y desde donde realizan operaciones comerciales con el interior (Tartessos). A partir del
siglo VI a.C entra en decadencia.
• GRIEGOS
Se conocen restos desde el siglo VIII a.C, siendo objetos usados en el comercio fenicio. A partir del siglo VII
a.C aumenta su presencia debido a la penetración en zonas anteriormente fenicias pero se evitan los
conflictos con los cartagineses. Fundan Málaga, Rosas y Ampurias, alcanzando esta última un gran
crecimiento comercial de objetos suntuarios, cerámica, vino y aceite con los pueblos del interior.
• CARTAGINESES
Procedentes de Fenicia, fundan Cartago en el norte de Ãfrica (actual Túnez) en el siglo IX a.C. Se sitúa su
llegada sobre el siglo VII a.C. Fundan Ibiza en el 654 a.C. Su presencia se acelera tras derrotar a los griegos
en la batalla de HÃ-mera (480 a.C), lo que les obliga a centrar sus esfuerzos en el comercio del
Mediterráneo occidental y las rutas atlánticas. Con la dinastÃ-a Barca y la derrota en la primera guerra
púnica contra Roma (264− 241), se produce una ampliación de los objetivos en Iberia. En 228 a.C. se funda
Cartago Nova, actual Cartagena. Su expulsión viene dada por la derrota en la segunda guerra púnica
(218−201 a.C) y tercera guerra púnica (149−146 a.C).
CONSECUENCIAS DE LAS COLONIZACIONES:
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• Los pueblos indÃ-genas se convierten en exportadores de materias primas (metales) y consumidores
de productos elaborados orientales (telas, adornos)
• Aprenden de los colonizadores: el alfabeto, la numeración, la escritura, la agricultura, el uso del
torno
• Las zonas colonizadas fueron básicamente el Levante y el sureste del Mediterráneo, permitiendo
alcanzar un mayor desarrollo y cultura más avanzada que la del resto peninsular.
1.4. Etapas de la conquista de la PenÃ-nsula por Roma. NO ENTRA.
1.5. El proceso de romanización: el legado cultural.
La romanización es un proceso complejo por el que los pueblos autóctonos de la PenÃ-nsula Ibérica
asimilan los aspectos fundamentales de la cultura y las formas de vida romanas, tales como la lengua, el
derecho, el arte y el urbanismo. Este proceso se inicia en la zona oriental y meridional de la PenÃ-nsula,
donde fue de mayor intensidad, y se extenderá paulatinamente al conjunto de los territorios conquistados.
La romanización se mostró también en el uso de vestimentas, en las obras de construcción (tanto en
obras publicas como en viviendas privadas), en el uso de la moneda y métrica romanas, en la aceptación
del Derecho Romano frente a las costumbres tribales, en las prácticas comerciales, en la llegada de hispanos
a Roma y ocupación de responsabilidades (como emperadores: Marco Aurelio, Teodosio, Trajano y
Adriano), filósofos (Seneca) o literatos (el poeta Marcial, por ejemplo).
La influencia religiosa de Roma se extiende con facilidad en la PenÃ-nsula, si bien convive con otras
religiones autóctonas, sobre todo en las zonas no urbanizadas. Roma introduce creencias orientales de
carácter mistérico y luego el cristianismo. A partir del 27 a.C. se introduce el culto al emperador debido a
la divinización de Julio César y Octavio Augusto. El cristianismo es tardÃ-o en la penÃ-nsula y es
perseguido. En las persecuciones de Diocleciano (303−305 d.C) son numerosos los mártires hispanos.
La inserción de la PenÃ-nsula en el mundo romano supuso una mayor apertura a los intercambios
comerciales y culturales con el Mediterráneo y más allá. Este proceso determinará también el
crecimiento de grandes ciudades, algunas de ellas existentes antes de la conquista (como Corduba o Tarraco)
y otras fundadas para asentar a los licenciados del ejército (Emérita Augusta, HÃ-spalis y Caesar
Augusta).
1.6. El proceso de romanización: las obras públicas. NO ENTRA
1.7. La monarquÃ-a visigótica: Las instituciones.
Asentada la independencia de Hispania frente a Roma, los monarcas visigodos han de hacer frente a la
existencia de tensiones militares provocadas por:
• BIZANTINOS: ocupan una amplia zona de levante y sur de la penÃ-nsula.
• SUEVOS: territorio galaico.
• VASCONES: zona montañosa del pirineo occidental.
El último rey visigodo de religión arriana (versión del cristianismo que entre otras cosas defendÃ-a que
Cristo no era Dios, sino que era una criatura, era creación de Dios) fue Leovigildo (573−586). Logrará
incorporar Galicia al reino visigodo y también ampliará los territorios del este y el sur peninsulares
(conquista Málaga, Baza, Córdoba y Sidonia) en su lucha con los bizantinos y profundiza el control de los
territorios vascones, escasamente romanizados. Funda Vitoriaco, actual Vitoria. También tendrá que hacer
frente a las incursiones bagaudas (sus integrantes eran principalmente campesinos o colonos, esclavos o
indigentes).
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Su hijo Recaredo (586−601) inicia un nuevo periodo. Se convierte al cristianismo y abandona el arrianismo.
Con ello, se puede ver la importante influencia que ha alcanzado la Iglesia en la población
hispanorromano−visigoda, y puede interpretarse como una respuesta a la necesidad de establecer una alianza
entre la monarquÃ-a y la Iglesia ante la amenaza de una nobleza arriana dÃ-scola y la posible colaboración
de la población católica con los bizantinos. La Iglesia ocupa importantes bastiones de poder en la esfera
económica y educativa. Paralelamente, desarrolla una importante obra jurÃ-dica. Con Recaredo se inicia
también un periodo de persecución a los judÃ-os. Esta polÃ-tica continúa durante los siguientes
reinados. Sisebuto (612−621), fuerza a los judÃ-os a establecer alianzas con los arrianos y a participar en
numerosas rebeliones que propician un clima favorable a la penetración de los musulmanes en Hispania
(711), durante el reinado del último rey visigodo, Don Rodrigo.
ADMINISTRACIÓN E INSTITUCIONES:
• AULA REGIA: consejo que asesora al rey, formado por nobles y guardia real (gardingos se llaman).
• DEUX o jefe militar y jurÃ-dico, con funciones de gobernador.
• COMES CIVITATIS: alto cargo de la administración de justicia y responsable de lo que
podrÃ-amos llamar como policÃ-a.
Una cuestión muy importante es la unificación del Derecho Romano y Visigodo en el LIBER
IUDICIORUM (654).
• La PenÃ-nsula Ibérica en la Edad Media: Al− Ãndalus.
• La PenÃ-nsula Ibérica en la Edad Media: la conquista musulmana y pueblos invasores.
• Siglo VIII: crisis polÃ-tica en el reino visigodo derivada de las acciones emprendidas contra los
judÃ-os, despojados de sus bienes, de derechos de culto y asociación.
• La minorÃ-a judÃ-a en el siglo VIII piensa que la presencia musulmana puede mejorar su situación,
por lo que realizan contactos con éstos.
• División en el seno de la nobleza visigoda en el proceso de feudalización y por ello fragmentación
polÃ-tica frente a la corona.
• Aumento de las divisiones con la subida al trono de Don Rodrigo, en vez de Akhila, hijo de Witiza.
En el 711, Muza y su lugarteniente Tariq, cruzan el estrecho. El sector de la nobleza opuesto a Don
Rodrigo pacta con los musulmanes asegurando su supervivencia en el Pacto de Teodomiro (713).
• Todo esto, más la falta de apoyo popular al régimen visigótico explica la facilidad de entrada de
los musulmanes, (esencialmente bereberes, etnia del norte de Ãfrica que habÃ-a asimilado el islam).
• Los árabes al mando de Tariq derrotan y matan a D. Rodrigo en la batalla de Guadalete, año 711.
• Expansión ayudada por el apoyo de Muza. Se produce en cinco años y forman Al− Ãndalus.
• La organización y la evolución polÃ-tica de Al−Ãndalus estará determinada por unas causas:
enfrentamientos en los centros de decisión árabe como Damasco o Bagdad; conflictos intertribales
entre quaisÃ-es, yemenÃ-es del sur y bereberes; diferencias de interpretación de la doctrina
islámica.
• En el conjunto de los invasores se distinguen tres grupos:
• BEREBERES: se asientan en la serranÃ-a de Ronda y Sierra Nevada.
• ESLAVOS: dominados por oficiales del ejército y se asentaron en Levante, desde AlmerÃ-a a
Tarragona.
• ANDALUSÃES: eran todos los musulmanes, tanto árabes como hispanos. Fueron los reinos más
extensos y poderosos, ocupando el interior y fachada atlántica de la España musulmana.
• La PenÃ-nsula Ibérica en la Edad Media: el Emirato y el Califato de Córdoba.
A la muerte de Mahoma le suceden cuatro califas, familiares del profeta, siendo el último Ali, que es
depuesto por Moavia, el cual instaura la dinastÃ-a Omeya con capital en Damasco, siendo su intención
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expandirse por occidente, y por ello invadirán la penÃ-nsula. Son tres las etapas de la presencia musulmana
en la penÃ-nsula hasta el siglo XI:
• Emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco (711−756)
Los musulmanes invaden desde el norte de Ãfrica hasta el sur de Francia, incluyendo toda la penÃ-nsula.
Hay inestabilidad polÃ-tica debido a los continuos cambios de gobernadores, nombrados y destituidos por
Damasco, la capital del Imperio Musulmán. Las contradicciones entre árabes y bereberes, dadas por sus
diferentes proyectos polÃ-ticos, tienen su máxima expresión en la revuelta bereber en territorio del islam
en el 740, que fue eliminada por las tropas sirias enviadas por Damasco. Intentan penetrar en Europa pero
Carlos Martel los detiene en la batalla de Poitiers (732) y a orillas del Ródano (738).
• Emirato independiente de Córdoba (756−912)
La rebelión abasida en Damasco pone fin a la hegemonÃ-a Omeya que se refugia en el Magreb, y la capital
del Imperio se traslada a Bagdad. En el 755 desembarca en la penÃ-nsula Abd Al− Rahman I, de la familia
Omeya. Se proclamará emir con apoyo bereber y yemenÃ- y logra tomar Córdoba tras la victoria de Al−
Musara, estableciendo un estado omeya independiente en la penÃ-nsula. Durante el reinado de Abd
Al−Rahman I sus descendientes hay tensiones provocadas por:
• Los francos al norte del Ebro con el rey Carlomagno, que se retira tras el desastre de Roncesvalles contra
los vascones.
• La existencia de los grupos que integran la invasión ante las decisiones del poder Omeya.
• La existencia de familias muladÃ-es que provocan rebeliones, como la de Ibn Hansun.
• La actuación cristiana hasta el Duero.
• Califato Cordobés (912−1031)
Instaurado por Abd Al− Rahman III en el año 929 tras la toma de Bobastro (ciudad sede de la familia de Ibn
Hansun). El califa es el jefe polÃ-tico y religioso, y somete rápidamente a los enemigos. Conquista Ceuta y
Melilla y organiza una poderosa flota para controlar costas e islas. Entre sus sucesores cabe destacar:
• Al− Hakam: hijo de Abd Al−Rahman III. Creó una gran biblioteca y fomentó la enseñanza. Tomó
San Esteban de Gormaz ante los cristianos navarro− aragoneses en 963. Consiguió también rechazar los
ataques normandos.
• Hisham II: hijo del anterior. Gobernó bajo la tutela de Almanzor, que tenÃ-a el poder polÃ-tico y militar.
• Almanzor: dirige el ejército apoyado por los bereberes. Creó las razzias (ataques muy contundentes
contra los cristianos y por sorpresa). Razzias de Barcelona (985), Coimbra (987), León (988), Santiago de
Compostela (997), Pamplona (999). Sometió a los cristianos a pagar impuestos severos. Mantuvo su
hegemonÃ-a hasta el 1002, año de su muerte, iniciándose asÃ- una gran crisis en Al−Ãndalus.
• Abd Al−Malik: hijo de Almanzor, seguirá el programa de su padre hasta su muerte en 1008
• Abd Al− Rahman Sanyul el Sanchuelo: hijo de Almanzor. Se convierte en el sucesor del califa Hisham II,
lo que rompe con la tradición musulmana y hay algunos enfrentamientos entre distintos sectores. Muere
en 1021.
• La crisis del siglo XI: los reinos de Taifas.
Taifa: en árabe grupo o banderÃ-a. Las taifas constituyen la estructura polÃ-tica adoptada por los
musulmanes en Al−Ãndalus tras la descomposición del califato cordobés. En el sur de la penÃ-nsula
predominan los reinos de taifas de origen bereber, en la zona central, las familias muladÃ-es de origen árabe,
y en la zona oriental las de ascendencia eslava.
El proceso de expansión llevado a cabo desde el año 711 por emires y califas llega a su lÃ-mite con la
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muerte de Almanzor. La disgregación del poder central califal en multitud de taifas, posibilita una amplia y
profunda expansión de los reinos cristianos que logran limitar en los siglos XII−XIII las fronteras de
Al−Ãndalus al reino nazarÃ- de Granada. Las causas de la descomposición del califato se produjeron entre
el 1002 y el 1031 y fueron básicamente dos: militarización de la sociedad y desprestigio del califa.
Durante ese periodo de tiempo Córdoba perdió su supremacÃ-a polÃ-tica. Las guerras civiles lograron
descomponer el califato en medio centenar de pequeños estados (taifas) que se repartieron el territorio
siendo las más importantes la de Mérida, Toledo, Zaragoza, Sevilla y Valencia.
En el 1031 se consolidan en el territorio musulmán peninsular diferentes tipos de taifas, como consecuencia
de la agudización de los conflictos entre el poder autónomo de familias y tribus musulmanas hostiles a la
lÃ-nea de sucesión marcada desde la muerte de Almanzor, considerada como ilegÃ-tima.
La expansión de los reinos cristianos, reforzados por una progresiva superioridad militar que resulta visible
tras la toma de Toledo por Alfonso VI en 1085, obliga a los reinos de taifas a demandar ayuda a las tribus
magrebÃ-es dominantes en Ãfrica: los almorávides (primero) y almohades (después), que ocuparán
todas las taifas.
• La crisis del siglo XI: los imperios norteafricanos. NO ENTRA
• Al−Ãndalus: la organización económica y social.
La base de su economÃ-a es la agricultura y la ganaderÃ-a, además del comercio y la artesanÃ-a:
• AGRICULTURA: aportan nuevas técnicas de regadÃ-o como las acequias y norias.
• GANADERÃA: retroceso del ganado porcino debido a las creencias coránicas, aunque hay
noticias de su consumo.
• ARTESANÃA: es la base económica de las ciudades musulmanas, con esmeradas producciones de
objetos de plata y oro, talleres de pieles, papel (introducido en Europa por ellos) o tejidos.
• MINERÃA: impulsan el desarrollo de la minerÃ-a del plomo, hierro, mármol y oro, aunque este
último era deficitario en la penÃ-nsula por lo que lo importan del norte de Ãfrica.
• COMERCIO: el dinamismo económico facilita una intensa actividad comercial entre las ciudades,
con los zocos como centros de intercambio fundamentales.
La administración se organiza en torno al califa, que es el encargado de dirigir la polÃ-tica interior y
exterior, representa la cúspide del poder judicial y preside, como jefe religioso, la oración. El califa es
asesorado por el hachib. Los visires cumplen la función de ministros y centralizan las tareas de gobierno,
mientras los cadÃ-es se encargan de administrar la justicia. Al frente de la administración territorial se
localiza el walÃ- o gobernador, y la administración local es elegida por los prefectos.
Las rentas del Estado se sustentan en la limosna y en el cobro de impuestos a agricultores y artesanos
musulmanes, mozárabes y judÃ-os.
El vértice superior de la sociedad musulmana está ocupado por las familias nobiliarias, cuya actividad
básica es la gestión de extensas propiedades agrarias. Bajo la nobleza se encuentra un vulgo productivo
agrÃ-cola y artesanal, diferenciado jurÃ-dicamente por las castas superiores y de la casta inferior, compuesta
por un conglomerado de esclavos utilizados para diferentes tareas.
2.6. Al−Ãndalus: el pensamiento y las letras.
Se introducen elementos culturales propios junto con aquellos que asimilan en las conquistas de oriente y
occidente. El idioma oficial era el árabe, pero la gente del pueblo usaba una mezcla entre el árabe y la
lengua hispanorromana, llamada aljamÃ-a. El esplendor cultural musulmán se alcanza durante la época
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califal. Córdoba se convierte en una de las principales ciudades europeas, poblada por importantes
filósofos, médicos, matemáticos
Destacan los trabajos de renovación de la poesÃ-a existente utilizando como modo de expresión las
estructuras redactadas en el lenguaje popular. La poesÃ-a alcanzó su esplendor con Abd−el Abderrabihi y su
libro El collar de la paloma.
Los árabes aprovechan la cultura de los pueblos sometidos e introducen el álgebra, el ábaco y la
trigonometrÃ-a dentro del campo de la ciencia. A su vez, se tradujo al árabe la obra del griego Dioscórides
acerca de la medicina.
En el campo de la ciencia jurÃ-dica destaca Ibn Hazm y en el de la filosofÃ-a sobresale el cordobés
Averroes que fue el principal comentarista árabe de Aristóteles aunque no se avanzó en ello por
considerar que iba contra el Corán, sin mencionar la ayuda del mecenas Al− Hakam II con la creación de
una biblioteca en Córdoba, y favoreció el estudio de las matemáticas.
La astronomÃ-a también estuvo prohibida durante el califato por las mismas razones que la filosofÃ-a,
pero adquirió gran importancia después, con Azarquiel que mejoró el astrolabio y fabricó nuevos
instrumentos de observación.
2.7. La arquitectura musulmana en España: palacios y mezquitas. NO ENTRA.
3. La PenÃ-nsula Ibérica en la Edad Media: los reinos cristianos.
3.1. La PenÃ-nsula Ibérica en la Edad Media: Los primeros núcleos de resistencia cristiana.
− EL REINO ASTURLEONÉS
La llegada de árabes y bereberes determina que parte de la nobleza hispano−visigoda se refugie en el agreste
territorio cántabro−astur. Desde allÃ- y en torno a Don Pelayo, los primeros núcleos de resistencia
cristianos, logran su primera victoria ante los musulmanes en la batalla de Covadonga (722), muy mitificada.
No pasó de ser una pequeña escaramuza. El nieto de Pelayo, Alfonso I, establece la capital del reino en
Cangas de OnÃ-s, y Alfonso II la traslada a Oviedo tras vencer a los musulmanes en la batalla de Clavijo
(844).
Por el poderÃ-o cristiano o bien por problemas internos, los musulmanes se repliegan hasta el sur del Duero,
territorio que es repoblado por los reyes cristianos (siglo IX), a través de diversos mecanismos como las
Cartas Puebla. El reino se amplÃ-a por la zona galaica, el norte del Duero y el este (Castilla), durante los
reinados de Ordoño I y Alfonso III, trasladándose la capital a León. El condado de Castilla, ampliará su
autonomÃ-a frente a León bajo la etapa del Conde Fernán González llegando a ocupar Sepúlveda (940).
Durante la etapa califal, los reyes son tributarios de los califas. Durante el reinado de Sancho III el Mayor, el
Reino de Castilla y León queda bajo la tutela del Reino de Navarra. A su muerte, su hijo Fernando I se
proclama rey de Castilla (1035) y de León (1037), tras derrotar al último rey leonés Vermudo III. En
1054 derrota a su hermano GarcÃ-a de Navarra en la batalla de Atapuerca, poniendo fin a la ascendencia de
Navarra sobre el reino de Castilla y León. Hasta su muerte (1065), consigue las parias de los reyes
musulmanes de Zaragoza, Toledo y Sevilla.
• ARAGÓN
La gestación de los condados aragoneses (Aragón, Sobrarbe y Ribagorza) responde a la resistencia que
oponen los habitantes a la presencia musulmana. El condado de Aragón tiene su origen en un pequeño
territorio controlado por el conde Aznar Galindo I. Su hijo Galindo Aznar I amplia el territorio de su padre.
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Los condados aragoneses quedan bajo la influencia de la corona de Navarra hasta su configuración como
reino (1035), bajo la dirección de Ramiro I.
• REINO DE PAMPLONA
AllÃ- emerge una familia muy importante: los Arista, que van a dominar la vida polÃ-tica del reino durante
muchos años. Posteriormente llegará la dinastÃ-a Jimena, emparentada con el reino de León. Sancho
Garcés I se expandirá por la zona de La Rioja y las planicies navarras (zona sur de Navarra). A su muerte
se inicia un breve periodo de sumisión al poder cordobés. La expansión de Navarra culmina con el
reinado de Sancho Garcés III el Mayor, quien restablece los contactos con las monarquÃ-as peninsulares y
europeas, fortaleciendo además las relaciones comerciales. Además, se expande por Aragón,
anexionándose Sobrarbe (1015) y Ribagorza (1025), se adentra en los condados catalanes e interviene en las
relaciones entre Castilla y León. A su muerte se reparten sus territorios entre sus hijos: Castilla a Fernando,
Aragón a Ramiro y Pamplona a GarcÃ-a. A finales del XI su expansión se ve limitada por la fortaleza de
los reinos de Castilla y Aragón.
• CONDADOS CATALANES
Durante muchÃ-simo tiempo bajo la influencia del Imperio Carolingio. El condado de Barcelona se convierte
en el territorio más influyente en el orden polÃ-tico y religioso.
Wilfredo el Belloso (878−897) es reconocido como el primer conde independiente de Barcelona, teniendo una
polÃ-tica de expansión y repoblación en varios lugares de Cataluña, como Manresa o Ripollés.
Incorpora el condado de Gerona en 895. Durante la etapa califal, Barcelona y los condados catalanes procuran
llegar a acuerdos con los califas, lo que no impide expediciones devastadoras como las de Almanzor (985),
bajo el gobierno de Borrell II. Éste será el que rompa con la relación de vasallaje con Hugo Capeto, lo
que constituye el hecho más importante de independencia frente a la corona franca. Con el conde Berenguer
se da una tendencia unificadora entre los condados, que culmina en 1137 con la unificación de Cataluña y
Aragón bajo el gobierno de Ramón Berenguer IV.
3.2. Principales etapas de la reconquista.
Podemos caracterizar la reconquista como un largo proceso de recuperación del territorio hispano−visigodo
anterior a la invasión musulmana en el 711, por parte de los diferentes reinos y condados cristianos. En este
proceso se combinan los factores de carácter ideológico−religioso, demográfico y polÃ-tico−militar. La
reconquista se produce, en el seno de cada reino, en una serie de disputas internobiliarias y luchas sociales
entre vasallos y señores. Se pueden considerar las siguientes etapas:
• Formación de los núcleos cristianos de resistencia. SIGLO VIII−X (ficha anterior).
• Ocupación de los valles del Tajo y Ebro. AÑOS 1002 AL 1150.
Fernando I toma Viseo (1055), CoÃ-mbra y por fin Lisboa (1147). Alfonso VI de Castilla toma Toledo en
1085. En el Ebro se inicia la conquista de Calahorra en 1045, Zaragoza en 1118 por Alfonso I el Batallador
rey de Aragón y se termina con Lérida en 1149 por Ramón Berenguer IV.
• Reconquista de los cursos altos del Turia, Júcar y Guadiana (1150−1212). Los reinos de Castilla y
Aragón hacen un planteamiento conjunto marcando antes las fronteras de los territorios a conquistar
(Tratados de Tudillén en 1151 y Almizra en 1244). La victoria en las Navas de Tolosa contra los
almohades, en 1212, fue fruto de la cruzada predicada por el Papa Inocencio III y organizada por los reyes
Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón.
• Fin de la reconquista: dominio del valle del Guadalquivir, Valencia, Murcia y Baleares. Año 1227 al 1266
etapa de intervención de la marina de guerra y para ello se crean las atarazanas de Barcelona y Sevilla.
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Portugal reconquista el Algarve desde 1232 a Faro en 1249. Castilla con Fernando III el Santo: Córdoba
1236, Murcia 1244, Jaén 1246 y Sevilla 1248. Aragón con Jaime I el Conquistador reconquista las
Baleares en 1235 y Valencia en 1238.
3.3. La PenÃ-nsula Ibérica en la Edad Media: modelos de repoblación y organización social de los
reinos cristianos.
La repoblación es la ocupación de las tierras vacÃ-as o reconquistadas a los musulmanes para habitarlas,
cultivarlas y controlarlas. En el núcleo occidental de la PenÃ-nsula se dan varios tipos de repoblación, entre
los que destacan:
• Repoblación monacal y privada (s. VIII−XI)
En ella, el rey autoriza a establecerse en un territorio (cartas puebla) o permite roturar nuevas tierras, pasando
a ser propiedad del que las cultive y proteja (aprisio o presura). Los beneficiados de esta medida solÃ-an ser
monjes o particulares que forman pueblos. AsÃ- se repobló el valle del Duero, por hombres libres, en
contraste con el feudalismo europeo.
• Repoblación concejil (s. XI−XII)
Esta repoblación se lleva a cabo en concejos o municipios libres. AsÃ- se fundan entre el Duero y el Tajo:
Soria, Segovia, Ãvila, Salamanca, Sepúlveda, Olmedo y Medina. Los almorávides frenan la repoblación,
pero Fernando I y Alfonso VI la impulsan dando fueros y privilegios a los concejos que defiendan las
fronteras, ej. Sepúlveda.
• Repoblación de las órdenes militares (s. fin del XII y principios del XIII)
Para repoblar las tierras conquistadas en la tercera etapa de la reconquista: valles del Turia, Júcar y
Guadiana, el rey concede privilegios a las recién fundadas órdenes militares de Santiago, Alcántara, San
Juan y Montesa. Estas órdenes construyen castillos en donde se asientan campesinos bajo jurisdicción
señorial, dando pie a latifundios y escasos concejos, ya que los campesinos no disponÃ-an de privilegios.
• Repoblación nobiliaria, además de las anteriores existentes (s. XIII)
AndalucÃ-a fue la región repoblada en esta época a través de repoblamientos, donadÃ-os y
heredamientos. HabÃ-a propiedades de todas las dimensiones aunque predominaban las medianas.
También habÃ-a grandes latifundios. El núcleo oriental de la penÃ-nsula, correspondiente a la corona de
Aragón, empleó los sistemas de cartas puebla y apriso. En el valle del Ebro se empleó el repartimiento. La
población mudéjar no fue expulsada y convivÃ-a con los cristianos.
La organización social de los reinos cristianos se basa en una administración territorial que queda en manos
de los condes, y en una administración local que está a cargo del concejo. Todos los reinos tienen en
común la existencia de una monarquÃ-a feudal, es decir, se mantienen profundos lazos de dependencia con
la nobleza. A partir del siglo XI, aparecen en el conjunto de los reinos cristianos nuevas instituciones
representativas del orden feudal como consecuencia del desarrollo de las ciudades.
En Castilla− León y Aragón la administración territorial está a cargo de los merinos, los cuales ejercen la
potestad real (con facultades de carácter militar, judicial y fiscal). Los municipios disfrutan de un cierto
grado de autonomÃ-a frente a la corona, éstos son administrados por delegados de la corona y por
magistrados oficiales elegidos por las asambleas de vecinos. En Cataluña y Valencia, la administración
territorial se desarrolla sobre los vegueries y los distritos, respectivamente.
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3.4. La PenÃ-nsula Ibérica en la Edad Media: una cultura plural (cristianos, musulmanes y judÃ-os).
− Una cultura teocéntrica: entre los siglos VIII y XI la cultura cristiana cuyo principal representante fue S.
Isidoro, obispo de Sevilla, no se pierde sino que se conserva en la Iglesia, a través del culto mozárabe.
Desde el siglo XI, a través de los monjes llega la reforma del monacato y de la liturgia romana, y España
la acepta. La cultura se difunde por la Iglesia a través de las escuelas monacales y catedralicias, que
conservan la cultura greco−romana y traduce y adapta a la época.
− Una cultura que del latÃ-n, pasa a lengua romance usada por el pueblo, pues éste no sabe latÃ-n. Esto
ocurrÃ-a entre los siglos VIII y IX. Aparecen lenguas romances en España: mozárabe, gallego, leonés,
castellano, aragonés y catalán. La reconquista hace que el castellano sea la lengua más extendida, y a
finales del siglo XIII quedan bien delimitadas tres lenguas: gallego− portugués, castellano y catalán. Las
primeras frases o glosas en romance están al margen de textos latinos conservados en San Millán de la
Cogolla y en Silos: glosas emilianenses y silenses (siglo X). La lengua romance se utilizará por los juglares,
trovadores y clérigos como Per Abad o Gonzalo de Berceo.
− Multicultura étnica: las fronteras militares no fueron obstáculo para la influencia cultural, más bien
zona de aproximación de cristianos, musulmanes y judÃ-os, sobre todo después de la reconquista del siglo
XI en los valles del Tajo y del Ebro. Tarazona, Zaragoza y sobre Toledo fueron en los siglos XII y XIII focos
de cultura y de divulgación hacia Europa. Toledo con su Escuela de Traductores será protegida e impulsada
por Alfonso X.
Figuras de la cultura hispano−musulmana: en medicina Avenipace y Avenzoar, filosofÃ-a Averroes
Figuras de la cultura judÃ-a: Pedro Alfonso: médico, astrónomo y poeta, además de traductor en
Huesca. Abraham bar Hiyya: traductor de árabe y hebreo al latÃ-n: filosofÃ-a, matemáticas y
astronomÃ-a.
3.5. y 3.6. Manifestaciones artÃ-sticas en la PenÃ-nsula durante la Edad Media: románico y gótico.
NO ENTRAN.
4. La Baja Edad Media. La crisis de los siglos XIV y XV.
4.1. Organización polÃ-tica e instituciones en la Baja Edad Media: el reino de Castilla.
A medida que se consolida como institución, la monarquÃ-a castellano−leonesa logra que la sociedad asuma
progresivamente las pautas heredadas y actualizadas designan virreyes. Los ingresos reales apenas varÃ-an en
este periodo, y vienen dados por el botÃ-n de conquista, los tributos territoriales, los señorÃ-os y los
impuestos cobrados a judÃ-os y musulmanes.
Como órgano consultivo se mantiene la Curia Regia ordinaria formada por los prohombres del reino
(grandes nobles, obispos y familiares del monarca), origen del posterior Consejo Real; y la Curia Regia
extraordinaria (asamblea a la que acuden un importante número de nobles y obispos), que se convertirá en
las Cortes a partir de su convocatoria en León por Alfonso IX en 1188, con la asistencia de los
representantes de las villas. Estas Cortes apenas tienen capacidad legislativa en Castilla, y su función se
limita básicamente a la aprobación de los subsidios reales.
La administración territorial está determinada por la evolución de la conquista y la repoblación. Los
merinos ejercen la potestad real (con facultades de carácter judicial, militar y fiscal) en amplios territorios o
merindades hasta la consolidación de la figura de los adelantados. Los municipios castellanos, formados en
el proceso repoblador y con amplÃ-as concesiones reales, disfrutan de un cierto grado de autonomÃ-a frente a
la corona; tienen su origen en los concilia rurales y administran mediante los dominus villae (delegados de la
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corona) y magistrados y oficiales elegidos por las asambleas de vecinos.
del Derecho Romano, preeminente en la Europa medieval occidental. Se atribuye a la institución
monárquica un origen divino, siendo muy amplios los poderes del rey como máximo legislador y máxima
autoridad judicial, y jefe del ejército. A medida que se amplÃ-an los territorios, los monarcas
4.2 Organización polÃ-tica e instituciones en la Baja Edad Media: la Corona de Aragón.
La monarquÃ-a aragonesa está marcada por un carácter federal que obliga a la corona a crear figuras
jurÃ-dicas como gobernadores y virreyes que les representen y que administren el poder polÃ-tico y judicial
en su nombre.
El rey administra la justicia acompañado de los jueces de corte en lo que viene a representar el máximo
órgano judicial. La corona nombra a los justicias mayores encargados de solventar los pleitos entre la corona
y la nobleza. Diversas figuras, vegueres en Cataluña, justicias en Valencia y batlles en Baleares, imparten
justicia en nombre del rey, en los distintos territorios. El monarca cuenta con un Consejo Real derivado de la
Curia ordinaria. La Curia extraordinaria da lugar a las Cortes, en 1272. En las Cortes tienen representación la
baja y alta nobleza, a partir del siglo XIV, la Iglesia y los representantes del estado llano, hombres libres. En
1218 se crean en Cataluña las Corts, con representación de tres elementos, gestándose a finales del siglo
XIII la Generalitat, encargada de gestionar los asuntos tratados por las Corts entre una y otra convocatoria,
estructurándose de forma permanente a partir de 1359. Valencia regida por un gobernador goza de
autonomÃ-a jurÃ-dica desde 1239. Se establecen las Corts en 1283, constituidas por tres estamentos y desde
1419, la Generalitat valenciana asume la gestión de las decisiones tomadas por las Corts.
Las merindades se encargan de la administración territorial a cuyo frente se encuentra un merino. En
Cataluña predominan las vegueries y en Valencia los distritos.
4.3. La Baja Edad Media: crisis demográfica, económica y polÃ-tica.
Durante el siglo XIV se produce en la penÃ-nsula una profunda crisis económica y demográfica como
consecuencia de la peste negra en 1348, caracterizada por:
• Retroceso productivo por la disminución de la mano de obra.
• Concentración de la propiedad debido a la emigración a territorios no afectados.
• Aumento del poder señorial sobre los siervos que provoca revueltas campesinas como la de los
payeses de remensa (Aragón) o la de hermandades de labriegos (Castilla)
• CaÃ-da de las rentas señoriales y aumento de los salarios por la escasez de mano de obra.
• Cambios de mentalidad: legislación antisemita y marginación judÃ-a.
CASTILLA.
A principios del siglo XV desaparecen los brotes de peste, se recuperan las cosechas y se desarrolla la
industria de la lana. Ésta se convierte en materia prima de las industrias flamencas. Se desarrollan los
puertos del cantábrico para su exportación. Surgen las ferias (Medina del Campo) y grandes mercados
(Burgos). La lana se convierte en eje de la economÃ-a castellana.
ARAGÓN.
La crisis del siglo XIV le afectó con más intensidad, pues las malas cosechas que se venÃ-an dando
provocaron una mayor incidencia de la peste. Hasta mediados del siglo XV, Aragón no inicia una
recuperación económica y demográfica. Ésta se basa en la industria textil y el comercio de Cataluña,
donde existÃ-a una potente burguesÃ-a e importantes ciudades como Tarragona y Barcelona, donde se
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exportaban productos agrÃ-colas y manufacturados. Una de las consecuencias de la crisis fue el traslado de la
producción y del comercio a Valencia.
4.4 La Baja Edad Media: la expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo.
El primer rey aragonés en interesarse por el control del Mediterráneo es Pedro III el Grande, al casarse
con la princesa siciliana Constanza Hohenstaufen. Como consecuencia se le oferta la corona de la isla tras el
levantamiento de las VÃ-speras Sicilianas. A pesar de la oposición de Carlos de Anjou y el Papa MartÃ-n
IV, el monarca aragonés se hace con control de Sicilia en 1283, después del desembarco de la flota
aragonesa.
Jaime II centra su atención en el norte de Ãfrica. Tras firmar en 1291 un pacto con Sancho IV de Castilla
para delimitar sus respectivas zonas de influencia en los territorios norteafricanos, convierte a Tremecén,
BujÃ-a y Túnez en territorios tributarios de Aragón. Para mejorar sus relaciones con Francia y el papado,
Jaime II conviene en el Tratado de Agnant casarse con Blanca de Anjou y renunciar a la corona de Sicilia. Sin
embargo, los habitantes del lugar se rebelan contra esta decisión, y proclaman rey a Federico de Aragón. La
corona de Sicilia es plenamente anexionada a Aragón en 1409.
El expansionismo aragonés culmina con la conquista de Cerdeña, en 1323 y las campañas de la
compañÃ-a aragonesa (mercenarios almogáraves) que incorporan los ducados de Atenas y Neopatria.
Los Trastámara consolidaron el control sobre Sicilia y, en tiempos de Alfonso V el Magnánimo, comienza
la expansión por la PenÃ-nsula Itálica. Se ocupa Nápoles tras un acuerdo con el duque de Milán.
4.5. Las rutas atlánticas: castellanos y portugueses durante la Baja Edad Media. Las Islas Canarias.
NO ENTRA
5. Los Reyes Católicos: la construcción del Estado Moderno.
5.1. Los Reyes Católicos: la unión dinástica.
Los últimos años del reinado de Enrique IV en Castilla se caracterizaron por la inestabilidad polÃ-tica
suscitada ante el problema sucesorio abierto por el rey, al cambiar el apoyo inicial de su hermana Isabel a
través del pacto de Guisando (1468). Contrariado por la boda de Isabel y Fernando (1469), nombró
heredera a su hija Juan la Beltraneja. Tras las capitulaciones de Cervera, considerada como heredera
legÃ-tima por una parte de la nobleza.
Esta decisión provoca una guerra civil (1475−1479) que enfrenta a los defensores de Isabel, con los
partidarios de la subida al trono de Juan la Beltraneja, apoyada por Alfonso V de Portugal, parte de la nobleza
con el marqués Villena, y por el arzobispo Carrillo, y por algunas ciudades castellanas y Luis XI de
Francia.
En la decisiva batalla de Toro (1476) Isabel logra imponerse siendo coronada en 1474, como reina de Castilla.
Los tratados de San Juan de la Luz (1478) y Alcaçovas (1479), mediante el cual se reconocÃ-an: a los
Reyes Católicos el dominio de Canarias, y a Portugal pretensiones sobre el norte de Ãfrica, las Azores,
Madeira y Cabo Vede; fijan las condiciones de la paz entre los dos estados portugués y castellano, asÃcomo sus lÃ-mites atlánticos. Doña Juana se retira a Lisboa donde fallece en 1530, el fin de la guerra
coincide con el fallecimiento de Juan II de Aragón y el ascenso al trono de su hijo Fernando, con lo que
culmina la unión dinástica de las dos coronas en las figuras de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
5.2. Los Reyes Católicos: la conquista del Reino NazarÃ-.
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La conquista del reino de Granada no pudo acometerse con éxito hasta el reinado de los Reyes Católicos.
La guerra se inició en el año 1481. Tras unos comienzos inciertos, a partir del año 1485 el conflicto se
inclinó decididamente del lado cristiano. Hitos significativos fueron la ocupación de Ronda (1485), de
Málaga (1487) y de Baeza (1489).
Es la última etapa de la Reconquista que finaliza en 1492, año fundamental.
La guerra se planteó a largo plazo con campañas dirigidas primero contra las arterias de comunicación
exterior del Reino NazarÃ- de Granada y posteriormente, y una vez aislada, contra su capital homónima. Los
enfrentamientos comenzaron en 1481 y, en su primera fase, no distaron mucho de las escaramuzas que
venÃ-an manteniendo las partidas cristianas y musulmanas. A partir de 1483, el rey nazarÃ- Boabdil, que
habÃ-a sido apresado por uno de sus grupos, se declaró vasallo de los reyes cristianos Isabel y Fernando a
cambio de su libertad. Este fue el primer episodio de la hábil polÃ-tica llevada a cabo por los Reyes
Católicos, dirigida a explotar los enfrentamientos de la familia reinante en Granada.
En los años inmediatos, las ciudades más importantes fueron conquistadas por los cristianos: Alora (1484),
Ronda (1485), Loja y otras plazas (1486), Málaga (1487). Después de la caÃ-da de Baeza (1487), Zagal
(tÃ-o de Boabdil) se rindió y entregó a la corona de Castilla AlmerÃ-a y Guadix. La campaña final
comenzó en la primavera de 1491 y concluyó el 2 de enero de 1492, con la entrada en la capital.
El reino se integró en la corona de Castilla, pero no todos sus habitantes recibieron igual trato. Los de la
ciudad de Granada y sus tierras circundantes se beneficiaron de condiciones favorables, acordadas en la
rendición de Boabdil, que se resumÃ-an en el respeto a sus bienes, a sus creencias y a sus usos sociales; pero
a los restantes se les impuso la ley medieval de los vencidos. Sus tierras fueron repartidas entre los nobles y
municipios que habÃ-an sufragado la guerra, y sus personas quedaron sometidas a la servidumbre o la
esclavitud.
5.3. Los Reyes Católicos: la integración de las Canarias y la aproximación a Portugal. NO ENTRA.
5.4. La organización del Estado bajo los Reyes Católicos: instituciones de gobierno.
Isabel de Castilla y Fernando de Aragón coinciden en desarrollar un programa polÃ-tico con la consecuencia
de:
• Unas mayores cuotas de centralización del poder polÃ-tico.
• La unificación religiosa de los reinos.
• Una modernización de la administración fiscal del Estado.
• Aumento de la influencia internacional.
El programa polÃ-tico centralizador encuentra mayores obstáculos en el reino de Aragón.
Los organismos de gobierno tomados por los Reyes Católicos fueron: Consejos, Secretarios de Estado,
Cortes, Virreyes, Audiencias.
ÃMBITO ADMINISTRATIVO:
• Reforma del Consejo de Castilla (1480, Consejo de Aragón (1494)).
• Creación de la Santa Hermandad (1480, Virrey en Aragón).
• Sistema fiscal en el cual la alcabala (impuesto sobre el comercio) constituye la principal fuente de
ingresos.
• La figura de los Corregidores, convertidos en conductores de la polÃ-tica de la Corona.
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ÃMBITO RELIGIOSO:
• Establecimiento del Tribunal de la Inquisición en 1478, institución común a ambos reinos. El
Papa otorga a los Reyes Católicos amplios poderes para designar a las jerarquÃ-as del Tribunal.
Fray Tomas de Torquemada es nombrado Primer Inquisidor de Castilla y Aragón.
• Expulsión de los judÃ-os en ambos reinos, como culminación de la cultura antisemita.
ÃMBITO MILITAR:
• Las Órdenes Militares de Calatrava (1492), Santiago (1492) y Alcántara (1494) pasan a ser
administradas directamente por los Reyes Católicos.
ÃMBITO JUDICIAL:
• En Castilla y Aragón se fijan las sedes de la ChancillerÃ-a en Valladolid, Galicia (1486) y se crea
otra en Ciudad Real, que posteriormente se traslada a Granada (1505). En Aragón, las
ChancillerÃ-as se crean en cada uno de los reinos y principados que componen la Corona.
• Los grupos sociales dominantes en ambos reinos no varÃ-an con respecto a siglos anteriores. En
Castilla se consolida el bloque aristocrático−religioso dominante. En Aragón la nobleza señorial
se ve obligada a imponer su hegemonÃ-a con duras medidas que culminan con la intervención del
rey Fernando a través de la Sentencia de Guadalupe (1486).
5.5. La proyección exterior bajo los Reyes Católicos: polÃ-tica italiana y norteafricana:
La polÃ-tica mediterránea continua gracias a la labor del rey Fernando que gracias a que sigue la lÃ-nea de
sus predecesores desarrolla hábiles tretas diplomáticas, matrimoniales y militares que amplÃ-an la cantidad
de territorios pertenecientes a Aragón.
A fines del XIV y principios del XV, Aragón y Francia se enfrentan por la penÃ-nsula Itálica, en los
reinados de Carlos VIII y Luis XII con el objetivo de la ocupación de Nápoles y anexionarse otros
territorios italianos. Tras varios años de guerra, desgastado el ejército francés sucumbe ante las
experimentadas y victoriosas tropas aragonesas dirigidas por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran
Capitán. Las victorias de Ceriñola y Garellano (1503) posibilitan la permanencia de la dinastÃ-a aragonesa
en Nápoles y Sicilia.
En el norte de Ãfrica, Castilla y Aragón impulsan las expediciones del Duque de Medina−Sidonia (Melilla,
1497) y el Cardenal Cisneros (Orán 1509). El reino de Navarra pertenecÃ-a a la órbita de Francia desde
1234. Fernando el Católico, casado con Germana de Foix, reivindica los derechos al trono de su mujer
cuando muere el duque de Nemours.
En 1512 las tropas de Aragón al mando del duque de Alba ocupan Navarra. En 1513, Navarra proclama en
sus Cortes rey a Fernando. En 1515 éste derrota a Castilla para que lo herede su hija Juana. Las Cortes
castellanas aceptan, respetando las instituciones y fueros tradicionales del reino pirenaico.
5.6. El descubrimiento de América.
La expansión atlántica es obra del reino de Castilla. Tras la actuación de este reino sobre las Islas
Canarias, que entran en los lÃ-mites del territorio castellano tras el Tratado de Alcaçovas en 1479, se va a
unir en la última década del siglo XV el descubrimiento y colonización del Continente Americano.
Varios factores cientÃ-ficos, polÃ-ticos y económicos permiten el desarrollo final del descubrimiento y la
conquista:
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• El avance en conocimientos cartográficos y la aparición de instrumentos como la brújula y el
astrolabio.
• La aparición de mapas más detallados que indican la dirección del viento y las corrientes
marÃ-timas.
• El uso del cuadrante y del sextante.
• El deseo de Castilla de sortear los puertos portugueses de la costa africana para llegar a Oriente.
• Las expectativas de descubrir nuevas riquezas: telas, productos exóticos para particulares y la
corona.
El promotor de la idea fue el navegante de origen controvertido Cristóbal Colón. Su objetivo fue abrir una
ruta hacia las Indias por Occidente, que era el camino más corto según los cálculos de Pablo Toscanelli.
Primero presentó su proyecto a la corona portuguesa, pero Juan II le declinó su apoyo, después se
instaló en Castilla y con ayuda de los monjes de la Rábida, con influencia en la Corte de los Reyes
Católicos, les presenta su proyecto a éstos que lo aceptan, pero lo postergan hasta el final de la conquista
del reino NazarÃ-.
Concluida ésta en 1492, los reyes firman con Colón las Capitulaciones de Santa Fe, donde se fijan las
atribuciones de Colón y de la corona. Conseguida la base financiera, Colón cuenta con tres naves: la Santa
MarÃ-a, la Pinta y la Niña, y con un centenar de hombres. Colón parte desde el puerto de Palos (Huelva) el
3 de agosto de 1492; tras efectuar en la isla de la Gomera una parada para reabastecerse, prosigue en su viaje
hasta divisar las costas de la isla de GuanahanÃ- (Colón le da el nombre de San Salvador (el 12 de octubre
de 1492)). Después de efectuar diversas expediciones por las islas contiguas, Colón vuelve a España y
es recibido por los Reyes Católicos en Barcelona. El descubrimiento provoca que España y Portugal
firmen el Tratado de Tordesillas, acuerdo firmado en 1494, por el cual los reyes de Castilla y Portugal se
comprometieron a cumplir una serie de clausulas encaminadas a repartirse el océano y a delimitar las
fronteras africanas susceptibles a ser conquistadas.
Al primer viaje le siguieron otros tres, y hasta el tercero no se llega al continente. Colón vivirá un
enfrentamiento con los reyes por la interpretación de las Capitulaciones y el papel de Colón en la
administración de los nuevos territorios. Éste muere en 1506 en Valladolid sin ser reconocido su
descubrimiento.
En los años siguientes se produce la llegada al continente americano de expediciones privadas y públicas,
lo que obliga a la corona a establecer un sistema de administración para los nuevos territorios y el control del
tráfico comercial:
• Para la administración central se crea un Consejo de Indias, encargado de la supervisión de las
tareas que se han de hacer en América.
• Para controlar el tráfico marÃ-timo y comercial se crea en 1503 la Casa de Contratación de Sevilla.
• La administración local de América no varÃ-a de la existente en Castilla.
• La administración de justicia, destaca la creación de la Audiencia de Santo Domingo. Después se
crearán los virreinatos de Nueva España y del Perú.
• En materia religiosa, los Reyes Católicos impulsan una polÃ-tica regalista, al intervenir
directamente en el nombramiento de las autoridades eclesiásticas en el nuevo territorio.
6. La España del Siglo XVI
6.1. El imperio de Carlos V: conflictos internos. Comunidades y GermanÃ-as:
Carlos I de España, hijo de Juana de Castilla y Felipe de Habsburgo, hereda a los 17 años un amplio
conjunto de territorios que incluye: Austria, el Franco Condado, Flandes, Aragón, Castilla, Navarra, las
plazas del norte de Ãfrica y los territorios de América.
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Con él comienza la presencia de los Austrias en los reinos hispanos. Llega a España con muy poca
experiencia en el gobierno, sin conocer el castellano y hereda los conflictos con Francia y en el
Mediterráneo. Se ve obligado a jurar los fueros de los distintos reinos: Castilla y Aragón (1518) y
Cataluña (1519).
Tiene que hacer frente a varios conflictos dentro de la penÃ-nsula debido a la oposición a la presencia
flamenca en su séquito y a las nuevas imposiciones fiscales. Por ello se produce en Castilla la rebelión de
los comuneros y en Mallorca la rebelión de las germanÃ-as. Controlados estos movimientos, la monarquÃ-a
conoce un periodo de estabilidad que se altera levemente con la rebelión morisca de 1568.
• LOS COMUNEROS:
El conflicto está protagonizado por la Iglesia y el patriciado urbano que defiende la oposición a la
elevación de impuestos, a la Corte flamenca y la regencia de Adriano de Utrecht. Defienden la legitimidad
de Juana I. Los comuneros exigÃ-an una monarquÃ-a nacional y una mayor participación de las ciudades y
sus representantes en el gobierno y las Cortes, de ahÃ- que AndalucÃ-a, dominada por la nobleza, no se
sumase a la rebelión. El conflicto se activa con la aprobación en la Corte de los gastos de la coronación de
Carlos I como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Destaca Juan de Padilla como lÃ-der de
los comuneros. Éstos ponen las ciudades bajo una Junta Santa y se hacen con la ciudad de Tordesillas.
Carlos I y Adriano de Utrecht reaccionan, rebajan los impuestos y se alÃ-an con la nobleza castellana que con
apoyo portugués vence a los comuneros en la batalla de Villalar en abril 1521. Los lÃ-deres Padilla, Bravo
y Maldonado son ejecutados en Valladolid.
• LAS GERMANÃAS:
Revuelta provocada por los gremios valencianos y mallorquines en 1519 debido al aumento de la presión
fiscal, a la ausencia del rey y al abandono de la nobleza durante una epidemia. Los gremios armados controlan
las principales ciudades formando la Junta de los Trece que, expresa sus reivindicaciones antinobiliarias y
modifican la correlación de fuerzas en los diferentes municipios. Con el apoyo de Germana de Foix, nueva
virreina de Valencia, la nobleza logra reducir las germanÃ-as. Las germanÃ-as es un movimiento social que
supone un enfrentamiento entre la burguesÃ-a urbana y la nobleza.
6.2. La MonarquÃ-a Hispánica de Felipe II (1558−1598).
Felipe II nace en 1527. Hijo de Carlos V e Isabel de Portugal, gobierna desde el año 1555 hasta su muerte
en 1598. Sus matrimonios fueron con MarÃ-a de Portugal, MarÃ-a Tudor e Isabel de Valois, respectivamente.
Hereda Castilla y sus territorios de ultramar, Aragón y sus posesiones en el Mediterráneo (Nápoles y
Milán), los PaÃ-ses Bajos, América y el Franco Condado.
POLÃTICA INTERIOR: defensa de un espÃ-ritu católico heredado de Trento; respeto a las instituciones y
leyes de los diferentes reinos de su corona; lucha por mantener sus posesiones y poderÃ-o; mantiene los
elementos de la administración: Virreinatos, Consejos, Audiencias, Gobernadores y Regidores.
POLÃTICA EXTERIOR: combina acciones de fuerza empleando Tercios y ejércitos profesionales; y la
diplomacia estableciendo un grupo de embajadores y virreyes expertos.
Entre 1559 y 1565, con la liberación de Malta por España, su hegemonÃ-a queda totalmente firme.
Hereda los problemas de su padre respecto a:
FRANCIA: batalla de San QuintÃ-n, victoria española en 1557, y paz de Château− Cambrésis de 1559,
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que supuso el inicio de la Paz Católica y el inicio de la hegemonÃ-a de España en Europa.
MEDITERRÃNEO: la sublevación de los moriscos en 1568 condujo a formar la Santa Liga junto a
Venecia y el papado, para enfrentarse a los turcos en la batalla de Lepanto, 1571, que vence con la dirección
de Juan de Austria, hermanastro de Felipe II.
PAÃSES BAJOS: se generaliza la sublevación en la población holandesa dirigida por el conde Egmont y
Guillermo de Orange (al intentar Felipe II que se respetasen los decretos del Concilio de Trento), tras varios
intentos de solución con el cardenal Granvella, el duque de Alba, Luis de Requesens, Juan de Austria y
Alejandro Farnesio, los problemas irán a más con su pérdida definitiva en 1648 con el reinado de Felipe
IV. Antes, en 1598, Felipe II da régimen autonómico a los PaÃ-ses Bajos.
INGLATERRA: tras su fallido matrimonio con MarÃ-a Tudor, el apoyo de los ingleses a los rebeldes de
Holanda y a los corsarios Drake y Hawkins, y la ejecución en 1587 de la reina católica MarÃ-a Estuardo, se
ve obligado a enviar a la Armada Invencible en 1588, con destrozo español.
Por contrapartida, en 1580 heredará la corona de Portugal con todas sus posesiones de ultramar, tras vencer
polÃ-ticamente a los otros posibles herederos: Antonio prior de Crato y el cardenal Don Enrique. Es jurado
rey en las Cortes de Tomar en 1581.
6.3. La España del siglo XVI: la unidad ibérica.
La unión de las coronas peninsulares bajo un mismo rey constituye el mayor éxito polÃ-tico y
diplomático de Felipe II. Éste hecho viene determinado por la polÃ-tica matrimonial llevada a cabo por
las casas reales de Castilla y Portugal.
A la muerte del rey de Portugal en la batalla de Alcazarquivir (1578), Felipe II inicia unas intensas y
complicadas maniobras en torno al regente, el cardenal don Enrique, a fin de suavizar las resistencias de un
sector de la nobleza y la Iglesia portuguesa a sus aspiraciones legÃ-timas a la corona portuguesa en
oposición a don Antonio prior de Crato. Felipe II logra imponer su candidatura al trono de Portugal tras
reducir a los partidarios de don Antonio mediante la presencia en territorio luso del ejército dirigido por el
duque de Alba. Tras la muerte del cardenal don Enrique en 1580, la nobleza llega a un compromiso con Felipe
II en las Cortes de Tomar (1581) por el que Felipe II es reconocido como rey a cambio de jurar las leyes de
Portugal y establecer, en su ausencia, un virreinato o regencia en la figura de un portugués. Con éste
hecho, el imperio de Felipe II alcanza su máxima extensión, al incorporar las plazas africanas, los
territorios atlánticos y americanos, y ricos asentamientos de Portugal en el continente africano. Ésta
unidad significó para Felipe II el dominio de la fachada atlántica, base indispensable para la lucha contra
Inglaterra.
6.4. La España del siglo XVI: el modelo polÃ-tico de los Austrias.
La Casa de los Austrias, en su versión hispánica, ejerce su dominio sobre un conjunto de Estados que
cuentan con Cortes, fueros, moneda y leyes propias desde la Edad Media. Sus principales caracterÃ-sticas
son:
• La intransigente defensa de un espÃ-ritu católico que se concreta en el Concilio de Trento (1545).
• El respeto a las instituciones y a las leyes de las diferentes naciones sobre las que ejerce jurisdicción, lo
que no impide que surjan conflictos entre el rey y las instituciones representativas (Cortes, etc.).
• La beligerancia frente a los que cuestionan su hegemonÃ-a, sin importar su confesionalidad. Mantiene
importantes conflictos con musulmanes y protestantes, con el papado y con los reyes franceses.
• El creciente autoritarismo y centralismo. Felipe II traslada el centro de sus reinos a Madrid en 1560,
cortando el necesario contacto de la Corte con las instituciones propias de los reinos y aumenta el número
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de corregidores en las ciudades españolas.
• La combinación de la diplomacia con las acciones de fuerza protagonizadas con los Tercios para el
mantenimiento de su hegemonÃ-a.
Para poder ejercer el control sobre los diferentes estados que componen el Imperio, los Austrias utilizan los
siguientes instrumentos de gobierno:
• Al frente de cada uno de los reinos sitúan un virrey o gobernador, máxima autoridad polÃ-tica y judicial
en el territorio designado.
• Extienden los órganos consultivos del monarca, tales como los consejos (de Castilla, Aragón, Italia,
Indias, Hacienda) que se amplÃ-an hasta trece según crecen los territorios y se aumenta la complejidad de
la gobernación de los reinos.
• Utilizan más a los Secretarios de los Consejos y a las Juntas como intermediarios, posibilitando la llegada
de los favoritos o validos en el siglo XVII.
• Modifican el sistema fiscal ante los graves problemas económicos de las campañas militares creando
impuestos directos e indirectos (millones, diezmos de mar, puertos secos,) no dudan en acudir a la
bancarrota (1557, 1575, 1596) gestando desconfianza en los elementos inversores.
6.5. La España del siglo XVI: el gobierno y la administración de América. NO ENTRA.
6.6. El Renacimiento en España.
ORIGEN: el Renacimiento tiene su origen en Italia, donde la tradición clásica ha estado latente durante
toda la Edad Media. Son los arquitectos florentinos los que inician durante el siglo XV (Quattrocento)
difundiéndose al resto de Europa en el siglo XVI. Este renacer de las formas clásicas no supone la copia
servil de las formas de la antigüedad, sino que son interpretadas por estos artistas que le dan su impronta.
En el siglo XVI (Cinquecento) el principal centro de trabajo y difusión se traslada a Roma, donde la
proximidad de los restos clásicos del Imperio Romano dan otra visión más depurada, donde se prescinde
de la decoración y se trata de crear efectos grandiosos del monumento (Alto Renacimiento).
RENACIMIENTO EN ESPAÑA: durante el reinado de los Reyes Católicos y con motivo de las
campañas de Italia se acentúa la penetración del Renacimiento en España e incluso la llegada de
grandes humanistas como Marineo SÃ-culo y Pedro Mártir de AnglerÃ-a, influencia que se ve favorecida
por la introducción de la imprenta y el mecenazgo de los Reyes Católicos, con la fundación de la
Universidad de Alcalá por el Cardenal Cisneros y el triunfo del castellano con la difusión de la gramática
española de Antonio de Nebrija.
ARQUITECTURA. Distinguimos varios periodos:
• PLATERESCO: a finales del siglo XV se desarrolla el último periodo del gótico español,
llamado isabelino, mezcla de gótico flamÃ-jero y de mudéjar, siendo Simón de Colonia el que
hace las fachas de San Pablo y San Gregorio de Valladolid y Juan Guás que edifica el Palacio del
Infantado de Guadalajara y San Juan de los Reyes de Toledo. Son los principales representantes. Por
estas mismas fechas llega el Renacimiento a Castilla, cuajado de decoración a la manera de la labor
de los plateros (platerescos). El Plateresco español es muy semejante al Quattrocento italiano al que
aún supera en abundancia decorativa. El arquitecto español que primero adopta el renacimiento en
Lorenzo Vázquez, cuyas obras maestras son el Colegio de Santa Cruz de Valladolid y el Palacio de
Cogolludo en Guadalajara.
• CISNEROS: este movimiento: este movimiento creado por Pedro Gumiel en el primer tercio del siglo
XVI, mezclando formas mudéjares y renacentistas, predominando en la zona de Alcalá de
Henares y Toledo donde ejecuta la Sala Capitular de la Catedral de Toledo y la fachada del Hospital
de Santa Cruz. En Salamanca es Juan de Ãlava quien ejecuta la fachada del Convento de San
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Esteban, donde está la fachada de la Universidad, de autor anónimo, joya de nuestro Renacimiento.
En Sevilla, Diego Riaño, ejecuta la fachada del Ayuntamiento y la SacristÃ-a Mayor de la Catedral.
• PURISTA: en el segundo tercio del siglo XVI, las formas renacentistas italianas alcanzan un
carácter netamente español, tendiendo a la mayor pureza decorativa y a los efectos monumentales
propios de Cinquecento italiano. Alonso de Cavarrubias, trabaja en la zona del Alcalá, donde
construye el Palacio arzobispal, y en Toledo, donde edifica el patio del Hospital de Santa Cruz y la
Capilla de los Reyes en la Catedral, el Alcázar y la Puerta Nueva de la Bisagra. Gil de Hontañón,
construye la fachada de la Universidad de Alcalá y el Palacio de Monterrey en Salamanca. Pedro
Machuca, construye el Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada, de puro estilo italiano. Diego
de Siloé, que ya habÃ-a trabajado en Burgos, ejecuta la fachada de las Catedrales de Granada,
Málaga y Guadix, asÃ- como la Iglesia del Salvador de Úbeda.
• HERRERIANO: en el último tercio del siglo XVI, la reacción contra la exuberante decoración
plateresca triunfa plenamente. Se atenderá a la monumentalidad y la desnudez de las lÃ-neas
arquitectónicas. Juan Bautista de Toledo, inicia la construcción del monasterio de San Lorenzo de
El Escorial y lo continuará Juan de Herrera, que será el máximo exponente de dicho periodo. El
Monasterio Panteón y el Palacio Real de El Escorial son la joya del Renacimiento en España,
destacando entre sus dependencias la Iglesia con cúpula central, los Patios de los Reyes y de los
Evangelistas. A Juan de Herrera corresponden además, la Catedral inacabada de Valladolid y la
Lonja de Sevilla, actual Archivo de Indias. La arquitectura herreriana dará paso al Barroco
español.
ESCULTURA: como en el resto de Europa, la influencia italiana llegó tardÃ-amente debido al mecenazgo
de los reyes. Habrá escultores italianos traÃ-dos a la Corte, obras italianas compradas en Italia para
monumentos reales y de la nobleza, y escultores propiamente españoles en los que haremos especial
hincapié.
En Castilla, Alonso Berruguete, palentino, hijo del pintor Pedro berruguete, estudia en Italia y aprende de
Miguel Ãngel el movimiento y los efectos de masas logrando el equilibro miguelangelesco, retorciéndose
sus figuras y agitándose en posturas inverosÃ-miles. Establece su escuela en Valladolid, de donde salen los
retablos de La Mejorada de Olmedo, de San Benito de Valladolid, el de la Adoración de los Reyes en la
Iglesia de La Antigua de Valladolid, sillerÃ-a alta del Coro de la Catedral de Toledo y el Sepulcro del
Cardenal Tavera, también en la Catedral de Toledo. Juan de Juni, es el otro escultor castellano, de estilo
más refinado, de suaves ondulaciones en los ropajes de sus figuras. Sus figuras son naturales aunque
dramáticas, en las que el movimiento y la masa se hallan en perfecto equilibrio. Obras fundamentales son los
retablos de La Concepción en Medina de RÃ-oseco y de la Iglesia de La Antigua de Valladolid, el más
perfecto del renacimiento español. Pasos para Semana Santa: la Virgen de los Cuchillos y el Santo Entierro
de Valladolid y otro para Segovia.
En Aragón, el valenciano Damián Forment talla los retablos: Mayor de la Iglesia de GandÃ-a, el del Pilar
de Zaragoza y los de las Catedrales de Huesca y Santo Domingo de la Calzada.
PIN TURA: en la primera mitad del siglo XVI, el palentino Pedro Berruguete, mezcla las tendencias
flamencas que triunfaban en España cuando nace y las italianas, donde estudia y trabaja en la decoración
del duque de Urbino, hacia 1477. Establecido en Toledo, aúna ambas tendencias y su obra más importante
se encuentra en Ãvila, donde se conserva parte del retablo Mayor de la Catedral y del Convento de Santo
Tomás. Juan de Borgoña, trabaja con Berruguete en el retablo de la Catedral de Ãvila y, además, sus
obras decoran la Sala Capitular de la Catedral de Toledo. En AndalucÃ-a, Alejo Fernández y en Aragón,
Juan de Juanes, son los autores más prestigiosos.
En la segunda mitad del siglo XVI, serán Alonso Sánchez Coello, el mejor retratista español de la Corte
de Felipe II con los retratos del prÃ-ncipe don Carlos, de la Princesa Isabel Clara Eugenia y de Felipe II.
Seguidor de Coello, no llegando a alcanzar su maestrÃ-a, tenemos a Pantoja de la Cruz. Fuera de la Corte hay
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que destacar a Luis Morales. El cretense Dominico Theotocopuli, el Greco, es el pintor más importante que
trabaja en España a finales del siglo XVI. Después de estudiar y trabajar en Roma y Venecia, se establece
en Toledo. No habÃ-a gustado su técnica a Felipe II, para el que pintó el martirio de San Mauricio y la
legión tebana en El Escorial, realiza obras por encargo de conventos y nobles particulares, identificándose
con el espÃ-ritu castellano. Entre su numerosÃ-sima producción destacamos: La trinidad, La Adoración de
los Pastores, el Bautismo de Jesús, la Crucifixión, la Venida del EspÃ-ritu Santo, el Entierro del Conde
Orgaz y el Retrato del Cardenal Tavera.
7. La España del Barroco.
7.1. La España de los Austrias menores: los validos.
Definición de valido: hombre de confianza del rey que gestiona el gobierno con el apoyo, muy condicionado
en ocasiones, de la nobleza cortesana.
ANTECEDENTES:
• Los inicios del siglo XVII se caracterizan por la propagación de las pestes y las malas cosechas.
• A esta situación de crisis social se une otra de naturaleza polÃ-tica que afecta a los últimos
Austrias caracterizados por una cierta debilidad polÃ-tica que hace que deleguen el poder en la figura
de los validos.
REY FELIPE III (1598−1621), hijo de Felipe II y Ana de Austria.
Valido: Francisco Gómez de Sandoval, duque de Lerma, hasta 1619, fecha en que es sustituido por su hijo,
el duque de Uceda.
CaracterÃ-sticas de su reinado:
−Numerosas convocatorias de Cortes.
− Capitalidad coyuntural de los reinos en Valladolid (1600−1606).
−Expulsión de los moriscos aduciendo su apoyo a los turcos (1609).
REY FELIPE IV (1621−1665).
Valido: Conde−Duque de Olivares.
CaracterÃ-sticas de su reinado:
−Intenta llevar a cabo un programa reformista: Junta de Reformación (1621).Objetivos:
a) control de los excesivos gastos de la corte.
b) disminución de la burocracia.
c) eliminación del impuesto de millones y creación de un impuesto único.
d) aportación proporcional a los gastos militares de la monarquÃ-a (Unión de Armas, 1625)
Consecuencias:
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• afecta a los privilegios de la nobleza y a los intereses de cada reino.
• La monarquÃ-a se ve inmersa en una gran crisis interna:
b.1) rebelión en Vizcaya por el aumento del precio de la sal (1631).
b.2) rebelión en Portugal que conduce al nombramiento como rey del duque de Braganza (1640).
b.3) rebelión de Cataluña en 1640, con el ofrecimiento del principado a Luis XIII de Francia.
b.4) rebelión por parte de la nobleza andaluza, liderada por el duque de Medina− Sidonia en 1641.
Consecuencias de estas rebeliones:
−Destitución del Conde−Duque de Olivares.
−Abandono del Proyecto de Armas.
−Capitulación de Barcelona (1652).
−Reconocimiento del nuevo reino de Portugal en 1668.
REY CARLOS II (1665−1700).
CaracterÃ-sticas de su reinado:
−Se forma la Junta de Gobierno, rectores de la polÃ-tica nacional.
−Influencia de validos como Juan José de Austria y el duque de Medinaceli.
−Fallece sin descendencia lo que da lugar a un conflicto sucesorio en Europa.
7.2 La España de los Austrias menores: los conflictos internos.
Las numerosas campañas militares de los últimos Austrias, traen consecuencias:
• Una pérdida poblacional extremadamente importante.
• La ruina de los pequeños campesinos y la consiguiente contracción de la propiedad.
• El descenso de la productividad agraria, comercial e industrial, asunto que influye también en la
expulsión de los moriscos en 1609.
Los últimos Austrias se caracterizan por una debilidad polÃ-tica que hace que el poder pase al valido,
hombres de confianza que gestionan el gobierno con el apoyo de la nobleza cortesana.
FELIPE III (1598−1621):
Hijo de Felipe II y Ana de Austria, hereda los destinos de la monarquÃ-a hispánica, otorgando el poder a su
valido, Francisco Gómez de Sandoval, el Duque de Lerma (1598−1619), sustituido por el duque de Uceda.
Se producen convocatorias de Cortes y se establece una capitalidad coyuntural de los reinos en Valladolid
(1600−1606). En 1609 decreta la expulsión de los moriscos aduciendo su apoyo a los turcos; afectando a los
reinos de Valencia y Murcia.
FELIPE IV (1621−1665):
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Durante su reinado, y a través de su valido, el Conde−Duque de Olivares (1621−1643), y de la junta de
Reformación, llevar a cabo un programa reformista. Principales objetivos: control de los excesivos gastos de
la Corte, disminución de la burocracia, eliminación de los millones por un impuesto único, y aportación
proporcional de los diferentes reinos, a través del proyecto de la Unión de Armas (1625), gastos militares
de la monarquÃ-a:
• En 1631, se produce una rebelión en Vizcaya por el incremento del precio de la sal.
• En 1640, aumentaron las imposiciones fiscales, se inicia en Portugal una rebelión conduciendo a la
secesión del paÃ-s.
• En 1640, se produce una rebelión en Cataluña con numerosos incidentes con el ejército y su
máxima expresión en el asesinato del virrey y ofrecimiento del principado al rey Luis XIII de
Francia.
• En 1641, se rebela una parte de la nobleza andaluza, dirigida por el duque de Medina−Sidonia.
Estos hechos producen la destitución del Conde−Duque de Olivares como valido, abandono del proyecto de
Unión de Armas y recuperación del poder por Felipe IV. La guerra con los independentistas portugueses
prosigue, donde las tropas militares de la corona acumulan fracasos en 1688, tras la muerte del rey, se
reconoce al nuevo reino de Portugal.
CARLOS II (1665−1700).
Se forma una Junta de Gobierno en la que distintos nobles y eclesiásticos se suceden como rectores de la
polÃ-tica nacional. Carlos II se encuentra incapacitado para gobernar, propiciando la influencia de validos
como Juan José de Austria y el duque de Medinaceli. Tras su muerte no existe descendencia determinando
el inicio de un conflicto sucesorio que afecta a toda Europa.
7.3. La crisis de 1640.
A finales del siglo XVI se producen numerosas bancarrotas, lo que va a propiciar un clima económico
difÃ-cil traducido en la derrota de la Armada Invencible, con la consecuente retirada de los ejércitos
hispánicos en campos de batalla europeos.
Las numerosas campañas militares de los últimos Austrias sumado a la propagación de las pestes y las
malas cosechas en tierras castellanas tienen como consecuencia:
• Una pérdida poblacional muy importante, un millón y medio de habitantes.
• La ruina de pequeños campesinos y la consiguiente concentración de la propiedad.
• El descenso de la propiedad agraria, comercial y artesanado; influye también en este aspecto la
expulsión de los moriscos en 1609.
A esta situación de crisis se le suma la crisis polÃ-tica, que tuvo su mayor virulencia durante el reinado de
Felipe IV y que fue ocasionada a causa de la debilidad de los Austrias en delegar el poder a sus validos,
éstos condicionados en estos casos por la nobleza castellana.
• Felipe IV (1621−1665). Sucede a su padre Felipe III en 1621. Durante su reinado a través de su
valido el Conde− Duque de Olivares y la Junta de Reformación intenta llevar a cabo un programa
reformista.
Este programa tenÃ-a como principales objetivos el control de los excesivos gastos de la Corte, disminución
de la burocracia, eliminación de los millones por un impuesto único y la aportación proporcional de los
diferentes reinos a través del proyecto de Unión de Armas (1625).
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Este ambicioso programa de reformas afecta a los privilegios de la nobleza y a los intereses de diversos
territorios y choca con una dura resistencia que conduce a la mayor crisis polÃ-tica interna conocida desde la
llegada de los Austrias a los reinos peninsulares.
• En 1631, se produce una rebelión en Vizcaya por el aumento de los precios de la sal.
• En 1640, se inicia en Portugal una rebelión que consiste en la secesión del paÃ-s y a la
proclamación como rey de Juan IV, duque de Braganza.
• También en 1640 tiene lugar una rebelión en Cataluña acaudillada por Pau Claris, tras la
respuesta violenta de los campesinos catalanes (Corpus de Sangre).
• En 1641, se rebela también una parte de la nobleza andaluza, dirigidos por el duque Medina−
Sidonia.
Todos estos hechos producen un clima favorable a la destitución del Conde−Duque de Olivares como valido,
el abandono del proyecto de Armas y la recuperación parcial del poder por Felipe IV.
La Capitulación de Barcelona en 1652, merced a un amplio acuerdo previo con la corona por la que ésta
se compromete a respetar los fueros y concede un amplio indulto a los dirigentes secesionistas, señala la
culminación de esta recuperación parcial de la paz en territorio peninsular.
En 1688, tras la muerte del rey se reconoce la independencia de Portugal.
7.4. La España de los Austrias menores: la polÃ-tica exterior. El ocaso de la hegemonÃ-a de los
Habsburgo.
El siglo XVII se caracterizó por un conflicto permanente europeo religioso entre protestantes y católicos.
España hereda estos conflictos e intenta mantener los territorios de Felipe II; pero Felipe III lleva a cabo una
polÃ-tica pactista: en 1604 tiene lugar el Tratado de Londres con Inglaterra, en 1607 se produce el alto el
fuego en Holanda que lleva a la Tregua de Amberes en 1610 (reconocimiento de la existencia de las
Provincias Unidas).
El Conde−Duque de Olivares (1621− 1643 con Felipe IV) apoya al emperador católico de Austria que quiere
influenciar en los estados alemanes, que a su vez son apoyados por Suecia y Francia. También con Felipe
IV termina el pacifismo, subiendo al trono en 1621 y terminando con la Tregua de los Doce Años con los
PaÃ-ses bajos, y Holanda se une a la guerra de los Treinta Años contra los Habsburgo (contra España).
Tras las victorias españolas de Breda y Nortingen (1634), los ejércitos españoles son derrotados en
Rocroi (16439 y las Dunas (1639). En 1640 se sublevarán Portugal y Cataluña.
En los Tratados de Paz de Westfalia (1648) y la Paz de los Pirineos (1659) se llega a los siguientes acuerdos:
• AutonomÃ-a de los estados alemanes y libertad religiosa (sólo para los prÃ-ncipes).
• Adscripción de la Pomerania occidental a Suecia.
• Independencia de los cantones suizos.
• Ampliación del Estado de Brandenburgo a Prusia.
• Reconocimiento español de la independencia de Holanda (Paz de Westfalia en 1648). Además de
la anexión a ésta de Breda y Maastrich. Cierre del tráfico comercial por el rÃ-o Escalda, que
suponÃ-a la ruina de Amberes y la potenciación de Ãmsterdam.
• Entrega española a Francia del Rosellón y parte de Cerdeña (Paz de los Pirineos en 1659). Luis
XIV de Francia contrajo matrimonio con MarÃ-a Teresa (hija de Felipe IV) que darÃ-a pie a que en
1700 Felipe de Anjou (nieto del rey francés) fuese rey de España como Felipe V.
Supuso por tanto la creación de un orden territorial nuevo, impuesto por las potencias vencedoras (Francia y
Suecia); el desquiciamiento de Alemania y el hundimiento del Imperio hispánico. La monarquÃ-a cristiana
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fue sustituida por un conjunto de Estados en equilibrio en el siglo XVIII.
7.5. Evolución económica y social en el siglo XVII.
A fines del siglo XVI se desarrolla en la penÃ-nsula un clima económico y difÃ-cil para la monarquÃ-a
hispánica y la derrota de la Armada Invencible, sitúa a los ejércitos hispánicos en retirada. A principios
del siglo XVII la propagación de la peste y las malas cosechas castellanas confirman la tendencia negativa de
las últimas décadas del siglo XVI.
La crisis española del siglo XVII no es distinta a la producida en los Estados absolutistas europeos. Pero la
crisis española es la suma de crisis económica, demográfica, polÃ-tica y militar. Sin embargo, no ocupa
todo el siglo pues el reinado de Felipe III aún es de esplendor y culturalmente se vive la gloria del Siglo de
Oro (siglo XVI y XVII).
CRISIS ECONÓMICA:
• Agricultura: se produce un descenso de la productividad agraria, influida por los sistemas arcaicos de
cultivo y por la expulsión de los moriscos en 1609.
• GanaderÃ-a: descenso por menor apoyo de la monarquÃ-a, sequÃ-a, subida de precios y
disminución de exportaciones de lana.
• Industria y comercio: decaen por los escasos avances técnicos y menor exportación, a la vez que
menor llegada de oro.
Por tanto, la crisis afecta más a Castilla por depender más del comercio americano y por las continuas
deflaciones de la moneda.
CRISIS SOCIAL:
• La crisis poblacional supone la despoblación del interior y máximo crecimiento demográfico de
la periferia; siendo las causas: atracción del sur por auge de la viticultura, por el comercio con
América, y atracción del norte por la metalurgia y actividad pesquera. El descenso demográfico
viene causado por las guerras y epidemias de 1597, 1647 y 1676.
ESTRUCTURA SOCIAL:
• La aristocracia vive en la Corte de sus cargos y sus rentas. Su enriquecimiento arruina a pequeños
campesinos agrÃ-colas. El clero aumenta por su condición de privilegiado. La burguesÃ-a escasea y
los oficios son mal considerados. El campesinado se endeuda y va a la ciudad.
7.6. Mentalidad y cultura en el Siglo de Oro.
En la época hay distintos pensamientos. Se dio el Austracismo: esfuerzo por imponer en Europa la
polÃ-tica de los Austrias. Ante esto, los enemigos europeos hacen que se forme en España guerras civiles
entre colaboracionistas de la corona y adversarios de la polÃ-tica general.
En 1625, Olivares propuso al rey la total unificación de España y da tres pautas para ello: atraer a Castilla
la nobleza de los distintos reinos, hacer un uso disimulado de la fuerza y en caso de necesidad utilizarla pues
es lo más eficaz. Durante treinta años, hasta 1659 en el Tratado de los Pirineos, Cataluña sufrió guerras
contra Felipe IV y Francia.
Surgió en Madrid el Moderantismo y Cataluña perdió los territorios del Rosellón y Cerdeña (1659).
Surgió también el Neoforalismo que defendÃ-a los fueros o leyes antiguas y estaba apoyado por la
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burguesÃ-a catalana, y en su contra el Centralismo que defendÃ-a la universalidad de las leyes y estaba
apoyado por Olivares y Juan José de Austria.
El florecimiento del Siglo de Oro proviene del pensamiento del siglo XV. El confesor de la reina Isabel I de
Castilla fundó la Universidad de Alcalá. El Greco manifestó perfectamente el hieratismo y grandiosidad
en sus obras. La decadencia de la economÃ-a inspiró a los arbitristas que crearon obras con soluciones para
esta crisis, y ya en 1550 existÃ-an obras sobre los precios y el dinero.
En lo intelectual los racionalistas y los juristas como Suárez pusieron los fundamentos de la polÃ-tica y el
derecho.
En literatura surgieron numerosos genios como Góngora, Quevedo, Calderón de la Barca, Santa Teresa o
Cervantes.
Cervantes meditó sobre su paÃ-s, y sus cuentos resultaban filosofÃ-a. D. Quijote presentaba soluciones
medievales para un mundo moderno. Este es sÃ-mbolo de Felipe II y de una España inadaptada. Fue el
más sutil arbitrista intérprete de la historia.
En teatro destaca Lope de Vega, que mezclaba la intriga, la cultura, la religión y el sentimiento patriótico
con desenlaces que ensalzaban la tiranÃ-a.
7.7. El arte en el Siglo de Oro. NO ENTRA.
8. El siglo XVIII: los primeros Borbones.
8.1. La Guerra de Sucesión y el sistema de Utrecht.
Carlos II firma su último testamento a favor de Felipe de Anjou. Carlos II muere en 1700, dando fin a la
monarquÃ-a de los Austrias en España. Felipe V es recibido en 1701 en Madrid, pero Luis XIV le nombra
posible heredero al trono francés, provocando asÃ- la alianza entre Inglaterra, Holanda y Austria,
posteriormente se une a ellos Portugal. En 1703, en Viena, el archiduque Carlos es proclamado rey de
España, lo que provocó el conflicto. En España la población se divide apoyando a los distintos
aspirantes. Se plantean dos formas de entender la monarquÃ-a:
• Pactista: respeta los fueros y las leyes antiguas (Austrias y Aragón).
• Centralista: partidaria de la universalidad de las leyes (Borbones y Castilla).
Carlos domina Barcelona en 1705, pero en 1707 en la batalla de Almansa las tropas de Carlos son derrotadas
por el duque Berwick. El archiduque ocupa Madrid en 1710 siendo nombrado rey, no obstante los
borbónicos recuperan la ciudad y consiguen otras victorias. En 1711 muere José I, emperador de Austria,
heredando Carlos el trono austrÃ-aco, esto marca un hito decisivo para la resolución del conflicto ya que
Inglaterra y a Holanda no les interesa una hegemonÃ-a austrÃ-aca.
Los tratados de Utrech (1713) y Rastadt (1714) recogen los siguientes acuerdos para poner fin al conflicto:
• Felipe V es reconocido rey de España renunciando a la corona francesa.
• España debe ceder ciertos territorios europeos: Gibraltar y Menorca (a Inglaterra) y territorios a
Italia y los PaÃ-ses Bajos (a Austria).
• Acuerdos con Inglaterra, que permiten el comercio con América. NavÃ-o de permiso: envÃ-o a
América de quinientas toneladas anuales de productos ingleses.
Felipe V se encuentra a su llegada con una España rural, con un desigual reparto de la propiedad, un Estado
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precario, una burguesÃ-a con aspiraciones a ennoblecerse, una España en la que los reinos que la componen
no participan proporcionalmente de los gastos y en la que los fueros limitan las decisiones.
8.2. El cambio dinástico del siglo XVIII: las reformas internas.
La llegada de los Borbones a España supone un giro hacia el centralismo y la homogeneidad polÃ-tica y
administrativa. El cambio se lleva a cabo por medio de los siguientes procesos:
• Decretos de Nueva Planta: se aplican a los reinos cuando son conquistados por las tropas borbónicas.
Aragón y Valencia (1707), Mallorca (1715) y Cataluña (1716). Suponen la disolución de los
fueros y la imposición de las leyes castellanas. Los territorios vascos y Navarra pueden mantener sus
fueros por haber colaborado con Felipe V en la Guerra de Sucesión.
• Reforma de la administración central:
−El rey ostenta los poderes ejecutivo, legislativo y judicial sin limitación. Se sustituye el tradicional
mecanismo de sucesión de las Siete Partidas por la Ley Sálica (1713), que regula la preferencia en lÃ-nea
directa y colateral del varón.
−Las secretarÃ-as de Estado sustituyen a los Consejos, dándoles carácter unipersonal. En 1754 se
reglamentan las SecretarÃ-as de Hacienda, Marina, Gracia y Justicia, Indias y, destacando por su importancia,
la SecretarÃ-a de Estado y Despacho Universal, que pone en práctica las decisiones reales. Carlos III
establece en 1787, la Junta Suprema Ordinaria, precursora del Consejo de Ministros.
−El Consejo de Castilla actúa como máximo órgano consultivo.
−Las Cortes son consideradas anticuadas y limitantes del poder real. Las Cortes territoriales se universalizan
en las de Castilla, que desempeña funciones administrativas.
• Reforma de la administración territorial: se delimitan provincias con distintos nombres:
corregimientos (Castilla y Aragón), merindades (Vizcaya y Navarra) y alcaldÃ-as mayores
(Guipúzcoa).
−El Capitán General sustituye al virrey. Es el presidente de las Audiencias. Le corresponden tareas
polÃ-ticas, militares, económicas, jurÃ-dicas y de asesoramiento.
−El Intendente de provincia y ejército se ocupa de la promoción económica y social de la provincia.
Administra el ejército y la hacienda territoriales.
• Reforma de la administración local:
−Los municipios pierden autonomÃ-a con respecto a la provincia. Las labores de dirección son compartidas
por el corregidor y los Diputados del Común, elegidos por los parroquianos.
−Los alcaldes de barrio son responsables de los censos, el abastecimiento y el cumplimiento de las ordenanzas
municipales.
8.3. La práctica del despotismo ilustrado: Carlos III.
El absolutismo real unido a las teorÃ-as racionalistas del siglo XVIII dio lugar, a lo largo de este siglo, al
Despotismo Ilustrado. Se trata de una combinación entre viejas estructuras y las nuevas ideas de la
Ilustración: libertad y justicia para todos.
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El Despotismo Ilustrado supuso además una renovación administrativa y económica permitiendo la
participación de la burguesÃ-a en la administración del Estado en detrimento de los privilegiados: clero y
nobleza. Los ilustrados se convierten en la nueva clase polÃ-tica. Intentarán cambiar la sociedad desde el
poder, siendo el lema de su polÃ-tica: Todo para el pueblo pero sin el pueblo.
La polÃ-tica de los monarcas ilustrados tenÃ-a como meta conseguir el progreso y la felicidad de su pueblo
para lo que iniciaron una serie de medidas en todos los ámbitos:
• Administrativo: control centralizado a base de funcionarios burgueses.
• Económico: promulgación de leyes liberalizadoras del comercio y construcción de obras
públicas.
• Educativo: construcción de centros educativos y fomento de sociedades cientÃ-ficas y Academias.
• Social: ideal de prestaciones humanitarias para paliar las necesidades de los súbditos.
• Religioso: limitar el poder de la Iglesia llegando a confiscar parte de sus bienes o incluso expulsar a
los jesuitas de sus territorios.
CARLOS III (1749−1788)
Carlos III es considerado como el rey ilustrado por antonomasia. Todo su gobierno está lleno de actuaciones
que corroboran lo dicho:
• Administrativamente: a falta de una burguesÃ-a que proponga planes, el rey se rodea de ministros
ilustrados, primero de Grimaldi y Esquilache que ya habÃ-an colaborado con él en el reino de
Nápoles, y luego de ministros españoles como Aranda, Campomanes y Jovellanos.
• Económicamente: colonización de Sierra Morena, construcción de arsenales, carreteras radiales de
España (12.000 km.), libertad de comercio de cereales a los puertos de la penÃ-nsula (1765), fin del
monopolio de la Casa de Contratación de Sevilla, ahora en Cádiz (1778), desarrollo de los
Consulados del Mar, Real Cédula de 1783 permitiendo ejercer oficios a la hidalguÃ-a,
construcción de Reales Fábricas de paños (Segovia, Guadalajara, Talavera), siderúrgicas(
Guipúzcoa, Navarra y Gerona), arsenales (Cartagena y Ferrol), etc. Creación del Banco de San
Carlos (1782) antecedente del Banco de España.
8.4. La evolución de la polÃ-tica exterior española en Europa durante el siglo XVIII.
A raÃ-z de la Guerra de Sucesión, España se convierte en una potencia de segundo orden y se ve obligada
a realizar continuas concesiones a Inglaterra y a los nuevos Estados rectores de Europa.
• Felipe V (1700−1746).
Pretende la recuperación de los territorios perdidos por el Tratado de Utrecht. El Cardenal Alberoni dirige
los asuntos exteriores muy influido por Isabel de Farnesio, segunda mujer de Felipe, y lleva a cabo una
polÃ-tica belicista provocando las expediciones de Cerdeña y Sicilia. La respuesta de las potencias europeas
se produce rápidamente. José Patiño dirige la polÃ-tica internacional a partir de 1728 y España se
integra en el Bloque de Hannover firmando tratados de colaboración con Francia e Inglaterra. Patiño firma
el primer Pacto de Familia (1733) consiguiendo el Reino de Dos Sicilias. El segundo Pacto de Familia (1743)
implica a España en el conflicto sucesorio de Austria.
• Fernando VI (1746−1759).
Procura ser equidistante de Francia e Inglaterra, volcándose en la reconstrucción interior. Mantiene en el
gobierno a pro franceses como el marqués de la Ensenada y a pro ingleses como Carvajal y firma un
Concordato con Roma en 1753. No interviene contra la hegemonÃ-a inglesa en América, lo que supone
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aceptar la amenaza de Inglaterra sobre las colonias y el comercio español.
• Carlos III (1759−1788).
Establece el tercer Pacto de Familia (1761) para cortar el paso al imperialismo inglés en América.
España se enfrenta a Inglaterra en 1762 y pierde La Habana y Manila. Floridablanca dirige la polÃ-tica
internacional firmando diferentes tratados con Marruecos, Túnez y Argel. Debido al apoyo español a
América se recupera, por la Paz de Versalles, la Florida y Menorca. Carlos III es considerado como el rey
ilustrado por excelencia y, durante su reinado se llevan a cabo medidas liberalizadoras del comercio, ayudas a
las Sociedades Económicas y la expulsión de los jesuitas.
• Carlos IV (1788−1808).
Adopta una posición de solidaridad con la familia borbónica, haciendo causa común con las potencias
absolutistas frente a la Francia revolucionaria. España interviene en la Guerra de la Convención entre 1793
y 1795, aliándose con Inglaterra y Austria. La penetración de las tropas francesas en Navarra y Ãlava
obliga a Manuel Godoy a firmar la Paz de Basilea en 1795, por la que los franceses abandonan el suelo
peninsular. El cambio que se produce en Francia hacia una polÃ-tica más moderada favorece un cambio en
la polÃ-tica exterior española, que se orienta hacia una alianza con Francia frente a Inglaterra. Este acuerdo,
sellado en el Tratado de San Ildefonso en 1796, arrastra a España a sucesivos conflictos con Inglaterra, que
se plasman en la batalla del cabo de San Vicente (1796) y en la Guerra de las Naranjas (1801).
8.5. La polÃ-tica borbónica en América durante el siglo XVIII. NO ENTRA.
8.6. La Ilustración en España.
Definición de Ilustración: movimiento filosófico y cultural desarrollado en Europa en el siglo XVIII y que
tiene su origen en la Inglaterra del siglo XVII con el humanismo renacentista y el racionalismo como
antecedentes inmediatos.
Principales inspiradores: John Locke, David Hume, Jean−Jacques Rousseau, Montesquieu.
CaracterÃ-sticas de la Ilustración:
• El hombre y la felicidad son el centro del pensamiento ilustrado.
• El desarrollo de la razón y la apertura de luces donde dominaba el oscurantismo de la tradición
escolástica.
• El Estado es considerado como medio para conservar la vida y los bienes de los hombres y se le
asigna la labor de promocionar las reformas culturales.
CaracterÃ-sticas de la Ilustración en España:
• Tiene el impulso y el control de la Corona durante el reinado de Carlos III.
• La Iglesia monopoliza el sector educativo aristocrático a través de la CompañÃ-a de Jesús,
expulsada de España a raÃ-z del motÃ-n de Esquilache.
Principales actuaciones de los monarcas ilustrados en la enseñanza:
• Renuevan los planes de estudio de las universidades incorporando saberes cientÃ-ficos.
• Reforman los Colegios Mayores, centro de reclutamiento de la alta administración.
Principales Academias:
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• Lengua, 1713.
• Historia, 1735.
• Jurisprudencia, 1739.
• Bellas Artes de San Fernando, 1744.
Estudios naturales y expediciones cientÃ-ficas:
• Hipólito Ruiz y José Antonio Pavón a Chile y Perú (1777), que tiene como resultados los
estudios de quina.
• La de Mutis (1783) que estudia la flora en tierras colombianas.
• Alejandro Masalpina, estudios sobre la naturaleza durante la vuelta al mundo (1789−1794).
Literatura ilustrada:
• Diego Torres de Villaroel (1693−1770). Obra: Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras de
don Diego Torres de Villaroel, estudio de la España de primera mitad de siglo.
• Benito Jerónimo Feijoo (1676−1764): defiende la experiencia como medio de conocimiento. Obras:
Teatro crÃ-tico universal; Cartas eruditas y curiosas.
• Gaspar Melchor de Jovellanos (1744−1811): preocupado por los contenidos de la enseñanza y la
solución del problema agrario español. Obra: Informe sobre la Ley Agraria.
• José Cadalso (1741−1782). Obras: Noches Lúgubres; Cartas Marruecas. Analiza la sociedad, la
economÃ-a y la cultura española y europea de la época.
• Juan Meléndez Valdés (1754−1817): llegará al convencimiento de que la presencia
napoleónica es la ocasión para la modernización de la sociedad.
• Leandro Fernández de MoratÃ-n (1760−1828): renovador del teatro español. Obras: El sÃ- de las
niñas; La comedia nueva o el café.
Artes plásticas:
ARQUITECTURA: con Felipe V, llegan a España arquitectos italianos que diseñan nuevos palacios como
el de Aranjuez, el de La Granja o el Palacio Real.
ESCULTURA: escultores: Francisco Gutiérrez (fuente de la Cibeles) y Pascual Mena (fuente de Neptuno).
PINTURA: pintores: Francisco Bayeu y Francisco de Goya, visualizador de la tragedia española.
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