PSICOANÁLISIS Y LAZO SOCIAL: Enamoramiento, Identificación y Transferencia. Tristes Guerras Cancionero y romancero de ausencias Miguel Hernández Tristes guerras si no es amor la empresa. Tristes, tristes. Tristes armas si no son las palabras. Tristes, tristes. Tristes hombres si no mueren de amores. Tristes, tristes. El amor, el enamoramiento, es un tema muy tratado, desde siempre, y en varios libros, de diferentes temáticas y diferentes autores. Sergio Sinay en el libro “Elogio de la responsabilidad” en el capitulo Responsabilidad y amor Conciencia para el corazón hambriento, comienza el mismo expresando: “… ES MÁGICO. Es ciego. Es todopoderoso. Es brujo. Es loco. Es tirano. Es sagrado. Es impredecible. Lo rige el destino. Es obra de los dioses. Es misterioso. Es caprichoso. Es eterno. Es irracional. Del amor se ha dicho y se dice esto, se ha dicho y se dirá mucho más. Casi todo lo que se le atribuye tiene que ver con lo ingobernable, con lo azaroso, con el arrebato emocional…”. A lo largo del capítulo, el autor habla que el amor, con esas propiedades azarosas y supersticiosas, vino a poner un “tope” a lo excesivamente racional, pragmático, al materialismo, etc. Como si en el amor, no entraran ninguno de ellos, y pidiéramos de él “…magia, locura, adrenalina, ceguera…”. También expresa que en este mundo, excesivamente racional, y explicable: “…sufrimos por amor, abunda la insatisfacción sentimental y los desencuentros afectivos, la persistencia en modelos vinculares que nos dejan vacíos o nos enferman…” y expresa lo que seria la responsabilidad amorosa. Dice que si el amor se encuentra en terreno del azar, y es loco, ciego y demás, es irresponsable, y aquí viene lo maravilloso de este capítulo, dice que: “quienes apuestan a amar así, se declaran objetos de una fuerza ajena a ellos, capaz de dominarlos y de incapacitarlos para ser actores de sus elecciones, de sus decisiones, de sus acciones…” y luego habla de los protagonistas de las grandes leyendas (por ejemplo: Romeo y Julieta, Casablanca, Titanic) que son hombres y mujeres sufrientes, pero que nos empeñamos en ser iguales a ellos, porque estamos “…convencidos de que sufrir es amar. Y en verdad, sufrir es solo sufrir…”. Como expongo en los cuentos citados en el abstract, tanto en “El Retrato Oval” de Edgar Alan Poe, y “Happy End” de Carlos Chernov; el amor y el dolor; sufrimiento y ‘hasta la muerte’, están más relacionados de lo que cualquier visión simple podría dilucidar. En el primer cuento, la protagonista, es MUERTA POR SU AMADO, que absorbió de Ella toda su vida y la plasmó en una pintura (su verdadero amor). En el segundo cuento, Ella le exige a Él una prueba de amor, pidiéndole su castración, para que Él también tenga un “vientre femenino” y termina aceptando, porque la ama. Como dice Freud en “Psicología de las masas y análisis del Yo” : “…el yo resigna cada vez más todo reclamo, se vuelve más modesto, a la par que el objeto se hace más grandioso y valioso; al final llega a poseer todo el amor de sí mismo del yo, y la consecuencia natural es el autosacrificio de este. El objeto, por así decir, ha devorado al yo. Rasgos de humillación, restricción del narcisismo, perjuicio de sí, están presentes en todos los casos de enamoramiento…”. Creo que en ambos cuentos que no se pueden exponer ahora, se ve claramente en forma literaria, como el enamoramiento genera situaciones de peligrosidad, de celos, de inconformidad excesiva, todo por el hecho de la sobreestimación al objeto de amor. Ahora respecto a la definición de enamoramiento, Freud, en “Psicología de las masas y análisis del yo”, expresa que el mismo, no es más que una investidura de objeto de parte de las pulsiones sexuales con el fin de alcanzar la satisfacción sexual directa, lograda la cual, se extingue; es lo que se llama amor sensual, común. Pero, como es sabido, la situación libidinosa rara vez es tan simple. La certidumbre de que la necesidad que acababa de extinguirse volvería a despertar tiene que haber sido el motivo inmediato de que se volcase al objeto sexual una investidura permanente y se lo «amase» aun en los intervalos, cuando el apetito estaba ausente…” Freud expresa el ‘origen’ de ésto, diciendo que al concluir la primera fase, y mediante la represión de ese amor puesto en uno de sus progenitores, el cual reunía todas las pulsiones sexuales, obliga al niño a renunciar a estas metas pulsionales, y modifica la relación con los padres, por los cuales las pulsiones se llaman “de meta inhibida” y produce lazos tiernos, pero eso no quita que esas pulsiones sexuales sean olvidadas, sino que se conservan inconscientemente, con diferente intensidad. Es por ésto que, cuando existe el enamoramiento, se produce la sobreestimación sexual por la cual, el objeto amado “… goza de cierta exención de la crítica, sus cualidades son mucho mas estimadas que en las personas a quienes no se ama o que en ese mismo objeto en la época en que no era amado. A raíz de una represión o posposición de las aspiraciones sensuales, eficaz en alguna medida, se produce este espejismo: se ama sensualmente al objeto solo en virtud de sus excelencias anímicas; y lo cierto es que ocurre lo contrario, a saber, únicamente la complacencia sensual pudo conferir al objeto tales excelencias…”. Según ésto, Freud expresa que hay distintas maneras de amar, por ejemplo: ya sea que el objeto sea tratado como el yo mismo, generando una líbido narcisista; o incluso que el objeto sirva para sustituir a un ideal del yo no alcanzado, o sea, por perfecciones aspiradas para el yo propio, que le satisfarían a su narcisismo. Por ende, las aspiraciones sexuales de meta inhibida tienen ligazones tan duraderas, porque no son susceptibles de satisfacción plena, ya que cuando se satisfacen sufren una descarga y disminuyen, por eso es que el amor sensual, se va extinguiendo a través de la satisfacción, no así con los lazos tiernos o de meta inhibida. Las mismas, surgen de las aspiraciones sexuales, cuando la represión del período de latencia es obstáculo de ellas, y actúa; se supone que “… el padre de la horda primordial forzaba a la abstinencia a todos sus hijos por su intolerancia sexual, y así los empujaba a establecer ligazones de meta inhibida, mientras que se reservaba para si el libre goce sexual…todas las ligazones en que descansa la masa son del tipo de las pulsiones de meta inhibida…”. Pero, como dice Ovidio en “El arte de amar”, “…el amor, como la milicia, rechaza a los tímidos y a los pusilánimes que ignoran con que ardor se defienden las banderas…”; en la Iglesia y en el ejército, no hay una mujer como objeto sexual, sino que hay un ideal del yo para un soldado, que a su vez se identifica con sus camaradas, por ende se produce un lazo identificatorio entre los mismos, que se sitúa en el Yo, y un lazo identificatorio de Ideal del Yo, con su superior, situada en el Súper-Yo. En la Iglesia, Cristo es el ideal, a su vez, el cristiano, se identifica con otros, mientras que también debe identificarse con Cristo e imitarlo, a manera de Ideal del Yo. Respecto al amor cristiano de la Iglesia, cabe agregar que el mismo, según la Biblia, es: “…un don sin limite, llevándonos a hacernos esclavos unos de otros; va a todos sin respetar las barreras sociales; se demuestra con el perdón; y no se niega a los enemigos. Inspira un esfuerzo por comprender al otro, respetar sus ideas, soportar sus limitaciones. El amor que acepta dar y recibir, construye la Iglesia y nos lleva a la perfección…”. Pareciera, como si el amor en sentido religioso, fuera una cuestión de deber, de elección para ganarse el paraíso y el descanso eterno y de por sí, encausado en la ley. Dice Freud en “Psicología de las masas y análisis del Yo”: “…Cristo formula expresamente este amor igual para todos: «De cierto os digo que cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a Mí lo hicisteis». Respecto de cada individuo de la masa creyente, Él se sitúa como un bondadoso hermano mayor; es para ellos un sustituto del padre. Todas las exigencias que se dirigen a los individuos derivan de este amor de Cristo. Un sesgo democrático anima a la Iglesia, justamente porque todos son iguales ante Cristo, todos tienen idéntica participación en su amor…”. Para continuar con el sentimiento religioso, me referiré a la mitología griega. Cuenta la leyenda, que Zeus había creado una raza de seres que tenían cuerpo redondo y doble cantidad de miembros (cuatro brazos, cuatro piernas, dos cabezas, etc.) que eran como dos personas pero unidas físicamente en una. Era tal la soberbia de esos seres que Zeus, decidió castigarlos separándolos para siempre; cuentan que desde ese momento, hasta hoy en día, el hombre busca encontrar su “media naranja” uniéndose mediante el amor. Luego, con la creación de los hombres y mas tardíamente de la mujer, como se expresa en los libros: “…La vida de los mortales, pues se complico demasiado al germinar toda esa serie de sentimientos y anhelos antes desconocidos, y si bien ocasionaban a veces alegrías, mucho más a menudo eran fuente de desdichas. Porque Zeus se las había arreglado para, en general, de una manera u otra, hacer pagar caro al hombre cada minuto de felicidad…”. Se puede visualizar que, el porqué de toda la desdicha del Amor, para los griegos, era causa del odio de Zeus para con ellos, como castigo de su falta de devoción hacia Él y el resto de los dioses griegos. También en la mitología, es conocida Afrodita (o Venus), diosa del amor, nacida de un acto brutal y totémico, ya que su origen fue el siguiente: En la era de los titanes, Cronos, en un arrebato de odio a su padre Urano, y por consejo de su madre Gea, tomo una hoz y le cortó los genitales a su progenitor, para quitarle el trono y los arrojó al mar, de la espuma que se formó alrededor de ellos, nació Afrodita. Ella como una diosa de belleza y encantos mas allá de los conocidos, era la que hacia enamorar a los dioses y a los mortales, infundiendo los deseos mas desesperados a cualquier ser vivo e incluso, después de la muerte. Paradójicamente, el gran amor de esta diosa fue Ares (Marte), el dios de la guerra y del odio; y juntos engendraron (entre sus múltiples hijos) a Eros (Cupido), ese niño alado, travieso y juguetón, que con sus flechas enamoraba ciegamente a cualquiera de los que les atravesaba el corazón. Por lo que se lee, en la Grecia de la antigüedad, que es objeto de tantos escritos, se ve claramente como el Amor, era tomado como si alguien (específicamente las tres moiras, y a veces los dioses) hilara el destino, y se encargara de forjar el sentimiento que domeñaba a los mortales y a los mismos dioses. Refiriéndome a la poesía, en el libro de Ignacio Solares, “Cartas a una joven psicóloga”, el autor, expresa que Freud, “…siempre reconoció que eran los poetas quienes se le habían adelantado en el descubrimiento del inconciente...” ya que en un estudio de Dostoievski, Freud escribe: “Por desgracia, el psicoanálisis tiene que rendir las armas ante la creación del poeta…”. El mismo Freud, dice que el psicoanálisis confirma la visión intuitiva del poeta. Ésto viene a cuento a que en la poesía, es donde se pueden encontrar definiciones de amor, más que en cualquier libro o autores diversos. Hay algunas, que expresan lo que es el amor en sentido psicoanalítico, por ejemplo: “…Te quiero, no solo por lo que eres, sino por lo que soy cuando estoy contigo…” Roy Croft “Te quiero”; creo que es una manera de mostrar una de las maneras de amar, como exprese antes refiriéndome al narcisismo, la elección de objeto, como dice Freud en “Psicología de las masas y análisis del Yo”: “…Se ama en virtud de perfecciones a que se ha aspirado para el yo propio y que ahora a uno le gustaría procurarse, para satisfacer su narcisismo, por este rodeo…”. Para finalizar, refiriéndome a la transferencia, cabe aclarar que en el enamoramiento, existe durante el inicio de una relación y va disminuyendo a medida que se hace más evidente el verdadero carácter de la otra persona, a la cual se la dota de cualidades idealizadas. Se podría decir que uno ya tiene una representación, como una imagen mental, que se proyecta sobre una persona, por una característica similar de la misma, respecto de esa imagen de nuestro aparato psíquico. ¿Será hipnosis?, ¿Sugestión? El enamoramiento, como lazo social puede producir reacciones y sensaciones de distintos tipos; puede llevar a una guerra, como la de Troya, puede llevar a la muerte, como en Romeo y Julieta, o por ejemplo la muerte de Sémele por su propio amado Zeus; e incluso puede producir cosas hermosas, como los Jardines de Babilonia, o la poesía, como su mas alta expresión. Como decía Nietszche: “…La poesía se escribe con sangre, porque sale de lo mas profundo del corazón…”. Así pareciera que es, una dicotomía, una paradoja, una ironía, un placer divino, una ilusión, una significación propia, una satisfacción singular, un síntoma, como expresión de patología, un síntoma que a nadie parece molestarle llevarlo eternamente, ni las heridas que produce, porque el hombre nunca abandona un placer conocido, y hasta la propia autodestrucción del sujeto, no se lleva a cabo, si no es por placer.