Cierre de la fábrica de Ulzama de Danone, SA Documento IPES-ESADE A la vuelta de las vacaciones de verano de 1994, Francesc Martínez Rius, director de relaciones humanas de Danone, SA, recibió la convocatoria para la reunión ordinaria del comité de dirección del viernes, 2 de septiembre. El orden del día incluía un punto que rezaba simplemente “Proyecto de concentración de la actividad productiva”. Martínez Rius sabía que ese lacónico título encerraba un asunto de gran importancia para la empresa: la posibilidad de que una fábrica debiera cerrarse. Durante el breve paréntesis estival había reflexionado mucho sobre las consecuencias de un informe que el departamento industrial había preparado acerca del grave exceso de capacidad de que adolecía Danone y su impacto sobre los costes y la competitividad de la empresa. Ese informe, realizado con la ayuda de consultores especializados en estrategia industrial y en cuya confección había participado también el departamento de relaciones humanas, concluía que era necesario cerrar una de las fábricas para poder concentrar la producción, reducir costes fijos y poder así ajustar los precios a la presión del mercado. Por razones objetivas, tanto de tipo económico como industrial y social, la fábrica que proponía el informe era la de Ulzama, en Navarra. Martínez Rius acudió con preocupación a la reunión, consciente de las dificultades que planteaba una operación de este tipo. Durante sus más de veinte años como responsable de los recursos humanos de varias empresas industriales, de los cuales los últimos ocho en Danone, había vivido experiencias similares. Pero este caso era especial, tanto por la relevancia de la marca Danone en España y en todo el mundo, como por la ausencia de antecedentes de cierres traumáticos en la empresa, y por la ubicación potencialmente conflictiva de la fábrica, en la Navarra norte. El comité de dirección decidió posponer cualquier decisión definitiva hasta conocer en profundidad todos los pormenores que entrañaría una eventual operación de cierre. El director de relaciones humanas recibió el encargo de preparar un plan detallado, durante un plazo de dos meses. La fecha que se acordó para anunciar el cierre, si se decidía seguir adelante, fue la del 15 de noviembre. La situación de Danone, SA, a finales de 1994 La empresa Danone, SA, forma parte de la división de productos lácteos frescos, la más importante del grupo al representar un tercio de las ventas. Líder absoluta del sector de derivados lácteos frescos (yogur, postres y quesos) en España, con una cuota del 54,3% del mercado en 1993, la empresa gozaba de una situación saneada, con una facturación neta de casi 76.000 millones de pesetas y unos beneficios de 6.077 millones de pesetas. Sin embargo, un análisis dinámico arrojaba conclusiones intranquilizadoras. El descenso de participación de mercado había sido casi D:\420308697.doc constante durante los diez años anteriores. Danone estaba obligada a reaccionar, y no podía omitir de su estrategia un completo programa de reducción de costes que permitiera reducir el diferencial de precio respecto a las marcas de la distribución y las marcas de primer precio. En esos momentos ese diferencial estaba en un 60%, cuando diversos estudios de mercado y la misma experiencia internacional del grupo indicaban que el consumidor difícilmente pagaría más de un 20% de sobreprecio por una marca tradicional. Las grandes inversiones realizadas, como la renovación de instalaciones, máquinas y procesos, los proyectos de productividad industrial, y sobre todo la construcción en Madrid de una fábrica de gran volumen, totalmente automatizada, que se inauguró en 1994, año del 75º aniversario de la empresa, crearon un problema de exceso de capacidad: Danone era capaz de producir cada año 400.000 toneladas de productos lácteos, pero su demanda era sólo de 285.000 toneladas anuales. Ante el problema del exceso de capacidad, se realizaron diversos estudios técnicos, que concluyeron que era necesario concentrar la actividad productiva. No existía, pues, otro camino que el de cerrar alguna de las fábricas y trasladar la producción a las otras plantas. A la hora de decidir cuál era la fábrica más idónea para el cierre se definieron los criterios para valorar la importancia estratégica de cada una de las seis fábricas; estos criterios tomaron en cuenta consideraciones de tipo técnico, logístico y social, así como otras relacionadas con el mercado y con el entorno. Esta valoración llevó a descartar cuatro fábricas, dos por su carácter estratégico y las otras dos por su especialización en producto. La quinta fábrica, la de Sevilla, tenía características similares a la de Ulzama, pero tenía a su favor que su mercado próximo doblaba en volumen al de ésta última, que las inversiones necesarias eran tres veces menores y que la plantilla afectada sería un tercio más numerosa. Por todos estos motivos se recomendó, como la opción más adecuada, el cierre de la fábrica de Ulzama. La fábrica de Ulzama La plantilla estaba integrada por 175 trabajadores, casi todos ellos navarros. Los operarios representaban el 85% de la plantilla, siendo el resto mandos intermedios. Los hombres eran mayoría, con casi un 80%, y la media de edad superaba ligeramente los cuarenta y un años. El 40% de los trabajadores residía en el valle de Ulzama o en sus alrededores, a menos de cinco kilómetros de la planta, y el resto en el entorno de Pamplona;. Se realizó un análisis de la plantilla, con el objetivo de pronosticar las posibilidades de reintegración al mercado laboral de quienes no aceptaran el traslado. Se tuvieron en cuenta factores como la edad, el sexo, la formación, el lugar de residencia y, sobre todo, la oferta de empleo obtenida a través de la prospección directa del mercado laboral. En primer lugar se diferenció el grupo de empleados con edades superiores a cincuenta años, que debido a su edad precisarían un tratamiento específico. El resto se clasificó en cuatro grupos, según que sus posibilidades de reintegración pronosticadas fueran altas (19%), D:\420308697.doc 2 medias-altas (59%), medias (22%) o bajas (0%). El pronóstico conjunto, pues, era bueno. Las relaciones laborales y la responsabilidad social de Danone Las relaciones laborales en la fábrica eran correctas. El comité de empresa estaba compuesto por nueve miembros: en aquel momento había cuatro delegados del sindicato ELA-STV, tres de LAB, uno de UGT y uno de CC OO, aunque era época de elecciones sindicales y su convocatoria formal era inminente. La composición del comité, aunque atípica para una empresa de implantación nacional como Danone, era habitual en el País Vasco y el Norte de Navarra, donde los dos primeros sindicatos gozan de una gran implantación. ELA-STV es un sindicato nacionalista y católico, vinculado al Partido Nacionalista Vasco; es bastante negociador y propenso a lograr acuerdos por la vía de las mutuas concesiones, y se preveía que podría centrar sus reivindicaciones en las indemnizaciones económicas. Por su parte el sindicato LAB, cercano a la coalición Herri Batasuna, es conocido por mantener posiciones negociadoras poco flexibles, que dificultan el logro de acuerdos, pero también por la coherencia de sus planteamientos. Su posición era más difícil de pronosticar, pero los temas del empleo y el impacto económico del cierre sobre la economía local parecían los más factibles. Danone mantenía excelentes relaciones con los sindicatos UGT y CC OO, que dominaban el resto de los comités de empresa (no existía comité intercentros). Muchos de los contactos se realizaban a alto nivel, a través de la dirección de relaciones humanas del Grupo Danone (ésta y la dirección de finanzas son las dos únicas direcciones “horizontales” del grupo). Política de Recursos Humanos El Grupo Danone practica una política de recursos humanos muy avanzada. Desde 1974, fecha en que la formalizó por escrito en lo que denomina su “doble proyecto” económico y social, ha tenido numerosas ocasiones de poner en práctica su estilo y compromiso social en las diversas empresas del grupo y en varios países.. A continuación se incluye un extracto del documento “El doble proyecto del año 2000”, en la parte que trata de la administración preventiva del empleo: “La gestión del exceso de personal” “La gestión del exceso de personal debe ser normalmente controlada mediante una gestión de previsión que prepare las evoluciones.” “Sin embargo, no se pueden excluir rupturas súbitas que obliguen a efectuar reducciones brutales, si éstas parecen necesarias para salvaguardar la competitividad. En este caso, la solidaridad interna del grupo debe funcionar plenamente.” “Frente a excesos de personal importantes y durables, los departamentos buscan prioritariamente reclasificar al personal afectado, en primer lugar en el D:\420308697.doc 3 grupo, gracias a la bolsa de empleo BSN, y en las empresas regionales o locales. Las reclasificaciones serán más fáciles en la medida que se haya buscado la movilidad previamente, en particular mediante un esfuerzo de formación. En esas operaciones de reclasificación se deberá hacer un esfuerzo para minimizar, para el personal, los inconvenientes vinculados a las reducciones de nivel.” “Cuando los excesos de personal obedezcan a razones coyunturales, se deberá adoptar prioritariamente soluciones como la reducción provisional de horario o el desempleo parcial.” “La contribución al empleo” “BSN reconoce que tiene una responsabilidad con respecto a la situación del empleo, pero es precisamente esta responsabilidad la que le impone adoptar medidas compatibles con su rentabilidad. El grupo contribuye al empleo mediante sus inversiones que procuran trabajo a los proveedores, así como mediante la competitividad de sus sociedades y por el esfuerzo de calificación de su personal. Cada vez que es posible, las empresas que se concentran sobre su actividad principal, tienen la inquietud de preservar de la mejor manera posible el empleo a nivel nacional, mediante la ayuda para la recolocación de sus ex trabajadores y de las iniciativas de asociación con los prestatarios de servicios.” “En los sitios en donde los establecimientos han reducido su personal o han cesado su actividad, BSN busca portadores de proyectos y ayuda a los creadores de empresas. Por lo demás, BSN ayuda a los miembros de su personal que tienen un proyecto de creación de empresa, incluso individual, a realizarlo. En este sentido, se ha adoptado una carta BSN de la creación de empresa, para precisar las modalidades de intervención de los departamentos.” Danone, SA, no había tenido aún ocasión de poner en práctica estas modernas ideas del grupo en el terreno del acompañamiento social de los cambios traumáticos, ya que nunca se había enfrentado a la necesidad de realizar un cierre de un centro importante. Esta ausencia de experiencias propias planteaba un reto adicional a los directivos españoles, que se veían obligados, por un lado, a aplicar la filosofía del grupo, mientras que por el otro debían justificar al resto de accionistas de la empresa la validez de un planteamiento atípico en España. El entorno local y autonómico La contribución de Danone a la economía del valle era muy importante. Aparte de dar empleo directo a 68 de sus habitantes (casi el 40% de la plantilla residía en el valle) y del empleo indirecto generado por la actividad fabril, Danone adquiría diariamente hasta 90.000 litros de leche a los ganaderos de las localidades cercanas, lo que suponía alrededor de 1.700 millones de pesetas al año. La aportación de Danone a las arcas municipales era también muy significativa: casi dieciséis millones de pesetas en 1994 —es decir, casi 10.000 pesetas por cada uno de los 1.618 habitantes del valle— frente a un D:\420308697.doc 4 total de ingresos por impuestos y tasas de poco menos de cincuenta y cinco millones de pesetas. Por otra parte, la Comunidad Foral de Navarra es, quizás, la más saneada de todas las comunidades autónomas españolas en términos de empleo y potencial industrial relativo a la población, que es del orden de medio millón de habitantes. En cuanto al soporte a la creación de empleo, Navarra se encuentra también en una situación de privilegio. El régimen fiscal foral permite al Parlamento y al Gobierno de Navarra establecer sistemas de fomento y promoción de la industria y del empleo ágiles y eficientes. Se cuida muy especialmente la inversión exterior, a través de la Sociedad para el Desarrollo de Navarra, una agencia de fomento empresarial que actúa como interlocutor único y que ha llevado a que la implantación de multinacionales en Navarra haya crecido continuamente desde su creación hasta llegar a un centenar y a proporcionar más de un tercio del empleo industrial. La legislación laboral y los precedentes de cierres en España Los precedentes anteriores de cierres de plantas de empresas multinacionales en situación de beneficios no eran muy alentadores. En términos económicos, los costes excedían sistemáticamente el módulo legal de indemnización para el despido improcedente (cuarenta y cinco días de salario, por año de servicio, hasta un máximo de cuarenta y dos mensualidades), que se había configurado entre los sindicatos como la cantidad mínima a obtener para las indemnizaciones en este tipo de operaciones de reducción de efectivos. No cabía plantearse, de ninguna manera, la posibilidad de obtener una resolución estimatoria de la solicitud de cierre por parte de la autoridad laboral sin el acuerdo de la representación social: todos los precedentes de casos similares apuntaban a la absoluta necesidad de un acuerdo para obtener la autorización administrativa. Además, el impacto del cierre en los medios de comunicación podría ser significativo en caso de conflicto colectivo o de acción sindical violenta, lo que parecía posible a tenor del entorno sindical y social En cuanto a una eventual erosión de la imagen de la empresa y de la marca, este era un punto ambiguo, ya que no está demostrada la correlación entre la presencia en los medios a raíz de un cierre y la pérdida de notoriedad positiva o el rechazo del consumidor. De todas maneras, siempre es deseable realizar estas tareas, cuando resultan inevitables, con la mayor discreción posible. A efectos del cálculo de las posibles indemnizaciones, los valores medios de la plantilla, con casi diecisiete años de antigüedad y 2,85 millones de pesetas de salario anual, daban un rango entre 2,4 millones de pesetas, para veinte días por año de antigüedad con un máximo de doce meses de sueldo, y 6 millones de pesetas, para cuarenta y cinco días por año de servicio con un tope de cuarenta y dos mensualidades. D:\420308697.doc 5 La preparación del plan de la operación de cierre Francesc Martínez Rius regresó a su despacho dispuesto para la tarea encomendada. El desafío contenía un atractivo innegable: para un responsable de recursos humanos, la posibilidad de liderar un proyecto socialmente innovador en España, logrando cerrar un centro de trabajo con el mínimo impacto social y conteniendo los costes era, en sí, un reto profesional de primera magnitud. Sin embargo, los riesgos eran muy elevados. Cualquier error podía perjudicar gravemente la marca y tener un alto impacto económico y social. Otro punto que dio que pensar a Martínez Rius fue el enfoque de la operación. Era consciente de que lo substantivamente importante era “solucionar el problema sin ruido ni derroches”. Quizás se podría aplicar el “esquema tradicional español” y arreglar el asunto solamente con dinero... Al fin y al cabo, otras empresas habían puesto en práctica estrategias de negociación “de talonario” y no habían salido tan mal paradas. En el fondo, lo importante era cerrar la fábrica... Pero se resistía a este tipo de planteamientos. ¿Quién aseguraba que un planteamiento centrado en el dinero sería más rápido y suave? Por otra parte, su presupuesto era limitado y no podía excederse mucho del conocido “módulo” de los cuarenta y cinco días. ¿No le llevaría una estrategia “de talonario” a sobrepasar ese presupuesto? Y, ¿qué ocurriría con las relaciones con los sindicatos más representativos de la empresa? Con UGT y CC OO se estaban planteando relaciones en términos de largo plazo, en los que la gestión del nivel de empleo era un aspecto fundamental. También eran muy importantes otras consideraciones como el clima interno de la empresa y el mantenimiento de la producción de la fábrica, cuya interrupción podría causar problemas de abastecimiento del mercado. El problema del eventual deterioro económico y social del entorno de la fábrica, tras su cierre, era patente. Son conocidos bastantes casos de desertización económica en territorios de carácter rural, que después de acoger una industria y reconvertir a buena parte de su masa laboral al sector industrial, ven desaparecer esa industria y, con ello, puestos de trabajo y rentas, con lo que la espiral de degradación parece inevitable. Sin embargo, ¿era realmente necesario que una empresa privada de carácter mercantil se ocupara de ello? Especialmente en un valle rico, como el de Ulzama, y en una comunidad autónoma como Navarra, donde las estructuras de apoyo a la creación de negocios y de soporte al empleo parecían bastante potentes. Martínez Rius era plenamente consciente de que debería ser capaz de explicar con detalle al consejo de administración la necesidad y rentabilidad de todas las partidas económicas del proyecto, sobre todo las no aplicadas a las indemnizaciones directas. D:\420308697.doc 6