XI. Protección de Datos

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XI. PROTECCIÓN DE DATOS
Gonzalo F. Gállego Higueras. Abogado - Socio - Departamento de Derecho de las Nuevas Tecnologías
Hogan Lovells International
XI.1. RELEVANCIA DE LA PROTECCIÓN
DE DATOS DE CARÁCTER
PERSONAL EN EL SECTOR
ASEGURADOR
Finalmente y en tercer lugar, la actividad aseguradora se estructura habitualmente sobre una
malla de entidades que participan en diversas
cadenas de la actividad de producción y gestión
del seguro (Ej. distribución, aseguramiento, reaseguro, retrocesión, etc.). Ello, por un lado, multiplica el número de sujetos que tratan datos y se
ven afectados por la normativa sobre protección
de datos y, por otro, da lugar a continuos y múltiples flujos de datos personales que, en sí mismos, también se encuentran regulados por dicha
normativa.
Siendo esta la situación, no es extraño que el
sector asegurador sea uno de los pocos que
cuenta con regulación específica que trata de
acomodar o interpretar la normativa general
sobre protección de datos, para aplicarla al sector concreto, en este caso el del seguro. Así, por
ejemplo, encontramos disposiciones como el
artículo 62 de la Ley 26/2006, de 17 de julio, de
mediación de seguros y reaseguros privados
(«LMSRP») que clarifican si un mediador debe
ser considerado encargado del tratamiento o
responsable del fichero u otras como el artículo
58.bis.9 del Texto Refundido de la Ley de
Ordenación y Supervisión de los Seguros Privados (Real Decreto Legislativo 6/2004, de 29
octubre) («LOSSP») que permiten específicamente la cesión de datos personales entre aseguradores y reaseguradores.
Aun con todo, lo cierto es que la aplicación de
la normativa de protección de datos a la actividad aseguradora depara todavía algunas dudas
El sector asegurador es uno de los más relevantes desde la perspectiva de la normativa
protección de datos. Concurren en el varios
elementos que hacen que ello sea así. En primer lugar, gran parte de la actividad aseguradora comporta el tratamiento intensivo de
datos de carácter personal1. Para verificar esto,
basta pensar en todos aquellos seguros cuyo
asegurado, siniestrado o beneficiario es una
persona física. En cada una de las pólizas de
estos seguros, se realizan tratamientos de datos
de carácter personal.
En segundo lugar, un número relevante de
productos de seguro requieren del tratamiento
de datos dotados de una particularmente intensa
protección. Son datos que la propia normativa
sobre protección de datos denomina «datos especialmente protegidos» (artículo 7 de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección
de Datos de Carácter Personal («LOPD»)). Dentro de éstos, destacan los datos de salud, como los
que son manejados en la selección de riesgos de
seguros de vida, seguros de enfermedad o de
asistencia sanitaria, etc.
1
Es decir, datos concernientes a personas físicas identificadas o identificables.
237
ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010...
de calado que deben ser solventadas, no ya sólo
por versar sobre disposiciones cuyo incumplimiento lleva aparejado sanciones muy elevadas
–incluso de más de 600.000 por infracción–,
sino por que se trata de requisitos que afectan a
la actividad cotidiana de las entidades aseguradora, no a tratamientos meramente excepcionales o puntuales, por lo que la oscuridad con que
se presenta la regulación de protección de datos,
puede favorecer incumplimientos a gran escala y
totalmente involuntarios.
En las siguientes líneas realizaremos una evaluación acerca de la aplicación de la normativa
sobre protección de datos al sector asegurador,
incidiendo en algunos de los aspectos que son
peculiares o dificultosos.
conocido) nace al amparo del artículo 18.42 de la
Constitución Española SIn embargo, debe su
contenido actual a la jurisprudencia de nuestro
Tribunal Constitucional3 que lo ha dibujado y
caracterizado como derecho autónomo e independiente.
Conforme a dicha jurisprudencia, el derecho
a la protección de datos se configura como una
superación al contenido del tradicional derecho
a la intimidad (artículo 18.1 de la Constitución
Española) y sirve al propósito de garantizar el
poder de disposición del individuo sobre sus
datos de carácter personal ante el posible tratamiento de los mismos. A diferencia del derecho a
la intimidad personal y familiar, que tiene un
contenido esencialmente pasivo que se concreta
en la facultad de evitar que terceros conozcan
aspectos pertenecientes a una esfera privada, el
derecho a la protección de datos posee «una
dimensión positiva [...] que se traduce en un derecho de
control sobre los datos relativos a la propia persona», el
derecho a oponerse a que «determinados datos personales sean utilizados para fines distintos de aquel
legítimo que justificó su obtención» (STC 11/1998, de
13 de enero).
Abundando en la idea, la STC 292/2000, de
30 de noviembre afirma que el derecho fundamental a la protección de datos «persigue garantizar a la persona un poder de control sobre sus datos
personales, sobre su uso y destino, con el propósito de
impedir su tráfico ilícito y lesivo para la dignidad y
derecho del afectado. En fin, el derecho a la intimidad
permite excluir ciertos datos de una persona del conocimiento ajeno» [...] «es decir, el poder de resguardar su
vida privada de una publicidad no querida. El derecho
a la protección de datos garantiza a los individuos un
poder de disposición sobre esos datos [...] que faculta a
la persona para decidir cuáles de esos datos proporcio-
XI.1.1. EL DERECHO A LA PROTECCIÓN
DE DATOS O AUTODETERMINACIÓN
INFORMATIVA
Como hemos indicado, el derecho a la protección
de datos tiene una singular relevancia en el sector asegurador. Sin embargo, lo cierto es que este
derecho no es una materia particular o específica
del ámbito asegurador. Tampoco lo es la mayor
parte de normativa que lo regula que, salvo por
algunas excepciones, se compone de disposiciones aplicables a todo tratamiento de datos, con
independencia del ámbito o sector económico en
el que se produzca éste.
Este carácter tangencial del derecho a la protección de datos respecto del sector asegurador
unido a la relativa novedad del mismo, hace
aconsejable iniciar el presente estudio con una
pequeña introducción acerca del contenido y
características del derecho a la protección de
datos. Una vez se dibujen los perfiles de este
derecho, pasaremos a analizar la aplicación del
mismo a algunos de los tratamientos de datos
propios de la industria del seguro.
El derecho fundamental denominado «derecho a la protección de datos» (o «libertad informática» o «autodeterminación informativa» o
«Habeas Data», que de todas estas formas es
2
El precepto citado dice así: «La ley limitará el uso de la
informática para garantizar el honor y la intimidad personal y
familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos».
3
Colaboró, en todo caso, a perfilar el contenido de este
derecho fundamental, la ratificación por España del Convenio (Nº 108) para la Protección de las Personas con Respecto al Tratamiento Automatizado de Datos de Carácter Personal (ratificado por España por instrumento de 27 de enero
de 1984).
238
XI. PROTECCIÓN DE DATOS
desarrolladas fundamentalmente en dos normas,
a saber la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de
diciembre, de Protección de Datos de Carácter
Personal («LOPD») y el Reglamento de desarrollo de la Ley Orgánica 15/1999 de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal,
aprobado por el Real Decreto 1720/2007, de 21
diciembre («RLOPD»). El contenido de dichas
normas se está en gran medida harmonizado con
respecto al de otros países de la Unión Europea,
merced a la Directiva 95/46/CE del Parlamento
Europeo y del Consejo, de 24 de octubre de
1995, relativa a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos
personales y a la libre circulación de estos datos,
que fue transpuesta en España mediante la
LOPD citada. Esta harmonización facilita los flujos de datos entre países de la Unión Europea.
Junto a la LOPD y RLOPD, encontramos
diversas disposiciones que regulan tratamientos
de datos de carácter personal en sectores específicos como las comunicaciones electrónicas, las
comunicaciones comerciales, sector de la salud y,
por supuesto, el sector asegurador, siendo este
último sector uno4 de los que cuenta con una
regulación más sofisticada en lo que respecta a
tratamientos de datos personales5.
El respeto al derecho a la protección de datos
y el cumplimiento de la normativa arriba indicada en los sectores privados6, es garantizado por
nar a un tercero, sea el Estado o un particular, o cuáles puede este tercero recabar, y que también permite al
individuo saber quién posee esos datos personales y
para qué, pudiendo oponerse a esa posesión o uso».
Las facultades de disposición y control propias del derecho a la protección de datos alcanzan, no ya sólo a información de carácter «íntimo» (propia de artículo 18.1 de la Constitución
Española), sino a los «datos de carácter personal», entendidos como cualquier tipo de información concerniente a personas físicas identificadas o identificables. Todo tratamiento de datos
que se refieran a la persona (incluso aunque los
datos no sean íntimos) puede afectar a los derechos y libertades del individuo y, en consecuencia, debe estar sometido al control de éste. Por
ejemplo, con carácter general, el nombre, apellidos y número de teléfono no son datos que puedan calificarse como de «íntimos»; no es información que, en principio, deseemos mantener
apartada del conocimiento de los demás (de
hecho, muchos directorios y guías telefónicas
pueden contener esta información). Sin embargo, si un tercero utiliza esta información para llevar a cabo llamadas de telemarketing a horas
inadecuadas, es evidente que podemos sentirnos
coaccionados o, al menos, podemos percibir que
nuestra libertad ha sido mermada no ya por que
el tercero haya accedido al conocimiento de
información que no queremos que se conozca,
sino por que la información «pública» de que dispone es utilizada para fines que no deseamos.
Desde esta perspectiva, se entiende bien que el
derecho a la protección de datos, haya sido calificado por algún autor como el «derecho a que le
dejen a uno en paz» (»the right to be let alone»)
(Samuel D. Warren y Louis D. Brandeis. «THE
RIGHT TO PRIVACY». Harvard Law Review.
Vol. IV. 15 de Diciembre de 1890. Núm. 5).
4
De hecho, sólo el sector de las comunicaciones electrónicas cuenta con regulación específica sobre protección de
datos tan detallada como la del sector asegurador.
5
Entre las múltiples disposiciones que pueden citarse
encontramos los artículos 62 y ss. de la LMSRP; el artículo
58bis.9 de la LOSSP; la Ley 20/2005, de 14 de noviembre, de
Registro de Contratos de Seguros de Cobertura de Fallecimiento y el Real Decreto 398/2007, de 23 marzo, por el que
se desarrolla la Ley 20/2005, de 14 de noviembre, de Registro de Contratos de Seguros de Cobertura de Fallecimiento o
la Instrucción 2/1995, de 4 de mayo, de la Agencia de Protección de Datos, sobre medidas que garantizan la intimidad
de los datos personales recabados como consecuencia de la
contratación de un seguro de vida de forma conjunta con la
concesión de un préstamo hipotecario o personal.
6
Junto con la AEPD, conviven determinadas Agencias de
Protección de Datos de algunas Comunidades Autónomas,
que tiene competencias en lo que respecta a intervenir el
cumplimiento de la normativa sobre protección de datos por
parte de la Administraciones Públicas de la Comunidad
Autónoma.
XI.1.2. REGULACIÓN COMÚN Y SECTORIAL
EN MATERIA DE PROTECCIÓN
DE DATOS
En España las facultades de control propias del
derecho a la protección de datos se encuentran
239
ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010...
la Agencia Española de Protección de Datos
(«AEPD»). La infracción de las obligaciones en
esta materia puede dar lugar a importantes sanciones, de hasta más de 600.000 .
ser entidades aseguradoras, reaseguradoras,
corredores, etc.
Entre los elementos que configuran la protección del asegurado en tanto que «interesado o
afectado» respecto de sus datos personales, podemos señalar las siguientes:
(a) El principio de calidad de los datos (artículos 4 LOPD y 8 RLOPD), en virtud del
cual sólo pueden ser objeto de tratamiento datos de carácter personal que sean
adecuados, pertinentes y no excesivos en
relación con las finalidades del tratamiento para el cual los datos fueron recabados,
quedando prohibidos igualmente los tratamientos realizados con fines ilícitos. En
cumplimiento de este principio, los datos
personales deben de ser cancelados cuando ya no son necesarios.
(b) El deber de información (artículos 5
LOPD y 18 y ss. RLOPD) que obliga a
entidades como las aseguradoras o corredores, a proporcionar información detallada a los asegurados acerca de la recogida y tratamiento de sus datos de carácter
personal. Dentro de esta información
encontraríamos la identidad de quien
ostenta el control sobre los datos (Ej. una
entidad aseguradora), los tratamientos a
los que serán sometidos los datos personales, los destinatarios a los que los datos
serán comunicados, el ejercicio de los
derechos ARCO (véase letra (f) siguiente),
etc. En la mayor parte de casos, la obligación de información se cumple en el
momento de la recogida de los datos, es
decir, cuando se recaban los datos del propio asegurado (Ej. en la solicitud del seguro). Sin embargo, la obligación de información también existe –e incluso, puede
decirse que con más razón– cuando los
datos se recaban de fuentes distintas al
propio interesado (Ej. cuando son proporcionados por un tercero, como ocurre
cuando un centro médico proporciona el
resultado de las pruebas médicas encargadas por una entidad aseguradora).
XI.2. PROTECCIÓN Y TRANSPARENCIA
FRENTE AL ASEGURADO EN TANTO
QUE «INTERESADO O AFECTADO»
RESPECTO A SUS DATOS
DE CARÁCTER PERSONAL
Según se ha expuesto en líneas precedentes, el
derecho a la protección de datos confiere a su
titular la facultad de decidir qué tipo de tratamientos pueden ser realizados con sus datos de
carácter personal (sean o no íntimos). Tal facultad se concreta en diversas disposiciones que
regulan esta materia tanto de forma genérica, (es
el caso de la LOPD o el RLOPD), como de forma
sectorial, incluyendo, entre otras, las disposiciones propias del sector asegurador.
Pues bien en su aplicación al sector asegurador,
el derecho a la protección de datos actúa como un
claro mecanismo de transparencia y protección de
asegurado, que complementa el manto de protección que proporcionan otras normas sectoriales
tratadas en apartados precedentes por otros autores de la obra que el lector tiene en sus manos.
Como persona física titular de los datos personales que se tratan, el asegurado7 ocupa el rol del
«interesado o afectado» al que la normativa sobre
protección de datos otorga toda la protección en
materia de protección de datos, permitiéndole
decidir el tipo de información que sobre su persona tratarán los diversos actores intervinientes en la
cadena de producción y gestión del seguro (aseguradores, reaseguradores, mediadores, auxiliares, etc.). En líneas generales, tal protección se
configura en torno a obligaciones que ostentan
aquellas entidades que deciden acerca del tratamiento de los datos personales –que la normativa
denomina como «responsables del fichero o del
tratamiento»– que en ámbito asegurador, pueden
7
También, según los casos, el beneficiario, siniestrado, etc.
240
XI. PROTECCIÓN DE DATOS
(c) El consentimiento (artículos 6 LOPD y
10 RLOPD) que, junto con el deber de
información, constituye el otro pilar fundamental8 en el que se asienta el derecho
a la protección de datos y que, con carácter general, impide que puedan tratarse
datos de carácter personal, sin el consentimiento del interesado. En algunos
supuestos (artículo 7 LOPD) donde se
tratan datos calificados como «especialmente protegidos» este consentimiento
tiene que ser expreso (Ej. en el caso de
datos de salud) y aun por escrito (Ej.
datos de ideología).
Existen en todo caso excepciones a la
obligación del consentimiento que se
prevén en el artículo 6.2 de la LOPD
con carácter general y en diversos apartados de los artículos 7 y 8 de la LOPD,
en el caso de los datos «especialmente
protegidos». Se trata de supuestos –previstos en la LOPD de forma taxativa–
donde la naturaleza de la recogida o tratamiento de los datos hace que, o bien
pueda suponerse que ese consentimiento
se habría obtenido de forma «implícita» o
bien el tratamiento responda a intereses
protegibles que hagan que el tratamiento
deba excluirse del ámbito de la voluntad
del interesado. Algunos de los supuestos
de excepción son relevantes en el sector
del seguro. Por ejemplo, no es necesario
obtener el consentimiento del asegurado
para tratar sus datos personales (no datos
«especialmente protegidos» en las actividades de gestión de la póliza (Ej. cobro de
primas, etc.), dado que dichos tratamientos se refieren «a las partes de un contrato o
precontrato de una relación negocial, laboral o
administrativa y [son] necesarios para su
mantenimiento o cumplimiento». En apartados siguientes de este trabajo, haremos
referencia a algunas de estas excepciones.
(d) Deber de secreto y aplicación de medidas
de seguridad (artículos 9 y 10 de la
LOPD y 79 y ss. RLOPD), que obliga a
todo aquel que participa en el tratamiento de los datos, a preservar el secreto y
seguridad de la información que trata.
Las medidas de seguridad se regulan de
forma detallada en el RLOPD y se dividen en tres niveles atendiendo a la sensibilidad de los datos personales tratados.
(e) Regulación de las cesiones de datos de
carácter personal y de accesos a datos
por cuenta de terceros (artículos 11 y 12
de la LOPD y 10, 12 y ss. y 20 y ss.
RLOPD) que establecen limitaciones a la
«entrega» de datos de carácter personal a
terceros, todo ello con el objetivo fundamental de garantizar el pleno control del
interesado (aquí asegurado) sobre sus
datos personales. Con carácter general,
las cesiones o comunicaciones de datos
precisan del consentimiento del interesado. Al igual que ocurre con el requisito
general del consentimiento que hemos
tratado en la letra (b) anterior, la LOPD y
el RLOPD prevén supuestos de excepción
a esta regla general. Algunas de estas
excepciones son clave para el sector asegurador, como la relativa a las cesiones
autorizadas en una ley (artículo 11.2
LOPD), en virtud de la cual es posible
realizar las cesiones de datos a reaseguradores merced a la previsión contenida en
el artículo 58.bis.9 de la LOSSP.
Dentro del ámbito de las «transmisiones»
de datos personales a terceros –pero de
forma separada a las cesiones de datos–
8
Sobre este particular, nuestro Tribunal Constitucional
ha indicado lo siguiente en su STC 292/2000, de 30 de
noviembre anteriormente citada: «En fin, son elementos característicos de la definición constitucional del derecho fundamental a
la protección de datos personales los derechos del afectado a consentir sobre la recogida y uso de sus datos personales y a saber de los
mismos. Y resultan indispensables para hacer efectivo ese contenido
el reconocimiento del derecho a ser informado de quién posee sus
datos personales y con qué fin, y el derecho a poder oponerse a esa
posesión y uso requiriendo a quien corresponda que ponga fin a la
posesión y empleo de los datos. Es decir, exigiendo del titular del
fichero que le informe de qué datos posee sobre su persona, accediendo a sus oportunos registros y asientos, y qué destino han tenido, lo
que alcanza también a posibles cesionarios; y, en su caso, requerirle
para que los rectifique o los cancele».
241
ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010...
merecen un tratamiento singular los accesos por terceros a datos con el fin de realizar un tratamiento por cuenta del responsable en el contexto de un servicio que le
prestan. Estos terceros (que la normativa
denomina «encargados del tratamiento»)
no son realmente destinatarios finales de
los datos personales les son confiados
(como ocurre en una cesión) sino que, en
realidad, tales datos les son «prestados» al
objeto de realizar un servicio para el responsable. En este contexto, la LOPD considera a estos encargados como una suerte
de «brazo ejecutor» del responsable, de ahí
que no aprecie cesión de datos en el acceso
a los datos por el encargado (en realidad,
los datos no salen del ámbito de control del
responsable) y no se exija consentimiento
del interesado para procurar este acceso
(de hecho, ni siquiera es preciso informar
de ello).
No obstante, el acceso a datos por
encargados del tratamiento tampoco
está exento de requisitos. La LOPD se
preocupa de asegurar que el encargado
continúe realmente bajo la esfera de
control del responsable y, para ello,
exige que el tratamiento de datos a realizar por éste se regule en un contrato
con el responsable en el que de deje
constancia clara de que el encargado del
tratamiento únicamente tratará los
datos por cuenta del responsable y
siguiendo instrucciones de éste (artículo
12 LOPD).
Tanto la cesión de datos como los accesos
por encargados del tratamiento ocupan
un lugar destacado en el ámbito de los
seguros. Como hemos señalado en las
primeras líneas de este texto, tanto la
producción como la gestión de las pólizas
y del riesgo asociado a la misma, descansa sobre una malla de flujos de datos personales, todos los cuales constituyen bien
cesiones de datos, bien tratamientos por
encargados del tratamiento. Así, por citar
sólo algunas, encontramos las cesiones de
datos de aseguradoras de directo, a reaseguradoras y de éstas a retrocesionarios9.
Por su parte, en el ámbito de los encargados del tratamiento, podemos mencionar
los flujos de datos entre agentes u operadores de banca-seguros y aseguradoras,
así como los de auxiliares y mediadores.
(f) Derechos de Acceso, Rectificación, Cancelación y Oposición (»ARCO») (artículos 15 y ss. LOPD y 23 y ss. RLOPD): El
último elemento que vamos a destacar en
lo que respecta a la protección del asegurado frente al tratamiento de sus datos de
carácter personal, se refiere a los derechos denominados ARCO, bajo los cuales
se aglutinan cuatro facultades realmente
importantes cara a garantizar el poder de
disposición del asegurado sobre sus datos
personales, a saber:
(i) El derecho del asegurado a acceder
y conocer los datos de carácter personal que son tratados por el responsable, así como el origen de los
mismos y las cesiones realizadas o
que se pretenden llevar a cabo.
(ii) El derecho a rectificar aquellos
datos personales que sean inexactos
o incorrectos.
(iii) La facultad de solicitar la cancelación (es decir, el previo bloqueo y
posterior borrado) de sus datos personales.
(iv) El derecho de oponerse o evitar que
se realicen determinados tratamientos de datos como, por ejemplo, los
de tipo publicitario.
Pues bien, a la vista de lo expuesto, parece
inconcuso que el haz de facultades que otorga el
derecho a la protección de datos a los asegura-
9
Para un análisis acerca de la problemática que plantea
el flujo de datos personales entre reaseguradores y retrocesionarios, puede acudirse a: Gonzalo F. Gállego y Joaquín
Ruiz Echauri. «RETROCESIÓN....DE DATOS PERSONALES». Actualidad Aseguradora. 4 de octubre de 2010. Núm.
26/2010.
242
XI. PROTECCIÓN DE DATOS
datos de asegurados como de solicitantes de
seguros. Los escenarios donde tal situación
puede darse son, básicamente tres: la realización
de pruebas médicas en el contexto de procesos
de selección de seguros como los de vida; la realización de las prestaciones en los seguros de
enfermedad o asistencia sanitaria y, finalmente,
el seguimiento y peritaje en caso de siniestros
que afecten a personas.
En todos estos casos, existe una relación contractual entre la entidad aseguradora y el centro
médico, que precede al tratamiento de datos personales y que, en realidad, es causa de éste (Ej. un
contrato regulador de la realización de exámenes
médicos en procesos de selección de riesgos, un
convenio de asistencia sanitaria, etc.). Este tratamiento se desarrolla a través de flujos de datos
«de ida y vuelta» entre la entidad aseguradora y
el centro médico11.
Pues bien, tal y como hemos comentado anteriormente, dentro de los supuestos de transmisión de datos personales, tanto la LOPD como el
RLOPD identifican uno particular que es el acceso a datos personales por un encargado del tratamiento, es decir, por una persona física o jurídica que trata datos por cuenta del responsable y
dos, constituye un pilar fundamental en lo que
respecta a protegerle y a garantizar la transparencia de la actividad aseguradora.
XI.3. PECULIARIDADES ALGUNOS FLUJOS
DE DATOS PROPIOS DEL SECTOR
ASEGURADOR
Aunque el derecho a la protección de datos sea
un elemento clave en la protección y transparencia frente al asegurado, lo cierto es que la aplicación de la normativa sobre esta materia a los flujos que se dan en el sector asegurador no siempre es sencilla y pacífica. Ello es aplicable no sólo
respecto de la normativa que podríamos llamar
«común» (es decir, aquella reguladora de cualquier tratamiento, con independencia de sector),
sino incluso de la sectorial de la industria aseguradora.
Tal situación puede originar inseguridad
jurídica tanto en lo que respecta a los asegurados como a las propias entidades que tratan los
datos personales (aseguradoras, reaseguradoras, mediadores, etc.). En los siguientes apartados de este trabajo, analizamos algunos de estos
supuestos dificultosos y propondremos vías de
solución, cuando ello es posible.
11
En algunos casos, la entidad aseguradora «toma la iniciativa» y recaba datos del interesado que pone a disposición
del centro médico para que le haga determinadas pruebas y
posteriormente, el centro médico facilita a la entidad aseguradora datos relativos a las pruebas realizadas que, lógicamente, también contienen datos personales. Dentro de este
supuesto se encuentra, por ejemplo, el flujo de datos que se
desarrolla en procesos de selección de riesgos, donde la aseguradora encomienda a un centro médico que le realice unas
pruebas médicas a un solicitante de seguro y, para ello, la
entidad aseguradora facilita de entrada al centro médico los
datos de que dispone. Lo mismo puede decirse de supuestos
de verificación o peritación de siniestros, donde nuevamente la entidad aseguradora facilita al centro médico encargado de realizar el examen, la información que posee del
siniestrado.
En otras ocasiones, es el centro médico quien recaba inicialmente los datos y los entrega a las entidades aseguradoras. Es el caso de seguros de asistencia sanitaria, en los que
el asegurado acude directamente al centro médico ante el
que se acredita como asegurado (Ej. exhibiendo una tarjeta),
momento en el cual el centro médico inicial la recogida de
datos que proseguirá durante toda la asistencia al asegurado.
Una vez prestada la asistencia, el centro médico transmite
datos acerca de la prestación realizada a la entidad aseguradora, al objeto de que esta abone los importes convenidos
con el centro médico.
XI.3.1. FLUJOS DE DATOS ENTRE
ASEGURADORAS Y CENTROS
MÉDICOS PRIVADOS
En ocasiones, la actividad aseguradora precisa de
la utilización de los servicios de centros médicos
privados10 que deben acceder a datos personales
–incluso, datos especialmente protegidos como
los de salud– de los que las entidades aseguradoras son responsables del fichero incluyendo tanto
10
Nos referimos en esta obras a los centros médicos privados, si bien lo que se aquí se indica es también aplicable
mutatis mutandis a los profesionales de la medicina que prestan servicios para entidades aseguradoras. Sin embargo, con
carácter general, no es aplicable a los centros médicos públicos, que están sujetos a normativa específica. A este respecto,
véase el Informe 526/2003 de la AEPD.
243
ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010...
en el contexto de la prestación de un servicio que
lleva a cabo para el mismo. En tanto que los
datos personales son tratados por el encargado
por cuenta del responsable, la normativa entiende que los datos no salen de la esfera de control
del responsable y por lo tanto no existe cesión.
No existiendo tal cesión, el flujo de datos entre
responsable y encargado no precisa del consentimiento del interesado, siendo únicamente preciso que exista un contrato entre responsable y
encargado que regule el tratamiento que llevará
a cabo éste y que cumpla los extremos previstos
en el artículo 12 de la LOPD.
Así las cosas, y dado que en los supuestos arriba indicados, los centros médicos acceden a los
datos personales en el contexto de una relación
de servicios que les une con las aseguradoras,
bien podría considerarse que tales centros médicos, ostentan la condición de encargados del tratamiento y que, en consecuencia, el flujo de datos
personales entre centro médico y aseguradora
que indicábamos que se produce en los supuestos
relatados, es «transparente» para el interesado
(solicitante de seguro, asegurado o siniestrado)
que ni tiene que consentir dicho tratamiento ni,
de hecho, ser informado del mismo.
En nuestra experiencia asesorando a este sector, esta es la perspectiva que se adopta en
muchas ocasiones por la industria aseguradora.
Sin embargo, la condición de los centros médicos
en lo que respecta al tratamiento de datos de aseguradoras no es pacífica, existiendo posturas que
apuntan hacia considerarlos encargados de tratamiento y otras que apuntan a considerarlos como
responsables de fichero, como veremos seguidamente.
datos existentes entre entidades aseguradoras y centros médicos en dos de los
supuestos anteriormente citados, en concreto, el del acceso a datos personales de
asegurados en la realización de prestaciones propias de los seguros de enfermedad o asistencia sanitaria y el del
acceso a datos en el contexto de la realización de pruebas a solicitantes de seguros, necesarias para las labores de selección de riesgos.
Pues bien, tras realizar un examen
exhaustivo del régimen legal aplicable a
los centros médicos en los dos escenarios
mencionados, la AEPD rechazó la posibilidad de que tales centros médicos
pudiesen ser considerados como encargados del tratamiento, concluyendo que
en realidad ostentaban la condición de
responsables del fichero.
El núcleo del razonamiento de la AEPD
reside en las obligaciones que los centros médicos ostentan bajo la Ley
41/2002, de 14 de noviembre, Básica
Reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en
Materia de Información y Documentación Clínica (»LBRAP»), en particular,
en los artículos 14.2 y 17.1 de dicha
norma que establecen lo siguiente, respectivamente: «Cada centro archivará las
historias clínicas de sus pacientes, cualquiera que sea el soporte papel, audiovisual,
informático o de otro tipo en el que consten,
de manera que queden garantizadas su seguridad, su correcta conservación y la recuperación de la información» y «los centros sanitarios tienen la obligación de conservar la
documentación clínica en condiciones que
garanticen su correcto mantenimiento y seguridad, aunque no necesariamente en el
soporte original, para la debida asistencia al
paciente durante el tiempo adecuado a cada
(a) Centros médicos como responsables del
fichero
En su Informe 359/200212, la AEPD tuvo
oportunidad de analizar los flujos de
12
Junto al Informe citado, también revisten interés el
Informe 526/2003 relativo a la cesión de datos de salud a aseguradoras de asistencia sanitaria por centros sanitarios
públicos y el Informe 449/2004, sobre cesión de datos
de salud a aseguradoras de asistencia sanitaria por profesionales de la medicina.
244
XI. PROTECCIÓN DE DATOS
gado de tratamiento está vinculada necesariamente con la prestación de un servicio que requiere el tratamiento de datos.
Acabado el servicio, finaliza el motivo que
justifica el tratamiento de datos y en consecuencia el encargado debe dejar de tratarlos.
Sin embargo, como hemos comentado, la
LBRAP impide que el centro médico
cumpla el mandato de devolución o destrucción de datos previstos en el artículo
12 de la LOPD. A juicio de la AEPD ello
conlleva que los centros médicos no puedan ser encargados del tratamiento por lo
que solo queda la posibilidad de considerarlos responsables del fichero respecto
de aquellos datos que recaben de los asegurados/solicitantes de seguro que traten
en el contexto de las pruebas médicas que
realicen en el ámbito de la asistencia y
exámenes de salud que realicen en el
marco de los acuerdos alcanzados con las
entidades aseguradoras.
Las consecuencias de ello son muy relevantes. La negación de la consideración
de los centros médicos como encargados
del tratamiento de las entidades aseguradoras, comporta que los flujos de datos
entre centro médico y aseguradora ya no
sean los de un responsable y su encargado, sino los de un responsable del fichero
con otro responsable, es decir, una cesión
de datos que, además, son especialmente
protegidos (salud).
Tal y como hemos mencionado, los flujos
de datos entre responsables y encargados
del tratamiento son transparentes para el
interesado, no siendo preciso obtener el
consentimiento (ni siquiera informarles)
para realizar el tratamiento. Sin embargo,
el régimen de las cesiones es precisamente el contrario; está presidido por la
información y el consentimiento del interesado, quedando sujeto a las siguientes
obligaciones que además deben cumplir
tanto aseguradora como centro médico
caso y, como mínimo, cinco años contados
desde la fecha del alta de cada proceso asistencial»
A tenor de dichos artículos, los centros
médicos privados tienen obligación de
conservar la historia médica y documentación clínica de aquellos pacientes a los
que asistan. En cumplimiento de estas
disposiciones, no les es dado a los centros
médicos devolver (esto es, sin quedarse
copia) a quienes les encomiendan la prestación del servicios médicos (en este caso,
las entidades aseguradoras con quienes
los centros médicos suscriben acuerdos
bien para asistencia sanitaria a asegurados, bien para la realización de pruebas
médicas en el contexto de la selección de
riesgos) la información o documentación
en la cual se plasmen las pruebas médicas
que realizan al solicitante/asegurado. Ello
impide que el centro médico pueda cumplir con las obligaciones que le corresponden como encargado del tratamiento
bajo el artículo 12 de la LOPD, lo que a
juicio de la AEPD conlleva la inaplicación
completa del régimen de encargados del
tratamiento.
Ciertamente, tal y como se prevé en el
artículo 12 de la LOPD, «una vez cumplida
la prestación contractual [encomendada al
encargado del tratamiento] los datos de
carácter personal deberán ser distribuidos o
devueltos al responsable del tratamiento, al
igual que cualquier soporte o documentos en
que conste algún dato de carácter personal
objeto del tratamiento». La obligación de
cese (bien sea por devolución bien por
destrucción) en el tratamiento de los
datos tras finalizar el servicio es lógica
consecuencia de todo el planteamiento
sobre el que se sostiene la consideración
del encargado del tratamiento como
«brazo ejecutor» del responsable del
fichero y que, a su vez, permite excepcionar este supuesto del régimen previsto
para las cesiones de datos personales.
Como hemos dicho, la figura del encar245
ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010...
dado que ambas entidades ocupan el
papel de cedente o cesionario según el
sentido del flujo de datos:
(i) En primer lugar, de acuerdo con lo
dispuesto en el artículo 11 de la
LOPD, para que se lleven a cabo
cesiones de datos bien desde del
asegurador al centro médico bien a
la inversa, el interesado deberá dar
su consentimiento a la cesión proyectada. Además, para que tal consentimiento no se repute nulo, el
interesado deberá ser informado
acerca de la actividad del cesionario, es decir, el centro médico o
aseguradora según el sentido del
flujo, así como la finalidad del tratamiento a llevar a cabo por el
cesionario (artículo 11.3 LOPD).
En caso que las cesiones de datos
incluyan datos de salud (Ej. el informe médico que remite el centro
médico a la aseguradora para que
valore el riesgo del seguro solicitado) el consentimiento para la cesión
de datos deberá ser expreso (artículo 7 LOPD)13.
En determinadas circunstancias, es
posible que algunas de las cesiones
de datos aquí indicadas puedan
ampararse en excepciones al consentimiento previstas en la LOPD.
Por ejemplo, puede ser el caso, de la
cesión de meros datos de contacto
del solicitante de un seguro, que
puedan ser comunicados por la aseguradora al centro médico con oca-
(ii)
13
En línea con la AEPD en su Informe 359/2002, nótese
que aunque el artículo 7.3 de la LOPD exonera la obligación
de obtener el consentimiento para aquellos tratamientos de
datos que sean necesarios para cumplir con una Ley y existan Leyes que amparen la recogida de datos de salud por
aseguradoras en algunos de los supuestos aquí tratados (Ej.
la recogida de datos en el contexto de cuestionarios de salud,
que resulta de aplicar el artículo 10 de la Ley 50/1980, de 8
de octubre, de Contrato de Seguro (»LCS»)) lo cierto es que
ninguna de estas Leyes ampara la cesión de datos al centro
médico, por lo que no evita el consentimiento en este caso.
246
sión de concertar una cita para que
el solicitante del seguro realice un
examen médico. En este caso, no es
difícil que tal cesión de datos pueda
entenderse amparada por la excepción al consentimiento prevista en el
artículo 11.2(c) de la LOPD, al responder el tratamiento «a la libre y
legítima aceptación de una relación jurídica cuyo desarrollo, cumplimiento y
control implique necesariamente la conexión de dicho tratamiento con ficheros de
terceros».
En todo caso, deben hacerse algunas precisiones a la aplicación de
excepciones al consentimiento a los
flujos de datos ahora considerados.
En primer lugar, las excepciones del
artículo 11.2 de la LOPD, no son
aplicables cuando se ceden datos
especialmente protegidos como los
de salud. En segundo, las excepciones al consentimiento no exoneran
del cumplimiento de las obligaciones de información del artículo 5 de
la LOPD (si, en cambio, de las del
artículo 27 LOPD tratado seguidamente) por lo que incluso aunque
no sea preciso obtener el consentimiento, deberá suministrarse información acerca de la cesión al solicitante del seguro, cosa que, en realidad y por razones prácticas, puede
hacer aconsejable obtener también
el consentimiento.
Junto a ello, deberá cumplirse con el
artículo 27 de la LOPD que establece
la obligación de proporcionar al interesado determinada información
antes de que se lleve a cabo la primera cesión de datos de carácter personal, en concreto, el nombre y dirección del cesionario así como los datos
de carácter personal que van a ser
objeto de cesión y finalmente la finalidad del tratamiento de la información a realizar por el cesionario.
XI. PROTECCIÓN DE DATOS
(iii) Finalmente, no debe olvidarse que
las cesiones de datos de carácter personal, llevan aparejadas la obtención
por el cesionario de datos de carácter
personal de fuentes distintas al interesado, siendo de aplicación lo dispuesto en el artículo 5.4 de la LOPD
al que antes hemos hecho también
referencia. La obligación prevista en
el artículo 5.4 de la mencionada Ley
Orgánica es aplicable al responsable
del fichero que es el que recaba los
datos de fuentes distintas al interesado, bien sea la entidad aseguradora o
el centro médico según el sentido del
flujo de datos.
Como se observa, atendiendo a la
doctrina de la AEPD, contrariamente
a lo que inicialmente podría suponerse, los flujos de datos entre aseguradoras y centros médicos quedan
sometidos a un régimen realmente
severo y repleto de obligaciones.
Siendo esto así, adquiere todavía
mayor relevancia el hecho de que
existan pronunciamientos como en
que se expone seguidamente, donde
se ha considerado que los centros
médicos eran encargados del tratamiento respecto de los datos que trataban para las aseguradoras.
En cuanto a flujos de datos, el supuesto
no dista mucho de los considerados por al
AEPD y comentados en el apartado (a)
precedente. También aquí, un centro
médico privado recaba datos de salud de
una persona física con ocasión de realizar
una prestación encomendada por una
entidad aseguradora. Sin embargo, en el
supuesto ahora tratado la Audiencia
Nacional consideró que la labor que llevaba a cabo el centro médico en el contexto de la evaluación del estado de salud
del asegurado tras un siniestro, correspondía con la de un encargado de tratamiento por lo que el flujo de datos de
salud desde el centro médico hasta la aseguradora, quedaba amparado por la
excepción de acceso a datos por cuenta
de terceros y no constituía cesión.
Ciertamente, la Audiencia Nacional
nunca entró a analizar de forma precisa
las implicaciones de la aplicación de la
LBRAP al centro médico, como hace la
AEPD en el Informe comentado en la
letra (a) precedente. Por este motivo, no
resulta inmediato comparar uno y otro
pronunciamiento. La Audiencia Nacional
calificó al centro médico como encargado
de tratamiento simplemente a la vista de
la existencia de un «compromiso de confidencialidad y una obligación de destruir los
datos o devolverlos a la aseguradora una vez
cumplida la prestación contractual [siendo
este] un contrato encardinable en el artículo
12 de la LOPD».
Junto a ello, conviene precisar que la
labor del centro médico en el contexto de
la Sentencia mencionada no es exactamente equivalente al que lleva a cabo el
centro médico en los escenarios que fueron conocidos por al AEPD en el Informe
mencionado anteriormente. En la Sentencia, el centro médico tenía una labor
asimilada a la de un perito y, quizás, su
relación con el interesado (en este caso, el
asegurado siniestrado) estaba todavía más
lejos de la relación paciente/médico que
(b) Centros médicos como encargados del tratamiento
Postura dispar a la indicada de la AEPD,
adoptó la Audiencia Nacional en su la
SAN de 21 de Septiembre de 2005. En
dicha Sentencia, la Audiencia Nacional
conoció acerca de la posible ilicitud del
tratamiento de determinados datos salud,
recabados por un centro médico en el
contexto de la realización de labores de
seguimiento y valoración médica de las
lesiones de una persona accidentada,
encomendadas por una entidad aseguradora.
247
ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010...
parece latir bajo las obligaciones de conservación de información que se prevén
en la LBRAP. En todo caso, lo arriba indicado no es algo que sea clarificado en la
Sentencia citada. Por lo que todo lo más
que podemos hacer son suposiciones destinadas a encontrar sentido a la diferente
postura de la Audiencia Nacional y la
AEPD.
Al margen de debates ávidos de buscar
explicación a esta situación, lo único cierto es que la Audiencia Nacional consideró que el centro médico contratado por la
aseguradora era un encargado del tratamiento, simplemente por que existía un
servicio que requería del tratamiento de
los datos y un contrato regulador de lo
previsto en el artículo 12 de la LOPD,
siendo el criterio de la Audiencia Nacional sumamente distinto que el adoptado
por al AEPD en el Informe 359/2002
antes comentado.
otras finalidades asociadas a la valoración
de riesgos o realización de exámenes
periciales.
Si observamos el tenor literal de los artículos 14.2 y 17.1 de la LBRAP que hemos
citado anteriormente que obligan al centro médico a conservar determinada
documentación clínica, observamos que
tales obligaciones se refieren sólo a documentación relativa al «paciente». Conforme al artículo 3 de la LBRAP, dicho
«paciente» es «la persona que requiere asistencia sanitaria y está sometida a cuidados
profesionales para el mantenimiento o recuperación de su salud». Es decir, sólo si el
objetivo de examen que se realiza a la
persona es diagnosticar y curar, existe un
paciente y nacen las obligaciones relativas
a documentación clínica.
Pues bien, dado que las obligaciones de
conservación de documentación se refieren únicamente a pacientes, parece que
antes de identificar que un centro médico
(o profesional de la medicina) está sometido a estas obligaciones, será necesario
confirmar que, realmente, la persona
sobre la cual se obtuvo información era
un auténtico «paciente». Y es que, no
siempre que un centro médico o profesional de la médica interviene sobre una
persona, esa persona adquiere la condición «paciente». Como señala Mª Teresa
Criado del Río en relación con las funciones periciales de los profesionales de la
medicina: «[en el caso de] los médicos peritos dedicados a la valoración médico legal del
daño a la persona [....] se pueden separar dos
facetas claramente diferenciadas: una faceta
estrictamente médica, que consiste en la obtención de un diagnostico clínico y etiológico, el
establecimiento de un pronóstico y posible evolutividad de las secuelas, la valoración de una
posible opción terapéutica que pueda mitigar
las lesiones del paciente, una exploración funcional del lesionado,... imprescindible para
poder practicar la prueba pericial y realizar el
informe; y una faceta estrictamente pericial
(c) El «paciente» como criterio diferenciador
del rol del centro médico
Como ya hemos advertido en alguna otra
ocasión (véase a este respecto, Gállego
Higueras, Gonzalo Félix. «PROTECCIÓN DE DATOS Y TELESELECCIÓN
DE RIESGOS». Revista Española de
Seguros. Abril/Marzo 2010 (núm. 142).
Ed. AIDA), la disparidad de criterios que
hemos visto que existen entre la AEPD y
la Audiencia Nacional, parece que aconseja reabrir la cuestión acerca del rol de
los centros médicos en lo que respecta a
las prestaciones que realizan para las
entidades aseguradoras y las implicaciones que ello tiene en materia de protección de datos. En nuestra opinión, la
clave de esta cuestión reside en la función
exacta que desempeña el centro médico
en cada uno de los modelos que hemos
considerado y, en particular, en cuando el
centro médico actúa realmente en función clínica asistencial o cuando actúa con
248
XI. PROTECCIÓN DE DATOS
servicios por el centro médico en el contexto de seguros de asistencia sanitaria, si
comporta claramente el tratamiento por
el centro médico de datos de «pacientes».
Cuando el asegurado acude al centro, es
precisamente para que diagnostique y, en
su caso, trate una enfermedad o lesión
que cree que padece.
Trasladando lo indicado respecto a la
existencia de «pacientes» a la cuestión
planteada acerca del rol de los centros
médicos como responsables o encargados
respecto de las aseguradoras que les
encomiendan sus servicios, parece que en
el caso las exploraciones que se realizan
en el contexto de la selección de riesgos
de solicitantes de seguros y en las actuaciones que realicen los centros médicos
en función estrictamente pericial (por
ejemplo, la elaboración del informe pericial y su entrega a la aseguradora), los
centros médicos deberían ser considerados meros encargados del tratamiento y,
por lo tanto, el flujo de datos quedaría
cubierto por la excepción que se prevé en
el artículo 12 de la LOPD.
Por contra, en el supuesto de labores de
médicas que pueda realizar un centro
médico en el contexto de una peritación, así como en el caso de centros
médicos que prestan servicios de asistencia médica al asegurado, los centros
adquirirán la condición de responsables
del fichero y, en consecuencia, el flujo de
datos entre aseguradora y centro constituirá una cesión de datos15.
La conclusión que extraemos, no se
decanta totalmente ni con la postura de la
AEPD ni con la de la Audiencia Nacional
antes comentadas. Nosotros planteamos
que se realiza a partir de los datos anteriores y
consiste en establecer o intentar esclarecer
mediante un estudio científico razonado los
objetivos del requerimiento pericial» (Criado
del Río, Maria Teresa. «LA OBTENCIÓN
DE DATOS CLÍNICOS EN LA FUNCIÓN MÉDICO PERICIAL Y EL DERECHO A LA INTIMIDAD DEL LESIONADO: CONSENTIMIENTO INFORMADO». Revista «Cuadernos de Valoración»,
Mayo 2001).
Aplicando lo indicado al tema que nos
ocupa, observamos que tal condición de
«paciente» no concurre (o no siempre) en
dos de los tres supuestos de relación aseguradora-centro médico que hemos analizado anteriormente, a saber:
(ii) Las exploraciones que se realizan en
el contexto de la selección de riesgos de solicitantes de seguros,
donde la finalidad del centro médico es emitir una opinión acerca de la
situación de salud del paciente, sin
tener entre sus tareas función alguna destinada a sanar; y
(ii) Los supuestos de peritación y seguimiento de recuperación en caso de
siniestro, donde al menos en parte, el
centro médico se limita a verificar la
situación de determinada lesión, sin
tener entre sus competencias realizar
de funciones médicas asistenciales14.
El tercer supuesto que considerábamos
anteriormente, referido a la prestación de
14
Esta doble función del médico que realiza funciones
periciales para entidades aseguradoras, la explica muy
correctamente la autora antes citada, en estos términos:
«Además, una gran parte de médicos dedicados a la valoración de
daños personales trabajan dentro del sector asegurador, y muchos de
ellos tienen como función el realizar el seguimiento clínico de los
lesionados con un doble objetivo: proporcionar el conjunto de conocimientos y medios necesarios al paciente para conseguir un diagnostico y tratamiento precoz y la más pronta y satisfactoria recuperación (función estrictamente médica) y obtener todos los datos clínicos y asistenciales del paciente para su posterior valoración y reparación de daños personales, poder efectuar la consignación económica y poder realizar las provisiones de fondos por los daños personales por parte de las entidades aseguradoras (función estrictamente pericial)» (Criado del Río, Maria Teresa. Opus cit.).
15
En todo caso, particularmente en el caso de las peritaciones, nótese que el principal flujo de información entre
centro médico y aseguradora, se da cuando el primero entrega el informe pericial a la segunda y, en ese caso, la aseguradora actúa como encargado del tratamiento (función estrictamente pericial).
249
ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010...
una tercera vía –creemos que más precisa– que permite conciliar las posturas
ambos órganos. Un centro médico podrá
ser responsable (como sostiene la AEPD)
o encargado (como sostiene la Audiencia
Nacional) según los casos, atendiendo al
hecho de que los datos personales objeto
del flujo con la aseguradora sean o no los
de un auténtico «paciente».
Desde este planteamiento, no existiría
una cesión de datos y no serían aplicables
los requisitos que hemos tratado profusamente con ocasión de analizar el supuesto comentado en el apartado 4.2.1 de este
texto. Todo el flujo de datos quedaría
amparado por un contrato de tratamiento a suscribir entre tomador y aseguradora conforme el artículo 12 de la LOPD.
Pues buen, aunque la postura descrita
pudiera parecer correcta «a vista de pájaro», un análisis más cercano confirma que
no lo es, tal y como se ha ocupado de confirmar la AEPD y, de hecho, resulta ya del
propio RLOPD.
XI.3.2. TRATAMIENTOS DE DATOS
EN SEGUROS COLECTIVOS
Otro de los supuestos que puede plantear algunas dudas en el ámbito del seguro es el relativo
los flujos de datos en el contexto de seguros
colectivos. Cuando se suscribe un seguro colectivo (Ej. un seguro de vida que suscribe una
empresa para sus trabajadores), la entidad tomadora del seguro debe proporcionar a la entidad
aseguradora determinados datos personales (Ej.
los de contacto) de los futuros asegurados, siendo
tales datos necesarios que la entidad aseguradora pueda contactar con los futuros asegurados,
expedir los correspondientes certificados de
seguro, etc. Pues bien, se plantean dudas acerca
de la naturaleza que tiene, desde el punto de
vista de la normativa sobre protección de datos,
la transmisión de estos datos a la aseguradora y
los requisitos que le son aplicables.
(a)
(b)
La aseguradora es responsable del fichero
Según se ha indicado ya en este texto, la
esencia del rol del encargado del tratamiento se encuentra en la realización de
un tratamiento de datos por cuenta del
responsable del fichero y sólo para el.
Ello no es sólo incompatible –como
hemos tenido oportunidad de comprobar
en el apartado 4.2.1 precedente– con
situaciones en las que la legislación aplicable al encargado le impide cumplir de
forma estricta las instrucciones del responsable (Ej. devolver los datos). También lo es con el hecho de que el tratamiento a desarrollar por el encargado,
tenga un interés para el encargado, al
margen del responsable que encomienda el tratamiento, especialmente, cuando a consecuencia del tratamiento se
cree un vínculo entre encargado e interesado.
Si bien esta incompatibilidad es consecuencia directa del propio concepto de
encargado del tratamiento, por si existiera alguna duda, el mismo RLOPD lo ha
recogido expresamente en su artículo
20.1 que establece que «se considerará que
existe comunicación de datos cuando el acceso
tenga por objeto el establecimiento de un nuevo
¿La aseguradora como encargado del
tratamiento?
En tanto que la entidad aseguradora ha
sido contratada por el tomador para que
suscriba el seguro colectivo, bien podría
llegar a pensarse –ciertamente, en nuestra experiencia asesorando, hemos visto a
empresas y entidades aseguradoras que
adoptaban esta postura– que la entrega
de datos por el tomador a la entidad aseguradora, no es mas que un acceso a
datos por un encargado del tratamiento
(siendo la entidad aseguradora, el encargado).
250
XI. PROTECCIÓN DE DATOS
tenerse en cuenta que la aplicación de las
excepciones de la LOPD tiene carácter
restrictivo, por lo que para que apliquen
al caso planteado, será preciso que la suscripción del seguro forme claramente
parte de la relación contractual (Ej. por
incluirse expresamente como uno de los
beneficios de asegurado)16.
Finalmente, téngase presente que la
aplicación de las excepciones al consentimiento, no exonera, de forma general,
del cumplimiento de los deberes de
información previstos en el artículo 5 de
la LOPD, que deberán ser siempre respetados.
vínculo entre quien accede a los datos y el afectado».
Pues bien, si examinamos en detalle el
tipo de tratamiento que realiza una entidad aseguradora en el supuesto de
seguros colectivos, observamos que
tiene intereses propios que hacen
incompatible la aplicación del régimen
de encargados del tratamiento. En
palabras de la propia AEPD en su Informe 0363/2008 donde analizó esta cuestión, la entidad aseguradora aplica los
datos que recibe «a sus propias finalidades,
redundando en beneficio propio, [...] toda vez
que el beneficio o pérdida derivado de la contratación del seguro redundará, en definitiva, sobre la entidad aseguradora, que, decidiendo sobre el objeto y finalidad del tratamiento, la convertirá a su vez en un responsable del fichero o tratamiento».
Siendo la entidad aseguradora un responsable del fichero, tenemos que el flujo
de datos entre el tomador del seguro
colectivo y la entidad aseguradora será
considerado como una cesión de datos,
sujeto a los requisitos ya expuestos este
trabajo, incluyendo el consentimiento,
salvo cuando este pueda ser exceptuado
conforme a lo previsto en el artículo 11.2
LOPD.
Entre las excepciones que, según los
casos, pueden ser aplicadas, encontramos
la prevista en la letra (c) del artículo 11.2
de la LOPD, que hace innecesario obtener el consentimiento «cuando el tratamiento responda a la libre y legítima aceptación de una relación jurídica cuyo desarrollo,
cumplimiento y control implique necesariamente la conexión de dicho tratamiento con
ficheros de terceros». Tal excepción será aplicable en todos aquellos seguros colectivos
que se suscriban como beneficio para los
asegurados, en el contexto de una relación jurídica con el tomador, por ejemplo, como beneficio en el contexto de una
relación laboral. En todo caso, debe
XI.3.3. TRATAMIENTOS DE DATOS
DE TERCEROS BENEFICIARIOS
DE SEGUROS
Continuando con los escenarios de tratamiento
de datos en la industria del seguro, que tienen
una regulación, al menos, no evidente, encontramos los relativos a los datos personales de terceros beneficiarios designados por asegurados (Ej.
en seguros de vida, etc.).
(a)
¿Necesidad de consentimiento del beneficiario?
La problemática se plantea en los siguientes términos. Según ya sabemos, el tratamiento de datos de carácter personal está
sujeto con carácter general al consentimiento del interesado (artículos 6 y 7 de
la LOPD). Existen algunas excepciones a
este consentimiento, siendo una de las
más relevantes aquella según la cual el
consentimiento no se requiere cuando los
tratamientos «se refieran a las partes de
un contrato o precontrato de una relación
16
Sobre la aplicación de la excepción del artículo 11.2(c)
LOPD cesiones de datos bajo seguros colectivos, pueden
consultarse los Informes 0583/2009 y 0549/2009 de la AEPD.
251
ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010...
nada, para hacerla aplicable a los beneficiarios de seguros.
negocial, laboral o administrativa y sean necesarios para su mantenimiento o cumplimiento»
(artículo 6.2 LOPD).
Pues bien, la suscripción de una póliza
con terceros beneficiarios personas físicas
designados por el asegurado, comporta la
recogida y tratamiento por la entidad aseguradora de dichos datos. En aplicación
de lo previsto en el artículo 6 de la LOPD,
dicho tratamiento esta sujeto al consentimiento del beneficiario. Sin embargo, en
tanto que tales beneficiarios son designados por el asegurado, en principio, no
parece evidente –y, de hecho, puede que
ni siquiera sea compatible con los deseos
del asegurado– que dicho consentimiento
sea obtenido por la aseguradora.
Dado que el tratamiento de los datos del
beneficiario se desarrolla en el contexto
de la póliza de seguro, para evitar este
consentimiento, podríamos intentar acudir a la excepción del artículo 6.2 LOPD
que hemos mencionado al principio de
este apartado (a) y que se refiere a la existencia de una relación contractual que
justifica ese tratamiento.
Sin embargo la aplicación de tal excepción no resulta evidente en este caso
dado que, en sus propios términos, solo
alcanza a «las partes de un contrato o precontrato», es decir, requiere que tanto
interesado como responsable del fichero,
sean partes de la relación contractual,
cosa que no ocurre en sentido estricto en
el caso de los beneficiarios designados
por asegurados.
A la vista de lo expuesto, parecería que
las entidades aseguradoras precisan del
consentimiento de los beneficiarios de
seguros para poder tratar sus datos personales, cosa que no cabe duda que
podría suponer un claro inconveniente
para el sector asegurador. Afortunadamente, la AEPD se ha hecho eco de esta
problemática y ha realizado una interpretación lata de la excepción mencio-
(b)
El beneficiario como parte de los «elementos personales» de la relación contractual
Efectivamente, aunque la excepción relativa a la existencia de una relación contractual que justifica el tratamiento prevista en el artículo 6.2 LOPD, se refiere
de forme rotunda a «las partes de un contrato o precontrato» y ello parece condicionar que el interesado de los datos personales deba ser parte necesaria de la relación contractual, la AEPD ha venido aplicando la excepción de forma amplia. Esta
amplitud se refiere particularmente al
concepto de «parte» del contrato que es
asimilado por la AEPD a «elementos personales» de la relación contractual, incluyendo no sólo aquellas personas que firman el contrato directamente, sino también aquellos otros individuos en cuyo
beneficio de formaliza la relación contractual.
Entre estos otros individuos, no cabe
duda que se incluyen los beneficiarios de
los seguros. La misma AEPD, alcanza esta
conclusión en su Informe 0363/2008, en
el que puede leerse lo siguiente: «La
Agencia Española de Protección de Datos ha
venido considerando que en supuestos no idénticos al presente, pero con los que podría entenderse que el mismo guarda cierta relación de
semejanza, la referencia a las «partes» de una
relación jurídica, prevista en el artículo 6.2
puede considerarse asimilada a los «elementos
personales» de dicha relación, de modo que
cuando la relación es formalizada por un afectado en beneficio de un tercero, el tratamiento
de los datos de éste, que resulta necesario para
la adecuada formalización de la relación,
podría considerarse amparado por la Ley
Orgánica 15/1999.
En este sentido, se ha considerado que el tratamiento de los datos del beneficiario de un segu-
252
XI. PROTECCIÓN DE DATOS
lidad civil con terceros perjudicados. Es el otro
escenario, junto al de los beneficiarios mencionado en el apartado 4.2.3 precedente, donde con
mayor frecuencia se precisa, dentro de la industria del seguro, el tratamiento de datos personales de terceros ajenos a la relación contractual
que existe con la aseguradora responsable del
fichero.
ro de vida se encuentra amparado por lo dispuesto en el artículo 6.2 de la Ley Orgánica
15/1999, aún cuando el beneficiario no haya
prestado su consentimiento al tratamiento».
A la vista de lo expuesto, queda resuelta la
problemática planteada, al no ser preciso
contar con el consentimiento del beneficiario para tratar sus datos personales.
(c)
Información al beneficiario
(a)
En todo caso, la AEPD no dice nada acerca del cumplimiento de los deberes de
información por parte de la aseguradora
en virtud del artículo 5.4 de la LOPD. En
principio, tales deberes no quedarían
amparados por la excepción al consentimiento mencionada, por lo que, parece
que, aunque la asegurador pueda tratar
los datos del beneficiario sin su consentimiento, sigue teniendo la obligación de
notificarle que sus datos han sido recabados y los tratamientos que se van a realizar.
Claramente, el cumplimiento de estos
deberes de información pueden resultar
también problemáticos para la entidad
aseguradora. Puestos a buscar una solución a esta cuestión, también cabe plantear la posibilidad de que la asegura «solicite» al asegurado que informe al beneficiario acerca de la «entrega» de sus datos
personales a la aseguradora, cosa que, si
se hace correctamente, evitaría que la aseguradora tuviera que informar, toda vez
que las obligaciones de información del
artículo 5.4 de la LOPD solo aplican
«salvo [que el interesado] que ya hubiera
sido informado con anterioridad».
¿Consentimiento del perjudicado?
Cuando se produce un siniestro cubierto
por un seguro de responsabilidad civil, la
entidad aseguradora que se hace cargo
del riesgo del asegurado, precisa conocer
los datos identificativos del perjudicado.
En caso de que tales datos sean datos de
carácter personal, nos encontraremos
ante una recogida de datos (en este caos,
de fuentes distintas del interesado) que
precisará del consentimiento informado
(artículos 5 y 6 de la LOPD) de la persona física a la que los datos personales se
refieren, es decir, del perjudicado.
Dado que la entidad aseguradora no
tiene relación alguna con el perjudicado,
el cumplimiento de las obligaciones de
información y consentimiento puede
plantear una carga relevante para la entidad aseguradora.
Seguro que no se escapa al lector que, en
sus líneas maestras, estamos ante un escenario semejante al comentado anteriormente respecto al de los beneficiarios. En
ambos casos la entidad aseguradora precisa tratar datos de un tercero que, además, son generalmente proporcionados
por el propio asegurado.
Sin embargo, aunque la problemática sea
semejante en los dos supuestos mencionados, la solución que se ofrecía en el
caso de los beneficiarios de seguros, no
resulta aplicable a este caso. Es evidente
que cuando el asegurado suscribe la póliza de responsabilidad civil, no lo hace en
XI.3.4. TRATAMIENTOS DE DATOS
DEL PERJUDICADO EN CASO
DE SEGUROS DE RESPONSABILIDAD
CIVIL
El último supuesto que vamos a analizar es el
relativo a la gestión de supuestos de responsabi253
ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA 2010...
beneficio de un perjudicado determinado
y, en consecuencia, no puede considerarse a tales perjudicados como parte de los
«elementos personales» de la póliza al
objeto de aplicar las excepciones del artículo 6.2 LOPD sobre las partes de un contrato, de forma lata.
¿Quiere decir esto que se precisa el consentimiento de los perjudicados para
tratar sus datos? La respuesta es negativa. Aunque no se pueda aplicar la
excepción del artículo 6.2 de la LOPD
siguiendo el mismo procedimiento que
el utilizado para los terceros beneficiarios, si creemos que existen bases para
aplicarla por otras vías.
(b)
tamiento por la entidad aseguradora de
los datos del perjudicado, creemos que
dicho tratamiento debe encontrar
amparo en la excepción prevista en el
artículo 6.2 LOPD referida al tratamiento de datos de las partes de una
relación negocial, no siendo por ello
necesario el consentimiento del perjudicado.
En todo caso, al igual que mencionábamos en otros casos, téngase presente que
las obligaciones de información del artículo 5.4 LOPD no se ven afectadas por la
excepción al consentimiento, por lo que
la aseguradora deberá informar acerca
del tratamiento al perjudicado.
Existencia de una relación jurídica
entre aseguradora y perjudicado
XI.4. CONCLUSIONES
Y RECOMENDACIONES
Aunque el perjudicado no forme parte de
los «elementos personales» de la póliza de
seguro, eso implica necesariamente que
no exista una relación jurídica tal con la
aseguradora, que pueda justificar el tratamiento de sus datos sin necesidad de consentimiento al amparo del artículo 6.2
LOPD.
Efectivamente, conforme al artículo 76
de la LCS «El perjudicado o sus herederos
tendrán acción directa contra el asegurador
para exigirle el cumplimiento de la obligación de indemnizar, sin perjuicio del derecho
del asegurador a repetir contra el asegurado,
en el caso de que sea debido a conducta dolosa de éste, el daño o perjuicio causado a tercero».
Pues bien, el derecho que confiere al perjudicado la LCS, que le permite reclamar
directamente a la entidad aseguradora,
crea una relación jurídica propia entre
asegurador y perjudicado, que es independiente de la que existe entre asegurado y asegurador bajo la póliza.
En tanto que el mantenimiento de
dicha relación jurídica, requiere el tra-
XI.4.1. CONCLUSIONES
(a) El sector asegurador es uno de los más
relevantes desde la perspectiva de la normativa protección de datos, tanto por el
volumen y especial sensibilidad de los
datos personales que se tratan, como por
el número de flujos que se generan en la
producción y gestión de las pólizas.
(b) El derecho a la protección de datos constituye también un elemento clave en la
protección del asegurado.
(c) Aun siendo el asegurador un sector particularmente afectado por la regulación
sobre protección de datos, lo cierto es que
se encuentra sometido a un marco regulador que en muchos casos (incluso existiendo normas específicas del sector asegurador) es inapropiado o no es claro.
Ello plantea dificultades serías para la
actividad cotidiana de los distintos operadores del mercado asegurador, aseguradores directos, reaseguradores, retrocesionarios, agentes, OBS, corredores, auxiliares, etc.
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XI. PROTECCIÓN DE DATOS
XI.4.2. RECOMENDACIONES
ba indicados, por ejemplo, sometiendo
consultas o códigos tipo a la AEPD.
(a) El sector asegurador debe contar con
normas que atiendan a sus especialidades
en lo que respecta al tratamiento de datos
personales. Tanto el legislador, como
aquellas entidades con competencias
regulatorias, deben hacerse eco de ello y
adoptar las disposiciones que procedan.
(b) Hasta que tales normas sean elaboradas,
sería deseable que la AEPD se pronunciase expresamente sobre la forma de
aplicar de las disposiciones actuales
sobre protección de datos, en aquellos
escenarios dificultosos como, por ejemplo, los flujos de datos entre aseguradoras y centros médicos.
(c) Finalmente, sería deseable que el sector
asegurador –tal vez a través de organizaciones empresariales sectoriales– promoviese tanto los cambios normativos como
los pronunciamientos de la Agencia arri-
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RIGHT TO PRIVACY». Harvard Law Review.
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DE DATOS CLÍNICOS EN LA FUNCIÓN
MÉDICO PERICIAL Y EL DERECHO A LA
INTIMIDAD DEL LESIONADO: CONSENTIMIENTO INFORMADO». Revista «Cuadernos de Valoración», Mayo 2001.
Gállego Higueras, Gonzalo Félix. «PROTECCIÓN DE DATOS Y TELESELECCIÓN DE
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