La OTAN empuja la Unión Europea a una nueva guerra fría

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La OTAN empuja la Unión Europea a una nueva guerra fría
Manlio Dinucci :: 30/05/2014
La crisis ucraniana es el pretexto ideal para empujar a la UE a incrementar sus presupuestos
militares y a financiar ese aumento vendiendo la industria militar europea a EEUU
Silencio político-mediático alrededor de la reunión de los jefes de estado mayor de los países
miembros de la OTAN realizada en Bruselas el 21 y el 22 de mayo, a pesar de que no fue una
reunión de rutina sino una cumbre que enunció una nueva estrategia llamada a tener importantes
consecuencias para el futuro de Europa. Basta con decir que 23 de los 28 países miembros de la
Unión Europea son también miembros de la OTAN, por lo tanto las decisiones tomadas en el seno de
la alianza atlántica, bajo la jefatura indiscutible de Estados Unidos, son forzosamente determinantes
para las orientaciones de la Unión Europea. Fue el general estadounidense Philip Breedlove –o sea,
el Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa, nombrado siempre por el presidente de
Estados Unidos– quien enunció en Bruselas el punto de viraje: «Estamos ante la decisión crucial de
cómo enfrentar, a largo plazo, un vecino agresivo». O sea, la Rusia acusada de violar el principio de
respeto de las fronteras nacionales en Europa, desestabilizando Ucrania como Estado soberano y
amenazando los países de la región oriental de la OTAN. Esta prédica se lanza desde el púlpito de
una alianza militar que destruyó Yugoslavia mediante la guerra, llegando incluso a arrancarle
Kosovo a Serbia, alianza militar que se ha extendido hacia el este tragándose todos los Estados del
desaparecido Pacto de Varsovia, 2 Estados de la ex Yugoslavia y 3 de la también desaparecida URSS.
Esa misma alianza militar penetró en Ucrania, tomando bajo su control posiciones claves en las
fuerzas armadas de ese país y entrenando los grupos neonazis utilizados en el golpe de Estado de
Kiev. Al mismo tiempo, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, de visita en
Skopie, [capital de la República de Macedonia, otro territorio ex yugoslavo. NdlR.], aseguró que «la
puerta de la alianza [atlántica] se mantiene abierta a nuevos miembros», como Macedonia, Georgia y
–por supuesto– Ucrania. Así que se mantiene el proceso de expansión de la OTAN hacia el este. La
OTAN, advierte el Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa, debe emprender una
«adaptación estratégica para enfrentar el uso, del lado ruso, de maniobras improvisadas,
ciberactividades y operaciones secretas». Eso «costará dinero, tiempo y esfuerzos». Reunión de jefes
de estado mayor de los países de la
OTAN en el marco del Comité Militar
(Bruselas, 21 de mayo de 2014). El
primer paso consistirá en el ulterior
aumento del gasto militar de la OTAN,
que ya sobrepasa los 1 000 millardos
[1] de dólares al año. Fue para eso que
el secretario de Defensa de Estados
Unidos, Chuck Hagel, anunció
previamente una reunión, en la que
han de participar no sólo los ministros
de Defensa sino también los ministros
de Finanzas, reunión cuyo objetivo no
es otro que empujar a los aliados a
aumentar sus gastos militares. El
escenario de la «adaptación
estratégica» de la OTAN va mucho más allá de la Unión Europea, extendiéndose hasta la región
Asia-Pacífico. Allí, dada la oleada de acuerdos ruso-chinos que convierten en papel mojado las
sanciones occidentales contra Rusia al abrir a este último país nuevos horizontes comerciales hacia
el este, se prefigura la posibilidad de una unión económica euroasiática capaz de actuar como
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contrapeso ante la que formarían Estados Unidos y la Unión Europea y que Washington pretende
reforzar con la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP). Los acuerdos
firmados en Pekín no se limitan al aprovisionamiento energético que Rusia garantizará a China.
Tienen que ver también con sectores de alta tecnología. Por ejemplo, ambos países estudian el
proyecto de un gran avión de pasajeros que, fabricado por una empresa mixta ruso-china, se
convertiría en un competidor para la estadounidense Boeing y la europea Airbus. Otro de sus
proyectos tiene que ver con la fabricación de un súper helicóptero capaz de transportar hasta 15
toneladas de carga. La disyuntiva que se plantea, y que a pesar de ser fundamental ha sido
sorprendentemente ignorada durante la campaña para las elecciones europeas, es la siguiente:
¿Debe la Unión Europea correr tras Estados Unidos en la «adaptación estratégica» de la OTAN, que
conduce a una nueva confrontación oeste-este no menos peligrosa y costosa que la de los tiempos de
la guerra fría? O bien, ¿debe la Unión Europea liberarse para emprender su propia vía constructiva
rechazando la idea de poner la espada en la balanza para conservar una ventaja que de todas
maneras ya se hace cada vez más reducida para «Occidente»? La única señal que ha emitido hasta
ahora la Unión Europea es un insulto a la inteligencia. La Comisión Europea ha decidido que, a
partir de 2014, al calcular el Producto Nacional Bruto (PNB) los gastos en materia de defensa no
serán contabilizados como gastos sino como inversiones en la seguridad del país. Así que para
aumentar el PNB de Italia, estamos invirtiendo en los aviones de combate F-35 [2].
Zafarrancho en la prensa francesa, los jefes del estado mayor se movilizan y amenazan con
dimitir… «Presupuesto de las fuerzas armadas: advertencia de Jean-Yves Le Drian a Manuel Valls»
[3] «(…) En una carta que Le Figaro ha podido consultar, el ministro de Defensa [Le Drian] expresa
al primer ministro [Valls] su gran preocupación ante las graves consecuencias militares, industriales
y sociales de una reducción suplementaria. [El presidente] Francois Hollande decidirá “en las
próximas semanas”. (…) Para 2014, y para evitar un “impasse político”, el ministro quiere que se
recurra a los 500 millones de ingresos excepcionales previstos en la Ley de Programación Militar
(artículo 3. [Le Drian] propone la implementación de una nueva fase del Programa de Inversión de
Futuro, “combinada con cesiones de activos de participaciones públicas”, dicho claramente
[propone] que el Estado venda las acciones que posee en grandes empresas del sector de la
defensa.» Dicho de otra manera, vender lo que pertenece al país. ¿A quién? El contenido de esa
carta fue dado a conocer al día siguiente de la reunión de la OTAN celebrada en Bruselas, donde
Estados Unidos exigió que todos los países miembros aumenten sus presupuestos militares.
Notas [1] 1 millardo = 1 000 millones [2] «El avión de combate F-35, la estafa del siglo», Red
Voltaire, 1º de mayo de 2014. [3] «Budget des armées: la mise en garde de Jean-Yves Le Drian à
Manuel Valls», por Alain Barluet, Le Figaro, 23 de mayo de 2014. Il Manifesto / Red Voltaire
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