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MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES
Y DESARROLLO INTERNACIONAL
N.° 24 – octubre de 2014
Francia en el corazón de la misión espacial Rosetta: un desafío tecnológico único
La sonda Rosetta, una misión internacional de la Agencia Espacial Europea (ESA), se prepara
para desentrañar la evolución del sistema solar desde su nacimiento gracias al análisis del
cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, una bola de hielo de 4 km de diámetro. Con una
implicación muy fuerte en el proyecto desde sus inicios, Francia es, a través del Centro Nacional
de Estudios Espaciales (Centre national d'études spatiales – CNES) el principal contribuidor,
junto con Alemania, a la misión Rosetta, con un coste total de unos 1.300 millones de euros.
Gracias a la cooperación intensa que mantiene con las diversas potencias espaciales mundiales,
el CNES desempeña un papel determinante en la diplomacia económica.
Por primera vez, una sonda espacial va a seguir a un cometa durante más de un año, hasta el punto de
su órbita más cercano al Sol e intentará, sobre todo, antes de mediados de noviembre de 2014,
depositar un robot llamado Philae. El lugar exacto en el que se debe posar el módulo de aterrizaje será
la zona J, situada en el lóbulo más pequeño del cometa Churyumov-Gerasimenko, llamado así en honor
a los científicos ucranianos que lo descubrieron en 1969.
Rosetta, una misión internacional llevada a cabo por la Agencia
Espacial Europea, cuenta con una importante participación de
Francia.
Según Jean-Yves Le Gall, presidente del CNES, «la misión Rosetta
es el mayor acontecimiento del sector espacial en 2014… El CNES,
implicado en esta misión desde sus inicios, tiene ahora un ojo fijo
en Philae desde el centro espacial de Toulouse, y prepara su
contacto con el núcleo del cometa a finales de año». El CNES es el
centro público que se encarga de proponer al gobierno la política
espacial francesa y de llevarla a cabo en Europa.
El saber hacer del CNES se ha desplegado de hecho en todas las
fases del proyecto, no solo en lo relativo a los científicos e industriales franceses, sino también en
cuanto a sus socios internacionales. Así, la participación del CNES ha abarcado desde los estudios
preliminares hasta las operaciones, pasando por el suministro de instrumentos y componentes de alto
rendimiento, tanto para el orbitador como para el módulo de aterrizaje.
La misión Rosetta ha contado con la participación de más de 300 científicos en toda Europa, entre los
que se encuentran muchos equipos franceses. Rosetta, que se alimenta únicamente de energía solar, ha
sobrevolado tres veces la Tierra y una Marte, lo que supone más de 6.500 millones de kilómetros
desde que fue lanzada desde Kourou (Guayana) en 2004 por un cohete Ariane 5.
Una vez haya depositado el módulo de aterrizaje Philae (que pesa 100 kg) sobre el núcleo del cometa,
el orbitador Rosetta, buque insignia de la misión, seguirá estudiando el cometa por lo menos hasta
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diciembre de 2015. Para Francis Rocard, responsable del programa Rosetta del CNES, «el interés de
mantenerse durante mucho tiempo cerca del cometa es poder estudiar el despertar de su actividad y
su evolución a medida que se acerca y que se vuelve a alejar del Sol».
Esta misión de arqueología espacial debe su nombre a la piedra de Rosetta, que permitió al francés
Champollion descifrar los jeroglíficos egipcios a principios del siglo XIX.
Francia es, a través del CNES, el principal contribuidor, junto con Alemania, a la misión Rosetta. Así, la
participación francesa está presente en ocho de los once instrumentos científicos del orbitador. En
cuanto al módulo de aterrizaje Philae, el CNES asume la importante responsabilidad de las operaciones
del Centro de Misión Científica. Además, el organismo francés ha suministrado la pila y las baterías
capaces de soportar casi diez años en el espacio a una temperatura media de -40 ºC. El CNES también
se encarga de coordinar el desarrollo de la participación francesa en los experimentos científicos
realizados por los laboratorios del CNRS-INSU (instituto de ciencias del espacio del centro francés de
investigaciones científicas), del Observatorio de París y de la Universidad Toulouse III – Paul Sabatier.
El sector espacial francés, un sector que despunta por su excelencia, acelera el desarrollo de la
industria nacional e internacional. Los satélites de propulsión eléctrica forman parte de los 34
proyectos que el gobierno francés ha incluido en el programa Nouvelle France industrielle*. Según el
CNES, «con 30 euros por año y por habitante, Francia tiene el segundo presupuesto anual por
habitante dedicado a la industria espacial civil, por detrás de Estados Unidos». El CNES canaliza el
80 % de su presupuesto a través de empresas francesas y el 40 % de la industria espacial europea está
situado en Francia. El sector espacial supone 16.000 empleos en Francia, a los que hay que sumar
9.000 empleos directos e indirectos en Guayana. En total, con unas repercusiones económicas de
20 euros por cada euro invertido, la innovación espacial representa un efecto palanca considerable
para la industria, la economía, la investigación y las políticas públicas.
El CNES coopera en muchos ámbitos con las grandes potencias espaciales (Estados Unidos, India,
China, Japón), que le ponen en contacto con los mejores expertos mundiales y que le permiten
participar en proyectos con un valor añadido muy alto: exploración de Marte con Marte 2020,
abastecimiento de la estación espacial internacional ISS con el ATV Georges Lemaître, observación de
los destellos de rayos gamma con la misión SVOM. Yves Le Gall concluye: «Estamos en todos los
frentes, vamos acumulando éxitos… Tenemos la firme intención de seguir en este camino, porque
ahora más que nunca el CNES quiere seguir siendo un vector de innovación y que la ciencia tire de la
innovación hacia arriba».
Annik Bianchini
Páginas web:
www.cnes.fr: Centre National d'Etudes Spatiales (CNES)
www.esa.int: Agencia Espacial Europea (ESA)
* Presentado por el presidente de la República el 12 de septiembre de 2013, la «Nouvelle France industrielle» (Nueva
Francia Industrial) es un programa de apoyo a 34 sectores de futuro con un gran potencial de crecimiento y de
innovación. Desde los drones a la rehabilitación térmica de edificios pasando por los textiles inteligentes o el hospital
digital, cada sector ha recibido su hoja de ruta. En ella se especifican las acciones públicas y privadas que se han de
poner en marcha, los papeles respectivos de los distintos actores, los instrumentos financieros, normativos y
tecnológicos que hay que activar y los objetivos que hay que alcanzar.
N. B.: Las ideas y opiniones expresadas en el presente artículo, que tiene por objeto informar sobre la realidad de Francia hoy en día, no
revisten ningún carácter oficial.
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