HEPATITIS A) Definición de la enfermedad

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HEPATITIS
A) Definición de la enfermedad
− es la inflamación del hígado, generalmente por la infección de uno de estos virus (A, B, C, D o E), aunque
puede deberse a fiebre amarilla, infección por citomegalovirus y mononucleosis infecciosa.
− la no vírica puede estar causada por el alcohol y algunos fármacos. Esta enfermedad puede ser aguda o
crónica. En la primera los síntomas aparecen repentinamente: falta de apetito, malestar general, náuseas,
fiebre.
− en la mayoría de las infecciones por hepatitis A, no hay síntomas o pasan inadvertidos. La B es más grave
que la A, y en la C, la función hepática puede mejorar durante varios meses.
(Revista: Saber vivir)
− enfermedad crónica del hígado, consiste en la muerte progresiva del tejido hepático normal y su sustitución
por tejido fibroso, lo q lleva a:
· Incapacidad del hígado para ejercer sus funciones de desintoxicación del organismo (insuficiencia hepática).
· Fenómenos de sangrado (coagulopatía).
· aumento de presión de la vena porta, que causa acumulación del líquido en el abdomen (ascitis) y dilatación
peligrosa de las venas del esófago (varices esofágicas), que si se rompen pueden producir una hemorragia
digestiva severa.
· Alteraciones del cerebro, con somnolencia y desorientación debidas a la circulación de amoniaco en sangre
(encefalopatía hepática).
− es una inflamación en el hígado por cualquier causa. Generalmente, es el resultado de la acción de alguno de
estos 5 virus: A, B, C, D O E. Como consecuencia de esta inflamación se bloquea el paso de la bilis que
produce el hígado para descomponer la grasa y altera o inhabilita a este órgano para eliminar toxinas, producir
sustancias o almacenar y distribuir la glucosa, vitaminas y minerales.
− es una infección viral que produce la inflamación del hígado, como consecuencia de ésta se bloquea el paso
de la bilis que produce el hígado al descomponer la grasa, y se altera la función del hígado de eliminar las
toxinas de la sangre, de producir diversas sustancias importantes y de almacenar y distribuir la glucosa,
vitaminas y minerales.
− es una inflamación del hígado por cualquier causa.
Por lo general, es el resultado de la acción de un virus, particularmente alguno de los cinco virus de la
hepatitis A, B, C, D o E. Menos frecuentemente, la hepatitis puede deberse a otras infecciones víricas, tales
como la mononucleosis infecciosa, fiebre amarilla e infección por citomegalovirus. Las principales causas de
hepatitis no vírica son el alcohol y los fármacos. La hepatitis puede ser aguda (dura menos de 6 meses) o
crónica; esta enfermedad se presenta habitualmente en todo el mundo.
− la hepatitis vírica aguda es una inflamación del hígado causada por la infección con alguno de los cinco
virus de hepatitis; en la mayoría de los pacientes, la inflamación comienza repentinamente y dura unas pocas
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semanas.
− la hepatitis crónica se define como una inflamación del hígado que dure más de 6 meses.
La hepatitis crónica, aunque mucho menos frecuente que la hepatitis aguda, puede durar años e incluso
décadas. Por lo general es bastante leve y no produce ningún síntoma o daño hepático significativo. En
algunos casos, sin embargo, la continua inflamación afecta lentamente al hígado, produciendo en ocasiones
cirrosis e insuficiencia hepática.
B) Descubridor de la bacteria causante de la enfermedad o de la vacuna para su erradicación
− Según la agencia de noticias EFE, un grupo de científicos afirma haber descubierto una vacuna de
desarrollo genético para curar la infección por virus de hepatitis C.
En principio ha dado excelentes resultados en animales y está en lista para su testeo en humanos. Éstos se
iniciaron durante el año 2002, usando una pistola genética según sus dichos.
El grupo de investigadores pertenece a distintos centros de investigación: el Karolinska Institute de Suecia; la
Fundación para Estudios de las Hepatitis Virales de Madrid y el Centro de Vacunología de la Universidad de
Ghent de Bélgica.
− VACUNA PARA HEPATITIS AY FIEBRE TIFOIDEA: fue lanzada en Inglaterra. De esta manera, se
conjugan dos vacunas contra 2 de las más frecuentes enfermedades del viajero; ambas contraídas a través de
alimentos o agua contaminada con bacterias fecales.
La vacuna protege a mayores de 15 años, al menos durante un año contra la Hepatitis A y tres años contra la
Fiebre tifoidea.
C) Causas y factores de riesgo de la enfermedad
− alcohol. La mayor parte de los casos de cirrosis (*) se debe al alcoholismo. (Internet)
− otras causas: · infecciones crónicas por virus (hepatitis)
(Internet) · Defectos de las vías biliares (obstrucción biliar)
· Fibrosis quística
· Aumentos en la absorción de hierro o de cobre, que se depositarán en el hígado.
*complicaciones: − sangrado por varices esofágicas.
− fenómenos de sangrado a otros niveles
− episodios de ascitis (hinchazos abdominales por acumulación de líquido).
− la infección está producida por varios tipos de virus y por ello se caracterizan la hepatitis A, B, C Y D según
el tipo de virus causante en cada caso.
· Hepatitis A (infecciosa), se contagia por vía oral y fecal a través de ciertos alimentos (crustáceos), agua o
materiales contaminados. Entre el contagio y la aparición de síntomas (período de incubación) transcurren de
15 a 50 días.
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· Hepatitis B (sérica), se contagia por la sangre (sangre o aguja contaminadas), por el sudor, semen, saliva o
lágrimas y secreciones vaginales a través de heridas o mucosas. También se transmite a través de la placenta
al feto, y a través de contactos sexuales.
· Las C y D son de parecidas características a la B.
− F. de R.: Es más frecuente en la pubertad pero no puede adquirirse a cualquier edad.
La falta de higiene en las comidas, en la preparación de alimentos y el tomar agua contaminada es la fuente
más importante de contagio en la hepatitis A.
En la hepatitis B el factor de riesgo principal es el personal sanitario por el uso de agujas y del cuidado de
heridas, etc., y en el caso de convivir con portadores crónicos del virus. Otros factores son la administración
de drogas inyectadas, la promiscuidad sexual, el padecer hemofilia, etc.
La hepatitis B no se transmite vía oral como la A.
La hepatitis C sí se transmite igual que la B, por sangre o secreciones corporales. La hepatitis B y C se pueden
transmitir a la vez y conjuntamente.
− El virus de la hepatitis A se propaga fundamentalmente de las deposiciones de una persona a la boca de otra.
Dicha transmisión es, por lo general, consecuencia de una higiene deficiente. Las epidemias que se propagan
son frecuentes, especialmente en los países en desarrollo. A veces la causa es la ingestión de mariscos crudos
contaminados. También son frecuentes los casos aislados, en general originados por el contacto de persona a
persona. La mayoría de las infecciones por hepatitis A no causan síntomas y pasan desapercibidas.
− La transmisión del virus de la hepatitis B es más difícil que la del virus de la hepatitis A. Uno de los medios
de transmisión es la sangre o los productos sanguíneos contaminados. Sin embargo, gracias a las precauciones
adoptadas, las transfusiones raramente son las responsables de la transmisión de este virus. Por lo general, la
transmisión se produce entre consumidores de drogas inyectables que compartan las jeringas y también entre
parejas heterosexuales u homosexuales masculinas. Una mujer embarazada, si está infectada son hepatitis B,
puede transmitir el virus a su bebé al nacer.
El riesgo de exposición al virus de la hepatitis B es mayor en los pacientes sometidos a diálisis renal o en los
tratados en unidades de cáncer y para el personal hospitalario en contacto con la sangre. También están en
riesgo las personas que viven en medios cerrados (tales como las cárceles y los institutos para deficientes
mentales), en donde existe un estrecho contacto personal.
Las personas sanas, portadoras crónicas del virus, pueden transmitir la hepatitis B. No está comprobado que
las picaduras de insectos puedan transmitirla. Muchos casos de hepatitis B provienen de fuentes desconocidas.
En algunas partes del mundo, como el Extremo Oriente y algunas regiones de África, este virus es responsable
de muchos casos de hepatitis crónica, cirrosis y cáncer hepático.
− El virus de la hepatitis C es la causa de, por lo menos, el 80 por ciento de los casos de hepatitis originados
por transfusiones de sangre, además de muchos casos aislados de hepatitis aguda. La enfermedad se transmite
habitualmente entre consumidores de drogas que comparten las jeringas, mientras que, en este caso, la
transmisión sexual no es frecuente. Este virus es responsable de muchos casos de hepatitis crónica y algunos
casos de cirrosis y de cáncer hepático. Por razones desconocidas, las personas con enfermedades hepáticas
causadas por el alcohol presentan frecuentemente hepatitis C. La combinación de ambas afecciones conduce,
a veces, a una mayor pérdida de la función hepática que la que podría causar cada una de éstas por separado.
Parece ser que existe un reducido número de personas sanas que son portadoras crónicas del virus de la
hepatitis C.
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− El virus de la hepatitis D se manifiesta únicamente como una coinfección con el virus de la hepatitis B; esta
coinfección agrava la infección de la hepatitis B. El riesgo entre los consumidores de drogas es relativamente
alto.
− El virus de la hepatitis E causas epidemias ocasionales, similares a las causadas por el virus de la hepatitis
A. Hasta ahora, estas epidemias se han desencadenado solamente en algunos países en desarrollo.
− El virus de la hepatitis C es una causa frecuente de hepatitis crónica; en aproximadamente el 75 por ciento
de los casos, esta enfermedad se hace crónica. El virus de la hepatitis B, a veces junto con el virus de la
hepatitis D, causa un porcentaje menor de infecciones crónicas. Los virus de la hepatitis A y E no causan
hepatitis crónica. Los fármacos tales como la metildopa, la isoniazida, la nitrofurantoína y posiblemente el
paracetamol, pueden también causar hepatitis crónica, particularmente cuando se toman durante períodos
prolongados. La enfermedad de Wilson, una rara enfermedad hereditaria que implica una retención anormal
de cobre, puede causar hepatitis crónica en niños y en adultos jóvenes.
No se sabe exactamente por qué determinados virus y fármacos causan hepatitis crónica en ciertas personas y
en otras no, ni por qué varía su gravedad. Una posible explicación puede ser la excesiva reacción del sistema
inmune frente a la infección vírica o al fármaco en los afectados de hepatitis crónica.
No se ha podido encontrar una causa evidente en muchos de los afectados de hepatitis crónica. En algunos
casos, parece que la reacción hiperactiva del sistema inmune sea la responsable de la inflamación crónica.
Este proceso, denominado hepatitis autoinmune, es más frecuente entre las mujeres que entre los varones.
D) Sintomatología
− muchos pacientes permanecen sin síntomas durante años, lo que retrasa el diagnóstico.
− Síndrome constitucional: falta de apetito, cansancio y adelgazamiento.
− náuseas y vómitos. Los vómitos pueden ser de sangre cuando existen varices esofágicas y/o alteraciones de
la coagulación de la sangre.
− ictericia (tinte amarillo de la piel y las mucosas debido al exceso de bilirrubina circulante).
− hinchazón abdominal, cuando se produce ascitis.
− alteraciones menstruales en la mujer.
− impotencia y desarrollo de mamas en el hombre.
− Arañas vasculares: vasos sanguíneos rojos en la piel, haciendo figuras parecidas a arañas.
− (señales) después de unos días con gran cansancio, falta de apetito y, a veces, décimas de fiebre, aparece la
ictericia, o sea, una coloración amarillenta en la piel y mucosas que se observa antes en los ojos por el
contraste con su parte blanca. La orina es de color oscuro, como coñac, pues elimina el pigmento de la bilis
que hay en exceso en la sangre. Hay náuseas, vómitos y, a veces, ligeras molestias en la zona del hígado. En
los niños, los síntomas pueden ser muy ligeros e incluso pueden pasar inadvertidos.
− los síntomas más frecuentes en la Hepatitis A son:
· Fiebre
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· Pérdida del apetito
· Malestar general con cansancio
· nauseas y molestias de estómago
· Ictericia (color amarillo de la piel y del ojo)
· Dolor en la parte alta del abdomen
En la Hepatitis B son similares aunque más lentos y además aparece un cuadro como de gripe, con dolores
musculares y de cabeza, o incluso picores en la piel y artritis.
Todos los síntomas duran de 1 a 6 semanas y la ictericia unas tres semanas.
La complicación de la hepatitis puede llevar a una cirrosis de hígado y a un cáncer de hígado en algunos
casos.
Parte de los afectados (entre el 5 y 10%) se cronifican y son portadores del virus por lo que se transmiten la
enfermedad.
Para confirmar el diagnóstico se realizan análisis de la sangre que revela una elevación anormal de las
enzimas del hígado. Luego se realizan diversos test para definir el virus causante de cada hepatitis.
− Los síntomas de la hepatitis vírica aguda suelen aparecer repentinamente. Estas molestias incluyen falta de
apetito, sensación de malestar general, náuseas, vómitos y, con frecuencia, fiebre. En los casos de fumadores,
la aversión al tabaco es un síntoma típico. Algunas veces, especialmente en la infección de hepatitis B, la
persona siente dolores articulares y le aparecen manchas pruriginosas (urticaria roja sobre la piel, con prurito).
Al cabo de unos días, la orina se vuelve oscura y puede presentarse un cuadro de ictericia. En este punto, la
mayoría de los síntomas típicos desaparecen y la persona se siente mejor, aun cuando la ictericia esté
aumentando. Pueden presentarse síntomas de colestasis (una interrupción o reducción del flujo de bilis) tales
como la decoloración de las deposiciones y prurito generalizado. La ictericia, en general, alcanza su punto
máximo en una o dos semanas y desaparece al cabo de unas dos o cuatro semanas.
− SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO: alrededor de un tercio de los casos de hepatitis crónica se desarrolla
después de una hepatitis vírica aguda. En el resto, se desarrolla gradualmente sin ninguna enfermedad previa
evidente.
Son muchas las personas que padecen hepatitis crónica sin presentar ningún síntoma, pero en las que los
presentan, éstos a menudo consisten en una sensación de enfermedad, falta de apetito y cansancio y, en
algunas ocasiones, algo e fiebre y un ligero malestar en la parte superior del abdomen. La ictericia puede o no
aparecer. Los rasgos distintivos de una enfermedad hepática crónica pueden eventualmente desarrollarse
como un aumento de tamaño del bazo, pequeñas venas con forma de araña en la piel y retención de líquidos.
Pueden presentarse otros rasgos distintivos, especialmente en mujeres jóvenes con hepatitis autoinmune. Estos
síntomas pueden implicar prácticamente a cualquier sistema del organismo, como el acné, la interrupción de
la menstruación, dolores articulares, fibrosis pulmonar, inflamación del tiroides y de los riñones y anemia.
Tanto los síntomas que presenta el paciente como los resultados de las pruebas de función hepática, suponen
una información positiva para el diagnóstico; una biopsia del hígado (extracción de una muestra de tejido para
su examen al microscopio) es esencial para el diagnóstico definitivo.
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El examen del tejido hepático con el microscopio permite al médico determinar la gravedad de la inflamación
y saber si se ha desarrollado fibrosis o cirrosis. Igualmente revelará la causa subyacente de la hepatitis.
E) Diagnóstico
− examen físico. Se palpa un hígado duro, en ocasiones aumentando se tamaño (hepatomegalia) y en otros
casos de pequeño tamaño. Si hay hipertensión portal se encontrará líquido en el abdomen (ascitis) y un bazo
aumentando de tamaño.
− análisis de sangre. Los glóbulos rojos están disminuidos en la sangre (anemia), y existen alteraciones de la
coagulación y disminución de la albúmina en sangre. Pueden elevarse la bilirrubina y los enzimas del hígado
(transaminasas), y cuando existe encefalopatía, se suele mostrar amoníaco en la sangre.La cirrosis puede
alterar muchas otras pruebas analíticas.
− estudios radiográficos. Aunque una radiografía simple de abdomen puede mostrar una silueta hepática
alterada, la prueba más específica será una ecografía abdominal, que mostrará además la destrucción del
hígado, y el bazo grande que suele coexistir. Una radiografía con contraste puede demostrar las varices
esofágicas. Estos procedimientos son indoloros. Si existen varices esofágicas, se visualizarán por medio de la
endoscopia.
− biopsia hepática. Puede ser necesaria para llegar al diagnóstico definitivo de la cirrosis, ya que demuestra la
arquitectura alterada del hígado. Es un procedimiento que puede resultar muy incómodo.
− (gravedad) lo normal es que se cure bien entre 2 y 6 semanas y sólo en muy pocas ocasiones produce una
destrucción masiva de células hepáticas, que es muy grave.
− La hepatitis vírica aguda se diagnostica basándose en los síntomas del paciente y en los resultados de
análisis de sangre que evalúen el funcionamiento del hígado. En casi la mitad de los enfermos que padecen
esta afección, el médico encontrará el hígado sensible a la palpación y algo agrandado.
Se puede establecer un diagnóstico específico de la hepatitis vírica aguda so los análisis de sangre revelan la
presencia de proteínas víricas o anticuerpos contra el virus de la hepatitis.
F) Prevención
− una adecuada higiene ayuda a prevenir la difusión del virus de la hepatitis A.
− deben tomarse precauciones al manipular las deposiciones de los enfermos.
− es mucho mejor cuando se abandona el alcohol completamente, antes de que la enfermedad se haga severa.
La cirrosis avanzada tiene mal pronóstico, con un 50% de supervivencia a los 2 años.
− para prevenir la hepatitis C todavía no hay vacuna, por lo que se debe evitar su contagio que prácticamente
siempre es a través de la sangre de una persona que padece la enfermedad o que no ha logrado eliminar el
virus que la produce. Al contrario que en la hepatitis B, son muy raros los contagios de la madre al hijo
durante el parto y con las relaciones sexuales; sin embargo, el contagio puede ser más fácil si se mantienen
durante la regla y, en cualquier caso, puede ser conveniente usar preservativo. Para evitar el contacto con la
sangre lo indicado es:
· No utilizar instrumentos que hayan podido contactar con la sangre de otras personas, como jeringuillas,
máquinas de afeitar, cortaúñas, cepillos de dientes, etc.
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· Al curar heridas a otras personas, usar siempre guantes de un solo uso.
− Hay una vacuna en inyección que evita la enfermedad. Se ponen tres dosis separadas por uno y seis meses.
La duración del efecto no está bien establecida pero, por lo menos, es de diez años. (=VACUNA)
Las ropas del enfermo se deben manipular con guantes y hay que lavarse las manos con frecuencia. EN las
personas que no están vacunadas, puede estar indicada una inyección de globulina gamma.
− El método más efectivo es la aplicación de la vacuna Engerix−B, que puede administrarse a cualquier edad
(protección entre el 90% al 95%). La pauta de vacunación es una dosis inicial, otra al mes y otra a los 6 meses
(total 3 dosis). Se administra 1/M en el deltoides (hombro) de adultos o en el muslo en niños.
Indicaciones precisas de la vacunación son:
· Al nacimiento
· Adolescentes (por el comienzo de actividad sexual, y drogación)
· Personas con promiscuidad sexual
· Personal sanitario
Hace unos meses apareció en el mercado una nueva vacuna de dos dosis (en 2 años) contra la hepatitis A. Esta
vacuna es efectiva en un 80 a 98% de los casos, consiguiendo una protección de cuatro hasta veinticinco años.
Al convivir con una persona afectada de hepatitis A se recomienda lavar los platos, los vasos, y cubiertos con
agua caliente.
Las mujeres embarazadas con hepatitis B transmiten la enfermedad al bebé. En estos casos se aconseja
vacunar al bebé al nacer y durante su primer año de vida. La hepatitis C no se transmite por la placenta pero
como suele asociarse a la hepatitis B y por ello se aconsejan medidas similares.
− Una adecuada higiene ayuda a prevenir la difusión del virus de la hepatitis A. Debido a que las deposiciones
de las personas son hepatitis A son infectantes, el personal sanitario debe extremas las precauciones al
manipularlas. Las mismas precauciones se deberán tomar en la manipulación de la sangre de los afectados con
cualquier tipo de hepatitis aguda. Sin embargo, las personas infectadas no necesitan aislamiento; sería de poca
utilidad para prevenir la transmisión de la hepatitis A e inútil para prevenir la de la hepatitis B o C.
El personal médico puede disminuir la posibilidad de infección evitando las transfusiones innecesarias,
utilizando sangre donada por voluntarios más bien que por donantes pagados y haciendo una selección entre
todos los que no hayan contraído la hepatitis B y C. Gracias a esta selección, el número de casos de hepatitis
B y C transmitidas por transfusión ha disminuido notablemente, aunque aún no ha sido eliminado.
La vacunación contra la hepatitis B estimula las defensas inmunitarias del organismo y protege eficazmente a
la mayoría de las personas. Sin embargo, la vacunación es menos efectiva para los pacientes en tratamiento
con diálisis, en las personas con cirrosis y en aquellas con un sistema inmune deficiente. La vacunación es
especialmente importante ara las personas con riesgo de contraer la hepatitis B, aunque ésta no sea eficaz en
los casos en que la enfermedad ya esté desarrollada. Por estas razones, es cada vez más recomendable para
todos la vacunación universal contra la hepatitis B.
La vacunación contra la hepatitis A se administra a grupos con un riesgo alto de contraer la infección, tales
como personas que viajen a lugares del mundo en los que la enfermedad tenga una amplia difusión. No hay
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vacunas disponibles contra los virus de la hepatitis C, D y E.
Las personas que no hayan sido vacunadas y que estén expuestas a la hepatitis, pueden recibir una preparación
de anticuerpos (globulina sérica inmune) como protección. Los anticuerpos están indicados para una
protección activa contra la hepatitis vírica, pero el grado de protección varía mucho según las diferentes
situaciones. Para las personas que han estado expuestas a sangre infectada por el virus de la hepatitis B, por
ejemplo a causa de un pinchazo accidental de una aguja hipodérmica, la inmunoglobulina frente a la hepatitis
B ofrece una mejor protección que la globulina sérica inmune ordinaria. A los niños nacidos de madres con
hepatitis B se les administra inmunoglobulina frente a la hepatitis B y, además, se les vacuna. Esta
combinación previene la hepatitis B crónica en un 70 por ciento de los casos.
G) Tratamiento
− las agudas graves suelen requerir hospitalización.
− una hepatitis vírica aguda puede recuperarse en un mes o dos, incluso sin tratamiento.
− la A no suele hacerse crónica, pero la B se cronifica en el 5−10% de los pacientes, y tiene un 75% de
posibilidades de hacerse crónica.
− si la hepatitis la causan fármacos, dejar de tomarlos puede hacer que desaparezca la hepatitis.
− 1.principios generales:
· Abstención absoluta de alcohol
· Dieta sin sal, con suplementos de vitaminas del grupo B y con abundantes proteínas (salvo si existe
encefalopatía).
− 2.tratamiento de las complicaciones:
· ASCITIS. Se trata con restricción de sodio (dieta sin sal), fármacos diuréticos, y a veces es necesaria la
extracción de líquido de la cavidad peritoneal a través de la pared abdominal.
· VARICES ESOFAGICAS. Se trata mediante la esclerosis de las venas dilatadas del esófago con una
sustancia química, impidiendo así que se rompan y sangren, o colocando unas bandas elásticas. También se
puede tratar con cirugía.
· TENDENCIA AL SANGRADO. Se trata con inyecciones de vitamina K o con transfusiones de sangre.
· ENCEFALOPATÍA. Para evitar que las bacterias del intestino fabriquen más amoníaco a partir de las
proteínas de la dieta, se restringen las proteínas de a dieta, se dan antibióticos por boca que maten localmente
las bacterias del intestino. Se debe evitar el estreñimiento con laxantes suaves (lactulosa).
− (Qué hacer) no hay ningún medicamento que cure la hepatitis, sólo hay que guardar reposo en cama pero,
cuando el enfermo se encuentra mejor, ya no se debe ser estricto. En cuanto a la dieta, hay que aclarar que,
contra la creencia general, ni las grasas, ni ningún alimento perjudican al hígado, por lo que sólo hay que
evitarlos cuando se nota que sientan mal. Es importante prevenir la desnutrición por falta de apetito. Son
recomendables los zumos de fruta azucarados y no se debe beber ni una gota de alcohol hasta seis meses
después de la curación.
− No existe un tratamiento de la infección, por lo que se recomienda reposo y una dieta apropiada con
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abundantes proteínas y pocas grasas, hasta que los niveles de transaminasas en la sangre desciendan. Se debe
tomar abundantes líquidos y evitar ciertos medicamentos que producen toxicidad hepática (analgésicos,
tranquilizantes, etc.).
Se puede prevenir la hepatitis A con las inyecciones de una Gamma globulina específica, ésta es efectiva en el
75% de los casos cuando se administra antes del contagio con este virus (en el caso de factores de riesgo). La
protección dura 5 meses. A veces se administra después de una exposición al virus (antes de las 2 semanas
posteriores al contagio) y puede prevenir o reducir los síntomas de la enfermedad.
La gamma globulina específica de la hepatitis B se administra en el caso de contagio (o posible contagio) y es
efectiva en la prevención de la enfermedad.
− Los individuos con una hepatitis aguda muy grave suelen requerir hospitalización, aunque en la mayoría de
los casos no requieren tratamiento. Después de los primeros días, la persona recobra el apetito y ya no necesita
seguir en cama. Las restricciones en la dieta o de las actividades son innecesarias y no se requieren
suplementos vitamínicos. La mayoría de los pacientes puede volver a trabajar después de que pase la ictericia,
aun cuando los resultados de las pruebas de la función hepática no sean completamente normales.
− PRONÓSTICO: la hepatitis vírica aguda puede producir desde un trastorno menor parecido a la gripe hasta
una insuficiencia hepática mortal. En general, la hepatitis B es más grave que la hepatitis A y puede llegar a
ser mortal, especialmente en personas mayores. El curso que tomará el desarrollo de la hepatitis C es algo
impredecible; en su forma aguda es generalmente leve, pero repetidamente durante varios meses.
Un paciente que sufra hepatitis vírica aguda suele recuperarse en 4 a 8 semanas, incluso sin tratamiento. La
hepatitis A se convierte en crónica únicamente en casos excepcionales. La hepatitis B, en cambio, se hace
crónica en el 5 al 10 por ciento de los pacientes infectados y puede ser tanto leve como muy grave. La
hepatitis C tiene aproximadamente un 75 por ciento de probabilidades de hacerse crónica. Aunque
generalmente leve y, a menudo, asintomática, la hepatitis C es un problema grave dado que aproximadamente
el 20 por ciento de los pacientes infectados desarrolla finalmente cirrosis.
Una persona que padezca hepatitis vírica aguda puede convertirse en un portador crónico del virus. El
portador no presenta síntomas, pero está aún infectado. Esta situación se da solamente con el virus de la
hepatitis B y C, nunca con el virus de la hepatitis A. Un portador crónico puede desarrollar cáncer hepático.
− PRONÓSTICO Y TRATAMIENTO: muchas personas padecen hepatitis crónica durante años sin que se
produzca un daño progresivo en el hígado. En otras, la enfermedad se agrava gradualmente. En este último
caso, y si, además, la enfermedad es el resultado de una infección por el virus de la hepatitis B o C, el agente
antivírico inferterón−alfa puede interrumpir la inflamación. Sin embargo, este producto es caro, los efectos
adversos son frecuentes y la hepatitis tiende a reaparecer una vez concluido el tratamiento. Por lo tanto, dicho
tratamiento está reservado para un grupo muy específico de personas infectadas.
La hepatitis autoinmune se suele tratar con corticosteroides, a veces administrados junto con la azatioprina.
Estos fármacos suprimen la inflamación, resuelven los síntomas y mejoran la supervivencia a largo plazo. No
obstante, la cicatrización (fibrosis) en el hígado puede agravarse gradualmente. La interrupción de la terapia
conduce por lo general a una recaída, de modo que la administración de fármacos, en la mayoría de los
pacientes, se debe mantener de forma indefinida. Con el paso de los años, aproximadamente la mitad de las
personas con hepatitis autoinmune desarrolla cirrosis, insuficiencia hepática o ambas a la vez.
Si se sospecha que un fármaco puede ser el causante de la hepatitis, se debe interrumpir l administración del
mismo. De esta manera es posible que la hepatitis crónica desaparezca.
Prescindiendo de la causa o del tipo de hepatitis crónica que se padezca, cualquier complicación como la
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ascitis (líquido en la cavidad abdominal) o la encefalopatía (función cerebral anormal), requerirá un
tratamiento específico.
H) Enfermedades derivadas
− cirrosis: destrucción del tejido hepático normal, origina tejido cicatricial no funcionante y engloba zonas
de tejido hepático normal.
La mayoría de las causas frecuentes de lesión hepática terminan en cirrosis. En muchos países occidentales, la
causa más frecuente de la cirrosis es el abuso del alcohol. Entre los individuos de 45 a 65 años la cirrosis es la
tercera causa de muerte después de las enfermedades cardíacas y del cáncer. La hepatitis crónica es, en
cambio, la causa principal de la cirrosis en muchas partes de Asia y África.
SÍNTOMAS: muchas personas con cirrosis leve no tienen síntomas y parecen estar bien durante muchos años.
Otras sienten debilidad, tiene escaso apetito, se sienten enfermas y pierden peso. Una obstrucción crónica del
flujo de la bilis puede producir ictericia, prurito (picazón) y la formación de pequeños nódulos amarillentos en
la piel, especialmente alrededor de los párpados. La desnutrición se debe, por lo general, a una falta de apetito
y la absorción insuficiente de grasas y vitaminas liposolubles, resultante de la escasa producción de sales
biliares.
En algunas ocasiones, los pacientes pueden expulsar gran cantidad de sangre con la tos o el vómito debido a
hemorragias producidas por rotura de venas varicosas situadas en la parte inferior del esófago (varices
esofágicas). Estos vasos sanguíneos dilatados se desarrollan debido a la elevada presión de la sangre en las
venas que van del intestino al hígado. Dicha presión alta, denominada hipertensión portal, junto con una
función hepática reducida, puede originar una acumulación de líquido en el abdomen (ascitis) también puede
producir una insuficiencia renal y encefalopatía hepática.
Otros síntomas de enfermedad hepática de larga duración que pueden aparecer son la debilidad muscular, el
enrojecimiento de las palmas (eritema palmar), flexión de los dedos de la mano (contractura de Dupuytren),
pequeñas arañas vasculares en la piel, aumento de volumen de los senos en los varones (ginecomastia),
aumento de tamaño de las glándulas salivales en las mejillas, pérdida del cabello, reducción de tamaño de los
testículos (atrofia testicular) y en función anormal de los nervios (neuropatía periférica).
DIAGNÓSTICO: una ecografía puede mostrar un agrandamiento del hígado. Una gammagrafía hepática,
usando isótopos radiactivos, de una imagen que muestra las zonas del hígado que funcionan y las que tienen
cicatrices. Con frecuencia, los resultados de las pruebas de función hepática están dentro de los límites
normales porque, para realizar las funciones químicas esenciales, solamente se requiere un porcentaje
reducido de células hepáticas sanas. El diagnóstico definitivo se basa en el examen al microscopio de una
muestra de tejido hepático.
PRONÓSTICO Y TRATAMIENTO: la cirrosis suele ser progresiva. Si se padece una cirrosis alcohólica en
fase inicial y el sujeto deja de beber, el proceso de cicatrización generalmente se interrumpe, pero el tejido
hepático y a cicatrizado queda así indefinidamente. En general, el pronóstico es peor en los casos que
presentan complicaciones graves, como vómitos de sangre, una ascitis o una alteración de la función del
cerebro (encefalopatía).
El cáncer hepático (carcinoma hepatocelular) es más fuerte en las personas con cirrosis causada por
infecciones crónicas del virus de la hepatitis B o C, por un exceso de hierro (hemocromatosis) o bien por una
enfermedad por depósito de glucógeno de larga evolución. La aparición de cáncer hepático en sujetos con
cirrosis causada por el abuso de alcohol también es posible.
No existe curación para la cirrosis. El tratamiento consiste en el abandono de los agentes tóxicos que han
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provocado su aparición tales como el alcohol, una dieta adecuada que incluya un suplemento de vitaminas y el
tratamiento de las complicaciones a medida que se presenten.
El transplante de hígado puede ayudar a una persona con cirrosis avanzada, pero si ésta continúa abusando del
alcohol o si la causa subyacente no puede modificarse, el hígado transplantado también podrá desarrollar
cirrosis.
CAUSAS:
· Abuso de alcohol
· Uso de ciertos fármacos
· Exposición a ciertas sustancias químicas
· Infección (incluyendo la hepatitis B y la C)
· Enfermedades autoinmunes (incluyendo hepatitis autoinmune crónica)
· Obstrucción del conducto biliar
· Obstrucción persistente del flujo de sangre procedente del hígado (como en el síndrome de Budd−Chiari)
· Trastornos cardiacos y vasculares
· Deficiencia de alfa1−antitripsina
· Concentración elevada de galactosa en la sangre
· Concentración elevada de tirosina (tirosinosis congénita) en sangre
· Alteración del depósito de glucógeno
· Diabetes
· Desnutrición
· Acumulación hereditaria de exceso de cobre (enfermedad de Wilson)
· Exceso de hierro (hemocromatosis)
− ictericia
*Diferencias de la hepatitis A con la B y la C:
Los virus que producen estas hepatitis son distintos y, aunque todos causan la inflamación del hígado, dan
lugar a tres enfermedades diferentes. Una diferencia es la manera de contagiarse. Así, el virus de la hepatitis A
se contagia por la vía digestiva y no por la sangre, ni por las relaciones sexuales como los otros. El virus se
expulsa con las heces, desde 2 semanas antes del inicio de la enfermedad hasta una después de pasar la
enfermedad. El virus se ingiere por l aboca con alimentos, bebidas o incluso por las manos, que se han
contaminado a partir de la heces de un enfermo. Puede ocurrir por falta de higiene o bien porque las aguas
residuales han contaminado pozos, fuentes, productos de la huerta o criaderos de mariscos cercanos a su
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desembocadura en el mar. Esta manera de contagiarse favorece que, en muchas ocasiones aparezcan varios
casos de esta hepatitis, por lo que también se conoce como epidémica. Otra diferencia importante es que la
hepatitis A, en general, se cura sin dejar secuelas y nunca se hace crónica.
* La hepatitis vírica aguda debe distinguirse de otras enfermedades con una sintomatología parecida. Por
ejemplo, los síntomas iniciales son muy similares a los de un resfriado. Por ejemplo, los síntomas de tipo
gripal que a parecen precozmente pueden confundirse con los de otras enfermedades víricas, tales como la
influenza y la mononucleosis infecciosa. La fiebre y la ictericia son así mismo síntomas de hepatitis
alcohólica, que se manifiesta en las personas que consumen regularmente cantidades significativas de alcohol.
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