EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN LA ASTRONOMIA Dr. Vladimir Avila-Reese Instituto de Astronomía, UNAM “Diccionario Tiempo Espacio”, Eds. B. Berenzon & G. Calderón, Universidad Nacional Autónoma de México (2008) Es en la Astronomía donde, quizás más que en cualquier otra disciplina, la percepción del espacio y del tiempo se torna indisoluble de su tema de estudio: el movimiento, las propiedades y la evolución de los cuerpos celestes así como de los sistemas que ellos forman y del medio existente entre ellos, incluyendo al Universo en su conjunto. Prueba de esto es el hecho de que una de las acepciones comunes del término espacio es justamente la que se refiere a todo lo que está más allá de la Tierra, el cosmos. En lo que respecta al tiempo, fueron precisamente las observaciones astronómicas las que nos dieron la representación del mismo como uno de los fundamentos del mundo que nos rodea; es por el movimiento de los cuerpos celestes que principalmente aprendimos a juzgar sobre el tiempo, con ello se aprendió a medirlo. Pero imaginar, definir y medir espacio y tiempo en la Astronomía resulta una tarea nada fácil, siendo en esta ciencia donde tales conceptos alcanzan quizás los niveles más extremos de generalización y abstracción. El conocimiento astronómico ha contribuido de manera decisiva a desarrollar y probar el nuevo modelo físico de la estructura del espacio y el tiempo, el modelo relativista donde ambos conceptos dejan de ser absolutos e independientes, ellos se fusionan en un contínuo tetradimensional llamado espacio-tiempo y adquieren categoria de propiedades físicas íntimamente relacionadas a la materia. El espacio y el tiempo más que ser una abstracción de la conciencia, una mera convención lingüística para describir las relaciones entre los cuerpos materiales (relacionismo), son una realidad objetiva, un objeto de estudio científico per se (Davies 1996). Las propiedades del espacio-tiempo son indispensables para entender el cosmos, en particular el Universo en su conjunto y su evolución. Por eso la Cosmología moderna surgió sólo después de que A. Einstein introdujera su famosa teoría de la relatividad, aquella que conecta la materia con el espacio-tiempo, siendo la gravedad no una fuerza sinó que la manifestación de dicha conexión. Las escalas espaciales y temporales en la Astronomía Nuestros cinco sentidos nos permiten la orientación y medición espacial en tres dimensiones pero de una manera limitada con relación al gran rango de escalas de la naturaleza. En cuanto al tiempo, posiblemente se pueda hablar de un sexto sentido instalado en el cerebro- que nos permite sentirlo y medirlo, pero de igual manera, esta sensación es limitada a intervalos muy reducidos con relación a las escalas temporales de la naturaleza, en especial la naturaleza cósmica. Para estudiar el cosmos se requieren de modelos físicos y de poderosos instrumentos capaces de ampliar nuestro rango de percepciones espacio-temporales. Las escalas espaciales y temporales que llegamos a percibir los seres humanos están en cierta manera asociadas a las escalas y movimientos de rotación y translación del planeta que habitamos. Pero el planeta Tierra es un minúsculo objeto ligado gravitatoriamente a una estrella de tipo medio, el Sol. Otros 7 planetas clásicos, algunos planetas enanos y muchos otros cuerpos menores están ligados gravitatoriamente al Sol, mismo que contiene alrededor del 99% de la masa del así llamado Sistema Solar, nuestro vecindario en el espacio cósmico. La luz emitida por el Sol tarda en llegar a la Tierra 8 minutos 24 segundos viajando a 300,000 km/s, la máxima velocidad de transporte de información que conocemos en la naturaleza. El evento que estamos observando ahora en el Sol ocurrió en realidad 8.4 minutos antes... pero desde el punto de vista de un observador en el Sol, lo que ocurre allá ahora será detectado en la Tierra después; esto nos muestra ya la naturaleza relativa del tiempo y cómo el concepto de simultaneidad asociado a un tiempo absoluto y universal pierde su validez. La luz del Sol tarda alrededor de 6 horas en llegar a Plutón y unas 12 horas a los límites del Sistema Solar. La estrella más cercana al Sol,-Centauro, está no ya a horas o días de viaje de la luz, sinó que a 4.3 años, llamados “años luz” en corto. La gran mayoría de las cerca de 6,000 estrellas que podemos ver desde la Tierra a simple vista se encuentran distribuidas en una esfera imaginaria alrededor nuestro de unos 100 años luz; ésta es ya una escala temporal del orden de toda una vida humana. Esas 6,000 estrellas son una minúscula fracción de las aproximadamente 200 mil millones de estrellas que contiene nuestra galaxia, la Vía Láctea. El enorme disco de estrellas y gas de la Vía Láctea tiene un diámetro que es unas 6 mil millones de veces mayor a la distancia entre la Tierra y el Sol, una escala que se escapa a nuestra “sensibilidad” espacial. En años luz corresponde más o menos a 100 mil. Es decir que un rayo de luz se tarda 100 mil años en recorrer el disco de nuestra galaxia, un período de tiempo al que también somos ya insensibles; ¡corresponde a más de 10 veces toda la historia de la civilización humana! Más allá de la Vía Láctea se observan muchas otras galaxias. Andrómeda, una compañera cercana similar a la nuestra, se encuentra a unos 2 millones de años luz de distancia. Con poderosos telescopios se pueden detectar miles, millones de galaxias a distancias rebasando los cientos de millones de años luz. Ellas no están distribuidas al azar sino que forman una compleja estructura filamentaria; en las intersecciones de los filamentos se encuentran los cúmulos de galaxias, conglomerados de cientos de galaxias ligados gravitatoriamente. La estructura a gran escala del cosmos se asemeja a una esponja con tejidos y grandes huecos, denotando que a estas escalas hay procesos físicos muy claros en acción. Además todo indica que las galaxias y cúmulos de galaxias que se observan están sumergidas en enormes halos (esferoides) de materia oscura cuyas masas superan en 20 o más veces la masa de las galaxias visibles1. Los censos cósmicos muestran que en el Universo en general la materia oscura es 5 veces más abundante que la ordinaria, esa que forma átomos, estrellas y galaxias. A escalas cercanas y mayores a los mil millones de años luz, se revela una propiedad fundamental del Universo, o más bien del espacio: la homogeneidad (similitud en cualquier punto) e isotropía (similitud en cualquier dirección). A estas escalas la gravedad “local” no ha podido aún hacer mucho y por ende se supone que la distribución de materia (galaxias) sigue simplemente la estructura del espacio. La homogeneidad e isotropía en dicha distribución implica entonces que el espacio es uniforme y carente de centros, ejes preferenciales u otro tipo de estructura peculiar. Esta propiedad del espacio conlleva profundas implicaciones filosóficas y se puede enunciar como una generalización del principio Copernicano en el sentido de que en el Universo no existen regiones privilegiadas y las leyes de la física aplican por igual en cualquier punto del cosmos. Los telescopios actuales permiten observar más lejos que miles de millones de años luz; esto significa que la información recibida proviene de épocas muy en el pasado, miles de millones de años atrás, cuando las galaxias y propiedades globales del Universo eran 1 Aparentemente la materia oscura es el molde de las estructuras del Universo, molde que adquiere forma de halos y filamentos por la acción gravitacional en regiones que eran al principio ligeramente más densas que el promedio, inhomogeneidades iniciales muy tenues del espacio-tiempo. Luego, en lo más profundo del molde “oscuro”, parte de la materia ordinaria (bariónica) es atrapada formando ahí galaxias y estrellas. diferentes. En este sentido, los telescopios son máquinas del tiempo; mientras más lejos observamos, en realidad estamos observando más hacia el pasado. La radiación detectada en el telescopio proviene de una distancia igual a la velocidad de la luz multiplicada por el tiempo transcurrido entre la emisión y la recepción; pero esa distancia -llamada formalmente intervalo cuasilumínico- no es la distancia definida entre dos eventos al tiempo actual de observación ni tampoco al tiempo de emisión; así, producto de postular que no existe el transporte instantáneo, se hace patente la interconexión indisoluble entre espacio y tiempo y se habla más bien de intervalos espacio-temporales. Los intervalos espacio-temporales en el caso del Universo en expansión deben además tomar en cuenta la tasa de expansión del espacio. La escala temporal del Universo, el así llamado tiempo cósmico, está íntimamente asociada al factor de expansión del espacio. En torno a cualquier punto del espacio y en un tiempo cósmico dado, existe una región de radio aproximadamente igual al producto de la la velocidad de la luz por el tiempo cósmico, más allá de la cual incluso la luz no ha alcanzado aún llegar. Esta región delimita el horizonte de causalidad en torno a un observador y equivale aproximadamente a 13 mil millones de años luz. Esta es la distancia espacio-temporal más grande de la que se puede hablar en la Astronomía observacional. Todo evento que esté más allá simplemente no ha llegado a tener contacto causal con el observador.2 Antes de profundizar sobre aspectos de la Cosmología, mencionemos algunas escalas temporales típicas de cuerpos y sistemas astronómicos. El Sol es una estrella promedio de la Vía Láctea que parecería haber estado siempre ahí. No obstante, el modelo físico que describe las propiedades y evolución de las estrellas, nos dice que su edad actual es de unos 4,600 millones de años y que después de un período similar sufrirá cambios radicales. Cuando el hidrógeno se agote en su núcleo, tendrá una serie de transformaciones relativamente rápidas y terminará como una estrella muy pequeña y densa (enana blanca), con el grueso de sus capas externas expandiéndose a lo largo de todo el Sistema Solar (nebulosa planetaria). Estrellas más masivas que el Sol, tienen una “vida” 3 2 No confundir el radio del horizonte con algo así como el radio del Universo; cada punto del espacio tiene su radio de horizonte. 3 En la Astronomía nos vemos obligados a tomar prestados términos propios de otras ciencias como la biología o las ciencias sociales. Es el caso del término “vida” que lo usamos para remarcar que objetos astronómicos como las estrellas o galaxias tienen un ciclo de procesos que incluye su formación, una transformación paulatina y su desaparición como tales. Cuando nos referimos al proceso colectivo que más intensa pero más corta. En general, el tiempo de vida de las estrellas es inversamente proporcional al cuadrado de sus masas. Hay estrellas desde 0.1 hasta 100 o más veces la masa del Sol, lo cual implica que las escalas de vida de las estrellas oscilan entre millones hasta decenas de miles de millones de años. Obviamente en los tiempos de vida de un ser humano, o incluso de existencia de la civilización humana, es imposible seguir las etapas evolutivas de una estrella. Sin embargo existe una teoría científica que hace predicciones certeras que son comprobadas con la observación. Las estrellas se forman, evolucionan y mueren en el seno de las galaxias interactuando todo el tiempo con el medio interestelar (Avila-Reese & Colín 2006). Las galaxias son verdaderos “ecosistemas” cósmicos ligados gravitacionalmente que también tienen sus escalas temporales de transformación. Por ejemplo, el tiempo en el cual pueden darse cambios dinámicos significativos en nuestra galaxia tiene que ser mayor al de un período de rotación del disco: unos 250 millones de años. Aún faltaba mucho para el surgimiento de los dinosaurios en la Tierra cuando dimos la última vuelta alrededor del centro de la Vía Láctea a una velocidad de 800 mil kilómetros por hora. Las galaxias están en constante proceso de transformación, proceso que en su caso ocurre en miles de millones de años. Las galaxias desde el punto de vista del Universo, son sus mínimas unidades estructurales. Por eso se puede usar el movimiento de las galaxias como trazador de la dinámica del Universo, del espacio. Es lo que hizo E. Hubble en el 1929 después de haber descubierto la naturaleza de estos sistemas cósmicos. El encontró que las galaxias se alejan con una velocidad de recesión que es directamente proporcional a su distancia. Esta ley cinemática implica unívocamente que todas las galaxias se están alejando unas con relación de otras con esa ley. Las galaxias son como pasas de uva en un pan de Navidad. Por la levadura, la masa del pan se expande toda uniformemente y cada pasa de uva ve que las demás se alejan de ella con una velocidad proporcional a su distancia. En realidad las pasas de uva no se están moviendo en la masa, es la masa la que se infla. Lo mismo aplica al caso del Universo sólo que aquí la masa es el espacio. La pregunta “¿hacia dónde se alejan las galaxias?” no tiene sentido: no es que ellas se estén moviendo en el espacio, es el espacio mismo el que se está expandiendo; éste -y por ende el Universo- no son estáticos. El sufren sistemas completos de objetos astronómicos o el Universo en su conjunto, usamos el término “historia”; la historia del Universo por ejemplo. Otro término constantemente usado es el de “evolución”; evolución de las estrellas, de las galaxias, del Universo. cambio constante del espacio implica que las condiciones físicas de la materia están cambiando. Así, cuando las distancias eran diez, mil, un millón o más veces menores que las de hoy, las densidades, temperaturas y energías de la materia y la radiación eran mucho más altas, tanto que la formación de átomos, y antes incluso de partículas elementales, no era posible. Con la expansión, la materia y radiación se enfrían y así pueden formarse los átomos, luego las estrellas y galaxias, los planetas y en algunos de ellos puede incluso surgir la vida. Por lo tanto, la implicación directa de la propiedad expansiva del espacio es que el Universo está en constante proceso de cambio, en evolución. Movimiento y espacio-tiempo El estudio del movimiento como proceso físico ha requerido la introducción de los conceptos de espacio y tiempo. Uno de los grandes retos científicos en el pasado ha sido entender los movimientos de los planetas en la bóveda celeste. La mecánica clásica desarrollada por I. Newton junto con su ley universal de la gravedad hace más de 3 siglos atrás llegaron a explicar muy bien dichos movimientos. En esta teoría el movimiento de los cuerpos se da a través del espacio y en el tiempo, interrelacionando así ambos conceptos mediante un conjunto de leyes y dándoles carácter de conceptos físicos. No obstante, los postulados de Newton que espacio y tiempo son absolutos e independientes uno de otro y que la simultaneidad es posible, no se verificaron posteriormente, invocando esto la necesidad de una teoría más general y completa. Así llegó la teoría de la relatividad de A. Einstein a principios del siglo pasado en la cual espacio y tiempo son relativos y se combinan en un continuo tetradimensional. La magnitud que es la misma para uno u otro observador, no es ni la distancia espacial ni el lapso temporal (estos pueden cambiar de acuerdo al movimiento relativo entre los observadores), sino que el intervalo espaciotemporal. El espacio y el tiempo son en cierta manera proyecciones de esta cantidad de tal forma que uno puede contraerse y el otro dilatarse pero su combinación tetradimensional permanece invariante (Davies 1996). Por lo tanto hay que renunciar a pensar en el espacio y en el tiempo como cantidades independientes. Con el nuevo concepto de espacio-tiempo, Einstein se internó a la búsqueda de una teoría para la gravedad. Su resultado fue sorprendente y elegante: la gravedad no es una fuerza sino que la manifestación de la curvatura que sufre el espacio-tiempo debido a la concentración de masa o energía. La distribución de masa-energía le dice al espaciotiempo cómo curvarse y el espacio-tiempo le dice a los objetos cómo moverse. Debido a que el espacio-tiempo se curva por la presencia de materia, entonces incluso la trayectoria que un rayo de luz sigue en el espacio-tiempo parecerá curvarse cerca de objetos masivos. Las observaciones astronómicas precisas demostraron tal efecto. Por otro lado, si la concentración de masa es muy comprimida, entonces la curvatura del espacio-tiempo puede ser tan pronunciada que se produce una singularidad, una especie de “ruptura” del mismo; ahí el tiempo se hace infinito para un observador externo. Entonces incluso los rayos de luz “se pierden” en las cercanías de estas regiones singulares llamadas agujeros negros. Una vez más, las observaciones astronómicas han mostrado que tales objetos sí existen. En unos casos se originan del colapso de estrellas masivas y en otros se forman en los centros de las galaxias, posiblemente por acumulación de material; las masas de estos últimos son descomunales, de millones a miles de millones de masas solares. La teoría de la relatividad se comprueba y usa cotidianamente en la Astronomía no sólo en el caso extremo de los agujeros negros. Existen otros objetos muy densos como las enanas blancas o más densos aún -casi como los agujeros negros- las estrellas neutrónicas. Además en el cosmos abundan los fenómenos violentos donde el material es acelerado a velocidades cercanas a la de la luz por lo que la mecánica relativista, con sus dilataciones del tiempo y contracciones del espacio, debe ser usada. Algunos de estos eventos violentos tienen que ver con la formación de agujeros negros o la colisión de objetos compactos. Aquí la teoría de la relatividad hace otra increíble predicción: la generación de ondas gravitatorias que se propagan en el vacío a la velocidad de la luz. El movimiento acelerado de grandes concentraciones de masa literalmente corruga y agita al espacio-tiempo produciendo perturbaciones que se propagan como ondas que acarrean energía y momento. Se espera pronto lograr la detección de las ondas gravitatorias provenientes del cosmos con lo cual se habrá comprobado directamente una de las predicciones más “descabelladas” de la teoría general de la relatividad. Y así no podrá quedar más al descubierto la naturaleza material que se la da al espacio y al tiempo en la ciencia, en particular en la Astronomía. El espacio-tiempo en la Cosmología Una teoría que describe a la gravedad no podría tener mejor aplicación que en la Cosmología, la rama de la Astronomía que estudia al Universo en su conjunto. Y es que a las escalas del Universo como un todo se acumulan enormes cantidades de masa y energía cuya principal acción física es producir gravedad. El uso de la teoría de la relatividad general para describir la dinámica del Universo implica que el espacio (supuesto homogéneo e isotrópico), y por ende el Universo, no son estacionarios. Las observaciones astronómicas, como ya vimos, evidencian tanto la homogeneidad e isotropía del espacio como el hecho de que está en franco proceso de expansión. Dependiendo de las condiciones iniciales y del contenido material-energético, la teoría da soluciones de universos que (1) se expanden por siempre, (2) que llegan a un máximo y luego re-colapsan o (3) que se expanden pero cada vez más lento (Hawking 1998). De introducirse un término que, al contrario de la materia que produce gravedad y por ende atracción, produce repulsión, entonces se pueden tener también universos que (4) en una cierta época aceleran su expansión. Un primer aspecto relevante a considerar es que, siendo la gravedad una manifestación de la curvatura del espacio-tiempo, entonces la geometría del espacio es indisoluble de la dinámica inducida por la gravedad, gravedad que a su vez depende de la densidad de materia-radiación del Universo. Las observaciones actuales muestran con un alto grado de precisión que la geometría del Universo es plana, euclídea. Si en el Universo habría nada más que materia, entonces su expansión se estaría frenando. Descubrimientos recientes han mostrado, sin embargo, que la expansión se ha estado acelerando en los últimos miles de millones de años. La implicación directa de este hecho es que existe un medio extraño que tiene propiedades repulsivas a nivel cosmológico, además en el presente parece ser casi tres veces más abundante que la materia. El nombre genérico que se le dio a este medio es el de energía oscura. Los universos con energía oscura son más viejos que los de pura materia; esto ha ayudado también a resolver cierta inconsistencia que se tenía: las edades de las estrellas más viejas detectadas superan los 12 mil millones de años, lo cual es mayor que la edad de los universos con geometría plana. El universo plano con energía oscura más favorecido por las observaciones tiene una edad de 13.7 mil millones de años. Es importante notar que la teoría general de la relatividad se refiere solamente a la geometría del espacio suponiendo que el mismo tiene una conectividad simple, como en un plano. Podría ser que la conectividad sea de tipo múltiple, como en un toroide. Desafortunadamente no sabemos nada acerca de la topología (forma) del espacio cósmico y serán las observaciones de la radiación cósmica de fondo, el fósil más antiguo del Universo, las que quizás nos ayuden a determinarla. Por lo pronto, si la conectividad es simple, una geometría plana o hiperbólica implican un universo infinito; pero si la conectividad es múltiple, hay casos donde incluso con estas geometrías, el espacio puede ser finito. Un segundo aspecto relevante y relacionado al anterior, es el del tiempo cósmico. No debe confundirse éste con el tiempo universal y absoluto de Newton. En realidad cada observador del Universo tiene su tiempo propio, su línea de mundo y su horizonte. Sin embargo, bajo la suposición de homogeneidad e isotropía, las propiedades espaciotemporales de cada punto del Universo son en promedio iguales de tal manera que el tiempo propio de nosotros y el de un astrónomo en una lejana galaxia son similares. Obviamente, en regiones extremas del cosmos, como ser los agujeros negros o las estrellas neutrónicas, el tiempo propio difiere enormemente del tiempo cósmico. El tiempo cósmico le da unicidad al Universo y podemos entonces hablar de su historia como sistema físico cohesionado. Este tiempo, como es de esperarse en la relatividad, es indisoluble del espacio y de su cambio. Las ecuaciones de campo de Einstein que resolvió A. Friedmann en el 1922, dan la conexión entre el tiempo cósmico y el factor de escala (expansión) del espacio. En esta conexión están de por medio las densidades de materia, radiación, energía oscura y la curvatura del espacio. Un modelo de universo es básicamente la ley con la cual el factor de escala del espacio cambia con el tiempo, y esa ley queda definida si se conocen las mencionadas densidades y la curvatura. La Cosmología observacional ha tenido un vertiginoso avance en la última década habiendo logrado la determinación de estos parámetros con gran precisión. El modelo preferido es uno donde la expansión se estuvo frenando hasta un poco más de la mitad de la edad actual del Universo y a partir de entonces empezó a acelerarse. Un tercer aspecto crucial tiene que ver con la extrapolación del modelo cosmológico hacia el remoto pasado. Mentalmente podemos llevarlo a un tiempo cósmico igual a 0 donde entonces el factor de escala se haría también 0 obteniendo así una singularidad en el espacio-tiempo, un punto de origen asociado a algo así como la creación. Sin embargo, en las condiciones extremas de la materia a las que se llega en el universo muy temprano, la descripción de los procesos tiene que ver ya con la física cuántica, la física del microcosmos. El problema es que a la increíble densidad de aproximadamente 1094 g/cm3 a la que se llega en la época de 10-44 segundos, cuando el radio de horizonte del Universo actual se reduce a apenas 10-33 cm (éstas son respectivamente la densidad, el tiempo y el radio de Planck), la intensidad de la gravedad se torna importante a nivel cuántico; y no existe todavía una teoría física completa de la gravedad cuántica, una teoría que unifique a la gravedad con los campos fundamentales de interacción de la naturaleza. La superunificación se puede lograr invocando más dimensiones espaciales que las 3 que conocemos. La idea es que a escalas mayores las dimensiones luego se compactifican y quedan sólo las 3 de nuestro mundo. Es interesante mencionar que el hecho que sean 3 dimensiones espaciales tiene profundas implicaciones para el desarrollo ulterior de la materia. Si fuesen más dimensiones no podrían existir sistemas estables como los átomos, los sistemas planetarios y las galaxias, y si fuesen menos, no se podría dar el movimiento libre. En otras palabras, no estaríamos aquí si el espacio tuviese un número de dimensiones distinto a 3 (Novikov 1988). Es también posible que el mismo espacio-tiempo se cuantice a las escalas de Planck mencionadas arriba, es decir pierden su propiedad de continuidad; por ende no tiene sentido ya preguntarse que pasó antes del tiempo de Planck. Haciendo la analogía con un río, éste por definición es el constante fluir del agua, como lo es el tiempo. El río se origina de gotas de agua que caen en la cabecera de la montaña. Estas gotas no son el río en sí pero luego, puestas en movimiento dentro del caudal, fluirán hacia abajo formando el río. Un cuarto aspecto de la Cosmología relacionado al espacio-tiempo tiene que ver con la estructura que se desarrolla en el Universo uniforme en expansión. En realidad la teoría cosmológica basada en las ecuaciones de Einstein y Friedmann (mal llamada teoría de la Gran Explosión), se refiere por construcción a un universo homogéneo. La explicación del origen de las tenues desviaciones de la homogeneidad que se requieren para explicar la vasta y compleja estructura que observamos hoy tuvo que esperar hasta los años ochenta del siglo pasado cuando se propuso la teoría de la Inflación. Esta teoría del universo muy temprano supera las limitaciones de la teoría de la Gran Explosión (Gut 1997). De acuerdo a la misma, después de la era de Planck, el Universo estuvo dominado por la energía del vacío, un extraño medio que predice la física cuántica ante la ausencia de materia. Metafóricamente el vacío es el ebullir del espacio del cual surgen y se esfuman partículas virtuales. El vacío cosmológico es inestable y comienza a desintegrarse a los 10-34 s de vida del Universo dando origen a las partículas y campos reales, y mientras lo hace, infla desenfrenadamente al espacio pues tiene propiedad repulsiva4. Se propone que las fluctuaciones cuánticas del vacío, al ser sacadas fuera del horizonte del evento por la inflación, quedan impresas como perturbaciones de curvatura a la métrica del espaciotiempo, perturbaciones que están al principio causalmente desconectadas pero que, según cálculos relativistas, crecen en su amplitud. Cuando estas perturbaciones del espaciotiempo se conectan causalmente con el transcurrir del tiempo, dan lugar a regiones con concentraciones de masa-energía ligeramente más altas que el promedio. La gravedad comienza a actuar y lo hace más sobre ellas que sobre el resto del Universo en expansión. Llega un momento en el que la autogravedad de estas regiones las hace colapsar, separándose de la expansión global y formándose así las protogalaxias. Hemos llegado a un punto culminante donde resulta que son las propiedades y la estructura del espacio-tiempo las que dieron origen a las estructuras cósmicas del Universo. La historia del espacio y el tiempo en la Astronomía Espacio y tiempo son conceptos claves en la Astronomía y han ido evolucionando a la par de los logros de esta ciencia. Hasta hace 3 siglos atrás el universo observable se reducía al sistma solar. El reto era entonces explicar el movimiento de los planetas en la bóveda celeste. A mediados del s. XIV, el master G. de Dondi de Pádova construyó un reloj muy peculiar, el astrarium. Aparte de ser un reloj muy preciso, el astrarium mostraba el movimiento periódico del Sol, la Luna y los planetas en la esfera celeste. Fue un verdadero intento de “programar” un modelo del universo, un modelo basado en las ideas aristotélicas y tolomeicas de la superposición de esferas con movimientos epicíclicos alrededor de la Tierra, considerada centro del universo (Chernin 1987). El tiempo y el espacio eran imaginados como categorías existentes por sí mismas, universales, absolutas, independientes de los cuerpos en movimiento. El astrarium reproducía bien las 4 Si algo del vacío quedase sin desintegrarse, entonces éste podría volver a expander aceleradamente al Universo, cuando la densidad de la materia decrece por la expansión a valores por debajo de la densidad de energía del vacío; ésta es una de las posibles explicaciones que se baraja para la energía oscura. observaciones astronómicas de la época; pero sólo eso. En realidad no era capaz de explicar la naturaleza física de los movimientos. En el siglo XVII surgió con Newton la mecánica clásica y una teoría de la gravedad: ellas sí daban una descripción física del movimiento de los planetas apoyada en las matemáticas, una descripción que aplicaba tanto en la Tierra como en “los cielos”. No obstante los conceptos de espacio y tiempo seguían siendo más o menos los mismos. Tuvieron que pasar 3 siglos para que espacio y tiempo adquiriesen una concepción más de entes reales relacionados uno con el otro y con propiedades físicas y estructura propia. Y las comprobaciones científicas de estas nuevas concepciones propuestas en la teoría de la relatividad de Einstein se fueron dando una a una en la Astronomía. A fines del siglo XVIIl los horizontes del universo observable pasaron del Sistema Solar a toda la Galaxia y a principios del siglo XX, se expandió a un mundo de galaxias y cúmulos de galaxias. También se entendió que, los otrora considerados astros eternos, tienen un proceso evolutivo, eso sí con escalas temporales inimaginablemente largas para nosotros. Pronto se comprendió que incluso el sistema físico más general que podemos considerar, el Universo, también está en constante cambio, se está expandiendo, y en ese proceso las propiedades de la materia y del espacio-tiempo se van transformando de tal manera que propician la formación de sistemas cada vez más complejos. Hoy las observaciones pueden ir tan profundo en el espacio-tiempo como los mismos límites del universo observable, aquella cortina opaca que puso la materia y la radiación cuando aún estaban acopladas en el universo caliente de la Gran Explosión. El fósil de esa época temprana proveniente de cuando el Universo era 36 mil veces más joven que ahora (380 mil años de edad), es la radiación cósmica de fondo en microondas. En esas épocas aún no habían ni átomos, ni estrellas, ni galaxias, pero en la radiación de fondo ya se revelan tenues fluctuaciones, semillas de las cuales luego emergerían las galaxias, estrellas y planetas dentro de ellas, vida y seres con conciencia como nosotros. Si la historia del Universo la reducimos a 3 años, entonces la radiación de fondo que marca el fin de la era caliente se origina a los 45 minutos, la Vía Láctea comienza a ensamblarse en Octubre del primer año y es hasta finales de Diciembre del segundo año que nace el Sol en un brazo espiral de esta galaxia. El planeta Tierra termina de formarse allá por Febrero del tercer año y la vida surge en él sólo hasta Marzo. Los dinosaurios dominan en el planeta desde aproximadamente el 15 hasta el 24 de Diciembre. El hombre de Neanderthal aparece más o menos a las 23:50 del 31 de Diciembre. Las primeras civilizaciones humanas emergen unos 45 segundos antes del año nuevo. Eso es, toda la historia de nuestra civilización son solo los últimos 45 segundos de los 3 años de vida del Universo. Y es en el último medio segundo que tomamos conciencia científica de todo ese pasado cósmico. El entendimiento del pasado, de las leyes que rigen la evolución del Universo y sus componentes, resulta estar íntimamente relacionado con las propiedades y estructura del espacio-tiempo. El espacio-tiempo es un objeto físico a la par de la materia y conectado con ella; tan físico que es del espacio, se entiende, surgen las partículas y campos, tan físico que son las perturbaciones de curvatura del espacio-tiempo las que dan origen a las semillas de las galaxias y los mundos de estrellas y planetas incubados en su interior. Mas estamos aún en pañales en el entendimiento físico del espacio-tiempo. ¿Qué le pasa al espacio-tiempo en la era de Planck? ¿Existen más dimensiones? ¿Podrían ser las misteriosas materia y energía oscuras, las componentes más abundantes del Universo, manifestaciones peculiares del espacio-tiempo o de más dimensiones? Por lo pronto, los cosmólogos tenemos nuestros astraria modernos en forma de supercomputadoras que son capaces de simular gran parte de la historia del universo en base al modelo físico del Universo que hemos desarrollado. Referencias5 -Avila-Reese, V. & Colín, P. 2006, en “La evolución en la Astronomía”, M. Peimbert (compilador), México, D.F.: El Colegio Nacional -Chernin, A.D. 1987, “La física del tiempo”, Moscú: “Nauka” (en ruso) -Davies, P.C.W. 1996, “El espacio y el tiempo en el Universo contemporáneo”, reimpresión, México: Fondo de Cultura económica -Guth, A. 1987, “The Inflationary universe: the quest for a new theory of cosmic origins”, Reading, Massachusetts: Addison-Wesley (en inglés) -Hawking, S. 1998, “Historia del Tiempo”, reimpresión, España: Grijalbo 5 Más que citas asociadas al texto, las referencias a continuación son lecturas complementarias recomendadas.