Segunda RegiónBUSCAN CLAVES DE VIDA EN MARTE EN

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Segunda Región
BUSCAN CLAVES DE VIDA EN MARTE EN VOLCáN
LICANCABUR
Científicos de la Nasa investigarán en laguna del
volcán como microorganismos viven en
condiciones parecidas a las del planeta rojo.
SANTIAGO, octubre 20.- Científicos estadounidenses
se preparan en las faldas del volcán Licancabur para ascender 5.916
metros a la laguna más alta del mundo, donde estudiarán cómo algunos
organismos se adaptan a un hábitat semejante a Marte.
En la frontera entre Chile y Bolivia, el volcán Licancabur esconde
secretos que un grupo de científicos de la NASA y del programa SETI
(Instituto para la búsqueda de inteligencia extraterrestre) se disponen a
desentrañar en noviembre.
Para ello ya han comenzado, en un campamento base, a acostumbrar su
metabolismo a unas duras condiciones: casi 6.000 metros de altura, con
una presión atmosférica de una cuarta parte de la que existe a nivel del
mar, una escasez de oxígeno no apta para fumadores y una exposición
a los rayos ultravioleta que destrozaría el ADN de cualquier organismo
normal.
Pero no van en busca de organismos normales, sino de extremófilos,
seres vivos que se han adaptado a unas condiciones extremas que hasta
hace poco tiempo se consideraban incompatibles con la vida.
En el fondo de la laguna que esconde el Licancabur, el agua líquida a
mayor altura del planeta - el lago Titicaca está "solo" a 3.811 metros-,
sobreviven seres vivos que podrían explicar cómo surgió la vida en la
Tierra y como pudo, puede o podrá, existir en Marte.
Durante unos pocos meses al año, en el verano austral, se descongela la
capa de hielo de la laguna del Licancabur, cuyas capas inferiores se
mantiene siempre líquidas gracias a la energía geotérmica del volcán.
Estas condiciones extremas son semejantes a las del enigmático y aún
inexplorado lago Vostok, bajo el hielo eterno de la Antártida, o las que
se cree que existen en la supuesta capa de agua o hielo enterrada bajo
la superficie de Marte.
Pero los seres vivos de la laguna del Licancabur no solo interesan a
quienes buscan en qué condiciones se puede dar la vida fuera de la
Tierra.
La doctora Jenny Blamey, experta en extremófilos y coordinadora del
proyecto Genoma-Chile, dijo a EFE que los organismos de la laguna del
Licancabur pueden revelar nuevas proteínas con aplicaciones
tecnológicas potenciales.
"Además - según la investigadora chilena - pueden aportar nuevas
claves a la relación filogenética de los seres vivos, revolucionada desde
que en la década de los 80 se descubrió la rama de los archeas en las
fumarolas de las dorsales oceánicas, a miles de metros de profundidad".
Hasta entonces, todos los seres vivos se agrupaban en dos ramas
principales, procairotas, células sin núcleo, y eucariotas, con núcleo
celular.
En menos de quince años se han descubierto multitud de archeas en
lugares inverosímiles, desde bacterias que medran en una alta
concentración de ácido sulfúrico hasta organismos que soportan muchos
grados por encima de la temperatura de ebullición del agua.
Los organismos del Licancabur, explica Jenny Blamey, son "anaeróbicos
facultativos", seres vivos próximos a los "anaeróbicos estrictos" del
fondo oceánico que no necesitan oxígeno.
No existe aún un nombre para los extremófilos del Licancabur o los que
se pudieran encontrar en alturas semejantes.
Los que existen en las muestras de fango que recogió un sumergible en
1996 en la Fosa de las Marianas, a 10.900 metros de profundidad, son
llamados barófilos, literalmente amantes de la alta presión.
Los que analicen los científicos de la NASA y del SETI en la laguna del
volcán bien pudieran bautizarse como "hipobarófilos".
Este tipo de organismos son los que, independientemente de que
pudieran haber existido en Marte o sobrevivan aún, podrán ser
"plantados" un día en nuestro planeta vecino.
El proyecto "terraforming" en el que trabajan varios grupos de
investigadores de la NASA desde hace años, prevé en un futuro no muy
lejano, quizá en el siglo que viene, "contaminar" Marte con organismos
terrestres que empiecen a sintetizar el agua y el oxígeno atrapado en
las rocas y en el rojizo oxido de hierro marciano.
De esta forma, futuras generaciones de seres humanos dispondrían en
Marte de una atmósfera semejante a la terrestre, y en parte se lo
podrán agradecer a los extremófilos que ahora se estudien en el volcán
Licancabur.
Fuente:EFE
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