Planos de Galileo La inercia galileana y las órbitas circulares: Gran parte de los descubrimientos de Galileo sobre el movimiento de los cuerpos está basado en sus estudios con planos inclinados. Uno de estos descubrimientos se ilustra en la figura 15. Se deja caer una pequeña esfera por un plano inclinado. La esfera rueda aumentando su velocidad, pues se acerca cada vez más al centro de la Tierra, hasta que llega a la base del plano. Entonces comienza a subir por un segundo plano y su velocidad disminuye ahora, pues se aleja del centro de la Tierra, hasta que se detiene y vuelve a caer. Lo que observó Galileo es que, la altura que alcanza en el segundo plano es casi igual a la altura del punto de partida en el primer plano independientemente del ángulo de inclinación de ambos planos. Galileo atribuye la pequeña diferencia de alturas al rozamiento de la esfera con las superficies, y postula, apoyándose en profusos razonamientos, que de no ser por los efectos del rozamiento las alturas serían exactamente iguales. ¿Y si el ángulo de inclinación del segundo plano es igual a cero?. En otras palabras, ¿y si el segundo plano es horizontal? En ese caso la esfera no podrá recuperar nunca la altura inicial y seguirá moviéndose indefinidamente con movimiento horizontal y uniforme hasta que algún obstáculo o el rozamiento del suelo la frene. Efectivamente, Galileo comprobó que una bola que rueda por un plano inclinado continúa moviéndose horizontalmente y a velocidad prácticamente constante cuando llega a la base. De esta clase de observaciones surge el principio de inercia, que Newton convertiría años mas tarde en su primera ley de la dinámica con este enunciado: Todo cuerpo persiste en su estado de reposo, o de movimiento uniforme en una línea recta, a menos que se vea obligado a cambiar dicho estado por las fuerzas que actúan sobre él. Pero la inercia galileana es diferente de la que se enuncia en esta ley. Galileo pensaba que, si no hubiese rozamiento, la esfera continuaría desplazándose con movimiento circular uniforme en torno al centro de la Tierra, es decir, a velocidad constante, pero manteniendo también constante su distancia al centro del astro al que pertenece. Realmente tenía razón: Si la Tierra fuese una esfera perfecta y no presentase obstáculos al movimiento de la bola, ésta continuaría desplazándose con movimiento circular uniforme sobre la superficie del planeta obligada por la fuerza gravitatoria que la Tierra ejerce sobre ella, de acuerdo con la primera ley de Newton, pero Galileo no pensaba en la atracción gravitatoria. Galileo pensaba que el movimiento circular uniforme en torno al centro que a cada cuerpo le correspondiese era un nuevo movimiento natural independiente de la acción de otros cuerpos. Animación interactiva La inclinación del plano inclinado de la derecha puede regularse arrastrando el punto rojo. Por lo demás el control es similar al de las otras animaciones: Se pone en marcha al pulsar con el botón izquierdo del ratón. Una nueva pulsación la detiene y una tercera la devuelve al estado inicial.