LA TIERRA COMO PLANETA DEL SISTEMA SOLAR La Tierra, como todos los planetas del Sistema Solar, describen una órbita elíptica de pequeña excentricidad alrededor del Sol, con velocidades distintas, mayores cuanto menor es su órbita. El plano en el que se sitúa la órbita terrestre se denomina plano de la eclíptica. Al movimiento de un planeta alrededor del Sol se le denomina movimiento de translación. La Tierra tarda en completar una vuelta alrededor del Sol un poco más de 365 días; de tal manera, que para corregir el desfase que se produce, cada cuatro años corresponde a un año bisiesto en el que se añade un día más y pasa a tener 366 días. Además del movimiento de traslación, todos los cuerpos planetarios, incluida la Tierra, giran sobre sí mismos, en lo que se conoce como un movimiento de rotación. La Tierra tarda en completar una vuelta sobre sí misma aproximadamente un día. El día terrestre tiene 24 horas, pero se va retrasando poco a poco debido a la gran masa de la luna que ejerce un freno sobre el movimiento de rotación de la Tierra. Se calcula que hace 500 millones de años el día terrestre duraba 21 horas. El eje de rotación de la Tierra forma un ángulo de 23º con la perpendicular de la eclíptica. La inclinación del eje de rotación es responsable de la estacionalidad (la sucesión de las estaciones). CARACTERISTICAS DE LA TIERRA: La Tierra tiene un satélite de gran tamaño, la Luna. La influencia entre ambos cuerpos es mucho mayor que la que tienen otros planetas con sus respectivos satélites. Un ejemplo de esta interacción mutua son las mareas. Las mareas son los cambios diarios de elevación de la superficie del océano. Las mareas resultan de la atracción gravitacional ejercida sobre la Tierra por la Luna. Es fácil ver cómo la fuerza gravitacional de la Luna puede hacer que el agua se abombe en el lado de la Tierra más próximo a la Luna. Además se produce un pandeo mareal de igual magnitud en el lado directamente opuesto a la Luna. Las dos variaciones maréales se deben a la fuerza de atracción de la gravedad. La gravedad es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que separa dos cuerpos que interaccionan, como son la Tierra y la Luna. Durante la rotación terrestre, el lado de la Tierra más próximo a la Luna, por acción de la fuerza gravitatoria que ejerce la Luna, sufre una dilatación (un estiramiento o alargamiento) muy ligera de la tierra sólida; lo que conlleva que esa expansión sea ocupada por masa de agua oceánica móvil y fluida, produciéndose un “vaciamiento” de agua, en el lado opuesto de la 1 Tierra, en la misma proporción de volumen. Debido a que la posición de la Luna varía moderadamente en un día, las oscilaciones mareales se mantienen en posición mientras la Tierra gira “a través” de ellas. Por esta razón, si alguien permanece en la costa durante 24 horas, la Tierra le hará girar a través de áreas alternativas de aguas más profundas y más someras. A medida que le transportan a regiones de agua más profundas, la marea se eleva, y a medida que es alejado de esas áreas, la marea baja. Por consiguiente, durante un día se pueden experimentar dos mareas altas y dos mareas bajas. Además, las oscilaciones mareales migran conforme la Luna gira alrededor de la Tierra, aproximadamente cada 29 días. Como consecuencia, las mareas, como la hora de salida de la luna, ocurren 50 minutos más tarde cada día. Después de 29 días, el ciclo se ha completado y empieza uno nuevo. La Tierra posee un campo magnético de gran intensidad. El campo magnético presenta la característica de tener sus dos polos próximos al eje de rotación. Nuestro planeta esta cubierto en un 76% de su superficie por agua en estado líquido – indispensable para la vida- que constituye lo que se denomina como hidrosfera. Nuestro planeta posee una distancia adecuada al Sol, lo que le permite obtener la energía necesaria para el funcionamiento de los sistemas vivos, así como que las temperaturas de la Tierra permanezcan dentro de un intervalo óptimo para la vida, sin grandes fluctuaciones. La Tierra posee sistemas vivos autorreproducibles, adaptados a todos los medios del planeta, que toman su energía del medio en que se encuentran a la vez que modifican ese medio. En nuestro planeta se dan las circunstancias idóneas para la existencia de la vida; y ha sido esa propia vida la que ha ido modelando la constitución de la atmosfera que primogénitamente era altamente reductora pero con la aparición de organismos oxigénicos fue cambiando hasta convertirse en una atmosfera oxidante como la actual. 2 LA LUNA La luna es el satélite terrestre que tiene una densidad de 3,3 g/cm3 y por su tamaño se puede considerar el sexto planeta del sistema solar. Al carecer de atmosfera, las temperaturas de la superficie lunar son muy extremas. La Luna presenta siempre la misma cara hacia la Tierra. Esto se debe a que la atracción de la masa terrestre sobre la Luna es tan grande que está presente siempre la misma superficie ante la Tierra, la llamada “cara visible” de la Luna. La Luna tiene una rotación sincrónica, es decir, el “año lunar” y el “día lunar” tienen la misma duración, 28 días. Es decir, la luna tarda en recorrer una órbita completa alrededor de la Tierra, el mismo tiempo que tarda en dar un giro completo sobre su propio eje. FASES LUNARES Según la disposición de la Luna, la Tierra y el Sol, se ve iluminada una mayor o menor porción de la cara visible de la luna. En el Cuarto Creciente, la Luna, la Tierra y el Sol forman un ángulo recto, por lo que se puede observar en el cielo la mitad de la Luna, en su período de crecimiento. 3 La Luna Llena o plenilunio ocurre cuando la Tierra se ubica entre el Sol y la Luna; ésta recibe los rayos del sol en su cara visible, por lo tanto, se ve completa. Finalmente, en el Cuarto Menguante los tres cuerpos vuelven a formar ángulo recto, por lo que se puede observar en el cielo la otra mitad de la cara lunar. Las fases de la luna son las diferentes iluminaciones que presenta nuestro satélite en el curso de un mes. La órbita de la tierra forma un ángulo de 5º con la órbita de la luna, de manera que cuando la luna se encuentra entre el sol y la tierra, uno de sus hemisferios, el que nosotros vemos, queda en la zona oscura, y por lo tanto, queda invisible a nuestra vista: a esto le llamamos luna nueva o novilunio. A medida que la luna sigue su movimiento de traslación, va creciendo la superficie iluminada visible desde la tierra, hasta que una semana más tarde llega a mostrarnos la mitad de su hemisferio iluminado; es el llamado cuarto creciente. Una semana más tarde percibimos todo el hemisferio iluminado: es la llamada luna llena o plenilunio. A la semana siguiente, la superficie iluminada empieza a decrecer o menguar, hasta llegar a la mitad: es el cuarto menguante. Al final de la cuarta semana llega a su posición inicial y desaparece completamente de nuestra vista, para recomenzar un nuevo ciclo. (VER video explicativo de las fases lunares en http://biologia2000.jimdo.com en el apartado de animaciones). La zona más externa de la Luna esta formada por una corteza, debajo de la cual encontramos el manto, y muy posiblemente posea también un núcleo. La superficie lunar está cubierta de cráteres por el hecho de haber sufrido una enorme cantidad de impactos de meteoritos de diversos tamaños. Nuestro satélite carece de campo magnético, de atmosfera y de agua. En su superficie, presentan unas depresiones circulares oscuras llamadas maria, situadas entre las tierras altas de la “cara visible” y su forma indican que se produjeron por el impacto de asteroides en las primeras etapas de formación del Sistema Solar. 4