Hackers y Crackers

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El cracker y el hacker.
Se puede afirmar que la aparición de Internet constituye un parteaguas histórico que divide la comunicación
humana entre antes y después. Sin lugar a dudas, la red de redes ha introducido profundas y definitivas
transformaciones sobre el complejo orden informativo internacional incidiendo, en no pocas ocasiones, sobre
los intereses de los propietarios de los grandes corporativos multinacionales de la comunicación.
Ante los umbrales de un nuevo milenio e inmersos en la compleja transición de la llamada edad de la
televisión hacia lo que −tal vez en un futuro no muy distante− podría llegar a considerarse la "edad de
Internet", las esperanzas depositadas en un ciclo histórico distinto paulatinamente parecen desvanecerse, dada
la anarquía existente en la llamada red de redes. Día a día un amplio número de medios informativos difunde
noticias respecto a algunas prácticas negativas que se realizan a través de Internet. Frecuentemente esas notas
suelen caracterizarse por un acentuado sensacionalismo. Tales prácticas informativas favorecen la decepción
de amplios sectores de la sociedad hacia la gran red. Las notas más comunes destacan los efectos de algunos
virus en la red y la circulación de abundante material pornográfico. La manifiesta intolerancia de diversos
grupos radicales se ha convertido en la principal referencia de lo que para muchos hoy representa Internet.
Crecen los simpatizantes de la cultura digigeneracional, y en el extremo opuesto también se multiplica el
número de ciudadanos desencantados por los excesos en el ciberespacio.
Independientemente de las muchas capacidades que es posible advertir en la red de redes, también es justo
reparar en la necesidad de legislar con el firme propósito de impedir, de alguna manera, el considerable
número de prácticas ilícitas que hoy día se realizan a través de la red, como los llamados "delitos de cuello
blanco", así como reprobables manifestaciones de discriminación e intolerancia racial, étnica, cultural, social,
política y religiosa de grupos extremistas. Internet representa una auténtica revolución en los ámbitos de las
dimensiones pública y privada.
Los hackers admiten ser considerados como una de las más extraordinarias y singulares subculturas de la red
de redes. Los hackers representan una solidaria comunidad de expertos programadores y destacados
especialistas en el diseño, desarrollo y operación de avanzadas redes de información.
Los antecedentes más remotos de tan singular comunidad pueden establecerse en el desarrollo mismo del
Proyecto ArpaNet, el cual puede ser considerado uno de los principales antecedentes del desarrollo de
Internet. El Proyecto ArpaNet derivó de una iniciativa del Departamento de Defensa de Estados Unidos y de
éste derivó el primer nodo que establecieron centros de supercómputo de las siguientes universidades: UCLA,
Stanford, UCSB y la Universidad de Utah.
Es importante destacar que la cultura de los hackers de ninguna manera se restringe al estricto ámbito de la
informática. El hackerismo se extiende a diversas manifestaciones culturales y artísticas conforme a los
siguientes principios:
• Los verdaderos hackers deben escribir y compartir generosamente el software que desarrollan.
• Contribuir activamente a probar y depurar el software libre que desarrollan.
• Aportar información verdaderamente relevante para la extensa y compleja comunidad de Internet.
• Contribuir al adecuado funcionamiento de la infraestructura de la red de redes.
• Extender positivamente la cultura hacker.
La manifiesta generosidad de los hackers sin lugar a dudas admite ser considerada como una genuina y
trascendental contribución al desarrollo mismo de Internet. Las aportaciones de auténticos hackers han
resultado decisivas para propiciar la notable evolución alcanzada, a través de las décadas, por el programa
UNIX, al cual puede considerársele como el sistema nativo de Internet.
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Al igual que los hackers, la comunidad de crackers se extiende por todo el mundo. Algunos antropólogos de la
red los describen como hábiles programadores adolescentes, quienes aspiran a ser reconocidos públicamente
como hackers. Sin embargo, a diferencia de la comunidad que representa su perfecto modelo, los crackers no
asumen el noble compromiso de aportar su incuestionable talento al mejoramiento de la red de redes.
Los miembros de tan compleja comunidad sensible de Internet han cometido espectaculares incursiones a los
sitios WWW de Microsoft, Coca Cola, el Congreso de los Diputados de España, el Banco Sakura (Japón), la
NASA, entre muchos otros.
En algunas ocasiones, los crackers no se conforman con reemplazar las principales páginas el sitio WWW al
que penetraron, sino que extraen aquella información que pudiese ser considerada valiosa por las
organizaciones que son objeto de sus ataques. Mediante la extracción de bases de datos, por ejemplo,
obstruyen las operaciones de la organización, además de cometer delitos cibernéticos, mismos que admiten ser
calificados como crímenes de "cuello blanco".
Bajo el amparo del anonimato, quienes aspiran a ser reconocidos como cracker s se prestan a participar en
campañas de difamación contra personajes públicos, o se involucran en auténticas acciones de terrorismo,
mismas que comprenden desde chantaje hasta acoso sexual. Así, en diciembre de 1997 dos crackers
amenazaron con destruir millones de computadoras en todo el mundo si el gobierno de Estados Unidos no
accedía a sus peticiones. Los sujetos afirmaron haber colocado una "bomba lógica", la cual se activaría el día
de Navidad en todas aquellas computadoras que, durante el mes de noviembre de ese mismo año, hubiesen
registrado algún acceso al popular motor de búsqueda Yahoo! . Mediante ese acto pretendían presionar al
gobierno norteamericano para que concediese la inmediata libertad del mítico cracker Kevin Mitnick, el
presunto responsable de haber robado los códigos secretos de millones de tarjetas telefónicas, además de
haber "penetrado virtualmente en una base de misiles".
Kevin Mitnick recientemente cumplió más de cuatro años de estar recluido en un penal de la Unión
Americana. Por tal motivo, grupos de ciberpiratas de todo el mundo, en acciones posiblemente coincidentes
más no concertadas, emprendieron una campaña de agresivas intromisiones a los sitios WWW de
instituciones educativas, dependencias gubernamentales, así como a empresas comerciales de distintos
tamaños y giros de todo el mundo.
En algunas de las principales páginas web en las cuales irrumpieron los crackers, éstos incluso consignaron
abiertas manifestaciones de solidaridad hacia la situación de Kevin Mitnick, exigiendo le fuese concedida la
libertad. Cabe destacar que en tales ataques, los crackers mexicanos tuvieron una destacada participación.
A partir de 1998, los sitios WWW de algunas instituciones gubernamentales han sido objeto de frecuentes
ataques de grupos de crackers. Así, periodistas como Raúl Trejo Delarbre afirman que presumiblemente se
trata de una posible conspiración contra el gobierno del doctor Ernesto Zedillo, en la cual posiblemente
participan crackers profesionales. Por otra parte, destacados especialistas en informática como Miguel de
Icaza, en declaraciones reaizadas al semanario Proceso han restado importancia a los ataques de crackers
cometidos contra servidores WWW de instituciones gubernamentales. Icaza argumenta que no se trata de una
ciberguerrilla, sino de las acciones de "niños que están jugando a los tecnopiratas", cuyo propósito primordial
simplemente consiste en adquirir cierta notoriedad ante la opinión pública.
Independientemente de quienes pudiesen tener la razón, resulta indispensable reparar en el hecho de que hoy,
en México, las graves insuficiencias legislativas favorecen el marco de impunidad que en buena medida
estimula las acciones de los crackers.
El 4 de febrero de 1998, "X Ploit Team", grupo de hackers "orgullosamente mexicano", pionero en materia de
agresiones realizadas por grupos de crackers a sitios WWW de instituciones públicas en nuestro país,
reemplazó el logotipo oficial de esa Secretaría de Estado por algunas de las imágenes más conocidas del
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revolucionario Emiliano Zapata. Y agregaron, además, el siguiente texto: "Nuestra afiliación no es ninguna,
no pertenecemos al EZLN, pero éste es nuestro derecho de libre expresión como mexicanos". Tal bienvenida
le prepararon los citados crackers al nuevo titular de Hacienda, José Angel Gurría, quien en su gestión como
responsable de la Secretaría de Relaciones Exteriores había declarado que Chiapas era una guerra de tinta e
Internet. A lo largo de 1998, los miembros del "X Ploit Team" realizaron una intensa actividad en perjuicio de
la información que publican dependencias gubernamentales en sus respectivos sitios WWW. Los ataques del
citado grupo de hackers comprendieron las páginas web del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática (INEGI), la Comisión Nacional del Agua, el Senado de la República y la Secretaría de Salud. Los
miembros de "X Ploit Team" incorporaron mensajes alusivos a sus acciones como hackers y textos
propagandísticos en favor del EZLN. Además difundieron comunicados de prensa en los cuales se atribuyeron
la responsabilidad de las alteraciones cometidas a las páginas electrónicas de las citadas dependencias. En el
ataque a las páginas electrónicas del Senado de la República, ocurrido el 25 de mayo de 1998, el citado grupo
de crackers emprendió violentas agresiones al servidor, mismas que admitirían ser calificadas como daños a la
propiedad de la Nación. Ese día, el personal del Proyecto Internet del Tecnológico de Monterrey, Campus
Estado de México, responsable del desarrollo de las páginas WWW de esa institución, detectó alrededor de las
ocho de la mañana que la página web del Senado había sido reemplazada por la imagen de la "Senadora
Yessica Rabbit", quien abiertamente exhibía sus pechos. Inmediatamente, de forma remota, desde las
instalaciones del Campus Estado de México, se procedió a reemplazar la página principal del Senado de la
República. A tal acción siguió un nuevo ataque de "X−Ploit Team", que causó graves daños al servidor. Como
también se administraban los servicios de correo electrónico, los hackers dijeron haber introducido un sniffer
con el cual se atribuyen haber obtenido delicada correspondencia electrónica de Senadores de la República, la
cual exhiben en algún "sitio anárquico de la WWW".
En pasadas décadas, las manifestaciones que acostumbraban acompañar al radicalismo revolucionario
suponían el secuestro de aeronaves, atentados, bombas y una infinidad de expresiones de terrorismo,
frecuentemente acompañadas de asesinatos. Hoy día, muchas veces sin asumir ningún tipo de compromiso por
causa alguna, crackers del mundo entero se prestan, sin aparente retribución económica, a penetrar en los
sistemas de seguridad de los gobiernos, instituciones educativas y empresas comerciales del mundo entero,
con la única finalidad de modificar la información de los sitios WWW, generando confusión y desconcierto en
las instituciones afectadas.
Las acciones de los crackers de ninguna manera se restringen a los sitios WWW del sector público. También
las páginas web de instituciones como Bancomer, el Instituto Politécnico Nacional, distintos campus del
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, microempresas y
organizaciones no gubernamentales han sido objeto de los ataques de crackers, quienes no se conforman con
pregonar su objetable protagonismo por haber consumado ligeras alteraciones al contenido de la página
principal de alguna institución. También extraen información que les permitirá cometer delitos que ni siquiera
aún se contemplan en nuestro imaginario legislativo.
A partir del ataque cometido al sitio WWW del Senado de la República, académicos, especialistas,
investigadores y autoridades gubernamentales empezaron a cuestionarse si ese tipo de acciones podrían ser
analizadas y discutidas en el marco de la reforma jurídica en materia de información. Pese a que el citado
ataque provocó un sensible malestar entre algunos Senadores de la República, hasta ahora no ha prosperado
ninguna iniciativa tendiente a impulsar tan indispensables reformas legislativas en el terreno de Internet.
Aun cuando parece razonable considerar la necesidad de consagrar en nuestra Constitución el respeto a la
intimidad informática, así como establecer normas y procedimientos que garanticen su efectiva protección a
través de medios como Internet, el previsible destino que admitirá una probable reforma jurídica en
comunicación, inevitablemente se extenderá también a Internet.
La aparente indiferencia legislativa hacia todo lo relacionado con el ciberespacio, solamente se explica como
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lógica consecuencia de quienes se han dedicado a cancelar toda iniciativa tendiente a reglamentar el derecho a
la información, consagrado en los artículos 6o. y 7o. de nuestra Constitución.
Al asumir tal postura, los legisladores no reparan en las graves repercusiones que se derivan hacia el
desarrollo del comercio electrónico en México. Dada la inseguridad jurídica que actualmente prevalece en
México en lo relativo a Internet, quienes pueden realizar transacciones comerciales a través de la red de redes
optarán, en un amplio número de casos, por realizarlas en naciones que efectivamente ya dispongan de una
legislación definida en materia de Internet. De esa forma se desestimula el comercio electrónico, el cual
reporta año con año mayores dividendos a un extenso número de empresas.
En un futuro inmediato resultará indispensable legislar en materia de Internet. El desarrollo de las
transacciones bancarias y financieras a través de la llamada red de redes, como el futuro mismo del comercio
electrónico en nuestro país y en todo el mundo, depende en buena medida de ello.
REFERENCIA (INTERNET):
• http://www.huis.hiroshimau.ac.jp/Computer/Jargon/LexiconEntries/Hacker_ethic_the.html,
• http://www.huis.hiroshima−u.ac.jp/Computer/Jargon/LexiconEntries/Hacker.html
• http://www.ecst.csuchico.edu/~beej/chg/ hackgrow.html
• http://www.kevinmitnick.com
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