NOTAS SOBRE EL RÉGIMEN SANCIONADOR PENAL Y ADMINISTRATIVO DEL ABUSO DE MERCADO (INFORMACIÓN PRIVILEGIADA Y MANIPULACIÓN DE PRECIOS) Sebastián Albella Amigo Abogado del Estado (exc.). Socio de Linklaters Jaime San Román Menéndez Abogado de Linklaters 1. INTRODUCCIÓN las personas responsables cuando no se hayan cumplido las disposiciones adoptadas con arreglo a la presente Directiva; los Estados miembros se asegurarán de que estas medidas tienen un carácter efectivo, proporcionado y disuasorio.» Como en otros ámbitos, en los mercados de valores y, más concretamente, en las conductas que se desarrollan en los mismos, inciden normas sancionadoras de una doble naturaleza. Así, las conductas constitutivas de abuso de mercado –las infracciones de las prohibiciones legales en materia de información privilegiada y manipulación de precios–, atendiendo a su entidad, o a otras circunstancias que parecen más producto del capricho o del azar que de un impulso de ordenación racional, pueden ser objeto de reproche penal o ser tratadas en un plano meramente administrativo. La Directiva 2003/6/CE, de 28 de enero, del Parlamento y Consejo de la Unión Europea sobre las operaciones con información privilegiada y la manipulación del mercado (abuso del mercado), conocida como «Directiva de abuso de mercado», se hace eco de esta dualidad en el tratamiento de la cuestión en diversos países europeos. De acuerdo con su artículo 14, «sin perjuicio del derecho de los Estados miembros a imponer sanciones penales, los Estados miembros garantizarán, de conformidad con su Derecho nacional, que se tomen las medidas administrativas apropiadas, o que se impongan sanciones administrativas contra El propósito de este trabajo es, de un lado, destacar algunos aspectos de esta doble vertiente de la potestad sancionadora con respecto al abuso de mercado en el marco normativo español y, de otro, dar cuenta, aunque sea someramente, del tratamiento de la cuestión en los países europeos más importantes. 2. LAS CONDUCTAS CONSTITUTIVAS DE ABUSO DE MERCADO 2.1. DISPOSICIONES RELEVANTES DE LA UNIÓN EUROPEA E INTERNAS En el ámbito europeo, las conductas de abuso de mercado, junto a ciertas reglas que deben aplicarse para su represión, son descritas y delimitadas en la Directiva de abuso de mercado y en ciertas disposiciones de la Comisión Europea «de segundo nivel» que la desarrollan: 261 OBSERVATORIO SOBRE LA REFORMA DE LOS MERCADOS FINANCIEROS EUROPEOS (2009) nes recogidas en el Real Decreto 1333/2005, de 11 de noviembre, por el que se desarrolla la LMV, en materia de abuso de mercado. – Directiva 2003/124/CE de la Comisión de 22 de diciembre de 2003 sobre la definición y revelación pública de información privilegiada y definición de manipulación del mercado. – Directiva 2003/125/CE de la Comisión de 22 de diciembre de 2003 sobre presentación imparcial de recomendaciones de inversión y revelación de conflictos de intereses. – Reglamento (CE) núm. 2273/2003 de la Comisión de 22 de diciembre de 2003 sobre exenciones para los programas de recompra y la estabilización de instrumentos financieros. – Directiva 2004/72/CE de la Comisión de 29 de abril de 2004 sobre prácticas de mercado aceptadas, definición de información privilegiada para los instrumentos derivados sobre materias primas, elaboración de listas de personas con información privilegiada, notificación de operaciones efectuadas por directivos y notificación de las operaciones sospechosas. De gran utilidad e importancia para la interpretación de estas disposiciones, y de las normas nacionales que las aplican, son los tres documentos de criterios («nivel 3») para la aplicación uniforme de la Directiva publicados por el Comité Europeo de Reguladores de Valores («CESR» o «Committee of European Securities Regulators»), fechados a 11 de mayo de 2005, 12 de julio de 2007 y 15 de mayo de 2009. En lo que respecta a normas nacionales, las disposiciones más relevantes se encuentran recogidas en el Capítulo II del Título VII de la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores («LMV»), capítulo que se ha visto afectado por diversas reformas (la última cuando se redactan estas líneas derivada de la Ley…) y en el que cabe destacar los artículos 81 y 83 ter que son los que contienen las prohibiciones en materia de información privilegiada y manipulación de precios. Merecen igualmente especial cita los artículos 99 a 105 de la propia LMV, en los que se relacionan las infracciones y sanciones aplicables, así como las disposicio- 2.2. REFERENCIA A LOS CONCEPTOS DE ABUSO DE INFORMACIÓN PRIVILEGIADA Y DE MANIPULACIÓN DE MERCADO Aunque sólo sea para lectores no avezados, puede resultar útil recordar brevemente los conceptos legales de información privilegiada y de manipulación de mercado. Partiremos al efecto de la Directiva de abuso de mercado. En lo que respecta a la información privilegiada, la Directiva de abuso de mercado engloba en dicho concepto toda información de carácter concreto, que no se haya hecho pública y que se refiera directa o indirectamente a uno o varios emisores de instrumentos financieros o a uno o varios instrumentos financieros y que, de hacerse pública, podría influir de manera apreciable sobre la cotización de esos instrumentos financieros o sobre la cotización de instrumentos financieros derivados relacionados con ellos. A continuación la Directiva proscribe la utilización de información privilegiada para la adquisición o cesión, directa o directamente, por cuenta propia o ajena, de los instrumentos financieros a los que la misma se refiera, la transmisión de información privilegiada (salvo en el ejercicio normal del trabajo, profesión o funciones) y la recomendación a terceros de la adquisición o cesión de instrumentos financieros con base en información privilegiada. En cuanto al concepto de manipulación, la Directiva considera manipulación de mercado, prohibiéndolas, las siguientes conductas: (i) Las transacciones u órdenes que puedan proporcionar indicios falsos o engañosos en cuanto a la oferta, la demanda o el precio de instrumentos financieros, o que aseguren, por medio de una persona o de varias personas que actúen de manera concertada, el precio de uno o varios ins262 NOTAS SOBRE EL RÉGIMEN SANCIONADOR PENAL Y ADMINISTRATIVO DEL ABUSO DE MERCADO trumentos financieros en un nivel anormal o artificial, a menos que la persona que hubiese efectuado las transacciones o emitido las órdenes para realizar operaciones demuestre la legitimidad de sus razones y que éstas se ajustan a las prácticas de mercado aceptadas en el mercado regulado de que se trate. (ii) Las transacciones u órdenes de realizar operaciones que empleen dispositivos ficticios o cualquier otra forma de engaño o maquinación. (iii) La difusión de información a través de los medios de comunicación, incluido Internet, o a través de cualquier otro medio, que proporcione o pueda proporcionar indicios falsos o engañosos en cuanto a instrumentos financieros, incluida la propagación de rumores o noticias falsas o engañosas, cuando la persona que las divulgó supiera o hubiera debido saber que la información era falsa o engañosa. En cuanto a las sanciones aplicables a quienes sean considerados responsables de la comisión de conductas tipificadas como abuso de mercado, varían en función del régimen sancionador cuya aplicación proceda. En el ámbito del derecho administrativo sancionador las sanciones previstas incluyen multas (para infracciones muy graves de hasta el quíntuplo del beneficio obtenido o de hasta el cinco por ciento de los recursos propios de la entidad, en caso de que el sujeto infractor sea una persona jurídica), suspensión de la condición de miembro del mercado que pudiese ostentar el sujeto infractor, separación de cargos de administración o dirección ocupados por el sujeto infractor e inhabilitaciones para ejercer dichos cargos. Por su parte, el Código Penal castiga las infracciones constitutivas de abuso de mercado con penas de prisión y multas. 4. DIFERENCIAS ENTRE LAS INFRACCIONES ADMINISTRATIVAS Y LOS ILÍCITOS PENALES Analicemos los elementos más señalados de los que depende que las conductas de abuso de mercado (las relacionadas con la información privilegiada y la manipulación de mercado) sean consideradas ilícitos penales o meras infracciones administrativas. 3. EL RÉGIMEN SANCIONADOR APLICABLE AL ABUSO DE MERCADO EN LA LEGISLACIÓN ESPAÑOLA Como ya se ha señalado, la sanción de las infracciones constitutivas de abuso de mercado presenta, en nuestro ordenamiento jurídico, una doble vertiente. Tanto en el ámbito del derecho administrativo sancionador como en el derecho penal existen normas que tipifican y sancionan conductas consistentes en manipulaciones de mercado o aprovechamiento de información privilegiada. En el plano administrativo es la LMV la que se ocupa de tipificar (arts. 81 y 83 ter y arts. 99.i, 99.o, 100.w y 100.x) y de establecer las sanciones aplicables a las conductas mencionadas (arts. 102 y 103); en el ámbito penal es el Código Penal el que tipifica y establece las penas correspondientes al abuso de información privilegiada y la manipulación de mercado (arts. 284 y 285). 4.1. EL ABUSO DE INFORMACIÓN PRIVILEGIADA Como se ha indicado, la realización de operaciones en el mercado abusando de información privilegiada aparece tipificada como infracción administrativa en el artículo 81.2 LMV y como ilícito penal en el artículo 285 del Código Penal. La LMV replica casi literalmente el contenido de la Directiva de abuso de mercado, tanto al definir lo que cabe entender por «información privilegiada» como al delimitar las conductas que es ilícito realizar en el mercado cuando se está en posesión de información de dicha naturaleza. 263 OBSERVATORIO SOBRE LA REFORMA DE LOS MERCADOS FINANCIEROS EUROPEOS (2009) de eficacia, el deseo de que sea la Comisión Nacional del Mercado de Valores, como organismo especializado y dotado de medios adecuados para ello, la que se ocupe de investigar y reprimir, o de proponer la sanción (tratándose de infracciones muy graves las impone el Ministro de Economía), en relación con el uso indebido de información privilegiada. En todo caso, siendo la frontera entre el delito y la infracción administrativa un beneficio expresado en euros, cobra extrema importancia para diferenciar el delito de la infracción administrativa el criterio que deba seguirse para su cálculo. Pocas cuestiones hay más debatidas en la práctica sancionadora de la información privilegiada. Únicamente cabe concebir un caso fuera de discusión: el supuesto de que el comprador con información privilegiada, ajustándose al patrón típico de actuación de un insider (aunque pocas veces la realidad se ajusta a patrones típicos), vende «on the news», es decir, en cuanto se hace pública la información, aprovechando precisa y exactamente el impacto de la misma en el mercado. Lo normal, sin embargo, es que el comprador con información privilegiada venda más tarde o no venda. En caso de venta próxima en el tiempo (hasta varios días después de la compra) en la práctica no ofrece dudas que ha de estarse a la diferencia entre el precio de adquisición y el de venta, pero cuando se tarda en vender la solución tiene que ser determinar el impacto en la cotización que pueda haber tenido la publicación de la información una vez que puede considerarse asimilada por el mercado y calcular con base en él el beneficio; es decir, partir de un beneficio latente, no realizado. De todos modos, no se oculta que el empleo del adjetivo «obtenido» puede dar lugar a interminables discusiones. Por su parte, el Código Penal configura el delito relativo al empleo de información privilegiada para operar en el mercado en los siguientes términos (subrayamos lo que resulta de más interés a efectos de este trabajo): «Quien de forma directa o por persona interpuesta usare de alguna información relevante para la cotización de cualquier clase de valores o instrumentos negociados en algún mercado organizado, oficial o reconocido, a la que haya tenido acceso reservado con ocasión del ejercicio de su actividad profesional o empresarial, o la suministrare obteniendo para sí o para un tercero un beneficio económico superior a 600.000 euros o causando un perjuicio de idéntica cantidad, será castigado con la pena de prisión de uno a cuatro años, multa del tanto al triplo del beneficio obtenido o favorecido e inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión o actividad de dos a cinco años.» Por lo tanto, para que el empleo de información privilegiada sea considerado un ilícito penal es necesaria la concurrencia de dos requisitos que no son exigidos por la norma administrativa: la obtención de un beneficio superior a los 600.000 euros (o la causación de un perjuicio económico superior a tal cuantía, lo que parece de difícil aplicación práctica) y que el infractor haya tenido acceso a la información privilegiada con ocasión del ejercicio de su actividad profesional o empresarial. (i) Cuantía mínima del beneficio obtenido La fijación de un beneficio mínimo de 600.000 euros como requisito para entender que el empleo de información privilegiada es constitutivo de un ilícito penal está en línea con el principio de intervención mínima que rige el derecho penal, según el cual el mismo sólo debe incidir sobre las conductas antijurídicas que revistan una mayor gravedad. De todos modos, la cantidad fijada resulta llamativamente alta e implica en la práctica una clara opción por un tratamiento sancionador puramente administrativo en esta materia. Tras ello puede verse cierta timidez o laxitud al abordar el problema, pero también un designio 264 NOTAS SOBRE EL RÉGIMEN SANCIONADOR PENAL Y ADMINISTRATIVO DEL ABUSO DE MERCADO (ii) El acceso profesional a la información El segundo de los aspectos requeridos para el salto de la infracción administrativa al ilícito penal es que el sujeto infractor haya accedido a la información «con ocasión del ejercicio de su actividad profesional o empresarial». En virtud a este segundo requisito, que se refiere a las circunstancias en las que se obtuvo la información privilegiada, sólo puede imputarse el tipo delictivo contenido en el art. 285 del Código Penal a quienes, siguiendo la terminología empleada por la Directiva CEE 89/592/CEE, primera que trató de armonizar la regulación en Europa de la información privilegiada, son considerados «iniciados primarios», es decir, aquellas personas que dispongan de información privilegiada por su relación con la sociedad o el ejercicio de su profesión o función. En este círculo de posibles sujetos activos del delito debe incluirse no sólo a todas las personas que accedan a información sensible en cuanto profesionales de los mercados de valores o por ejercer actividades profesionalmente relacionadas con ellos, sino también, en general, a cualquiera que por su trabajo, profesión, cargo o funciones posea datos o informaciones relativos a los mencionados mercados de valores. Todos ellos integran el concepto de «iniciados primarios» al que acabamos de referirnos. A diferencia de lo que ocurre con la infracción administrativa, cuyo ámbito de aplicación es mayor, quedan fuera del ilícito penal las conductas desarrolladas por los llamados «iniciados secundarios», esto es, los que han adquirido la información, al margen de su profesión o actividad, directa o indirectamente de algún iniciado primario. Su exclusión se deriva de que, en estos casos, no podrá afirmarse que hayan tenido acceso a la información con ocasión del ejercicio de su actividad profesional. Además, será preciso para que se entienda que ha concurrido el tipo delictivo que el «iniciado primario» acceda a la información privilegiada de la que se valió para operar en el mercado «con ocasión» del ejercicio de su actividad profesional o empresarial, en el sentido de que el acceso a la información se produzca como algo normal en el contexto de tal actividad y propio de la misma. Para entendernos: el taxista que escucha una conversación en su taxi no sería un «iniciado primario». Ello restringe aún más el ámbito de aplicación del artículo 285 del Código Penal. Como último comentario en relación con este requisito, es interesante destacar su relación con los orígenes históricos de la prohibición y de la represión del abuso de información privilegiada, que enlaza con la expresión «inside information». En un principio el fundamento de la prohibición estuvo en el reproche que merecían las conductas desleales de los directivos o profesionales que abusaban en su propio beneficio de información sensible. Posteriormente el enfoque se ha ido haciendo más objetivo; se persigue el uso de información privilegiada no sólo porque pueda ser desleal con la empresa o institución del infractor, sino también por ser considerado contrario a la deseable igualdad de condiciones en que deben operar los participantes en el mercado. En todo caso, la idea de que los «iniciados primarios» merecen un reproche mayor está también presente en la LMV. Su art. 99.o) considera como circunstancia determinante de la calificación de la infracción como muy grave que «el infractor haya tenido conocimiento de la información por su condición de miembro de los órganos de administración, dirección o control del emisor, por el ejercicio de su profesión, trabajo o funciones o figure o debiera haber figurado en los registros a los que se refieren los artículos 83 y 83 bis de esta Ley», es decir, en los denominados «registros de iniciados». 265 OBSERVATORIO SOBRE LA REFORMA DE LOS MERCADOS FINANCIEROS EUROPEOS (2009) Otro aspecto que merece comentario, como diferencia de enfoque entre el tipo del Código Penal y la prohibición contenida en la LMV, puede relacionarse con la aproximación más amplia u objetiva que sigue esta última también desde otra perspectiva. El tipo penal hace referencia a quien «usare» información privilegiada, es decir, a quien se aprovechara de ella o la explotara, introduciendo con ello un elemento intencional de gran trascendencia. La LMV se limita a prohibir la compra y venta de valores, o la realización de operaciones sobre valores, a quien (por cualquier razón, como hemos dicho) esté en posesión de información privilegiada. Sin embargo, esta aproximación exageradamente objetiva no es la que en la práctica sigue la CNMV, que tiende a sólo perseguir, como fácilmente se comprende, las conductas que implican la utilización o aprovechamiento indebido de información sensible. En nuestra opinión esto no sólo es razonable, sino que es lo correcto, entre otras razones porque la Directiva de abuso de mercado prohíbe sólo el «uso» de información privilegiada, siguiendo en este punto la aproximación subjetiva, única que puede servir de fundamento a la prohibición (téngase presente el principio de interpretación de las normas internas de modo conforme con el Derecho Comunitario). Finalmente, destaquemos dos diferencias adicionales entre el tipo penal y la infracción administrativa en lo relativo a las que podríamos denominar «prohibiciones menores», las relativas a la transmisión de información privilegiada y a la inducción o recomendación de operaciones a terceros con base en ella. – La primera es que la prohibición de recomendar está ausente del Código Penal; recomendar a alguien la compra o venta de valores sobre la base de información sensible, sin revelársela, sólo puede ser constitutivo de infracción administrativa. – La segunda es que el art. 385 del Código Penal también tipifica el suministro a terceros de información privilegiada, pero sólo en el caso de que tal suministro (¿el suministro, no la operación posterior?) determine la obtención de un beneficio superior a 600.000 euros, lo que hace el supuesto extremadamente improbable en la práctica. 4.2. LA MANIPULACIÓN DE MERCADO Al igual que sucede con la infracción consistente en operar en el mercado estando en posesión de información privilegiada, la LMV transcribe casi literalmente el contenido de la Directiva de abuso de mercado al tipificar las conductas que deben considerarse como manipulaciones de mercado punibles con arreglo a su régimen sancionador. En cuanto a la tipificación penal de dichas conductas, el artículo 284 del Código Penal dispone lo siguiente: «Se impondrá la pena de prisión de seis meses a dos años o multa de 12 a 24 meses, a los que, difundiendo noticias falsas, empleando violencia, amenaza o engaño, o utilizando información privilegiada, intentaren alterar los precios que habrían de resultar de la libre concurrencia de productos, mercancías, títulos valores, servicios o cualesquiera otras cosas muebles o inmuebles que sean objeto de contratación, sin perjuicio de la pena que pudiera corresponderles por otros delitos cometidos». La comparación de este precepto con el concepto de manipulación de la LMV lleva a la conclusión de que los elementos que distinguen la infracción administrativa del ilícito penal son esencialmente dos: la incorporación al tipo de un elemento intencional («intentaren»), no presente en el art. 83 ter de la LMV, y la limitación de los medios comisivos de la conducta manipuladora punible, en cuanto que en principio queda al margen del Código Penal la manipulación mediante la realización de operaciones en el mercado. Refirámonos con algo de detalle a estos dos elementos. (i) El componente intencional en la tipificación del ilícito penal 266 NOTAS SOBRE EL RÉGIMEN SANCIONADOR PENAL Y ADMINISTRATIVO DEL ABUSO DE MERCADO En lo que se refiere a la presencia explícita del elemento intencional en el tipo penal, la diferencia frente a la infracción administrativa es, en nuestra opinión, más teórica que práctica. El art. 83 ter de la LMV, al igual que la Directiva de abuso de mercado, evitan cuidadosamente aludir a cualquier elemento volitivo pero es difícil concebir que la CNMV llegue a poner en marcha una acción sancionadora por manipulación a título de mera imprudencia. Lo que sí es cierto es que la ausencia de referencia a la intención de manipular viene a facilitar en la práctica la posición acusadora de la CNMV. La diferencia entre estas dos modalidades es menor de lo que parece ya que en última instancia la esencia del concepto es la misma: la producción o propagación de un mensaje falso o interesado con el objetivo de que otros compren o vendan, o de que otros no compren o no vendan; es decir, con el objetivo de que otros se comporten en el mercado de un modo distinto a como lo harían en ausencia de la actuación manipuladora. No obstante, se trata de dos conductas claramente distintas. Mientras el art. 83 ter de la LMV contempla expresamente, como la Directiva de abuso de mercado, ambas modalidades o medios comisivos, en el Código Penal brilla por su ausencia toda referencia a la manipulación mediante operaciones u órdenes. Y ello por más que esta forma de manipulación sea considerada socialmente y por los medios de comunicación como muy típica, quizás como la más típica, y a pesar de el Código Penal relacione con cierto detalle varias posibles modalidades o medios comisivos de manipulación. Llama igualmente la atención en el tipo penal la desaparición de la expresión «o cualquier otra maquinación fraudulenta», recogida invariablemente en Códigos anteriores al de 1995. Tal expresión, por su amplitud –y sobre todo en un contexto distinto en el que no existía un tipo de infracción administrativa técnicamente preciso que distinguiera las distintas modalidades de manipulación–, podía haber comprendido la manipulación mediante operaciones u órdenes en el mercado. En la actualidad la única forma de encajar esta modalidad de manipulación mediante operaciones u órdenes en el ámbito del art. 284 Código Penal sería sobre la base de la referencia a «engaño» que dicho artículo contiene. En nuestra En cualquier caso, puede verse un residuo intencional en la referencia que el art. 83 ter de la LMV hace en su parte inicial al «falseamiento» de los precios. El término «falsear» incorpora probablemente un componente de dolo: «toda persona o entidad que actúe o se relacione en el mercado de valores debe abstenerse de la preparación o realización de prácticas que falseen la libre formación de los precios», dice el precepto (en la única parte en la que no se limita a reproducir el texto de la Directiva). (iii) Los medios comisivos como elemento delimitador del tipo Una diferencia más interesante entre el ilícito penal y la conducta que se describe en la LMV como infracción administrativa es la relacionada con las modalidades o medios comisivos previstos en cada uno de los regímenes sancionadores. La manipulación de cotizaciones, como concepto, puede responder a dos grandes modalidades: (a) Manipulación mediante la difusión de noticias o rumores falsos. (b) Manipulación mediante la realización de operaciones o la formulación de órdenes de compra o de venta en el mercado. 267 OBSERVATORIO SOBRE LA REFORMA DE LOS MERCADOS FINANCIEROS EUROPEOS (2009) 4.3. UTILIDAD DE LA NORMATIVA Y DOCTRINA ADMINISTRATIVA SOBRE EL ABUSO DE MERCADO EN EL ÁMBITO PENAL opinión, sin embargo, ello sólo sería razonable en aquellos casos en los que las operaciones u órdenes incorporaran un genuino elemento de engaño o falsedad; por ejemplo, cuando las operaciones constitutivas de manipulación fueran operaciones realmente inexistentes (derivadas de órdenes formuladas por la misma persona, intragrupo o entre dos sujetos que están de acuerdo en comprarse y recomprarse al mismo precio…) o cuando las órdenes no son reales (por ejemplo porque en el momento de su formulación ya se tiene la intención de retirarlas antes de que sean ejecutadas…). Sin perjuicio de las diferencias que, como acabamos de señalar, existen entre los tipos penales y administrativos de utilización de información privilegiada y manipulación de mercado, lo cierto es que en el ámbito penal se tiende a tomar como referencia el contenido del derecho administrativo sancionador y los criterios que en su aplicación aplica la CNMV a la hora de analizar si cabe considerar una determinada conducta como constitutiva de un delito de abuso de mercado y en el momento de resolver cuestiones técnicas concretas que suelen aparecer asociadas a este tipo de infracciones. Este recurso en el ámbito penal a las normas y doctrina administrativa es perfectamente lógico si se tienen en cuenta dos elementos que distinguen en este ámbito, al igual que en tantos otros, los regímenes sancionadores administrativo y penal, el mayor grado de detalle de la normativa administrativa y a mayor frecuencia en su aplicación. De este modo, la jurisdicción penal cuenta, en el ámbito de la proscripción administrativa de las conductas de abuso de mercado, con dos herramientas de extraordinaria utilidad a las que recurrir para desempeñar su función. Por una parte, la normativa administrativo-sancionadora contiene (como hemos podido ver) una regulación mucho más exhaustiva de las conductas o comportamientos concretos constitutivos de abuso de mercado. Pero es que, además, la aplicación por la Administración de la potestad sancionadora en este ámbito ha sido muy frecuente y ha dado lugar al establecimiento de criterios que dan respuesta a las cuestiones que suelen plantearse, en no pocas ocasiones bastante complejas. Siendo esto así, no es de extrañar que los jueces de lo penal se apoyen en el mayor detalle de la normativa administrativa y en la precisión técnica de las resoluciones dictadas por los órganos Pero no parece que quepa considerar como engaño a estos efectos la actuación de quien manipula formulando órdenes o realizando operaciones reales, con contrapartida real y no vinculada. Es el caso, a título de ejemplo, de quien simplemente compra en el mercado para mantener o empujar al alza la cotización, con asunción del consiguiente riesgo de mercado, o de quien vende con la finalidad de provocar una bajada en la cotización («price positioning», «pump and dump», «trash and cash»…, por utilizar algunas de las expresiones acuñadas en este ámbito cuando se relacionan supuestos típicos de manipulación mediante operaciones en el mercado). En todo caso, esta restricción del ilícito penal al empleo en la manipulación del mercado de unos medios comisivos determinados se corresponde con la exigencia técnica y de política legislativa de que el delito de manipulación tenga un alcance distinto y más restringido, circunscrito a modalidades de mayor gravedad o merecedoras de más reproche social que la infracción administrativa. 268 NOTAS SOBRE EL RÉGIMEN SANCIONADOR PENAL Y ADMINISTRATIVO DEL ABUSO DE MERCADO que la aplican a la hora de construir sus sentencias. Todo ello sin perjuicio de que no quepa proclamar de manera automática la validez en el ámbito penal de todos los razonamientos y construcciones que puedan resultar válidas en el campo administrativo sancionador puesto que, como ya se ha señalado, los tipos constitutivos de infracciones en uno y otro ámbito no son plenamente coincidentes. Puede verse un supuesto señalado de recurso por los tribunales penales a normas y doctrina del derecho administrativo sancionador en la sentencia dictada el pasado 17 de julio de 2009 por la Sección 17ª de la Audiencia Provincial de Madrid. En ella se hizo amplia referencia a la normativa administrativa, la jurisprudencia contencioso-administrativa y la doctrina general referente al abuso de mercado para analizar los hechos y valorar si los mismos encajaban en el tipo del artículo 285 del Código Penal. administrativas como las conductas que se consideran ilícitos penales. En el caso alemán, el elemento diferenciador que separa la simple infracción administrativa del ilícito penal es el dolo. En aquellos supuestos en los que el sujeto infractor actúe con la intención de realizar la conducta infractora hay delito, y en los casos en los que el infractor incurra en abuso de mercado sólo de modo negligente hay infracción administrativa. Además, en el caso de la manipulación de mercado es necesario que la conducta desplegada por el infractor tenga éxito para que se entienda existente un ilícito penal. Las sanciones aplicables en supuestos de abuso de mercado son multas (para las infracciones administrativas) y penas de prisión (para los ilícitos penales). (ii) La normativa italiana –Decreto Legislativo Nº 58, de 24 de febrero de 2008– también tiene en cuenta la concurrencia o no de dolo (en supuestos de utilización de información privilegiada) y la idoneidad de la conducta desplegada para la obtención del resultado proscrito (en casos de manipulación de mercado) a la hora de distinguir entre infracciones administrativas e ilícitos penales. Los abusos de mercado considerados ilícitos penales se sancionan con penas de prisión de 2 a 12 años y multa de 40.000 a 6.000.000 euros en supuestos de operación con información privilegiada, y con penas de prisión de 2 a 12 años y multa de 40.000 a 10.000.000 en casos de manipulación de mercado. Si las conductas desarrolladas son infracciones administrativas, se sancionan con multas de 100.000 a 15.000.000 euros y de 100.000 a 25.000.000 euros respectivamente. (iii) Finalmente, las legislaciones francesa e inglesa también tienen en cuenta el dolo como elemento diferenciador entre la infracción administrativa y el ilícito penal, 5. LA SANCIÓN DEL ABUSO DE MERCADO EN LA REGULACIÓN DE OTROS ESTADOS MIEMBROS Como ya se ha indicado, la aplicación de un sistema dual para la sanción de las conductas de abuso de mercado es plenamente coherente con la Directiva de Abuso de Mercado y a tal patrón responden en general las normativas estatales de los distintos Estados miembros. Analizados algunos aspectos de interés del régimen sancionador español, pasamos, de manera sucinta, a hacer referencia a los regímenes vigentes en otros Estados miembros en el ámbito de la persecución y sanción de las conductas constitutivas de abuso de mercado, en los que cabe apreciar un alto grado de homogeneización a raíz de la transposición de la mencionada Directiva: (i) En Alemania, las infracciones relacionadas con abuso de mercado están reguladas en la Ley de Comercio de Valores (Wertpapierhandelsgesetz) («WpHG»). Esta norma, recoge tanto las infracciones 269 OBSERVATORIO SOBRE LA REFORMA DE LOS MERCADOS FINANCIEROS EUROPEOS (2009) y también aplican penas de multa o prisión en función de la categoría en la que sea encuadrable la conducta desarrollada por el infractor. Además, ambas regulaciones contemplan la posibilidad de que una misma conducta de abuso de mercado se sancione simultáneamente como infracción administrativa y como ilícito penal. No obstante, aunque esta posibilidad está abierta no es habitual que se impongan sanciones en ambos ámbitos por los mismos hechos. Por regla general, en la práctica el recurso a la vía penal se reserva para los casos más graves. Una conclusión interesante que se extrae del análisis de estas legislaciones es que el ordenamiento aplicable en nuestro país es menos severo en comparación con el de otros Estados miembros a la hora de calificar como ilícitos penales las conductas constitutivas de abuso de mercado. Así, y al margen del requisito de los 600.000 euros de ganancia (que de por sí determina que en la mayor parte de los casos ni se plantee entre nosotros la posibilidad de implicaciones penales), frente a la tendencia general en el resto de Estados miembros analizados a considerar la concurrencia de dolo en la infracción cometida como un elemento determinante de la calificación como delito, la normativa española no emplea la intencionalidad como elemento diferenciador entre infracción administrativa o ilícito penal. La misma menor severidad puede verse en ciertos aspectos de la regulación como infracción de la manipulación de mercado. Así, la limitación a la que antes se ha hecho referencia en cuanto a medios comisivos para que haya delito constituye una originalidad española. No obstante, nuestra normativa presenta un elemento de más severidad en cuanto que no tiene en cuenta la incidencia real de la actividad manipuladora como elemento determinante de la calificación penal (el art. 284 utiliza la expresión «intentaren», por lo que el delito no es de resultado). La mayor parte de los regímenes san- cionadores analizados sí emplean la referida incidencia real como un elemento diferenciador a la hora de distinguir entre infracción administrativa y delito. Este elemento sólo aparece en la normativa española como baremo para distinguir entre infracciones graves o muy graves, pero siempre dentro del ámbito de la infracción administrativa. Si la actuación destinada a manipular el mercado ha producido una alteración significativa en la cotización se considera cometida una infracción muy grave (art.99.i) LMV); en caso contrario la infracción es meramente grave (art.100.w) LMV). 6. EL PRINCIPIO NON BIS IN IDEM Y EL ART. 96 DE LA LMV No podemos poner fin a estas notas sobre el régimen sancionador penal y administrativo del abuso de mercado sin referirnos al principio non bis in idem. Este principio, tradicional en nuestro derecho y que tiene reflejo en el artículo 25 de la Constitución, presenta una doble vertiente, material y procesal. Desde el punto de vista material, el principio non bis in idem proscribe la imposición de sanciones penales y administrativas por un mismo hecho cuando hay identidad subjetiva y en la teleología de la norma (entre otras, sentencias del Tribunal Constitucional 154/1990 y 234/1991). No cabe por tanto que alguien sea castigado dos veces, penal y administrativamente, por los mismos hechos sobre la base de idéntico fundamento, entendiéndose por fundamento el bien jurídico cuya lesión justifica la imposición de la sanción al sujeto infractor. En cuanto a su vertiente procesal, el principio non bis in idem pretende impedir que dos órganos diferentes del Estado formen criterio distinto sobre si han acaecido o sobre cuáles son las circunstancias que han concurrido en unos mismos hechos con respecto a los que se esté proyectando el ius puniendi, dando preferencia al pronunciamiento de la jurisdicción penal y 270 NOTAS SOBRE EL RÉGIMEN SANCIONADOR PENAL Y ADMINISTRATIVO DEL ABUSO DE MERCADO (ii) Desde la perspectiva material, el non bis in idem está reflejado, a nuestro juicio, en la expresión «en su caso» que figura en el texto del artículo. El legislador podría haber sido más preciso, pero consideramos que esta expresión, tantas veces enigmática, sólo puede ser interpretada en este caso como un recordatorio a la Administración de que el procedimiento administrativo sólo podrá reabrirse cuando el procedimiento penal previo finalice con absolución o cuando, habiendo concluido con una condena, la conducta infractora castigada penalmente sea susceptible también de sanción administrativa por atentar contra un bien jurídico distinto del protegido por la normativa penal aplicada. No obstante, creemos que esto último no puede ser nunca el caso de las conductas constitutivas de abuso de mercado en cuanto que no es posible identificar un distinto fundamento de su sanción en el ámbito penal y en el ámbito administrativo. Por lo demás, en nuestra opinión cabe una lectura coherente con este enfoque de la primera frase del artículo «el ejercicio de la potestad sancionadora a que se refiere la presente Ley será independiente de la eventual concurrencia de delitos o faltas de naturaleza penal»: el ejercicio de la potestad sancionadora administrativa podrá producirse al margen o con independencia de la penal en aquellos casos en los que ello sea posible por resultar compatible con el principio non bis in idem, es decir, siempre que los hechos sean suficientemente diferenciables o que no haya identidad de fundamento o bien jurídico protegido (esto último será habitual en ámbitos distintos del abuso de mercado). obligando, en tanto el mismo no se produce, a que la Administración paralice sus actuaciones (en este sentido pueden citarse, entre otras, las sentencias del Tribunal Constitucional 77/1983 y 177/1999). En el ámbito del mercado de valores y su régimen sancionador el principio non bis in idem está presente en el art. 96 de la LMV, que establece lo siguiente: «El ejercicio de la potestad sancionadora a que se refiere la presente Ley será independiente de la eventual concurrencia de delitos o faltas de naturaleza penal. No obstante, cuando se esté tramitando un proceso penal por los mismos hechos o por otros cuya separación de los sancionables con arreglo a esta Ley sea racionalmente imposible, el procedimiento quedará suspendido respecto de los mismos hasta que recaiga pronunciamiento firme de la autoridad judicial. Reanudado el expediente, en su caso, la resolución que se dicte deberá respetar la apreciación de los hechos que contenga dicho pronunciamiento». Este artículo tutela el principio non bis in idem en la doble vertiente señalada: (i) Desde la perspectiva procesal, el non bis in idem queda protegido al establecerse la paralización del procedimiento administrativo en caso de tramitación de un procedimiento penal por los mismos hechos, o por hechos difícilmente separables, y al considerarse que la apreciación de los hechos realizada en sede jurisdiccional será la que prevalezca en caso de que, eventualmente, se reanude el procedimiento administrativo una vez terminado el penal. 271