CAPÍTULO XI LA SOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN MATERIA DE SEGURO Mª Antonia Arroyo Fernández/Mercedes Sabido Rodríguez 1. LITIGIOS EN MATERIA DE SEGUROS. PLURALIDAD DE CONFLICTOS Y PARTICULARIDADES asegurador y el reasegurador; entre aseguradores y entre asegurador y mediador. Teniendo en cuenta los objetivos de este Estudio nos hemos limitado a dar cuenta de la pluralidad de conflictos existentes sin pretender analizar la regulación jurídica de cada uno de los supuestos que la práctica muestra. Únicamente verificamos la «amplitud», tanto desde un punto de vista cuantitativo como cualitativo, de la litigiosidad en nuestro ámbito de estudio. Junto a estas consideraciones, debe advertirse que, como consecuencia de los procesos de globalización económica y de integración, de los que especialmente resulta afectado el mercado español, así como de la utilización de nuevas tecnologías, la internacionalización de las relaciones jurídicas surgidas en materia de seguro introducen mayores dificultades en orden a garantizar, por vía judicial, la tutela de los intereses vulnerados. Los litigios que versan sobre situaciones jurídicas internacionales, conectadas con dos o más Estados, requieren determinar, con carácter previo, la competencia judicial internacional de los tribunales españoles y, una vez que la respuesta a esta cuestión es afirmativa, designar el Ordenamiento jurídico aplicable al fondo del asunto. En el marco comunitario, el Reglamento 44/2001, de diciembre de 2000, sobre Competencia, Reconocimiento y Ejecución de Decisiones en materia Civil y Mercantil, el Convenio de Bruselas de 1968 sobre Competencia Judicial y Reconocimiento y Ejecución de Decisiones en Materia Civil y Mercantil y el Convenio de Lugano de En materia de seguros, los litigios que se suscitan en la práctica son muy diversos. Sin ánimo de exhaustividad pueden citarse, como más habituales, los conflictos derivados del incumplimiento de deberes precontractuales o contractuales por alguna de las partes (declaración del riesgo, pago de la prima, comunicación del siniestro, salvamento, pago de la indemnización, etc.); los derivados de la interpretación de la cobertura; los relacionados con la valoración de los daños; los derivados de los contratos de reaseguro; los conflictos en el seguro de responsabilidad civil, derivados de la incorporación del tercero perjudicado; los relacionados con recobros entre aseguradores, derivados de participación en coaseguros, subrogación y cúmulos de seguros; o los derivados de las relaciones entre las aseguradoras y los mediadores de seguros. La complejidad del propio contrato de seguro implica una diversidad de relaciones jurídicas de las que se pueden derivar distintas acciones para la tutela de los intereses de los legitimados. Además del asegurador y asegurado, para exigirse recíprocamente el cumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato, surgen otras formas como la que permite al perjudicado accionar directamente frente al asegurador o la acción del asegurador subrogado. Junto a la relación entre asegurador y asegurado, se generan otras como la que puede surgir entre asegurador y el tercero perjudicado; o entre el 1 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 1988 sobre Competencia Judicial y Reconocimiento y Ejecución de Decisiones en Materia Civil y Mercantil (reforma 2007). En líneas generales, estos textos configuran un sistema de foros especial en materia de seguro que se articula a partir de la posición procesal del asegurado. Este sistema, que excepciona la aplicación del sistema general, tiene como fundamento la necesidad de tutelar al asegurado en tanto que parte débil de la relación jurídica. Sin embargo, su ámbito de aplicación material se encuentra limitado a las demandas contra el asegurador y aquéllas que se interponen frente al asegurado. Quedan, por tanto excluidas otras acciones como, por ejemplo, las ejercitadas entre aseguradores en las que la competencia judicial internacional se determinará conforme al sistema general del reglamento articulado sobre la base del foro general del domicilio del demandado, que podrá ser excepcionado bien, en virtud de la autonomía de la voluntad de partes ejercida de forma expresa o tácita en los términos de los artículos 23 y 24 R. 44/01; bien, en virtud del foro especial por razón de la materia que consagra el artículo 5.1 del mismo texto legal. El sistema especial de foros en materia de seguros permite accionar al asegurado, beneficiario o tomador frente al asegurador bien, ante los tribunales del Estado miembro donde esté domiciliado el asegurador demandado o ante los tribunales del Estado miembro donde él mismo esté domiciliado. Si se trata de un coaseguro, los aseguradores que participan en el mismo también podrán ser demandados ante los tribunales del Estado miembro que conoce de la acción contra el primer firmante del coaseguro. Y, en el caso del ejercicio de la acción directa por el perjudicado contra el asegurador en seguros de responsabilidad civil, éste podrá ser demandado ante el tribunal del Estado miembro que conociere de la acción directa cuando su ley interna lo permita (STJCE de 13 de diciembre de 2007, as. Jack Odenbreit, vid. P. BLANCO-MORALES «Contratos internacionales II: Algunos contratos. Contrato internacional de seguro», A. L. CALVO CARAVACA/J. CARRASCOSA GONZÁLEZ, Derecho internacional privado, vol. II, 2009, pp. 614 y ss). Cuando se trate de demandas contra el tomador del seguro, el asegurado o beneficiario, el asegurador-demandante sólo podrá ejercitar la acción, salvo las excepciones en supuestos de reconvención y de litis denuntiatio en el marco de seguros de responsabilidad civil, ante los tribunales del Estado miembro del domicilio de estos sujetos. Por último, a tenor del artículo 13 del texto comunitario, se admite junto a estos foros la intervención del foro de la sumisión expresa si bien, con unos límites muy severos cuyo fundamento se encuentra en la finalidad tuitiva que, como hemos señalado, persigue el sistema de foros en materia de seguro. En los supuestos que no resulte aplicable las disposiciones de origen institucional o convencional, bien porque el demandado se encuentre domiciliado en un tercer Estado, bien por materialmente no sea subsumible en sus respectivos ámbitos de aplicación, la determinación de la competencia judicial internacional de los tribunales españoles deberá efectuarse conforme a las disposiciones recogidas en el artículo 22 LOPJ y, junto a ellas las previstas en legislaciones especiales sobre seguro. Los tribunales españoles, en virtud de las disposiciones referidas, podrán ser competentes cuando el asegurado y el asegurador tengan su domicilio en España y, en su defecto, se podrá recurrir a los foros especiales del artículo 22.3 y a la sumisión que consagra el párrafo segundo del precepto citado. En este marco, a partir de las consideraciones efectuadas evidenciando no sólo la pluralidad de litigios que se plantean en materia de seguros, sino también las dificultades que los mismos suscitan, deben ser bien recibidas las iniciativas tendentes a instaurar mecanismos preventivos así como las que promueven métodos alternativos a la vía jurisdiccional. Instrumentos a los que seguidamente haremos una breve referencia. 2. MECANISMOS DE PREVENCIÓN La legislación de contratos de seguro contempla distintos instrumentos tratando de prevenir la litigiosidad. En este punto, tiene especial rele2 CAPÍTULO XI. LA SOLUCIÓN DE CONFLICTOS MATERIALES DE SEGURO vancia lo dispuesto en el artículo 44 de la LMSRP que, siguiendo el mandato contenido en los arts. 10 y 11 de la Directiva 2002/92, obliga a los mediadores de seguros, así como a las entidades aseguradoras en nombre de sus agentes, para hacer efectiva la protección del consumidor en este ámbito, a atender y resolver las quejas y reclamaciones que el cliente pueda presentar. Esta obligación genérica se ha proyectado en el establecimiento de un servicio de atención al cliente o defensor del cliente con el que cuentan todas las entidades aseguradoras y corredores de seguros. De esta forma, las reclamaciones y quejas contra los agentes de seguros han de ser resueltas por las propias aseguradoras que deben contar con este servicio. El artículo 62.2 del texto refundido de la Ley de Ordenación y Supervisión de los Seguros Privados, aprobado por Real Decreto Legislativo 6/2004, de 29 de octubre, dispone que la protección administrativa en el ámbito de los seguros privados se regirá por la normativa vigente sobre protección de clientes de servicios financieros, contenida en la Ley 44/2002, de 22 de noviembre, de Medidas para la Reforma del Sistema Financiero, y sus normas de desarrollo. La normativa de protección al asegurado contenida en la citada Ley de medidas para la reforma del sistema financiero, ha sido desarrollada por el Real Decreto 303/2004, de 20 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de los comisionados para la defensa del cliente de servicios financieros y por la Orden ECO 734/2004, de 11 de marzo, sobre los departamentos y servicios de atención al cliente de las entidades financieras. La citada Orden, se refiere a la obligación de las entidades de servicios financieros de crear departamentos o servicios de atención al cliente, así como a la posibilidad de nombrar un defensor del cliente, encargados de atender y resolver las quejas y reclamaciones que los usuarios de servicios financieros puedan presentar relacionadas con sus intereses y derechos legalmente reconocidos. Por lo que se refiere a las entidades de otros Estados miembros del Espacio Económico Europeo que ejerzan su actividad en España en régimen de libre prestación de servicios, están igual- mente obligadas a atender y resolver las quejas y reclamaciones pero no se establece la obligatoriedad de crear departamentos o servicios de atención al cliente. La entidad dispondrá de un plazo de dos meses, a contar desde la presentación de la reclamación, para pronunciarse sobre ella, pudiendo el reclamante plantear la reclamación ante este Servicio, a partir de la finalización de dicho plazo si la reclamación no ha sido resuelta, o bien desde que haya sido denegada su admisión o desestimada su petición. En consecuencia, si la entidad aseguradora opera en España en régimen de libre prestación de servicios, para la admisión de una queja o una reclamación ante el Servicio de Reclamaciones de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, se deberán cumplir los siguientes requisitos: Deberá justificar que se ha formulado previamente la queja o reclamación en el domicilio social de la entidad aseguradora, y se encuentra en alguna de las siguientes situaciones: a) La respuesta de la entidad ha sigo negativa a la petición del reclamante. b) La entidad no ha admitido a trámite la queja o reclamación. c) Han transcurrido más de dos meses desde la fecha de presentación de la queja o reclamación ante la entidad sin que ésta haya resuelto. En el supuesto de los corredores, tanto a personas físicas como jurídicas, la LMSRP les obliga a contar con un servicio propio de atención al cliente. En este último supuesto, el cumplimiento de esta obligación legal puede suscitar dificultades, sobre todo para los corredores personas físicas y corredurías de pequeñas dimensiones, por el coste que para ellos implica sufragar el servicio de atención al cliente que están obligados a prestar. Aunque la LMSRP permite sustituir el servicio de atención al cliente, por un defensor del cliente, siempre que se canalicen por esta vía todas las reclamaciones, una posible solución del problema apuntado, hubiera sido introducir en la LMSRP, el sometimiento del mediador al sistema arbitral de consumo, así se ahorrarían los costes del mantenimiento del servicio de atención al cliente, y el consumidor estaría dotado de un servicio de protección más objetivo y socialmente más conocido. No obstante, esta propuesta, que 3 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA atiende a los intereses económicos de los corredores, a largo plazo no elimina los costes pues supone eliminar un mecanismo preventivo, que evita el planteamiento de un litigio o la sumisión al arbitraje como alternativa a la solución por vía judicial. De hecho, agotar esta posibilidad por el cliente, se configura como requisito imprescindible para la apertura de otros mecanismos de solución de conflictos. Así, por ejemplo, para la admisión de una queja o reclamación ante el Servicio Reclamaciones de la DGSFP (al que seguidamente haremos referencia) se deberá justificar que se ha formulado previamente la queja o reclamación ante el departamento o servicio de atención al cliente o, en su caso, ante el defensor del cliente de la entidad, y que o bien la respuesta de la entidad ha sigo negativa a la petición del reclamante; o la entidad no ha admitido a trámite la queja o reclamación; o bien han transcurrido más de dos meses desde la fecha de presentación de la queja o reclamación ante la entidad sin que ésta la haya resuelto. En marco de los mecanismos preventivos, está adquiriendo especial importancia la actuación del servicio de reclamaciones de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones. El Reglamento de los comisionados para la defensa del cliente de servicios financieros, aprobado por el Real Decreto 303/2004, de 20 de febrero, regula el procedimiento de presentación de consultas, quejas y reclamaciones ante el Servicio de Reclamaciones de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones. El procedimiento de presentación de quejas y reclamaciones, se configura como un mecanismo de resolución de conflictos en materias relacionadas con contratos de seguro y planes de pensiones que deriven de la actuación de entidades aseguradoras, gestoras de fondos de pensiones y mediadores de seguros. Los procedimientos desarrollados ante el Servicio de Reclamaciones, son procedimientos extrajudiciales de protección de los derechos de los ciudadanos de carácter gratuito, al margen de las instancias judiciales. Se distinguen varias actuaciones para la protección del asegurado. De un lado, éste podrá presentar las denominadas quejas, referidas al funcionamiento de los servicios financieros prestados a los usuarios por las entidades y presentadas por las tardanzas, desatenciones o cualquier otro tipo de actuación que se observe en su funcionamiento. Junto a ellas, las reclamaciones integran las solicitudes presentadas por los usuarios de servicios financieros que pongan de manifiesto, con la pretensión de obtener la restitución de su interés o derecho, hechos concretos referidos a acciones u omisiones de las entidades, que supongan para quien las formula un perjuicio para sus intereses o derechos por incumplimiento de los contratos, de la normativa de transparencia y protección de la clientela o de las buenas prácticas y usos financieros. Y, por último, las consultas entre las que se incluyen, las solicitudes de asesoramiento e información relativas a cuestiones de interés general sobre los derechos de los usuarios de servicios financieros en materia de transparencia y protección de la clientela, y sobre los cauces legales para su ejercicio, así como las que se refieran a los requisitos que la normativa vigente imponga a las actuaciones que el interesado pueda precisar, o sobre las características genéricas de los distintos tipos de procedimientos para hacerlos valer y órganos competentes para su conocimiento y resolución. En ningún caso, la evacuación de una consulta podrá pronunciarse sobre peticiones de interpretación de la norma aplicable en relación a un supuesto concreto. Estas consultas, quejas y reclamaciones deberán estar relacionadas con la actuación de entidades aseguradoras, excepto en el caso de los contratos de seguros por grandes riesgos; entidades gestoras de fondos de pensiones; mediadores de seguros: agentes y corredores; entidades de crédito en materia de comercialización de seguros o planes de pensiones o en su condición de depositarias de fondos de pensiones. A este servicio corresponde el conocimiento y tramitación de todas las consultas, quejas y reclamaciones presentadas por los ciudadanos en el ámbito asegurador, excluyéndose, junto a las señaladas, aquellas consultas, quejas o reclamaciones sobre asuntos que se encuentren o hayan sido sometidos a cualquier instancia arbitral, administrativa 4 CAPÍTULO XI. LA SOLUCIÓN DE CONFLICTOS MATERIALES DE SEGURO o judicial; determinación de los daños y perjuicios que eventualmente haya podido ocasionar a los usuarios de los servicios financieros la actuación, incluso sancionable, de las entidades sometidas a supervisión, así como sobre valoraciones económicas. Conforme a los datos reflejados en el Informe Anual del Servicio de Reclamaciones 2008 de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, la práctica muestra un aumento tanto de las reclamaciones y quejas como de las consultas presentadas en materia de seguros. Este incremento de reclamaciones y quejas justifica la propia existencia del servicio y puede conllevar una disminución de la litigiosidad en esta materia; el aumento del número de consultas muestra, claramente, el creciente interés de los consumidores de estos productos por conocer sus derechos y los cauces legales para su ejercicio. En líneas generales, los motivos que han dado lugar a mayor número de reclamaciones se refieren a las divergencias en la interpretación y aplicación de la póliza, al incumplimiento de la prestación garantizada, las valoraciones del siniestro y las modificaciones en los contratos, especialmente, las relativas al aumento de primas. En este punto, es importante resaltar la importancia de la entrega, por las entidades aseguradoras, de las condiciones generales y particulares a los tomadores y/o asegurados no sólo porque es una obligación legal, sino porque la falta de conocimiento de estas condiciones origina gran parte de las reclamaciones que se presentan como consecuencia del desconocimiento del contenido de los derechos y obligaciones que asume cada parte. Se observa, asimismo, un incremento de reclamaciones frente a sucursales de entidades aseguradoras extranjeras así como frente a la actividad realizada por los corredores y las corredurías de seguros. El número de reclamaciones motivadas por la actuación de los corredores y corredurías de seguros ha aumentado en el año 2008. En concreto, se han presentado un total de 83 reclamaciones frente a las 48 iniciadas durante 2007, por lo que se ha producido un incremento del 73%, aunque en valores absolutos esta cifra es residual respecto a la actividad global del Servicio de Reclamaciones. Del total de 83 reclamaciones presentadas, 58 dieron lugar al inicio de un procedimiento de reclamación, mientras que un total de 25 no fueron admitidas por no haber cumplido los requisitos establecidos por la Ley 26/2006, de 17 de julio, de mediación de seguros y reaseguros privados, en cuanto a la presentación previa de las reclamaciones ante los departamentos o servicios de atención al cliente del corredor o correduría de seguros o, en su caso, ante el defensor del cliente. Según el Informe referido, del total de reclamaciones presentadas frente a este tipo de mediadores, el 40,63% derivan de la inadecuada asistencia en caso de siniestro, incumpliendo lo previsto en la Ley de mediación, que establece que los corredores de seguros están obligados durante toda la vigencia del contrato de seguro en que hayan intervenido, a prestar, en caso de siniestro, su asistencia y asesoramiento. El segundo motivo de reclamación se refiere a la información recibida sobre el condicionado que fue confusa, incorrecta o incompleta, sobre todo en lo relativo a las coberturas que incluye la póliza. Los reclamantes se quejan de la información recibida en la comercialización, ya que pensaban que contrataban unas coberturas y cuando se produce el siniestro se dan cuenta de que los riesgos realmente cubiertos son diferentes. Destacan también las reclamaciones interpuestas contra el corredor o la correduría porque el siniestro ha sido rechazado por el propio mediador, y no por la entidad aseguradora, realizando por tanto operaciones prohibidas por la ley de mediación de seguros y reaseguros privados. Tras la entrada en vigor de la Ley 11/2007, de 22 de junio, sobre el acceso electrónico de los ciudadanos a los Servicios Públicos, se establece una nueva regulación de los registros administrativos electrónicos orientada, entre otros elementos, a promover las comunicaciones telemáticas entre los ciudadanos y la Administración. A partir de estas disposiciones, una de las novedades que introduce el Servicio de Reclamaciones de la DGSFP, respondiendo a la innovación y la utilización de tecnologías de la información en el mercado, es la posibilidad de presentar telemática5 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA los intereses personales y económicos y se evitan litigios futuros. En Derecho español, al arbitraje ordinario, regulado en virtud de la Ley 60/2003, se añaden los arbitrajes especiales que gozan de una regulación propia en las legislaciones específicas. Entre estos últimos se incluye el arbitraje de seguro. La legislación en la materia prevé la aplicación de este medio extrajudicial de solución de conflictos aplicable con preferencia sobre la ley de arbitraje que actuaría como norma supletoria. Se prevé expresamente la posibilidad de que los conflictos que puedan surgir entre el tomador del seguro, asegurados, beneficiarios, terceros perjudicados o derechohabientes de cualquiera de ellos con entidades aseguradoras, se puedan someter voluntariamente a la decisión arbitral. En sede de arbitraje, las partes pueden optar por dos cauces diferentes aunque complementarios, habida cuenta de la relación de supletoriedad que existe entre ambos: de un lado, se puede acudir al arbitraje institucional de consumo, en cuyo caso el arbitraje se constituiría como una modalidad de este último y, de otro, se puede optar por el arbitraje general regulado en la ley de arbitraje. La especial protección que la legislación de seguro otorga al asegurado así como el elevado número de contratación con consumidores justifica la opción propuesta. Los sistemas de resolución de conflictos con consumidores resultan adecuados en materia de seguros. Entre ellos, el nuevo sistema de mediación en consumo, recogido en el reciente Real Decreto 231/2008, de 15 de febrero, del Sistema Arbitral de Consumo. A través de este sistema se resuelven, sin formalidades especiales y con carácter vinculante y ejecutivo para ambas partes, se resuelven determinadas reclamaciones planteadas por los consumidores (asegurados o tomadores en el caso de los seguros) en relación a los derechos que tienen legal o contractualmente reconocidos. Este sistema, se limita a materias que pueden ser objeto de libre disposición por las partes conforme a Derecho. La sumisión al arbitraje es voluntaria, siendo necesario previo acuerdo por escrito de las partes, esto es, el convenio arbitral. mente las quejas, consultas y reclamaciones a través de la Oficina virtual. Con ello, no sólo se pretende evitar costes sino, principalmente, agilizar y simplificar los trámites administrativos con la consiguiente reducción de plazos de tramitación de los expedientes y la mejora del funcionamiento del sistema de resolución de conflictos. 3. VÍAS ALTERNATIVAS A LA JURISDICCIONAL Nuestro Ordenamiento jurídico consagra distintas alternativas a la resolución judicial de conflictos en materia de seguro. Junto al arbitraje, que se configura como una vía tradicionalmente admitida, en los últimos años han surgido otras como la mediación. 3.1. ARBITRAJE Un primer mecanismo de solución extrajudicial de conflictos en materia de seguros es el Arbitraje. El retraso y la masificación de los Juzgados y Tribunales, y las consecuencias negativas que ello conlleva tanto a particulares como a los profesionales, por la tardanza e inseguridad en la resolución y los elevados costes que supone el simple hecho de presentar una demanda en un juzgado, pueden llegar a derivar en situaciones empresariales insostenibles y altamente perjudiciales para la continuidad de la sociedad, haciendo de la vía judicial más que una solución, un problema adicional. El arbitraje pretende corregir estos fallos, como procedimiento extrajudicial y alternativo a los Juzgados por el que, la resolución de cualquier conflicto se produce de manera rápida, eficaz, profesional y económica. Las características más destacadas del sistema arbitral en comparación con la vía judicial podríamos resumirlas en las siguientes: celeridad en la resolución del conflicto; económico por la reducción de gastos y costes en comparación con la carestía de la vía judicial; es una vía eficaz de resolución de controversias; se desarrolla por la actuación de profesionales y expertos en la materia; se satisfacen 6 CAPÍTULO XI. LA SOLUCIÓN DE CONFLICTOS MATERIALES DE SEGURO En esta línea, la ley 22/07 sobre Comercialización a Distancia de Servicios Financieros Destinados a los Consumidores, prevé, en su artículo 16, que el consumidor y el proveedor puedan someter sus conflictos al arbitraje de consumo, mediante adhesión de aquéllos al Sistema Arbitral del Consumo, o a otros sistemas de resolución extrajudicial de conflictos alternativos que respeten los principios establecidos por la normativa comunitaria, así como a los mecanismos previstos en la legislación sobre protección de los clientes de servicios financieros. Asimismo, regula la necesaria cooperación, de los órganos arbitrales de consumo o los órganos previstos en la legislación sobre protección de los clientes de servicios financieros que intervengan en la resolución de reclamaciones sobre servicios financieros prestados a distancia, en la resolución de los conflictos de carácter transfronterizo que se produzcan a nivel intracomunitario, a través de la «Red transfronteriza de denuncia extrajudicial sobre servicios financieros» (FIN_NET) o cualquier otro mecanismo habilitado al efecto. En el marco del comercio electrónico, tanto la Ley 32/03 como la Ley 59/03 sobre firma electrónica consagran la posibilidad de recurrir, en sus respectivos ámbitos, al arbitraje de consumo. De un lado, los operadores que exploten redes o presten servicios de comunicaciones electrónicas y los consumidores y otros usuarios finales pueden someter a este sistema las controversias que les enfrenten. Asimismo, el usuario de servicios de certificación de firma electrónica, en tanto que consumidor, podrá utilizar este instrumento para resolver los conflictos con el prestador de servicios. También la Ley 34/02, en el marco de los servicios de la sociedad de la información, prevé en su artículo 32 la posibilidad de que el prestador y el destinatario de estos servicios puedan someter la resolución de sus conflictos al arbitraje de consumo mediante su adhesión al Sistema Arbitral de Consumo. En este marco, la ley 11/2007 regula algunas especialidades respecto del arbitraje electrónico. Es aquél que se sustancia íntegramente por medios electrónicos, sin perjuicio de que alguna actuación arbitral deba practicarse por medios tradi- cionales. Así lo contemplan, específicamente, la sección primera del Capítulo V del Real Decreto 231/2008, de 15 de febrero, por el que se regula el Sistema Arbitral de Consumo, que comprende los artículos 51 a 55. La progresiva implantación del arbitraje (aunque escasa en comparación con el resto de la Comunidad Europea e Internacional) como método de resolución de conflictos alternativo a la vía judicial, se encamina a paliar y reducir los elevados costes y la prolongación en el tiempo que supone someter un litigio a los tribunales de justicia ordinarios, ofreciendo una solución alternativa, ágil, rápida, eficaz y económica de las controversias, interpretaciones, incumplimientos o ejecuciones que puedan surgir entre las partes en un contrato o vínculo jurídico-contractual y, consecuentemente, una mejora en el servicio a los ciudadanos que podrán disfrutar de una tutela judicial efectiva real. 3.2. MEDIACIÓN Un segundo instrumento o método que puede actuar como alternativa a la vía judicial para la resolución de conflictos es la mediación. De nuevo, la complejidad del proceso judicial, su creciente costo y, muy especialmente, su dilación y atasco, justifica la búsqueda de otros instrumentos adecuados para ofrecer soluciones a los conflictos entre particulares y empresas. En este punto, las iniciativas comunitarias destinadas a la protección del consumidor y al acceso a la justicia en un espacio de libertad, seguridad y justicia se proyectan también en nuestro ámbito de estudio. A través de ellas, se articulan algunos mecanismos que pretenden garantizar una solución extrajudicial, rápida y económica, de los litigios que se puedan suscitar. Recientemente se ha publicado la Directiva 2008/52/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de mayo de 2008, de Mediación en Asuntos Civiles y Mercantiles (DOUE nº L136, de 24 de mayo de 2008). La propia Directiva, resalta la conveniencia de contar con este tipo de soluciones económicas y rápidas, articulando 7 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA procedimientos adaptados a las necesidades de las partes. Lo esencial del concepto de mediación que aporta la norma comunitaria se concreta en su autonomía respecto del procedimiento judicial, su carácter extrajudicial, y su ejercicio por una persona que no se sitúe por encima de las partes en conflicto. No obstante, ello no excluye que el procedimiento de mediación pueda ser iniciado por las partes, sugerido u ordenado por el órgano jurisdiccional o prescrito por el Derecho de un Estado miembro. La disposición comunitaria ofrece una armonización de mínimos, pudiendo los Estados extender su regulación más allá de lo en ella previsto. Por ello, si bien es cierto que la Directiva únicamente hace referencia a los procedimientos de mediación transfronterizos, vinculándolo al hecho de que, al menos una de las partes resida habitualmente o esté domiciliada en un Estado miembro distinto del Estado miembro de cualquiera de las otra partes, su considerando 8 concede la posibilidad a los ordenamientos internos para que pueda aplicarse a los procedimientos de mediación de carácter nacional, lo que constituye, un claro incentivo del Derecho comunitario al uso de mecanismos extrajudiciales para la resolución de controversias. A través de este instrumento no sólo se evitan los problemas que suscita la vía judicial, además, en el marco de la contratación internacional este mecanismo permite superar las inseguridades jurídicas que se suscitan en este marco y que se justifican, fundamentalmente, por la incertidumbre en orden a la designación del tribunal competente y a la designación del Ordenamiento aplicable. En concreto, en el ámbito del contrato de seguro, la mediación podría ser un sistema especialmente indicado, por su flexibilidad y rapidez, para resolver aquellos conflictos que no tienen un matiz eminentemente jurídico (valoración de daños, determinación de la cuantía de la indemnización, etc), así como para llegar a acuerdos en materia de valoración de daños personales, e incluso para resolver, a muy corto plazo, las controversias originadas en los contratos estipulados con tomadores-consumidores o los conflictos de escasa cuantía económica. A tal fin, la inclusión en los contratos de seguro de cláusulas de sumisión a un proceso de mediación de los conflictos que en cuestiones como las referidas puedan surgir, sería el cauce apropiado para hacer realidad la previsión contenida en la Directiva 2008/52/CE. 4. BIBLIOGRAFÍA P. BLANCO-MORALES «Contratos internacionales II: Algunos contratos. Contrato Internacional de seguro», A. L. CALVO CARAVACA/J. CARRASCOSA GONZÁLEZ: Derecho internacional privado, vol. II, 2009, pp. 614 y ss. P. FAJARDO MARTOS: «La Mediación como Mecanismo Alternativo de Solución de Conflictos en Derecho de Seguros y Reaseguros», Comunicación al tema Mediación Laboral y Mercantil, en Simposio sobre Tribunales y mediación. «Nuevos caminos para la justicia», 18-19 junio 2009, CosmoCaixa, Barcelona. M. SANZ PARRILLA: «Uso de medios electrónicos en el arbritaje de seguros», en Congreso Internacional de Derecho electrónico y financiero, Sevilla. 20-22 de mayo 2009. 8