distintas actividades, forzosamente tienen

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Año: 22, Enero 1980 No. 453
La modestia
Rasgo de la libre empresa
HiIary Arathoon
El rasgo más sobresaliente de la libre
empresa, o sea del sistema capitalista, es la
modestia. El confesar que no se sabe y que
por consiguiente, nadie, pero nadie, está
capacitado para dirigir las vidas de los
demás.
En cambio, el rasgo característico del
socialismo o dirigismo es pretender saber de
todo y por consiguiente poder dirigir las
vidas ajenas.
El partidario de la libre empresa confiesa su
ignorancia. Ante las vicisitudes del mercado
libre, confiesa su incapacidad para poder
predecir con exactitud las fluctuaciones del
mismo. Confiesa su incapacidad para poder
adivinar en qué forma va a responder el
consumidor ante las innumerables ofertas
que diariamente se le presentan. Por eso
valora la libertad. Porque reconoce que no es
omnisapiente y que cada quien sabe mejor
que él qué es lo que más le conviene y más
se acomoda a sus intereses.
El partidario de la libre empresa reconoce
sus limitaciones. Reconoce que sus
experiencias personales en cuanto a las
distintas actividades, forzosamente tienen
que ser limitadas al igual que las de los
demás millares o millones de personas que
viven a su alrededor, cada una de las cuales
debido a sus experiencias particulares, tiene
su propia idiosincrasia y su propia forma de
ver las cosas y de reaccionar ante los
distintos estímulos. Sabe que él quizás
pueda tener conocimientos con respecto a
unas dos o tres actividades a lo sumo, pero
que fuera de ellas, anda en tinieblas y que
por más competente que sea, nunca se
hallará en condiciones de poder dirigir a los
demás en actividades que le son extrañas y
con las cuales no ha trabado conocimiento.
Por tanto prefiere relegar la persecución de
dichas actividades a las personas que sí
están familiarizadas con ellas y quiénes son
las que mejor las pueden conducir.
Sabe que dichas personas para dirigir sus
negocios cuentan con la mejor brújula que
les puede servir de guía, cual es el sistema
de precios. Cuando los precios son libres,
sirven para orientar a los empresarios1
indicándoles cuáles son los productos que
escasean y de los que por consiguiente se ha
menester y cuáles son los productos que
abundan y que por consiguiente no conviene
producir.
Cuando los precios de los productos suben
unilateralmente es señal de que hay escasez
de los mismos y que por consiguiente, a los
productores o proveedores les conviene
producirlos para satisfacer la demanda de los
consumidores. En cambio, cuando los
precios bajan unilateralmente, es señal de
que hay una super-abundancia de dichos
artículos y que por consiguiente es
conveniente y necesario restringir su
producción a fin de no sobrecargar su
existencia en el mercado.
Todo eso sucede en el mercado libre en
forma espontánea y natural sin necesidad de
dirigismo de ninguna especie. Como se ve
los excesos en uno u otro sentido tienden a
corregirse por sí solos. Basta con dejar que
el sistema de precios funcione libremente y
seguir sus indicaciones.
Pero los dirigistas no confían en el libre
funcionamiento del mercado, los ofusca su
propia sabiduría y se consideran capaces de
poder dirigir las actividades de todos los
sectores de la economía. Es mas, consideran
su deber y obligación practicar dicho
dirigismo. Su intervención en el menor de
los casos estriba en la fijación de precios
para evitar el alza inmoderada de los
mismos. No se fijan o no comprenden que
su intervención en la fijación de precios
equivale a la de un médico que so pretexto
de corregir las alzas y bajas en la
temperatura de uno de sus pacientes,
procediera a romper el termómetro que
acusara los cambios de temperatura. No
comprenden que al fijar un precio en
contraposición al precio del mercado, están
falseando la información que éste esta
supuesto a dar. De manera que al fijar
arbitrariamente un precio por debajo del
precio del mercado, se está creando la
impresión de que no hay tal escasez de dicho
producto y que por consiguiente no hay
mayor urgencia en su producción. Con tal
forma de proceder, sólo se acentúa la
escasez y en vez de corregirse, se agrava.
Igual sucede al fijar el precio de un articulo
por encima del del mercado. Se crea la
impresión de que la escasez de dicho
artículo es mayor de lo que realmente es. El
resultado es que los productores o
proveedores
probablemente
busquen
acomodar su producción para satisfacer la
aparente demanda y en vez de amenguar las
existencias de dicho producto en el mercado,
éstas se acrecienten. Todo por no contar con
el precio verdadero que pudiera servir de
índice a la producción.
Es por eso que las características del
dirigismo estatal, siempre han sido o las de
una superabundancia de ciertos artículos o
las de una escasez correspondiente, con las
consiguientes colas en los expendios y la
aparición de los mercados negros.
Cuanto mejor sería para los consumidores
que los presuntos dirigentes confesaran su
ignorancia y que en vez de meterse a dirigir
la economía, simplemente dejaran que las
partes interesadas a través del mercado y del
libre juego de la oferta y la demanda,
buscaran la mejor forma y la más económica
de satisfacer sus necesidades.
El gran economista Ludwig von Mises,
autor del libro «Acción Humana» y cuyos
conocimientos en cuestiones económicas
han sido reconocidos por los mejores
economistas de hoy día, incluso los
economistas de los países socialistas, cuando
se le preguntó en cierta ocasión que haría si
alguna vez le propusieran nombrarlo
dictador, respondió con toda modestia:
«renunciaría»; porque ni aún él con sus
vastos
conocimientos
en
cuestiones
económicas se consideraba competente para
poder dirigir la economía de su país ni tomar
la más mínima parte de las decisiones que
diariamente se requieren tomar para poder
ejercer dicha dirección. El sabía mejor que
ningún otro que el número de decisiones que
se toman diariamente en el mercado son
infinitos, y que el pretender dirigirlas y
controlarlas es tan absurdo como el
pretender controlar el movimiento de las
olas o el flujo y reflujo del mar.
sociales y de sus soluciones, y a difundir la
filosofia de la libertad.
La experiencia le ha dado la razón. Mientras
la economía en los países de mercado libre
prospera, la economía en los países de
gobiernos dirigistas o socialistas se ha
estancado y no ofrece perspectivas de
mejoramiento, no obstante todos los planes
quinquenales que el dirigismo ha pretendido
establecer. En los países socialistas, el nivel
de vida continúa siendo bajo y la oferta en el
mercado jamás llega a satisfacer la
demanda. Hace años se habló por ejemplo
de un excedente de cepillos de dientes en la
Unión Soviética. Hoy en cambio, el cable
nos trae la noticia de un faltante al grado que
las autoridades han recomendado el empleo
de cepillos para limpiar armas, como un
substituto o medio para suplir dicha falta. Es
así como funciona la economía cuando el
mercado no es libre.
Apto. Postal 652, Guatemala, Guatemala
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«Lo contrario del mercado libre es «la
planificación económica centralizada». Si el
mercado significa el orden espontáneo
nacido de la libertad del hombre, la
planificación económica es el medio
diseñado para la regulación y el control de
la vida humana».
Francisco Pérez de Antón
«La Libre Empresa»
Edita 1979.
El Centro de Estudios Económico-Sociales,
CEES, fue fundado en 1959. Es una entidad
privada, cultural y académica , cuyos fines
son sin afan de lucro, apoliticos y no
religiosos. Con sus publicaciones contribuye
al estudio de los problemas económico-
Permitida su Reproducción
educativos y citando la fuente.
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