¿QUIÉN HABITARÁ EN EL CIELO

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Iglesia de Dios. Guatemala C.A. Estudios Escriturales
LA DOCTRINA DE IR AL CIELO. Es de origen pagano.
1
LA DOCTRINA DE IR AL CIELO
Es de origen pagano
El origen de esta doctrina se inició en el
pecado de Satanás. Él fue el primero en
codiciar la morada de Dios. Él, fue el primero
en acariciar la idea de sentarse en un trono
semejante al de Dios; más Dios lo derribó hasta
el abismo como castigo; con esto nos enseñó
que sus propósitos deben entenderse y
acatarse.
Satanás en su loca codicia no quiso entender
que “los cielos son los cielos de Jehová...”
Salmo 115:16, y aunque esto parezca irónico,
en lugar de que los hombres cesen en su vano
empeño de poner su mirada en los cielos
como algo que se puede alcanzar, a causa
de lo que le pasó al Diablo, por el contrario, el
cielo se ha tornado aún más codiciable para
toda la humanidad.
En la historia sagrada y también en la historia
universal encontramos que unos doscientos
años después del Diluvio, cuando la familia de
Noé se había multiplicado y se había hecho
un pueblo grande, todos se pusieron de
acuerdo en edificar una torre que llegase
hasta el cielo. Esto lo registra el libro de
Génesis
11:4
“...Y
dijeron:
Vamos,
edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya
cúspide llegue hasta el cielo; y hagámonos un
nombre, por si fuéramos esparcidos sobre la
faz de toda la tierra.”
Esta generación en medio de su ignorancia
creía poder alcanzar los cielos y tocarlos.
Estas ideas se tornaron en todo un tratado
doctrinal por medio de los grandes filósofos
paganos, antes de Cristo.
La invariabilidad de las posiciones relativas de
las estrellas, hizo a los antiguos suponer que
todas se hallaban a igual distancia de la tierra,
y como enclavadas en algo, que por
necesidad debía de ser corpóreo y aún
compacto y duro. El filósofo Anaximeno, sin
duda por esta consideración y otras análogas
que nos expone Plutarco, enseñaba la solidez
de los cielos y hasta decía que estaban
formados de tierra. De esta misma opinión era
Aristóteles, que aún creía que el cielo tenía
alma; opinión que con alguna fortuna se
sostuvo hasta que Ptolomeo con fundadas
razones lo combatió, si bien para caer en el
error
de
suponerlo
fluido,
pero
eminentemente elástico y sin resistencia.
La doctrina de la metempsicosis (o sea la
trasmigración
o
reencarnación)
de
Pitágoras establece que las almas, después
de purificadas van también al cielo como
lugar de los elegidos, idea de que también
participó Platón, y esto se presume y se
conforma con la opinión entonces admitida
de los cielos corpóreos. Pero aún más lejos
que todos éstos, va la doctrina cabalística,
adoptada por Mahoma y muy extendida
por largo tiempo en los pueblos llamados
cristianos. Estas ideas aunque modificadas,
se popularizaron en Grecia y más tarde en
todos los pueblos a que aquella llevó la
civilización con el triunfo de sus armas, y
dieron origen a la multitud de dioses y
semidioses, héroes, y ninfas que poblaban
los bosques, ríos, hogares, infierno y cielos.
Habría bastado para destruir estos sistemas
la aparición de Nuestro Señor Jesucristo y la
divulgación de su admirable doctrina, si no
fuese la rutina y la tradición que tanto
imperó en el ánimo de los hombres; hasta
que se hacen sordos y ciegos para oír la voz
de la naturaleza ni ver la luz que irradia
toda la obra del hacedor. Estos datos están
tomados del Diccionario Enciclopédico
Hispano Americano. Tomo V, páginas 46-47
Artículo “CIELO”.
Grandiosas descripciones hicieron del cielo
como morada de eterna ventura para las
almas que llegaban allí, el profeta Isaías y el
Evangelista Juan; pero Pablo advierte que
los ojos no han visto, ni los oídos escuchado,
ni el corazón del hombre sentido, cuánta y
cuál sea la felicidad que Dios prepara a los
que le aman. (1ª. Corintios 2:9).
Conviniendo los teólogos en que las
excelencias del cielo exceden a todo lo
que los sentidos pueden conocer y el
pensamiento imaginar, señalan diversos
grados de esta felicidad de los que
disfrutarán los elegidos en la proporción de
sus merecimientos; dice el concilio de
Florencia. A esta decisión sirvieron de base
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LA DOCTRINA DE IR AL CIELO. Es de origen pagano.
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los sagrados textos: “No se turbe vuestro
corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
En la casa de mi padre muchas moradas hay;
de otra manera os lo hubieras dicho; voy,
pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me
fuere, y os aparejare lugar vendré otra vez, y
os tomaré a mí mismo; para que donde yo
estoy vosotros también estéis”. Juan 14:1-3.
¿Observó usted bien estos datos? Pues bien:
Es de esta manera como han venido los
hombres acariciando una ilusión vana. Desde
entonces dice David “Ponen en el cielo su
boca, y su lengua pasea la tierra” (Salmo 73:9).
Y así avivando el corazón de las criaturas por
una hoguera de ideas totalmente ajenas a los
propósitos y doctrinas de nuestro padre, de tal
manera que cabe hacer mención de las
palabras de Dios, que dijo por medio del
profeta Jeremías:
“No envié yo aquellos
profetas, y ellos corrían: Yo no les hablé, y ellos
profetizaban. Hasta cuando será esto en el
corazón de los profetas que profetizan
mentira, y que profetizan el engaño de su
corazón? (Jeremías 23:21, 26).
EXPLICACION DE LOS TEXTOS
Primero analicemos Juan 14:1-3 “...No se turbe
vuestro corazón, creéis en Dios, creed también
en mí. En la casa de mi padre muchas
moradas hay; de otra manera os lo hubiera
dicho; voy, pues, a preparar lugar para
vosotros. Y si me fuere y os aparejare lugar,
vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo; para
que donde yo estoy, vosotros también
estéis...”.
Jesús aseguró que Dios tiene una casa y esta
verdad fue comprensible para Abraham:
“..Por fe habitó en tierra prometida como en
tierra ajena, morando en cabañas con Isaac y
Jacob, herederos juntamente de la misma
promesa.
Porque esperaba ciudad con
fundamentos, el artífice y hacedor de la cual
es Dios”. (Hebreos 11:9-10). El, la llama Ciudad
con fundamento, de esta casa nos habla el
capítulo 21 de Apocalipsis, en donde hace
una descripción maravillosa. Jesús asegura
que en esta casa de Dios, la nueva Jerusalem
hay morada y añade: de otra manera os lo
hubiera dicho. La promesa de Jesús fue para
toda la iglesia. La nueva Jerusalem cuenta
con suficiente lugar para todos los que
creen fielmente en Cristo. Es la morada de
todos los redimidos.
Pero, según la promesa de Dios, la nueva
Jerusalem descenderá del cielo de Dios a la
tierra, cuando los mil años del reino de
Jesús concluyan; cuando la tierra sea
purificada con fuego, cuando la tierra esté
totalmente limpia, la ciudad de Dios (la que
esperó Abraham) descenderá del cielo. “Y
vi un cielo nuevo, y una tierra nueva:
porque el primer cielo y la primera tierra se
fueron; y el mar ya no es. Y yo Juan vi la
Santa Ciudad, Jerusalem Nueva, que
descendía del cielo de Dios, dispuesta
como una esposa ataviada para su
marido.” Apoc. 21:1-2.
Entonces Jesús está en los cielos
preparando lugar para que cuando
descienda la nueva Jerusalem usted si ha
sido fiel y obediente al Señor, pueda entrar
en ella. “Bienaventurados los que guardan
sus mandamientos para que su potencia
sea en árbol de la vida, y que entren por las
puertas de la ciudad.” Apocalipsis 22:14.
Jesús sigue diciendo; y si me fuere y os
aparejare lugar; vendré otra vez y os
tomaré a mí mismo: para que donde yo
estoy, vosotros también estéis.
Estas
palabras del Señor han sido muy pervertidas
por su deliberada y mala interpretación.
Analice usted mismo palabra por palabra
diga si en verdad está prometiendo Jesús el
cielo. Dice: “Y si me fuere”. ¿Adónde va?,
al cielo: “Sabiendo Jesús que el Padre le
había dado todas las cosas en las manos, y
que había salido de Dios, y a Dios iba”
(Juan 13:3) ¿Qué va hacer?, a preparar
lugar, después vendrá otra vez. ¿Lo notó
usted bien? Él, promete venir otra vez, pero
no se encuentra en su conversación ni
siquiera la remota idea de que él regresa al
cielo.
El no dice vendré y os tomaré y
regresaremos al cielo. Esto no lo dice el
Señor en ninguna forma. Quien trate de
asegurarlo, estará mintiendo.
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Añade Jesús: “...Os tomaré a mí mismo; para
que donde yo estoy”.
La mayoría de
enseñadores de la promesa del cielo, al leer
este texto, (lo leen de esta manera para
impresionar a los oyentes): Vendré otra vez y
os tomaré a mí mismo: para que donde yo
esté... Jesús no dijo: para que donde yo esté
vosotros también estéis”.
Esta frase al
cambiarla deliberadamente, desvía todo el
sentido de la enseñanza de Jesús. Observe
esto: Si Jesús hubiese dicho: para que donde
yo esté, encontrándose en la tierra, estaría
señalando con esa frase “donde yo esté”: el
cielo, pues es el lugar donde actualmente se
encuentra. MAS JESUS NO DIJO ESO, sino que
dijo “PARA QUE DONDE YO ESTOY”. Si Jesús
hablaba estando en la tierra, entonces él
promete regresar, reunir a sus discípulos y
reinar aquí en la tierra, junto con ellos.
Muchas partes de la Sagrada Escritura
corroboran esta hermosa enseñanza por
ejemplo: Al decirle Pedro: “...Nosotros que
hemos dejado todo por ti” ¿Qué tendremos?
Jesús le dijo, de cierto os digo, que vosotros
que me habéis seguido, en la regeneración,
cuando se sentará el hijo del hombre en el
trono de su gloria, vosotros también os
sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las
doce tribus de Israel.” (Mateo 19:28). De
hecho, los doce apóstoles tienen asegurado
un trono, pero AQUÍ EN LA TIERRA, y será para
que hagan juicio del pueblo de Israel: “En la
regeneración, cuando el hijo del hombre se
siente en el trono de su gloria”.
Ese trono no está en el cielo, pues, el ángel
Gabriel le dijo a María “Este será grande, y
será llamado hijo del altísimo; y le dará el Señor
Dios el trono de David su padre”.
Todos
sabemos que el trono de David no estuvo en
el cielo sino en la tierra, sobre el monte de
Sión, y será allí en donde Jesús.
“Cuán
hermosos sobre los montes los pies del que trae
alegres nuevas, del que publica la paz, del
que trae nuevas del bien, del que publica
salud, del que dice a Sión: Tu Dios reina.”
Isaías 52:7.
EXAMINEMOS JUAN 7:33-36
Meditemos en este otro pasaje que en su
apariencia se nos veda el derecho de estar
con Jesús en el reino, pero no es así: “Y
Jesús dijo: Aun un poco de tiempo estaré
con vosotros, e iré al que me envió. Me
buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo
estaré, VOSOTROS NO PODREIS VENIR.
Entonces los Judíos dijeron entre sí:
¿Adónde se ha de ir este que no le
hallemos? Se ha de ir a los esparcidos entre
los Griegos, y a enseñar a los Griegos? Qué
dicho es éste que dijo: Me buscaréis y no
me hallaréis: y donde yo estaré, VOSOTROS
NO PODREIS VENIR.?
Al decirles Jesús a los judíos que después de
un poco de tiempo se iría de ellos y no le
verían, y que donde va, ellos no pueden ir,
quedan totalmente confusos. Mas nosotros
sabemos que él regresaba al cielo. Alguien
pudiera argüir que esto lo dijo a los judíos y
no a los cristianos. Pero al leer pasajes
análogos, encontramos que también a los
discípulos les dijo lo mismo: “A donde yo
voy, vosotros no podéis venir” Juan 13:33.
Ahora piense usted: Seremos más dignos
nosotros que los apóstoles y por eso a ellos
impidió ir al cielo, más a nosotros sí nos es
permitido?. La realidad es que nadie irá al
cielo, pero el verdadero cristiano tendrá la
oportunidad de estar en el reino que será
establecido sobre la tierra.
Apocalipsis
11:15.
Veamos Juan 12:32 “...Y yo, si fuere
levantado de la tierra, a todos traeré a mí
mismo”. Estas palabras, así sin meditar lo
que sigue diciendo la palabra de Dios,
parece que Jesús está prometiendo llevar a
todos los creyentes al cielo; sin embargo, el
siguiente versículo dice:
“Y esto decía
dando a entender de qué muerte había de
morir” Entonces Jesús no se refería a que él
se iba al cielo, sino que al decir: “Y yo, si
fuere levantado a todos traeré a mí mismo”
se refería a que estando en la cruz, su
sacrificio se tornaría en el medio de
Salvación. En realidad, el sacrificio del
Señor es el único que nos brinda salvación.
Su sacrificio atrae a los pecadores, es como
un imán glorioso que por su amor nos atrae.
ANALICEMOS 2ª. CORINTIOS CAPITULO 5
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2ª. Corintios 5:1 “Porque sabemos, que si la
casa terrestre de nuestra habitación se
deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una
casa, no hecha de manos, eterna en los
cielos.”
Ahora, las palabras que sigue diciendo en el
versículo 2 de ninguna manera dejan ver que
él intentaba irse al cielo, pues él dice “Y por
esto también
gemimos
deseando
ser
sobrevestidos...”. Esta frase es la clave para
entender el propósito del apóstol. Él deseaba
ser sobrevestido; Él piensa en un ropaje que
vendrá sobre él, no es que él vaya al cielo a
recibirlo. Así lo explica ya sin figura el versículo
cuatro. No olvide que Pablo al cuerpo glorioso
que Jesús nos promete le llama edificio, casa
no hecha de manos, eterna en los cielos.
Quiere decir: Que esta prenda gloriosa se
encuentra con Cristo en los cielos.
Veamos ahora Filipenses 3:20 “Más nuestra
vivienda es en los cielos: de donde también
esperamos al salvador, al Señor Jesucristo”.
El original Griego dice: DONDE VIVIMOS YA EN
EL CIELO. Quiere decir si anhelamos la vida
eterna y está en Cristo, luego como si
viviésemos en el cielo, más de allí esperamos
al Cristo. Dice Pablo “El cual transformará el
cuerpo de vuestra bajeza”. Pablo habló de
una manera similar en Colosenses 3:3 “Porque
muertos sois, y vuestra vida está escondida
con Cristo en Dios”.
Nuestra vida está
escondida en Dios, es igual a nuestra vivienda
está en los cielos.
Una de las cosas importantes que usted debe
notar es que estos pasajes están hablando en
tiempo presente, pues dicen: “Más nuestra
vivienda es en los cielos pues allí se encuentra
Cristo.
Igualmente el apóstol Pedro se refiere al decir:
“Bendito el Dios y padre de nuestro Señor
Jesucristo, que según su grande misericordia
nos ha regenerado en esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos, para
una herencia incorruptible, y que no puede
contaminarse, ni marchitarse, reservada en los
cielos”. 1ª. Pedro 1:3-4.
Lo que el apóstol de una manera sencilla
quiere decir es: Tenemos en los cielos una
herencia: LA VIDA ETERNA, está siendo
eterna, no se puede ni contaminar, ni
marchitarse o envejecerse. Esa herencia
dijo Pablo “Y si hijos, también herederos;
herederos de Dios, y coherederos de Cristo:
Si empero padecemos juntamente con él
para que juntamente con él seamos
glorificados.” Romanos 8:17.
Cristo al
resucitar ganó vida eterna; ahora él dice
“Yo vivo, y vosotros también viviréis” Juan
14:19.
ARREBATADOS EN LAS NUBES
Analicemos 1ª. Tesalonicenses 4:16-17
“...Porque el mismo Señor con aclamación,
con voz de arcángel, y con trompeta de
Dios, descenderá del cielo; y los muertos en
Cristo resucitarán primero: luego nosotros,
los que vivimos, los que habremos
quedado, juntamente con ellos seremos
arrebatados en las nubes a recibir al Señor
en el aire, y así estaremos siempre con el
Señor”. El apóstol nos predice que al venir
el Señor Jesús todos sus santos subirán a
recibirle en el aire; añade, y así estaremos
siempre con el Señor. Acaso, esto que el
apóstol relata, es base para sostener una
doctrina que no es de Cristo. Deje usted
que sea la misma palabra de Dios quien le
explique esto:
Al venir nuestro Señor Jesucristo por
segunda vez según sus promesas, será al
toque de la séptima trompeta:
“Y el
séptimo ángel tocó la trompeta y fueron
hechas grandes voces en el cielo, que
decían: los reinos del mundo han venido a
ser los reinos de nuestro Señor y de su Cristo:
y reinará para siempre jamás. Apocalipsis
11:15.
Este
toque
de
trompeta
es
un
acontecimiento, el cual anuncia que es
tiempo ya de que Jesús tome su reino, pues
a eso viene Jesús, a reinar sobre la tierra. El,
al venir, no se detiene en el aire y se queda
en suspenso, él tiene que llegar hasta la
tierra.
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Fue el propio Señor Jesucristo quien relató este
hecho del que habla el apóstol, léalo usted:
“Y entonces se mostrará la señal del hijo del
hombre en el cielo; y entonces lamentarán
todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del
hombre que vendrá sobre las nubes del cielo,
con grande poder y gloria. Y enviará sus
ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán
sus escogidos de los cuatro vientos, de un
cabo del cielo hasta el otro”. Mateo 24:30-31.
Esto nos enseña que la próxima venida del
Señor, no será vertiginosa, sino muy lenta. El
Señor envía delante de él a sus ángeles, los
cuales no solo anuncian que el Rey de Reyes y
el Señor de Señores viene, sino también,
vienen despertando a todos los muertos en
cristo. Esto lo relata el profeta Isaías en su
capítulo 26, versículo 19 “Tus muertos vivirán;
junto con mi cuerpo muerto resucitarán.
¡Despertad y cantad, moradores del polvo!,
porque tu rocío, cual rocío de hortalizas, y la
tierra echará los muertos”. La potente voz de
los ángeles por toda la faz de la tierra es esa:
Despertad y cantad, moradores del polvo.
Ante esta potente invitación, que no es otra
cosa que la voz de Jesús llamando a los suyos:
“No os maravilléis de esto; porque vendrá
hora, cuando todos los que están en los
sepulcros oirán su voz; y los que hicieron bien,
saldrán a resurrección de vida; mas los que
hicieron mal, a resurrección de condenación
Juan 5:28-29.
Así pues, al venir Jesús, los que están en los
sepulcros y merecen resucitar se levantarán
con un cuerpo incorruptible y glorioso. Por
otra parte, los que viven, los que no han
muerto pero esperan al Señor llenos de fe y
son dignos, estos son transformados también.
Se les imparte la misma gloria que a los
resucitados; todos juntos y con un cuerpo que
les permita ir a encontrarle, juntos, ya con él,
se dirigirán al monte de las Olivas para cumplir
el dicho de los ángeles: “Y habiendo dicho
estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado; y una
nube le recibió y le quitó de sus ojos. Y
estando con los ojos puestos en el cielo, entre
tanto que él iba, he aquí dos varones se
pusieron junto a ellos en vestidos blancos; los
cuales también les dijeron: Varones Galileos
¿qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús
que ha sido tomado desde vosotros arriba en
el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al
cielo. Entonces se volvieron a Jerusalem del
monte que se llama del Olivar, el cual está
cerca de Jerusalem camino de un sábado.
Hechos 1:9-12.
Veamos como predijo esto el profeta
Zacarías. “Y afirmaránse sus pies en aquel
día sobre el monte de las Olivas, que está
enfrente de Jerusalem a la parte de oriente;
y el monte de las Olivas, se partirá por
medio de sí hacia el oriente y hacia el
occidente, haciendo un muy grande valle;
y la mitad del monte se apartará hacia el
norte, y la otra mitad hacia el mediodía.”
Zacarías 14:4.
Si usted ha leído con atención ha
entendido que el Señor posa sus pies sobre
el Monte de las Olivas, entonces éste se
parte por medio y después, una mitad se
apartará hacia el norte y la otra hacia el
sur, haciendo un muy grande valle para
que en él se refugie Israel mientras pasa la
ira. Esto lo registra Isaías: “Anda pueblo
mío, éntrate en tus aposentos, cierra tras ti
tus puertas; escóndete un poquito, por un
momento, en tanto que pasa la ira. Porque
he aquí que Jehová sale de su lugar, para
visitar la maldad del morador de la tierra
contra él y la tierra descubrirá sus sangres, y
no más encubrirá sus muertos”. Isaías 26:2021.
Zacarías 14:5 dice: “...y vendrá Jehová mi
Dios, y con él todos los santos”. Estos santos
son los que suben a recibirle en el aire.
Daniel recogió este evento proféticamente:
“Miraba yo en la visión de la noche, y he
aquí en las nubes del cielo como un hijo de
hombre que venía, y llegó hasta el Anciano
de grande edad, e hiciéronle llegar delante
de él. Y fuéle dado señorío, y gloria, y reino;
y todos los pueblos, naciones y lenguas le
sirvieron; su señorío, señorío eterno, que no
será transitorio, y su reino que no se
corromperá” Daniel 7:13-14.
Si los santos suben a encontrar al Señor y
luego bajan con él para reinar con Cristo,
¿en dónde? “Y nos has hecho para nuestro
Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre
la tierra” Apocalipsis 5:10.
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Con esto será suficiente para que usted vea
que si los santos suben a recibir al Señor a las
nubes, no es que se vayan al cielo.
LOS DOS LADRONES
Por último analicemos Lucas 23:39-43 “...Y uno
de los malhechores que estaban colgados, le
injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate
a ti mismo y a nosotros. Y respondiendo el
otro, reprendióle, diciendo: Ni aún tu temes a
Dios, estando en la misma condenación? Y
nosotros, a la verdad justamente padecemos;
porque recibimos lo que merecieron nuestros
hechos. Mas este ningún mal hizo. Y dijo a
Jesús: Acuérdate de mí cuando vinieres a tu
reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo,
que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Jesús, dice la Sagrada Escritura que dijo al
ladrón: “...De cierto te digo, que hoy estarás
conmigo en el paraíso...”. Una vez más deje
usted que la Palabra de Dios le explique el
porqué es creíble que el ladrón halla ido luego
que murió, al paraíso. Vea, ¿a dónde fue
Jesús cuando murió? “...Porque primeramente
os he enseñado lo que así mismo recibí: Que
Cristo fue muerto por nuestros pecados,
conforme a las escrituras; y que fue sepultado
y que resucitó al tercer día, conforme a las
Escrituras” 1ª. Corintios 15:3-4. Pablo nos dice
que Jesús resucitó hasta el tercer día; luego
Jesús no se fue al cielo inmediatamente,
acaso el ladrón sí?.
Piense usted serenamente en ello; la Sagrada
Escritura no nos dice que el cuerpo de Jesús
halla descendido al sepulcro y que su alma se
fue al cielo. Si usted lee toda la Palabra de
Dios, jamás encontrará palabras tales, Pedro
dijo en Hechos 2:30-32: “...Empero siendo
profeta, y sabiendo que con juramente le
había Dios jurado que del fruto de su lomo,
cuanto a la carne, levantaría al Cristo que se
sentaría sobre su trono; Viéndolo antes, habló
de la resurrección de Cristo, que su alma no
fue dejada en el infierno, ni su carne vio
corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo
cual todos nosotros somos testigos.” Entendió
usted; su alma estuvo en el sepulcro? Cuando
Jesús resucitó que fue hasta el tercer día dice:
“Dícele Jesús; no me toques: porque aún no
he subido a mi padre; más ve a mis
hermanos y diles: Subo a mi Padre y a
vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Juan 20:17 Jesús no había subido al Padre.
Cree usted que el ladrón sí? No. Ahora, si
aceptamos que el ladrón ya resucitó y
entró en el paraíso, tendríamos que
aceptar que Pablo mintió al decir que
todos los que sean dignos resucitarán hasta
que Jesús venga, escúchelo usted: “Porque
así como en Adam todos mueren, así
también en Cristo todos serán vivificados.
Mas cada uno en su tiempo o sea en su
orden: Cristo las primicias, luego los que son
de Cristo, en su venida” 1ª. Corintios 15:2223. No, el ladrón no ha entrado al paraíso,
él sigue en el sepulcro, que resucitará y
verá el paraíso y podrá entrar en él, esto es
seguro, pues Cristo así se lo aseguró.
Ahora bien, la aclaración de este misterio
se disipa mediante una puntuación
correcta, lo que realmente dijo Jesús fue
esto: “Entonces Jesús le dijo: de cierto te
digo hoy, conmigo estarás en el paraíso”.
Así se encuentra escrito este texto en la
Biblia Católica de Nácar y Colunga. En el
original Griego no existe la palabra “QUE” la
cual ha sido agregada.
En el idioma
inspirado, en que Lucas escribió, no se usó
la puntuación; esta fue agregada al griego
y al español varios siglos después.
La
puntuación correcta tiene que ser
determinada por la Sagrada Escritura
misma. La coma debe seguir, no preceder
a la palabra “HOY” Jesús dijo: “De cierto te
digo hoy, conmigo estarás en el paraíso”.
Conclusión: Que el Todopoderoso ilumine su
mente para que comprenda las verdades
eternas descritas en la Palabra de Dios.
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