RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS CORTAS DE HISTORIA DE ESPAÑA •

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RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS CORTAS DE HISTORIA DE ESPAÑA
• Señale cuándo llegaron a la Península Ibérica sus primeros pobladores y diferencie el Paleolítico y el
Neolítico
Llegaron de África hace un millón de años aproximadamente tras un largo recorrido por diversos
continentes.
Eran pequeños grupos de cazadores pertenecientes a una variedad del Homo erectus. En la Península
los restos del Paleolítico Inferior eran muy escasos hasta hace poco tiempo. Los yacimientos
descubiertos en Atapuerca (Burgos) han proporcionado nuevos datos. Allí se han encontrado los restos
humanos más antiguos de Europa datados en unos 780.000 años.
La cultura de los homínidos del Paleolítico Inferior en la Península sería la típica de los
cazadores−depredadores nómadas, agrupados en hordas muy pequeñas que acampaban en lugares al
aire libre próximos a los ríos, en cuyas terrazas se han encontrado restos junto a los de mamíferos de
gran tamaño, como en Torralba y Hambrona.
El Paleolítico Medio se asocia a la cultura musteriense y a los homínidos neandertales que se
extendieron y desarrollaron su cultura desde hace 90.000 años hasta hace 35.000 conviviendo con la
glaciación Würm. Su presencia está bien acreditada en lugares de la península tan lejanos como
Gibraltar, Cantabria (Morín, El Castillo) o Gerona (Lago Bañolas).
Los neandertales, también cazadores, se caracterizaron por una mayor variedad cultural. Tuvieron que
refugiarse en las cuevas y aprovechar, además de la carne de los grandes animales, su piel para
combatir el frío. La práctica de enterramientos (Cueva Morín) nos indica también la existencia de unas
ciertas prácticas espirituales.
El Paleolítico Superior está asociado a la especie homo sapiens sapiens o raza de Cromagnon que, tal
vez, consiguió eliminar a los neandertales. Se prolongó hasta hace unos 10.000 años.
Los seres humanos tenían una cultura mucho más evolucionada. Aunque seguían siendo nómadas y se
dedicaban a la caza y a la recolección, inventaron el fuego, fabricaron los primeros utensilios de piedra
y demostraron creencias religiosas y capacidad artística (pintura rupestre y arte mobiliar). La
abundancia de yacimientos encontrados indica, además, un significativo aumento de la población.
Destacan por su importancia las Cuevas de Altamira y El Castillo en Cantabria y las de Tito Bustillo en
Asturias.
El Neolítico empezó hace unos 10.000 años y se difundió durante unos 6.000. Aparecieron la agricultura
y la ganadería, poblados estables, la cerámica y la fabricación de tejidos.
Carasterística del Neolítico hipánico es la pintura levantina, ubicada en abrigos rocosos, generalmente
al descubierto y que, a diferencia del arte rupestre de la franja cantábrica, presenta escenas de grupos,
con figuras estilizadas.
• Enumere y sitúe en el espacio los pueblos que colonizaron la Península Ibérica antes de la llegada de los
romanos y los principales pueblos prerromanos.
Los primeros colonizadores fueron los fenicios que limitaron su presencia a la Costa andaluza
occidental (Gadir, Malaca, Sexi y Abdera) a comienzos del primer milenio a.C. La mayoría de estos
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asentamientos parece que alcanzaron el máximo auge entre los siglos VIII y VII a.C.
Los griegos, ya establecidos en Massalia (Marsella) avanzaron a partir del siglo VI a.C por el
Mediterráneo Occidental y se situaron en las costas de Levante pero sobre todo en el Nordeste de la
Península Ibérica donde los asentamientos de Rosas y Emporión destacan por su importancia.
Desarrollaron un intenso comercio y a diferencia de los fenicios, se conservan textos literarios sobre su
expansión económica.
Los cartagineses se hicieron notar desde el siglo V a.C (interés por Ibiza) pero se trató de algún enclave
comercial al estilo fenicio. Su presencia se detecta en el Sudeste peninsular y en Baleares pero sólo
cobra importancia en el siglo III a.C, cuando Cartago utilizará la Península como base de operaciones
contra Roma apropiándose de sus recursos mineros y de sus hombres.
Los principales pueblos prerromanos fueron:
En primer lugar Tartessos, asentada en torno a la ciudad de Gades (Cádiz) y que debió alcanzar su
máximo desarrollo entre los siglos IX y VII del primer milenio a.C a juzgar por las fuentes griegas y
romanas. Toda esta área estaba bajo la influencia de la cultura ibera pero también fenicia debido a la
importancia del comercio de metales, lo que contribuiría, sin duda, a su esplendor.
En segundo lugar los pueblos iberos, extendidos por todo el área levantina y valle del Guadalquivir.
Este espacio geográfico gozó de un desarrollo tecnológico y cultural más avanzado que el del resto de
los pueblos peninsulares:
Especialización agrícola y ganadera, poblados con jerarquías y división social así como manifestaciones
artísticas influidas por las culturas griega y fenicia− Cuando se produjo la penetración cartaginesa
habían adquirido ya un importante desarrollo social y político.
En tercer lugar los celtiberos, que eran en realidad un conjunto de pueblos muy variado que habitaban
las dos mesetas cuando se produjo la conquiste romana. Sus orígenes son oscuros y sus elementos
culturales y sociales están influenciados tanto por los iberos como por las invasiones celtas. Estaban
organizados en tribus cuya base económica era la ganadería. Cultura pobre.
Por último, los pueblos del Norte y Oeste de la Península, que son los peor conocidos. Parece que
estuvieron fuertemente influidos por las oleadas celtas que entraron en los Pirineos a principios del
primer milenio.
• Cronología de la conquista y de la presencia de los romanos en la Península Ibérica
El dominio romano de Hispania duró casi setecientos años. Pero su ocupación due un proceso lento y
discontinuo que se puede dividir en tres etapas:
1ª) Desde finales del s III a.C hasta mediados del s II a.C. En esta etapa los romanos llegaron a ocupar
el levante peninsular (tras expulsar a los cartagineses) y el valle del Guadalquivir. Ambos espacios se
identifican con la cultura ibera.
2ª) Entre los siglos II y I a.C. En esta fase los romanos ocuparon, después de varios enfrentamientos con
lusitanos y celtíberos, las dos mesetas y llegaron hasta el Atlántico. Episodios como el sitio de Numancia
o la heroica lucha de Viriato nada pudieron hacer contra el poderío de las legiones romanas.
3ª) A finales del siglo I a.C (29−19) completaron la dominación sometiendo a los pueblos del Norte:
galaicos, satures, cántabros y vascones, que ofrecieron también una tenaz resistencia a los romanos.
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• Señale, al menos, uno de los principales aspectos de la romanización
Roma consiguió hacer de Hispania una de sus provincias más florecientes. Aunque los romanos
explotaron todos los recursos económicos del país en su propio beneficio, intodujeron en todos los
sectores económicos (sobre todo en agricultura y mineria) innovaciones tecnológicas y estructurales que
permitieron aumentar la producción y la rentabilidad. La introducción de nuevos cultivos y formas de
explotar la tierra son un claro ejemplo de estos avances.
Hacia el siglo II la mayoría de las comunidades hispanas tenía un estatus de ciudadanía más o menos
completo. Se impuso un sistema de clases sociales inspirado en el modelo económico esclavista.
Los romanos introdujeron en Hispania su lengua, el latín, que fue sustituyendo progresivamente a las
lenguas locales prerromanas. Con el latín penetró el derecho, otro de los legados clave de la civilización
romana. También en la literatura hubo importantes aportaciones hispanas, como las de Marcial o
Séneca. Respecto a la religión, los romanos implantaron sus cultos pero permitieron simultanearlo con
las divinidades locales. El cristianismo no llegará a Hispania hasta el siglo II aunque pronto crecerá
espectacularmente.
Por último, el urbanismo romano y su ingeniería civil han dejado su impronta por todo el territorio
peninsular constituyendo uno de los legados más importantes de nuestro pasado: templos, mercados,
puentes, teatro, anfiteatros, circos...son abundantes por toda nuestra geografía. El trazado de las calles
en ángulo recto, herencia de los campamentos romanos, o las murallas (Lugo) son también testimonio
del imponente legado de esta cultura. Numerosas ciudades, unidas por la magnífica red de calzadas han
sido la base de nuestra evolución histórica posterior.
• Cronología y rasgos fundamentales de la monarquía visigoda
Aunque los visigos penetraron en la Península a principios del siglo V llamados por Roma para
controlar los saqueos que cometían vándalos, suevos y alanos, no es hasta la caída oficial del Imperio en
el año 476, cuando se establece el reino visigodo que durará hasta el año 711, fecha de la invasión
musulmana.
Durante estos dos siglos de dominación efectiva, los invasores (apenas 200.000) acabaron asimilando la
cultura existente en vez de imponer la suya propia hasta llegar a constituir una sola etnia con los
hispanorromanos a partir del siglo VII. Sin embargo, imprimieron su propio sello a la organización
política y militar del nuevo Estado.
La monarquía visigoda era electiva por lo que se producirán constantes luchas por el poder. Leovigildo
la transforma en hereditaria pero la inestabilidad política será una constante en todo el periodo.
Para la labor de gobierno el monarca utilizaba el Aula Regia, tradicional consejo o asamblea de
carácter consultivo.
Los visigodos respetaron la división territorial hecha por los romanos aunque establecieron una capital
en Toledo. Cada territorio pasó a llamarse ducado. Leovigildo consiguió pacificarlos todos.
Los visigodos practicaban el arrianismo (herejía del cristianismo) pero Recaredo se convirtió, con todo
su pueblo al Catolicismo en el III Concilio de Toledo consiguiendo la unificación religiosa con los
hispanorromanos. Desde el punto de vista jurídico, Recesvinto unificó las leyes hispanorromanas y las
visigodas (Liber Ludiciorum) en el siglo VII
• ¿ Cómo tuvo lugar y cuándo fue la conquiste musulmana de la Península?
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La conquista musulmana de la Península Ibérica tuvo lugar en el año 711. Tarik (lugarteniente de
Muza) desembarcaba en donde siglos más tarde se levantó Gibraltar, dispuesto a ayudar a los witizanos
(partidarios de los hijos de Witiza) que era la nobiliaria que se oponía al nuevo rey Rodrigo.
Tarik venció en la batalla de Guadalete a las tropas del último rey visigodo y, con suma facilidad, en
parte gracias a los pactos que la nobleza hispanovisigoda firmó con los nuevos mandatarios, ocupó en
sólo tres años toda la Península, de cuyo dominio sólo se escaparían las Montañas del Norte y alguna
zona del Pirineo, de poco interés para los conquistadores.
El conjunto de árabes y bereberes que llegó fue muy escaso, de unos 100.000; muy pocos, en
comparación con los aproximadamente 5.000.000 de hispanovisigodos que tenía la Península. Se
instalaron, igual que habían hecho los visigodos dos siglos antes, como una élite guerrera sobre la
propia estructura política y social del país, al que llamaron Al−Andalus.
Tras ocupar la Península, los musulmanes realizaron algunas campañas en territorio franco pero en el
año 732 fueron definitivamente frenados por las tropas de Carlos Martel en Poitiers. Tras esta derrota,
mantendrán el límite definitivamente al Sur de los Pirineos.
• El Califato de Córdoba: antecedentes y aspectos fundamentales.
En los primeros años Al−Andalus fue un Emirato dependiente política y religiosamente del califa de
Damasco (valiato) y los emires gobernaban en su nombre. En el año 756 los Omeya que gobernaban en
Damasco fueron exterminados pos los Abasíes, dinastía que estableció la capital en Bagdad. Uno de sus
miembros, Abderramán, logró escapar y llegar a la Península Ibérica. Una vez aquí, tras algunos
enfrentamientos, logró hacerse con el poder y proclamó la independencia del Emirato de Al−Andalus
con respecto a Bagdad. Abderramán I sólo reconoció la autoridad de los califas a nivel religioso
actuando políticamente de forma autónoma. Durante su mandato se hizo con el control efectivo del
territorio, organizó eficazmente la recaudación de tributos y se produjeron los primeros frutos de
islamización.
Sus sucesores gobernarán sometidos a problemas y tensiones tanto en el Norte con los cristianos como
con las revueltas internas en la propia Al−Andalus.
Abderramán II completó la organización estatal y estimuló la orientalización y arabización culturales.
Abderramán III volvió a pacificar territorios y someter enemigos.
En el año 929 se proclamó califa lo que significaba la total autonomía con respecto a los califas de
Bagdad a quienes a partir de ahora tampoco se les reconoce ya ninguna autoridad religiosa. Con este
hecho se inaugura una nueva etapa, sin duda la de mayor esplendor, conocida como el Califato de
Córdoba cuya capital se convirtió durante este tiempo en una de las ciudades más importantes de
Europa, con una cultura brillante y una economía muy desarrollada que se basaba fundamentalmente
en el comercio.
Abderramán III realizó numerosas campañas para someter a los rebeldes musulmanes que fueron
acallados mediante el dominio militar y la prosperidad económica. Los cristianos del Norte que habían
aprovechado la situación para avanzar posiciones y hacerse con botines de guerra fueron igualmente
sometidos y obligados a pagar tributos (parias) a los musulmanes.
La crisis del Califato se manifiesta a finales del siglo X, tras una dictadura militar de Almanzor, general
que había llegado a ocupar el cargo de 1º ministro durante el reinado de Hissam II. Su acción política se
dejó sentir tanto en el Norte de África como en los reinos cristianos de la Península. Contras estos
últimos llevó a cabo numerosas expediciones llegando a saquear ciudades tan importantes y distantes
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entre sí como Barcelona y Santiago. Será a su muerte cuando la sucesión de luchas entre las familias
nobles cordobesas acabará destruyendo el Califato, 1031, y dividiéndolo en una multitud de pequeños
reinos llamados de taifas, cuya debilidad permitió finalmente a los reinos cristianos imponerse.
• Evolución de la España musulmana desde la desaparición del califato de Córdoba en 1031 hasta 1492
Entre 1031 y 1492 el dominio musulmán en la Península entró en un lento proceso de erosión que
terminó con la definitiva caída de Granada.
Se distinguen varias fases:
• Etapa de los Reinos de taifas (siglo XI). Destacan Zaragoza, Toledo, Badajoz y Sevilla. Se
caracterizan todos por su debilidad frente a los cristianos: pago de parias
• Imperio Almorávide (XI−XII). Proviene del Norte de África. Se caracterizan por su
fundamentalismo religioso y militarismo. Se impusieron a los cristianos pero su poder fue efímero.
• Imperio Almohade (XII−XIII). Provienen también de África− Se caracterizan por una mayor
tolerancia. Reunificaron a los R.Taifas. Duraron poco. Los cristianos les vencieron en Las Navas de
Tolosa.
• Reino Nazarí (XIII−XV). Se constituye en Andalucía Oriental: Granada. Se caracterizan por su
riqueza económica y esplendor cultural. Dependieron siempre del reino de Castilla. Perecieron en
1492.
• La Reconquista y los primeros reinos cristianos
Se conoce con este nombre al fenómeno que se inicia en los núcleos cristianos de la Península Ibérica y
que consiste en ocupar militarmente las tierras del Islam andalusí aprovechando su debilidad tras la
caida del Califato en el año 1031. El enfrentamiento con los territorios musulmanes fue estimulado por
las exigencias económicas de los señores feudales que reclamaban nuevas tierras, por el ideal de
cruzada que proporcionaba la justificación de combatir por la fe cristiana y por la voluntad de
recuperar un territorio para restaurar el dominio político de los antiguos reyes godos.
Paralelemante a esta expansión tiene lugar un doble proceso: la repoblación de las tierras conquistadas
y el desarrollo de los nuevos Estados. A diferencia de los primitivos núcleos del Cantábrico y Pirineo,
donde las características del suelo impusieron una economía precaria, las nuevas zonas conquistadas
son tierras de valles fluviales (Duero, Tajo, Ebro...), aptas para una agricultura extensiva. Durante los
siglos XI y XII se produjo un proceso de crecimiento demográfico y de ocupación de estas tierras, a
veces, como en Castilla obligando a la Corona a dar importantes privilegios a los colonos (fueros y
cartas pueblas) que garantizaban la libertad y la tierra en zonas evidentemente peligrosas.
El punto de partida de la formación de estos reinos cristianos suele situarse en el reinado de Sancho III
el Mayor de Navarra (siglo XI) cuyo poder hemónico en la España cristiana terminó a su muerte con la
fragmentación del mapa político en cuatro espacios:
• Reino de León: el más extenso (desde el Cantábrico al duero)
• Reino de Navarra: incluía a los territorios vascos y a La Rioja
• Reino de Aragón: muy pequeño y con centro en Jaca
• Conjunto de condados catalanes: destaca Barcelona
Entre 1035 y 1140 (mediados del siglo XII), se produce:
♦ la independencia del reino de Portugal (con respecto a León)
♦ la hegemonía de Castilla−León sobre todos los demás
♦ la desaparición del reino de Navarra y reaparición en 1134
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♦ la creación de la Corona de Aragón (con la unión de Aragón y Cataluña)
Entre mediados del siglo XII y finales del XIII se consolidan:
♦ Portugal, que amplía su territorio hacia el sur: lucha contra el islam y termina la
Reconquista
♦ Separación temporal de León y Castilla y definitiva unión con Fernando III (siglo XIII).
Impulso reconquistador en Andalucía.
♦ Bloque de Navarra, sin salida al mar (pierde los territorios vascos) y sin frontera con los
musulmanes lo que le impide crecer a costa de ellos. Quedó, finalmente, en manos de
dinastías francesas
♦ Expansión de la Corona de Aragón por los territorios del sur del Ebro (Jaime I el
Conquistador), islas Baleares y Mediterráneo.
• Evolución de los reinos cristianos en los siglos XIV y XV
En los siglos XIV y Xv el reino de Granada era el único espacio musulmán que quedaba en la
Península. Vivía controlado por los castellanos y sin relación con África (Alfonso XI había puesto fin a
las amenazas de los benimerines en la Batalla del Salado). Este reino se caracterizaba por su intensa
actividad artesanal y mercantil así como por las luchas internas entre linajes. La Alambra simboliza el
esplendor artístico y cultural que alcanzó.
El reino de Navarra, en cambio, vivía controlada por dinastías francesas que la implicaron en la guerra
de los Cien Años. Posteriormente, Navarra, se vio envuelta en una guerra civil.
La Corona de Aragón acabó de consolidarse en torno a la monarquía pactista y sus instituciones:
Cortes y Diputaciones (Generalitat, en Cataluá).
A comienzos del siglo Xv tiene lugar en Aragón una grave crisis dinástica que termina con la llegada al
trono de Aragón de la dinastía castellana Trastámara (Compromiso de Caspe). Sucesivos
enfrentamientos políticos y sociales, como la guerra civil catalana, se mezclarán en un periodo
borrascoso (enfrentamiento entre el rey Juan II y su hijo el principe de Viana, lugarteniente de
Cataluña) hasta que el reinado de Fernando el Católico termine definitivamente con la crisis.
Durante estos dos siglos, la Corona de Aragón puso de manifiesto su vocación mediterránea mediante la
ocupación de Sicilia, Cerdeña y Nápoles. Por su parte las tropas catalanas de almogávares (Roger de
Flor) conquistaron territorios (Atenas y Neopatria) que mantuvieron en su poder hasta finales del s.
XIV.
La Corono de Castilla
En Castilla la lucha entre los partidarios de una monarquía autoritaria y los pactistas se manifestó a lo
largo de estos dos siglos en multitud de episodios. Tal vez el más destacado sea la guerra fraticida entre
Pedro I y los Trastámara, que puso la corona al borde del abismo. El triunfo de Enrique II fue también
el triunfo de las familias más poderosas de la aristocracia frente a una debilitada Corona. Esta
debilidad se volverá a manifestar en el curso del siglo siguiente dando lugar a una nueva lucha civil
(problema sucesorio) de la que sólo se saldrá con el triunfo de Isabel la Católica y la derrota de sus
enemigos.
Durante estos dos siglos Castilla mantiene algunos enfrentamientos con los musulmanes (Alfonso Xi
derrota a los benimerines y abre el estrecho de Gibraltar a la navegación cristiana). Poco después,
durante el reinado de Juan I Castilla se involucra en la conqusita de Portugal pero es derrotado en
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Aljubarrota en 1385.
También participa en la Guerra de los Cien Años y ocupa las islas Canarias, empresa terminada por los
Reyes Católicos.
• Carácter y significado de la monarquía de los Reyes Católicos
La monarquía unificada de Isabel y Fernando se basó en la unión personal de las Coronas de Castilla y
Aragón.
Consiguieron consolidar la autoridad real atajando el poder de la nobleza a la que reconocieron su
poder social y jurisdiccional a cambio de su sumisión política para lo que renovaron las instituciones de
gobierno y aumentaron los recursos del Estado (recaudación de la Hacienda Real).
Consolidaron también el alto tribunal de <justicia, la Chancillería, al tiempo que crearon la Santa
Hermandad, una especie de policía rural para controlar el bandolerismo que entorpecía, entre otras
cosas, el comercio.
Crearon un ejército profesional permanente.
Crearon la Inquisición con el fin de controlar y perseguir las falsas conversiones de judíos que
intentaban evitar la expulsión a la que los reyes sometieron a judíos y musulmanes. Con estas medidas
consiguieron la unidad religiosa.
• Escenarios y líneas fundamentales de la expansión territorial de los Reyes Católicos.
Ampliaron sus dominios peninsulares con la conquista de los reinos de Granada y Navarra. El reino
nazarí de Granada, desde mediados del siglo XIII había sobrevivido como vasallo de Castilla pero
ahora los RRCC deciden su conquista, lograda en 1492. Si en un principio las capitulaciones para los
granadinos (rendición) fueron muy positivas permitiéndoseles conservar su religión, justicia y
propiedades, la situación duró poco. La Inquisición les obligó a convertirse o a exiliarse.
En cuanto a Navarra, sus simpatías por Francia, a la que estaba ligada por alianzas matrimoniales,
provocó la excusa para que Fernando de Aragón, enemigo de Francia, decidiera intervenir
militarmente y ocuparla (Duque de Alba) integrándola a continuación en Castilla (1512).
La expansión territorial se realizó en dos direcciones:
• El Mediterráneo: con el definitivo control del Reino de Nápoles tras el enfrentamiento con Francia
del Gran Capitán. También se conquistaron plazas en el Norte de África (Melila y Orán).
• El Atlántico: con la consolidación de la soberanía castellana sobre Canarias, lo que provocó tensiones
con Portugal. Finalmente, el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, súbdito de la corona
castellana, abrió las puertas a una expansión por el Atlántico de dimensiones espectaculares.
• ¿Por qué se habla de Imperio universal para referirse a las posesiones de Carlos V?
Carlos I de España y V de Alemania era nieto de los RRCC (su madre Juana la Loca era hija de Isabel
y fernando). Su padre era Felipe el Hermoso, hijo de Maximiliano de Austria. Accede al trono de
España en 1517, instaurando una nueva dinastía, habsburgo, y heredando un número muy considerable
de territorios:
De los RRCC heredó las coronas de Castilla, Aragón, Navarra, las posesiones Italianas, las plazas del
Norte de África y los dominios americanos.
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Por parte de su padre, los territorios austriacos, una parte de Alemania, Países Bajos y los derechos a la
corona imperial, por los que en 1519 es coronado emperador del sacro Imperio romano Germánico.
Carlos V alentó la idea de reunir a los cristianos bajo la bandera imperial y de defender la religión
católica frente a los infieles convirtiendo su imperio en universal (Universitas Cristiano).
• Explique qué fueron las Comunidades y las Germanías
Los primeros momentos del reinado de Carlos I (1517−1556) fueron duros. El joven monarca se mostró
altanero y despectivo con sus nuevos súbditos cuando desembarcó en Santander. Sus exigencias de
dinero (necesario para sufragar la campaña imperial) y la actitud de sus consejeros extranjeros
provocaron la sublevación de los comuneros, pequeña nobleza y dirigentes burgueses de Castilla.
Aunque los comuneros perdieron la guerra (sus líderes fueron ejecutados en Villalar en 1521) Carlos I
aprendió la lección: a su retorno a Castilla (ya Emperador), y durante su estancia de 7 años, estudió la
lengua y emprendió un camino de política apoyándose en consejeros y administradores hispanos.
También aceptó un mayor protagonismo de las Cortes en el gobierno del reino.
Distinto cariz tuvo la llamada guerra de las Germanías, que se desarrolló en valencia y Mallorca entre
1519 y 1523. El componente social de la rebelión hizo que la nobleza, que en Castilla había dudado ante
los comuneros, aquí hiciera frente común con las topas imperiales, que aplastaron durante la revuelta.
De la derrota de comuneros y agermanados una cosa queda clara: la aristocracia terrateniente fue la
que en ambos casos acabó salvando a la Corona y el poder real salió notablemente reforzado en su
autoridad sellándose la alianza entre la monarquía y la nobleza.
• Rasgos fundamentales de la política que desarrolló Felipe II.
El Imperio Universal de Carlos V dio paso a la Monarquía Hispánica de Felipe II.
Su política interior se basó en el autoritarismo de la monarquía y en la intolerancia religiosa
(Inquisición).
Fueron dos los principales problemas con que se encontró Felipe II:
• El conflicto morisco, como consecuencia de las presiones que las autoridades cristianas ejercían sobre
la comunidad morisca. Esta se rebeló en las Alpujarras y, tras una guerra cruel, fue vencida en 1570
y dispersada por toda Castilla.
• Las alteraciones de Aragón, como consecuencia de los esfuerzos que Felipe II hacía para imponerse
sobre los nobles en la Corona de Aragón, que gozaba aún de un autogobierno bastante amplio. La
crisis estalló cuando el secretario del rey, Antonio Pérez, acusado de traición y de revelar secretos a
los enemigos del rey, se refugió en Zaragoza bajo la protección de la Justicia de Aragón. La rebelión
fue sofocada duramente por el ejército real.
La política exterior de Felipe II se desarrollará en unos escenarios diferentes a los de su padre: Francia,
ocupada en guerras de religión internas no suponía ahora una amenaza para los territorios italianos de
la corona española y Alemania ya no incumbía a la monarquía hispánica. Pero surgieron nuevos
problemas: la sublevación de los Países Bajos, que se convirtió en una guerra abierta entre España y los
rebeldes holandeses. AL final de este reinado Holanda prácticamente se había independizado.
La rivalidad con Inglaterra, desde la llegada al trono de Isabel I, será también un nuevo problema, en
parte religioso (protestantismo) y en parte económico(rivalidad comercial). El desastre de la Armada
Invencible puso de manifiesto por primera vez la debilidad de la monarquía hispánica.
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Sólo la victoria contra los turcos en Lepanto (1571) y la anexión de Portugal (1580) justificaron el
esfuerzo bélico al tiempo que este último episodio permitió a Felipe II convertirse en el titular del
Imperio más extenso jamás conocido. En efecto, la suma de las posesiones españolas, que comprendían
además del reino de España los Países bajos, territorios italianos, plazas del Norte de África y el
imperio americano, con la incorporación del Imperio portugués que suponía territorios en Asia y
África, además de Brasil, dio a la monarquía de Felipe II una extensión territorial inabarcable
• ¿A qué se refiere el término gobierno de los validos? Nombre alguno de ellos.
Sobre el trasfondo de decadencia económica, social y demográfica del siglo XVII transcurren los tres
reinados de los llamados Austrias Menores. En los tres casos, nos encontramos ante monarcas
políticamente débiles, que refirieron dejar las riendas del gobierno en manos de hombres de su
confianza: los validos. En la aparición de esta figura intervienen varios factores:
♦ Desinterés por el poder y debilidad de carácter de los sucesores de Felipe II
♦ Creciente complejidad en las tareas de gobierno
♦ Complicada maquinaria administrativa que hacía imposible que el monarca pudiera
controlarlo todo
Los validos tenían una serie de características comunes:
♦ Amistad personal y de confianza con el rey
♦ Eran protectores del poder real y mediadores entre éste y sus súbditos
♦ Pertenecían a la aristocracia lo que favoreció la relación entre corona y nobleza
♦ Crearon una red de cargos del Estado con familiares y amigos
♦ Este fenómeno no fue exclusivo de España, sino de toda Europa
Durante el reinado de Felipe III destacó como valido el Duque de Lerma cuyo mandato se vio envuelto
en continuos episodios de corrupción política y económica. El poder que alcanzó en su época le permitió
incluso cambiar la capital del Estado, durante unos años, de Madrid a Valladolid, con el fin de poder
atender mejor sus posesiones, conseguidas muchas de ellas como consecuencia de su privanza, y
cercanas a esta ciudad. Su gobierno se vio siempre envuelto en el escándalo por el acaparamiento que
hizo de todo tipo de cargos para él y sus familiares y amigos.
Felipe IV delegó el poder en el Conde−Duque de Olivares, hombre de Estaco, con preparación
intelectual adecuada a sus responsabilidades, que trató, aunque sin éxito, de defender la herencia de los
Habsburgo españoles, especialmente en el Norte, donde las provincias unidas (Holanda) trataban de
emanciparse. Su contrincante en Europa fue también otro valido, el cardenal Richelieu, que
representaba los intereses del rey francés Luis XIII.
• Causas fundamentales del ocaso de la dinastía de los Habsburgo.
Los monarcas del siglo XVII (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) delegaron sus funciones de gobierno en
manos de validos que encaminaron a la monarquía hacia una pérdida de poder y un desprestigio
creciente. En los tres casos nos encontramos ante reyes políticamente débiles. Si el reinado de Felipe III
fue de relativa tranquilidad exterior, gracias a la paz que su padre había firmado con Francia y a la
Tregua de los Doce Años (1609) con Holanda, en el interior el periodo se caracterizó por la corrupción
política y el poder alcanzado por el favorito, Duque de Lerma. Además, la expulsión de los moriscos
(1609) fue un drama humano que no hizo más que perjudicar a un país ya muy debilitado
demográficamente y con escasa mano de obra cualificada.
Coincidiendo con la llegada al trono de Felipe IV se desencadenó la Guerra de los Treinta Años
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(1618−1648) que terminó con la Paz de Westfalia en la que triunfaba el principio de equilibrio
territorial sobre el de imposición y hegemonía sustentado hasta entonces por los Habsburgo de España
y Austria. Supuso, de hecho, la fragmentación efectiva de Alemania y la reducción del título de
emperador a un mero símbolo. Para España significó, además, la aceptación de la independencia de
Holanda.
Todo el reinado de Felipe IV supone un permanente gigantesco proceso de guerra europea en el que el
juego estratégico estuvo dirigido por dos grandes estadistas de la época: el Conde−Duque de Olivares,
valido omnipotente ministro del monarca español y el cardenal Richelieu, su rival no menos poderoso
valido del rey francés Luis XIII. Si al principio las fuerzas hispanoaustriacas consiguieron llevar la
iniciatica, las derrotas de las Dinas y Rocroi acabaron dando al traste con la hegemonía española en
Europa. Todos los intentos de aportar fondos y más tropas fueron poco a poco fracasando hasta
desembocar en 1640 en la gran crisis peninsular, con la sublevación simultánea de Cataluña y Portugal,
exasperadas por las continuas exigencias económicas del conde−duque (Unión de Armas).
Aunque tras una cruenta guerra, la sublevación catalana fue sofocada, para entonces la quiebra era
absoluta. Aún se arrastraron las guerras contra Francia (Paz de los Pirineos), 1659, y contra Portugal,
que se separó definitivamente de España.
El reinado de Carlos II se caracteriza por la enfermedad crónica del monarca, que tuvo que dejar el
gobierno en manos de sucesivos validos tras la regencia de su madre, Doña Mariana de Austria.
Durante treinta y cinco años la corona española fue un juguete de los intereses enfrentados de Francia,
Holanda, Suecia e Inglaterra, sin que hubiera la menos iniciativa ni posibilidad de acción
independiente. En el interior, el hundimiento era total. Sólo en los últimos años del reinao aparecieron
algunos síntomas de recuperación demográfica y económica.
En política exterior, el contraste entre las dos centurias fue enorme. El siglo XVI representó para la
monarquía hispánica su momento de máximo poder y hegemonía en el mundo. Por el contrario, a los
largo del siglo XVII, y sobre todo tras la Guerra de los Treinta Años (1618−1648) España quedó
relegada a un segundo plano en el escenario internacional.
A la crisis política se añadió una profunda depresión económica y demográfica que remontará
lentamente durante la etapa final de la dinastía, por lo demás, afectada por las luchas constantes por el
poder y la sensación general de desgobierno.
• La guerra de Sucesión española
Carlos II, último rey de la Casa de Austria (Habsburgo), murió sin sucesión al trono en 1700. Su
testamento disponía como heredero a Felipe de Anjou, nieto del rey de Francia Luis XIV. Frente a él
estaba el archiduque Carlos de Habsburgo, que sí suponía la continuación dinástica.
El nombramiento del nuevo rey con el título de Felipe V, provocó una guerra civil dentro de España y
un conflicto internacional.
La guerra dividió a España en dos bandos:
• la Corona de Castilla se inclinó mayoritariamente por Felipe de Borbón (el reinado de Carlos II
había resultado especialmente perjudicial para la economía castellana)
• la Corona de Aragón lo hizo por el archiduque de Austria (en estos momentos la competencia
comercial gala era un lastre para Cataluña y Valencia)
La guerra civil que se inicia entre los partidarios de uno u otro candidato tuvo varias fases y se
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caracterizó por la crueldad en ambos bandos y por los continuos motines internos que protagonizan las
clases populares, sobre todo en Cataluña y Valencia. La posición de Felipe V se complicó entre 1706 y
1710 (a pesar de a victoria Almansa) pero pudo recuperarse tras la muerte del emperador austriaco que
resucita el peligro de que el archiduque, nuevo rey de Austria, recomponga el escenario de Carlos I.
El conflicto enfrentó igualmente a Inglaterra, Holanda el Imperio de los Habsburgo, Portugal y Saboya
contra los Borbones de Francia y España− En esta guerra se debatía, además de la hegemonía
dinástica, el dominio colonial y marítimo que interesaba a Francia, Inglaterra y Holanda sobre todo.
El Tratado de Utrech ratificó la victoria de Felipe de Anjou en España (tuvo que renunciar a sus
derechos al trono de Francia) y los de Carlos de Austria en el resto de Europa (recibió Flandes, Milán,
Cerdeña y territorios italianos).
Inglaterra se hizo con Gibraltar y Menorca. Además, consiguió ventajas comerciales en América
(asiento de negros, navío de permiso) y el duque de Saboya recibió Sicilia.
España tuvo que renunciar a todas sus posesiones de Europa.
• ¿ Qué son los Decretos de Nueva Planta?
La victoria de Felipe V permitió la instauración de los Borbones en España y la construcción de un
nuevo modelo de estado centralizador. EL objetivo era reforzar el poder real mediante el control sobre
las instituciones, la intervención en la economía y la subordinación de la iglesia (absolutismo
monárquico).
La guerra de sucesión representó el fin del ordenamiento jurídico de los reinos de la Corona de Aragón.
Se terminó con estos privilegio a través de los Decretos de Nueva Planta, publicados tras la reconquista
de Valencia y que afectaron a todos los antiguos reinos de la Corona de Aragón. Supusieron:
♦ la eliminación de los fueron, la autonomía municipal y las cortes
♦ se organizó el territorio en provincias, al frente de las cuales se puso un capitán general
♦ se introdujo un nuevo y gravoso sistema de impuestos
♦ se nombraron funcionarios castellanos para los principales cargos civiles y militares al
frente de las nuevas instituciones
♦ todas las decisiones importantes, a partir de ahora, se tomarán desde la capital del
estado y serán transmitidas a los Capitanes Generales, Intendentes, Audiencias y
Corregidores.
No fueron estos cambios, sin embargo, los que supusieron más rechazo, sino el empeño en imponer el
servicio militar obligatorios y la reforma fiscal, que manteniendo los viejos impuestos locales, agregaba
alguno nuevo sobre los bienes rústicos y urbanos.
Los Decretos de Nueva Planta ayudaron, pues, a la unidad estatal e introdujeron en los reinos
orientales dos novedades: por una parte la supremacía del rey sobre la ley; por otra, la libertad del
trono para recaudar impuestos.
Pero la completa centralización no se realizó porque los vascos y navarros que habían sido fieles a
Felipe V durante la guerra conservaron sus fueros y privilegios.
• El Antiguo Régimen
Esta expresión se utilizó por primera vez durante la Revolución Francesa, para contraponer las
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circunstancias anteriores a la misma y el nuevo contexto histórico que la propia revolución abría en el
país.. hoy, la historiografía ha aceptado el término y, con él se define al sistema político−social existente
en Europa durante los siglos XVII y XVIII, caracterizado por una economía de predominio agrario en
la que la tierra sigue siendo la principal fuente de riqueza y de poder, una sociedad estamental heredera
del mundo feudal y unos Estados de índole absolutista, en los que todo el poder estaba concentrado en
la figura del monarca que defendía la soberanía de origen divino.
En la España del siglo XVIII aproximadamente la mitad de las poblaciones y personas estaban
sometidas a un señoría perteneciente a la nobleza o a la iglesia.
El señoría tenía dos vertientes:
♦ el señor disfrutaba del poder político−jurídico sobre la población (lo que le permitía
gozas de derechos y facultades como juzgar, nombrar alcaldes de los ayuntamientos,
percibir ingresos procedentes de privilegios exclusivos...)
♦ el señor disfrutaba de poder económico o de control sobre la tierra
Las diferencias regionales eran enormes, Había señores con gran poder político pero con una base
territorial muy reducida (Ej. En Valencia). En Extremadura o Andalucía, en cambio, los señores
podían carecer de determinados derechos jurisdiccionales (sobre las personas) pero disponían del
control absoluto sobre las tierras. En general, el dominio pleno del señor sobre la tierra estaba más
extendido en la Corona de Castilla, con la excepción de Galicia, que en la de Aragón.
La pervivencia del señoría y de las propiedades amortizadas condicionará el mantenimiento del
Antiguo Régimen que en España entra en crisis a comienzos del siglo XIX pero no desaparecerá
oficialmente hasta 1833, fecha de la muerte de Fernando VII.
• La Ilustración en España
La Ilustración es el movimiento intelectual y cultural que surge en Francia en el siglo XVIII y se
extiende posteriormente por toda Europa. Defiende el uso de la razón para descubrir las leyes de
funcionamiento de la naturaleza y de la sociedad y también para luchar contra el fanatismo religioso y
la ignorancia. Llegó a España, con un cierto retraso respecto a Europa, durante el reinado de Carlos III
que practicó el despotismo ilustrado como forma de gobierno.
Esta teoría política consistía en difundir desde el poder ciertas ideas ilustradas y racionales que
sirvieran para mejorar la sociedad. La filosofía que inspiraba el despotismo ilustrado se basaba en el
principio de todo para el pueblo pero sin el pueblo.
Carlos III intentó modernizar la sociedad española rodeándose de ministros y consejeros reformistas
como el conde de Aranda, el conde de Floridablanca y, sobre todo, Campomanes. Más tarde se añadiría
Jovellanos.
Los ilustrados, muy pocos en el conjunto de la sociedad español, expresaron en sus escritos sus
preocupaciones reformistas y sus críticas a distintas cuestiones:
♦ las supersticiones de la cultura popular
♦ el desprestigio de las actividades artesanales y mercantiles
♦ la debilidad de la agricultura y la mala distribución de la tierra
♦ el desinterés por la ciencia y la técnica
♦ los abusivos privilegios de la nobleza y la iglesia
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Los ilustrados pensaban que sólo la educación y las reformas podrían corregir estos males. Algunos de
ellos participaron en las más altas tareas de gobierno, como Olavide, Campomanes o Jovellanos.
El primero planificó la colonización de S. Morena, un despoblado que se ocupó con campesinos
castellanos y católicos alemanes y holandeses con el fin de promover la agricultura y eliminar el
bandolerismo que dificultaba el comercio con Andalucía. El proyecto quedó interrumpido cuando
Olavide fue denunciando ante la Inquisición (presión de los privilegiados).
El segundo denunció las manos muertas, los arrendamientos a corto plazo y los privilegios de la Mesta.
Fue, también, uno de los políticos que más se preocupó de difundir las nuevas teorías económicas
fomentando la creación de las llamadas Sociedades Económicas de Amigos del País.
El tercero en su Informa sobre la Ley Agraria arremete contra el exceso de tierras amortizadas, que
considera el principal problema del campo español.
En resumen, la política agraria de la 2ª mita del siglo XVIII contará con estas mejoras:
♦ Aumento de la superficie cultivada ( a costa de los privilegios de la Mesta)
♦ Construcción de importantes estructuras de regadío
♦ Protección a los arrendatarios contra los abusos de los propietarios
♦ Establecimiento de la libre comercialización de cereales
♦ Colonización de nuevas tierras planificada y financiada por la corona
♦ Reparto de algunas tierras comunales en Andalucía y Extremadura.
Los ilustrados españoles eras reformistas pero no revolucionarios y sus proyectos contaron con una
fuerte oposición en la corte entre la nobleza y el clero. Con todo, la apertura a las ideas ilustradas en la
capital y en las provincias hicieron que en la segunda mitad del siglo el ambiente intelectual y cultural
fuera mucho más vivo. La muerte de Carlos III en 1788 y el estallido de la Revolución Francesa al año
siguiente acabaron súbitamente con las ideas reformistas.
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