EL FACILITADOR Como en toda empresa humana, las personas determinan el éxito o fracaso de cualquier esfuerzo de cooperación. Por la gente, con la gente y para la gente—es la esencia de toda alianza. Una vez comprendemos las razones del porqué necesitamos trabajar juntos en unidad, y las maneras prácticas en cómo esa unidad puede desarrollarse en las situaciones del ministerio, debemos conocer acerca de la persona o personas que hacen que esto suceda. En Efesios 4 se habla del ligamento, ¿cuál es la función de la persona que actúa como el ligamento? ¿Quién conecta las diversas partes del cuerpo? Al hablar y pensar cada vez más, acerca de trabajar juntos en una unidad práctica dentro de la iglesia y el ministerio, debe existir una nueva función. Una, acerca de la cual pensamos cuando hablamos con personas que están considerando un ministerio a tiempo completo, en la iglesia o en otra situación dentro del ministerio. Y esta nueva función es el papel que funge el facilitador de la alianza. Hemos usado la palabra facilitador, pero ¿cómo la definimos? El diccionario la define así: Facilitador Alguien que hace posible que algo suceda Alguien que ayuda o asiste en un proceso – especialmente por medio de estimular a las personas a encontrar sus propias soluciones a sus problemas o tareas (Diccionario Webster) En el idioma español, el diccionario de la Real Academia Española, dice: Facilitar 1. tr. Hacer fácil o posible la ejecución de algo o la consecución de un fin. Talvez esta situación les parezca conocida: una persona en particular que no ha sido la “estrella del show” pero su presencia fortaleció y ayudó a otros. Con las definiciones y ejemplo anteriores podemos decir: Que un facilitador es alguien que anima a otros Un facilitador es alguien que hace posible que algo suceda Un facilitador es alguien que ayuda o asiste en un proceso Pero, ¿cómo es esta persona? ¿Y cuáles son las diferentes funciones que desempeña? Un facilitador se caracteriza por: Tener una relación personal sólida con Cristo y por lo tanto una vida espiritual Estar comprometido con el evangelismo y la edificación de la iglesia Ser alentador Ser sensible a las personas Ser abierto a la innovación Ser abierto al cambio Tener capacidad de trabajar con una gran variedad de personas Tener capacidad de trabajar en situaciones transculturales Saber escuchar Trabajar bien en equipo Ser hábil para relacionarse Ahora, sus principales funciones son: Principales Funciones y sus Responsabilidades: Campeón Actúa como la fuerza impulsora detrás de la alianza. Presenta un panorama de las posibilidades que la alianza puede crear. Mantiene una perspectiva amplia del ministerio que la alianza busca hacer. Constantemente capacita a los asociados para que valoricen la alianza. Convocador Establece y dirige el proceso de reunión en donde los esfuerzos de cooperación se exploran y desarrollan. Crea puentes entre diferentes colegas con diversos intereses. Coordinador Reconoce y construye sobre acuerdos, para ayudar al desarrollo de metas y objetivos limitados y alcanzables comunes al grupo. Es responsable por la continuidad de la alianza. Asegura que la alianza continúe con los planes y compromisos. Mantiene relaciones decisivas para el éxito de la alianza. Demuestra sensibilidad a las necesidades de todos los colegas. Resuelve conflictos eficientemente. Estimula la “educación” sobre cooperación en las reuniones de la alianza. Comunicador “Vende” el concepto de cooperación a potenciales asociados. “Vende” el valor de cooperación a potenciales asociados. Estimula la comunicación abierta, honesta, directa entre todos los participantes. Ayuda a los asociados comprender el éxito y logros de la alianza. Conector Sabe quién está involucrado en los ministerios a los que la alianza sirve. Construye relaciones con contactos conocidos. Identifica y evalúa posibles nuevos socios y las funciones que puedan realizar en la alianza. Descubre los elementos clave de la visión y trabajo de colegas potenciales y comprometidos y les comparte esto con el tacto apropiado. Regularmente se comunica con compañeros colegas para cursar la actividad de la alianza. Sabe a quién y cuándo pedir ayuda. Junta a la gente indicada. A través de los demás obtiene, rápida y eficientemente, el acceso a los recursos. Crea conexiones entre colegas. Aparta tiempo para cultivar confianza en relaciones clave de forma personalizada. Sabe que las actividades interpersonales son clave. Identifica problemas de intercomunicación y busca asegurar su solución. Identifica y mueve a otros para que proporcionen apoyo a la función del facilitador. Líder siervo y profeta En cierto sentido el Facilitador provee liderazgo a la alianza. Al hacer las conexiones necesarias, el facilitador ejerce liderazgo. También, cuando comparte la visión de cooperación, y del pueblo a ser alcanzado. Cooperación es acerca de que cada asociado tenga igualdad de función y de palabra en el trabajo de la alianza. Si se ve al facilitador como el que ejerce liderazgo para la alianza, hace sentido que se vea como el que controla el proceso. Liderazgo es el arte de servir de tal manera que los demás son estimulados a servir también. Un facilitador debe dirigir de esta manera – él o ella dirigen – porque de esta manera él o ella pueden servir. Como facilitadores, cuando dirigen, dirigen porque es su deseo de servir, de favorecer las necesidades de otros o de otras agencias y no las propias. Un facilitador ejerce liderazgo, pero también está sirviendo a otros, a los miembros de la alianza. Así como provee liderazgo, al facilitador también debe verse como uno que también está sirviendo a la alianza. Y de hecho, el facilitador eficiente demostrará un liderazgo de servicio. Jesús claramente demostró su liderazgo en todo lo que hizo – pero también vino a servir – y verdaderamente sirvió. Sin embargo, el cuadro más impresionante de líder siervo se encuentra en Juan 21. Ahí vemos a Cristo resucitado – el que recién ha conquistado el pecado y la muerte y Satanás – el único a quien toda autoridad en el cielo y en la tierra se le ha dado. ¿Y qué hace? ¡Está preparando el desayuno a sus discípulos! Y este es el papel del Facilitador – dirigiendo – pero también sirviendo. Metafóricamente hablando, ¡preparando el desayuno para los miembros de la alianza! Esta función del facilitador de líder siervo, podemos entenderla mejor si explicamos las dos funciones que entran en juego al ejercerla: la de profeta y la de siervo. En su función como profeta, el facilitador le ofrece a la gente, tanto de manera individual como colectivamente, lo siguiente: La visión de lo que puede ser si trabajan juntos. Una visión de una nueva manera de llevar a cabo el ministerio—cómo cumplir la visión. Nueva esperanza—para lograr más eficiencia y para alcanzar más personas con el amor y poder de Cristo. En su función como profeta: Sirve como abogado, como un embajador para la visión de trabajar juntos. Mantiene la visión de que es posible trabajar juntos, porque otros ya lo hacen, y porque realmente puede cambiar las cosas. Anima al grupo ayudándolo a ver qué han logrado o el progreso que han hecho. Algunos de los papeles principales en su función como siervo son: Ayudar a los ministerios individuales a identificar dónde encajan dentro de todo el panorama. Ayudar a los ministerios a encontrar puntos en común que no sabían que tenían. Ayudar a los ministerios a integrar su trabajo—a encontrar maneras de unirse con otros. Y, también como siervo: Ayuda a los hermanos creyentes a establecer y fortalecer relaciones. Ayuda a la alianza o red a trabajar bien—y continuar haciéndolo—a través de excelentes comunicaciones, reuniones, fuerzas operativas productivas, y otros. Ayuda al grupo a controlar y evaluar su progreso—por medio de la motivación, corrección del plan de acción y los informes. Pero para poder ejercer con eficiencia su papel de facilitador, debe fortalecer su credibilidad como tal. A continuación algunos puntos que le ayudarán a lograrlo: Debe demostrar tener un corazón y un espíritu de madurez, claramente comprometido con Cristo y su Reino. Debe demostrar un sentido de urgencia acerca de la visión en su corazón—sea ésta por un vecindario, un sector especial de la población en su ciudad, o un grupo no alcanzado en un lugar lejano. Debe demostrar conocimiento acerca de qué se necesita para una colaboración de éxito. Si pertenece a una organización, ésta debe poseer buena reputación. Debe permanecer neutral y comprometido con el éxito de todos en conjunto, no a una agenda privada de una sola persona u organización. Debe mostrar un genuino interés en otros líderes y en su visión. Debe ser consecuente con lo que dice y hace. Debe manejar información confidencial o delicada con responsabilidad—es importante qué dice o qué no dice acerca de otros ministerios y sus líderes. Debe cumplir sus promesas. Hace lo que dice que hará, cuando dice que lo hará. Si cree que no puede cumplir las promesas, sea honesto y de manera realista indique qué es lo que sí hará. Pero, ¿quién será el mejor facilitador? ¿Es usted esa persona? ¡Quizá se sorprenda! Examine las cualidades de hombres y mujeres, que han ayudado al pueblo de Dios a producir el cambio espiritual más significativo, sea en el país o fuera de él, y encontrará al facilitador idóneo. Pero ante todo, ore y ore.