La mascota de la UAR

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La mascota de la UAR
El caso1
En junio de 1999, la Unión Argentina de Rugby (UAR) celebró un contrato –al
que calificó como “agencia”– con Adrián Grundig, tendiente a la negociación de
contratos de licencia de su propiedad intelectual, para su explotación comercial. En
suma, se designó a Grundig para que se ocupara del merchandising de la UAR. En
consecuencia, Grundig se comprometió a buscar terceros interesados y a notificarle a la
UAR cada vez que una negociación concluyera, teniendo esta última la facultad de
aceptar o rechazar las propuestas.
En el contrato se especificaba que la UAR "resulta titular de los derechos de
propiedad intelectual de Unión Argentina de Rugby, Seleccionado Argentino de Rugby
y Pumas, su nombre y logo". En concreto, tenía inscriptas las marcas nominativas “Los
Pumas”, “Los Pumitas”, “Unión Argentina de Rugby”, “Seleccionado Argentino de
Rugby” y el logo de Los Pumas, constituido por el diseño de un yaguareté, con y sin el
escudo tradicional.
La gestión asignada a Grundig incluía la obligación de transformar los dibujos
del yaguareté –como hemos referido, registrado como marca por la UAR– en nuevos
diseños o mascotas dirigidos a promover la adquisición de artículos de interés para el
público infantil. Este proceso implicaba alterar sustancialmente el diseño estético del
yaguareté inscripto en el escudo tradicional del principal.
Algunas semanas después, Grundig comunicó a funcionarios de la UAR la
posibilidad de ampliar el merchandising a productos de consumo masivo y contar con lo
que denominó "mascotas", idea que fue aprobada por la UAR.
Avanzando con el proyecto comercial, en julio de 1999 la UAR y su agente
convocaron a Graciela Lagerlöf, con el fin de consultarle por diseños de imagen para el
equipo Los Pumas como nombre de la Selección Argentina de Rugby. La reunión tuvo
lugar en la sede de la UAR, ocasión en la cual las autoridades de la entidad y Grundig le
comentaron a Lagerlöf sus planes de implementar un merchandising alrededor de la
selección argentina de rugby (Los Pumas).
1
El presente trabajo se basa en un caso real, que será entregado a la finalización de la clase. No se ha
omitido el nombre de la Unión Argentina de Rugby, ni el de sus respectivas marcas y obras, porque, de
haberlo hecho, hubiese perdido sentido, en gran medida, su análisis.
Las tratativas siguieron avanzando. Lagerlöf creó una "mascota" a partir del
yaguareté inserto en el escudo de la UAR, y lo presentó a Grundig, quien se manifestó
muy conforme con el trabajo, adelantándole que, a su entender, éste sería aceptado por
las autoridades de la UAR. Los nuevos diseños implicaron una alteración radical
respecto del logo tradicional del yaguareté de la UAR. En otros términos: Lagerlöf no se
limitó a adaptar el logo de la UAR, sino que creó una nueva mascota. En efecto, el
yaguareté inscripto en el tradicional escudo de la UAR era un dibujo naturalista y
sencillo de ese animal, en una pose estática y expectante y en dirección hacia la
izquierda con la cabeza volteada hacia el espectador, con sus fauces abiertas. En
cambio, los dibujos o mascotas de la actora eran felinos antropomórficos, vestidos con
camisetas de rugby a rayas, pantalones cortos, medias y botines, y tenían incorporados
trazos proyectados para resaltar la fortaleza y la agilidad que habitualmente se atribuye
a los jugadores de rugby. De este modo, Lagerlöf agregó a sus diseños rasgos propios de
las "mascotas", con la finalidad de dar un empuje distinto a la enseña habitual de la
selección de rugby de la UAR.
En cierta ocasión, durante esta etapa, Lagerlöf, Grundig y una autoridad de la
UAR fueron entrevistados. La nota se publicó en la revista oficial de la UAR, "Noticias
UARugby", el 28 de agosto de 1999. A esa altura, Lagerlöf ya había entregado a
Grundig y a la UAR material con sus trabajos, parte del cual fue utilizado para ilustrar
la nota.
De resultas de la promoción desplegada por Grundig, se celebraron contratos de
licencia entre la UAR y las empresas C. Della Penna San Luis S.A. y Textil Emetece
S.R.L., suscriptos el 10 de agosto y el 25 de octubre de 1999, respectivamente. En
particular, en ambos contratos se precisó que los trabajos de arte, muestras y productos
finales que las licenciatarias publicasen con la inserción de las marcas o registros de
propiedad del licenciante debían contar con la aprobación previa de la UAR.
Embarcada, de facto, en el proyecto, Lagerlöf, acompañada por Grundig,
concurrió a la editorial C. Della Penna San Luis S.A. para perfeccionar la imagen de los
dibujos originales. Avanzando con el contrato, C. Della Penna S.A. realizó las
impresiones de prueba y un funcionario de la sociedad, acompañado por Grundig, llevó
los diseños finales a la UAR, para su aprobación. Al no encontrar a una persona
responsable del asunto, dejaron el material de prueba para su revisión. Dos días
después, Grundig se comunicó telefónicamente con el licenciatario, manifestando que
los diseños habían sido aprobados. C. Della Penna S.A. comenzó a imprimir y a
comercializar el material, y Grundig y la UAR fueron percibiendo las sumas
correspondientes por la licencia.
Los problemas comenzaron cuando Lagerlöf pretendió recibir su paga. Grundig
se desligó del tema, indicándole que los honorarios corrían por cuenta de la UAR. A su
vez, las autoridades de esta institución manifestaron que era Grundig quien debía
pagarle. De este modo, las partes no llegaron a ponerse de acuerdo con los pagos, y a
fines del mes de septiembre se le comunicó a Lagerlöf que el proyecto sería
abandonado, y que no se le abonaría suma alguna. El diseño de Lagerlöf no llegó a
convertirse en la mascota oficial de la UAR.
Contrariada por la frustración del proyecto, y para resguardarse, el 27 de octubre
de 1999 Lagerlöf depositó su obra –a la que tituló “Los Pumas” – en la Dirección
Nacional de Derecho de Autor (DNDA), en los términos del artículo 62 in fine de la ley
11.723, y así se lo hizo saber a Grundig y a las autoridades de la UAR. Los diseños
depositados consistían en seis dibujos sin colorear (uno de los cuales, el que
representaba un yaguareté agazapado con dos pelotas de rugby, había sido publicado en
agosto de 1999 en la revista Noticias UARugby).
A mediados del año 2000, Lagerlöf encontró en un supermercado de Avellaneda
cuadernos y anotadores con sus dibujos y obras, que llevaban la marca “C. Della Penna”
y el escudo de la UAR. “No solamente están usando mis obras sin autorización” –
pensó- “sino que, además, lo hacen para lucrar”. Detalles al margen, la principal
diferencia entre su obra y el material expuesto en los anaqueles era que los dibujos
depositados no tenían colores, mientras que los felinos de los artículos de la editorial
estaban pintados con rayas blancas y celestes.
Contrariada por lo que consideró el uso no autorizado de sus obras, Lagerlöf se
comunicó con las partes involucradas. Grundig “se lavó las manos”, indicándole que
debía solucionar el tema con los que lucraban con las obras: la UAR y C. Della Penna.
A su vez, en la UAR le indicaron que los diseños habían sido dados por Grundig a C.
Della Pena. La empresa editora adujo que había firmado contrato con la UAR y que era
esta institución la que había facilitado y aprobado las obras que ilustrarían las tapas de
cuadernos y anotadores. Destacó que había abonado lo que correspondía a los titulares
de los derechos.
Poco después de tomar noticia de la explotación de la que consideraba su obra,
Lagerlöf demandó a la UAR, al agente y al licenciatario a fin de obtener un
resarcimiento por la utilización no autorizada de su diseño. Invocó la ley 11.723.
La UAR contestó la demanda, negando responsabilidad alguna, y reconvino
solicitando la nulidad del depósito realizado por el actor ante la Dirección Nacional del
Derecho de Autor. Negó ser responsable frente a Lagerlöf, destacando que no aprobó
formalmente los diseños de la actora, ni prestó conformidad alguna para su uso. Negó,
incluso, haberle encargado los diseños y destacó que no tenía relación laboral con la
actora. En lo que respecta a su reconvención, la fundó en dos argumentos: a) la obra
depositada no era inédita, ya que había sido previamente publicada en la revista Noticias
UARugby en agosto de 1999; y b) la obra contenía signos identificatorios de la Unión
Argentina de Rugby, entre los cuales algunos se encontraban registrados como marcas.
En particular, destacó que la actora se había apropiado de signos identificatorios de la
marca Los Pumas, los colores representativos de la camiseta oficial de la selección
argentina de rugby con sus franjas horizontales blancas y celestes, y la imagen de un
puma o yaguareté, forma típica de identificación del seleccionado representativo de la
UAR. En concreto, la UAR afirmó que el diseño de su marca figurativa fue copiado por
la actora, al diseñar sus mascotas, objeto del depósito ante al DNDA. Cuestionó,
además, la validez del título de la obra depositada, “Los Pumas”, ya que se trataba de
una marca registrada de la UAR.
Grundig contestó la demanda, destacando que no encomendó trabajo alguno a la
actora, ni pactó el pago de un precio.
Por su parte, C Della Penna S.A. contestó la demanda, argumentando que
desconocía la relación existente entre Lagerlöf, la UAR y Grundig. Que, simplemente,
había celebrado un contrato de licencia con la UAR, bajo la intermediación de Grundig,
en virtud de cual se la habilitaba para utilizar nombres y diseños que pertenecían a la
UAR. Y que, en cumplimiento de los términos del contrato, sometió a aprobación de las
autoridades de la UAR la totalidad del material que comercializó bajo los términos de la
licencia, por lo que no le cabía responsabilidad alguna. Que se trataba, en suma, de un
conflicto entre la UAR, Grundig y Lagerlöf, respecto del cual era un tercero extraño.
Interrogantes directrices
1)
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3)
4)
¿Cuáles son los hechos relevantes?
¿Qué información relevante podría estar ausente del texto?
¿Cuál es el problema principal? ¿Existen problemas secundarios?
Realice un catálogo de las principales cuestiones e institutos jurídicos que se
debaten en el caso.
5) ¿Qué alternativas de solución se presentan?
6) ¿Qué principios y normas jurídicas, legales o jurisprudenciales, son aplicables al
caso?
7) ¿Cómo argumentaría si fuese abogado de la actora?
8) ¿Y si fuese abogado de los demandados?
9) ¿Qué solución concreta adoptaría? Analice la cuestión desde dos perspectivas: a)
como árbitro de equidad; y b) como juez que debe aplicar el Derecho positivo.
10) Si prosperase la demanda, ¿cuál sería el daño resarcible?
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