Hemofilia

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H E M O F I L I A.
La hemofilia es la enfermedad hemorrágica hereditaria que se caracteriza por la incapacidad de formar
coagulos en presencia de heridas incluso superficiales.
• Causas.
La enfermedad está causada por la ausencia de determinados factores de la sangre debidas principalmente por
la deficiencias congénitas de factores de coagulación, que participan en el fenómeno de la coagulación. La
forma más común, hemofilia A, la padecen un 80% de los hemofílicos, y está originada por un déficit del
factor VIII. En la segunda forma más común, la hemofilia B (enfermedad de Christmas), existe un déficit del
factor IX. La gravedad de la hemofilia es muy variable.
El sangrado puede producirse en forma de hematomas (traumatismos cerrados) o de hemorragias (heridas).
Las hemorragias también se producen dentro de las articulaciones y de los músculos, ocasionando graves
daños, pues producen degeneración articular a largo plazo. Antes de los tratamientos actuales los pacientes
rara vez sobrevivían hasta adultos.
• Fisiopatología.
La deficiencia de factor VIII pasa de una generación a otra como un caracter recesivo ligado al sexo. En
general, la mujer es portadora, pero el hombre es el que muestra los signos de la enfermedad.
Las deficiencias se indicas mediante un gen dominante H y un gen rescecivo h, que se manifiestan dentro de
los genes XX de la madre, que un niño varón sufra deficiencia de factor VIII o no, depende enteramente del
cromosoma X que reciba de la madre, si la portadora femenina contribuye con el XH normal a la
descendencia masculina, el bebé nacerá normal; pero si la madre aporta el cromosoma que lleva el gen
anormal, habrá expresión patológica y no existirá un gen normal capaz de suprimirla. Las posibilidades de
transmisión de la enfermedad son:
• Una familia normal sin deficiencia de factor, procreará nijos normales.
• La unión de un varón normal con una mujer portadora, puede resultar en un varón hemofílico o una mujer
portadora, y también en un hijo normal de cualquiera de los dos sexos.
• La unión de un varón con deficiencia de Factor VIII con una mujer normal, todas las hijas deben ser
portadoras ya que el único cromosoma X del varón es el que contribuye con el gen anormal.
• Un varón con deficiencia de factor VIII con una hembra portadora, la hija de esta unión recibiría Xh del
varón con deficiencia del factor VIII, y el segundo Xh de la madre portadora.
• La unión de un varón normal con una mujer que sufre deficiencias de factor VIII, todos los hijos varones
recibirían el gen recesivo de la madre, mientras que todas las hijas recibirían el gen dominante del padre,
pero además del factor recesivo de la madre. Por lo tanto, todos los varones tendrían deficiencia de factor
VIII y todas las mujeres serán portadoras.
Como hay pacientes hemofílicos sin antecedentes familiares del trastorno, se piensa que el numero de
mutaciones suele ser elevado.
Aunque la hemofilia es una característica mendeliana ligada al sexo, se comprueba que por lo menos uno y
posiblemente dos loci autosómicos intervienen también en la producción de factor VIII.
El resultado de un defecto genético se conoce por la deficiencia de una globulina, que, con su ausencia
perturba la primera fase de coagulación. Como las plaquetas y los capilares no son afectados el tiempo de
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sangrado es normal y el tiempo de coagulación esta aumentado.
Las deficiencias de comportamiento clínico podrían explicarse por variaciones de la función anticoagulante se
describen por variaciones de la función coagulante de las plaquetas que varían dependiendo de cada paciente,
permaneciendo un mismo nivel de actividad coagulante del factor VIII, esta concentración es notablemente
constante durante toda la vida.
Las pruebas de hemoaglutinación−inhibición utilizando el anticuerpo de conejo para el factor VIII muy
purificado de individuos normales han revelado la presencia de una proteína relacionada antigenicamente con
el factor VIII en cantidades similares en el plasma o en el suero de individuos normales o hemofílicos.
El factor VIII es uno de los factores necesarios para el desarrollo de la actividad de tromboplastina sanguínea,
y cuando totalmente ausente la única defensa hemostática eficaz que le queda al paciente esta proporcionada
por la etapa vascular de la hemostasia y el sistema extrínseco; en caso de que existan defectos vasculares
mayores, estas defensas no bastan para mantener la hemostasia y puede producirse una hemorragia en caso
grave.
• Aspectos clínicos.
La disponibilidad de los servicios de Banco de sangre ha disminuido la mortalidad por hemofilia.
Los hemofílicos con una enfermedad no muy avanzada pueden llegar a la edad adulta sin experimentar
hemorragias importantes; los pacientes con una enfermedad avanzada pueden presentar hemorragias en las
superficies del cuerpo, serosas, tubo digestivo, vías genitourinarias o espacios articulares.
La mayoría de las hemorragias son sucedidas de traumatismos.
Los signos clínicos de la hemofilia clásica son numero de plaquetas, prueba del torniquete, tiempo de
hemorragia y retracción del coagulo son normales, ya que dependen de la integridad de capilares y plaquetas.
• Tratamiento.
Los métodos modernos de banco de sangre ponen a disposición del médico grandes volúmenes de sangre
completa y plasma; la perdida de sangre se resuelve mucho más rápidamente y asegura la hemostasia, los
métodos para el tratamiento de la hemostasia son:
• Plasma normal. El empleo de plasma humano como fuente de factor VIII; este debe de estar recién
preparado, ya que pierde más de 50% de su actividad en cuatro días si se conserva en un banco de sangre a
las temperaturas de 2 a 4°C.
• Concentrados heterólogos. La obtención de un preparado muy activo, a partir de sangre animal, ha
permitido administrar a los pacientes una cantidad de factor VIII equivalente a la contenida en 8 litros de
sangre humana en una sola inyección de pequeño volumen.
• Concentrados de factor VIII humano. Este concentrado no ha sido uniformemente aceptado para tratar
hemofilia conlleva gran peligro de hepatitis serica, y la potencia, aunque mejor que la de un plasma fresco,
todavía es suficientemente baja para que pueda producirse una sobrecarga circulatoria.
Un descubrimiento muy importante fue el reconocimiento de que el factor VIII podía separarse del plasma por
crioprecipitación. Cuando un plasma previamente congelado se descongela a temperatura de refrigerados, la
mayor parte del factor VIII persiste como gel y puede separarse del resto del plasma por centrifugación.
La concentración de factor VIII en un paciente con hemofilia puede normalizarse con un pequeño volumen de
dicho material administrado con jeringa.
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• Precauciones para hemofílicos.
Hay que tener una buena higiene dental, las extracciones dentales tienen ahora menos peligro por el empleo de
cintas dentales de resina acrílica, estas cintas protegen la encía y evitan la expulsión del coagulo una vez que
se ha formado, evitando así el empleo de puntos.
La hemorragia en los tejidos de garganta, o base de la lengua o cuello suele poderse denominar con la
inyección de plasma fresco concentrado. Hay que tener presente el peligro de obstrucción respiratoria, de
manera que si procede pueda introducirse un tubo endotraqueal.
BIBLIOGRAFÍA.
Hematología Clínica.
Byrd S. Leavell.
Oscar A. Thourp Jr.
Ed. Interamericana.
4ta. Edición.
Barcelona, 1978.
Págs. 604 − 610.
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