Vasallaje y servidumbre en el siglo XXI

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Vasallaje y servidumbre en el siglo XXI
Belem Grandal :: 19/12/2013
De esta manera hablamos de relaciones sociales de servidumbre del siglo
XXI, con un sistema capitalista y patriarcal definido por su letal
neolibieralismo
De conocer algo sobre la historia de la Edad Media comprenderemos los términos que acabo de
mencionar en el título de este artículo. Estos dos términos se refieren a un tipo de relaciones
sociales de dependencia dominante durante la Edad Media. De una parte el vasallaje como relación
social que estipulaba un pacto entre nobles y entre estos y el Rey. Se establece pues una pirámide
con vínculos de dependencia en que el nobre de mayor rango otorga un feudo (tierras) por la
obediencia y servicio (militar) al señor noble de menor ranto y el señor noble de categoría superior
ante el Rey. Sin olvidar las disputas por el poder entre Señores feudales, ya que muchos de los
grandes Señores feudales disponían de mayores posesiones que el propio Rey y como consecuencia
mayor poder jurídico-administrativo, militar y político entre sus súbditos. También no es posible
dejar de mencionar a la alta jerarquía eclesiástica y órdenes religiosas que poseían grandes
propiedades. No es que queramos analizar aquí las relaciones sociales de dependencia en la Edad
Media pero, si, queremos comparar las relaciones sociales de dependencia en esta época medieval
con las actuales relaciones de dependencia para observar con atención las diferencias y similitudes y
encontrar aquellas huellas que impiden soltar el lastre y dar por finalizado para siempre un sistema
de dependencia y dominación que está impidiendo la libertad efectiva de los seres humanos tanto en
su individualidad tanto como ser social. Es así que, además de hablar de relaciones de vasallaje,
estipuladas como ya he dicho sólo para las clases nobles, existía otro tipo de relación de
dependencia en el que se encuadrava la inmensa mayoría de la población, el campesinado,
denominada relaciones de servidumbre. Estas eran las relaciones dominantes, ya que la inmensa
mayoría de la población era campesina. El campesino era un semiesclavo aunque no fuese vendida o
vendido con la tierra, estaba adscrito a ella y debía cumplir unas obligaciones impuestas por su amo
o Sr feudal (nobles de diferente categoría). Los campesinos/as debían cultivar la tierra y entregar al
Señor una parte de esa cosecha además de realizar una serie de servicios, incluso prestar ayuda
militar. Este noble podía decidir también en muchos aspectos sobre la vida diaria e íntima de sus
siervos. Es así que existía un alto grado de dependencia respecto del Sr. feudal pudiendo hablar casi
de una semi-esclavitud. Pero ahora queremos encontrar aquellos elementos comunes entre la
servidumbre de la Edad Media y las relaciones sociales existentes en el siglo XXI y la nueva
servidumbre. Ciertamente en este siglo XXI los campesinos y campesinas son sustituidas por clase
trabajadora asalariada pero continúan sufriendo una situación de dependencia respecto de su amo,
antes Sr. feudal y ahora Sr. burgués. El gran burgués estipula también unas relaciones de
dependencia con la mediana burguesía y esta a su vez con la pequeña burguesía, lo que podemos
denominar vasallaje, aunque sin contrato estipulado ni juramento de fidelidad.
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Del campesino/a a la trabajadora
asalariada/o Del Sr feudal (noble de diferentes categorías) al Sr. burgués Se suceden muchos
siglos desde la época del Medievo en que evolucionan los tiempos y con ellos los términos, cambian
las formas, y las condiciones sociales, económicas y políticas también evolucionan, pero en el fondo
las relaciones de dependencia continúan existiendo y consolidándose. Una dependencia que impide
la libertad tanto individual como social de los seres humanos para decidir por sí mismos. Una
dependencia extensible a los pueblos y naciones subsumidas en la homogeneidad de los Estados
negadores de la diversidad nacional y negadores de su riqueza y diversidad social y cultural. La
clase trabajadora asalariada es el nuevo siervo del siglo XXI. Esta clase trabajadora debe cumplir un
contrato estipulado de manera unilateral por el Sr. burgués en que tienen que desarrollar una serie
de tareas para el nuevo amo a cambio de un salario que le permite la subsistencia además de poder
continuar a regenerar su clase, perpetuando así el sistema capitalista y por lo tanto las relaciones
sociales de poder, dependencia y dominio. Mantiene pues una dependencia respecto del Sr burgués.
El amo burgués decide el trabajo que debemos realizar y decide también las pautas, condiciones de
su desarrollo, además de decidir sin cualquier obstáculo o principio moral en que momento debemos
abandonar su empresa dejándonos sin algún sustento y entrando en muchas ocasiones a formar
parte de la lista de excluidas y excluidos sociales. Es pues la dependencia una forma de relación
social de poder y dominio que continúa su existencia y consolidación en pleno siglo XXI y que impide
cualquier liberación. Esta dependencia tiene que ver con la existencia de clases sociales, burguesía y
proletariado. La existencia de una clase que se encuentra en el nivel superior de la pirámida, la gran
burguesía capitalista, mediana burguesía y pequeña burguesía. Estas dos últimas rinden vasallaje a
la gran burguesía a través de la inestimable colaboración que les prestan, mientras estas tienen
asegurado su bienestar y calidad de vida. Podemos ver como a pesar del paso del tiempo, hay
elementos que permanecen y otros que se modifican adaptándose a las circunstancias, a la evolución
y modernización de los tiempos, de la técnica, de las sociedades, de las mentalidades y de los
conocimientos. Sin embargo la fórmula de dependencia se encuentra bien estudiada y analizada por
las estructuras de poder económicas y sus leales servidores -gobiernos- para continuar este dominio
de las clases poderosas sobre la inmensa mayoría de la población. Las relaciones de dependencia
estipuladas en la Edad Media difieren porque en esa época aún no había surgido el capitalismo. Pero
si, existían unas clases poderosas, los nobles, que se encargaban de extraer lucros gracias a la
explotación en condiciones de semi-esclavitud de los campesinos/as. En el capitalismo continúan
existiendo y consolidándose dichas relaciones de dependencia porque son las más idóneas para
conseguir el máximo lucro posible de estas clases burguesas gracias a la explotación de la clase
trabajadora asalariada. Siempre que existan unas relaciones de dependencia, siempre que exista
cualquier tipo de dependencia o dominación jamás será posible hablar de libertad. El acceso a la
libertad pasa por dejar fuera el lastre de la dependencia, pasa por la existencia de una moral
autónoma que permita decidir por nosotras/os mismos, de decidir como seres tanto individuales
como sociales, dejando a un lado la minoría de edad y cualquier tutela de poderes superiores. La
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dominación, explotación y opresión son expresiones de las relaciones sociales de dependencia
existentes entre las clases poderosas y la inmensa mayoría de la población. Hay elementos que
permanencen a lo largo de los siglos, pero existen otros elementos que evolucionan por las
circunstancias, por los avances de la técnicas, de los conocimientos, por la evolución de las
sociedades y mentalidades, y por el surgimiento de unas clases sociales que sustituyen a las
anteriores además de otro sistema que acaba imponiéndose y que vendrá a sustituir al feudalismo, el
capitalismo. Se adaptan pues las formas de dependencia pero permanecen en el fondo aspectos
esenciales que permiten sustentar y perpetuar el poder de unas clases sobre otras. De esta manera
hablamos de relaciones sociales de servidumbre del siglo XXI, con un sistema capitalista y patriarcal
definido por su letal neolibieralismo, con democracias burguesas en sus gobiernos y en la búsqueda
de una homogeneidad social y de una moral heterónoma que encuadra a la inmensa mayoría de la
población en un proceso de minoría de edad perpétua. Con todo esto sólo es posigle hablar de una
falta total de libertad tanto individual como social de la humanidad en el siglo XXI. La dependencia
de la Edad Contemporánea del Siglo XXI, no es más que un tipo de relaciones sociales que se
expresa en el dominio, opresión y explotación de la inmensa mayoría de los seres humanos por
élites. Quiere esto decir, la dependencia de la clase trabajadora por una clase, la clase burguesa, con
el objetivo de extraer el máximo lucro posible. La única posibilidad de perpetuar estas relaciones
sociales de dependencia es a través de: – Construcción de una homogeneidad social y cultural que
destruya cualquier diversidad enriquecedora tanto individual como social. – Anulando la conciencia
propia e introducción de una conciencia superior heterónoma, encuadrando la inmensa mayoría de
la población en un proceso de minoría perpétua en que no es posible decidir por sí mismos. –
Represión contra la clase trabajadora si las dos primeras no funcionan a través de medidas que
restrinjan cada vez más los derechos y libertades de la población. – Proceso de fascistización de los
gobiernos para impedir cualquier respuesta de la población o levantamiento contra los poderes
establecidos. Y la única posibilidad de aniquilar cualquier relación social de dependencia y por lo
tanto la explotación, dominación y opresión es a través de: – Eliminación de la pirámide que divide a
la sociedad en clases sociales diferenciadas unas supeditadas a las otras a través de las relaciones
sociales de dependencia. – Construcción de una diversidad enriquecedora tanto individual como
social para crecer como personas – Creación de una conciencia propia, quiere esto decir, autónoma
que permita a la población su integración en un proceso de mayoría de edad con el objetivo de
decidir por sí mismos un presente y un futuro en total libertad. – Alcanzar una sociedad en que el
único dominio existente sea: La igualdad de todos los seres humanos, equidad en el reparto de la
riqueza siempre vinculado a la sustentabilidad de nuestro entorno, solidaridad entre todas y todos,
además de la independencia tanto individual como social de los pueblos y naciones, la construcción
del socialismo y por lo tanto erradicación del patriarcado uno de los pilares esenciales del sistema
capitalista. Entre estas dos posibilidades existe una gran diferencia: En la primera de ellas se
estipula un sistema de relaciones sociales de dependencia. Cualquier dependencia tiende a
expresarse através de una dominación, opresión y explotación del ser humano por una élite
poderosa y así extraer de su trabajo el mayor lucro posible acumulando cada vez más riquezas en
unas pocas manos. En la segunda posibilidad tiene necesariamente que ser eliminada cualquier
diferenciación social y por lo tanto las relaciones de dependencia se desvanecen con lo que ya sería
imposible cualquier expresión de dominio, opresión y explotación. Esto tiene que vincularse
directamente con la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción y del capital.
Esta sociedad tiene que ir construyendo a través de un proceso revolucionario, el socialismo, basado
en la liberación total de todos los pueblos y naciones que así lo deseen, liberación así mismo de
todos los seres humanos y como consecuencia su independencia que implica dejar al margen tutelas
impuestas para decidir un presente y un futuro más feliz.
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