Dictamen de la Procuración General:

Anuncio
Dictamen de la Procuración General:
Junín
rechazó
en
todas
El
Tribunal
sus
partes
del
Trabajo
la
demanda
de
de
indemnización por despido y otros rubros de índole laboral,
incoada por Marcelo Gastón Lucero contra el Club Junín (v.
fs. 174/178 vta. y fs. 180/186).
La parte actora vencida -por
apoderado-
impugnó
dicha
sentencia
mediante
recursos
extraordinarios de inaplicabilidad de ley y de nulidad (v.
fs. 191/205 vta.).
En
fs.
236
se
me
confiere
vista sólo respecto del recurso extraordinario de nulidad
concedido por el “a quo” en fs. 207/208 vta.
Adelanto,
desde
ahora,
mi
opinión contraria a su progreso.
Ello,
por
cuanto,
a
la
improcedencia de su formulación deducida “en subsidio” o
“ad eventum” (v. fs. 195 “in fine”), desde que -como es
sabido- su tratamiento no puede depender del resultado del
restante
remedio
procesal
interpuesto
(conf.
S.C.B.A.
causas L. 58.815, sent. del 29/IX/98; L. 75.914, sent. del
2/VII/03, entre otras), se aduna que resultan ajenos al
ámbito
de
denunciados
actuación
en
su
del
recurso
sustento,
intentado
como
son
los
vicios
los
de
autocontradicción, inversión de las reglas que rigen el
“onus probandi” y absurdo en la valoración de la prueba que
se
le
endilgan
S.C.B.A.
89.206,
causas
sent.
al
pronunciamiento
Ac.
85.228,
del
sent.
30/III/05;
Ac.
en
del
crítica
(conf.
30/III/05;
91.877,
sent.
Ac.
del
13/XII/06; L. 69.200, sent. del 13/IX/00 y L. 79.332, sent.
del 18/II/04).
Efectivamente,
salta
a
la
vista que el libelo de censura no contiene denuncia de los
preceptos
constitucionales
que
resultarían
infringidos
-
arts. 168 o 171 de la Carta local-, ni se fundamenta en la
existencia de alguno de los supuestos contemplados en dicha
normativa a los fines de viabilizar la procedencia de la
pretensión
nulificante
(conf.
S.C.B.A.
causa
L.
79.789,
sent. del 10/VIII/05, entre otras).
Cabe agregar a lo expuesto y
en atención a la doctrina legal invocada por el quejoso,
que la anulación oficiosaáde los pronunciamientos de última
instancia configura un supuesto de excepción reservado a
las
facultades
exclusivas
y
excluyentes
de
la
Suprema
Corte, constituyéndose así, por principio, en un instituto
distinto al recurso extraordinario de nulidad, sin que le
asista a las partes la facultad de efectuar planteos de esa
naturaleza
(conf.
S.C.B.A
causa
L.
84.588,
sent.
del
6/IX/06, entre muchas otras).
En
razón
de
lo
brevemente
expuesto,
sugiero
a
V.E.
que
declare
improcedente
el
recurso extraordinario de nulidad que dejo examinado.
Tal es mi dictamen.
La Plata, 22 de marzo de 2007
- Juan Angel de Oliveira
A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 11 de marzo de 2013,
habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en
el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden
de
votación:
doctores
Hitters,
Kogan,
Soria,
Negri,
de
Lázzari, Genoud, Pettigiani, se reúnen los señores jueces
de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo extraordinario
para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 99.701,
"Lucero, Marcelo Gastón contra Club Junín. Despido".
A N T E C E D E N T E S
El Tribunal del Trabajo del Departamento Judicial
Junín rechazó la acción entablada, imponiendo las costas
del juicio a la actora (fs. 180/186).
Ésta
interpuso
recursos
extraordinarios
de
nulidad e inaplicabilidad de ley (fs. 191/205 vta.), los
que fueron concedidos por el citado tribunal a fs. 207/208
vta.
Oído
237/238),
el
dictada
señor
a
fs.
Subprocurador
239
la
General
providencia
de
(fs.
autos
y
hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la
Suprema Corte decidió plantear y votar las siguientes
C U E S T I O N E S
1ª
¿Es
fundado
el
recurso
extraordinario
de
nulidad?
En su caso:
2ª ¿Lo es el de inaplicabilidad de ley?
V O T A C I Ó N
A la primera cuestión planteada, el señor Juez
doctor Hitters dijo:
I. El impugnante dedujo el recurso extraordinario
de nulidad en forma subsidiaria al de inaplicabilidad de
ley (v. fs. 195/197 vta.), modo de articulación que, como
sostuve
en
las
causas
registradas
como
L.
58.815,
"Faccendini" (sent. del 29-IX-1998) y L. 75.147, "Tirelli"
(sent. del 6-VIII-2003), entre otras, si bien lo torna en
principio insuficiente, en una interpretación amplia, en mi
opinión, el remedio así incoado podría tener andamiento
siempre
y
cuando
contenga
fundamentos
propios
y
no
promiscuos.
En
el
caso,
con
base
en
los
argumentos
desarrollados en el capítulo V) de la pieza impugnativa
(titulado "Ad eventum, nulidad de la sentencia dictada", v.
fs. 195), el quejoso descalifica el fallo recaído en la
instancia
de
grado
atribuyéndole
al
juzgador
haber
incurrido en contradicción entre las conclusiones sentadas
en el veredicto y las arribadas en la sentencia, en errónea
distribución de las cargas probatorias (infringiendo los
arts. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo y 375 del Código
Procesal Civil y Comercial) y en absurdo en la apreciación
de las pruebas de la causa.
Ninguno
atendibles
en
impugnación
de
el
bajo
esos
eventuales
ámbito
de
estudio
agravios
actuación
(conf.
resultan
del
causa
medio
L.
de
87.991,
"Gallegos", sent. del 12-XII-2007; entre otras).
En rigor de verdad el interesado ni tan siquiera
menciona, mucho menos explica, cómo esos pretensos vicios
encuadran en alguno o algunos de los contenidos previstos
en
los
arts.
habilitando
168
la
y
171
deducción
de
del
la
Constitución
recurso
provincial
extraordinario
de
nulidad (art. 296, C.P.C.C.; causa L. 83.398, "Berterame",
sent. del 31-VIII-2007).
Nótese al respecto que sólo tangencialmente a fs.
196
vta.
del
escrito
de
réplica,
por
conducto
de
la
transcripción de doctrina legal de este Tribunal elaborada
en
torno
judiciales,
a
la
se
anulación
menciona
oficiosa
la
causal
de
las
decisiones
vinculada
a
la
inobservancia del acuerdo y voto individual de los jueces,
citándose el art. 156 de la Constitución provincial -actual
art. 168-, hipótesis que, por lo demás, no se presenta en
la especie.
Por esas razones, y más allá de su interposición
subsidiaria (lo que -como dije- no obsta a su tratamiento
en la medida que sus fundamentos no se confundan -como
acontece en el caso- con los del recurso de inaplicabilidad
de
ley
también
interpuesto),
la
impugnación
no
resulta
procedente.
Finalmente, resta señalar que no es dable que las
partes
propicien
pronunciamientos
la
declaración
judiciales,
ex
tal
y
officio
como
de
los
plantea
el
interesado (v. fs. 196/198 vta.), pues ello constituye una
facultad
exclusiva
y
excluyente
de
esta
Suprema
Corte
(conf. causas L. 91.153, "Carraza", sent. del 25-II-2009;
L.
90.028,
"López",
sent.
del
25-VI-2008;
L.
80.421,
"Ontiveros", sent. del 22-XI-2006).
II. Por lo expuesto, propongo rechazar el recurso
extraordinario de nulidad deducido, con costas (art. 298,
C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
Los señores jueces doctores Kogan, Soria, Negri,
de Lázzari y Genoud, por los mismos fundamentos del señor
Juez doctor Hitters, votaron la primera cuestión también
por la negativa.
A la primera cuestión planteada, el señor Juez
doctor Pettigiani dijo:
En la causa L. 58.815, "Faccendini" (sent. del
29-IX-1998)
he
manifestado
que
"subsidiario",
conforme
surge del Diccionario de la lengua Española (Real Academia
Española, 21a. ed. Madrid, 1992, p. 1356) utilizado como
adjetivo importa lo "que se da o se manda en socorro o
subsidio de uno", lo que importa tanto como señalar que lo
que es subsidiario es complementario, necesitado de algo
previo a lo cual ayuda o completa.
Desde este ángulo, es indudable que por su propia
naturaleza
un
recurso
extraordinario
debe
mantener
jerarquía de tal, bastarse a sí mismo, ser autosuficiente,
por lo que no tendría entidad de tal aquel remedio que, o
bien no se autoabastece, o bien es tan solo complemento de
otro
al
que
intenta
robustecer
o
conferir
el
vigor
impugnatorio de que carece per se.
Por
ende,
si
bien
considero
que
en
principio
resulta inviable interponer un recurso extraordinario en
subsidio de otro, ello es así siempre y cuando se trate
efectivamente
de
un
remedio
subsidiario,
y
no
cuando
a
pesar de proponérselo semánticamente como subsidiario, esté
dotado
de
una
estructura
propia
y
autónoma,
ya
que
reputarlo inatendible en tal situación implicaría consagrar
una solución meramente formal, incurriéndose en el exceso
ritual manifiesto que se opone a la equidad y a la justicia
que
en
el
consagrar,
caso
para
concreto
el
constituirse
derecho
en
algo
está
huero,
llamado
en
un
a
mero
remedo de tal. Al respecto, esta Corte tiene dicho que "los
recaudos
procesales
tienen
por
fin
cuidar
ciertas
exigencias de orden externo, pero no para que los derechos
se vean vulnerados sino, -por el contrario- para que su
realización resulte en todos los casos favorecida. De otro
modo ese orden deviene en ritualismo, es decir, en una
forma vacía de contenido ético y no debe olvidarse que el
derecho
no
es
una
forma:
es
un
contenido"
(Ac.
60.772
sentencia del 2-VI-1998).
En el supuesto de autos, el recurso de nulidad,
planteado impropiamente en subsidio (v. fs. 195/197 vta.),
carece asimismo de fundamentación autónoma.
Voto pues por la negativa.
A la segunda cuestión planteada, el señor Juez
doctor Hitters dijo:
I.
El
tribunal
a
quo
desestimó
la
demanda
promovida por el actor Marcelo Gastón Lucero contra el Club
Junín por la que se procuraba el cobro de indemnizaciones
por
antigüedad
y
sustitutiva
de
preaviso,
sueldo
anual
complementario, vacaciones, días trabajados en octubre de
2000,
integración del mes de despido y multas de los arts.
8 y 15 de la ley 24.014.
Para
así
decidir,
tras
valorar
las
pruebas
testimonial y confesional arrimadas a la causa, formó su
convicción acerca de que entre los litigantes no medió una
relación de dependencia laboral.
II.
inaplicabilidad
En
su
recurso
de
ley,
la
extraordinario
legitimada
activa
de
denuncia
absurdo e infracción a los arts. 14, 21, 22 y 23 de la Ley
de Contrato de Trabajo; 375, 402 y 421 del Código Procesal
Civil y Comercial; y 1197 y 1623 del Código Civil.
Los
cuestionamientos
ensayados
son
los
siguientes:
1. En primer lugar, plantea el recurrente que el
tribunal fundó su decisión en lo normado por los arts. 21 y
22 de la Ley de Contrato de Trabajo, cuando -en rigordebió aplicar la presunción de existencia del contrato de
trabajo contenida en el art. 23 de la ley citada.
En
este
manifestaciones
de
orden,
los
sostiene
testigos
que
acerca
de
ante
las
el
actor
que
impartía clases de tenis a los socios del club en las
instalaciones
de
éste
y
en
beneficio
de
la
institución
demandada -que aduce erróneamente apreciadas por el órgano
a quo a fs. 194/195-, se advierte que es a la accionada a
quien incumbió probar lo alegado en su defensa (art. 375,
C.P.C.C.), carga ésta que -afirma- soslayó satisfacer.
2.
Asimismo,
censura
la
valoración
de
la
absolución de posiciones del representante de la entidad
traída a juicio, argumentando -en sustancia- que mediante
ese
elemento
probatorio
se
comprobó
que
"el
actor
daba
clases gratuitas de tenis a los asociados del Club" (v. fs.
197 vta.), lo que no refleja más que la existencia de una
relación de linaje laboral entre los contendientes.
3. Por otra parte, bajo la denuncia de quebranto
de los arts. 14 de la Ley de Contrato de Trabajo y 1197 y
1623
del
Código
Civil,
cuestiona
la
apreciación
de
la
prueba documental adunada a fs. 8 y 30/31.
En lo esencial, arguye que los contratos allí
glosados son nulos porque a través de ellos la demandada
pretendió encubrir, en abierto fraude a la ley laboral, que
con el promotor del pleito la unió un verdadero vínculo de
trabajo dependiente.
4.
considerar
También
elementos
postula
de
que
prueba
el
juzgador
decisivos
para
omitió
dirimir
correctamente la litis, a saber: la confesional prestada
por el representante del club, de cuyos dichos es posible
inferir -a contrario de lo concluido en el fallo- que en el
presente
caso
subordinación
se
verifican
jurídica
y
las
típicas
económica;
la
notas
de
informativa
proveniente de la A.F.I.P., que -afirma- da cuenta de que
la
institución
accionada
no
tiene
registrado
ningún
empleado en relación de dependencia, circunstancia ésta que
denota
que
"la
práctica
del
Club
demandado
era
la
contratación en negro de personal dependiente, utilizando
siempre
con
el
personal
que
contrataba
el
ardid
de
instrumentar pretensos contratos que tildaba de naturaleza
civil"
(v.
fs.
203
vta.),
de
esa
naturaleza
instrumentos
por
lo
que
-insiste-
agregados
a
la
los
causa
resultan nulos (art. 14, L.C.T.).
5. Por último, resta eficacia probatoria a las
declaraciones
de
los
testigos
Cacheiro
y
Tintorelli
aportados por la demandada porque las considera no sólo
interesadas, dado que -resalta- ambos son socios del club,
habiéndolo presidido en distintos períodos; sino también
contradictorias con los contratos de naturaleza civil ya
aludidos
que
la
accionada
pretendió
hacer
valer
con
el
objeto de disimular bajo ese ropaje la existencia de una
relación de trabajo dependiente como la habida entre las
partes.
III.
El
recurso,
en
mi
opinión,
no
resulta
procedente.
1. En lo que aquí tiene relevancia, el tribunal
de grado tuvo por acreditado en el veredicto que Lucero
daba clases de tenis en las instalaciones del Club Junín,
arreglaba
atendía
las
canchas
cuando
el
destinadas
profesor
a
su
Galván
práctica
realizaba
y
las
giras
deportivas (v. fs. 176). Sin embargo, concluyó que "no se
probó
en
autos
que
las
labores
que
el
demandante
dice
desarrollaba lo fueran a las órdenes del Club Junín, y en
forma subordinada" (v. fs. 177 vta.), pues -agregó- "el
actor no acreditó la subordinación jurídica, económica y
técnica
y
el
carácter
intuito
personae,
como
así
el
cumplimiento de horario, el recibir órdenes" (v. fs. 178).
En
la
etapa
de
sentencia,
remarcó
que
el
accionante no logró acreditar la nota de dependencia que
tipifica el contrato de trabajo, invocado en sustento de su
reclamación, subrayando que "la mera ejecución de tareas,
-en
el
caso,
colaborando
con
el
Sr.
Miguel
Galván-
no
autoriza a tener por probada la existencia de una relación
laboral (arts. 21 y 22 de la L.C.T.)" (v. fs. 184).
2. De la reseña efectuada, es factible advertir
que el tribunal de origen arribó al convencimiento acerca
de
que
entre
los
litigantes
no
existió
un
vínculo
de
trabajo subordinado. Así lo hizo con principal sustento en
la valoración de los testimonios aportados y la absolución
de posiciones del representante de la demandada (art. 44
inc. “d”, ley 11.653) (v. fs. 174/178 vta.).
Ahora bien, esa conclusión fáctica sólo puede ser
desvirtuada
si
configuración
se
de
alega
y
absurdo
se
demuestra
(conf.
causas
cabalmente
L.
la
96.667,
"Iurescia", sent. del 14-IV-2009; L. 90.064, "D’Agostino",
sent.
del
5-XII-2007).
Vale
decir,
la
existencia
de
un
vicio que denote que el juicio del tribunal a quo no se
ajusta
a
la
lógica
que
rige
la
construcción
de
un
razonamiento válido, o bien, que se halla reñido con las
constancias objetivas de la causa. Al respecto, cabe aquí
recordar
que
esta
Corte
ha
declarado
en
repetidas
oportunidades que dicho déficit importa la existencia de un
error
grave,
grosero
y
manifiesto
que
conduzca
a
conclusiones lógicamente insostenibles o inconciliables con
las
constancias
objetivas
de
la
causa
(conf.
causa
L.
95.323, "Rivera", sent. del 18-II-2009; entre otras).
En el caso, es mi opinión que el recurrente no ha
logrado evidenciar tal anomalía.
(i)
En
primer
lugar,
la
descalificación
del
mérito atribuido a las pruebas testimonial y confesional,
que sirvieron de pilares de apoyo de la decisión objetada,
no supera el registro de una mera divergencia de opinión
respecto de las conclusiones contenidas en el fallo, pues
el recurrente sólo expone una apreciación discrepante y
opuesta a la del sentenciante. Tal técnica, sabido es, no
resulta
idónea
representa
sent.
del
el
para
absurdo
acreditar
(conf.
8-VIII-2007;
la
causa
entre
grave
L.
falencia
88.553,
otras).
que
"Obiol",
Tampoco
puede
sustituirse el criterio del juzgador de grado, pese a lo
opinable,
discutible
o
poco
convincente
que
pudiera
resultar, por el propio de esta Suprema Corte (conf. causas
L. 96.667, "Iurescia", sent. del 15-IV-2009).
Por lo demás, debe recordarse que los tribunales
del
trabajo,
al
apreciar
en
juicio
oral
la
prueba
testimonial, ejercen una facultad privativa tanto respecto
del mérito como de la habilidad de ese elemento probatorio,
y
sus
conclusiones
no
pueden,
en
principio,
ser
reexaminadas en la instancia extraordinaria (conf. causas
L.
90.489,
"Fontano",
sent.
del
27-II-2008;
L.
57.947,
"Albornoz", sent. del 20-XI-1996).
(ii) En otro orden, es inocua para desmerecer el
fallo impugnado la crítica que gira en torno a la prueba de
informes de la A.F.I.P., dado que sólo exhibe la intención
de disputarle al judicante el ejercicio de una atribución
que le es privativa, lo que resulta impropio para demostrar
el absurdo (conf. causas L. 90.647, "Paredes", sent. del
13-VIII-2008; L. 87.372, "Antonini", sent. del 7-III-2007;
L. 82.000, "Salvemini", sent. del. 8-XI-2006).
Al
respecto,
menester
es
recordar
que
reiteradamente ha sostenido el Tribunal que integro, en
fuero laboral, al prevalecer la apreciación en conciencia,
los
magistrados
jerarquizar
las
están
fuentes
autorizados
y
medios
a
seleccionar
probatorios,
y
pudiendo
preferir unos elementos a otros (conf. causa L. 89.800,
"Taboada", sent. del 14-XI-2007; entre otras).
(iii) Por último, el agravio que versa sobre la
apreciación de la prueba documental glosada a fs. 8 (por la
parte
actora)
y
a
fs.
30/31
(por
la
demandada)
y
su
pretendida nulidad por aplicación de lo dispuesto en el
art. 14 de la Ley de Contrato de Trabajo también resulta
estéril.
Además de fundarse en argumentaciones novedosas y
extemporáneas, nunca antes introducidas al proceso, lo que
torna
al
reproche
inaudible
en
esta
instancia
extraordinaria (conf. causas L. 94.899, "Botelli", sent.
del
22-XII-2008;
2007),
cobra
L.
90.222,
definitoria
y
"Romero",
sent.
concluyente
del
19-IX-
relevancia
para
decidir la suerte del cuestionamiento el hecho de que éste
se
exhibe
apartado
de
las
motivaciones
que
dotan
de
sustento al pronunciamiento atacado, dado que el tribunal
del trabajo no cimentó ningún tramo de su decisión en la
apreciación del mentado elemento probatorio.
3. Por otra parte, cabe memorar que esta Corte
tiene dicho que la mera ejecución de tareas no autoriza a
que se tenga por verificada la existencia de una relación
de linaje laboral con el accionado, si no se acredita que
lo fueron a favor de esa persona y en forma subordinada
(art. 23, L.C.T.; conf. causas L. 79.831, "Martínez", sent.
del 29-XII-2003; L. 73.653, "Lezcano", sent. del 2-V-2002;
L. 72.672, "Díaz", sent. del 18-VII-2001), doctrina legal
que el iudex a quo hubo de citar en la sentencia censurada
para darle sustento (v. fs. 183 vta.).
Esas
circunstancias,
como
bien
sostuvo
el
tribunal (v. fs. 177/vta.), debieron ser acreditadas por el
demandante, en tanto fue quien alegó la existencia de un
vínculo de cuño laboral. Máxime, dado que tal hecho fue
negado
por
la
demandada,
quien
afirmó
que
aquél
se
desempeñó en las instalaciones del club como colaborador de
Galván (v. veredicto, fs. 175 y 177), circunstancia esta
última
que
el
juzgador
tuvo
por
probada
(v.
fs.
183
vta./184).
En este contexto, no resultó infringido el art.
375 del Código Procesal Civil y Comercial, pues las reglas
de distribución del onus probandi no fueron alteradas. Como
señalé supra, se demostró en la especie el hecho en que la
accionada
apontocó
su
postura,
esto
es,
que
Lucero
era
asistente del profesor de tenis Galván, habiendo el actor
soslayado cumplir con su carga de acreditar que las labores
que
desempeñó
en
el
club
lo
fueron
en
relación
de
dependencia con este último.
Desde este ángulo, tampoco advierto violado el
art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, toda vez que
habiéndose demostrado -a juicio del órgano de grado- que
las labores prestadas por el actor no lo fueron en relación
de subordinación con la demandada, no se configuró en el
caso el presupuesto condicionante al que el precepto antes
citado subordina la operatividad de la presunción iuris
tantum que él contiene (conf. causa L. 94.899, "Botelli",
sent. del 22-XII-2008; entre otras).
4. En estas condiciones, el fallo dictado por el
tribunal
de
la
instancia
ordinaria
ha
de
permanecer
incólume, habida cuenta que el agraviado no logró demostrar
que
sus
conclusiones
resulten
absurdas,
ni
que
los
preceptos que denunció trasgredidos lo hubieran sido.
IV. Por todo lo expuesto, corresponde rechazar el
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley traído,
con costas (art. 289, C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
A la segunda cuestión planteada, la señora Jueza
doctora Kogan dijo:
Adhiero a la propuesta decisoria a la que arriba
el colega doctor Hitters en cuanto sostiene que la mera
discrepancia en el modo de apreciación de las pruebas de la
causa no alcanza a evidenciar la existencia del vicio del
absurdo, fundamentos que entiendo suficientes para sellar
la suerte adversa del recurso interpuesto.
Con
el
alcance
indicado,
doy
mi
voto
por
la
negativa.
A la segunda cuestión planteada, el señor Juez
doctor Soria dijo:
Adhiero al voto emitido por mi distinguido colega
doctor Hitters; ello, a excepción de lo expuesto en el ap.
III. 3 primer párrafo en lo que respecta al art. 23 de la
Ley de Contrato de Trabajo, puesto que considero que las
restantes razones esgrimidas dan acabada respuesta a los
cuestionamientos
que
porta
el
medio
de
impugnación
deducido.
Con el alcance indicado, voto por la negativa.
A la segunda cuestión planteada, el señor Juez
doctor Negri dijo:
1. Esta Corte ha sentado doctrina en el sentido
que
la
prestación
de
servicios
que
torna
operativa
la
presunción del art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo es
la de servicios desarrollados en relación de dependencia
(L. 82.046, sent. del 1-IX-2004; L. 87.444, sent. del 6VIII-2003; L. 60.351, sent. del 11-III-1997; L. 58.626,
sent. del 5-VII-1996; L. 48.193, sent. del 8-IX-1992; L.
39.519, sent. del 25-X-1988; L. 34.473, sent. del 26-III1985; entre muchas otras).
Doctrina
aisladamente
de
que,
la
que
sin
embargo,
no
la
complementa
puede
y
tomarse
determina
sus
verdaderos alcances, que es la que afirma que admitido el
hecho de la prestación de servicios por la demandada pero
negada
su
naturaleza
laboral
incumbe
a
esta
última
la
prueba de la particular vinculación alegada en virtud de lo
dispuesto
por
el
art.
375
del
Código
Procesal
Civil
y
Comercial y no habiéndolo hecho, rige la presunción de que
los trabajos fueron realizados en relación de dependencia
(L. 80.713, sent. del 11-VIII-2004; L. 32.808, sent. del
29-V-1984, entre varias otras).
Esta última es la que, en opinión del recurrente,
ha sido violada por el tribunal de origen aunque, como de
seguido explicaré, no lleva razón en su planteo.
2. Acertadamente, y sin perjuicio de cierta falta
de
precisión
en
la
expresión
de
su
razonamiento,
el
tribunal de origen adjudicó al actor la carga de la prueba
de
la
existencia
del
vínculo
de
trabajo
frente
al
desconocimiento de aquélla por parte del demandado. En ese
contexto,
el
acreditada
sentenciante
la
prestación
concluyó
de
que
servicios
si
de
bien
aquél
estaba
en
las
instalaciones del club accionado, no se probó que ellos
hubiesen sido realizados en relación de dependencia.
No encuentro, en consecuencia, que los arts. 23
de la Ley de Contrato de Trabajo y 375 del Código Procesal
Civil
y
Comercial
de
la
Provincia
ni
sus
respectivas
doctrinales legales hayan sido violados.
3. En razón de lo expuesto y las concordantes
razones que se exponen en el voto del doctor Hitters, voto
por la negativa.
Los señores jueces doctores de Lázzari, Genoud y
Pettigiani,
por
los
mismos
fundamentos
del
señor
Juez
doctor Hitters, votaron la segunda cuestión también por la
negativa.
Con
lo
que
terminó
el
acuerdo,
dictándose
la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, de
conformidad con lo dictaminado por el señor Subprocurador
General respecto del de nulidad, se rechazan los recursos
extraordinarios
traídos;
con
costas
(arts.
298
y
289,
C.P.C.C.).
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
EDUARDO NESTOR DE LAZZARI
HECTOR NEGRI
JUAN CARLOS HITTERS
DANIEL FERNANDO SORIA
LUIS ESTEBAN GENOUD
HILDA KOGAN
EDUARDO JULIO PETTIGIANI
GUILLERMO LUIS COMADIRA
Secretario
rc
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