Hamlet, príncipe de Dinamarca

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Hamlet, príncipe de Dinamarca, una de las tragedias más reconocidas del poeta y dramaturgo inglés William
Shakespeare (1564−1616), está compuesta en cinco actos, y éstos en escenas. La historia se ubica en Elsinor,
en el castillo histórico de Kronborg, en el siglo XVI.
Acto primero
La Sombra entra en escena dejando a Marcelo y a Bernardo, guardias del castillo, estupefactos. Al mismo
tiempo, en otro lugar del castillo, charlan Claudio, el rey, Gertrudis, la reina, Hamlet, hijo de ella, Polonio,
padre de Ofelia y otros personajes. Ahí nos enteramos de que el rey es el hermano del recién fallecido rey
Hamlet, o sea, tío del joven Hamlet, protagonista de la historia, y que el actual rey recién se ha casado con la
reina, su madre. Asimismo, nos enteramos que el joven Hamlet está por demás turbado −colérico− por las
recientes nupcias de su madre con su tío. Por su parte, Polonio es el padre de Ofelia, joven doncella a quien
Hamlet pretende y le habla de amores.
Enseguida Hamlet es enterado de que en las afueras del castillo una Sombra ha estado apareciéndose, que se
asemeja a la silueta del recién fallecido rey Hamlet. Ante esto, Hamlet acude por la noche al lugar indicado y
se entrevista con el espíritu de su padre, quien le informa que su tío le había vertido un veneno en el oído
mientras él tomaba una siesta. Así, el espectro del rey le pide a su hijo Hamlet vengue su muerte.
Acto segundo
A partir de ese momento Hamlet busca la manera de acabar con la vida de Claudio, y la forma que encuentra
para buscar esa oportunidad sin que de él sospechen es pasar por turbado, por un loco que desvaría sin que se
sepa el motivo de tal estado, mismo que Claudio, su madre, Polonio y Ofelia buscan sin cesar. De esta
manera, Polonio se entrevista con Hamlet para tratar de entender su actitud, misma que sólo genera mayor
confusión en todos, incluyendo a la misma Ofelia.
Enseguida, Hamlet es presentado con una compañía de cómicos que representarán, en el acto tercero, una
farsa compuestas por el mismo Hamlet, que trata el mismo asunto que la corte de Dinamarca está viviendo en
ese momento: la muerte de un rey a manos de su hermano, y el desposorio de éste con la reina viuda.
Acto tercero
En este acto, el lector o el espectador asiste a uno de los más importantes e influyentes monólogos de la
literatura universal, léase: "¡Ser o no ser: he aquí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir
los golpes y dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y,
haciéndoles frente, acabar con ellas?". Y continúa. En este estado de las cosas, la amada Ofelia es utilizada
por el rey y Polonio para averiguar el porqué de los peligrosos desvaríos del joven Hamlet (recuérdese que el
rey, como culpable de la muerte del rey anterior, padre de Hamlet y del apresurado desposamiento de
Gertrudis, la reina, estaba en un estado de delirio de persecución fundamentado por la actitud de Hamlet).
En este encuentro Hamlet dice todo lo que quieren oír los caballeros (dispuestos detrás de las paredes), pero
de manera confusa, fragmentada, entre palabras mentirosas, verdades a medias, etcétera, y el rey se percata de
que la explicación de los desvaríos de su sobrino no va por el asunto amoroso, lo cual le mantiene
mayormente preocupado.
Después de la representación de los cómicos del asunto dictado por Hamlet, y luego de la conmoción que esto
provoca, la reina reclama a su hijo su atrevimiento (que era el de culpar a su tío de la muerte de su padre y de
la liviandad de ella al casarse con el hermano de su marido difunto a los pocos días del entierro). Pero detrás
de unas cortinas de la habitación está Polonio, padre de Ofelia, para escuchar las palabras de Hamlet. En un
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momento, aquél se mueve, y Hamlet, creyendo que era el asesino de su padre, pero diciendo que había
ratones, de una estocada atraviesa la cortina y en ella la vida del padre de Ofelia.
Acto cuarto
Tras la locura de Hamlet y la muerte de Polonio a sus manos, el rey advierte la peligrosidad de su sobrino y
decide mandarlo a Inglaterra en calidad de exiliado, pero con el firme propósito de que en la aventura que
significaba el viaje, Hamlet perdiera la vida.
Ofelia, al saber de la muerte de su padre, enloquece. Mientras tanto, del extranjero, llega Laertes, hijo de
Polonio y hermano de Ofelia. El joven le reclama al rey tanto la muerte de su padre como la locura de su
hermana y lo responsabiliza.
Acto quinto
Hamlet se escapa del navío que lo conducía al exilio y regresa a Elsinor en la compañía de su amigo Horacio.
Ellos reaparecen ante dos clowns que charlan tétricamente mientras exhuman cadáveres y preparan la fosa de
Ofelia, quien ante la desesperación de verse sola en el mundo, se ha suicidado ahogándose.
En este acto destaca la escena emblemática de Hamlet tomando la calavera del bufón que en su infancia le
había hecho reír y que murió a manos precisamente del sepulturero y mirándolo a los huecos de sus ojos
decía: "Esa calavera tenía lengua y podía en otro tiempo cantar [] Y la que está manoseando ahora ese bruto
acaso sea la cholla de un político, de un intrigante que pretendía engañar al mismo Dios".
En el entierro de Ofelia, Hamlet oculto, escucha el discurso de Laertes, hermano de ella. Hamlet discute con él
bajo la sorpresa de todos al verlo de regreso. Más tarde, en una justa de esgrima aparente amistosa donde se
resolverán las cosas entre estos caballeros, ya el mismo Alertes, en contrato con el rey, deciden envenenar a
Hamlet con la punta del florete y, de fallar esto, el rey tendría ya lista una copa de vino envenenado para
ofrecérsela a Hamlet.
Como corresponde a la tragedia, Laertes envenena con el florete a Hamlet, mientras que la reina en el festejo
de la justa amistosa, bebe de la copa envenenada. Enseguida el hijo de Polonio es muerto por una caía, y
mientras muere le confiesa que su madre está envenenada y que el florete está envenenado y que el rey fue
quien tramó todo. Con el florete, Hamlet alcanza y hiere al rey.
Mientras todo esto sucedía dentro de los muros del castillo, Fortinbrás, príncipe de Noruega, toma el castillo,
Elsinor y toda Dinamarca sin que la familia danesa pudiera percatarse del peligro que el reino corría.
La tragedia finaliza con los honores que el bárbaro noruego Fortinbrás ofrece al heroico Hamlet, que de haber
reinado, dice el príncipe, "no cabe duda que hubiera sido un gran rey".
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