LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN A finales del S.XVIII, el sector más radical del movimiento ilustrado se queja de las reformas emprendidas por los monarcas ilustrados, motivo por el cual el Antiguo Régimen entró en crisis. Los planteamientos ideológicos que condujeron a la crisis del Antiguo Régimen se sintetizan en el rechazo al poder absoluto del monarca y a su origen divino. Sus impulsores, los ilustrados, defendían que el poder estaba en la Nación. Asimismo, consideraban que todos los individuos eran iguales ante la ley, a la vez que rechazaban los privilegios que gozaba la noble y el clero. La ley tenía su máxima representación en la Constitución. Abogaban igualmente por la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. El poder legislativo debía representar al conjunto de la sociedad, el judicial había de ser independiente, y el monarca simbolizaría el poder ejecutivo a través de sus ministros. Planteaban también la demolición de las estructuras de poder en las que se asentaba el Antiguo Régimen La confluencia en Francia a finales de los ochenta de una serie de factores tales como el rechazo de los grupos privilegiados a pagar impuestos, una serie de malas cosechas, y la difusión de las ideas que propugnaban un cambio radical de la situación, provocaron en 1789 un estallido que se conocerá como Revolución Francesa, y cuya última consecuencia fue el desmantelamiento de las bases políticas, sociales y económicas en las que se había sustentado el Antiguo Régimen. EL REINADO DE CARLOS IV Los acontecimientos que se desarrollaron en Francia a partir de 1789 llevaron a que los ministros de Carlos IV (1788-1808), que había subido al trono el año anterior, planteasen un cierre de fronteras para evitar que las ideas de la revolución se difundiesen por España. Fue el llamado cordón sanitario, establecido por Floridablanca. Paralelamente los programas de reforma impulsados durante el reinado anterior quedaron suspendidos por el temor de una situación similar a la que ocurría en Francia. De esta forma, los elementos más conservadores ganaron posiciones en la corte. España se mantuvo expectante ante los acontecimientos de Francia, pero cuando en Enero de 1793 Luis XVI fue guillotinado, Madrid declaró la guerra al gobierno de la Convención. Fue la llamada guerra del Rosellón (1793-1795). Ésta comenzó con la invasión de dicho territorio por las tropas españolas dirigidas por el general Ricardos, que obtuvieron una serie de éxitos iniciales. Muy pronto, las victorias se volvieron derrotas, y se firmó la paz de Basilea (1795), que convirtió a la España absolutista en aliada de la Francia revolucionaria. El ministro del monarca, Manuel Godoy, con el apoyo de la reina Maria Luisa de Parma, se había convertido en el todopoderoso valido de la monarquía. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA ESPAÑOLA CAUSAS DE LA GUERRA Godoy permitió a Napoleón realizar sus planes, así en otoño de 1807 se firmó el tratado de Fontaineableau, en virtud del cual un ejército hispanofrancés invadiría Portugal, aliada de los británicos. Según dicho tratado, una parte del país pasaría a manos de Godoy, que se convertiría en rey del Algarbe. En poco tiempo, las tropas francesas habían cruzado los Pirineos y tenían mayor número de soldados del que habían acordado. En realidad esas tropas tenían como misión, además de la conquista de Portugal, apoderarse de España. Los franceses ocuparon los puntos estratégicos de la Península, ante la pasividad de las autoridades españolas, que los consideraban sus aliados. Mientras tanto, las tensiones se incrementaban en la corte española, donde los partidarios del príncipe de Asturias se enfrentaban a Godoy, que contaba con el apoyo de Carlos IV y su esposa. El enfrentamiento culminó el 18 de marzo de 1808 con el llamado motín de Aranjuez, que provocó la caída del valido y la abdicación de Carlos IV de sus derechos al trono. El príncipe de Asturias se convertía así en Fernando VII. Napoleón atrajo hasta Francia a Carlos IV ya Fernando VII, quien dejó al frente del gobierno una Junta de Regencia. Les prometió una serie de cosas y una vez en Bayona, el emperador consiguió que ambos abdicasen a favor de su hermano José Bonaparte, que sería proclamado rey de España con el nombre de José I. La tensión entre españoles y franceses y el deseo de Napoleón de sacar de España a todos los miembros de la familia real condujeron el 2 de mayo de 1808 al levantamiento del pueblo de Madrid contra los franceses, ante la pasividad del ejército español. Los españoles tuvieron que posicionarse ante unos acontecimientos que por su magnitud son considerados como el inicio de la Edad Contemporánea. Muchos de los reformistas de la etapa anterior, y algunos atraídos por los cambios derivados de la revolución francesa, optaron por apoyar a José I. Todos ellos fueron llamados afrancesados. Este grupo ideológico estuvo integrado por las minorías ilustradas, los miembros de la nobleza y del clero y parte de las clases medias. Frente a ellos se encontraban los patriotas, los que no reconocían a José I y consideraban a Fernando VII su soberano. Había varios grupos de patriotas: Por una parte estaban los liberales, que se oponían a la presencia francesa pero asumían sus planteamientos ideológicos; por otro lado, la inmensa mayoría de la población, que quería los planteamientos del Antiguo Régimen y rechaza toda novedad. Eran los absolutistas. DESARROLLO DE LA GUERRA El levantamiento el 2 de mayo de 1808 tuvo una importante repercusión. Los franceses pasaron así de ser considerados tropas aliadas al ejército invasor. Surge la guerra de guerrillas: la población coge sus armas y lucha contra los franceses. La guerra fue larga (1808-1813) y se dividió en tres fases: - 1808-1809: El avance francés sobre Andalucía acabó en una derrota sufrida en Bailén por las tropas napoleónicas. Esta derrota hizo que José I y los franceses abandonasen Madrid. La posición francesa se hizo más comprometida ante la presencia de un ejército británico al mando del duque de Wellington. - 1809-1912: Bonaparte se vio obligado a venir a la Península y logró que sus tropas entrasen de nuevo en Madrid. La victoria de Ocaña permitió a los franceses avanzar sobre Andalucía, que fue ocupada salvo Cádiz. - 1812–1813: Como consecuencia del daño sufrido por Napoleón en la campaña de Rusia, la situación de los franceses se hizo más difícil, viéndose obligados a replegarse hacia el norte y sufriendo una serie de derrotas. La firma del tratado de Valençai (1813) puso fin a la guerra, a la par que Napoleón reconocía a Fernando VII como rey de España. Las Cortes de Cádiz: En plena guerra de la Independencia, la Regencia del Reino convocó las Cortes. Los diputados se reunieron en la ciudad de Cádiz, cercada por el ejército Napoleónico pero abastecida desde el mar por la flota británica. Las sesiones comenzaron en septiembre de 1810. Los diputados representaban a los tres estamentos que configuraban la estructura social del Antiguo Régimen. Entre ellos abundaban los eclesiásticos ilustrados, representantes de la burguesía, miembros de las profesiones liberales, y en menor medida, miembros de la nobleza. Se planteó la necesidad de cambios en la organización del Estado, según los planteamientos sostenidos por los liberales: soberanía nacional, división de poderes, desaparición de la sociedad estamental, igualdad ante la ley y necesidad de elaborar una Constitución. Los diputados reunidos pertenecían a tres corrientes ideológicas principales. Los absolutistas, partidarios del retorno de Fernando VII como monarca absolutista. Los reformistas, herederos del pensamiento ilustrado del reinado de Carlos III, eran partidarios de introducir cambios en la forma de gobierno, pero rechazaban los planteamientos radicales. Los liberales, partidarios de cambios en profundidad. La Constitución de 1812: Los debates fueron muy intensos hasta que se alcanzó un pacto entre los liberales más moderados y los reformistas. El resultado fue la aprobación de la primera Constitución española el 19 de marzo de 1812, bautizada popularmente como la Pepa. El texto constitucional constaba de 384 artículos donde quedaban establecidos los cimientos del liberalismo español del siglo XIX. En la Constitución quedaba definida la soberanía nacional y establecía la monarquía constitucional como forma de Estado. En ella se recogía la separación de poderes, aunque a la Corona se le mantenían importantes poderes. El poder ejecutivo quedaba en manos del monarca, quien podía hacer decretos. El poder legislativo sería compartido por el Rey y las Cortes. El poder ejecutivo era conservado por el Rey, aunque no podía impedir las reuniones de las Cortes, ni poner tributos, ni conceder privilegios si no era con autorización de las Cortes. También recogía la igualdad ante la ley, poniendo fin a los privilegios de los estamentos, y los derechos individuales, tales como la libertad de imprenta, el derecho de sufragio para los hombres mayores de 25 años… El catolicismo sería la religión de los españoles. La Constitución tuvo una importante repercusión en los países de Europa CONSECUENCIAS DE LA GUERRA Cientos de miles de muertos por parte española, a los que habría que sumar las decenas de miles de afrancesados que cruzaron los Pirineos, temiendo a las represalias. Los daños en la agricultura y en la ganadería fueron muy graves. Algunas industrias desaparecieron, y algunas ciudades quedaron casi reducidas a escombros. También se había producido una falla ideológica entre los defensores del Antiguo Régimen y los partidarios de la nueva situación política. La mayor parte de las tropas francesas fueron hechas prisioneras y las que quedaban se tuvieron que replegar hacia el Norte por miedo, igual que José I se vio obligado a abandonar la capital de su reino. INICIOS DEL LIBERALISMO EL REINADO DE FERNANDO VII (1814-1833) El monarca fue liberado y volvió a Valencia, donde recibió un homenaje por los diputados absolutistas, que le presentaron el llamado Manifiesto de los Persas, animándole a asumir poderes absolutos. Fernando VII disolvió las Cortes y derogó toda la labor legislativa que habían realizado. Su reinado tiene tres partes: 1. El Sexenio Absolutista (1814-1820): Durante esta época Fernando VII restaura el Antiguo Régimen: impone el absolutismo, vuelve la Inquisición, restaura los privilegios estamentales de la nobleza y el clero y hace desaparecer las libertades individuales y los derechos de los ciudadanos, que volvían a convertirse en súbditos. Fernando VII desencadenó una persecución contra los liberales. Durante estos años se produjeron intentos de restaurar la Constitución, muchos de ellos protagonizados por militares: Porlier, Lacy, Riego…, apoyados por una parte importante de la burguesía. 2. El Trienio Liberal (1820-1823): El coronel Riego proclamó la Constitución de 1812 en el pueblo de Las Cabezas de San Juan. Tras varias semanas esta sublevación hizo eco en el norte y en Madrid, lo cual hizo que Fernando VII, atemorizado, aceptara la Constitución. Se iniciaba así esta etapa. Restaurada la Constitución, se volvió a suprimir la Inquisición y los privilegios señoriales, entraron en vigor los derechos ciudadanos y se pusieron en marcha medidas desamortizadoras. Luego fueron apareciendo diferencias en el campo de los liberales, dando lugar a la aparición de moderados y progresistas. Los moderados (o doceañistas) eran partidarios de restablecer sin modificaciones la Constitución de 1812 que otorgaba importantes poderes al monarca. Los progresistas (o veinteañistas) eran partidarios de elaborar un nuevo texto donde se recortasen los poderes del monarca. Estas diferencias debilitaron a los gobiernos y los absolutistas aprovecharon para acabar con el régimen liberal y constituyeron la llamada regencia de Urgell. 3. La Década Absolutista (1823-1833): Este periodo comienza con la guerra de los Cien Mil Hijos de San Luis, ejército francés al mando del duque de Angulema, con la ayuda de la Santa Alianza (alianza de Rusia, Austria y Prusia tras las guerras napoleónicas). Instaurado Fernando VII en el trono como monarca absoluto, derogó todos los actos del gobierno liberal, abolió la Constitución y persiguió a los liberales. La represión llegó a cerrar centros de enseñanza, y acabó con la muerte de Riego o María Pineda. Mientras, ante la falta de descendiente de Fernando VII, los absolutistas radicales se apiñaron en torno a Carlos, hermano del rey, esperando que éste sucediese a su hermano. Sin embargo, el nacimiento de Isabel, hija de Fernando VII, modificó la situación a pesar de que en virtud de la ley Sálica las mujeres no podían reinar. Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción, derogando la ley Sálica. Los partidarios de don Carlos la rechazaron, mientras Fernando VII cerraba un acuerdo con los sectores moderados del liberalismo, dispuestos a apoyar a Isabel sobre una monarquía constitucional. Cuando muere el rey en 1833, queda abierto un conflicto sucesorio e ideológico. LA INDEPENDENCIA DEL IMPERIO COLONIAL CAUSAS DEL PROCESO - Causas políticas: Las ideas reformistas de la segunda mitad del S.XVIII tuvieron influencia en la independencia de las colonias británicas de América del Norte y en la revolución francesa, aunque el impulso definitivo se produjo con la presencia de los militares en la guerra de la Independencia y de los diputados en las Cortes de Cádiz. La vuelta al absolutismo con Fernando VII animó aun más el rechazo a la dominación española. - Causas sociales: Se formaron los criollos, descendientes de españoles que constituían la élite de la sociedad colonial. Éstos sentían malestar por verse excluidos de las tareas de gobierno y de la administración local (que quedaban reservados a españoles nombrados por la Corona), lo que les impulsó a una rebelión. - Causas económicas: Provocadas por el monopolio comercial ejercido por España en sus colonias. DESARROLLO DEL PROCESO Las dificultades por la guerra de la Independencia en España fueron aprovechadas al otro lado del Atlántico para iniciar la lucha por la independencia. Fases de la guerra: 1º Fase (1810-1814): Argentina, Méjico y Venezuela se enfrentaron a España. Aunque las autoridades españolas habían logrado controlar la situación, Argentina había proclamado su independencia. 2º Fase (1815-1824): Se completa la independencia, salvo en las islas de Cuba y Puerto Rico, que permanecieron en manos de España. Aparecieron numerosos héroes de la independencia americana que contaron con el apoyo de Gran Bretaña y de los Estados Unidos, cuyo propósito era sustituir a España. Esta pérdida de imperios coloniales hizo que España fuera una potencia secundaria.