LA INVERSIÓN COLECTIVA: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN. SUS FUNCIONES. SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS D. Mariano Rabadán Forniés Presidente, Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (INVERCO) I. INTRODUCCIÓN los Fondos cotizados «ETF», así como las modalidades de gestión alternativa y los Fondos de capital-riesgo o capital privado, que se analizan en otro Capítulo de este estudio. Según la legislación española, inspirada en las Directivas Comunitarias, «son Instituciones de Inversión Colectiva aquellas que tienen por objeto la captación de fondos, bienes o derechos del público para gestionarlos e invertirlos en bienes, derechos, valores u otros instrumentos financieros o no, siempre que el régimen del inversor se establezca en función de los resultados colectivos.» Sus características, por consiguiente, son básicamente la captación de recursos de diferentes inversores, individuales o institucionales, para invertirlos en cualquier clase de activos, lo que da lugar a diferentes categorías de Instituciones, según su vocación inversora, el riesgo que conllevan para los inversores y su carácter de Instituciones abiertas o cerradas. Ello da lugar a una gran variedad de Instituciones, tales como son las Sociedades y Fondos de Inversión Mobiliaria o Inmobiliaria, especializados en los mercados monetarios, en la inversión en renta fija o variable, en inmuebles, commodities, metales preciosos y otros activos, o con vocación de actuación en determinadas áreas geográficas o sectores de actividad económica. La innovación financiera ha hecho que más recientemente hayan aparecido figuras dotadas de una gran flexibilidad o especializadas en la réplica de mercados, como son los «hedge funds» y II. EVOLUCIÓN DE LAS IIC II.1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS1 Como se pone de relieve en la obra de la Fundación INVERCO «Medio siglo de Inversión Colectiva en España», no es fácil determinar los orígenes de la Inversión Colectiva. Sin embargo, hay que reconocer que la idea de aunar la voluntad de varios ahorradores y ponerlos en mano de gestores especializados no es nueva, e incluso pueden encontrarse antecedentes de ella a finales de la Edad Media. Con mayor similitud a las actuales, se constituyeron en Holanda los «Aministratie Kantooren», que actuaban como intermediarios entre las sociedades mercantiles que emitían títulos y los suscriptores potenciales. También se mencionan 1 Este apartado ha sido extraído de la obra de Fernando García Carnero, «Las Instituciones de Inversión Colectiva en España desde una perspectiva histórica», publicada por la Asociación Española de Historia Económica (2003), y que a su vez sintetiza los trabajos de I. García Díaz (1970). L.M. Servien y A. López Vaque (1970) y J.M. Prats Esteve (1971). 27 SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE LAS INSTITUCIONES DE INVERSIÓN COLECTIVA los «Parish Trust» escoceses en el siglo XVIII y las primeras Sociedades creadas en el siglo XIX, como la «Société Générale des Pays Bas pour Favoriser l’Industrie Nationale» en 1822 ó la «Société des Actions Réunies», creada por el Banco de Bélgica, una vez que este país obtuvo la independencia. Sin embargo, el antecedente más inmediato de estas Instituciones son los «Investment Trust» británicos, que se desarrollaron en el Reino Unido en el decenio de 1860, como las primeras Instituciones de Inversión Colectiva asimilables a las que se conocen en la actualidad. Lo cierto es que la expansión de estas entidades fue muy rápida y que a finales del siglo XIX existían más de un centenar. Aunque algunas de estas Instituciones experimentaron dificultades durante la Primera Guerra Mundial, la mayoría de ellas desarrollaron un papel muy activo en los mercados hasta la crisis de 1929. De una manera paralela y también a partir de 1893, comenzaron a proliferar en Estados Unidos Instituciones similares, como el «Boston Personal Property Trust» y la «Railway and Light Securities Company». Sin embargo, hay que esperar hasta los años veinte para que este tipo de Instituciones alcanzara una amplia difusión al amparo de la euforia bursátil e inmobiliaria que se vivió en el país. En 1920 existían 40 Sociedades de Inversión y en 1929, superaban las 300. Las Instituciones de Inversión Colectiva tuvieron un escaso desarrollo en países como Alemania, Bélgica, Francia e Italia, hasta después de la Segunda Guerra Mundial, por razones estrictamente fiscales, que hacían recaer una doble imposición sobre estas Instituciones. La crisis bursátil del año veintinueve, tuvo un impacto altamente negativo sobre las Instituciones existentes, si bien esta crisis fue afrontada con mucha mayor solidez por las Instituciones más antiguas. La experiencia adquirida durante esta etapa llevó a numerosos países a adoptar, entre otras medidas, alguna regulación específica para las Instituciones de Inversión Colectiva, con objeto de preservar los intereses de sus partícipes. Entre ellas, la Prevention of Fraud Act (1939), la Companies Act (1947) en Gran Bretaña, así como la Security Act (1933), la Security Exchange Act (1934), la Investment Company Act (1940) y la Revenue Act (1942) en Estados Unidos. Estas actuaciones unidas a la fuerte expansión económica de la posguerra facilitaron la recuperación de la confianza de los inversores y, por tanto, el renacimiento de las Instituciones de Inversión Colectiva en estos países, al tiempo que contribuyeron de manera decisiva a su difusión en otros países, tales como Alemania, Bélgica, Francia y Japón. Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, la evolución de las Instituciones de Inversión Colectiva fue vigorosa, aunque paralela a la situación de los mercados de valores. Tras el auge de las mismas en los años cincuenta y sesenta, se produjo un estancamiento durante la crisis económica internacional del decenio siguiente. Superada esta etapa, se produjo a partir de los ochenta la eclosión de esta modalidad de Inversión Colectiva, que se extiende hasta la actualidad. A finales del año 2007, el volumen de activos de las Instituciones de Inversión Colectiva, a nivel mundial, se aproximaba a los 18 billones de euros, correspondiendo a Estados Unidos y Canadá alrededor del 50% de esta cifra, seguida por Europa con un 35%, y el resto a los demás países, especialmente a los países asiáticos y a Australia. (Anexo I). Esta cifra equivale aproximadamente al 50% de la capitalización bursátil de todos los mercados de acciones a nivel mundial y si se añaden los Fondos de Pensiones, al 80% de la misma. II.2. EL DESARROLLO DE LAS IIC EN ESPAÑA España fue uno de los países de la Europa continental que desarrolló más tempranamente la figura de las Instituciones de Inversión Colectiva y, en particular, las de capital fijo, Sociedades de Inversión Mobiliaria (SIM), cuya primera regula- 28 LA INVERSIÓN COLECTIVA: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN ... nivel de la Unión Europea, no se haya producido ningún supuesto de fraude en perjuicio de los partícipes de estas Instituciones. Lo cierto es que esta norma, en unión de las anteriores, permitió el desarrollo de las Instituciones de Inversión Colectiva en nuestro país, tanto de Sociedades como de Fondos de Inversión Mobiliaria que, diez años más tarde, el 31 de diciembre de 1975, alcanzaban la cifra de 521 Instituciones, de ellas 25 Fondos de Inversión y 496 Sociedades de Inversión, cifra que no se superó hasta el año 1990. A esta fuerte expansión de las Instituciones de Inversión Colectiva en nuestro país contribuyó considerablemente el fuerte crecimiento económico de la segunda parte de la década de los años sesenta y el buen comportamiento de los mercados de valores, básicamente el de renta variable, que canalizaba la mayor parte de los recursos de estas Instituciones. El desarrollo de las Instituciones de Inversión Colectiva contribuyó considerablemente a la potenciación y desarrollo de los mercados de capitales y, particularmente, al mercado de renta variable, a la modernización de nuestro sistema financiero y a la financiación de las empresas que, a finales de este período, obtenían más de un tercio de su financiación a través del mercado de emisiones. Casi coincidiendo con la publicación del anteriormente mencionado Decreto-Ley de 30 de abril de 1964, se creó el Instituto Español de Analistas de Inversiones (actualmente, Instituto Español de Analistas Financieros) que fué fundado en el año 1965, tras el Congreso Internacional de Inversión Mobiliaria que se celebró en el año 1964 en Barcelona. El Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF) es una asociación profesional sin ánimo de lucro, que agrupa a los profesionales del Análisis y de la Inversión Financiera. También a ejecutivos y directivos de Entidades Financieras. El número de miembros integrantes del Instituto en la actualidad es, aproximadamente, de 1.400. El IEAF está integrado por analistas, gestores de patrimonios y ejecutivos de finanzas en gene- ción procede de la Ley de 15 de julio de 1952. Sin embargo, la eficacia de esta Ley fue muy limitada, seguramente por su carácter excesivamente restrictivo en cuanto al régimen de inversiones. Esta norma fue derogada por la Ley de 26 de diciembre de 1958, que conservando en lo esencial el régimen anterior flexibilizó el régimen de las inversiones, permitiendo la inversión en valores no cotizados (hasta un 30% del valor de la Sociedad) y amplió el límite máximo en valores de una misma empresa (del 10% al 25% del activo social). Probablemente la norma de mayor relevancia durante este período fue el Decreto-Ley 7/64, de 30 de abril, de Sociedades de Inversión Mobiliaria, cuya principal novedad consistía en la introducción en el ordenamiento español de las Instituciones abiertas, tanto en forma de Sociedades de Capital Variable como de Fondos de Inversión. También se regulaba por primera vez la figura de la Sociedad Gestora, encargada de la administración, representación y gestión del patrimonio, y la de la Entidad Depositaria, responsable de la custodia de los integrantes del mismo. La característica fundamental es que frente a la figura anglosajona del investment trust que adquiere la propiedad de los activos, el Fondo de Inversión no transfiere la propiedad, sino que es él mismo el constituyente del patrimonio del Fondo, propiedad de los partícipes. Al carecer, como consecuencia de ello, de personalidad jurídica, el Fondo de Inversión tiene que ser representado, administrado y gestionado por una Sociedad Gestora que, a su vez, goza del concurso de una Entidad Depositaria que, además de custodiar los activos, supervisa el cumplimiento por parte de la Sociedad Gestora de las normas legales y estatutarias. Este esquema de triple figura refuerza considerablemente la seguridad jurídica de los partícipes y fue incorporado ulteriormente a las sucesivas Directivas Comunitarias, desde el año 1985 hasta nuestros días. Probablemente, a este esquema se debe la solidez de estas entidades y el hecho de que, a 29 SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE LAS INSTITUCIONES DE INVERSIÓN COLECTIVA A pesar de las rigideces del sistema financiero, en el que no estaban liberalizados los tipos de interés ni la apertura de oficinas bancarias (lo que impedía la existencia de un verdadero mercado monetario), las emisiones de renta fija, que debían ser básicamente suscritas por las Cajas de Ahorros a través de sus coeficientes de inversión, crecieron fuertemente, mientras que, en el mercado de acciones, el buen comportamiento de las Bolsas permitió por primera vez en nuestro país, efectuar emisiones de obligaciones convertibles y de acciones con prima, es decir a precios próximos de mercado, siguiendo la tradición anglosajona, lo que contribuyó a reforzar considerablemente los recursos propios de las empresas cotizadas en Bolsa y, por tanto, a su supervivencia en la difícil etapa siguiente. Frente a este panorama positivo de los años sesenta, la década de los años setenta estuvo presidida por la doble crisis del petróleo de los años 1973 y 1978, que tuvo un gravísimo impacto negativo sobre la economía mundial y los mercados financieros. En nuestro país, la coincidencia de esta crisis con la transición política, originó un desplome de las Bolsas españolas en este período, con una caída del setenta por ciento en términos monetarios y del noventa por ciento en términos reales, teniendo en cuenta la fuerte subida de los precios a lo largo del mismo. A estos efectos negativos de la economía, se añadió el impacto de la reforma fiscal de 1978, que provocó la disolución de más de la mitad de las Instituciones de Inversión Colectiva, al establecer, en determinados supuestos, un régimen de transparencia fiscal, que dada su complejidad desestimuló el mantenimiento de muchas de estas Instituciones. Afortunadamente, en el marco de esta reforma fiscal, se estableció un régimen transitorio de cinco años, durante el cual debía publicarse una nueva normativa reguladora de estas Instituciones, lo que tuvo lugar a través de la aprobación de la Ley 46/1984, de 26 de diciembre, de Instituciones de Inversión Colectiva. De este modo, y a pesar del difícil contexto nacional e internacio- ral. Muchos de ellos pertenecen a Sociedades Gestoras de Instituciones de Inversión Colectiva, Sociedades Gestoras de Patrimonios, Sociedades y Agencias de Valores y Bolsa, entidades financieras (Bancos, Cajas de Ahorro, Compañías de Seguros y Mutualidades). Además, son miembros del Instituto muchos ejecutivos y directivos de las Divisiones Financieras de las principales empresas españolas. Se integran también en el IEAF Profesores Universitarios, especialistas en disciplinas financieras y, en general, expertos en materias relacionadas con la actividad financiera. El Instituto es miembro desde su fundación de la Federación Europea de Analistas Financieros (EFFAS), de la que fue el séptimo miembro después de su creación en 1962. Hoy cuenta con cerca de treinta asociaciones miembros en representación de sus respectivos países. El 20 de diciembre de 1991 el Instituto Español de Analistas Financieros, con la colaboración de la Bolsa de Madrid, creó la Fundación de Estudios Financieros (FEF) con el objetivo de desarrollar la investigación, la formación y la opinión independiente en el campo de los mercados financieros y bursátiles, así como de convertirse en un centro de reflexión y de creación de valor intelectual y ético, contribuyendo a la consecución de la máxima eficiencia y transparencia de los Mercados de Capitales desde el rigor y la profesionalidad. El Instituto contribuyó considerablemente, desde su fundación en los años sesenta, al desarrollo de normas, estadísticas y contables, entre ellas, el primer Plan General Contable y a la información a los inversores, mediante el contacto con las empresas y sus ejecutivos, con el fin de canalizar la mayor cantidad posible de recursos a las empresas a través de los mercados de capitales. Simultáneamente, las Bolsas de Comercio y las principales entidades financieras, crearon servicios de estudios y áreas de análisis y gestión de inversiones, mientras que las principales Universidades y Escuelas de Negocios incluyeron estas materias en sus programas de formación. 30 LA INVERSIÓN COLECTIVA: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN ... fiscal para estas Instituciones, desplazando la tributación a sus socios y partícipes y, eliminando la doble imposición que haría inviable su funcionamiento. Por otra parte, la Ley 18/1991, de 5 de junio, del IRPF, estableció un régimen muy favorable para el tratamiento fiscal de las plusvalías e impulsó, por tanto, el desarrollo de las Instituciones de Inversión Colectiva de acumulación. Por último, y ya en el año 2003, se estableció la posibilidad de traspaso libre entre Instituciones de Inversión Colectiva, sin anticipar la tributación, lo que constituyó un nuevo acicate para los accionistas y partícipes de estas Instituciones y estimuló la competencia de las Sociedades Gestoras en la captación del ahorro, reduciéndose progresivamente las comisiones aplicadas. Dentro de este marco y coincidiendo además con una etapa de fuerte expansión económica, las Instituciones de Inversión Colectiva experimentaron un auge espectacular ya que, las grandes entidades de crédito (Bancos y Cajas de Ahorros) iniciaron una etapa de comercialización activa de estas Instituciones, canalizando hacia ellas una parte significativa de los recursos de sus clientes. Durante los últimos veinte años, ello ha tenido unos efectos significativos en la llamada «desintermediación financiera», de lo que es muestra el hecho de que, dentro de la estructura del ahorro de las familias, en el año 1985, el efectivo y los depósitos bancarios representaban dos tercios del ahorro de las familias, mientras que en el momento actual representan un poco más de un tercio del mismo. Por el contrario, las Instituciones de Inversión Colectiva, los Fondos de Pensiones y los seguros apenas representaban, en 1985, el 2% del ahorro de las familias, mientras que en el momento actual, representan cerca del 25% del mismo. El resto está instrumentado a través de la inversión directa en renta fija y variable, que ha pasado del 20% al 35%. (Anexo II). Por tanto, durante este período se ha pasado de una concentración del ahorro familiar en depósitos, efectivo e inversión directa (especialmente, en renta fija) a una estructura mucho más nal, el sector consiguió sobrevivir, aunque su expansión se retrasó más de diez años, hasta la publicación de la nueva Ley. La Ley de 1984 es prácticamente coetánea de la primera Directiva Comunitaria del año 1985, en que se publicó el Reglamento de la mencionada Ley. Como antes se señalaba, la legislación española se había anticipado a muchas de las normas comunitarias, por lo que la nueva Ley española traspuso la Directiva Comunitaria, incluso antes de que ésta se aprobase y España se incorporase a la Comunidad Europea, en diciembre de 1985. La nueva normativa no solamente mantuvo la figura de las Sociedades de Capital Fijo (SIM), sino que reguló la figura de las Sociedades de Capital Variable (SICAV), que fueron por primera vez desarrolladas reglamentariamente, lo que permitió la creación por primera vez de estas Instituciones de capital abierto, en paralelo con los Fondos de Inversión Mobiliaria. También reguló la figura de los antes denominados Fondos de Inversión en Activos del Mercado Monetario (FIAMM), actualmente Fondos Monetarios que, tanto por la naturaleza de sus inversiones (activos a muy corto plazo), como por su sistema de valoración y sus menores plazos para el pago de los reembolsos, representaban una alternativa para el mantenimiento de saldos de tesorería y un motor para el crecimiento de la Inversión Colectiva, de lo que es muestra que a mediados de la década de los noventa, esta categoría constituía el 47% del patrimonio de los Fondos de Inversión. Pero quizás el impulso más definitivo a las Instituciones de Inversión Colectiva procede de la nueva reforma fiscal del año 1991 que, en el Impuesto de Sociedades, clarificó el régimen fiscal de las Instituciones de Inversión Colectiva, al establecer, para evitar la doble tributación, que ésta recaiga en el socio o partícipe y no en la Sociedad o Fondo de Inversión, a pesar de lo cual estos últimos tributan al tipo del 1% en el Impuesto de Sociedades. De esta manera, se reconoce expresamente y con absolutos efectos, el régimen de neutralidad 31 SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE LAS INSTITUCIONES DE INVERSIÓN COLECTIVA riesgo que de la rentabilidad de sus inversiones y son especialmente sensibles a la posible caída de los valores liquidativos, especialmente en los Fondos Monetarios y de Renta Fija. Por ese motivo, cuando en el año 1994, se produjo una súbita alza de los tipos de interés, los Fondos que habían alargado sus posiciones en renta fija, especialmente en Deuda Pública, experimentaron caídas en sus valores liquidativos que se reflejaron en una fuerte salida de activos y partícipes que, sin embargo, se había recuperado al año siguiente. Algo parecido ha ocurrido más recientemente después del inicio de la crisis financiera a mediados del año 2007, con el ulterior desplazamiento de activos de los Fondos de Inversión a depósitos. Por lo que afecta a la inversión en renta variable, durante la segunda parte de la década de los años noventa, se produjo un sustancial incremento del ahorro familiar canalizado hacia las Sociedades y Fondos de Inversión con vocación de inversión en los mercados de renta variable, primero domésticos y luego internacionales. Asimismo, después de la implantación del euro, se manifestó claramente un alto grado de diversificación de la renta fija, especialmente, como es lógico, en la zona euro, pero también en otros activos denominados en otras divisas, en particular, la libra esterlina, el franco suizo, el dólar y más recientemente el yen. En este momento más del 50% de los activos de las Instituciones de Inversión Colectiva están invertidos fuera de España, y de ellos casi un 20% en valores de renta variable y Fondos de Inversión extranjeros. Los inversores españoles se han encontrado cada vez con mayores opciones para invertir en los mercados internacionales y ello facilitó la implantación en nuestro país de Instituciones de Inversión Colectiva extranjeras que, en algún momento, han llegado a representar el 15% del mercado español. Este movimiento hacia activos de mayor riesgo y productos de mayor valor añadido fue neutralizado por la crisis bursátil del año 2000, que impactó fundamentalmente en las empresas de moderna, en la que los depósitos, la inversión directa (especialmente en renta variable) y las Instituciones de Inversión Colectiva, los Fondos de Pensiones y los seguros se distribuyen cada uno de ellos alrededor de un tercio del ahorro familiar. Podría hablarse, por tanto, de una auténtica revolución financiera que, iniciada a finales de los años sesenta, ha tenido su mayor grado de desarrollo en los últimos veinte años, cambiando totalmente la canalización del ahorro hacia instrumentos más sofisticados y modificando radicalmente la estructura de financiación del sector público y de las empresas. Las cifras que reflejan esta fuerte expansión del ahorro colectivo son, el número de Instituciones, que pasó de 231 Sociedades y Fondos de Inversión en 1985 a más de 6.000 en el momento actual, y el volumen de activos, que pasó de 1.880 millones de euros en 1985 a 280.000 millones de euros a finales de 2007. Por último, el número de accionistas y partícipes pasó, durante este período, de 286.000 a 8.700.000. (Anexo III). En este momento, los activos de las Instituciones de Inversión Colectiva se acercan al 30% del Producto Interior Bruto de nuestro país. No quiere ello decir que el desarrollo de la Inversión Colectiva haya sido uniforme durante este período, ya que, como es lógico, en su evolución influyen tanto la situación económica como el comportamiento de los mercados financieros y la vocación de los inversores. En ese sentido, el inversor español se manifiesta claramente más conservador que la mayor parte de los inversores de los países de nuestro entorno y mucho más de los países anglosajones. Por este motivo, un elevado porcentaje de la inversión de las Instituciones de Inversión Colectiva se ha concentrado en activos monetarios y de renta fija, tanto públicos como privados, y la inversión en los mercados de renta variable (acciones) nunca ha representado más del 25% de las inversiones de estas Instituciones en España. Como consecuencia de ello, los inversores probablemente están más pendientes del factor 32 LA INVERSIÓN COLECTIVA: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN ... la llamada «nueva economía», pero que se extendió con menor intensidad al resto de los sectores, provocando una crisis económica, aunque corta en duración y escasa en intensidad. A pesar de que la crisis de los mercados de valores fue muy intensa, debido básicamente a la sobrevaloración de los mismos a principios del siglo, lo que originó caídas medias del 50% en las principales Bolsas mundiales, la reducción del patrimonio de las Instituciones de Inversión Colectiva españolas apenas llegó al 9% y el patrimonio global de estas Instituciones se había recuperado a finales del 2003. Posteriormente, y durante un período de casi cinco años, las economías y los mercados de valores han tenido un excelente comportamiento, hasta la crisis económica y financiera reciente, lo que ha detenido a nivel mundial la decidida expansión de estas Instituciones, cuyo volumen de activos ha caído por primera vez durante el primer semestre del 2008. También las Instituciones de Inversión Colectiva españolas, a pesar de su estructura más conservadora, han experimentado caídas en su volumen de activos que, aunque inferiores en términos porcentuales respecto a las entidades europeas, e incluso a nivel mundial, han tenido un impacto más negativo por la vía de reembolsos que en sus homónimas internacionales. con la consiguiente reducción de costes para afrontar las inversiones con la mayor diversificación y menor riesgo posible, en todo tipo de mercados y haciendo uso de las mejores técnicas e instrumentos de gestión. En el momento actual, los inversores gozan de una oferta de más de 70.000 Instituciones de Inversión Colectiva a nivel mundial, dentro de las cuales no solamente están los vocacionalmente orientados a los mercados monetarios y de renta fija y variable, sino a los mercados de «commodities» (petróleo, metales y productos alimenticios), oro y diamantes y al sector inmobiliario y, dentro de ellos, la oferta de más de 6.000 Fondos y Sociedades de Inversión españoles. El inversor no solamente tiene la posibilidad de elegir su perfil de riesgo en el tipo de entidad que se ajuste mejor a sus necesidades, sino que puede cambiar su decisión de acuerdo con la evolución de los mercados en cualquier momento, mediante el mecanismo de traspasos vigente en nuestro país para las Instituciones de Inversión Colectiva registradas en la CNMV. Las Instituciones de Inversión Colectiva cumplen, por consiguiente, una importante función social, al potenciar el ahorro y ofrecer a los ahorradores las mejores oportunidades de inversión en cada momento, contribuyendo a la difusión del capital de las empresas entre el mayor número posible de pequeños inversores. Pero al mismo tiempo que esta función social, cumplen una importante función económica y financiera, que es la otra cara de la misma moneda. Los recursos captados por estas Instituciones son inmediatamente canalizados hacia la inversión en los mercados de capitales, con el objetivo fundamental de financiar el crecimiento económico, tanto a través del sector público como del privado, sea mediante los mecanismos de crédito como en los de la participación en el capital de las empresas. Como antes se señalaba, los activos de las Instituciones de Inversión Colectiva a nivel mundial representan alrededor del 50% de la capitalización bursátil de todos los mercados de acciones III. FUNCIONES DE LAS INSTITUCIONES DE INVERSIÓN COLECTIVA Como se señalaba en la introducción de este Capítulo, las Instituciones de Inversión Colectiva funcionan, por una parte, como captadores del ahorro disperso de numerosos ahorradores hacia la inversión en los mercados, en las mejores condiciones de seguridad, rentabilidad, diversificación del riesgo y gestión profesional. El ahorro colectivo permite, de esta manera, que los pequeños y medianos ahorradores gocen de las mismas ventajas que los grandes, ya que la acumulación de su ahorro permite a los ahorradores gozar de una mayor masa de maniobra, 33 SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE LAS INSTITUCIONES DE INVERSIÓN COLECTIVA del mundo. Como la inversión en acciones representa actualmente cerca del 60% de estos activos, cabe deducir que los partícipes de estas Instituciones son propietarios, en este momento, de casi un tercio del capital de las empresas cotizadas en Bolsa en el mundo. Su peso en el volumen de negociación es todavía superior, representando más del 45%. Pero, simultáneamente, estas Instituciones tienen un peso muy significativo en los mercados monetarios y de renta fija, con volúmenes que superan el 40% de los mismos. Por lo tanto, su participación en la financiación del sector público y privado es muy relevante. Por lo que afecta a nuestro país, cabe señalar que, como consecuencia del perfil más conservador de los inversores españoles, las Instituciones de Inversión Colectiva han canalizado habitualmente sólo el 20% de sus activos al mercado de acciones, invirtiendo la parte sustancial en los mercados monetarios y de renta fija. Como consecuencia de ello, en los años noventa, fase de fuerte expansión de estas Instituciones, cerca del 50% de los activos de las mismas estaban concentrados en Fondos monetarios (FIAMM) que, a mediados de la década, financiaban más de la mitad de la Deuda Pública española. De esta manera compensaron las fuertes desinversiones realizadas por inversores extranjeros, derivadas de la subida de los tipos de interés en Estados Unidos y de las sucesivas devaluaciones de nuestra moneda. Ello tuvo el doble efecto de estabilizar la Deuda Pública española y fomentar la inversión colectiva como instrumento de comercialización de la Deuda Pública, que culminó con la creación de los Fondos de Inversión especializados en la inversión en Deuda Pública (Fondtesoros) y en sus homólogos en las Comunidades Autónomas, experiencia única en el ámbito mundial de la inversión colectiva. Pero progresivamente, el desarrollo de otros mercados, como el de renta fija privada y los de derivados, así como el buen comportamiento de los mercados bursátiles, desplazaron progresiva- mente, en la segunda parte de la década de los noventa, la inversión hacia estos mercados, aprovechando la mayor capacidad de riesgo de los inversores y las expectativas de mayor rentabilidad para los mismos. Este período coincide en nuestro país con los grandes procesos de privatización a través de ofertas públicas de ventas (OPV), donde los inversores institucionales jugaron un papel fundamental. Simultáneamente, los inversores demandaron una mayor oferta de productos de inversión, especializados en áreas geográficas (Asia, Europa del Este, Iberoamérica) o, sectorialmente (telecomunicaciones, medios, tecnología, energía, utilities, etc.) lo que impulsó la colaboración de los promotores y gestores españoles con sus homólogos extranjeros y dio paso a las fórmulas de arquitectura abierta, con estrecha colaboración entre Instituciones domésticas e internacionales. Asimismo, la regulación y desarrollo de los Fondos de Fondos, ETF y «hedge funds» ofreció nuevas oportunidades a los ahorradores. Las inversiones de las Instituciones de Inversión Colectiva se internacionalizaron, no sólo en renta variable, sino también en activos de renta fija y monetarios, especialmente después de la implantación del euro. Este interesante proceso, en el que la vocación de los inversores españoles se aproximaba cada vez más a la de los inversores internacionales, sufrió un primer impacto con la crisis económica y de los mercados del período 20002002. Después del período 2003-2006, nuevamente positivo para los mercados de renta variable, se inicia la crisis financiera del 2007, derivada de la crisis inmobiliaria en EE.UU., y el proceso de modernidad e innovación financiera en la Inversión Colectiva se somete de nuevo a prueba, volviendo los inversores a sus posiciones más conservadoras, manifestada especialmente por el desplazamiento de la inversión en Fondos hacia depósitos, en un movimiento inverso al de hace veinte años. 34 LA INVERSIÓN COLECTIVA: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN ... IV. SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE LAS INSTITUCIONES DE INVERSIÓN COLECTIVA Previsiblemente esto es lo que ocurrirá a nivel global, por lo que hay que esperar que la senda de consolidación y crecimiento del sector se recuperará próximamente. Evidentemente, esta recuperación no será igual en todos los países y dependerá de la fortaleza y estructura del sector en los mismos. En el ámbito americano, Estados Unidos y Canadá representan el 50% de los activos de estas Instituciones a nivel mundial, que, en el primero de los países mencionados, canalizan más de la mitad del ahorro-previsión, lo que les garantiza un flujo estable y recurrente de recursos, que luego se invierten según las condiciones de los mercados. La parte sustancial deriva hacia la inversión en renta variable, pero los activos monetarios representan una importante alternativa en períodos de crisis. Otro tanto podría decirse de Australia y Brasil. En Europa, Luxemburgo e Irlanda absorben casi el 40% de los activos de las Instituciones de Inversión Colectiva europeas, canalizando la parte sustancial de los flujos transfronterizos, lo que, junto con su flexibilidad regulatoria, facilita su adaptación a las nuevas condiciones de los mercados. Por su parte, Francia representa casi el 25% del sector en Europa y tiene un fuerte componente de estabilidad en sus inversiones en renta fija y activos monetarios, ya que los depósitos en las entidades de crédito no se remuneran prácticamente. En Alemania se están desarrollando muy rápidamente los Fondos Institucionales y el Reino Unido sigue siendo el país europeo con mayor canalización de inversiones a la renta variable, por lo que su evolución estará mucho más vinculada a la de los mercados de acciones. En el área asiática, China, Japón, Corea y Taiwán seguirán encabezando el desarrollo del sector gracias a la solidez y el crecimiento de sus economías. Finalmente, en Iberoámerica cabe esperar fuertes crecimientos en Brasil (por las razones antes mencionadas) y en Méjico. En España, el crecimiento del sector ha sido intenso durante los últimos años, pero su estructura es muy diferente a la de los restantes países. Como antes se señalaba, las Instituciones de Inversión Colectiva han tenido una fuerte expansión durante los últimos años. En 1990 el volumen de activos, a nivel mundial, era de 1,7 billones de euros, pasando a 12,6 billones el año 2000 y a 18 billones a finales de 2007. Por tanto, los activos de estas Instituciones se han multiplicado por diez en menos de veinte años. Ello no quiere decir que no les hayan afectado las crisis económicas y financieras, así como las fases bajistas de los mercados, pero las recuperaciones fueron rápidas. Por ejemplo, durante la crisis del periodo 2000 a 2002, los activos habían bajado 2 billones de euros (un 17%), pero ya habían subido más de 4 billones a finales de 2005 (un 40%) y 7 billones cinco años más tarde, a finales de 2007 (un 70%). Si nos referimos a España, el comportamiento ha sido similar. En 1990 el volumen de activos de estas Instituciones alcanzaba los 9.000 millones de euros, frente a 200.000 millones el año 2000 y 280.000 millones a finales de 2007, es decir que los activos se multiplicaron por treinta en menos de veinte años. En el período de crisis de 2000-2002 perdieron 28.000 millones de euros (un 13%), pero los activos, se habían incrementado en 90.000 millones de euros a finales de 2007 (un 50%). El año 2008 está teniendo, de nuevo, un impacto negativo sobre estas Instituciones, debido a la crisis económica y financiera y a las fuertes caídas de los mercados. En el conjunto mundial, los activos de las Instituciones de Inversión Colectiva han caído cerca del 10% en el primer semestre del año. Como ocurre habitualmente, se tiende a considerar que la peor crisis es la que se vive en cada momento, pero es evidente que, prescindiendo de su duración y profundidad, se superan si se afrontan adecuadamente y habitualmente las economías y los mercados salen reforzados de ellas. 35 SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE LAS INSTITUCIONES DE INVERSIÓN COLECTIVA Si en el área anglosajona prevalecen las Instituciones con vocación inversora en renta variable (alrededor del 60% del total de sus activos), en la Europa continental la inversión en renta variable apenas supera el 40% y en España no llega en este momento al 10%. En momentos de fuertes caídas de los mercados de acciones, los países con inversores más conservadores suelen protegerse mejor que aquellos cuyos inversores están dispuestos a asumir más riesgo, pero la situación es inversa cuando los mercados se recuperan. Por ello, la recuperación de las Instituciones de Inversión Colectiva en España será más lenta que en los demás países pero, adicionalmente, su menor rentabilidad actual respecto a los depósitos, aunque sea coyuntural y debida a la situación de los mercados financieros, unida a la pérdida de su ventaja fiscal comparativa, al unificarse la fiscalidad del ahorro prescindiendo del riesgo y el plazo de la inversión, va a someter al sector a una fuerte presión, imponiéndose la necesidad de una profunda revisión de su estrategia de cara al futuro. En este momento, las entidades de crédito (Bancos y Cajas de Ahorro) comercializan todo tipo de productos financieros, desde depósitos a la vista, de ahorro y a plazo, a Sociedades y Fondos de Inversión, Planes y Fondos de Pensiones y seguros, pasando por títulos de la Deuda Pública, acciones, bonos y obligaciones, cuyas emisiones aseguran e intermedian. Y ello gracias a sus amplias redes de oficinas, que les permiten, al mismo tiempo, ofrecer financiación a sus clientes, en las mejores condiciones de costo y plazo. Por ello, en España, el 90% de las Instituciones de Inversión Colectiva se distribuyen a través de estas redes, lo que deriva en una fuerte concentración de la distribución, pero contradictoriamente en un excesivo número de Instituciones, al replicarse en cada distribuidor todas las modalidades y categorías de Instituciones. Con este sistema de distribución, cada uno de los productos financieros deberá tener un carácter diferencial, tanto respecto a los ahorradores (equilibrio de la ecuación rentabilidad/riesgo, liquidez, ventajas fiscales, etc.) como a los promotores (facilidad de comercialización, margen y satisfacción de los clientes) para competir con los demás en las preferencias de promotores, distribuidores y ahorradores. Dicha preferencia será estructural en algunos aspectos, pero coyuntural en otros, ya que dependiendo de factores externos, como la fiscalidad o la evolución de los mercados, la capacidad de competencia de unos productos con otros puede experimentar variaciones significativas. A nivel mundial, las Instituciones de Inversión Colectiva seguirán teniendo una preferencia estructural por parte de promotores, distribuidores y ahorradores, por su conexión con el ahorroprevisión, por su transparencia, flexibilidad y amplia oferta de opciones a los ahorradores e inversores, con capacidad de adaptación a las circunstancias en los mercados, pasando de las posiciones más conservadoras o de menor riesgo a las más agresivas, a través de las distintas ofertas de productos de Inversión Colectiva. En nuestro país, el carácter especialmente conservador de los ahorradores y la concentración de la distribución de productos financieros en las entidades de crédito, somete a las Instituciones de Inversión Colectiva mucho más intensamente a factores coyunturales, como la fiscalidad, la evolución de los tipos de interés o, en menor medida, el comportamiento del mercado de acciones. A finales de los años ochenta, la caída de la remuneración de los depósitos favoreció la fuerte expansión de las Instituciones de Inversión Colectiva, que además gozaban de una fiscalidad más favorable que aquellos, situación que se prolongó, como antes se señalaba, durante casi veinte años. En este período, las entidades de crédito desplazaron casi un tercio de los depósitos de sus clientes a Instituciones de Inversión Colectiva, Seguros y Fondos de Pensiones. Esta expansión fue apoyada por una mayor formación de los inversores y un aumento de su capacidad de riesgo, lo que favoreció las fórmulas de Inversión Colectiva más modernas, que 36 LA INVERSIÓN COLECTIVA: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN ... ofrecían un valor añadido a los inversores y una mayor rentabilidad para los mismos. La actual crisis económica, financiera y de los mercados, ha devuelto a muchos inversores a sus posiciones originales, lo que se ha reflejado recientemente en una disminución del ahorro financiero de las familias, que se ha concentrado especialmente en depósitos, con crecimientos moderados en seguros y pensiones y reducción de los activos de las Instituciones de Inversión Colectiva, sobre todo por traslado a depósitos. A ello se añade además que, en España, el ahorro financiero representa sólo el 25% del ahorro total de las familias, canalizándose el 75% restante al sector inmobiliario, ya que el 83% de las familias tiene vivienda en propiedad. Parte de este movimiento es coyuntural, y previsiblemente una parte significativa de estos recursos volverá a las Instituciones de Inversión Colectiva, cuando cambien las circunstancias de la economía y de los mercados financieros, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, pero hay una parte estructural que conviene analizar y que obliga a estas Instituciones a someter a una profunda revisión sus estrategias, como se señalaba anteriormente. Las principales reflexiones que cabría hacer al respecto, serían las siguientes: 1) Desde el punto de vista de la fiscalidad y sin perjuicio de la conveniencia de aproximar la tributación de los productos de ahorro, es evidente que se debería, por razones de política económica, primar el riesgo, el ahorro a largo plazo y la potenciación del mercado de capitales, principalmente a través del mecanismo de la deducción por inversiones, como se ha hecho en otras etapas históricas. Ello, sin perjuicio de mantener y mejorar el tratamiento de las fórmulas finalistas de ahorro-previsión. También se deberían aplicar a las Instituciones de Inversión Colectiva monetarias y de renta fija los coeficientes correctores de la inflación que se aplican a la inversión inmobiliaria, ya que aunque estas 2) 3) 4) 5) 37 Instituciones tienen liquidez, los ahorradores mantienen su inversión a largo plazo o en otro caso, no gozarían de esta actualización. El sistema de traspasos entre Instituciones de Inversión Colectiva debe mantenerse y aprovecharse como factor fiscal diferencial de esta fórmula de ahorroinversión, ya que tan importante es estimular el ahorro como su mantenimiento. Incluso deberían eliminarse las restricciones actuales a los traspasos en las Instituciones de Inversión Colectiva de tipo societario. En los momentos de turbulencias económicas y financieras, el sistema ha permitido mantener a más de un tercio de los ahorradores, que han pasado de posiciones de más riesgo a otras más conservadoras o a la inversa, manteniendo en todo caso su inversión en los mercados. Desde la óptica de la regulación y supervisión, es indispensable evitar arbitrajes regulatorios, no sólo entre países, sino entre productos financieros. Aunque las normas comunitarias y españolas han avanzado en esta línea, las Instituciones de Inversión Colectiva están sujetas a unas normas mucho más exigentes en materia de transparencia e información a los inversores. También deberían simplificarse las normas de funcionamiento de estas Instituciones. Debería procederse a una importante reestructuración del sector. No tiene lógica que existan en España más de 6.000 Instituciones de Inversión Colectiva (casi el 10% del mundo) cuando el volumen de activos representa el 2% del total. Se impone un proceso de concentraciones y fusiones en el sector. La distribución de las Instituciones de Inversión Colectiva no debería hacerse casi exclusivamente a través de las oficinas de Bancos y Cajas de Ahorros, sino que debería potenciarse la distribución a SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE LAS INSTITUCIONES DE INVERSIÓN COLECTIVA través de entidades aseguradoras, sociedades y agencias de valores y redes especializadas. Estas redes especializadas serían también un instrumento de apoyo a la comercialización a través de sus oficinas por las entidades de crédito. En este sentido, conviene señalar que se ha hecho un gran esfuerzo de formación de asesores financieros, que podrían nutrir estas redes paralelas de distribución. 6) Debería aumentar la vinculación de las Instituciones de Inversión Colectiva con el ahorro-previsión. Estas Instituciones ya canalizan ahora un importante volumen de ahorro a largo plazo, cuando los límites establecidos a las fórmulas de previsión son insuficientes o existe una preferencia por la liquidez. Sin perjuicio del mantenimiento del actual esquema fiscal del ahorro-previsión, las inversiones de los Fondos de Pensiones y de las entidades aseguradoras en Instituciones de Inversión Colectiva deberían flexibilizarse y estimularse, como ocurre en los principales países del mundo. 7) Las Instituciones de Inversión Colectiva tienen un importante papel que jugar en la Banca Privada, dada su flexibilidad y opciones de inversión, no sólo a través de las SICAV, sino por la vía de cestas de Fondos, Fondos de Fondos, Hedge Funds y Fondos especializados en áreas geográficas o sectoriales, «commodities», etc. El futuro de la Banca Privada estará vinculado en gran medida al de las Instituciones de Inversión Colectiva. 8) Deberían impulsarse las figuras de Inversión Colectiva con más valor añadido para los inversores y las estructuras de arquitectura abierta, que estimulan la colaboración entre grupos promotores y distribuidores, en interés de los inversores. 9) El sector debe colaborar activamente en la formación de los inversores y de las redes de distribución, fomentando la cultura del riesgo y de la inversión diversificada, estimulando la diferenciación entre el ahorro a muy corto plazo y la inversión a medio y largo plazo. 10) Finalmente, las Instituciones de Inversión Colectiva deben seguir contribuyendo al desarrollo y potenciación de los mercados de capitales y a la financiación del sector público y privado, también principalmente a medio y largo plazo, facilitando la estabilidad financiera y cubriendo la amplia franja entre el ahorro a la vista y el capital riesgo. 38 LA INVERSIÓN COLECTIVA: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN ... Fuente: INVERCO, IIFA. (1) Patrimonio EEUU (millardos $): 2007: 12.100; 2006: 10.520; 2005: 8.258; 2004:8.101; 2003: 7.414 (1) Tipo de Cambio (1U$): 31.12.2007: 0,6863; 31.12.2006: 0,7593 Euros; 31.12.2005: 0,8477 Euros; 31.12.2004: 0,7342 Euros; 31.12.2003: 0,7918 Euros 39 SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE LAS INSTITUCIONES DE INVERSIÓN COLECTIVA Fuentes: Banco de España e INVERCO (1) F. Inversión: no incluye partícipes personas jurídicas 40 LA INVERSIÓN COLECTIVA: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN ... (1) El primer Fondo de Inversión se registró en enero de 1966 41