HISTORIA DEL TURISMO EN CUBA POTENCIAL NATURAL PARA EL TURISMO Y UNA OBLIGADA RESEÑA DEL PASADO El archipiélago cubano, localizado en la parte más occidental del Mar Caribe insular, está compuesto por la Isla de Cuba, la Isla de la Juventud y más de cuatro mil pequeñas islas y cayos. El territorio emergido es de unos 111.000 kms. La longitud de las costas cubanas es de seis mil kilómetros, albergando en sus numerosos entrantes: ensenadas, bahías y bellas playas, que se distinguen por su extensión, calidad de sus arenas y transparencia de sus aguas. Magnificas barreras coralinas y exuberantes manglares, ofrece su litoral, entre otros tesoros. El relieve de Cuba es heterogéneo, compuesto por zonas montañosas, onduladas y llanas. Hay cuatro grandes macizos montañosos: al occidente, la cordillera de Guaniguanico formada por la sierra de los Órganos y la del Rosario; al centro la cordillera de Guamuhaya integrada por las sierras de Trinidad y Sancti Spíritus; en el Oriente la cordillera de la Sierra Maestra y la cordillera de Sagua-Baracoa. Estos conjuntos montañosos se encuentran aislados entre sí, lo que contribuye a la existencia en ellos de una amplia biodiversidad. En la Sierra Maestra se encuentra el Pico Turquino (1.974 metros de altura) el punto más alto de la geografía cubana. El clima cubano puede considerarse un dote especial de la naturaleza. Según Santamaría, Victor (1944). La posición de Cuba, si bien es tropical, es al mismo tiempo fronteriza de la zona templada, lo cual unida a otras condiciones de orientación, forma de la isla y corrientes atmosféricas predominantes, hace que el clima de nuestro país aventaje en salubridad y bienestar general de muchos climas de la llamada zona templada. Tal condición hace que todo el litoral de la isla y las zonas de tierra adentro, no muy alejadas de la costa, se vean influidas por la acción de "brisas" refrescantes durante gran parte del día: brisas marinas y el terral. Otro factor de fundamental importancia es el régimen de los Vientos Alisios, que de forma continúa sopla del nordeste y perpendicularmente al eje longitudinal de la isla. Al ser Cuba una isla larga y estrecha, hace que sus costas norte y sur se encuentren muy juntas. En aquellos lugares situados en el interior de la isla, a donde, por su distancia de las costas ya no pueda llegar la influencia de las citadas brisas, el régimen de los Vientos Alisios, mantiene su acción refrescante. Esta combinación hace no demasiado fríos sus inviernos y al propio tiempo sus veranos no sean demasiado calientes. Comparando con la costa sur del Atlántico de la Florida (desde Jacksonville a Miami), como media la Habana en verano promedia un grado Celsius menos en el invierno entre 3 y 10 grados más. El clima del archipiélago cubano, típicamente caribeño, está fuertemente marcado por su condición insular; además, la configuración alargada y estrecha de la isla mayor acentúa esa influencia. La temperatura media anual es de 25°C y las precipitaciones promedio son de 1.400 mm al año, distribuidas en dos estaciones: la húmeda, de mayo a octubre, y la seca, de noviembre a abril. La variación global de las temperaturas medias entre el invierno y el verano no rebasa los 5 a 6 grados Celsius, aunque el gradiente extremo puede sobrepasar en ocasiones los 20 grados Celsius, a veces dentro de un mismo día. Posee una red fluvial con ríos cortos y generalmente de poco caudal. Es notable, además, la presencia de embalses naturales y artificiales, muchos de ellos de gran atractivo escénico. También son de significativa importancia las aguas y fangos minero medicinales, localizados en diferentes zonas del territorio nacional. La flora terrestre se distingue por su riqueza, elevado endemismo y gran diversidad de comunidades vegetales. Entre las formaciones boscosas se destacan los bosques siempre-verdes, los semicaducifolios, el monte seco, los pinares y los manglares. Entre los grupos vegetales más representados y de mayor atractivo se encuentran las orquídeas, los cactus y las palmas. Los complejos de vegetación están muy bien representados por los mogotes, en cuyos entornos se localiza la palma corcho, valioso fósil vegetal viviente y endémico de Cuba. Rica y variada es la fauna terrestre. No existen animales peligrosos para el hombre, pues los reptiles no son venenosos, casi todos ellos así como los anfibios son endémicos. No existen grandes felinos carnívoros, de las especies comunes en territorios relativamente cercanos como es la Florida así como en Centro y Sur América. La avifauna, heterogénea y atractiva, está representada por más de 350 especies reportadas, muchas de ellas endémicas, y otras que migran por la isla, principalmente desde el norte en época invernal. En el ambiente marino del archipiélago cubano viven alrededor de mil especies de peces, 1.400 de moluscos, 59 de corales, 1.100 de crustáceos, 67 de tiburones y rayas y 5 de tortugas marinas. En los humedales y ambientes costeros perviven poblaciones de especies endémicas en peligro de extinción y de muy alto valor biológico como el manatí; el cocodrilo cubano Rhombifer -uno de los más arcaicos del planeta- y el manjuarí, verdadero fósil viviente. Cuba posee gran interés turístico en su dimensión política e histórica. Fue la última colonia de España en el hemisferio americano. Durante el último tercio del siglo XIX los cubanos no dejaron de luchar por su independencia, enfrentados a un ejército en número muy superior a la suma de todos los soldados que la metrópoli había podido concentrar ochenta años antes, durante las guerras de liberación de las naciones de Sur América. Durante la primera parte del siglo XX, muchas personas dentro y fuera de la Isla recomendaron fomentar un turismo basado en el clima, las riquezas y las bellezas naturales. Las fuerzas imperantes se movieron en sentido contrario. Para comprender la evolución histórica del turismo en Cuba se requiere incluir en el análisis algunas situaciones por las cuales transitó la sociedad de Estados Unidos, su poderoso e influyente vecino. La cercanía a la Costa Este americana, las limitaciones impuestas a los estadounidenses para viajar a Europa a consecuencia de la I Guerra Mundial, la supresión de la lotería y toda clase de juegos en Estados Unidos y la posterior implantación de la Ley Volstead -orientada a erradicar la producción y expendio de bebidas alcohólicas fueron variables determinantes para que los gobernantes cubanos de entonces, así como otras fuerzas exógenas, concibieran el futuro de La Habana como un gran destino lúdíco. La Habana -no el conjunto de Cuba- llegó a recibir uno de cada dos estadounidenses que viajaban al Caribe entre 1920 y 1930. Fue en La Habana de los años veinte donde se construyeron grandes y lujosos hoteles, prácticamente cada año, para recibir crecientes flujos de visitantes estadounidenses, ansiosos de fiestas, bebidas, juegos y otros entretenimientos prohibidos, los cuales no eran bien vistos por los gobernantes de su país. Sobrevino, después, la Gran Depresión de los treinta a la que siguió la II Guerra Mundial. En La Habana durante esas dos décadas (1930-1950) las actividades relacionadas al turismo se deprimieron y los hoteles y otras empresas vinculadas a esa actividad luchaban por evitar los cierres y la quiebra. Un nuevo ciclo de inversiones en hoteles, un crecimiento del flujo turístico, un gran auge en la apertura de casinos y una expansión de todo tipo de actividades irregulares, tuvieron lugar en los años cincuenta, en buena medida promovidos y dirigidos por los grupos económicos ilícitos de Estados Unidos, asociados a Fulgencio Batista, el dictador que rigió los destinos de Cuba durante 17 años entre 1934 y 1958. La inequidad por entonces existente en la distribución de los ingresos del país, la intensidad de la publicidad y divulgación de los productos y costumbres del pueblo americano, incidían sobre aquella pequeña parte de los cubanos que disponían de recursos para hacer turismo, para definir sus preferencias en disfrutar de sus vacaciones en la Florida y otras ciudades del Este de Estados Unidos. A pesar de ser Cuba el principal destino de los turistas americanos en el Caribe, en siete de los diez años de la década de los cincuenta, la balanza de ingresos y egresos turísticos arrojó un saldo negativo. Con el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, y el advenimiento del primer gobierno socialista en esta parte del Atlántico, el gobierno de Estados Unidos rompió las relaciones bilaterales e implantó medidas para aislar a Cuba del resto del mundo, las que han estado vigentes durante casi medio siglo. En los siguientes treinta años (1959-1989) la situación cambió radicalmente. Desapareció repentinamente el turismo internacional, se priorizó el fomento del turismo nacional y se redujo considerablemente la emisión turística. Hacia mediados de ese período fue cuando comenzó a renacer la actividad de turismo internacional. EL TURISMO EN CUBA ANTES DE 1950 Podría repetirse una vez más lo que muchos han escrito: Cristóbal Colón, si no fue el primer turista que llegó a Cuba, al menos fue su primer promotor cuando -ante sus costas orientales- exclamó aquella mañana del 27 de octubre de 1492, "esta es la tierra más hermosa que ojos humanos han visto". Seductora en su naturaleza, no poseía ni oro ni plata en sus entrañas. Sus 120.000 pobladores indígenas desaparecieron en los treinta años posteriores a la Conquista, como consecuencia de las enfermedades traídas por los españoles, el trabajo esclavo, las matanzas de aldeas completas y los suicidios. Transcurrieron casi tres siglos durante los cuales el número de los nuevos pobladores en la Isla resultaba inferior al nivel que ya había alcanzado la población indígena a la llegada de los conquistadores. Con la excepción de una quincena de villas fundadas -casi todas en las costas- la mayor parte de la actividad económica y social y el vínculo con el exterior se realizaba en La Habana. En el resto de las villas los principales visitantes foráneos eran filibusteros, contrabandistas y bucaneros. La Habana siempre fue atractiva para viajeros. Al convertirse en el punto de convergencia y reunión de las flotas provenientes de América, cargadas de oro y plata, en su ruta a España, provocó la llegada de personas de diversas nacionalidades y hábitos. "...hay muchos sitios del extranjero en los que se ignora la existencia de Cuba y; no obstante, se conoce algo de la Habana, se sabe de sus mulatas, de sus refrescos de frutas, de sus pasteles y últimamente, de sus ruidos". "...porque esta ciudad ha sido amada por sus hijos legítimos, cantada por sus poetas, enaltecida y admirada por cuantos se han asentado, refugiado o pasado por ella para vivirla y disfrutarla, dibujando con su poder de ciudad jerarquizada a los hombres que decidieron habitarla". La Habana, fundada en 1519, pronto se convirtió en importante centro de atracción. Según Alcedo, Antonio (1789) al puerto de La Habana: "... concurren todas las embarcaciones de los puertos de Tierra Firme y Nueva España, que hacen escala allí para navegara Europa y rara vez deja de haber 40 ó 50 y el tiempo que permanecen hay un continuo tráfico y era mucho mayor cuando había flotas para Nueva España y galeones para Tierra Firme, que se juntaban para salir por el mes de septiembre, como tiempo más oportuno para embocar el canal de Bahamas". Ya en el siglo XVII se inició especialmente un reordenamiento colonial que hizo de La Habana "el puerto de recalada obligada" de las embarcaciones antes de partir hacia España. Las posadas y tabernas se veían entonces colmadas por una población flotante de diversas nacionalidades y distintos hábitos y costumbres, lo cual representaba una buena oportunidad para vender productos alimenticios y ofrecerles a los tripulantes lugar de alojamiento. Por esas razones, La Habana, como puerto, fue el centro casi exclusivo del comercio legal, aunque desde el punto de vista social las consecuencias no serian del todo positivas, si se tiene en cuenta que "durante la estancia de la flota, la invasión a veces, prolongada de tripulantes y pasajeros, traía el reinado sabroso y lucrativo del tráfico, la explotación y el libertinaje". Comenzando el siglo XVIII, la capital de la Isla era considerada como "la tercera urbe y el primer puerto del Nuevo Mundo, con una activa y bulliciosa vida portuaria y comercial". Prune Goodgall, Pedro (1991) resalta la prosperidad interna cuando dice que por esos años "la ciudad tomaba una importancia económica creciente, que no dependía sólo de que el puerto fuera escala obligada para las flotas, sino de las propias producciones de la isla". Con el siglo XIX vino el gran avance de la economía azucarera cubana, unida a la riqueza del tabaco, ambas producciones pasaron a ser el principal sostén de la sociedad cubana. Desde 1819 "ingresa a puerto el Neptuno, primer buque de vapor, que cubriría la ruta Habana-Matanzas". Abundan por esos años los teatros, paseos, parques con bandas de música, tertulias, cafés, que hacían de La Habana no sólo la capital de la Isla, sino el más atractivo puerto comercial de Hispanoamérica al cual llegaban barcos de las más variadas naciones. Por su privilegiada posición geográfica, La Habana pronto se convirtió en escala obligada de los bergantes que tran5portaban pasajeros y mercancías a Europa y a América, lo cual requería cada vez más de lugares de alojamiento para esas personas. Desde 1835, el desarrollo del comercio, las oleadas de inmigrantes y las frecuentes visitas de extranjeros a la Isla, estos últimos atraídos por el agradable clima insular, fue generando una demanda de casas de huéspedes. Por entonces surgió el hotel Perla de Cuba para alquilar a visitantes extranjeros y a residentes de otras provincias. Con esta instalación se inicia la construcción de hoteles en la Habana y posteriormente en el resto del país. En 1856 se construyó el Hotel Inglaterra, considerado el más confortable y que pronto se encontró rodeado de los mejores teatros de la ciudad, el Teatro Tacón, el mayor de Cuba y, a partir de 1877, el Teatro Payret. En 1860 se inauguró el hotel Telégrafo, en la céntrica esquina habanera de Neptuno y Prado, el cual fue adquiriendo cada vez mayor relevancia. Se distinguía por estar dotado de baños dentro de las habitaciones. El personal que trabajaba en el mismo hablaba varios idiomas. Era tal la demanda de alojamiento que el Telégrafo se construyó a menos de cien metros del Hotel Inglaterra. Ambos hoteles están ubicados frente al Parque Central, donde actualmente se encuentra la estatua de José Martí y en aquel entonces lo presidía el monumento dedicado a la Reina Isabel II. Siete años después se inauguró el hotel Santa Isabel, edificación típica del siglo XVIII, originalmente concebida como mansión de lujo, el Palacio de Santovenia. En 1867, el coronel Luis Lay, proveniente de Nueva Orleáns, alquiló el palacio para transformarlo en el primer hotel construido según el sistema norteamericano, una instalación de alojamientos considerada por algunos como la mejor de la ciudad. Disponía de amplias habitaciones, ventiladas de forma natural y el frente daba a la Plaza de Armas, donde cada noche tocaba una banda de música. Vinieron los treinta años de las Guerras de Independencia de los cubanos, que alteraron la vida económica, principalmente en la mitad oriental de la Isla. Pero a partir de 1895, con la invasión al occidente del Ejército Libertador, la incertidumbre cubrió a la Habana, en la cual habían mermado considerablemente las inversiones para mejoras urbanísticas, hoteles y teatros. En 1898 tuvo lugar la breve guerra Hispano-Ámericana, por la cual al rendirse España cedió sus colonias de Cuba, Puerto Rico y Las Filipinas. La Isla había quedado destrozada. Si en 1868 contaba con una población de 1,6 millones de personas, treinta años después estaba exangüe, con una población numéricamente inferior. Guerras, enfermedades, concentración de campesinos en las ciudades y hambre, provocaron la muerte de uno de cada cuatro habitantes. Iniciándose la República con el siglo XX, el reordenamiento económico y social posbélico, progresaba lentamente. A pesar de las grandes pérdidas sufridas en todo el territorio nacional, La Habana logró una rápida recuperación. Fue reconstruyéndose la capital, mientras el resto del país quedaba subdesarrollado, profundizándose una diferenciación cada vez más marcada. La Habana al transitar de un siglo a otro, mostraría todas las contradicciones de una época caracterizada por la guerra y la intervención extranjera. Desde finales del siglo XIX, se observaba un flujo creciente de estadounidenses, llegando con fines de negocios, aunque alegaban ir a pasear y admirar la naturaleza. Paulatinamente se reinició un nuevo ciclo de construcción hotelera. En 1909 abrió sus puertas el hotel Plaza, en otra de las esquinas del Parque Central. Unos meses antes, el 22 de marzo de 1908 se había inaugurado, en el Paseo del Prado, el Hotel Sevilla inspirado en las líneas arquitectónicas del Patio de los Leones de La Alhambra de Granada, Andalucía. Pocos años después este hotel fue adquirido por la compañía norteamericana Browman Hotels, la cual compró el edificio colindante, integrando ambos, y en 1924, lo reinauguró con mucha más capacidad, renombrándolo Hotel Sevilla Biltmore. A sólo unos metros del Sevilla Biltmore, en 1928 comenzó a operar el hotel Parkview, con 80 habitaciones ventiladas, cómodas, y ofreciendo un esmerado servicio de comedor. Los hoteles Inglaterra, Telégrafo, Plaza, Sevilla Biltmore y Parkview, ubicados en sólo un radio de doscientos metros, constituyeron un formidable conjunto de alojamiento, propio de grandes ciudades. Comenzó a diversificarse la construcción de hoteles hacia otras áreas de la capital. En 1928 se inauguró el hotel Presidente, en la barriada del Vedado, identificado como el primer hotel rascacielos de la Habana. Transcurridos dos años, en 1930, abrió sus puertas el Hotel Nacional de Cuba, el cual pasaría a ocupar el lugar cimero en la hostelería habanera. Buscando fomentar nuevos atractivos al turismo, los gobiernos de turno fueron aprobando legislaciones que facilitaran los juegos de todo tipo. El gobierno interventor de Estados Unidos había prohibido las peleas de gallos en el año 1900. Nueve años después, en agosto de 1909, una Ley del Congreso cubano legalizó las peleas de gallos y una semana más tarde aprobó otra ley instaurando la Lotería Nacional. En agosto de 1919, se aprobó la ley creando la Comisión Nacional para el Fomento del Turismo, pero dicha legislación principalmente estaba orientada a legalizar todo tipo de juegos y espectáculos de apuestas en el país. Con ella, se propició la reconstrucción y ampliación del Hipódromo Oriental Park, se inauguró el fastuoso Casino Nacional y un frontón de Jai-Alai. La compañía que invirtió en el Hipódromo y en el Casino Nacional, pertenecía a los mismos dueños del Hotel Sevilla Biltmore, "quienes albergaban un ambicioso proyecto de crear en las inmediaciones de la Habana un Montecarlo de América". Otras salas de juego fueron proliferando en hoteles y diversas edificaciones. La Comisión Nacional de Turismo, así creada, se reconoce como la primera organización del sector, y en la cual la capital desempeñó un papel fundamental, pues la misma fue presidida por el Alcalde Municipal de La Habana. La Ley Volstead, aprobada en 1920 en E5tados Unidos, se proponía erradicar el alcoholismo entre los estadounidenses. Realmente, era la continuación de otras leyes orientadas a atenuar los fraudes y violencia en aquel país. En 1893, el Congreso de Estados Unidos había prohibido las loterías en todos los estados de la Unión. Otras leyes erradicaron los casinos. Todas estas prohibiciones en el país vecino contribuyeron, de una forma u otra, a la gran afluencia de turistas a La Habana, donde podían beber y jugar sin restricción alguna. Durante los años veinte, La Habana experimentó un alza de turismo internacional. Los turistas estadounidenses veían en La Habana un lugar apropiado para satisfacer todos sus gustos y deseos, reprobados muchos de ellos en el seno de su propia sociedad. Por entonces el viaje a La Habana estaba circunscrito a la navegación marítima. Los turistas venían en barcos que zarpaban desde los puertos de la Costa Este de Estados Unidos, desde Nueva Orleáns y desde la Florida. Esos barcos pertenecían a más de veinte empresas americanas. Hacia finales de los años veinte, los ingresos por turismo se habían convertido en la tercera fuente de divisas del país, después del azúcar y el tabaco. El número de turistas casi se había triplicado, a lo cual se agregaba una cifra similar de excursionistas de un día, que venían en barcos de pasajeros (ver tabla 20). "Ron, ruleta y carreras de caballos formaban, en esos tiempos, una fascinante combinación para los turistas norteamericanos en Cuba, según expresión de los profesionales del turismo. Se añadían otros juegos como las peleas de gallos y el Jai-Alai. Numerosas eran las llamadas zonas de tolerancia. El conjunto de todo lo anterior llegaba a presentar a La Habana como el paraíso del libertinaje". Tabla 20 CUBA: LLEGADAS DE TURISTAS, 1924-1930 Temporadas Número de Turistas 1924-1925 31.566 1925-1926 44.395 1926-1927 48.170 1927-1928 62.547 1929-1930 86.270 Fuente: Villalba, Evaristo (1993), página 44. Foreign Policy Association (1934). La crisis económica mundial desatada a partir de octubre de 1929 y la derogación en 1934 de la Ley Volstead, golpearon con especial fuerza la actividad turística en Cuba durante los años treinta. Un estudio preparado a mediados de 1934 por la Foreign Policy Association, a solicitud del gobierno cubano, reconocía el potencial del turismo pero recomendaba cambios en esta actividad, orientándola más hacia la naturaleza, las playas y otras zonas. En síntesis, cambiar el patrón hasta entonces reinante en el turismo, alejándolo de los vicios. "Si exceptuamos el azúcar y el tabaco, los ingresos por el concepto de turismo han constituido la mayor fuente de riqueza para Cuba. La Habana, a causa de su situación, es uno de los regulares puertos de travesía para muchos buques que van a Panamá y a otros países latinoamericanos y los pasajeros en tránsito bajan a tierra y frecuentemente gastan grandes sumas de dinero. Aún más importante han sido las excursiones especiales, preparadas en Nueva York, y que cada año han llevado a La Habana millares de turistas, a pasar una temporada de varios días. Además, antes de la depresión, muchos norteamericanos se iban a Cuba durante el invierno para huir de los rigores del frío y de la Prohibición. Según la Comisión Nacional del Turismo, en 1930, que fue el año de mayor auge, 86.270 turistas visitaron La Habana, por la que también pasaron 76.982 pasajeros de tránsito para hacer un total de 163.252 forasteros. Se calcula que estos visitantes gastaron 12,6 millones de dólares”. Asimismo, más adelante recomendaba: "La creación de facilidades al turismo constituye una industria de cuasi-exportación, que ha tenido una gran importancia en el pasado y la continúa teniendo, de manera potencial cara el futuro. El desarrollo feliz de esta industria depende de esfuerzos concertados que sólo pueden rendirse bien bajo la dirección del gobierno. La preparación de itinerarios y probamos atractivos para turistas; el establecimiento de una oficina activa de servicios turísticos; la preparación de diversiones típicas y poco costosas para visitantes de todas las categorías; los desfiles, carnavales, regatas, excursiones a sitios de interés histórico, todas estas son formas que pueden darse al desarrollo del turismo para beneficio de los negocios. Actualmente la mayoría de los turistas limitan su visita a La Habana; pero si se fomentara el establecimiento de facilidades adecuadas de transporte y alojamiento, podría también atraerse a muchos turistas a la playa de Varadero, a las aguas medicinales que se encuentran en las montañas de Trinidad, así como a numerosos lugares de interés histórico en la provincia de Oriente, en virtud de las batallas que allí se libraron durante la Guerra de Independencia. Debería evitarse, hasta donde fuese posible, la explotación desvergonzada del turista por parte de individuos irresponsables, y sería fácil proporcionar al visitante que llega a la isla, por mar o por aire, un servicio gratuito de información y de ayuda, el cual indudablemente compensaría con creces su costo. El desarrollo del turismo depende primordialmente del restablecimiento de la paz política y del orden público". En enero de 1934, el entonces coronel Fulgencio Batista dio un golpe de estado al llamado Gobierno Revolucionario de los Cien Días. Semanas antes, en diciembre de 1933, siendo entonces Jefe del Ejército, había recibido la visita de Meyer Lansky, representante de los principales grupos económicos ilícitos de Estados Unidos. Meses después del golpe de estado, Batista llegó a un entendimiento con esos grupos, mediante el cual se establecieron en La Habana cuatro de las grandes familias: las de Meyer Lanski, Ámletto Battisti, Santos Traficante y Amadeo Barletta. El propio presidente de Estados Unidos, Frankiin D. Roosevelt, quizás asesorándose con el mencionado estudio de la Foreign Policy Association, aconsejaba a una delegación de hombres de negocios cubanos y americanos, a los cuales recibió en 1935: "....la corriente de turismo norteamericano puede constituir para Cuba el mejor complemento de compenetración entre ambos pueblos y de resultados económicos efectivos, pero para ello no debería tratarse de atraerlo sobre la base de carreras de caballos, juegos y espectáculos análogos, sino procurando llevar familias que permanezcan en la isla por las atracciones naturales del país, tales como la playa de Varadero, los lugares en que haya aguas termales, además de los deportes (la caza, el golf, etc.) para todo lo cual deben construirse grandes y cómodos hoteles" Realmente se hizo todo lo contrario a lo aconsejado por el Presidente Roosevett. Fue creada la Corporación Nacional de Turismo, mediante la ley-decreto No. 599, en octubre 16 de 1934. En esta ley quedaron plasmados los estatutos jurídicos de la actividad turística y se estableció cómo el Estado, la provincia y el municipio deben contribuir al fomento del turismo, tanto nacional como internacional, para conocer bellezas naturales e historia de Cuba. Realmente esta Comisión estaba huérfana de recursos y de influencia en los niveles gubernamentales. Fue pobre su incidencia. Como consecuencia de la depresión económica general, la eliminación de la Ley Seca en Estados Unidos y el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, en los tres lustros que van desde 1930 a 1945, la actividad turística se mantuvo muy decaída, aún cuando ocurrieron intentos de recuperación entre 1936 y 1937 (tabla 21). Tabla 21 CUBA: EVOLUCIÓN DE LAS LLEGADAS E INGRESOS, 1930-1943 Año Número de Turistas-Estancia Número de Excursionistas Ingreso Total (millones pesos) 1930 1934 86.270 20.677 79.982 70.620 12,6 6,6 1937 62.344 116.152 15,2 1940 77.814 49.468 14,4 1943 11.758 487 2,0 Fuente: Villalba, Evaristo (1993). Si la Primera Guerra Mundial favoreció a Cuba desde el ángulo turístico, desviando flujos de vacacionistas que anteriormente se orientaban a Europa, en el caso de la Segunda Guerra Mundial el efecto del conflicto bélico fue totalmente desfavorable. Las operaciones submarinas desatadas frente a la costa Atlántica de Estados Unidos y en el Mar Caribe, hicieron que los turistas se desviaran hacia la Florida, México y Canadá. Otro factor negativo se derivaba del empleo de los barcos de pasajeros para transportar tropas y equipos a Europa. El flujo de turistas hacia Cuba, durante la última guerra mundial, quedó casi interrumpido, constituyendo 1943 el año de mayor baja. No fue hasta 1946, una vez finalizado el conflicto bélico, que se produce un crecimiento progresivo de la demanda turística y los ingresos a ella asociados (tabla 22). Tabla 22 CUBA: LLEGADAS DE TURISTAS DURANTE LA SEGUNDA MITAD DE LOS CUARENTA Año Número de Turistas Número de Excursionistas Total Visitantes 1946 114.885 4.817 119.702 1947 144.566 13.043 157.609 1948 140.403 22.961 163.364 1949 150.048 29.966 180.014 Fuente: Villalba, Evaristo (1993). El gráfico 7 muestra como en el segundo cuarto de siglo los flujos de visitantes a Cuba experimentaron dos procesos de auge, uno comprendido entre 1924 y 1930 y el otro a partir de 1945. Gráfico 7 CUBA: EVOLUCIÓN DE LLEGADAS, 1924-1949 1924' 1930 1934 -♦-Turistas 1938 1941 1943 1945 1949 -▄- Excursionistas Fuente: Viltalba, Evaristo (1993). Fueron pocos los nuevos hoteles que se construyeron durante las década de los treinta y los cuarenta, pues la capacidad creada entre 1909 y 1930 resultaba suficiente. Los pocos construidos se localizaban en la Habana. EL DESARROLLO TURÍSTICO EN EL CARIBE DURANTE LOS CINCUENTA Al concluir la Segunda Guerra Mundial, el Caribe -con excepción de Cuba, Haití y República Dominicana- estaba constituido por pequeñas colonias de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Países Bajos, cuyas economías dependían del azúcar, café, frutas, bauxita y otros pocos productos. A finales de la década de los cuarenta sus metrópolis concibieron intensificar el fomento del área como un paraíso turístico. La Comisión Anglo Americana del Caribe patrocinó una encuesta para establecer el valor potencial de las islas caribeñas como área de vacaciones. Durante la primera parte del siglo XX, cerca de la mitad del turismo internacional en el Caribe se había dirigido mayoritariamente hacia La Habana. Por ejemplo, en 1937 La Habana recibió el 87% de todos los turistas y excursionistas que visitaron el Caribe. Pero la situación comenzó a modificarse. En primer lugar, el auge de la aviación abrió nuevos destinos con grandes bellezas y de bajo costo. A inicio de los años cuarenta sólo existía una línea de aviación civil ofreciendo servicios a lugares seleccionados del Caribe desde Estados Unidos. En 1956, operaban 36 líneas aéreas en la región. El Caribe llegó a disfrutar de más itinerarios de vuelo que el propio territorio de Estados Unidos. El número de turistas al Caribe pasó de 700 mil, a mediado de los cincuenta, a 1,4 millones en 1960, una tasa de crecimiento anual del 7%. Al no disponer de una adecuada infraestructura, se acometió una acelerada construcción hotelera, con capitales principalmente provenientes de las metrópolis. Se construía a un ritmo de 1.500 a 2.000 nuevas habitaciones por año. Las vías para arribar al Caribe cambiaron radicalmente. Si en los años veinte y treinta, los turistas venían en barcos, ya en 1955 del millón de visitantes que arribó a la región el 60% lo hizo por vía aérea. Las islas caribeñas disponían de bellas playas, algunos hoteles atractivos y bajos costos, pero su infraestructura general era pobre y el nivel de salubridad dejaba mucho que desear. Aún a mediados de esa década, el 40% de la capacidad de alojamiento en el Caribe se localizaba en La Habana y en San Juan de Puerto Rico, ciudades que además podían ofrecer los mejores hoteles. Eran las dos únicas ciudades, donde los turistas norteamericanos podían encontrar grandes tiendas por departamentos, similares a las existentes en las ciudades de la Costa Atlántica. En 1949, el Gobierno de Cuba solicitó un crédito por 200 millones de dólares al recién formado Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), más conocido como Banco Mundial. Sus directores enviaron una misión encabezada por el señor Truslow, la cual presentó su estudio en 1950 con el titulo "Report on Cuba" (se identifica también como Informe Truslow). El voluminoso texto, lleno de recomendaciones, abogaba por una diversificación de la economía y atenuar la extrema dependencia en relación al azúcar, industria en la cual eran evidentes los signos de decadencia en el plano internacional. El mencionado informe proponía acometer un fuerte desarrollo del turismo internacional, aunque alertaba sobre las causas fundamentales que impedían su progreso y los serios obstáculos para lograrlo, tales como: competencia de otros países gracias al incremento del transporte aéreo; concentración en La Habana del 66% de los cuartos de hoteles del país; carencia de los requisitos para satisfacer las necesidades del turista promedio en cuanto a comidas; falta de entrenamiento y profesionalidad de los empleados de hoteles; así como una gran limitación en la oferta de los productos turísticos, a pesar de contar con regiones de grandes bellezas naturales como Pinar del Río y las existentes en las zonas orientales y centrales. OTRA ETAPA DEL DESARROLLO TURÍSTICO INTERNACIONAL, 1950-1958 Durante la década de los años cincuenta un conjunto de decretos-leyes eximió del pago de aranceles a los equipos y materiales para la construcción de hoteles, o sus ampliaciones, así como del pago de impuestos a las nuevas instalaciones de alojamiento durante un número de años. La Habana, nuevamente, experimentó un acelerado proceso de construcción hotelera. Todos los nuevos hoteles estaban dotados de grandes y fastuosos casinos. Funcionaban otros casinos, en los renombrados cabarets Tropicana, Montmatre y Sans Souci. Los grupos económicos ilícitos estadounidenses controlaban y operaban este conjunto de instalaciones de juegos y hoteles, gracias a los acuerdos concertados una veintena de años atrás, lo cual no era casual pues Batista, en 1952, había tomado nuevamente el poder, por medio de otro golpe de Estado. Para completar la oferta de todo tipo de juegos de apuestas, un especial decreto-ley autorizó la construcción, en la zona de Miramar, de un gran canódromo, que vendría a complementar la oferta para todos los gustos de jugadores, junto al ya existente Hipódromo Oriental Park y los casinos. Al antiguo campo de golf, existente en la zona conocida como el Country Club, al oeste de la Habana, se añadieron otros tres nuevos en diferentes localidades. A principios de los años cincuenta se inicia, en una escala media, el fomento de construcciones importantes en Varadero, bellísima playa en la península de Hicacos, situada a unos 120 kilómetros al este de La Habana. Dieciocho kilómetros de blancas arenas con extensa plataforma submarina brindan un mar tranquilo casi todo el año y comenzó a conocerse, por aquellos tiempos, como la Playa Azul. Varadero hasta entonces era un poblado de pescadores, a lo cual se adicionaba una explotación de salinas, y era también balneario de familias adineradas y de clase media de las ciudades cercanas de Matanzas y Cárdenas. Desde el punto de vista urbanístico, Varadero era un caos de chozas, cabañas, pequeños hoteles de madera, bares y humildes restaurantes. La única edificación importante que se destacaba, desde un pequeño montículo a pocos metros de las arenas de la playa, era la Mansión Xanadú, residencia de cuatros plantas, concebida y construida por Irenne Dupont, miembro de una de las familias más ricas de Nueva Inglaterra. Dupont llegó a poseer el 37% del área de la península de Hicacos. La primera autopista de cuatro vías, denominada Vía Blanca, bordeando la costa norte, unió la Habana a Matanzas y se completó en 1952. Acortó en una hora el tiempo de acceso a lo denominada Playa Azul. Se construyó el puente basculante que permitiría el acceso directo desde la propia ciudad de Matanzas a Varadero; se erigió en 1951-52 el primer acueducto; y se pavimentaron los primeros tres kilómetros de calles. En 1950 comenzaron las obras del Hotel Internacional de Varadero, inaugurado en diciembre de 1952, el primero de los grandes hoteles en ese nuevo centro turístico, con una moderna arquitectura. Lógicamente contaba con su casino de juegos, cabaret, piscina y lujosas tiendas. Ese año, también se terminó un pequeño aeropuerto para vuelos comerciales directos desde Miami, y aviones particulares. Previamente se había construido el hotel Kawama, y a finales de la década de los cincuenta se construyó el hotel Oasis. En 1958 se reportaban 7.728 habitaciones en 128 hoteles en Cuba, de las cuales 4.892 se localizaban en La Habana y' 702 en Varadero. Entre ambas localidades se concentraba el 72% de la capacidad hotelera. El 28% restante se diseminaba en otras regiones del país, en hoteles de baja categoría, principalmente. Sin embargo, otros lugares de especial atractivo turístico del país -montañas, lagunas y sitios de bellas condiciones naturales-, continuaron sin desarrollarse. Finalizando los años cincuenta, recorrer La Habana permitía observar, sobre todo de noche, los lujosos hoteles, los grandes lumínicos como símbolo de una ciudad de gran atracción. Sus majestuosas instalaciones turísticas daban la apariencia de un desarrollo pleno. En la sombra se escondían enormes contradicciones, entre el lujo y la ostentación por una parte, y una gran pobreza y miseria para la mayor parte de sus pobladores, por otra. A finales de la década, Cuba contaba con 5,9 millones de habitantes, de los cuales el 21% residía en La Habana (1,2 millones). Desde una "posición privilegiada, la capital exhibía la mayor dinámica económica, reflejando la típica estructura de país subdesarrollado con estatus neocolonial, concentrando lo principal de la actividad económica en la capital. La Habana poseía el mayor puerto del país y las mejores facilidades de transporte de pasajeros y mercancías. Era el centro de la provincia mejor dotada de caminos, carreteras, vías de acceso marítimo, terrestres y por aire. Urbanización y fomento industrial fueron convergiendo en tanto que la mayoría de las compañías operaban en ella. • El 70% de las operaciones bancarias tenían lugar allí. • Por su puerto ingresaban cuatro quintas partes de las importaciones del país, salía la cuarta parte de las exportaciones y recibía el 95% de los visitantes extranjeros por vía marítima. • En la capital se percibía el 39% de los salarios devengados, y en ella se desenvolvía el 38% del comercio interior. • En un radio de 50 kilómetros alrededor de la Habana estaba ubicada el 70% de la industria no azucarera de Cuba. • El 41,9% de la población económicamente ocupada en los servicios estaba en la Habana. • El 80% de todas las construcciones, en 1955-1958, se ejecutaron en La Habana y sus alrededores cercanos. • El 73% del total de los teléfonos estaban instalados en la capital. • Existían 5.879 kilómetros de carreteras asfaltadas en todo el país, la Carretera Central lo atravesaba con sus más de 900 kilómetros, pero el 35% del resto de las carreteras formaban una red cuyo centro era La Habana. • El 82% de la generación eléctrica se producía en la capital, la cual consumía el 70% de la misma. • De los tres aeropuertos internacionales que funcionaban, el de Rancho Boyeros en la Habana (actualmente Aeropuerto Internacional José Martí) atendía el 95% del tráfico de pasajeros. La construcción, entre 1953 y 1955, de un túnel que atravesaría la Bahía de la Habana, abrió a la especulación inmobiliaria la zona este de la misma. Sus preciosas playas, en su mayoría, inmediatamente fueron cercadas, urbanizadas en repartos exclusivos para el sólo disfrute de los propietarios de viviendas o parcelas y sus invitados. El litoral en la zona oeste de la capital (Miramar) fue controlado por la alta y mediana burguesía, la que construyó residencias para uso propio y clubes exclusivos, donde se debía pagar altas cuotas de ingresos para ser socio. Para la inmensa mayoría de la población habanera restaba sólo la playa de Guanabo, a treinta kilómetros al este del centro de la capital, y alguna que otra playita rocosa, a la cual aún no habían llegado las compañías urbanizadoras. En la década de los cincuenta, los intereses privados, principalmente extranjeros de los grupos ilegales estadounidenses; encontraron el apoyo gubernamental para desarrollar infraestructuras con el objetivo de atraer turistas al país, sobre todo norteamericanos. Sobre esa base de apoyo, así como las leyes y decretos que los favorecían, se incrementaron las inversiones hoteleras y otras construcciones destinadas a este sector. Se desarrolló un importante proceso de fínanciamientos para alojamientos turísticos, de inversiones en transportes, aeropuertos, puertos y en obras públicas. Los escasos recursos de inversión de la nación fueron en parte utilizados para otorgarles créditos blandos a los inversionistas extranjeros (tabla 23). . Tabla 23 CUBA: BONOS EMITIDOS PARA DESARROLLAR EL TURISMO, 1950-1958 Destino Entidad Financiera Centro Turístico Barlovento Monto (miles pesos) 3.389 Hotel Habana Libre 1957-1977 13.500 BANDES* Hotel Habana Libre 1958-1978 4.890 BANDES* Cía. Hoteles La Riviera de Cuba 6.000 BANDES* Saneamiento y Mejoramiento Varadero 10.275 BANDES* Total 38.054 Financiera Nacional * Banco de Desarrollo Económico Social (BANDES). Fuente: Banco Nacional de Cuba (1960). Por medio de créditos blandos de los organismos financieros para estatales se construyeron las marinas de Barlovento (La Habana) y la Dársena de Varadero, lo cual obedecía al plan trazado por Batista con los poderosos grupos ilegales estadounidenses, para crear un gran corredor de hoteles, centros de juegos y actividades asociadas desde La Habana hasta la Playa Azul. La Corporación Nacional de Turismo, creada en 1934, fue reemplazada por el Instituto Cubano del Turismo (ICT), por medio del Decreto-Ley 137 del 12 de junio de 1952, a escasos meses del segundo golpe de estado de Batista. Sería un organismo oficial autónomo, adscrito al Ministerio de Comercio. En este período se constituyó la Comisión de Turismo del Consejo Consultivo, integrada por un presidente (que era el vicepresidente del ICT) y dos consejeros consultivos al mismo tiempo asesores del ICT). "La misión declarada de esta entidad (al fundarse) era aumentar el. número de turistasdólares y turistas-dias, y para ello, se proponía planificar la industria con sentido de beneficio para la nación, proteger de abusos y molestias a los turistas, así como de propagandas falacias, asesorar al Gobierno en relación con la actividad, confeccionar, distribuir y costear la propaganda turística del país e intensificar la venta de nuestra mejor mercancía que nada nos cuesta, nuestro sol y nuestro clima que permitan mantener actividades turísticas ininterrumpidamente en las cuatro estaciones del año....". "...el Consejo de Dirección de este organismo procedió a establecer consideraciones básicas sobre el desarrollo de la actividad turística a partir de su creación; y su basamento fue la importancia de esta industria como factor categórico de la economía. Estas consideraciones no estaban ajenas a los intereses de convertir el Caribe en un lugar de recreo y juego para la gran burguesía. " El Instituto Cubano del Turismo funcionaba con una estructura compuesta por un órgano ejecutivoadministrativo, un órgano colegiado, y oficinas y delegados en provincias y en el exterior. Durante la etapa prerrevolucionaria, a pesar de los diferentes organismos responsabilizados con el funcionamiento y desarrollo del turismo en Cuba, fue evidente la carencia total de una política comercial coordinada para el desarrollo del turismo. En los presupuestos financieros de la nación jamás existió asignación alguna para el fomento del turismo. Tanto la Corporación Nacional del Turismo como el Instituto Cubano del Turismo, "no encamaron la industria turística sobre la base de las atracciones naturales, históricas, arquitectónicas, folklóricas deportivas, culturales o de salud, sino que mostraban al visitante los aspectos negativos de una sociedad dominada por la corrupción y el afán de lucro”. Al igual que todavía hoy tiene lugar en muchas islas del Caribe, la promoción principal era financiada por las compañías de aviación y de barcos de pasajeros. "El turismo, aunque constituye una industria en Cuba, es, sin embargo, muy vulnerable, un negocio de una sola senda, exclusivamente concentrado en La Habana. El resto del país está prácticamente sin fomentar en lo que concierne a turismo, pero creo que Cuba puede fomentarse hasta ser un país turístico de alto rango, explorando y utilizando todos sus atractivos potenciales. La organización nacional actual es el Instituto Cubano del Turismo, agencia oficial cubana para la promoción y publicidad dentro y fuera de Cuba y también a cargo del control y supervisión de cada uno de los servicios que en el amplio campo de los viajes han de ser vendidos por los agentes de pasajes, tanto aquí como en el extranjero. Es una tarea desesperante para la organización nacional de viajes llevar a cabo su labor sin tener presupuesto fijo, yo estimo que se requerirá una asignación mínima anual de $1.000.000 por parte del Gobierno"4. Gráfico 8 CUBA: LLEGADAS DE TURISTAS EN LOS AÑOS CINCUENTA El turismo en Cuba se basaba en el mercado estadounidense en un 87%. La alta y mediana burguesía prefería pasar sus vacaciones en el exterior. En total, el saldo en la balanza de ingresos y egresos turísticos durante los años cincuenta resultó negativo en 12 millones de dólares. El turismo nacional era una actividad muy limitada. Cada año viajaban al exterior 80.000 cubanos residentes en la Isla. La mayor parte lo hacía en el plano de turista. Aunque el número de visitantes extranjeros era mayor, la duración de la estancia y el nivel de gastos de los turistas cubanos, hacia que en la mayor parte de los años los ingresos por turismo fueron inferiores a los egresos y por ello resultaba una balanza turística deficitaria. Solamente en los últimos tres años el saldo arrojó un superávit: • 4, 3 millones de dólares en 1956. • 23,6 millones de dólares en 1957. • 19,4 millones de dólares en 1958. En esos tres años, de un total de ingresos de 157 millones de dólares, a la partida de ingresos por juego correspondió el 45%. Esta cifra probablemente está subvaluada por la falsificación de la contabilidad de los casinos, el hipódromo y el canódromo. De no haber sido por los ingresos por juegos, nuevamente la balanza de ingresos y egresos por turismo hubiese arrojado un déficit de 39 millones de dólares, en ese trienio. Las Vegas fundada en 1946, constituía junto con La Habana y, en menor medida Miami, el triángulo del juego y el azar. "La similitud con Las Vegas estaba en todas partes. Cada año fluían hacia La Habana 300.000 turistas americanos, un casino tras otro fue apareciendo, algunos respaldados por venerables corporaciones como Pan American Airways y los Hoteles Hilton. ...Los políticos cubanos, ansiosos de desarrollar el turismo y recibir su tajada, dieron la amplia bienvenida a la profesionalidad de los gansgsters en cuanto a organizar el juego". "Era de tai magnitud la migración de mejores operadores de casinos y sus dealers a La Habana que, en determinado momento, las autoridades de Las Vegas comenzaron a preocuparse que su ciudad podría pasar a una fase depresiva. Hubo discusiones en Carson City, la capital de Nevada, intentando aprobar determinada legislación prohibiendo a los dueños de casinos en Las Vegas desarrollar nuevos casinos en otras localidades" >. A raíz de las investigaciones sobre el crimen organizado en el comercio interestatal en Estados Unidos, dirigidas por el Comité del Congreso presidido por el Senador Estes Kefauver, los principales dirigentes del sindicato del crimen comparecieron ante dicho Comité Senatorial, durante los años 1950 y 1951. Sus miembros, comenzaron a temer que esas investigaciones pondrían en peligro sus inversiones y sus enormes ganancias, por lo que La Habana fue valorada como una segunda posición a donde replegarse de ser necesario y donde reubicar sus negocios del juego. El resumen de esta etapa de la historia turística de Cuba durante los años cincuenta se puede sintetizar en: • Se concentró el desarrollo turístico en La Habana, con atisbos de continuar la expansión su desarrollo en Varadero. • La gran mayoría de los turistas eran estadounidenses. • Los grupos económicos ilícitos, en conexión con el Gobierno de Batista, controlaban muchos de los negocios turísticos. • La oferta principal era el juego y las actividades asociadas. • • El resto del país no experimentó desarrollo turístico alguno. Se construyeron entre hoteles y moteles 29 instalaciones, con una capacidad de 2.867 habitaciones, la mayoría de ellos en La Habana, destacándose Habana Hilton, Habana Riviera, Capri, Copacabana, Rosita de Hornedo, Deauville, Comodoro ; y en Varadero el Internacional. • Otras 285 habitaciones se añadieron por ampliación, y había hoteles en proceso de construcción con 455 habitaciones al finalizar el año 1958. • Cubana de Aviación inauguró cinco rutas internacionales, en adición a las dos que ya tenía, a la vez que volaban a Cuba quince líneas aéreas extranjeras, y operaban tres aeropuertos con vuelos internacionales. • Se estableció una línea de ferry entre Cayo Hueso y La Habana, con tres frecuencias semanales, y capacidad para pasajeros y automóviles. Adicionalmente existían cuatro líneas de transporte de pasajeros regulares y los grandes buques excursionistas hacían escala en la Habana como punto de gran atracción. • Prácticamente no había presupuesto gubernamental de promoción; que era financiada principalmente por las líneas aéreas y marítimas, así como por los propietarios de hoteles. LA OFERTA TURÍSTICA A PARTIR DE 1959 Y DURANTE LA DÉCADA DE LOS SESENTA Un rumbo totalmente diferente tomó el desarrollo del turismo con la etapa que se inicia en 1959. Fueron cerrados los casinos y los negocios ilegales. Los flujos de turistas internacionales sufrieron un fuerte descenso, como consecuencia del agravamiento de las relaciones con el gobierno de Estados Unidos. Las continuas alertas y recomendaciones a sus ciudadanos para que no viajaran a Cuba, debido a un supuesto estado de violencia existente en la Isla, fueron seguidas por medidas administrativas a partir de enero de 1961, una de las cuales inhabilitaba el pasaporte corriente de Estados Unidos para estos viajes, requiriendo pasaporte especial y la correspondiente licencia de viaje. Se agregó a ello la prohibición a los ciudadanos estadounidenses de hacer cualquier tipo de gasto en Cuba. No era posible sustituir al turismo estadounidense con otros mercados. Europa, después de la reconstrucción de los daños causados por la II Guerra Mundial, despertaba al turismo y los noreuropeos descubrían el sol y las playas en Grecia e Italia, y un poco después en las regiones mediterráneas de España y en las Islas Canarias. Poco antes del establecimiento de la prohibición de los viajes a Cuba, comenzaban a volar los primeros aviones Boeing 707 y los Douglas DC-8, los cuales, paulatinamente, abaratarían sustancialmente los costos del transporte turístico. Pero mientras se abrían las playas españolas al turismo, eran pocos los que se interesaban en pasar unas tranquilas vacaciones en Cuba a causa de los graves sucesos de los primeros años de los sesenta. El flujo de turistas internacionales se desplomó desde 272.000 en 1957 a 87.000 en 1960. Los organizadores de viajes o tour-operadores (TTOO) canadienses, debido a presiones desde Washington, informaron, en 1961, que cerraban sus operaciones con el mercado cubano. Por similares circunstancias en poco tiempo los TTOO franceses, británicos y belgas se manifestaron de la misma manera. Más adelante cancelaron sus operaciones los TTOO españoles. Tanto por razones técnicas, políticas y el débil estadio de desarrollo en el cual se encontraban el turismo europeo y el canadiense, no podían ocupar la función de posibles fuentes alternativas para sustituir al turismo estadounidense en la isla. Ello provocó la virtual parálisis de la actividad de turismo internacional (tabla 24). Tabla 24 CUBA: LLEGADA DE TURISTAS, 1957-1960 Año 1957 Turistas (miles) 272,3 Índice 1957=100 100,0 1958 1959 1960 211,8 179,7 86,5 77,8 66,0 31,8 Fuente: Banco Nacional de Cuba (1960). Viltalba; Evaristo {1993). En años iniciales de los sesenta, y por primera vez en Cuba, se diseñó una política orientada a estimular al turismo nacional. Se crearon nuevas condiciones para el desarrollo de la industria turística, con el objetivo de estructurar un turismo que respondiera a los valores culturales, históricos y sociales del país. Un conjunto de medidas e instrumentos legales propiciaron las condiciones que posibilitara la aplicación de la nueva política turística. A dos meses del triunfo revolucionario se emitió la Ley 100, de febrero de 1959, la cual creaba el Departamento de Playas del Pueblo, adscrito entonces al Ministerio de Defensa. En abril de ese mismo año, la Ley 270 declaraba de uso público todas las costas y playas del territorio nacional, al tiempo que autorizaba a todas las personas a transitar libremente por ellas. Como colofón se dictó la Ley 636, del 20 de noviembre, fundando el Instituto Nacional de la Industria Turística (INIT) y se declaraban disueltos el Instituto Cubano del Turismo, creado en 1952, y la Junta de Fomento Turístico, de ese mismo año 1959. A partir de ese momento, y hasta finales de 1960, se llevó a cabo un proceso de intervención y nacionalización de instalaciones turísticas, como consecuencia del abandono de las mismas por sus propietarios o como reacción defensiva ante las agresiones del gobierno de Estados Unidos. La nueva política de fomento turístico se encaminó a gestar un movimiento nacional que garantizara el acceso popular y pleno disfrute de las playas y los escasos centros turísticos y recreativos existentes en aquel momento. No se renunciaba a promover un turismo extranjero de sana motivación, bien distinto al que había padecido Cuba. El conjunto de medidas y acciones incluía, también, la conversión de los clubes exclusivos en círculos sociales de amplio uso popular, el fomento de múltiples playas desconocidas hasta entonces, la organización de excursiones y giras turísticas e incluso programas de viajes a los países socialistas. En coordinación con la Central de Trabajadores de Cuba, la Unión de Jóvenes Comunistas, el Ministerio de las Fuerzas Armadas, el Ministerio del Interior, y otras organizaciones nacionales fueron dándose a conocer las opciones a disposición de los ciudadanos y organismos nacionales. El sector bancario comenzó a otorgar créditos para financiar vacaciones a aquellos que no tuviesen suficientes recursos, así como se ofertó a la población habitaciones en hoteles, villas, cabañas, casas, las cuales constituían las principales ofertas para la realización del turismo y el descanso de la población. La ley por la cual se creaba el Instituto Nacional de la Industria Turística (INIT), primer organismo especializado en turismo concebido por el Gobierno de la Revolución, precisaba que, aparte de su significación económica, el turismo, como divulgación organizada de los atractivos del escenario natural y la cultura nacional, debía cumplir la doble función de enseñar a conocer y disfrutar mejor lo propio y mostrar esta tierra privilegiada y este pueblo a los demás pueblos, para estrechar con ellos vínculos de solidaridad. Hasta entonces la tradición turística cubana se había caracterizado por el abandono administrativo y por la abulia. Se habían mantenido prácticamente inaccesibles las inmensas riquezas naturales de su geografía. Dicha ley definía los propósitos del Gobierno Revolucionario de programar técnicamente y ejecutar con la brevedad posible el desarrollo del turismo, para ofrecer al viajero, extranjero y nacional, facilidades, comodidades y atracciones. Otros objetivos que se señalaban, ya desde entonces, eran la conservación y fomento de las riquezas naturales con significación turística, así como la protección del patrimonio histórico y cultural de la nación, relevante a los fines del turismo. La política turística de Cuba entonces contemplaba el siguiente orden de prioridades: • como objetivo primordial, facilitar el turismo nacional; • en segunda instancia, preocuparse del turismo que llegaba desde los países socialistas; y • en tercer lugar, el fomento del turismo de los países del resto del mundo. Comenzaron a construirse en las playas, taquillas, cabañas y cafeterías, con ofertas de bajos precios. Se conocía que Cuba estaba bien dotada de yacimientos de aguas termales y se creó el Grupo Nacional de Aguas Minero Medicinales, construyéndose varios balnearios y reconstruyendo otros. A inicios de los sesenta se construyó el Complejo Turístico de Guamá-Laguna del Tesoro, para fomentar un turismo de naturaleza, en la Ciénaga de Zapata, humedal de mayor tamaño del Caribe, situada en la costa sur-central, que fue durante siglos habitat de familias pobres dedicadas a fabricar carbón de madera. Este humedal, posee 900 especies autóctonas y una fauna integrada por 212 especies de mamíferos, aves, peces, anfibios y reptiles. Allí se organizó un criadero de cocodrilos, se montó una aldea típica de los precolombinos pobladores tainos, la cual está dotada de una obra artística de estatuas mostrando como vivían, pescaban, cazaban y danzaban. Nacía, así, un centro turístico de una gran belleza natural, a escasos kilómetros de Playa Larga y de Playa Girón. En los primeros años del triunfo de la Revolución se ejecutó un plan de obras por un valor aproximado de 50 millones de pesos. En Varadero se invirtieron más de 10 millones, en otras playas mayores y menores otros 16 millones. El programa recreativo no se limitó a construir en las playas. Al igual que en la Ciénaga de Zapata, en otros escenarios campestres se ejecutaron otras obras. En adición a las nuevas instalaciones creadas se produjo -para el turista nacional- la apertura de todos los hoteles y clubes lujosos. Para el turista nacional se fijaron tarifas de 7 a 10 pesos por noche por habitación doble, en los hoteles entonces denominados Clase Lujo y Primera, en el resto oscilaba entre 5 y 6 pesos. Para los pocos turistas internacionales, las tarifas se mantuvieron sin modificaciones, ya que no eran muy altas en el pasado, cuando el hotel era el gancho y las ganancias se obtenían en las salas de juegos y restaurantes. Para el disfrute de los turistas nacionales (trabajadores, campesinos, soldados, estudiantes y jubilados) se dispuso y se organizaron diversos atractivos, entre ellos cabe señalar: • 9 circuitos turísticos. • 30 centros de caza y pesca. • 37 playas públicas con 29.000 taquillas y 432 cabañas. • 203 cabanas, 364 casas en las playas, 639 apartamentos con capacidad para 2.164 personas y 63 albergues turísticos con capacidad para 3.527 personas. • 200 cafeterías y restaurantes. • 100 yates para paseos y pesca. • Varias estaciones de baños termales. Habiéndose afianzado el desarrollo del turismo nacional a lo largo :e. decenio 1960-69, en ese período las entidades del INIT también se ocuparon de recibir al turismo de excursiones y paquetes proveniente de los países socialistas. Fue con posterioridad a 1970 cuando se suscribieron acuerdos con los TTOO de otros países, para traer a sus turistas, utilizando especialmente la capacidad hotelera ociosa durante los meses de la zafra azucarera (desde diciembre hasta abril), época de poca afluencia del turismo nacional. Complementariamente estos meses eran los de mayor demanda por los turistas internacionales. El turismo internacional por grupos, al menos al comienzo de su desarrollo, se realizó por medio de paquetes vendidos en el extranjero que incluían todos los gastos principales de pasaje, hotel, traslados, alimentación, algunos espectáculos y excursiones. La Agencia Cubatur suscribía los contratos con los operadores y agencias de viaje extranjeras. Entre 1959 y 1975, período durante el cual funcionó el INIT, su organización empresarial tuvo la evolución que se presenta en el recuadro 1. Recuadro 1 EVOLUCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN EMPRESARIAL, 1959-1975 Fases 1959/1960 Actuaciones y Características Reducido número de empresas estatales, ya que la mayoría de las entidades turísticas eran de capital privado y las estatales, únicamente administraban las nuevas instalaciones construidas en esos años y aquellas abandonadas por sus antiguos propietarios. 1960/1962 Incorporación masiva de las unidades gastronómicas. Nacionalización, entre agosto y octubre de 1960, de las grandes empresas propiedad de personas naturales o jurídicas. El constante abandono por parte de los propietarios de un gran número de centros gastronómicos y de recreación turística, obligó al INIT a adoptar una estructura totalmente distinta. Se crearon -como estructura intermedia para administrar, dirigir y supervisar todas las unidades económicas- diez empresas consolidadas especializadas según tipo de actividad (hoteles y moteles, playas públicas, balnearios minero medicinales, cafeterías, restaurantes, bares y cabarets, etc.).Todas estas empresas eran de carácter nacional y no contaban con ninguna organización territorial; sus relaciones eran directas con las unidades. 1962/1964 Reducción de funciones del INIT. Por decisión del Gobierno, en septiembre de 1962, las empresas que no realizaban una función propiamente turística, fueron trasladadas a otros organismos estatales. A partir de esa fecha, la estructura intermedia del INIT quedó integrada por seis empresas: Hoteles y Moteles, Restaurantes y Cafeterías, Playas Públicas, Centros de Atracciones Turísticas y Caza y Pesca, así como los combinados de Varadero y Guanabo y los centros de servicios. 1964/1975 Proceso de fusión de empresas. A partir de 1964 regresan al INIT las instalaciones gastronómicas que habían sido trasladadas al Ministerio de Comercio Interior. En 1969 se trasladarían al INIT las instalaciones hoteleras hasta entonces administradas por los órganos del Poder Popular. Esta situación llevó a adoptar la decisión de que el INIT - conservando el nombre que le caracterizaba como entidad eminentemente turísticafuese el organismo especializado que se ocuparía de la administración de las unidades hoteleras y gastronómicas. Por el número de unidades que era necesario administrar, fue preciso crear estructuras territoriales. Así se establecieron las regionales administrativas que agrupaban las unidades económicas atendiendo a la actividad que desarrollaban y según la posición geográfica de las mismas. Al finalizar 1969, el INIT presentaba una estructura intermedia integrada por once empresas (ocho con un corte territorial, así como otras tres para atender los servicios a las instalaciones, el turismo nacional e internacional y el servicio a técnicos extranjeros). Fuente: Villalba, Evaristo (1993). EL TURISMO EN LAS DÉCADAS DE LOS SETENTA Y LOS OCHENTA A partir de 1970 se inició un movimiento de recuperación del sector gastronómico, teniendo como objetivos la prestación de un mayor y mejor servicio y la extracción de circulante monetario. Dicha recuperación implicó la reapertura de unidades y el acondicionamiento de otras para ofrecer nuevas especialidades. En el Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, en diciembre de 1975, se precisa: "La nacionalización de los hoteles y de las principales instalaciones de recreación dio al pueblo acceso a los mismos. En las instalaciones turísticas se han invertido 50 millones de pesos, de ellos en los primeros años, se dedicaron 15 millones a playas públicas. El turismo internacional, después de una casi total desaparición, ha tenido un ligero incremento en estos últimos años, con una composición y una calidad muy distinta a la del pasado. Así tendrán que ser los turistas que nos visiten en el futuro, integrantes de una corriente sana de visitantes que venga en busca de los atractivos de nuestra naturaleza o a conocer los cambios sociales que han ocurrido en nuestra patria. Se estima que más de medio millón de turistas nos visitará en el próximo quinquenio, principalmente en las temporadas de invierno". Se identifica 1972 como el año del retorno del turismo internacional hacia Cuba. La coyuntura internacional se hizo más favorable. La Revolución, había sobrevivido su primera década, el bloqueo económico no había logrado sus propósitos. Las islas caribeñas se independizaron de sus colonias e inmediatamente establecieron relaciones con Cuba. El aislamiento diplomático a Cuba desde 1962, comenzaba a desmoronarse, restableciendo los vínculos diplomáticos muchas naciones de América Latina. El turismo canadiense, el emisor más cercano, se mostraba favorable a venir a Cuba. Un turismo motivado por el clima comenzaba a fluir. Varios TTOO de esa nacionalidad introdujeron algunos destinos cubanos en sus catálogos, con atractivos programas de vacaciones y contrataron vuelos charters para ello. Las entidades turísticas cubanas establecieron convenios de intercambio de visitantes con sus homólogos del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME). Aún con el incremento de los turistas canadienses y de Europa Occidental, en 1975 el 64% de los turistas extranjeros provenían de países miembros del CAME. Al tornarse propicia la coyuntura en el área circundante y en el mundo occidental, en general, fue factible para el INIT emprender un programa de desarrollo del turismo internacional, complementado por un moderado programa de expansión e incremento de habitaciones hoteleras destinadas a los turistas extranjeros. Ello a su vez, permitió remozar y equipar la planta turística, a la vez que exigió trazar nuevos derroteros en el campo del turismo. Después de la ascensión de James Carter a la presidencia de Estados Unidos, se flexibilizó la prohibición a sus residentes de viajar a Cuba y se iniciaron también desde ese país vuelos charters y atraques de cruceros con excursionistas, ávidos de curiosidad por conocer la realidad cubana. Con el incremento y mayor diversidad de actividades, era aconsejable realizar un cambio en la estructura institucional, más acorde a las necesidades del momento, al crecimiento progresivo previsto y también con la perspectiva de adaptarse a la organización política y administrativa en proceso de estudio para todo el país, la que fue aprobada a finales de 1976, al constituirse la Asamblea Nacional del Poder Popular y los órganos provinciales y municipales. REORIENTACIÓN Y UN NUEVO ORGANISMO PARA EL TURISMO Con la nueva estructura político-administrativa se transformó el aparato administrativo del Estado cubano y como parte de este proceso se constituyó el Instituto Nacional de Turismo (INTUR). Al desaparecer el INIT, miles de pequeñas y medianas unidades hoteleras, gastronómicas y de recreación pasaron a ser administradas por los nuevos órganos provinciales y municipales del Poder Popular. El INTUR mantendría las de carácter nacional e internacional. En su estructura y funcionamiento el INTUR reflejaba ya la nueva orientación en relación a la aproximación al turismo, pues paulatinamente se fue dividiendo en partes iguales la atención y recursos para el turismo nacional y el turismo internacional. Este último había ganado en importancia económica como fuente no despreciable de divisas. Estos cambios, en las prioridades y orientación, se reflejaron en las atribuciones y funciones asignadas al nuevo organismo, las cuales fueron más generales, sin especificar prioridades por un tipo de turismo u otro. Entre ellas se puede relacionar: • programar y ejecutar la política nacional de fomento y desarrollo turístico; • planificar y ejecutar trabajos de prospección turística nacional y en el extranjero; • determinar las zonas que dentro del territorio nacional poseen recursos naturales con significación turística, velar por la conservación y fomento de éstas tomando las medidas pertinentes; • dirigir la política de la actividad de alojamiento en el territorio nacional; y • legislar y controlar el funcionamiento de la actividad de turismo que realicen otros organismos del Estado, Órganos Locales del Poder Popular, sus empresas y demás dependencias. El INTUR operaba por medio de un sistema empresarial basado en el principio de especialización territorial de la actividad turística, combinado con empresas de suministro de bienes y servicios para la actividad, que ejercían sus funciones en todo el territorio nacional. Sistema Empresarial INTUR Otras empresas Empresas Territoriales Turísticas Habana Hotelera Habana Turhoteles Habana Ciénaga de Zapata Ciego de Ávila Sancti Spiritus Isla de la Juventud Playas del Este Habana Espectáculos artísticos Turismo nacional Turismo internacional (Cubatur) Transporte turístico Producción de equipos e insumo Mantenimiento de embarcaciones Construcción y montaje (nacional) Comercio minorista Abastecimiento Medios de propaganda y publicidad Construcciones Varadero Pinar del Río Cienfuegos Varadero Holguín Santiago de Cuba Camagüey Villa Clara Granma Durante la década de los ochenta, el turismo internacional fue ganando peso y duplicó su participación en términos de pernoctaciones. En valores se duplicó entre 1980 y 1989, creciendo a una tasa del 8% (tabla 25). Tabla 25 CUBA: LLEGADA DE VISITANTES, 1970-1989 Año Miles de Visitantes 1970 2,5 1978 96,6 1980 129,8 1986 194,5 1989 275,0 Fuente: Comité Estatal de Estadística (1988). Fue el incremento sostenido de los turistas provenientes de países occidentales lo que incidió en este comportamiento, como muestra la tabla 26. Tabla 26 CUBA: SERVICIOS DE ALOJAMIENTO, 1980-1989 (miles de pernoctaciones) Origen 1980 (%) 1983 (%) 1986 (%) 1989 (%) Cubanos 4.500 91 5.500 91 4.674 89 3.872 82 Extranjeros de Países Occidentales 187 4 157 3 394 8 552 12 Extranjeros de Países Socialistas 235 5 397 7 161 3 301 6 Total 4.922 100 6.054 100 5.229 100 4.725 100 Fuente: ONF (1980, 1986 y 1989). En cuanto a las ventas totales por hospedaje, los ingresos por turismo internacional crecieron más rápidamente que los ingresos por turismo nacional (gráfico 9). Gráfico 9 CUBA: VENTAS A LOS TURISTAS POR SERVICIOS DE ALOJAMIENTO, 1980-1989 Fuente: ONE ( 1980, 1986 y 1989). A partir de 1960 la Empresa de Turismo Nacional e Internacional del INTUR había comenzado a organizar viajes a los países socialistas para turistas cubanos. Años después esta función la absorbió la Empresa Viajes Cuba y posteriormente Cubatur, las cuales actuaron como el touroperador de esos viajes (tabla 27). Tabla 27 EMISIÓN DE TURISTAS CUBANOS AL EXTERIOR, 1983-1989 1983 1986 1987 1988 1989 9.135 12.616 13.518 13.325 14.241 Fuente: ONE (1986 y 1989). En 1983 Estados Unidos volvió a implantar la prohibición de los viajes a Cuba desde Estados Unidos e incluso la suspensión de vuelos charters. Pero el resto de los mercados continuaron creciendo. El nivel de llegadas alcanzó la cifra de 270.000 turistas en 1987. Habían transcurrido treinta años para alcanzar de nuevo el mismo número de turistas de 1957. A diferencia de entonces, casi ninguno provenía de Estados Unidos. Con una posición más activa respecto al turismo internacional comenzaron a ejecutarse inversiones y se implemento un plan de acción encaminado a fomentar los flujos turísticos. Resultaba necesario explicar a la población -que había disfrutado durante dos décadas de un desarrollo turístico orientado en gran medida al turismo nacional- la necesidad de crear nuevas capacidades y dedicar parte de las ya existentes para atender al creciente turismo internacional, y la captación implícita de divisas. Esta política fue definiéndose y expuesta claramente por el Presidente Fidel Castro a mediados de 1988. "Hay gente que todavía no entiende, y no entiende que tengamos que explotar el sol, ese sol y esa luna, incluso, que nos ilumina. No vivimos en el Polo Norte ni en el Polo Sur. No vivimos en un país frío, vivimos en un país, por cierto, caluroso, más aún aquí en Santiago de Cuba. Las exportaciones son difíciles, hay que competir duro también en el campo del turismo. Ahora, el campo del turismo puede ser fuente de empleo para decenas de miles de compatriotas, que tienen que ser trabajadores bien preparados, que tienen que saber atender al turista como debe atenderse. Con mucho realismo y sentido común desarrollamos los planes de turismo, porque debemos convertir el turismo en una de las fuentes de ingreso en divisas para el país. Claro que hay muchas cosas buenas para el turista extranjero que las recibe también la población, si hacemos un acuario lo va a disfrutar la población, los turistas también; si hacemos un zoológico lo va a disfrutar toda la población, los turistas también; si hacemos esos centros de recreación infantil y juvenil, como los que tenemos en Baconao, los disfrutan los niños. Ese desarrollo turístico va a ayudar también a la población en muchas cosas, y le va a originar importantes ingresos al país." A lo largo de estos años la mayor parte de las construcciones se habían concentrado en el desarrollo agrícola, azucarero, ganadero y en el sector educacional. En este período se introdujo masivamente en la construcción la utilización de elementos prefabricados de hormigón. Con la saturación de las habitaciones hoteleras, un turismo nacional creciente y el resurgimiento del turismo internacional, se reanudaron las construcciones turísticas. Aprovechando la experiencia ganada, la infraestructura industrial creada y nuevas tecnologías constructivas (prefabricados) entre 1975 y 1981, se diseñaron y ejecutaron 29 nuevos hoteles con 4.000 habitaciones, distribuidos en las capitales provinciales y los principales centros turísticos y mejores playas (tabla 28) Tabla 28 CUBA: CONSTRUCCIONES HOTELERAS, 1952-1981 Período Nuevos Hoteles Nuevas Habitaciones Habitaciones hoteleras (último año del período) 1952- 1958 28 2.867 7.728 1975- 1981 29 4.000 14.428 Fuente: Villalba, Evaristo (1993). El programa de nuevos hoteles continuó durante el resto de la década de tos ochenta. Sin embargo la mayor parte de los hoteles se podía clasificar en las categorías de dos y tres estrellas. Del total de hoteles en explotación en 1989, solamente 17 clasificaban en los rangos de cuatro y cinco estrellas (tabla 29). Tabla 29 CUBA: CAPACIDAD DE ALOJAMIENTO, HABITACIONES EN HOTELES EN POLOS PRINCIPALES Localidad 1982 1986 1989 Ciudad Habana 6.651 7.080 7.552 Varadero 3.204 3.224 3.984 Otros 5.064 5.736 6.064 Total 14.919 16.040 17.600 Fuente: ONE (1989). Una de las atracciones preferidas por la población eran las excursiones y (as giras turísticas por varias ciudades del país (tabla 30). Fue necesario organizar empresas especializadas en el transporte. Tabla 30 CUBA: PARTICIPANTES EN GIRAS TURÍSTICAS NACIONALES (en miles) 1978 1982 1986 1989 Cubanos 60 47 94 70 Extranjeros 27 1 2 - Fueníe: ONE (1980, 1986 y 1989). Desde 1981 se desarrolló la actividad del campismo popular, como una forma de recreación que contribuyese a elevar el amor y cuidado de la naturaleza, y el conocimiento de la geografía y de la historia. En pocos años se creó una red de campismo que permitió a más de 1,3 millones de personas vacacionar en sus instalaciones (tabla 31). Tabla 31 CUBA: VACACIONISTAS EN CAMPISMO POPULAR (en miles) 1984 1986 1987 776 1.364 1.342 Fuente: ONE (1986 y 1989). Los servicios extrahoteleros eran insuficientes y se hacía frente a un crecimiento del turismo internacional con muchos puntos débiles: • En 1981 se organizó la cadena de tiendas para turistas Caracol, la cual tenía que importar el 86% de las mercancías que vendía • Era necesario elevar la profesionalidad del personal del turismo, incluyendo el conocimiento de idiomas. • Mejorar la calidad y variedad de las comidas. • Mejorar el confort de las habitaciones. • Mejorar la animación. • Mejorar la higiene en habitaciones, baños públicos y demás áreas. • Aumentar la oferta de artículos de artesanía. Al celebrarse el III Congreso del Partido Comunista de Cuba en 1986, el Comandante Fidel Castro señalaba al respecto: "Se proyecta recibir en el (próximo) quinquenio 1.200.000 turistas, prácticamente el doble de los del quinquenio anterior. Con este objetivo, el plan quinquenal prevé un ambicioso programa inversionista, que se concentra esencialmente en los polos turísticos de Ciudad de La Habana, Varadero y Cayo Largo, comprendiendo tanto el remozamiento de capacidades existentes, como la construcción de nuevos hoteles y obras de infraestructura". Durante los años previos, las inversiones en infraestructura técnica general permitieron multiplicar los 5.900 kilómetros de carreteras pavimentadas existentes en 1959, hasta 17.000 kilómetros pavimentados y adicionalmente 27.080 kms de caminos rurales. El Sistema Electroenergético Nacional se había interconectado, cientos de acueductos se habían construido y el servicio telefónico abarcaba el territorio nacional. Sin embargo, la infraestructura técnica para el desarrollo del turismo era insuficiente en La Habana, pobre en Varadero, y era necesario crearla completamente en el resto de las futuras regiones turísticas. El desarrollo educacional había graduado cientos de miles de especialistas y el nivel escolar de la población, en todo el país, era de once grados. En 1990 trabajaban en las instituciones de turismo 55.000 personas, de las cuales 2.500 tenían nivel universitario. En octubre de 1991 en el Informe Central al IV Congreso del Partido, se explicaban las medidas tomadas y entre ellas se precisaba: "...Estamos construyendo miles y miles de habitaciones todos los años para el turismo internacional. Baste decir que el turismo este ano ingresa alrededor de 400 millones de dólares, entre ingresos directos e indirectos de otras instituciones, y esperamos para el año 1992 alcanzar alrededor de 600 millones de dólares. Es notable el crecimiento de los ingresos por el turismo, y es muy importante que se comprenda la necesidad que tiene el país del turismo, aunque implique algunos sacrificios para nosotros". Se abría una etapa nueva y diferente de la historia del turismo en Cuba CONCLUSIONES La hipótesis central de la investigación que se ha llevado a cabo fue determinar en que medida había resultado efectiva la decisión adoptada por Cuba, a inicios de la década de los Noventa, de intensificar el desarrollo del turismo internacional, como una de las vías principales para enfrentar la aguda escasez de divisas en que se desenvolvía la economía. La evaluación realizada permite concluir que el turismo ha pasado a desempeñar un papel principal en el proceso de recuperación de la economía cubana; los indicadores macro económicos analizados avalan esta afirmación. En un período de contracción económica, donde importantes ramas y sectores de la economía cubana experimentaron fuertes recrecimientos, el turismo impidió que éste fuera aún más profundo y con ello el agravamiento de las condiciones socio-económicas del país. No se trata solamente de una actividad que ha proporcionado divisas y empleos, sino que durante los años noventa ha sido uno de los sectores cimeros de la economía cubana, que ha reunido condiciones simultáneas que lo sitúan en esa posición: existencia de una gran demanda potencial; escala relativamente grande de la actividad y existencia de vínculos intersectoriales que permiten la difusión del crecimiento del sector al resto de la economía; y una tasa de crecimiento mayor que la tasa promedio general de la economía nacional. Como sector líder, el aporte del turismo en Cuba ha sido mucho más significativo que en su condición de sector exportador y realmente eso es lo más importante en el largo plazo. Es el potencial de encadenamientos productivos que ofrece el turismo -particularmente con la industria, la agricultura y con otros servicios de mayor complejidad tecnológica como el transporte aéreo, las telecomunicaciones, la informática y los proyectos técnicos- lo que le permitirá fortalecer en mayor medida el papel de líder dentro de la estructura económica de Cuba. La medida internacional más ampliamente utilizada para cuantificar la importancia económica del turismo en las economías nacionales, lo constituye el aporte de éste a la formación del Producto Interno Bruto (PIB). Para Cuba, este indicador, obtenido a través del Sistema de Cuentas Nacionales del Turismo (SCNT) se ha estimado en valores del 6,7% y del 7,2% para los años 2002 y 2003, respectivamente. Más que el efecto de apoyo del turismo a la formación del PIB, su real incidencia se manifiesta mejor, valorando el aporte del turismo en términos de medios de pago internacionales a la balanza de pagos, contribuyendo sensiblemente, en una economía pequeña y de gran apertura, a remontar la crisis económica. Como consecuencia, el desarrollo experimentado por la actividad turística durante casi tres lustros ha tenido una influencia positiva tanto en el marco externo como en el contexto interno de la economía cubana. Desde el punto de vista de la economía exterior, el turismo convirtió, desde 1994, en la principal fuente de ingresos en divisas del país, sustituyendo en esa posición a la tradicional industria azucarera, fuertemente deprimida por la caída de sus precios y la imposibilidad de satisfacer todos sus requerimientos técnicos y de insumos. Los ingresos asociados al turismo actualmente superan los obtenidos por la exportación de bienes, tendencia ascendente que se manifiesta con mayor fortaleza desde 1998, cuando esta relación, conocida internacionalmente como índice de dependencia turística, supera el 100 %. La evolución de este indicador reafirma el rol protagonista que ha tenido la actividad turística en el proceso de recuperación económica, durante el período 1990-2003. Es conocida la alta volatilidad o incertidumbre de la actividad turística ante la ocurrencia de hechos económicos, sociales, políticos y terroristas, por lo que, para la economía cubana, mantener un índice de dependencia económica tan elevado implica un incremento de su vulnerabilidad. Para contrarrestar este riesgo, resulta necesario incrementar las exportaciones, no sólo de los sectores tradicionales, sino también de los no tradicionales de bienes y servicios. La intensificación del desarrollo turístico en Cuba ha proporcionado una cantidad importante de divisas, para lograr una cobertura parcial de las balanzas financieras externas y el financiamiento de las importaciones. Así mismo, el turismo se identifica en el principal exportador de bienes y servicios. En la economía interna, el turismo se convirtió en el motor dinamizador de los productores nacionales, para los cuales, indiscutiblemente, el desarrollo de esta actividad significó un impulso que contrarrestó la paralización de sus instalaciones industriales. Al multiplicarse en ocho veces los ingresos por turismo, se han reanimado muchas ramas productivas. Tan importante como el crecimiento cuantitativo de la producción, ha sido la transformación tecnológica y en materia de niveles de calidad que en ellas ha tenido lugar. Modificaciones profundas en los surtidos, métodos de trabajo de reacción ágil ante los cambios e introducción de nuevas tecnologías. Las ventas de los organismos productores nacionales al turismo han mostrado a lo largo del período 1996-2003 una tendencia positiva, para un ritmo de incremento anual del 9,3%. Estos resultados han hecho posible que en la actualidad los suministros nacionales contribuyan con el 70,0% de las compras de la actividad turística, mientras que a inicios de la década de los noventa era sólo del 12%. A pesar de los logros de los productores nacionales para enfrentar el reto que ha impuesto el desarrollo acelerado del turismo en los últimos años, aún existen insuficiencias que limitan incrementar su participación. Para seguir aumentando las ventas en algunas líneas, surtidos y productos, se debe elevar aún más la calidad de las producciones y la entrega a tiempo de las mismas. En este sentido, deberá trabajarse por una mayor integración interna de las producciones nacionales, logrando un mayor encadenamiento de los productores pertenecientes a las diferentes ramas de la economía, como vía más expedita para la creación de lo que se ha dado en llamar "tejido industrial". El turismo ha impuesto una exigencia en calidad, oportunidad y precie que deja una enseñanza y experiencia para la economía cubana. Conjuntamente con el desarrollo de los bienes materiales por parte de los productores nacionales para apoyar el desarrollo turístico, habría que mencionar la incidencia de éste en el impulso y ampliación de servicios. Sin el desarrollo turístico hubiera sido muy difícil llevar a cabo el programa de comunicaciones y telefonía en el país. Igualmente, parte del desarrollo generado en los últimos años en el sistema eléctrico nacional y acueducto, ha tenido como destinatario fundamental al turismo. El modelo de desarrollo turístico aplicado en su relación con la economía nacional ha posibilitado, en cierta medida, inducir y potenciar su efecto multiplicador, articulando adecuadamente la economía y propiciando la extensión espacial de la renta primaria y secundaria a partir de beneficiar y dinamizar las producciones nacionales, el mercado interno y la economía doméstica. El análisis del Sistema de Cuentas Nacionales del Turismo (SCNT), confeccionado a precios corrientes para el año 2002, refleja también su papel en la economía, al ofrecer resultados tales como que una doceava parte de los bienes y servicios que se producen en el país y de la formación bruta de capital fijo se genera directa e indirectamente en el sector. Cuba se ha situado entre los principales destinos turísticos de las Américas. Se ha creado una planta hotelera de calidad para atender las exigencias del mercado internacional. La infraestructura hotelera, extrahotelera y técnica creada, la experiencia adquirida en la gestión turística y la formación por miles de nuevos contingentes de trabajadores en estos años, constituyen una base sólida para encarar las exigencias del futuro. Se ha creado un potencial económico que aún no se explota completamente y cuya eficiencia puede y debe ser mayor, aportando aún más riquezas a la nación. La más importante etapa dentro del desarrollo de la actividad turística en Cuba es la que comienza a partir de los años noventa hasta la actualidad. Los resultados alcanzados avalan este auge. En este período se triplican las habitaciones para el turismo internacional, alcanzando 41.000 habitaciones; se quintuplican las llegadas de visitantes hasta llegar a 1,9 millones y se multiplican por ocho los ingresos turísticos totales, lográndose cerca de 2.000 millones de dólares, solamente duplicando la fuerza de trabajo en el sector. Se han producido efectos positivos en el orden territorial, lo que ha, 30 importantes beneficios a las poblaciones locales de los polos turísticos, y en el logro de una plena conciencia de la necesidad de proteger el medio ambiente, aún en las circunstancias del crecimiento acelerado del sector. Por cada nuevo empleo creado en el turismo se crearon tres en los sectores que lo abastecen y apoyan. Sin embargo, los impactos del desarrollo del turismo durante casi tres lustros también han tenido su reflejo en las esferas social y medioambiental. Importantes han sido los beneficios que ha aportado en materia de mejoría de las condiciones de vida, sobre todo en las zonas turísticas; en la formación de recursos humanos, en la generación de nuevos empleos, sobre todo en jóvenes y mujeres. Asociado al crecimiento del turismo se han generado algunos males que resultan ajenos a los principios éticos de la sociedad cubana, sobre los cuales ha habido una actuación consecuente y oportuna, tanto por la sociedad en su conjunto como por las instituciones y organizaciones sociales del sector. Se han establecido fuertes vínculos con la cultura de manera de potenciar el producto turístico cubano, mediante la preservación y presentación de sus valores culturales y sus tradiciones históricas y la conservación y restauración del patrimonio. Como subproductos de la investigación se pueden señalar: el análisis de la evolución histórica del turismo en Cuba y la evaluación de las perspectivas del sector en los próximos años. Fue a partir de 1959 que el desarrollo del turismo ha contado con políticas consecuentes y dispuesto del apoyo gubernamental en correspondencia con su importancia, teniendo en cuenta la conjugación de la utilización y conservación de sus atractivos naturales con sus valores históricos y culturales, y contando con la presencia activa de la población como factor protagónico del desarrollo. El estudio de posibles escenarios para los próximos años permite asegurar que la demanda turística continuará creciendo, aunque no a los ritmos logrados hasta ahora. Ello requerirá de políticas activas en materia de formación y recalificación de recursos humanos, de diversificación de productos y mercados y de mejoría y ampliación de la oferta, junto con efectivas acciones de promoción y comercialización y de elevación de la calidad de los servicios que se presten, así como aplicación más intensiva de las nuevas tecnologías. Por otra parte, la importancia adquirida por el turismo para la economía cubana y la prioridad que se le ha otorgado, implica que se optimicen la utilización de los recursos que en él se emplean. Las investigaciones científicas de mercado y las encuestas para medir la efectividad del servicio prestado deben jugar un papel más activo en lo adelante, de manera de perfilar las acciones del desarrollo turístico. De igual forma, habrá que perfeccionar y ampliar los trabajos de medición del turismo nacional e internacional y de sus efectos en la economía. El fenómeno de la globalización se presenta con fuerza en el sector del turismo. Cuba posee fortalezas para poder continuar el desarrollo turístico en las nuevas circunstancias y tendencias internacionales, las, las cuales establecen claros crecimientos en los próximos años en función de la información que ofrece la OMT. El continuo perfeccionamiento de la organización del sector y el echamiento de las ventajas que dimanan del hecho de la alta participación estatal en el mismo, son factores que estarán presentes con mayor fuerza en el futuro. .