"LA MUERTE NEGRA" En la Edad Media se utilizó la palabra plaga, peste o pestilencia para significar la aparición de una enfermedad epidémica que producía gran mortandad. Hubo algunas pestes o plagas famosas a las que se ha dado el nombre del lugar donde comenzaron o donde tuvieron su mayor intensidad. Pero la más tristemente famosa de todas fué sin duda la peste del siglo XIV llamada "MUERTE NEGRA" o "PESTE NEGRA". Cuando en la antigüedad se habla de peste o pestilencia no siempre pude afirmarse que se trate de peste bubónica ya que pudieron ser muchas de ellas epidemias de gripe, virus, tifus, cólera, viruela, etc. Sólo en ocasiones se puede confirmar el diagnóstico retrospectivo cuando se han hallado documentos en que autores de la época describen con precisión y detalle la sintomatología que caracterizaba al proceso, pero si hay alguna en que los síntomas han quedado bien reseñados es precisamente la Peste Negra. Periódicamente el Mundo Antiguo se vió azotado por enfermedades que se extendieron velozmente con carácter epidémico o pandémico produciendo gran mortandad. Estas epidemias recibieron el nombre genérico de pestes. En la Biblia es donde se encuentran las primeras menciones de la peste. En el Antiguo Testamento hay claras alusiones a ella. En Exodo (9,5) puede leerse: "Jehová dijo a Moisés y Aaron: Coged puñados de ceniza de horno y espárzala Moisés hacia el cielo a vista de Faraón y se convertirá en polvo menudo en toda la tierra de Egipto de lo que resultarán tumores apostemados así en los hombres como en las bestias". En el Deuteronomio (28,5) se dice: "Jehová te herirá con la úlcera de Egipto y con tumores y sarna...Te herirá el Señor con úlcera maligna (tumores apostemados) en las corvas y en las ingles (rodillas y piernas) de que no podrás ser curado". En las Compilaciones de Oribaso, se encuentra la descripción de la peste realizada por RUFO DE EFESO, médico de la época de Trajano que dice: "Los bubones llamados pestilenciales son todos mortales y tienen una marcha muy aguda sobre todo los que se observan en Egipto y en Libia". DIOSCORIDES y POSIDONIUS describen extensamente la peste que en su tiempo existía en Libia. Describen así los síntomas: "Temperatura violenta, dolores, trastornos de todo el cuerpo, delirio, vértigos, erupción de bubones anchos y duros que no llegan a la supuración y que se desarrollan en piernas, brazos y regiones genitales... esta enfermedad o fiebre pestilencial es generalmente epidémica". Los marinos genoveses pretendieron haber visto en China un globo de fuego enorme de donde creyeron que procedía el azote, sin saber en realidad si este meteoro surgió de la tierra o cayó del cielo. Antes que HIPOCRATES hubiese establecido las bases de la ciencia médica, se consideraban las epidemias como un efecto de la cólera divina, opinión apoyada en la interpretación de los libros sagrados (Exodo, Jeremías, Isaías, Libro de los Reyes, Mateo) y en textos profanos de la antigüedad (Ovidio, Platón, Plutarco, Tito Livio, Plinio). HIPOCRATES consideraba como causa de la peste una estación cálida y húmeda. En su Tercer Libro de las Epidemias afirmaba que el estado del aire y los cambios de estación engendraban la peste. ARISTOTELES atribuía las pestes a la influencia de los cuerpos celestes. TUCIDIDES que describió la peste de Atenas dijo que procedía de Etiopía y que se producía en las grandes aglomeraciones de las ciudades, los grandes calores y las guerras. GALENO proclamaba la influencia de los grandes calores, el estado pútrido de la atmósfera, ocasionado por la descomposición de materias orgánicas unido a los fenómenos meteorológicos. EVRAGIUS y PROCOPIO que describen la peste del s. VI (pandemia), admiten su propagación por vía de contacto y creen que es efecto de la cólera divina. KIRCHER ("Historia de todas las pestes que han aparecido desde Moisés hasta el año 1636"), cree que el desarrollo de este azote se debe a la existencia en el aire de animálculos vivos y que por contacto propagarían la enfermedad. LANCISI, VALLISNIERI Y LINNEE estaban de acuerdo con esta hipótesis. GUY DE CHAULIAC creía que en la aparición de la peste tenía importancia la conjunción de Saturno, Júpiter y Marte. La Facultad de Medicina de París, consultada por el Rey Felipe de Valois, confirmó esta teoría. PARACELSO creía que la influencia de Saturno era decisiva en la aparición de una peste. AMBROSIO PARE opinaba que las emanaciones de los cadáveres putrefactos eran el origen de toda peste. SYDENHAM las atribuía a un "vapor contagioso". La gente del pueblo atribuyó las pestes a los judíos de los que se decía que envenenaban las aguas o el ambiente y esto dió lugar a muchas muertes de judíos en diversos países. SAVANESI creía que la peste venía de Egipto y que allí el culpable era el río Nilo que llevaba al mismo tiempo los principios de la vida, fertilizando el país, y de la muerte y destrucción. El estancamiento de las aguas del este río en la época de sequía (los cuatro meses que precedían a las periódicas inundaciones) eran la causa y origen de la peste. En Atenas TUCIDIDES describió una epidemia el año 430 a.C. (Peste de Atenas) en su obra sobre las Guerras del Peloponeso. Los síntomas que menciona son: "violentos dolores de cabeza... enrojecimiento e inflamación de los ojos, sufusiones de sangre en garganta y lengua, fetidez del aliento, estornudos y ronquera, tos violenta, vómitos biliosos...convulsiones violentas...el cuerpo se ponía de color lívido hacia rojo y aparecían pústulas y úlceras. Los enfermos sufrían de intensa sed y fiebre interna que les impulsaba a lanzarse al agua fría. La inquietud se hacía intolerable y morían al séptimo o noveno día. Si sobrevivían este tiempo, aparecían extenuantes diarreas que terminaban con la vida del enfermo. Algunos escapaban vivos, pero perdiendo los ojos o los dedos de manos y pies. Cuenta TUCIDIDES que de 29.000 hoplitas murieron 4.400 y de 12.000 soldados de caballería murieron 3.000. Muchos cuerpos quedaban insepultos y las aves de presa y los perros que normalmente se alimentaban de carroña, no se atrevían a acercarse a ellos pues también morían. Pero en ningún momento menciona TUCIDIDES la aparición de bubas que son tan llamativas, así que aquella epidemia pudo ser una combinación de influenza e inflamación gástrica. Comenzó al parecer en Etiopía, extendiéndose por Egipto, Libia, el Imperio Persa y Atenas. Pudo tratarse de tifus. Cuenta que los perros aparecían muertos por las calles de Atenas. Hay descripciones aunque confusas de la Peste de Agrigento (406 a.C.) y Siracusa (396 a.C.) así como de la Peste Julia (180 a.C.) y de la Peste de Egina que OVIDIO menciona en sus "Metamorfosis". PROCOPIO describió una peste en su Historia de las guerras persas (542 d.C.). La humanidad estuvo a punto de extinguirse con aquella peste. Se originó al parecer en Egipto extendiéndose a Palestina. Como todas estas plagas llegó por mar en los barcos procedentes de Oriente. Comenzaba por una súbita fiebre no de gran intensidad y a los pocos días aparecían unas hinchazones bubónicas en las axilas, detrás de las orejas y en los muslos. Luego unos quedaban sumidos en un coma profundo o en un estado delirante. Sufrían inapetencia y a veces en medio de un violento frenesí, se lanzaban al agua. Algunos morían rápidamente, otros a los pocos días, con pústulas negras que se abrían en los lugares donde tenían las bubas. Algunos vomitaban sangre y algunos se salvaban, sobre todo aquéllos que supuraban por las bubas. Morían de 5.000 a 10.000 personas cada día. La mortalidad alcanzó a más de 600.000 personas, un tercio de la población de la ciudad. Esta plaga que se conoce como "Plaga de Justiniano" se extendió al Imperio Romano en el que redujo la población al 50 %. Es muy probable que fueran oleadas de epidemias de varias enfermedades, además de la peste bubónica, como influenza, viruela, disentería bacilar, cólera y difteria. La peste bubónica debió ser precedida por la colonización de las ratas orientales procedentes de la India. La rata negra, adaptada a climas como el de la India, no resistían tenmperaturas frías, pero adaptándose al calor de la vivienda humana, pudieron reproducirse y extenderse llevando la enfermedad consigo. Y con los barcos colonizaron todos los puertos del Mediterráneo. Las grandes epidemias influyeron en la Historia. Así se cree que el fracaso de Justiniano en restaurar la unidad imperial en el Mediterráneo se debió en gran parte al efecto de aquella plaga que disminuyó alarmantemente sus ejércitos. Del mismo modo las fuerzas romanas y persas perdieron su resistencia ante los ejécitos musulmanes en 637. El avance del Islam separó el Este del Oeste. En 550 d.C. hubo una gran plaga en Inglaterra llamada "Pestis flava" o "Plaga amarilla", que debió ser una epidemia de hepatitis. Esta misma plaga apareció de nuevo en el año 664 d.C. y luego sobrevino de tiempo en tiempo. Está bien documentada en la "Crónica anglosajona". Siempre se creía que Inglaterra por ser una isla, estaría más defendida contra las epidemias, pero esto no era cierto. Los barcos tocaban en sus puertos procedentes de todas partes y estaban tan expuestos como los demás. Sin contar con que si hubiesen estado privados de epidemias, al no crear inmunidad, cualquier enfermedad podía hacer en ellos más estragos que en otros países. Se pensaba que los monjes mendicantes, los peregrinos, los soldados que regresaban a sus casas eran el vehículo para la introducción de las grandes epidemias de un país a otro. Esto pudo ser en parte cierto, pero sin duda el comercio por mar tuvo que ser más peligroso ya que los barcos llegaban a puerto y descargaban junto con las mercancías las ratas infectadas procedentes de países donde la enfermedad era endémica. Este fué sin duda el medio mayor de difusión. La única epidemia bien documentada como "peste bubónica" antes del s. XIV fué la citada "Peste de Justiniano" que PROCOPIO describió con detalle. De finales del s. VI a mediados del s. XIV no hay ningún relato verdaderamente fiable que pueda interpretarse como peste bubónica. Etiopatogenia actual: Hoy se sabe que la peste es una enfermedad infectocontagiosa, producida por el Bacilo de Yersin (Yersinia pestis) aislado en Hong-Kong durante una epidemia por el el microbiólogo suizo Yersin. De comienzo brusco, con fiebre elevada y escalofríos, sed intensa, náuseas y agotamiento, puede adoptar la enfermedad varias formas según la variedad del germen productor: Peste bubónica, en la que aparecen bultos o bubones, abultamientos dolorosos en cuello, axilas a ingles, Peste pulmonar, en la que además de la fiebre elevada y los demás síntomas generales, aparece una expectoración sanguinolenta (Peste neumónica) y Peste septicémica, generalizada a partir de bubones ganglionares del pulmón. La aparición de hemorragias cutáneas de color negro azulado es lo que ha dado origen al nombre de PESTE NEGRA O MUERTE NEGRA. La elevada mortalidad acompaña como secuela lógica a esta terrible enfermedad. En realidad esta es una epizootia de las ratas que se propaga al ser humano por intermedio de los ectoparásitos de estos animales (la pulga llamada Xenopsylla cheopis). Las variedades de ratas afectadas son: la rata gris o de alcantarilla (Rattus norvegicus), la rata negra o rata casera (Rattus rattus). En el ser humano, los parásitos propios de éste como la pulga (Pulex irritans) o el piojo (Pediculus capitis, P. vestimenti) se infectan también y contribuyen a la transmisión de la enfermedad. Otros roedores pueden ser reservorio de la peste (marmotas, etc.). Los focos crónicos de peste bubónica más antiguamente conocidos han sido las estribaciones del Himalaya entre India y China, el de Africa Central en los Grandes Lagos y los múltiples focos extendidos por las estepas de Eurasia desde Manchuria a Ucrania. Se cree que a partir de este foco último pudo extenderse la pandemia del s. XIV, la llamada "LA GRAN MORTANDAD", la "PESTE NEGRA" o "MUERTE NEGRA". Las rutas comerciales (caravanas) que venían del Este a través de estas regiones pudieron ser el vehículo que hizo penetrar la enfermedad en Europa. Basta ver los antiguos cementerios que jalonan estas rutas. Nunca se utilizó con más precisión la palabra plaga como cuando se aplicó a la peste bubónica del s. XIV. Una buena fuente confirmativa son no sólo los cementerios citados a lo largo de las rutas que seguían las caravanas sino las antiguas inscripciones en las lápidas que describen la causa de la muerte. El nombre de plaga se daba también a los terremotos, inundaciones, hambre, sequía, nubes de insectos, nubes de langostas. Todo era plaga, es decir acontecimientos o males que exterminaban grandes masas de población o destruían cosechas, Muerte masiva en uno u otro caso, muerte con mayor frecuencia que de ordinario. En 1346, en el Este, un inmenso número de tártaros y sarracenos fueron atacados por una súbita y mortal enfermedad. La India, hacia donde se propagó, quedó casi despoblada. La enfermedad llegó a El Cairo donde morían entre 10.000 y 15.000 personas diariamente. En Alepo murieron 500 personas cada día y en Gaza en seis semanas murieron 22.000 personas. En China murieron más de 13.000.000 de seres humanos y en Crimea, 85.000 en poco tiempo. Por entonces, los genoveses tenían un activo comercio con los puertos del Mar Negro (en exclusiva) y parece que fueron ellos los que trajeron a Italia la epidemia que se extendió por toda Europa. Las ratas que venían cargadas de ectoparásitos infectados en los barcos colonizaron rápidamente los puertos donde tocaban. Fueron diez galeones genoveses los que infectaron todos los puertos del Mediterráneo. Y aunque en Génova los rechazaron, incluso con ingenios de guerra, temiendo el contagio, el mal ya estaba hecho en otros lugares donde habían ido regando su carga mortal. Ratas, pulgas y la propia tripulación pudieron ser los vehículos transmisores. Lo cierto es que la MUERTE NEGRA se extendió desde los puertos del Mediterráneo hacia el interior de Europa. El más leve contacto con un enfermo propagaba la enfermedad que iba pasando de unos a otros. Asustada la gente de las ciudades por la elevada mortandad, huían al interior y con ellos llevaban la peste hasta el fondo de las montañas. Los primeros puertos del Mediterráneo infectados en 1348 fueron Génova, Venecia y Sicilia. Más tarde Pisa, que fué el principal punto de penetración de la enfermedad hacia el interior de Italia, de donde llegó la enfermedad a Roma y toda la Toscana, región que quedó casi despoblada. En Siena no se podían enterrar los muertos de la cantidad que había. Entre Florencia y Siena hubo más de 150.000 muertos. La rápida propagación se interpreta por la existencia de una cepa muy virulenta de peste neumónica. A partir de estos focos la variedad de rata casera Rattus rattus se multiplicó velozmente y se extendió por toda Europa. Abu Ghiaphar Ebn Khatemar, médico árabe natural de Almería, gran conocedor de las pestes de los años anteriores, describió la epidemia que azotó Almería en 1347. Describía en su obra cómo la epidemia atacó primeramentre el Norte de Africa, luego se extendió por Egipto hasta Asia y finalmente atacó a Italia, Francia y España. Su obra "Morbi in posterum vitandi discriptio et remedia" está escrita con letras cúficas en el Códice 1730 de la Biblioteca de El Escorial. En 1348, Abu Mohamed Ben Alkhathib, médico árabe natural de Granada, escribió otra obra sobre la peste que atacó su tierra natal, obra titulada "Quaesita de morbo horribili perutilia". Ese mismo año de 1348 llegaba la peste a Marsella donde en poco tiempo murieron 56.000 personas. Se cree que ambas formas, bubónica y neumónica, afectaron a la población simultáneamente. La extensión tuvo lugar por oleadas desde el Sur al Norte de Europa. Sólo en Inglaterra 2.000 pueblos quedaron despoblados. En Francia, agotado el país por el hambre consecutiva a la guerra de los 100 años (1337), la peste causó estragos terribles. En "La Petite Cronique de St. Aubin" escrita por un monje agustino (Angers 1348), se lee: "Los más escupían sangre, otros tenían en el cuerpo manchas rojas y obscuras y de éstos ninguno escapaba. Otros tenían apostemas o estrumas en las ingles o bajo las axilas y de éstos, algunos escapaban...y hay que saber que estos enfermos eran muy contagiosos y que casi todos los que cuidaban los enfermos, morían, así como los sacerdotes que recogían las confesiones". El Papa ordenó que todas las personas presentes o cercanas a un pestoso, al estornudar éste dijeran: "Que Dios te bendiga". GUY DE CHAULIAC hace una buena descripción del paso de la peste por Avignon (1348) y comenta: "El padre no visitaba al hijo ni el hijo al padre, la caridad estaba muerta y la esperanza destruída. Los médicos no osaban visitar a los enfermos por miedo a quedar infectados". Se exponían los cadáveres a la puerta de las casas y a veces los tiraban por las ventanas porque no tenían a nadie para enterrarlos. Los enterradores fueron los primeros en caer víctimas de la peste. La "MUERTE NEGRA" duró ocho años. HECKER calcula en 25.000.000 el número de víctimas, 1/4 de la población de Europa. Este autor considera a la "Muerte Negra" como uno de los más importantes acontecimientos que prepararon el camino hacia el estado presente de Europa. MOLL le atribuye serios trastornos sociales. ZECHNER cree que contribuyó al movimientro de la Reforma y GASQUET la considera como el fin del periodo medieval y el comienzo de la Edad moderna. La muerte, especialmente por epidemias como las medievales, es considerada por la conciencia popular como la gran niveladora social, ya que no respeta pobres ni ricos, señores o vasallos. La huída era el remedio más eficaz, la huída a lugares apartados donde no llegase el aliento, la pulga o la rata. Las ciudades eran las más afectadas por la epidemia de peste negra, como también los lugares donde hubiese aglomeraciones como las comunidades monásticas que quedaron diezmadas. Los estudiosos del tema han asignado diversas cifras de población a la Europa del s. XIV. Mientras algunos (BENNET y RUSSELL) le asignan una población de 73-85 millones de habitantes en vísperas de la Pandemia de Muerte Negra, afirman que 20 años después la población se había reducido a 51-45 millones a finales de siglo. Estiman en casi un 50 % la reducción de la población aunque muchos autores consideran que murieron dos tercios de la misma. A la peste se unieron el hambre y las guerras de aquel infausto s. XIV. La Península Ibérica no se vió libre del azote que flagelaba a todo el Continente. También guerras, sequía, malas cosechas y la "Muerte Negra" cayeron sobre la piel de toro con furia homicida. El propio Rey Alfonso XI murió de peste bubónica. Tenía sitiada a Gibraltar donde se refugiaban los moros, cuando vió a su ejército afectado por la peste. El mismo cayó víctima de la plaga a los 38 años de edad el 26 de marzo de 1350. La "MUERTE NEGRA" se cree que penetró en España por la Isla de Mallorca de donde pasó a Valencia, Cataluña y Aragón. Dice ZURITA que Mallorca casi se despobló en un mes y que de cada 100 personas morían 80. En muy poco tiempo murieron más de 30.000 habitantes. De Aragón pasó a Navarra y Castilla, extendiéndose después por León, Galicia, Extremadura y Andalucía y pasando a Portugal. Es materialmente imposible dar en cifras la mortalidad que produjo en España, pero los documentos de la época en algunas regiones son más explícitos. Por ejemplo se sabe que en Aragón entre 1342 y 1385 la población disminuyó casi un 40 por cien. En otras regiones fué casi un 25 por cien. Y basándose en documentos de la época se puede saber que muchos lugares fueron "borrados del mapa", despoblados totalmente. Las consecuencias de aquella gran mortandad se reflejaron en la economía del país, carestía, subida de precios, disminución de la mano de obra, retroceso de la producción agraria, caída de las rentas señoriales. Las sucesivas oleadas o rebrotes de la peste no hacían más que empeorar la situación. La angustia y el temor producido sobre la población por aquella enorme mortandad dió origen en Europa a reacciones como la aparición de los "flagelantes" que recorrerían los caminos del Continente haciendo penitencia, rezando y pidiendo al Señor el perdón de los pecados. Surgieron numerosas cofradías para estimular la vida piadosa y a veces las prácticas fueron todo menos piadosas. Por otra parte progresaron la superstición y la hechicería. Muchos sin embargo, se enriquecieron gracias a las herencias, mientras otros quedaron sin nada al morir el padre de familia que sostenía a todos. Bandadas de niños vagabundos, de ladrones y asaltantes recorrían los pueblos y caminos. La "MUERTE NEGRA" no pudo por menos de reflejarse en las manifestaciones artísticas y literarias. Proceden de la época muchas pinturas en la que aparece representada la muerte de una u otra forma. "La danza macabra", los esqueletos, los cuerpos llagados, el cadáver en sus diversas fases de descomposición aparece en los cuadros. En la poesía, la escultura y la literatura también dejó su huella aquella época funesta. (El cuadro o parte de él, de BRUEGHEL EL VIEJO del "El triunfo de la Muerte" podría po- s.XVI, titulado nerse como portada de este libro, por lo alusivo). No ha habido pandemia más terrible en el mundo como la "MUERTE NEGRA" por la elevada mortalidad que produjo y las consecuencias de todo tipo que trajo consigo.