Asilo Saturnino

Anuncio
ASILO SATURNINO
“Frente al televisor se encuentra una sombra,
aparece inmóvil la silueta en mis pupilas reflejadas
y un hálito suspiro llena la historia del que un día fue.
Mi anciano, Saturno y su paciente observación…”
Había sido una decisión personal; a partir de ese día serian 15.
Dejé mis cosas tendiéndome sobre la cama en una habitación
compartida. Decidí salir a conocer más de esa hora, sus costumbres y
sus ambientes dando un recorrido por las instalaciones que me recordó
la infancia escolar, cuando nos llevaban a compartir con la gente, a los
asilos y albergues de ancianos; niños y discapacitados menos
favorecidos.
De pronto me detuve en la puerta de la sala de TV.
Era pues este señor frente al televisor, al que me acerqué empezando mi
servicio generoso en aquella casa de albergue para gente de la tercera
edad. Era una aventura a la que me sumía por propia voluntad, más que
un sacrificio, una ofrenda para la tercera edad desde esta edad que
pudiera ser ya la segunda de mi existencia; así conocí a Saturno, en el
silencioso espectador que a silueta pura llenaba la sala del televisor.
Era tarde, yo dormiría conviviente en aquel albergue que resguardaba las
almas de antaño, la casa de los recuerdos y de los inmemorables.
Cuando me acerqué a este enigmático personaje pareció no notar mi
presencia, me senté a su lado, el volteó lentamente la cara y mirando
desde sus ojos despiertos y cansados, indagó mis pupilas sin preguntar,
una vez reflejado en ellas; como si fuese yo la que tuviera que decidir su
existencia, volvió su vista al televisor y continuo con su programa; cauta
yo, solo saludé esbozando una sonrisa de compasión y respeto, pero
tampoco dije nada. Detrás de ese generoso contacto quedó solo el
silencio atónito, disfrazado con el saludo cordial, enmarcado del sonido
de una historia de cowboys, entre las balas y los caballos aquel western
despertando los recuerdos de mi abuelo, con el que desde pequeña
compartía aquellos programas del Gran Chaparral. Me senté a su lado.
Aquella noche no dijimos nada.
1
Y así despertó la mañana y paso un día de servicio y amor sin preguntas,
era como si el silencio de aquel antiguo ermitaño me hubiera invadido el
corazón, enterneciendo mis oídos en la más profunda disposición.
Aquel día ayude a una anciana a pasear por el jardín; ella tenia una
afición por buscar hormigueros, una vez que encontramos alguno, ella
me comenzó a contar de la organización de las hormigas y desde estas,
anécdotas de sociedad, cuentos cortesanos de hormigas, reinas y
zánganos; tenia frente a mi a una revolucionaria, Adela, que había
protagonizado historias marxistas que ya nadie escuchaba; Al menos dijo doña Adela -la muerte nos espera a todos por igual.
El día transcurrió y dio la hora del almuerzo, un gran comedor unía, a
muchos ancianos con algunos jóvenes voluntarios. De estos solo cuatro
residíamos entre la experiencia con los ancianos ajenos que haríamos
propios.
Vi a Saturno en la primera mesa al fondo, junto a la ventana. Tenía ya su
plato al frente y miraba solitario el espectáculo que los demás
compartían.
Desde lejos me miró y tras la mirada fría me guiño el ojo; yo sonreí.
Bese a Adela en la frente y la deje comiendo con dos ancianas mas y
Soledad, mi compañera voluntaria de unos 25 años de edad; Soledad
había sido criada en una familia arequipeña muy religiosa, su ilusión era
ser monja, pero sus padres tenían la ilusión de ser abuelos, así que allí
estaba ella sirviendo abuelos antes de ser madre y con un instinto
maternal que la hacia brillar entre sus hijos ancianos.
Recogiendo mi bandeja me mudé junto a Saturno, le pregunté luego de
una venia casi saludo, de donde era, él me dijo - Soy de las estrellas;
vengo desde lejos y casi he caminado cualquier lugar que puedas tu
conocer....
Su naturalidad me conmovió no me atreví a volver a preguntar, acepté a
las estrellas como un lugar de procedencia y no dude por ningún
momento que haya podido caminar lo que yo a mis 32 ya había
caminado. Me quedé en silencio. Como él comía lento yo hice igual.
Familia? pregunté - mi familia es el mundo, mi familia son ellos aunque
no me puedan ver, mi familia es el recuerdo que siempre amaré.
No me había respondido al respecto de nadie, al menos nadie en
especial, estaría solo?, habrían muerto sus parientes dejándolo a él en
esta vida sin nada mas que si mismo?, respiró profundo, miró por la
ventana a su derecha; mirando las flores me dijo.-...crecen con la Luna.
2
Así crecí yo, con la Luna, me hice lunático, cuestioné sin cuestionar,
acepté y creí y hoy estoy, lo sé. Conozco tanto la tristeza que no me
siento triste, mi expectativa es grande como aun el agradecimiento del
final de la vida. Te confiaré un secreto; viene Plutón a buscarme por las
noches, el viejo Hades, el de siempre, el inmortal; anoche me visito,,,,
Que? Me hablo de Plutón? No es ese un planeta? Pregunté, no, me dijo,
es una fuerza, todo un personaje, me ha consagrado en la espera y me
ha comentado algunos cambios que habrán de ser.
De alguna forma la sabiduría que yo suponía expectante, se convertía en
delirio senil? Recién era mi segundo día y mi primera vez en un servicio
voluntario y enriquecedor como ese y tratándose de los ancianos habría
de aprender, y como tal era mi propósito entonces empecé como dando
por cierto cualquier disparatada idea que seria parte de mi locura también
creer, suponiendo que creí, entonces pregunté a Saturno; recuerdo haber
leído de Hades, el olímpico, dios del mundo subterráneo, no sabia que
estaba relacionado con...la fuerza de Plutón?
Ho sí, es mas, Plutón significa opulencia, pues su reino estaba lleno de
riqueza oculta, te diré jovencita que en mis años de antaño aprendí a
mirar al cielo, a leerlo y a comprenderlo, lo primero que debo decirte es
que plutón es invisible, pero yo que estoy tan cerca del fin de los tiempos
lo puedo ver cuando me visita.
Dentro de sus palabras deducía un extraño conocimiento que llamaba mi
atención, quizá la misma historia la contaba repetitiva, pero aun así
sonaba interesante.
Esa noche al terminar el día ya en mi habitación compartida prendí mi
Laptop y me dedique a buscar información de Plutón o Hades el
mitológico. Encontré lo siguiente: Hijo de Cronos, el tiempo, también
llamado Saturno, y de Gea la tierra, (me imagine esta en su forma mas
ecológica) hermano de Zeus, o como lo llamaban los romanos el Júpiter
celéstico. Cronos se comía a sus hijos y Hades fue rescatado por Zeus
desde el vómito de Cronos, ug!
Luego Zeus repartió los reinos y el mundo subterráneo fue de dominio
plutoniano.
En su historia Hades se enamora de Perséfone hija de Demeter, la
fertilidad, la secuestra y la hace su esposa, pero la diosa de la fertilidad la
busca y la reclama, Hades les concede a madre e hija tres meses en el
año para compartir la alegría de estar juntas y así, nace con su alegría,
la primavera.
3
Esa noche desperté de pronto, la puerta de la habitación estaba abierta,
me levante a cerrarla y de pronto decidí salir al pasillo, un ruido en la
ventana del fondo, me llevo a asomar, a través del vidrio podía ver a
media luz un floripondio grande en el jardín, frondoso con sus flores
blancas colgando nunca antes tan blancas, desde el movimiento de las
ramas vi un búho blanco, me miro con atención moviendo su cuello gordo
y emplumado, como preguntándose si era a mi a quien esperaba, voló y
desapareció en la noche alunada; caminé por el pasillo de regreso, que
se me hizo mas largo, a mi izquierda una habitación con la puerta
semiabierta, con luz de velas cuyo reflejo llego a mis pies, las voces de
dos hombres, la curiosidad como instinto me acerco, haciendo conocida
la voz del anciano Saturno, asome, ambos me miraron y el me invito a
entrar , un hombre vestido de negro con elegantes zapatos que hacían
juego con su correa y su corbata del mismo cuero, que mas parecía la
piel de alguna serpiente negra. Saturno desde su cama, me presentó con
un - ella es de quien te hablé. Me adelante con la mano extendida, él,
impecable me saludó con la caballerosidad de todos los tiempos, sus
ojos seguros me dieron tranquilidad y confianza, olvidando mi pijama gris
de estrellitas blancas, de noche e informalidad.
Justo has llegado a la hora - y volviéndose hacia Saturno dijo - Este es
un regalo de este amigo que te considera un buen padre, sacó, no me
percate de donde, un libro de pasta negra y letras cobre se lo dio al
anciano quien lo recibió emocionado y alargando su mano hacia mi y con
ojos inundados de lagrimas, me dijo; el conocimiento viene del legado
ancestral de la vida que siempre tuvo un cielo y una tierra, un inicio y un
fin. Las historias se repiten para redimir.
Despertó la mañana soleada, me estire como siempre antes de
empezar, recordé la noche y salí por el pasillo, que parecía corto, mi
habitación compartida estaba en el segundo piso y la habitación del
anciano Saturno era en el primero, como? si anoche yo......
Fui al comedor para encontrarlo, aun no llegaba, decidí ser paciente y
esperar mientras recibía con cariño a los ancianos que llegaban por su
primera comida, no llegó, decidí ir a preguntar, encontré a Rosa,
enfermera, cincuentona y morena, ella siempre amable y vital trabajaba
ahí ya hace 8 años, me miro con extrañeza, Saturno había partido ya
desde el año pasado, un día de fin de primavera como hoy, murió una
noche, dejando el legado para quien recordase su fecha de partida en
4
este año siguiente – dijo mirándome fijamente – Siempre me impresionó
con sus misterios y todo su conocimiento que parecía mas alucinación.
Rosa, apoyándose en el mostrador como confiándome un secreto
continuó - pensé hasta hoy en ese loco sabio, el viejo Saturno y su
proyecto de vida e investigación, creía en los milagros sabes? Mira, fue
un gran amigo, muy paternal aunque callado, escribió sus
interpretaciones hasta el ultimo día. Esa noche antes de irse me dijo,
Rosa verás, los milagros, suceden recordándote la vida y la muerte. Si
viene la esperanza un día como hoy, dale este regalo y me dio su gran
libro, su bitácora, que contenía las experiencias más increíbles de su
investigación. Es un encargo para la esperanza un día como hoy, en el
mañana. Y aquí estas tu, preguntando por él....impresionante muchacha,
una vez mas Saturno Lizama haciendo de las suyas;
Y después de una sonora carcajada y un movimiento de cabeza que me
recordó el búho blanco, saco del cajón de su escritorio una caja y de la
caja un libro, de pasta negra y letras cobre. Mis ojos estaban redondos
de la sorpresa y casi pude escuchar mi respiración, tome el libro sin
decir palabra y observando leí la inscripción cobre;
Biografía bitacórica del sueño nocturno
inédito legado de Saturno Lizama Hadéis
Antropólogo y Astrónomo.
Abriendo el libro encontré,
A la esperanza...
Trascendiendo la muerte a través de los sueños de la vida,
que son siempre los de alguien mas...
Un suspiro crédulo, llenó mi cuerpo y abrió mi corazón, una lágrima
resbaló de mi mejilla un día de fin de primavera, hoy, en el Asilo
Saturnino, llena de esperanza; entonces, todo comenzó....
Sara Ballón Alvarez www.sarasara.com.pe 2262758 - 99334662
5
Descargar