Propuesta del Pacto Andaluz - Colegio Profesional de Trabajo

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PROPUESTAS EN MATERIA DE SERVICIOS SOCIALES PARA CONFORMAR UN "PACTO
POR LOS SERVICIOS SOCIALES EN ANDALUCÍA".
Borrador para discusión y propuestas 03.05.2013
Introducción
La justicia social, seña de identidad de Andalucía
La construcción de un estado social, como primer elemento de la definición1 que
recogió en su primer artículo la Constitución Española de 1978, encontró en aquella
Andalucía económica y socialmente marginada pero orgullosa de su identidad y
consciente de sus capacidades, una ciudadanía impregnada de esta convicción y ávida
de su desarrollo efectivo en la nueva etapa de libertad que se abría paso en nuestro
país. En efecto, hoy podemos decir que la sociedad andaluza ha incorporado a sus
señas de identidad la igualdad, la justicia social, la solidaridad y la lucha contra la
exclusión y la marginalidad en la aspiración a construir una Andalucía más justa y
equitativa.
La cohesión social en el Estatuto de Autonomía
Como reflejo de estos valores civiles, la cohesión social, la atención a los colectivos
más desfavorecidos, la superación de la exclusión, la atención a las personas en
situación de dependencia y la integración plena de las personas con discapacidad
figuran entre los objetivos básicos de la Comunidad Autónoma en el Estatuto de
Autonomía para Andalucía2.
No constituye esta relación de prioridades una mera expresión desiderativa sino que
supone, como el mismo artículo del Estatuto señala3, una exigencia para los poderes
públicos, que han de integrarlos como propios y articular los mecanismos necesarios
para su efectividad en el seno de la sociedad andaluza. Así, esos objetivos se
configuran estatutariamente con el rango de derechos, que alcanzan a determinados
colectivos como menores, mayores, personas con discapacidad o dependencia4.
España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la
libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
2 Artículo 10. Objetivos básicos de la Comunidad Autónoma.
3. Para todo ello, la Comunidad Autónoma, en defensa del interés general, ejercerá sus poderes con los siguientes objetivos básicos:
14.º La cohesión social, mediante un eficaz sistema de bienestar público, con especial atención a los colectivos y zonas más
desfavorecidos social y económicamente, para facilitar su integración plena en la sociedad andaluza, propiciando así la superación
de la exclusión social.
15.º La especial atención a las personas en situación de dependencia.
16.º La integración social, económica y laboral de las personas con discapacidad.
3 4. Los poderes públicos de la Comunidad Autónoma de Andalucía adoptarán las medidas adecuadas para alcanzar los objetivos señalados,
especialmente mediante el impulso de la legislación pertinente, la garantía de una financiación suficiente y la eficacia y eficiencia de las
actuaciones administrativas.
4 Artículo 18. Menores.
1. Las personas menores de edad tienen derecho a recibir de los poderes públicos de Andalucía la protección y la atención integral necesarias
para el desarrollo de su personalidad y para su bienestar en el ámbito familiar, escolar y social, así como a percibir las prestaciones sociales que
establezcan las leyes.
2. El beneficio de las personas menores de edad primará en la interpretación y aplicación de la legislación dirigida a éstos.
Artículo 19. Mayores.
Las personas mayores tienen derecho a recibir de los poderes públicos de Andalucía una protección y una atención integral para la promoción de
su autonomía personal y del envejecimiento activo, que les permita una vida digna e independiente y su bienestar social e individual, así como a
acceder a una atención gerontológica adecuada, en el ámbito sanitario, social y asistencial, y a percibir prestaciones en los términos que
establezcan las leyes.
Artículo 23. Prestaciones sociales.
1. Se garantiza el derecho de todos a acceder en condiciones de igualdad a las prestaciones de un sistema público de servicios sociales.
2. Todos tienen derecho a una renta básica que garantice unas condiciones de vida digna y a recibirla, en caso de necesidad, de los poderes
públicos con arreglo a lo dispuesto en la ley.
Artículo 24. Personas con discapacidad o dependencia.
1
1
Son derechos cuya garantía corresponde a la Administración Pública, que adquiere de
esta manera su misión más elevada en un estado social, democrático y de derecho,
que no es otra que la condición de garante de los derechos de la ciudadanía.
En el ámbito de los servicios sociales, esta condición implica la provisión de un extenso
conjunto de servicios y prestaciones públicas que los desarrollen. Pero además
significa que los poderes públicos han de integrar en sus principios de funcionamiento
la orientación a la igualdad social y la lucha contra la exclusión en todas sus
actuaciones y cometidos. Así lo expresa el Estatuto de Autonomía en los principios
rectores de los poderes públicos5 cuya misión esencial es alcanzar los objetivos que ha
hecho suyos nuestra sociedad y garantizar los derechos de la ciudadanía.
Desarrollo de los servicios sociales en Andalucía
Son los servicios sociales, por tanto, un elemento esencial e irrenunciable de la
configuración de la sociedad igualitaria, justa e inclusiva a la que aspiramos.
A lo largo de tres décadas, se ha ido tejiendo en todo el territorio de Andalucía, una
extensa y diversa red de servicios sociales para dar respuesta a las numerosas
necesidades de nuestra población, que con anterioridad sólo podía buscar auxilio en la
caridad o en la beneficencia.
Asentados en el ámbito municipal y, desde 1988, con el soporte financiero del plan
concertado –aportado por el Estado, la Comunidad Autónoma y las propias
instituciones locales-, los servicios sociales comunitarios constituyen hoy una tupida
malla de atención a las necesidades sociales básicas, dirigida sobre todo a los más
desfavorecidos, que se ha convertido en una herramienta imprescindible para
amortiguar las desigualdades sociales y prevenir la exclusión y la marginalidad. Según
los datos de las corporaciones locales, en el año 2010, recibieron asistencia en estos
servicios 1.022.882 andaluces, con una inversión de 217 millones de € y un empleo
directo de casi 28.000 personas.
Las personas con discapacidad y las que estén en situación de dependencia tienen derecho a acceder, en los términos que establezca la ley, a
las ayudas, prestaciones y servicios de calidad con garantía pública necesarios para su desarrollo personal y social.
5 Artículo 37. Principios rectores.
1. Los poderes de la Comunidad Autónoma orientarán sus políticas públicas a garantizar y asegurar el ejercicio de los derechos reconocidos en
el Capítulo anterior y alcanzar los objetivos básicos establecidos en el artículo 10, mediante la aplicación efectiva de los siguientes principios
rectores:
1.º La prestación de unos servicios públicos de calidad.
2.º La lucha contra el sexismo, la xenofobia, la homofobia y el belicismo, especialmente mediante la educación en valores que
fomente la igualdad, la tolerancia, la libertad y la solidaridad.
3.º El acceso de las personas mayores a unas condiciones de vida digna e independiente, asegurando su protección social e
incentivando el envejecimiento activo y su participación en la vida social, educativa y cultural de la comunidad.
4.º La especial protección de las personas en situación de dependencia que les permita disfrutar de una digna calidad de vida.
5.º La autonomía y la integración social y profesional de las personas con discapacidad, de acuerdo con los principios de no
discriminación, accesibilidad universal e igualdad de oportunidades, incluyendo la utilización de los lenguajes que les permitan la
comunicación y la plena eliminación de las barreras.
6.º El uso de la lengua de signos española y las condiciones que permitan alcanzar la igualdad de las personas sordas que opten por
esta lengua, que será objeto de enseñanza, protección y respeto.
7.º La atención social a personas que sufran marginación, pobreza o exclusión y discriminación social.
2. Los anteriores principios se orientarán además a superar las situaciones de desigualdad y discriminación de las personas y grupos que puedan
derivarse de sus circunstancias personales o sociales o de cualquier otra forma de marginación o exclusión. Para ello, su desarrollo facilitará el
acceso a los servicios y prestaciones correspondientes para los mismos, y establecerá los supuestos de gratuidad ante las situaciones
económicamente más desfavorables.
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Junto a ellos, los servicios especializados proporcionan una cobertura específica para
situaciones que afectan a determinados colectivos como personas mayores, menores
en situación o riesgo de desprotección, personas con discapacidad, víctimas de
violencia de género, personas sin hogar, personas en situación o riesgo de exclusión
social, inmigrantes, trabajadores temporeros, minorías étnicas o personas con
adicciones. Son servicios públicos estructurados que se han ido desarrollando y
desplegando progresivamente por la Comunidad Autónoma en estrecha colaboración
con la red de servicios sociales comunitarios, los colectivos ciudadanos y asociaciones,
los profesionales de este ámbito, el voluntariado, el tercer sector en su conjunto y
otros proveedores de servicios sociales. Para los casos más extremos, los esfuerzos por
abordar las situaciones de mayor vulnerabilidad y exclusión laboral, social y personal
se han concretado en un programa para la erradicación de la marginación y
desigualdad que beneficia a familias sin recursos y consta de una prestación
económica y de itinerarios de inserción profesional entre otras. De este programa se
han beneficiado hasta hoy más de 300.000 familias. Desde una perspectiva
poblacional, se han hecho esfuerzos para conseguir una transformación de la realidad
social de los espacios urbanos más vulnerables que permitan la integración de acciones
en las zonas con mayor exclusión y, por tanto, de mayor necesidad de intervención
social.
Adicionalmente, en los últimos años el reconocimiento normativo de un derecho
subjetivo a las personas en situación de dependencia ha supuesto un impulso
extraordinario de la atención a la dependencia. El desarrollo de la Ley, especialmente
intenso y comprometido en Andalucía como se ha reconocido desde instituciones
independientes, los servicios desplegados y los recursos económicos allegados han
significado un salto sin precedentes en nuestro país, que por primera vez nos permite
comenzar a aproximarnos a la situación de países del centro y norte de Europa, con
mucho mayor recorrido temporal y de profundización en políticas sociales. Sólo en
Andalucía, se han beneficiado más de 250.000 personas de esta ley, encontrándose en
la actualidad 192.532 personas recibiendo algún servicio o prestación en nuestra
Comunidad, lo que significará un presupuesto de 1.146 millones de € para el año 2013.
El impacto de la crisis financiera internacional
Como conocemos, en 2007 se desató una crisis en el mercado norteamericano de
créditos hipotecarios por la falta de liquidez de entidades que habían acumulado
hipotecas de alto riesgo denominadas subprime. Su extensión a los mercados
financieros internacionales se debió a la quiebra de firmas gestoras de fondos que
habían invertido enormes cantidades de dinero en bonos de deuda y fondos de
inversión ligados a las hipotecas de alto riesgo. Esto generó una espiral de
desconfianza que llevó a una drástica y repentina reducción del crédito, el “credit
crunch” en la jerga financiera, con la consiguiente falta de inversión y contracción del
comercio internacional que ha derivado en la peor crisis económica mundial en siete
décadas.
En la Unión Europea, las contradicciones estructurales de la eurozona y la inflexibilidad
de la política monetaria se añadieron al pánico inversor y a maniobras especulativas de
grandes dimensiones que han derivado en una crisis de deuda soberana. La necesidad
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de rescate público de bancos en quiebra como consecuencia de prácticas crediticias de
alto riesgo produjo una transferencia de deuda privada a deuda soberana socializando
las pérdidas del sector. La inquietud sobre el riesgo de impago de ciertos países,
debida en buena parte debida a la carencia de herramientas monetarias de los mismos
tras su entrada en el euro junto a la excesiva ortodoxia de la política del Banco Central
Europeo, alimentada también por los informes en cascada de las agencias de
calificación estadounidenses, ha hecho imposible a algunos países de la zona euro
refinanciar su deuda pública sin asistencia de terceros. Pero, además, ha cuestionado
la solvencia del sistema bancario europeo en su conjunto por el elevado volumen de
deuda soberana que los mismos poseen. En un círculo infernal, la incertidumbre sobre
la solvencia de los países emisores de deuda y las dudas sobre la solvencia de los
sistemas bancarios europeos se refuerzan negativamente, lo que ha producido una
recesión económica de la zona euro en su conjunto, que está siendo mayor y más
prolongada que la de las otras grandes economías mundiales.
En España, una de las principales víctimas de la crisis de deuda, el impacto ha sido
brutal. La caída drástica de la actividad económica ha generado un enorme incremento
del desempleo con un desplome de los ingresos del Estado, que se han visto además
sometidos a la presión adicional del incremento exponencial de los intereses de la
deuda, a la exigencia europea de reducción del déficit fiscal y deuda soberana y a la
cobertura del riesgo financiero de las entidades atrapadas por las consecuencias de la
burbuja inmobiliaria de nuestro país. El hundimiento de la actividad en el sector de la
construcción, la caída del gasto público derivada de las políticas de austeridad y la
retracción del consumo han provocado un verdadero desmoronamiento del mercado
de trabajo, evidenciando la fragilidad y obsolescencia de nuestro modelo productivo y
de la estructura laboral, mostrando la cara más dura de la crisis en forma de una tasa
de desempleo que creíamos superada y olvidada. En Andalucía, la crisis se ha
expresado en toda su crudeza, por las propias debilidades estructurales de nuestra
Comunidad y por factores adicionales como las deficiencias de la aplicación del modelo
de financiación autonómico y sus mecanismos de compensación o la desigual
distribución del límite de endeudamiento y de la inversión del estado, que han
penalizado a Andalucía con respecto a otros territorios.
Cada día resulta más evidente que las políticas deflacionarias impuestas a los países
más afectados por las autoridades comunitarias y la adopción exclusiva de medidas de
austeridad sin mecanismos complementarios de estímulo al crecimiento económico y
al consumo no hacen sino prolongar y profundizar la recesión y sus consecuencias
sobre la ciudadanía.
Consecuencias de la crisis en las políticas sociales
Podemos decir que el impacto de la crisis en este sector es triple:
 Por un lado, el incremento del desempleo, las situaciones de pobreza o riesgo
de pobreza, la exclusión social, la pérdida de la vivienda y otras consecuencias
de la crisis, están generando una presión adicional sobre los sistemas de
servicios sociales al incrementarse la demanda de ayudas y prestaciones así
como la intensidad y duración de las mismas, que alcanzan ahora a entornos
sociales y a colectivos inimaginables hace unos años. Por citar un ejemplo, las
4


solicitudes presentadas al programa de solidaridad, que incluye la renta mínima
y que había permanecido prácticamente estable desde 1999, se han duplicado
desde el inicio de la crisis económica, desde 22.317 solicitudes en 2007 a
55.138 en 2012.
Por otro, la restricción presupuestaria y la determinación de prioridades en la
acción del Gobierno de la nación, que prevé en el programa de estabilidad una
reducción del peso porcentual del gasto público sobre el PIB del 19% entre
2010 y 2015, han llevado a fuertes ajustes en este ámbito, como la reducción
en más de 2/3 de la aportación estatal al plan concertado (en el caso de
Andalucía, de 17 millones de € en 2011 a 5.5 millones de € en 2013), sustento
de los servicios sociales comunitarios y –en proporción similar- a otros planes y
programas en este sector, o el adelgazamiento de las prestaciones para las
personas en situación de dependencia con el endurecimiento de los requisitos,
la reducción de la cantidad e intensidad de las prestaciones y la caída de la
dotación económica al eliminar el nivel concertado y reducir unilateralmente la
aportación del nivel mínimo de financiación.
En tercer lugar, el traslado de las medidas de austeridad económica y
disciplina fiscal a las Comunidades Autónomas de forma desproporcionada a
las exigencias para la propia Administración General de Estado (se permite el
3.8% de déficit al Estado y sólo el 0.7% a las CC.AA.), hace inevitable su
repercusión en las políticas sociales, ya que éstas constituyen tres cuartas
partes del presupuesto de las Comunidades de forma que es materialmente
imposible que la absorción del ajuste no impacte de alguna manera sobre los
presupuestos en estas materias a pesar de que su afectación sea menor en
términos relativos que la minoración porcentual del presupuesto en su
conjunto. Adicionalmente, la limitación presupuestaria hace inviable que la
Comunidad Autónoma pueda compensar o siquiera amortiguar la virtual
retirada de la financiación del Estado en alguna de estas materias.
Razones para un pacto
El incremento de las necesidades de soporte social junto con las restricciones
presupuestarias en un horizonte que no alcanzamos a adivinar exige que todos los
agentes implicados, los interlocutores sociales y políticos, los sectores profesionales y
ciudadanos, los colectivos afectados y las asociaciones de ayuda y solidaridad, que
todos en definitiva aunemos nuestros esfuerzos y capacidades para preservar los
servicios sociales como una conquista irrenunciable de la sociedad civil de Andalucía.
Se trata por un lado de diseñar, articular y desarrollar todas las medidas posibles que,
con la contribución generosa de todos los sectores afectados, sacrificando intereses
individuales o corporativos, nos permitan preservar la cobertura de las crecientes
necesidades sociales, aún en un escenario como el actual de restricción
presupuestaria, asegurando la eficiencia en el gasto y un destino óptimo de cada euro
procedente de fondos públicos, distribuyendo de forma racional, equilibrada, justa e
inteligente la escasez de recursos materiales y suplir las carencias con mayor esfuerzo,
incremento de la colaboración y coordinación e ideas innovadoras.
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Pero se trata también de impedir que el inevitable impacto de la restricción
presupuestaria y las medidas de austeridad derive en una merma de los derechos
sociales, en un retroceso cualitativo de los valores que integran nuestra sociedad y las
garantías de los poderes públicos. No podemos permitir pasos atrás en derechos
sociales, ni en su configuración normativa ni en su aplicación efectiva, precisamente
cuando las consecuencias de la crisis y de las medidas de desregulación laboral están
teniendo un impacto brutal sobre el incremento de las situaciones de riesgo de
exclusión social, sobre la situación de las personas más desfavorecidas.
Se trata de transitar juntos la crisis sin dejar a nadie atrás, reforzando los mecanismos
formales e informales de ayuda mutua, evitando fracturas sociales, incrementando
nuestra sensibilidad hacia los problemas de los demás y consolidando nuestra visión
colectiva como una comunidad construida sobre valores cívicos profundamente
arraigados y que nos distinguen como una tierra solidaria y cálida, abierta y generosa,
como hecha a la medida de los seres humanos, de todas y cada una de las personas
que integramos la sociedad andaluza en su diversidad
Se trata, en definitiva, de conservar la cohesión social como seña de identidad de
Andalucía y de las políticas públicas, cuando más necesario es preservarla
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Contenidos específicos del Pacto por Andalucía en Servicios Sociales
Por todo lo anterior, el Pacto por Andalucía debe significar:
I.
La defensa de un Sistema Público de Servicios Sociales, de carácter universal,
equitativo e integral, que garantice:
1. El mantenimiento y mejora de la Red de Servicios Sociales Comunitarios
i. Desplegada en el ámbito local de manera uniforme y estructura
poblacional, con responsabilidades de gestión pública de los
recursos por parte de las corporaciones locales
ii. Bajo una planificación, dirección y coordinación estratégica para el
conjunto de Andalucía por la Consejería de Salud y Bienestar Social
iii. Que asegure universalidad en el acceso, equidad en las
prestaciones, homogeneidad territorial en el catálogo de servicios y
en los parámetros de calidad de los mismos, garantía de nivel de
cobertura y de no discriminación e integralidad y coordinación con
los servicios sociales especializados y con el sistema sanitario
público de Andalucía.
iv. Basada en atención centrada en la persona, personalización,
integralidad y longitudinalidad
v. Que desde el imperativo de la mejora de la eficiencia y el
cumplimiento de los objetivos presupuestarios que aseguren la
sostenibilidad del modelo, se garantice la aplicación adecuada y
eficaz de los recursos presupuestarios tanto los procedentes de
fondos incondicionados como los de programas específicos.
vi. Que permita una respuesta adecuada, flexible a las situaciones de
emergencia social en el actual contexto de agudización de la crisis
económica y su correlato social en términos de desempleo,
marginalidad, exclusión social, pobreza y desigualdad.
vii. Articulada sobre una iniciativa política intersectorial coordinada que
asegure la coherencia, complementariedad y sinergia de medidas
relativas al empleo, la formación, cultura, ocio, vivienda y en general
todos los sectores con impacto sobre el bienestar social
2. La consolidación del Sistema Público para la Atención a la Dependencia
para garantizar en Andalucía la aplicación universal equitativa e integral de
los derechos subjetivos garantizados en la ley 39/2006 de Autonomía
personal y atención a las personas en situación de dependencia, mediante:
i. Un modelo público de servicios basado en criterios de planificación,
coordinación, integración, calidad y máxima eficiencia, a un coste
adecuado, asumible por el erario público y sostenible a largo plazo y
cuyo impacto en la economía de Andalucía implique mayor
generación de empleo y mayor retorno social, económico y fiscal
de la inversión productiva realizada.
ii. Un modelo que prime la permanencia de las personas en situación
de dependencia en el entorno en que desarrollan su vida,
apostando por el desarrollo y potenciación de los servicios de
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iii.
iv.
v.
vi.
vii.
viii.
proximidad de forma innovadora, flexible y adaptada a las
necesidades, especialmente en lo que se refiere al Servicio de Ayuda
a Domicilio y al Servicio de teleasistencia, coordinando su desarrollo
con otros servicios de atención remota y cuidados en domicilio, así
como reforzando la capacidad de autocuidado de la persona
dependiente y el apoyo a los cuidadores familiares no profesionales
a través de medidas de capacitación, refuerzo, respiro y otras.
Una orientación decidida a la prevención de las situaciones de
dependencia y a la promoción de las condiciones que permitan que
las personas que ya se encuentran en situación de dependencia
mantengan el mayor grado de autonomía posible en su vida.
La consolidación y mejora de la red pública de centros residenciales,
unidades de estancia diurna y otros dispositivos que integran el
Sistema de Atención a la Dependencia.
La profundización en las medidas para garantizar los derechos de
las personas en situación de dependencia y promover la máxima
calidad de los servicios y el cumplimiento de la finalidad de las
prestaciones mediante la implantación de planes de calidad
compuestos por procesos de mejora continua de la eficacia y
eficiencia de los servicios, la simplificación administrativa y el
refuerzo de los sistemas de información para la planificación,
evaluación y toma de decisiones y su pleno acceso por la ciudadanía.
La mejora de la cualificación profesional en el sector tanto en las
tareas de prestación de servicios como en la gestión de los mismos,
a través de la identificación de las competencias profesionales y la
potenciación de las acciones de formación y cualificación de las
personas que prestan sus servicios profesionales en el ámbito de la
dependencia.
El impulso de un tejido de provisión de servicios sólido, moderno y
eficaz tanto en lo que se refiere al tercer sector, a la economía social
como al sector empresarial andaluz, a través de fórmulas de
innovación y cooperación que permitan incrementar la calidad y
eficiencia de su actividad y lograr mayores economías de escala en
la prestación eficaz de sus servicios.
La consolidación del modelo de colaboración en la gestión con las
Corporaciones locales y de diálogo abierto, co-creación y
cogeneración con las organizaciones sindicales, empresariales y
profesionales, el movimiento asociativo y la ciudadanía en su
conjunto.
3. La consolidación de la red de Servicios Sociales Especializados para la
atención de colectivos con necesidades específicas a través de:
i. La progresión en las políticas de Protección y atención de las
Personas con Discapacidad en Andalucía, identificando la
accesibilidad universal y la no discriminación como elemento básico
en la plena integración social y como garantía de los derechos de las
personas con discapacidad como usuarias de bienes y servicios,
8
ii.
iii.
iv.
v.
II.
reforzando los programas de vida independiente en viviendas
accesibles, implantando medidas de acción positiva destinadas a las
mujeres con discapacidad para que alcancen mayores cotas de
igualdad de oportunidades y asegurando el apoyo al movimiento
asociativo de las personas con discapacidad y a sus familiares
El logro progresivo de tasas de cobertura adecuadas y acceso
sencillo y ágil a los servicios de atención temprana para niñas y
niños con discapacidad.
La potenciación de la coordinación entre los servicios sociales y
sanitarios en la rehabilitación de las personas con discapacidad
optimizando el uso de la red de servicios residenciales y de día y la
apuesta por la transversalidad de las actuaciones dirigidas a
hombres y mujeres con discapacidad por parte de todas las
administraciones a través de los planes de acción integral.
Situar a la infancia como una prioridad política y social, articulando
la lucha contra la exclusión y la pobreza infantil mitigando los
efectos de la crisis, reconociendo las necesidades de apoyo a las
familias y facilitando su empoderamiento como integradores
sociales, atendiendo las necesidades básicas de los menores,
especialmente en el entorno educativo y evitando iniciativas
estigmatizantes o de estética benéfica, asegurando el acceso ágil a
las redes de asistencia para las situaciones que requieren de la
intervención o de recursos especializados.
El abordaje global, integral y participativo del fenómeno de las
adicciones en todos sus aspectos sociales, sanitarios e
intersectoriales, asegurando el acceso universal y gratuito a una red
pública de atención a las personas con problemas de adicciones que
proporcione atención de alta calidad y favorezca la incorporación
social de estas personas y la reducción del riesgo de exclusión,
especialmente entre los más jóvenes
La puesta en marcha de un proceso que permita el desarrollo legislativo del
derecho estatutario a una Renta básica de ciudadanía en casos de necesidad y
de las medidas complementarias que aseguren su implantación efectiva, de
forma que:
1. Se analicen las poblaciones en riesgo o en situación de exclusión social en
Andalucía y a la luz de las experiencias autonómicas, nacionales e
internacionales en esta materia se determinen los factores clave, los
mecanismos más apropiados de identificación y estratificación de las
personas susceptibles de recibir esta prestación, los requisitos para acceder
a la misma y las intervenciones que deberán acompañarla para asegurar un
itinerario personalizado de inserción social y prevención de la exclusión,.
2. Se determinen las intervenciones más adecuadas a cada perfil poblacional
identificado, teniendo en cuenta la naturaleza estructural y el carácter
multidimensional de la exclusión social, que aseguren una actuación
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integral, tanto sobre las causas que dan lugar a la exclusión, para evitar su
reproducción, como sobre la persona afectada y su entorno para garantizar
su eficacia a corto, medio y largo plazo, estableciendo mecanismos de
evaluación y seguimiento de los resultados obtenidos.
3. Se establezca una planificación adecuada, exhaustiva y realista de
necesidades y recursos que garantice la sostenibilidad de la medida, su
impacto social y su adecuada coordinación e inserción en otras estrategias y
actuaciones en el ámbito de los servicios sociales, permitiendo una
transición ordenada desde los programas de solidaridad actualmente
operativos para estas situaciones.
III.
La promoción de la vida activa e independiente de las Personas Mayores
implantando políticas innovadoras de envejecimiento activo como una
oportunidad de desarrollo, cohesión social, igualdad de oportunidades,
generación económica y transmisión del conocimiento, mediante:
1. La aplicación efectiva de políticas innovadoras de Envejecimiento Activo
y Saludable con una visión integradora y coordinada de toda la
Administración, los agentes sociales y las personas mayores mediante la
elaboración e implantación del Plan estratégico de envejecimiento
activo en Andalucía, como desarrollo del “Libro Blanco del
envejecimiento activo”, desarrollando un papel de referencia en el
contexto de la iniciativa europea sobre envejecimiento activo y
saludable.
2. La promoción de la innovación al servicio de las personas mayores,
como medio para la mejora de su calidad de vida y autonomía personal
en su entorno, como vía para asegurar la sostenibilidad y eficiencia de
las prestaciones y como nicho de oportunidades de desarrollo social,
económico y tecnológico en un entorno de gran potencialidad y
demanda futura.
3. La potenciación de la rentabilidad social para las andaluzas y andaluces
de los recursos públicos en materia de envejecimiento activo mediante
la coordinación e integración de actuaciones relativas a la promoción de
la vida activa, independiente y saludable, la prevención, el diagnóstico
precoz y el autocuidado y la atención a la cronicidad y la
multimorbilidad en el entorno personal y familiar, especialmente en lo
que se refiere a la modernización y mejora en la organización y
funcionamiento de los Centros de Participación Activa de la Junta de
Andalucía para hacerlos más útiles, eficaces, participativos e igualitarios.
4. El impulso de los lazos intergeneracionales entre las personas mayores
y los jóvenes como elemento de cohesión del tejido social y motor de
un modelo de desarrollo humano inclusivo en todas sus dimensiones,
mediante diferentes acciones como el fomento del acceso a la
formación de las personas mayores en las Universidades Andaluzas y en
todos los ámbitos de la cultura, el refuerzo de las acciones de
convivencia de jóvenes universitarios y Personas Mayores, la
consolidación de una red de voluntariado andaluz de personas mayores,
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el fomento de actividades de mentoría de emprendedores por mayores
con experiencia y conocimiento en su ámbito de actividad y, en general,
el fomento de actuaciones de sensibilización que incidan en el
reconocimiento del papel social de las personas mayores y su
potencialidad en la sociedad del siglo XXI.
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