San Juan Copala, una Autonomía sitiada por el Estado Mexicano

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San Juan Copala, una Autonomía sitiada por el Estado
Mexicano
Brenda Aguilar :: 17/08/2010
¿Cómo hacer realidad el mandar obedeciendo si no sabemos obedecer? Por algo Flores Magón
insistía en el respeto a las autonomías de los pueblos originarios
El gran éxito de la Caravana de la Muerte. Con su Autonomía las comunidades escapan de éste
control Estatal, y por eso la toma violenta en noviembre del 2009 del municipio por UBISORT, que
inicia un cerco criminal e inhumano, intolerable, que sólo es posible en las peores dictaduras o en
países en guerra. También expone el apoyo del gobierno a grupos paramilitares que se traduce en
una total impunidad a sus acciones criminales –asesinatos, robo, violaciones- manejando la versión
del “conflicto étnico aislado”, eufemismo cínico que no alcanza a describir el estado de excepción
que prevalece en San Juan Copala, y que en el resto del país llaman “guerra contra el crímen”. A la
memoria de Matías Katrileo.
"Nosotros actualmente estamos sometidos por el Estado… los procesos de recuperación
de tierra van a reconstruir nuestra nación, para poder ser gente, ser mapuche…el
territorio es algo importante porque donde uno nace tiene qué morir, nosotros no nos
podemos concebir como mapuches sin tener tierra, sin tener territorio, y ese territorio
tiene qué ser recuperado con base en la Autonomía. La Autonomía y el control territorial
van de la mano, si nosotros no recuperamos el territorio con Autonomía, no vale de nada
porque seguiremos sometidos. Nuestra lucha se tiene qué dar dentro de lo que
consideramos digno. Nosotros no vamos a negociar con el Estado, nosotros no queremos
siquiera reconocer un Estado. Un pueblo que no se gobierna, no tiene dignidad."
Weichafe mapuche asesinado por los carabineros de Bachellet.
El Estado asesina El 27 de
abril del 2010 fueron
asesinados Bety Cariño y Jyri
Jaakola por un grupo
paramilitar auspiciado por el
Estado mexicano en un rincón
olvidado de Oaxaca. San Juan
Copala, enclavado en una
zona boscosa y fértil de la
mixteca baja oaxaqueña es el
centro ceremonial del pueblo
triqui que ha habitado este
territorio desde siempre y en
donde en enero del 2007 y
como resultado directo de la
experiencia de la APPO,
decidieron fundar una nueva
autonomía, recuperando sus
usos y costumbres, pero
basada en un consenso bastante más que moderno. Protagonistas de una historia forjada en la
resistencia, los triquis se dieron a la tarea de reconstruirse: crearon una radio y una policía
comunitaria, y en asambleas eligieron a sus representantes. La paz, siempre esquiva para ellos, llegó
con ésta autodeterminación; durante dos años no hubo muertos, un logro verdaderamente
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extraordinario para las comunidades, que sería interrumpido por las ambiciones caciquiles y
políticas del MULT, la UBISORT y los negocios turbios del entonces gobernador Ulises Ruiz con
compañías mineras. La UBISORT, una organización paramilitar, y el MULT el enemigo en
casa. Algo de historia Los logros de la organización autogestionaria –paz, seguridad, salud y
educación-, habían provocado la incorporación de otras comunidades tradicionalmente sometidas a
punta de fusil a UBISORT o al MULT, minando la base de estas organizaciones cuyos votos son
usados como moneda de cambio en los pactos que sin duda tienen con los gobiernos en turno. La
Unión para el Bienestar Social de la Región Triqui (UBISORT), es una organización paramilitar
creada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) a mediados de los 90 para desestabilizar el
esfuerzo organizativo de los triquis, que en ese momento se aglutinaban en torno al Movimiento de
Unificación y Lucha Triqui y su partido político Unidad Popular (MULT-PUP), que aún hoy, maneja
un discurso marxista acrítico bastante caduco. Los habitantes de San Juan Copala, como los del
resto del Estado, tuvieron qué soportar los más de 80 años de saqueo del PRI, que eufemísticamente
llamaban “gobierno”, pero siempre resistiendo pagando su cuota de sangre y muertos. La miseria
del pueblo oaxaqueño, así como la pobreza de todo el pueblo mexicano, ha dado para fortunas
insultantes como la de Ulises Ruiz durante todo ése tiempo. El autoritarismo despótico de los
gobernadores priístas parecía no tener fin y se preparaban para otro período gubernamental; pero el
desgaste del sistema político mexicano ha creado una situación tan patética que el 4 de julio del
presente año, se pudo concretar por fin la derrota del PRI en el Estado, gracias a una pobre, mísera
y aberrante versión del voto útil a favor de la inverosímil alianza del PAN –partido de extrema
derecha- y el PRD –supuestamente de izquierda-. La fórmula que llevo al PAN al poder en el 2000, se
repetía pero ya sin humor involuntario y sin esperanzas de una “transición democrática”. Pero no
sólo el PAN y el PRD exhibieron su oportunismo y falta de coherencia, haciendo gala del mismo
surrealismo tropical, el MULT-PUP de los los triquis y su discurso comunista rancio registró como
una de sus candidatas a Angeles Abad Santibáñez, una ex panista de larga y dudosa trayectoria en
ése partido, mostrándonos la coherencia ideológica de algunas organizaciones de la Otra Campaña.
El papel del MULT en la tragedia que están viviendo las comunidades del Municipio Autónomo es
más que preocupante. Pero más aún es la falta de definición frente a ésta organización de los
adherentes de la Otra Campaña. Sin duda en algún momento el MULT tuvo alguna credibilidad, son
incuestionables sus orígenes en la lucha popular del pueblo triqui. Sin embargo, siendo adherente de
la Otra Campaña zapatista, no se entiende su participación en la dinámica electoral, sus métodos de
control son cuestionables, su autoritarismo cupular contraviene el “mandar obedeciendo” de los
zapatistas y los ataques al mismo pueblo triqui y su intolerancia –que ha costado muertos a ambos
bandos- a la Autonomía del mismo pueblo que dice representar enrarecen la situación ya de por sí
complicada, de todo el territorio triqui. Lo que más daña son las campañas de desinformación en los
medios alternativos que difunden la información de la Otra Campaña: con esto no sólo complican la
comprensión de la problemática triqui, también obstaculizan la potencial solidaridad al Municipio
Autónomo, esencial para su funcionamiento. También cabe resaltar y difundir la denuncia de
agresiones y amenazas del MULT contra otra comunidad Autónoma de reciente fundación,
organizada en torno a un Congreso Autónomo Cuicateco y que integra a las comunidades cuicatecas
que ocupan un vasto y rico territorio que va desde una parte del estado de Guerrero, el norte de
Oaxaca hasta las montañas de Chiapas. Hasta el 2007, el MULT aglutinó –muchas veces por la
fuerza- al grueso de las comunidades triquis, pero su verticalidad, la falta de claridad, su
autoritarismo y corporativismo, los manejos turbios de su cúpula dirigente a espalda de sus bases, y
la participación directa en la APPO de las mismas comunidades, provocan una escisión de la que
surge el MULTI (Movimiento Unico de Liberación Triqui Independiente), antecedente inmediato del
Municipio Autónomo y que desaparece con la fundación del Municipio Autónomo de San Juan
Copala. Entonces, se toma la resolución de disolver el MULTI, cuando, a pesar de ser producto de la
disidencia del MULT, el éxito del proyecto autogestionario redunda en la incorporación de otras
comunidades al Municipio Autónomo de San Juan Copala, comunidades que estaban bajo el control
de la UBISORT. La verdadera razón detrás de tanta violencia. Y la responsabilidad del
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Estado: transferencias de fondos, vil “mordida” estatal. Pronto los intereses de estos grupos se
vieron amenazados: por un lado la partida presupuestaria destinada a los ramos 18 y 33, y por
supuesto, los resultados de las próximas elecciones. El monto que se destina a estos ramos basta
para despertar la avaricia de cualquier cacique barato y sin escrúpulos de los que abundan en éste
país, gracias a la miseria y la ignorancia. Expliquémoslo: a nivel estatal representa recursos por
cerca de 5 mil millones de pesos, de los que cerca de 4 son destinados al Fondo Para la
Infraestructura Social Municipal (FISM), poco más de mil millones van al Fondo de Aportaciones
para el Fortalecimiento del Municipio (FAFM), además del Fondo para el Combate a la Pobreza. Al
Municipio de Juxtlahuaca, al que pertenece San Juan Copala, le corresponden cerca de 44 millones
del FISM, 30 del FISM y poco más de 13 millones del FAFM. Llama la atención que junto con
Santiago Pinotepa, Juxtlahuaca registra uno de los montos más altos que el gobierno de Ulises Ruiz
transfirió a un municipio y la infraestructura no se ve por ningún lado; los triquis siguen pobres y
viven como tales. La “suspicacia” a que nos tienen acostumbrados los funcionarios y su cleptomanía
incurable, nos obliga a concluir que este dinero, lejos de ser destinado a fortalecer el desarrollo de
estos pueblos, es el precio de la fidelidad al gobierno de los caciques locales, vil soborno del Estado
a verdaderos matones a sueldo que hacen los trabajos sucios y deslindan al Estado de su
responsabilidad en acciones criminales como el cerco a un pueblo o el asesinato de observadores
internacionales; en suma, son transferencias de dinero que en Copala, en Chiapas, en todo el país,
están destinadas a favorecer a grupos como la UBISORT, al mismo tiempo que divide a las
comunidades, destruye los esfuerzos de organización popular, instaurando un régimen de terror.
San Juan Copala expone claramente ésta fórmula perversa. De hecho, la escisión con el MULT tiene
qué ver en mucho con el destino de estos recursos. La Autonomía emancipa del Estado. Con su
Autonomía las comunidades escapan de éste control Estatal, y por eso la toma violenta en noviembre
del 2009 del municipio por UBISORT, que inicia un cerco criminal e inhumano, intolerable, que sólo
es posible en las peores dictaduras o en países en guerra. También expone el apoyo del gobierno a
grupos paramilitares que se traduce en una total impunidad a sus acciones criminales –asesinatos,
robo, violaciones- manejando la versión del “conflicto étnico aislado”, eufemismo cínico que no
alcanza a describir el estado de excepción que prevalece en San Juan Copala, y que en el resto del
país llaman “guerra contra el crímen”. San Juan Copala y el mundo En México, la exitosa y
macabra militarización de todo el territorio, más que combatir a los poderosos cárteles de la droga
de los que ellos mismos forman parte, apuntalan los planes estratégicos que Estados Unidos ha
configurado en la región de Latinoamérica como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN), el Plan Puebla-Panamá, el Plan Colombia y el de Integración de la Infraestructura Regional
Sudamericana (IRSA), enfocados, todos, en el control y explotación de recursos y mano de obra aún
a costa de la muerte, el asesinato y la tortura de miles de latinoamericanos y la depredación del
ecosistema. En México es con la militarización y el fortalecimiento de grupos paramilitares, en
Colombia el asentamiento de bases militares, en Honduras la intervención política, en Haití la
ocupación militar. El destino –o la insaciable avaricia inherente al capitalismo cada vez más
depredador- quiso que los triquis (como en Ecuador, como en Chiapas, Chihuahua, Guerrero, como
los mapuches en Chile, como los palestinos) vivieran en tierras codiciadas; los rumores hablan de un
enorme yacimiento de hierro escondido en las montañas, “tal vez el gobierno quiere que nos
vayamos para meter a las mineras”, explicó alguna vez Victor Herrera, miembro y fundador del
Municipio. Las similitudes de las luchas por la autonomía son muchas, pero cabe aclarar que la
Autonomía rebasa en mucho a las luchas independentistas, de corte nacionalista, en el sentido que el
reclamo y ejercicio de la Autonomía implica necesariamente la liberación de los pueblos de la
opresión del Estado. Por lo mismo se han implementado tácticas de control muy similares en todo el
planeta, y están llevándose a cabo despiadadamente. No fue casual que el ataque a la flota
humanitaria a Gaza se diera en esos días; ya Ulises había hecho lo propio en pequeña escala, había
asesinado a un observador europeo y a una activista, instaurando un clima de miedo y él seguía
tranquilo, desfalcando el erario estatal. Si un político de tercera, de la entidad más pobre de un país
bananero, gozaba de total impunidad, ¿cuáles podrían ser las consecuencias para Israel, una
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potencia mundial con el respaldo militar y financiero de todo el Imperio? Ambos ataques son el
resultado de la misma ingeniería social; no es un secreto que Ulises se asesoró por “especialistas”
israelíes para establecer una red de espionaje, de que la que hasta candidatos del PAN fueron
víctimas. Seguramente también asesoraron a la horda salvaje, tanto uniformada como civil, que
sostienenían a sangre y fuego la barbarie que él llamaba “su gobierno”. En Oaxaca como en Israel,
fuimos testigos de la fuerza represiva del Estado –paramilitares entrenados y abastecidos desde el
Estado, en el caso oaxaqueño- contra observadores y activistas sociales, con la clara intención de
desmoralizar la solidaridad hacia un pueblo para aislarlo y despojarlo de su territorio. Tanto en
Copala como en Gaza es estremecedor que se hayan atrevido a atacar a observadores
internacionales en una misión pacífica; ya antes, con el cobarde asesinato de Brad Will, habíamos
podido constatar que las tendencias criminales de Ulises Ruiz no discriminan nacionalidades. Ahora,
al intentar aislar las luchas de los pueblos palestino y triqui, se trata de destruir una de las pocas
garantías de seguridad a las que un pueblo violentado por su mismo Estado puede recurrir: La
solidaridad internacional y la visibilidad que proporciona. En este sentido, el que los asesinatos
plenamente documentados en Gaza y en San Juan Copala sigan impunes, expresan la verdadera
función del Estado nacional neoliberal: controlar y reprimir a quien atente contra los intereses del
gran capital. El reclamo del espacio vital, del territorio, tan íntimamente ligado a la Autonomía, y la
autogestión que implica su aplicación integral en la vida de los pueblos, colocan, como ya dijimos, a
estas comunidades fuera del control estatal. La Autonomía emancipa a los pueblos del Estado, por lo
tanto son dos entidades irreconciliables, excluyentes una de la otra: donde hay autonomía no puede
haber Estado, y visceversa, la Autonomía devuelve al individuo y a la comunidad a la que pertenece
el poder de decidir usurpado por el Estado. La experiencia zapatista no lo deja claro –se asumen
miembros de la nación mexicana- y no llegan a plantear esa ruptura, esencial en la práctica de la
Autonomía, con el Estado; de la misma de manera, la Policía Comunitaria en Guerrero reclama el
respeto a sus derechos pero evaden el dilema de la relación que establecen con el Estado. ¿Los
triquis?, ellos decidirán. Pero tenemos qué decirlo claro, desde la perspectiva anarquista, la
Autonomía no es posible si está supeditada a un Estado. Un Estado que además usa todos los
recursos con que cuenta para diezmar, aterrorizar, matar, a quienes se atreven reclamar los
derechos más esenciales, que históricamente tiene la obligación de garantizar. Resistir
empecinadamente Tras el cobarde asalto a la caravana de abril, los miembros del Municipio
Autónomo tomaron la única decisión sensata posible: convocar a una segunda caravana. Tal vez
confiando en la respuesta solidaria que despertó la emboscada de abril, lanzaron una convocatoria
abierta a la sociedad civil, organizaciones de derechos humanos, colectivos e individuos; el resultado
fue decepcionante. En seguida se presentaron representantes de “representantes” del PRD, ávidos
de capitalizar el evento en las elecciones estatales; la sola presencia del partido desalentó a muchxs
compañerxs que ya veían todo con suspicacia debido a la campaña de desinformación del MULT
difundida desde listas de correo de adherentes a la Otra Campaña. Violentando la Autonomía de los
compañerxs de Copala y haciendo gala de su habitual paternalismo racista, el PRD se adjudicó la
convocatoria de la Caravana, y su diputado Alejandro Encinas dio rienda suelta a su protagonismo
patológico, alentado por los mismos medios oficiales que hacían caso omiso de los compañerxs; la
misma subprocuradora de justicia del Estado, María de la Cruz Chiñas, al llegar a Juxtlahuaca y
detener la caravana con su horda de policías incapaces pero armados hasta los dientes, insistía en
hablar únicamente con Encinas, quien muy a su pesar, tuvo qué reconocer frente a las autoridades
estatales que las decisiones eran del municipio organizador de la caravana y que él no tenía ningún
poder de decisión sobre la caravana. Al reconocerlo públicamente se vio más sensato que algunos de
los caravanerxs que todo lo querían poner a votación, tratando de usurpar, tal vez con las mejores
intenciones, el poder de decisión de los representantes del Municipio Autónomo interfiriendo con la
misma autonomía que supuestamente iban a defender. Valorando la situación y pensando en
garantizar la seguridad de los caravaneros con la participación de los diputados del PRD y Encinas,
el municipio había aceptado y condicionado su participación: irían como sociedad civil, sin
propaganda política y no se les permitiría proselitismo alguno. Pero el daño estaba hecho, los días
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previos a la salida de la caravana Encinas se daba vuelo haciendo declaraciones y dando entrevistas.
El oportunismo grosero de este partido político –aliado en Oaxaca para la gubernatura con el PAN,
recordémoslo- atizó aún más el recelo de algunas organizaciones de la Otra Campaña, quienes
haciendo gala de una imperdonable falta de autocrítica y autonomía, brillaron por su ausencia en las
reuniones convocadas por el Municipio para organizar la caravana. Ejemplos no faltaron,
personalidades como el historiador Adolfo Gilly, que ha apoyado la lucha de los zapatistas y del
pueblo de Atenco, se negó a brindar un mensaje de apoyo a San Juan Copala en un evento en la
UNAM a favor de los presos de Atenco, declarando además que no lo hacía por miedo. Las
condiciones eran sumamente adversas. La tarea de organizar la caravana se anunciaba ardua: por
un lado condicionar y delimitar la participación del PRD como una organización política más en
plena efervescencia electoral, combatir la contrainformación de grupos como el MULT; y por otro, lo
más difícil, vencer el miedo y el recelo de los mismxs compañerxs. El asesinato de Timoteo Alejandro
el día que se realizó la primera reunión convocada por el Municipio, ensombreció aún más las cosas
y sembró el pánico entre quienes querían sacar el proyecto, y sin duda alguna fue un duro golpe
para los triquis, quienes perdían al artífice de su autonomía y pilar indiscutible de su lucha. Otro
factor que sorprendió a muchxs, sobre todo en Oaxaca, fue que se lanzara la convocatoria desde la
capital. En ese momento la sección 22 del sindicato de maestros de Oaxaca, estaba en plantón
indefinido en el zócalo de la ciudad con demandas salariales. Para algunxs era una oportunidad para
hacer converger la lucha triqui con la de los maestrxs, y rearticular el movimiento oaxaqueño y las
demandas “institucionales” del sindicato con la lucha por la Autonomía, una tarea pendiente para las
organizaciones obreras en México, supeditadas históricamente al corporativismo estatal. La tibieza
burocrática del sindicalismo mexicano persiste aún en los sindicatos más combativos como es el caso
del magisterio oaxaqueño, que a pesar de la situación extrema de los niñxs de San juan Copala
quienes llevan meses sitiados, y por lo tanto sin clases, no parece asumir la parte de esta lucha que
le corresponde. La decisión de organizar la caravana desde el Distrito Federal fue finalmente
tomada por los miembros del Municipio, nadie interfirió en ello… tal vez se deba al exilio obligado de
cientos de triquis en la capital: sólo 30 familias quedan en la lejana Copala, familias compuestas en
su mayoría por mujeres, niñxs y ancianos, cuyas vidas son amenazadas minuto a minuto por las balas
tanto de UBISORT como del MULT. Y a pesar de tantos obstáculos, la caravana se realizó. Y se tiene
que mencionar que su sóla realización fue un éxito. Para quienes sólo vieron el fracaso, el Municipio
Autónomo y su caravana lograron muchas cosas importantes: en primera instancia, revelaron lo
lejano que está ya la política de partidos de la organización de los pueblos. Tanto el MULT PUP,
como el PRD se han convertido en una amenaza a la la voluntad de los pueblos, presos en la lógica
del sistema electoral –y su presupuesto-, priorizan en alianzas sin coherencia ideológica, en
detrimento de la voluntad de los individuxs que dicen representar. Así como la práctica de la
Autonomía en Chiapas y en Guerrero, han obligado a las comunidades a romper con los partidos
políticos distanciándose de la democracia institucional y practicando otra, en Copala pudimos
constatar la amenaza que representan hacia la cohesión comunitaria, esencial en el ejercicio de la
Autonomía, al enfrentar a sus miembros en luchas fraticidas por poder -tal como el MULT lo está
haciendo con el Municipio Autónomo en el marco de la Otra Campaña, y el PRD lo hizo con su sola
presencia en la caravana de San Juan Copala, dividiendo a los caravanerxs entre quienes respetaban
la determinación de incluir a los diputados para garantizar la seguridad de la caravana y quienes
afirmaban que la caravana había sido usurpada por este partido. Éxitos escondidos en una
supuesta derrota. No se pudo romper el cerco paramilitar. Fue evidente y comprensible la
frustración de muchxs caravanerxs. Y honestamente era una de los mejores escenarios que se
manejaban. Sin duda alguna había provocadores e infiltrados que corrieron el rumor de que el PRD
había dispuesto que no se entrara al Municipio, no solo difamando al Municipio Autónomo, también
poniendo en tela de juicio su capacidad de análisis y decisión. Sin duda alguna fue una
determinación difícil que no se tomó a la ligera, en la que prevaleció garantizar algo que el Estado
mexicano se negaba hacer: la seguridad de los caravanerxs. Fue una decisión en la que seguramente
discutieron el que la caravana había sido rodeada por kilómetros por la Policía estatal fuertemente
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armada. También debieron de mencionar que cientos de policías de todo tipo estaban apostados a
ambos lados del camino apenas separados unos de otros por una distancia de 50 metros, a diferencia
de la emboscada de abril, en la que sólo se cubrió un lado del camino, facilitando la huida de David
Venegas, Rubén Valencia y los reporteros de la revista Contralínea que documentaron todo el
ataque. También debieron considerar que había gente vestida de civil, policía judicial, y hasta
individuos con camisetas de la desaparecida AFI, todos fuertemente armados, fotografiando y
grabando a los caravanerxs, en lugar de hacer lo propio con la UBISORT. Pero sobre todo se
percataron de que aún con ese despliegue policial, el Estado, de manera tácita, y pública, apoyaba a
los paramilitares al no garantizar la seguridad de la caravana y en voz de la subprocuradora Chiñas
aceptaba que, a pesar del impresionante operativo policial que cercaba a la caravana, no podían
controlar a los hombres armados de la UBISORT, que no abrirían el paso a San Juan Copala. Para los
organizadores de la caravana el obtener esta declaración –más que reveladora-, fue el éxito
fundamental de todo ese esfuerzo organizativo. Con ello lograron exponer el Estado fallido en
Oaxaca, que además de reconocer su impotencia frente a un puñado de hombres armados
–impotencia de la misma fuerza pública que supuestamente combate al narcotráfico que no podía
hacer frente a un grupo de triquis armados, aún con todas las armas de largo alcance y alto poder
que exhibían frente a los caravanerxs y toda la modernización y capacitación que cacareaba Ulises
Ruiz-, no podían garantizar el derecho de libre tránsito de los más de 300 ciudadanos que estaban
ahí y a los cuales dicen servir. El contubernio y la desprotección del Estado quedo así al descubierto.
De la misma forma que se pudo apreciar una vez más la paradoja esquizofrénica del sistema
electoral en el país y el desgaste del sistema político mexicano: aunque en los rincones del Estado
fallido de Oaxaca no puede entrar ayuda humanitaria ni se respetan los derechos constitucionales
más elementales, sí se han podido instalar urnas y papeletas de votación para legitimar que otro
esbirro del capital postulado por una alianza más ridícula que aberrante, siga con el cínico despojo y
asegure la impunidad de los criminales que lo precedieron. Sin duda, al tomar la decisión de
regresar, los representantes del Municipio Autónomo le echaron un vistazo a la prensa local, que ya
hacía mención de la “caravana de la muerte”, e instigaba los sentimientos xenófobos de la población
local contra “los extranjeros que llegaban a alterar la paz”; eso y la presencia de la policía
militarizada desplegada en un costoso operativo que parecía cumplir funciones de intimidación más
que de seguridad, en obvia coordinación con el grupo paramilitar; más los infiltrados que instigaban
a los caravanerxs a desobedecer las indicaciones de la Comisión de Seguridad, integrada por
miembros del Municipio Autónomo, y la declaración oficial de la subprocuradora, fueron sin duda
factores que influenciaron la polémica decisión. Aún, con todo en contra, el Municipio organizó una
comisión para que se acercara a la barricada que había instalado la UBISORT a pocos metros de la
entrada a San Juan Copala y valorara seriamente las posibilidades de entrar al Municipio: un
miembro de la comisión –cuyo nombre omito por seguridad- relata que pudieron ver a hombres con
armas de alto poder, mujeres y niños simpatizantes de UBISORT engrosaban el contingente con
pancartas de odio hacia la caravana, pero lo más importante de todo es que lograron entrevistarse
brevemente con Rufino Juárez, y el intercambio quedó documentado- líder de la organización
paramilitar, quien, ufano, reconoció que la UBISORT era una organización armada y afirmó que la
caravana no pasaría a San Juan Copala. Minutos después y como para enfatizar sus palabras, se
oyeron unos disparos dirigidos al Municipio. Esta amenaza tácita no necesitó de más elocuencia y
determinó la disposición de los miembros del Municipio Autónomo de no intentar romper el cerco.
Así que no. No fue el PRD, sino la paciencia, tolerancia, responsabilidad y fortaleza de los
representantes del Municipio Autónomo las que influyeron en la resolución tan cuestionada, de dar
marcha atrás. Por sobre todas las cosas, no se quiso exponer la seguridad de nadie. Y al hacerlo, la
caravana logró muchos éxitos significativos: pudo mostrar al mundo que en Oaxaca no hay estado de
derecho, que un grupo criminal controla una región impunemente y el Estado mexicano no puede
garantizar derechos elementales como el libre tránsito o la seguridad, y que con su omisión protege
y trabaja con grupo paramilitares, grupos armados, como lo reconoció el mismo Rufino Juárez en su
esfuerzo imbécil por impedir el paso de la caravana. Para la izquierda, Copala es buena excusa para
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ejercer la autocrítica y reconocer que en lo que queremos construir no puede haber lugar para el
autoritarismo, las ambiciones electoreras, la falta de claridad (como en el MULT), las decisiones
corporativas, y la intolerancia que raya en la provocación y la indisciplina; tal vez tener algo de
humildad para aprender de los triquis y reconocer que saben lo que están haciendo: se están
enfrentando al Estado Mexicano, con todo lo que esto implica, y lo están haciendo pacíficamente y
con los medios que tiene a su alcance. ¿Cómo hacer realidad el mandar obedeciendo si no sabemos
obedecer? Por algo Flores Magón insistía en el respeto a las autonomías de los pueblos originarios.
Algo habrá podido vislumbrar. * Brenda Aguilar es simpatizante del Municipio Autónomo
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