Hábeas Corpus de Derechos Humanos en la región andina

Anuncio
1.−INTRODUCCIÓN:
DERECHOS HUMANOS
ANTECEDENTES DEL SISTEMA DE DERECHOS HUMANOS EN EL PERU
Consejo Nacional de Derechos Humanos:
Fue creado por D.S. Nº 012−86−JUS, del 05SET86, y reglamentado por R.M. Nº 320.1.86−JUS, del
05DIC86; siendo posteriormente modificado por el D.L. Nº 25993 − Ley Orgánica del Ministerio de Justicia−
creándose dentro de su estructura orgánica el Consejo Nacional de Derechos Humanos (Art. 29), que
establece que éste es el encargado de la promoción, protección, garantía y tutela de plena vigencia de los
Derechos Fundamentales de la persona. Igualmente promueve, coordina, difunde y asesora estudios e
investigaciones relativas a la defensa de los derechos humanos, buscando la consolidación del Estado de
Derecho.
Recientemente, mediante Decreto Supremo N° 015−2001−JUS, del 27ABR2001, se aprobó el nuevo
Reglamento del Consejo Nacional de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, el mismo que consta de
veintinueve (29) Artículos contenidos en cinco (5) Títulos y cinco Disposiciones Finales y Transitorias.
Composición del Consejo Nacional de Derechos Humanos:
• El Ministro de Justicia o su representante, quien lo presidirá;
• Un representante del Ministerio de Relaciones Exteriores;
• Un representante del Ministerio de Defensa;
• Un representante del Ministerio del Interior;
• Un representante del Ministerio de Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano;
• Un representante del Ministerio de Educación;
• Un representante del Ministerio de Salud;
• Un representante del Poder Judicial; y,
• Un representante del Ministerio Público.
De conformidad con la Resolución Ministerial Nº 0466−2001−IN/0105, del 18 MAYO 2001, la
representación del Ministerio del Interior ante el Consejo Nacional de Derechos Humanos recae en el señor
Vice Ministro del Interior, Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos del Ministerio del
Interior, como titular y, en el Secretario Permanente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, como
alterno, siendo ocupado en la actualidad por los siguientes funcionarios:
• José Luis AVILEZ CUETO
Viceministro del Interior y Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos del MININTER.
• Mariela Claret VALENTIN ORTEGA
Secretaria Permanente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos del MINT
Objetivos del Consejo Nacional de Derechos Humanos:
• Coadyuvar al fortalecimiento de las instituciones democráticas del país, a fin de consolidar el Estado
de derecho, como garantía para la vigencia plena y efectiva de los derechos humanos;
1
• Contribuir a crear una sólida conciencia de respeto a los derechos fundamentales de la persona,
consagrados en la Constitución Política del Perú y demás normas pertinentes; y,
• Proporcionar al Poder Ejecutivo los elementos necesarios para ejercer una función preventiva en la
protección de los Derechos Humanos.
Funciones del Consejo Nacional de Derechos Humanos:
• Proponer la política gubernamental en materia de promoción, defensa y garantía de los derechos
humanos, en el marco del Plan Nacional de Derechos Humanos, que aprobará el Consejo de
Ministros;
• Emitir opinión en los asuntos que le sean solicitados;
• Proponer las medidas y las acciones que considere convenientes para la difusión, promoción y
protección de los derechos humanos; y,
Las demás que le encomiende el Presidente del CNDH.
• Para promover la universalidad, independencia e indivisibilidad de los derechos humanos, incluidos
los derechos civiles, culturales económicos, políticos y sociales, así como el derecho al desarrollo.
• Para fomentar la ratificación de tratados en materia de derechos humanos y facilitar la aplicación de
las normas internacionales a nivel nacional
• Para fomentar la presentación de los informes previstos en los tratados ratificados por el Perú en
materia de derechos humanos y derecho internacional humanitario
• Para establecer o reforzar las instituciones nacionales y locales de derechos humanos
• Para proporcionar una mayor protección a los grupos en condición de especial vulnerabilidad y velar
por que se tomen medidas eficaces para abordar su situación
• Para promover la diversidad de fuentes, enfoques, metodologías e instituciones en la esfera de los
derechos humanosPara mejorar y promover la cooperación entre los organismos gubernamentales, las
organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil
• Para integrar una perspectiva de género en todas las actividades de derechos humanos
• Para reconocer la importancia de los derechos humanos para la democracia, el desarrollo sostenible, el
imperio de la ley, la defensa del medio ambiente y la paz.
EL PLAN NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS
• Debe constituir una POLÍTICA DE ESTADO que exprese su compromiso, más allá de quien sea el
gobierno de turno, en favor de un proceso de respeto y continuo fortalecimiento del pleno ejercicio de
todos los derechos humanos por todas las personas sometidas a su jurisdicción.
2.−MARCO TEORICO:
PROTECCIÓN NACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
I.−Protección judicial de los derechos (recurso efectivo)
a) Alcance y contenido
b) El derecho a la protección judicial en los instrumentos internacionales
• Instrumentos de alcance general
2
Derechos civiles y políticos
Protección judicial de los derechos (recurso efectivo)
Artículo 8º.−
Declaración Universal de
los Derechos Humanos
"Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales
nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución o la ley".
Artículo 25º.−
"Toda persona puede recurrir a los tribunales para hacer valer sus derechos.
Declaración Americana de
Asimismo, debe disponer de un procedimiento sencillo y breve por el cual la
los Derechos y Deberes del
justicia lo ampare contra actos de la autoridad que violen, en perjuicio suyo,
Hombre
alguno de los derechos fundamentales consagrados constitucionalmente".
Artículo 2º.−
"3.− Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a
garantizar que:
• Toda persona cuyos derechos o libertades reconocidos en el presente Pacto
hayan sido violados podrá interponer un recurso efectivo, aun cuando tal
violación hubiera sido cometida por personas que actuaban en ejercicio de
sus funciones oficiales;
• La autoridad competente, judicial, administrativa o legislativa, o cualquier
otra autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado, decidirá
sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso y
Pacto Internacional de
desarrollará las posibilidades del recurso judicial;
Derechos Civiles y Políticos
• Las autoridades competentes cumplirán toda decisión en que se haya
estimado procedente el recurso".
Artículo 25º.−
"1.− Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier
otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare
contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea
cometida por personas que actúen en el ejercicio de sus funciones oficiales.
2.− Los Estados Partes se comprometen:
Convención Americana
sobre Derechos Humanos
• a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del
Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal
recurso.
• a desarrollar las posibilidades del recurso judicial, y
• a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda
decisión en que se haya estimado procedente el recurso".
a) Alcance y contenido
Los instrumentos internacionales reconocen el derecho de toda persona a contar con un recurso efectivo ante
3
los tribunales nacionales competentes a fin de proteger sus derechos fundamentales contra cualquier clase de
amenaza o violación.
A nivel regional, la Corte Interamericana de Derechos Humanos equipara los procesos de amparo y hábeas
corpus con el recurso efectivo previsto en el Artículo 25º de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (1).
La Corte ha precisado asimismo que no basta con que este recurso se encuentre previsto por la Constitución o
la ley, o con que sea formalmente admisible, sino que se requiere, además, que sea realmente adecuado y
eficaz para determinar si se ha incurrido en una violación a los derechos humanos, y para adoptar las medidas
necesarias que permitan restablecer el derecho vulnerado.
Respecto a lo que debe entenderse por un recurso adecuado, la Corte Interamericana ha señalado que la
función de esos recursos, dentro del derecho interno, debe ser idónea para proteger la situación jurídica
infringida. En relación a la eficacia del recurso, la misma Corte ha considerado que éste debe ser capaz de
producir el resultado para el que ha sido concebido.
Para la Corte, en consecuencia, no pueden considerarse efectivos aquellos recursos que resulten ineficaces por
las condiciones generales del país o incluso por las circunstancias particulares de un caso dado, lo cual puede
ocurrir, por ejemplo, cuando su inutilidad haya quedado demostrada por la práctica, porque el Poder Judicial
carezca de la independencia necesaria para decidir con imparcialidad o porque falten los medios para ejecutar
sus decisiones; por cualquier otra situación que configure un cuadro de denegación de justicia, como sucede
cuando se incurre en retardo injustificado en la decisión; o, por cualquier causa, no se permita al presunto
lesionado el acceso al recurso judicial .
En el Perú, el Artículo 202º inciso 2º de la Constitución señala que el Tribunal
Constitucional tiene competencia para conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias
de hábeas corpus (...). Pero el Tribunal tampoco conoce todas las resoluciones denegatorias, sino sólo
aquellas contras las cuales se ha presentado el denominado recurso extraordinario (Ley del Tribunal
Constitucional, Artículo 41º).
Las estadísticas del Tribunal Constitucional peruano nos permiten apreciar el siguiente panorama en relación
al número de hábeas corpus ingresados a esta institución para su respectiva revisión.
EL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS EN LA REGIÓN ANDINA
ð. EL DESARROLLO DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS
A continuación, presentamos los aspectos de mayor importancia vinculados con el desarrollo de hábeas
corpus.
1. La legitimidad para iniciar el proceso
Uno de los elementos característicos del proceso de hábeas corpus radica en que la solicitud respectiva puede
ser presentada por la persona agraviada o cualquier otra en su representación. Esta legitimidad bastante amplia
puede encontrase prevista a nivel constitucional, como sucede en Bolivia (Artículo 18−I), Chile (Artículo
21º), Colombia (Artículo 30º), Ecuador (Artículo 93º) y Venezuela (Artículo 27º), o a nivel legal, como ocurre
en el Perú (Ley 23506, Artículo 13º).
De especial importancia es remarcar la legitimidad que de modo expreso ha sido otorgada a las Defensorías
del Pueblo para iniciar esta acción de garantía en los países de la región que contemplan esta institución.
4
2. La forma y el contenido de la solicitud
La no exigibilidad de formalismos para la presentación de las demandas de hábeas corpus es otra de las
características de este proceso. Esto implica, entre otros aspectos, que la solicitud respectiva pueda ser
presentada de forma escrita o verbal, que no sea obligatoria la firma o asesoría de un abogado, o el pago de
una suma de dinero como contraprestación del servicio de administración de justicia (tasas judiciales).
Así por ejemplo, la legislación de Venezuela sobre el amparo de la libertad y seguridad personal (hábeas
corpus) dispone que la respectiva solicitud podrá ser presentada
por escrito, verbalmente o por vía telefónica, sin necesidad de asistencia de abogado
(Artículo 41º). Por su parte, la legislación del Perú establece que este proceso puede ser iniciado sin necesidad
de poder, papel sellado, boleta de litigante, derecho de pago, firma de letrado o formalidad alguna así como
por escrito o verbalmente (...)
En cuanto al contenido de la demanda, los ordenamientos jurídicos exigen principalmente que en ésta se
indiquen los hechos que motivan el inicio de un proceso de hábeas corpus. La argumentación jurídica es
opcional.
Al respecto es interesante mencionar la legislación del Perú sobre el hábeas corpus, en la cual sólo se exige
suministrar una sucinta relación de los hechos para presentar la solicitud respectiva (Ley 23506, Artículo
14º). Por su parte, la legislación de Bolivia establece que la demanda de hábeas corpus debe contener los
hechos motivantes del recurso, expuestos con precisión y claridad y el derecho o garantía que se considere
afectado o violado, correspondiendo a la autoridad judicial salvar los defectos u omisiones de derecho que
fuesen advertidos en el recurso. (Ley del Tribunal Constitucional, Artículo 90º).
En la solicitud respectiva también se puede señalar el lugar en donde se encuentra privada de libertad la
persona a favor de la cual se presenta el hábeas corpus. Pero, a pesar de la utilidad de esta información, no se
trata de un requisito indispensable, debido a lo difícil que resulta en los hechos establecer el paradero de la
víctima de una detención arbitraria. Así por ejemplo, en la legislación peruana sobre esta garantía
constitucional se establece lo siguiente: Al interponer la acción de Hábeas Corpus, el recurrente, de ser
posible, debe indicar el día y la hora en que se produjo la detención y el lugar donde se encuentra el detenido
(Ley Nº 25398, Artículo 17° subrayado nuestro).
3. La orden de exhibición personal o el requerimiento de información
A nivel del derecho comparado existen diferentes formas en que la autoridad competente puede actuar para
resolver acerca de la privación de la libertad de una persona. En todos los casos, se trata de un procedimiento
sencillo, destinado a conocer las razones por las cuales se adoptó esa medida y evaluar si la misma ha sido o
no arbitraria.
Para lograr tal objetivo, la opción más efectiva consiste en ordenar que la persona privada de libertad sea
conducida ante la autoridad que conoce el hábeas corpus. A este mandato se le conoce como orden de
exhibición personal, la cual se dirige a las personas presuntamente responsables de la privación de la libertad
o bajo cuya vigilancia se encuentre el detenido.
Para el sistema interamericano de protección de los derechos humanos, esta medida constituye el contenido
esencial del hábeas corpus. Al respecto, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que este proceso se caracteriza por el mandato judicial
dirigido a las autoridades correspondientes, a fin que se lleve al detenido a la presencia del juez para que
5
pueda examinar la legalidad de la privación y, en su caso, decretar su libertad1.
En algunos casos, la orden de exhibición personal respectiva implica trasladar a la persona privada de libertad
al lugar en donde la autoridad que conoce del hábeas corpus realiza sus actividades. En otros casos, por ser
más práctico, la misma autoridad puede dirigirse al lugar en donde se encuentra el detenido y exigir verlo.
Ambas posibilidades se encuentran previstas en los ordenamientos jurídicos de la región, cuyas normas
legales son lo bastante generales para permitir adecuar el trámite del hábeas corpus a las exigencias de la
realidad.
Así por ejemplo, el texto constitucional de Bolivia señala en su Artículo 18−IIº que la autoridad judicial que
conozca del hábeas corpus señalará de inmediato día y hora de audiencia pública, disponiendo que el actor
sea conducido a su presencia. De modo similar, en la Constitución del Ecuador (Artículo 93º) se precisa que
la autoridad que conozca del hábeas corpus ordenará que el recurrente sea conducido inmediatamente a su
presencia. Por su parte, el texto constitucional de Venezuela precisa que ante la presentación de un hábeas
corpus el detenido o detenida será puesto bajo la custodia del (órgano judicial competente) de manera
inmediata, sin dilación alguna.
De interés particular es el caso del Perú, en donde la legislación sobre el hábeas corpus establece como regla
general que el juez dispondrá que la autoridad responsable presente al detenido y explique su conducta (Ley
23506, Artículo 16°), pero también podrá constituirse en el lugar de los hechos (...)(Ley 25398, Artículo 20°).
En algunos países, la orden de exhibición personal no ha sido establecida como una decisión que debe ser
adoptada de modo obligatorio, sino como una medida de carácter discrecional.
Este es el caso de Chile, en donde el Artículo 21º de la Constitución establece que la magistratura competente
para conocer esta garantía constitucional podrá ordenar que el individuo sea traído a su presencia. Esta
potestad discrecional se reitera en el Artículo 310º del Código de Procedimiento Penal, el cual establece que
El tribunal que conoce del recurso podrá ordenar que, dentro del plazo que fijará según la distancia, el
detenido o preso sea traído a su presencia, siempre que lo creyere necesario y éste no se opusiere (...).
Asimismo, de conformidad con el 309º del mismo cuerpo legal podrá
(...) comisionar a alguno de sus ministros para que, trasladándose al lugar en que se encuentra el detenido o
preso, oiga a éste y, en vista de los antecedentes que obtengan, disponga o no su libertad o subsane los
defectos reclamados. El ministro dará cuenta inmediata al tribunal de las resoluciones que adoptare,
acompañando los antecedentes que las hayan motivado.
En los casos en que no sea obligatorio expedir una orden de exhibición personal, las autoridades competentes
pueden solicitar informes sobre la situación de una persona privada de libertad y las razones que motivaron su
detención a quienes son considerados como responsables de dicha detención o tengan a la persona bajo su
custodia. Esto puede originar que en los hechos la evaluación sobre la situación de una persona privada de su
libertad se realice en base a fuentes indirectas, impidiendo un efectivo desarrollo de esta garantía
constitucional. Esto es lo que ha ocurrido en el caso chileno. Sobre esta situación se ha dicho:
En la tramitación del recurso de amparo (hábeas corpus) la averiguación de la suerte del detenido se hace por
medio de oficios dirigidos al organismo aprehensor (si la medida se dirige contra un juez, se solicita a éste una
información por escrito), en algunos casos se recurre a medios más expeditos, como la consulta telefónica, y
luego se falla sobre la base de los antecedentes obtenidos en estas averiguaciones más los elementos aportados
por el recurrente. Los procedimientos de exhibición personal por medio de la presentación del detenido ante el
tribunal o la constitución de un delegado de éste en el lugar de detención no son utilizados prácticamente
nunca2.
6
La experiencia comparada, en todo caso, abona a favor de la obligatoriedad de exigir la presencia de la
persona privada de su libertad ante la autoridad competente para conocer y resolver el proceso de hábeas
corpus.
4. El plazo para la resolución
Los plazos previstos a nivel del derecho comparado para la resolución de la solicitud del hábeas corpus son
muy breves, debido principalmente a que su trámite y procedimiento son bastante sencillos.
Al respecto, algunos ordenamientos jurídicos establecen plazos máximos para el desarrollo de una o varias de
las siguientes etapas del hábeas corpus, las cuales abarcan:
A. Desde la presentación de la solicitud hasta la decisión que adopte la autoridad competente para conocer la
situación en la que se encuentra la persona privada de libertad. Esta decisión puede consistir en ordenar la
presentación del detenido ante dicha autoridad o solicitar informes sobre su situación a quienes lo tienen bajo
custodia.
B. Desde la decisión adoptada por la autoridad competente hasta su cumplimiento o ejecución. Esto puede
consistir en presentar al detenido ante la autoridad competente o presentar los informes solicitados sobre su
situación.
C. Desde el cumplimiento o ejecución de la decisión adoptada por la autoridad competente hasta la expedición
de la resolución sobre la situación de la persona privada de su libertad.
La opción por los plazos por etapas podemos encontrarla, por ejemplo, en el Ecuador, en donde el Artículo
93º del texto constitucional establece que la autoridad competente para conocer del hábeas corpus en el plazo
de veinticuatro horas contadas a partir de la recepción de la solicitud, ordenará que el recurrente sea
conducido inmediatamente a su presencia, y se exhíba la orden de privación de libertad (...) y dictará su
resolución dentro de las veinticuatro horas siguientes. Como se aprecia, la norma constitucional sólo
establece un plazo determinado para algunas de las etapas mencionadas (en concreto, aquellas que hemos
identificado con las letras A y C). Sin embargo, el plazo omitido a nivel constitucional para una de las etapas
se encuentra previsto en las normas legales sobre la materia, por lo que para determinar el tiempo máximo de
duración del hábeas corpus se requiere hacer una interpretación que concuerde la normativa constitucional y
legal sobre este proceso.
En otros casos, para la resolución del hábeas corpus no se establecen plazos por etapas sino plazos máximos
que agrupan a todas ellas. Así por ejemplo, en Colombia el hábeas corpus debe resolverse en el término de
treinta y seis horas (Artículo 30º de la Constitución) mientras que en Venezuela, la legislación sobre la
materia (Artículo
42º) precisa que el juez que conozca del proceso decidirá en un término no mayor de noventa y seis (96) horas
después de recibida la solicitud.
Esta opción evita de alguna forma la prolongación del proceso en base a diferentes interpretaciones u
omisiones normativas sobre la duración de cada una de las etapas por las que atraviesa el hábeas corpus, como
se ha visto que ocurre, por ejemplo, en el Ecuador.
5. El contenido de la resolución
Luego de analizar los hechos que dieron origen a la presentación del hábeas corpus, la autoridad competente
debe decidir si acepta o niega la pretensión solicitada. Si se estima procedente el hábeas corpus, la autoridad
competente podrá ordenar que se deje en libertad a la persona privada de ella en forma arbitraria o que se
7
adopten las medidas necesarias para revertir esta situación. Todo depende de los motivos por los cuales el
proceso se inició.
Algunos ordenamientos contemplan ambas posibilidades y otros sólo una de ellas. En el primer caso se
encuentran, por ejemplo, Bolivia, Chile y Venezuela, tal como se aprecia en el siguiente cuadro:
Bolivia
El Artículo 18−III de la Constitución señala que una vez instruida de los antecedentes, la autoridad judicial
dictará sentencia ordenando la libertad, haciendo que se reparen los defectos legales o poniendo al
demandante a disposición del juez competente.
Chile
El Artículo 21º de la Constitución precisa: Instruida de los antecedentes, decretará su libertad inmediata o
hará que se reparen los defectos legales o pondrá al individuo a disposición del juez competente, procediendo
en todo breve y sumariamente, y corrigiendo por sí esos defectos o dando cuenta a quien corresponda para
que los corrija.
Venezuela
El Artículo 42º de la legislación sobre el amparo de la libertad personal precisa que al decidir sobre la
pretensión el juez puede declarar la inmediata libertad del agraviado o el cese de las restricciones que se le
hubiesen impuesto, si encontrare que para la privación o restricción de la libertad no se hubieran cumplido
las formalidades legales.
Por otro lado, Colombia y Ecuador son los únicos países de la región que de modo expreso sólo contemplan la
posibilidad de poner en libertad a la persona si el hábeas corpus es declarado procedente.
En el caso de Colombia, el Artículo 437º de su Código de Procedimiento Penal establece que demostrada la
violación de las garantías constitucionales o legales, el juez inmediatamente ordenará la libertad de la
persona capturada. Por su parte, el texto constitucional del Ecuador (Artículo 93º) señala que la autoridad
competente que conozca del proceso de hábeas corpus dispondrá la inmediata libertad del reclamante si el
detenido no fuere presentado, si no se exhibiere la orden (de detención), si ésta no cumpliere los requisitos
legales, si se hubiere incurrido en vicios de procedimiento en la detención o, si se hubiere justificado el
fundamento del recurso.
En algunos países, las precisiones en relación al contenido de la decisión judicial en materia de hábeas corpus
no han sido establecidas ni en la Constitución ni en la ley.
Esta situación se presenta por ejemplo en el Perú, en donde la omisión mencionada puede ser subsanada por la
jurisprudencia o a través de la expedición de una norma complementaria. En todo caso, la legislación sobre
garantías constitucionales precisa que su objetivo consiste en reponer las cosas al estado anterior a la
violación o amenaza de violación de un derecho constitucional (Ley 23506, Artículo 1º) lo cual puede ayudar
a precisar los efectos de las resoluciones sobre hábeas corpus.
6. La responsabilidad por el incumplimiento de las decisiones adoptadas en el proceso
Uno de los problemas más frecuentes por los que atraviesa el hábeas corpus en la región consiste en la
negativa o demora para cumplir con las resoluciones que se expiden durante su desarrollo. Esta situación
resulta más grave todavía cuando la demora o incumplimiento se produce en relación a la resolución final que
establece los pasos a seguir para que cese la privación arbitraria de la libertad.
8
A fin de remediar esta situación, algunos ordenamientos establecen la obligación de que toda autoridad o
persona que no cumpla o que demore la ejecución de estas decisiones, sea objeto de un proceso penal en el
cual se determine su responsabilidad por tales conductas. Esto está previsto para los siguientes casos:
− Cuando no se cumple con la orden de la autoridad competente para presentar a la persona privada de
libertad ante las instancias que están conociendo el hábeas corpus o para informar acerca de su situación.
− Cuando no se da cumplimiento a la decisión final de hábeas corpus.
En algunos casos los ordenamientos jurídicos nacionales establecen normas de alcance general, aplicables a
ambos supuestos. Así ocurre por ejemplo en Bolivia, cuyo texto constitucional (Artículo 18º−V) señala que
los funcionarios públicos o personas particulares que resistan las decisiones judiciales en el marco del hábeas
corpus, serán remitidos por orden de la autoridad que conoció este proceso ante el Juez en lo Penal para su
juzgamiento como reos de atentado contra las garantías constitucionales. Por su parte, el Código de
Procedimiento Penal de Chile precisa (Artículo 317º bis) que la negativa o demora injustificada de cualquier
autoridad en dar cumplimiento a las órdenes dictadas (por la autoridad competente) en el conocimiento de un
recurso de amparo (hábeas corpus) someterán al culpable a las penas determinadas en el Código Penal
respecto a los agravios inferidos por funcionarios públicos a los derechos garantizados por la Constitución.
En algunos ordenamientos, las normas sobre este tema sólo han sido previstas para el caso de incumplimiento
de la decisión final del hábeas corpus. Así por ejemplo, en Venezuela, el Artículo 30º de las normas generales
sobre el proceso de amparo − aplicables en el caso de la protección de la libertad personal− señala que quien
incumpliere el mandamiento de amparo constitucional dictado por el juez, será castigado con prisión de seis
(6) a quince (15) meses. Como es obvio, la aplicación de estas sanciones requieren el previo desarrollo de un
proceso penal.
Sobre este tema es importante mencionar el caso del Ecuador, en donde las normas constitucionales
establecen una sanción de aplicación inmediata cuando no se cumple la orden de exhibición personal o la
resolución que ordena poner en libertad al agraviado. En este sentido el Artículo 93º de la Constitución señala
que el funcionario o empleado renuente será inmediatamente destituido de su cargo o empleo sin más trámite.
La misma disposición establece que el funcionario o empleado destituido, luego de haber puesto en libertad
al detenido, podrá reclamar por su destitución ante los órganos competentes de la Función Judicial (...).
Tema aparte es el de la responsabilidad de la autoridad ante la cual se presenta el hábeas corpus y que no
cumple con los plazos o procedimientos previstos para el trámite de este proceso. Por lo general, este tipo de
conducta, origina la adopción de medidas disciplinarias. En este sentido, por ejemplo, el texto constitucional
de Bolivia
(Artículo 18º−VI) señala que la autoridad judicial que no proceda conforme a las normas constitucionales
sobre el hábeas corpus quedará sujeta a sanción disciplinaria por parte del Consejo de la Judicatura,
correspondiendo a la ley precisar esta materia.
Asimismo, en Venezuela, el Artículo 34º de la legislación aplicable al amparo de la libertad y seguridad
personal establece como falta grave al cumplimiento de sus obligaciones la inobservancia, por parte de los
jueces, de los lapsos establecidos en (la) ley para conocer y decidir sobre las solicitudes de amparo. En otros
casos, como el del Ecuador, si la autoridad competente no da trámite al recurso, será civil y penalmente
responsable, de conformidad con la ley (Artículo 93º de la Constitución).
7. La responsabilidad del agresor
La esencia del hábeas corpus es la protección de la libertad personal. No tiene como objetivo identificar a la
autoridad o particular que ordenó o ejecutó la medida restrictiva de este derecho fundamental ni determinar su
9
responsabilidad, ya sea de índole administrativo, civil o penal.
Sin embargo, si durante el desarrollo del proceso se constata que existió una afectación a la libertad personal,
diversos ordenamientos establecen la necesidad de que tal situación sea puesta en conocimiento de las
autoridades competentes a fin de que sean adoptadas las medidas necesarias para investigar y establecer la
responsabilidad que corresponda, lo cual no perjudica la ejecución de las medidas que se dispongan en el
proceso de hábeas corpus para garantizar la libertad de la persona privada arbitrariamente de ella.
Así por ejemplo, el Artículo 436º del Código de Procedimiento Penal de Colombia establece que reconocido
el hábeas corpus, el juez compulsará copias para que el funcionario competente inicie las investigaciones a
que haya lugar.
Por su parte, la legislación del Perú sobre la materia señala: Si al concluir los procedimientos de Hábeas
Corpus y Amparo, se ha identificado al responsable de la agresión, se mandará abrir la instrucción
correspondiente. Tratándose de alguna autoridad o funcionario público, además de la pena que corresponda,
se le impondrá la de destitución en el cargo y no podrá ejercer función pública hasta pasados dos años de
cumplida la condena principal. Se condenará asimismo al responsable al pago de las costas del juicio y a una
indemnización por el daño causado. Precisa además esta disposición que El haber procedido por orden
superior no libera al ejecutor de los hechos de la responsabilidad y de la pena a que haya lugar (Ley 23506,
Artículo 11º).
En algunas oportunidades puede ocurrir que durante la tramitación del hábeas corpus cesen los actos que
restringen de forma arbitraria la libertad personal, por lo que carecería de sentido pronunciarse sobre el fondo
del asunto. Pero si durante el desarrollo del proceso se pudo constatar que efectivamente se produjo una
privación arbitraria de la libertad, debe ponerse este hecho en conocimiento de las autoridades competentes, a
fin de que se evalúe el grado de responsabilidad y las sanciones a aplicar por dicha conducta.
En algunos países, esta situación ha sido prevista a nivel normativo. Así por ejemplo, el Código de
Procedimiento Penal de Chile (Artículo 313º bis) señala que cuando se
comprobare que el arresto, detención o prisión arbitraria o la irregularidad que dio lugar al recurso existió
al momento de su interposición, pero que con posterioridad fue puesto en libertad el detenido o preso o se
subsanaron los defectos reclamados, (la autoridad competente) acogerá el amparo para los efectos de
declarar la existencia de la infracción y hacer uso de sus facultades disciplinarias, o de las medidas
(previstas en los Artículos 311º y 313º del Código Penal).
II. LAS INSTANCIAS DE RESOLUCIÓN DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS
Esta sección tiene como objetivo realizar un análisis comparado sobre las opciones asumidas en los países de
la región respecto a las instancias competentes para conocer y resolver el proceso de hábeas corpus.
1. La primera instancia
La mayoría de los países de la región andina señalan que corresponde a los órganos jurisdiccionales del
Estado el conocimiento y resolución de los procesos de hábeas corpus en primera instancia. La excepción al
respecto ocurre en el Ecuador, en donde su texto constitucional otorga a las autoridades municipales esta
competencia. Por tal razón, para el siguiente análisis se plantea la siguiente división entre instancias
jurisdiccionales e instancias no jurisdiccionales.
1.1 Las instancias jurisdiccionales
Por lo general, los órganos jurisdiccionales especializados en materia penal son los encargados de conocer y
10
resolver en primera instancia los procesos de hábeas corpus. En algunos países, esta potestad es compartida
con órganos de otras especialidades.
a) Proceso de hábeas corpus resuelto de forma exclusiva por órganos especializados en materia penal
Colombia y Venezuela son los países de la región en los cuales el hábeas corpus es conocido de forma
exclusiva por autoridades jurisdiccionales especializadas en materia penal.
En Colombia, el Artículo 30º de la Constitución señala que quien estuviere privado de su libertad, y creyere
estarlo ilegalmente, tiene derecho a invocar ante cualquier autoridad judicial (...) el hábeas corpus
(subrayado nuestro). Por su parte, las normas de desarrollo legal de esta institución previstas en el Código de
Procedimiento Penal precisan que la respectiva solicitud se puede presentar ante cualquier funcionario
judicial pero el trámite corresponde exclusivamente al juez penal. (Artículo 431º inciso 1º − subrayado
nuestro).
Contra esta última norma se presentó una demanda de inconstitucionalidad. En su sentencia, la Corte
Constitucional de Colombia declaró conforme a la Constitución la opción asumida por el legislador. En sus
argumentos señaló que la misma satisface las exigencias del hábeas corpus, ya que facilita el acceso a la
justicia, en tanto la solicitud respectiva puede presentarse ante cualquier autoridad judicial, y establece una
judicatura especializada para decidir sobre la libertad individual, la cual corresponde al juez penal.
De otro lado, esta referencia al juez penal encargado de resolver el proceso de hábeas corpus en primera
instancia, prevista en el mencionado Artículo 430º inciso 1º del Código de Procedimiento Penal, ha sido
objeto de una serie de interpretaciones, a efectos de dilucidar si ella comprende únicamente a los órganos
jurisdiccionales unipersonales o si también incluye a los órganos colegiados, como los Tribunales Superiores
y la Corte Suprema de Justicia (Sala Penal).
Respecto a este tema existe un interesante pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia, cuya Sala de
Casación Penal sostuvo lo siguiente:
− Cuando la ley señala al juez penal como el competente para el trámite y decisión de la acción de hábeas
corpus, no se puede incluir en dicha expresión al juez colegiado, es decir a los Tribunales Superiores y mucho
menos a la Corte Suprema de Justicia como tribunal de casación.
− Si tales corporaciones judiciales se entendieran como juez penal susceptible de conocer de las acciones de
habeas corpus, su trámite y decisión no podría cumplirse dentro del plazo fijado constitucionalmente de 36
horas, puesto que por su estructura y organización, las decisiones de estos órganos solamente pueden ser
adoptadas en Salas de decisión, por mayoría absoluta, es decir, que el magistrado sustanciador, a más de tener
que darle el trámite respectivo (inspección judicial o solicitud de informes), deberá presentar un proyecto de
resolución para ser sometido a la consideración de sus compañeros de Sala con el riesgo de ser derrotado, en
cuyo caso, el que le siga de turno deberá elaborar uno nuevo y el magistrado disidente, presentar su
salvamento de Voto.
− Además, otros artículos del Código de Procedimiento Penal sobre el hábeas corpus igualmente se refieren al
juez singular, a quien facultan para practicar diligencias de inspección judicial, interrogar a la persona
capturada y finalmente decretar su libertad si a ello hubiere lugar, sin que en ningún momento se aluda a una
instancia colegiada.
− En consecuencia, pretender otorgar competencia a los órganos jurisdiccionales colegiados para conocer los
hábeas corpus, desnaturalizaría el objetivo y la función que a esta garantía ha querido dar la Constitución y la
ley: amparar la libertad personal
11
Como se aprecia, el argumento central para negar la posibilidad de que un órgano judicial colegiado conozca
en primera instancia los procesos de hábeas corpus radica en que de asumirse esta opción sería difícil cumplir
con las características esenciales de esta institución: brevedad, sencillez y efectividad.
El proceso de hábeas corpus en Colombia tiene una presencia discreta en los despachos judiciales, situación
extraña si se toma en consideración la delicada situación política por la que atraviesa este país, en donde la
libertad personal es con frecuencia uno de los derechos fundamentales más afectados. Si bien un estudio de
Indicadores Judiciales efectuado por la Comisión Andina de Juristas sobre un número representativo de
expedientes de hábeas corpus presentados en la ciudad de Bogotá en 1999, permitió constatar que las
autoridades competentes no exceden el plazo máximo establecido constitucionalmente para la resolución de
este proceso (36 horas), es importante señalar que en todos los expedientes revisados la demanda respectiva
fue declarada improcedente.
Venezuela es el otro país de la región que establece como competencia exclusiva de los órganos
jurisdiccionales especializados en lo penal el conocimiento y resolución del proceso de hábeas corpus. En este
sentido, la legislación sobre esta garantía constitucional (Artículo 40º) señala que los Juzgados de Primera
Instancia en lo Penal son competentes para conocer y decidir sobre el amparo de la libertad y seguridad
personales, ya sea que éste tenga jurisdicción en el lugar donde se hubiese ejecutado el acto causante de la
solicitud o donde se encontrare la persona agraviada. (Artículo 39º). En estos casos, estamos ante la
presencia de un órgano jurisdiccional unipersonal.
b) Proceso de hábeas corpus resuelto por órganos especializados en lo penal y por órganos de otras
especialidades a diferencia de Colombia y Venezuela, en los demás países de la región el proceso de hábeas
corpus puede ser conocido a nivel de primera instancia tanto por órganos jurisdiccionales de carácter penal
como por órganos de otras especialidades. Así ocurre en Bolivia, Chile y Perú, con las particularidades que
presenta cada uno de sus sistemas judiciales.
En Bolivia, el Artículo 18−Iº de la Constitución establece que el hábeas corpus puede ser presentado, a
elección del demandante, ante la Corte Superior del Distrito o ante cualquier Juez de Partido (...) En los
lugares donde no hubiere Juez de Partido la demanda podrá interponerse ante un Juez Instructor.
De conformidad con la estructura judicial de Bolivia, prevista en la Ley de Organización Judicial, las Cortes
Superiores de Distrito se dividen en salas denominadas: civil, penal y sala social, de minería y administrativa
(Artículo 93º). Por su parte, los jueces de partido pueden serlo en las siguientes materias: civil−comercial,
penal, de sustancias controladas, de familia, del menor, de trabajo y seguridad social, de minería y
administrativa (Artículo 128º), mientras que los jueces de instrucción pueden tener competencia en materia
civil−comercial, penal y de familia (Artículo 172º).
Como se aprecia, la opción asumida en Bolivia resulta interesante pues presenta al ciudadano una amplia
gama de posibilidades para obtener una protección oportuna a su libertad personal, a través de órganos de
diferente especialidad, tanto colegiados como unipersonales.
En Chile, las normas de desarrollo legal del recurso de amparo (hábeas corpus) establecen que este proceso
será conocido en primera instancia por las Cortes de Apelaciones. De acuerdo a la estructura judicial de este
país, estos órganos no cuentan con una especialidad determinada, pues la competencia que les ha sido
asignada es amplia, pudiendo conocer casos de diferente tipo, sea civil, penal, laboral, etc.
En cuanto a la labor de estas instituciones, algunos analistas sostienen que una de las razones por las cuales el
desarrollo del proceso de hábeas corpus en Chile ha encontrado algunas dificultades, obedece a que la
competencia para conocer este proceso en primera instancia corresponde a un órgano jurisdiccional colegiado.
Sobre este tema, es interesante comparar la opción asumida en Bolivia y en Chile con los argumentos
12
presentados en el caso de Colombia para desestimar la opción de que el hábeas corpus sea conocido en
primera instancia por órganos colegiados. En todo caso, respecto a Bolivia el asunto no es tan grave pues el
demandante puede optar por acudir a un órgano unipersonal, situación negada en el caso de Chile, en donde
directamente se debe acudir a una instancia integrada por más de un magistrado. En este último caso, la
reforma legislativa es una opción que merece atención.
En el Perú, la legislación sobre el proceso de hábeas corpus en relación a los órganos jurisdiccionales
competentes para conocer el proceso de hábeas corpus en primera instancia establece lo siguiente (Artículo
15º):
En la capital de la República y la Provincia Constitucional del Callao, es
competente para conocer de la acción de Hábeas Corpus, el Juez Especializado
de Derecho Público. En los demás Distritos Judiciales, son competentes los
Jueces Especializados Penales y, en su caso, el Juez Mixto, designados en ambos casos por la Sala
Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia de la República.
Nuevamente aquí, los órganos jurisdiccionales especializados en lo penal comparten la competencia para
conocer el proceso de hábeas corpus con órganos de otras especialidades (juzgados de derecho público) o con
atribuciones generales para conocer procesos de distinta naturaleza (juzgados mixtos). En todos los casos, se
está ante la presencia de órganos unipersonales.
Respecto a los denominados juzgados de derecho público es importante señalar que si bien la idea de contar
con instancias especializadas en la resolución de procesos constitucionales resulta interesante, el reducido
número de estos juzgados y la falta de confianza en la labor que realizan, son dos factores que reducen los
márgenes de credibilidad en la opción asumida por la legislación respecto a la competencia que les ha sido
asignada respecto a los hábeas corpus que se presenten en la capital del país y en la provincia constitucional
del Callao.
1.2 Las instancias no jurisdiccionales
Este es el caso excepcional del Ecuador, país en el cual el conocimiento del proceso de hábeas corpus recae en
una autoridad que no es jurisdiccional. Se trata del alcalde.
Al respecto, el texto constitucional (Artículo 93º) señala:
Toda persona que crea estar ilegalmente privada de su libertad, podrá acogerse al hábeas corpus. Ejercerá este
derecho (...) ante el alcalde bajo cuya jurisdicción se encuentre, o ante quien haga sus veces.
La competencia de las autoridades municipales en relación al hábeas corpus forma parte de la tradición
jurídica del Ecuador, pues ha sido establecida en normas constitucionales y legales desde la primera mitad del
siglo XX, como una respuesta a la falta de acción judicial para resolver la situación de las personas afectadas
por una privación arbitraria de libertad. Sobre esta opción, el Tribunal Constitucional del
Ecuador ha señalado:
Se debe tener presente que cuando constitucionalmente se encargó esta función a las Alcaldías y Presidencias
de Concejos Cantonales, se hizo con un nuevo criterio de justicia y democracia, según el cual los
mencionados funcionarios elegidos mediante voto popular representan en mejor y más auténtica forma a la
colectividad y conocen mejor a sus integrantes, y por ello, con un criterio de sana crítica y equidad, sin
13
mayores formalismos puedan resolver con mayor certeza y eficacia si la persona acusada tiene o no derecho a
obtener libertad ambulatoria. (...)
(El) alcalde o quien haga sus veces para conocer y resolver el Hábeas Corpus se convierte en juez especial, no
perteneciente a la función judicial, con jurisdicción y competencia eventuales, es decir no es juez de pleno
derecho, ni para ello necesitan ser abogados.
La Constitución del Ecuador ha establecido los aspectos centrales del trámite a seguir ante la autoridad
municipal. En este sentido, en el Artículo 93º precisa:
La autoridad municipal, en el plazo de veinticuatro horas contadas a partir de la recepción de la solicitud,
ordenará que el recurrente sea conducido inmediatamente a su presencia, y se exhíba la orden de privación de
libertad. Su mandato será obedecido sin observación ni excusa, por los encargados del centro de rehabilitación
o del lugar de detención.
El alcalde dictará su resolución dentro de las veinticuatro horas siguientes.
En cuanto al sentido de la decisión que adopte el alcalde, el mismo dispositivo constitucional señala que éste:
Dispondrá la inmediata libertad del reclamante si el detenido no fuere presentado, si no se exhibiere la orden,
si ésta no cumpliere los requisitos legales, si se hubiere incurrido en vicios de procedimiento en la detención
o, se hubiere justificado el fundamento del recurso.
Sobre el comportamiento de los alcaldes al momento de resolver los hábeas corpus, el Tribunal Constitucional
del Ecuador ha señalado lo siguiente:
En la mayoría de los casos los alcaldes se limitan a constatar si el detenido está a órdenes de un juez y si éste
ha dictado, aunque sea ilegal y extemporáneamente, orden de detención preventiva y en base únicamente de
ello, después de la audiencia, niegan el recurso de hábeas corpus, lo que en el fondo implica desconocimiento
del derecho a la libertad personal, como importante garantía constitucional. Es obligación del Alcalde y sus
asesores constatar si la detención en lo sustantivo, es legal o ilegal, para lo cual debe analizar si efectivamente
se han cumplido (las normas constitucionales y legales sobre la privación de la libertad)8.
Con todas las características mencionadas, el hábeas corpus es un proceso al cual se acude con frecuencia en
el Ecuador. Sobre el tipo de decisiones adoptadas por las autoridades municipales, es ilustrativo mencionar
que de los procesos de hábeas corpus iniciados por la Defensoría del Pueblo de este país durante su primer
año de funcionamiento (841), el 57% obtuvo respuesta favorable.
2. La segunda instancia
Los países de la región andina no cuentan con una legislación uniforme en cuanto a los órganos competentes
para conocer el proceso de hábeas corpus en segunda instancia.
• En Bolivia, una vez resuelto el proceso de hábeas corpus en primera instancia, el expediente sube
obligatoriamente en revisión al Tribunal Constitucional, el cual aprueba o desaprueba la decisión
adoptada. La revisión ante el Tribunal no suspende la ejecución del fallo.
• En Chile, la segunda instancia en los procesos de hábeas corpus corresponde a la Corte Suprema,
siempre y cuando se presente el recurso de impugnación correspondiente. La apelación respectiva
sólo será en efecto devolutivo cuando la sentencia de primera instancia haya sido favorable al
demandante.
14
• En Colombia, la legislación sobre la materia señala que si se demuestra la violación de las garantías
constitucionales, el juez debe ordenar la libertad inmediata de la persona capturada, mediante una
resolución (a la cual se le denomina auto interlocutorio) contra la cual no procede recurso alguno.
Esto significa que en el ordenamiento jurídico colombiano no existe la posibilidad de impugnar la
resolución judicial que declare procedente el hábeas corpus. Sin embargo, la legislación no precisa
qué ocurre cuando la pretensión es denegada. En estos casos, la doctrina se ha orientado a señalar que
deben aplicarse los principios generales previstos en el ordenamiento procesal penal sobre
impugnación de resoluciones judiciales, en especial los previstos para los denominados autos
interlocutorios, consagrados en los artículos 16º y 202º del Código respectivo. De acuerdo a estas
disposiciones, son apelables todas las providencias interlocutorias, salvo las excepciones
taxativamente enunciadas en la Ley. Como la decisión que deniega el hábeas corpus se produce a
través de un auto interlocutorio que no se encuentra enmarcado dentro de las excepciones a la doble
instancia, debe entenderse por consiguiente que aquella sí es apelable a través de los recursos
pertinentes. Esta interpretación ha sido avalada por la Corte Constitucional de Colombia, en su
Sentencia C−496/94, del 3 de noviembre de 1994.
• En el Ecuador, sólo las resoluciones que deniegan la pretensión de hábeas corpus en primera
instancia son elevadas al Tribunal Constitucional. Para tal efecto se requiere presentar el recurso de
revisión respectivo. En este país, tampoco existe la posibilidad de cuestionar una decisión de primera
instancia que declare procedente el hábeas corpus.
• En el Perú, las Cortes Superiores de Justicia actúan como segunda instancia en materia de hábeas
corpus, siempre que se presente el respectivo recurso impugnativo contra la decisión de primera
instancia. Si la resolución judicial de las Cortes Superiores resulta favorable al demandante, el
proceso de hábeas corpus culmina y no cabe la posibilidad de interponer recurso alguno contra esta
decisión.
• Finalmente, en Venezuela, el Artículo 40º de la ley sobre la materia señala que los Tribunales
Superiores conocerán en consulta las sentencias de hábeas corpus dictadas en primera instancia. Por
su parte, el Artículo 43º precisa que la consulta respectiva no impedirá la ejecución inmediata de la
sentencia emitida. De conformidad con las normas sobre organización judicial en materia penal, los
Tribunales Superiores a los que hace referencia el citado Artículo 40º son las Cortes de Apelaciones
en lo Penal.
3. La intervención de las Cortes Supremas
En la región andina, la intervención de las Cortes Supremas en los procesos de hábeas corpus se encuentra
establecida en Chile y Venezuela. En el caso de
Colombia, como ya se mencionó, existen diferentes interpretaciones sobre la competencia del máximo
tribunal del Poder Judicial respecto a esta materia
• En Chile, la competencia de la Corte Suprema en relación al hábeas corpus está prevista el Artículo
316º del Código de Procedimiento Penal, el cual establece que la resolución de primera instancia
emitida por las Cortes de Apelaciones será apelable para ante la Corte Suprema, pero sólo en el
efecto devolutivo cuando sea favorable al recurrente de amparo.
• En Venezuela, las normas constitucionales establecen como una de las competencias de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia la revisión de las sentencias de amparo constitucional
(Artículo 336º inciso 10º). Al respecto, la Sala Constitucional ha señalado que esta facultad de
revisión puede ser ejercida, con relación a las decisiones de amparo dictadas por los tribunales que
hayan conocido en consulta o apelación de las decisiones dictadas por sus inferiores jerárquicos10.
15
(subrayado nuestro). En este sentido, en tanto las sentencias de los tribunales superiores son
decisiones emitidas en consulta respecto a las resoluciones de los órganos que conocieron en primera
instancia las solicitudes de hábeas corpus, su revisión revestiría un carácter facultativo para la Sala
Constitucional del máximo órgano de justicia de este país.
4. La intervención de los Tribunales Constitucionales
La intervención de los Tribunales o Cortes Constitucionales en los procesos de hábeas corpus a nivel de la
región puede ser apreciada en el siguiente cuadro:
Como se aprecia, no todos los países que cuentan con un Tribunal Constitucional han previsto la participación
de esta institución en el desarrollo del proceso de hábeas corpus. Esto sucede en Chile y Colombia. En el
caso de Chile, el hecho que la Corte Suprema de Justicia tenga competencia en torno a este proceso, deja
abierta la posibilidad de contar con una jurisprudencia uniforme de alcance nacional sobre sus características
y su ámbito de aplicación. Situación contraria ocurre en Colombia, en donde no existe posibilidad de contar
con una instancia que uniformice los criterios de interpretación sobre el hábeas corpus, pues no se ha previsto
la presencia de un órgano con jurisdicción a nivel nacional que tenga competencia en relación a este proceso.
En los países de la región que han previsto la intervención del Tribunal Constitucional en el desarrollo del
proceso de hábeas corpus, esta institución revisa todas o sólo algunas de las resoluciones emitidas por el Poder
Judicial según la opción asumida.
4.1 Intervención del Tribunal Constitucional como última instancia en todos los procesos de hábeas
corpus
Este es el caso de Bolivia, en donde el Tribunal Constitucional recibe para su revisión todas las resoluciones
sobre hábeas corpus expedidas por el Poder Judicial, hayan sido estimadas o denegadas. Así lo establece el
Artículo 120º inciso 7º de la Constitución. Como desarrollo de esta disposición, la Ley del Tribunal
Constitucional (Ley 1836) señala:
Artículo 93.− Revisión de sentencia
La sentencia pronunciada en el recurso (de hábeas corpus) se elevará de oficio en revisión, ante el Tribunal
Constitucional en el plazo de veinticuatro horas, sin que por tal motivo se suspenda la ejecución inmediata del
fallo, bajo responsabilidad. El procedimiento de revisión de la sentencia ante el Tribunal
Constitucional se sujetará a lo dispuesto en el Capítulo II, Título Tercero de la presente Ley11.
16
Anteriormente, esta revisión correspondía a la Corte Suprema de Justicia, institución que fue muy criticada
por la excesiva demora en que incurría. Esta fue una de las razones por las cuales las reformas
constitucionales de 1994 eliminaron su competencia en torno a esta materia, entregándola al Tribunal
Constitucional, que en su primer año de actividades ha cumplido adecuadamente con la función que le ha sido
asignada.
En este sentido, desde el inicio de sus funciones, 1 de junio de 1999, hasta el 30 de abril del 2000, el Tribunal
Constitucional emitió pronunciamiento sobre el 87% de los hábeas corpus que en ese mismo lapso fueron
elevados para su revisión.
Los hábeas corpus representan un importante porcentaje de los casos que son
puestos a conocimiento del Tribunal Constitucional de Bolivia. Así por ejemplo, en el período antes
mencionado, los hábeas corpus representaron el 47.42% (518 casos) 12. Un examen de los primeros siete
meses de funcionamiento del Tribunal Constitucional de Bolivia (junio−diciembre de 1999) nos permite
apreciar interesantes estadísticas sobre la relación entre el sentido de las resoluciones del Tribunal y el de las
decisiones que revisa del Poder Judicial13. Tales cifras demuestran que:
El Tribunal aprobó el 73% de las decisiones judiciales (confirmó la
Improcedencia en un 60% de casos y la procedencia en un 40%)
El Tribunal revocó el 25% de las decisiones judiciales (declaró procedente el
81% e improcedente el 19%)
El Tribunal declaró nulas el 2% de las decisiones judiciales
4.2 Intervención del Tribunal Constitucional como última instancia en algunos procesos de hábeas
corpus
Esta situación se presenta en el Perú, país en el cual se han establecido requisitos similares para que el
Tribunales Constitucionales pueda intervenir en los procesos de hábeas corpus como última instancia.
En el Perú, el Artículo 202º inciso 2º de la Constitución señala que el Tribunal
Constitucional tiene competencia para conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias
de hábeas corpus (...). Pero el Tribunal tampoco conoce todas las resoluciones denegatorias, sino sólo
aquellas contra las cuales se ha presentado el denominado recurso extraordinario (Ley del Tribunal
Constitucional, Artículo 41º).
Las estadísticas del Tribunal Constitucional peruano nos permiten apreciar el siguiente panorama en relación
al número de hábeas corpus ingresados a esta institución para su respectiva revisión:
17
3.−NORMAS CONSTITUCIONALES Y LEGALES
Proceso de Hábeas
Corpus
Regulación constitucional
Regulación legal
Regulación constitucional
• Perú
Proceso de Amparo
Regulación legal
Regulación constitucional
Proceso de Hábeas Data
Regulación legal
PROCESOS DE HABEAS CORPUS.
Regulación Constitucional
Constitución Política del Perú (1993)
Artículo 200.− Son garantías constitucionales:
1) La Acción de Hábeas Corpus, que procede ante el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona, que vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos.
(...)
Una ley orgánica regula el ejercicio de estas garantías y los efectos de la declaración de inconstitucionalidad o
ilegalidad de las normas.
El ejercicio de las acciones de hábeas corpus y de amparo no se suspende durante la vigencia de los regímenes
de excepción a que se refiere el artículo 137o de la Constitución.
Cuando se interponen acciones de esta naturaleza en relación con derechos restringidos o suspendidos, el
órgano jurisdiccional competente examina la razón habilidad y la proporcionalidad del acto restrictivo. No
corresponde al juez cuestionar la declaración del estado de emergencia ni de sitio.
Regulación Legal
LEY N° 23506
18
LEY DE HABEAS CORPUS Y AMPARO
La Ley 23506, publicada el 8 de diciembre de1982, ha sido objeto de una serie de cambios en diversas
oportunidades. La Ley 25398, publicada en febrero de 1992, contiene las normas complementarias más
importantes. Otras disposiciones complementarias incluidas en este texto son la ley 25011, la ley 25315, el
Decreto Ley 25433, el Decreto Legislativo 895, el Decreto Legislativo 900, la ley 27053 y la ley 27235. Las
sumillas de los artículo no forman parte del texto original).
Artículo 1°.− Objeto de las acciones de garantía. El objeto de las acciones de garantías es el reponer las
cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación de un derecho constitucional.
Artículo 2°.− Procedencia: amenaza, violación u omisión. Las acciones de garantía proceden en los casos
en que se violen o amenacen los derechos constitucionales por acción, o por omisión, de actos de
cumplimiento obligatorio.
Artículo 3°.− Procedencia frente a actos basados en normas. Las acciones de garantía proceden aun en el
caso que la violación o amenaza se base en una norma que sea incompatible con la Constitución. En este
supuesto, la inaplicación de la norma se apreciará en el mismo procedimiento.
Artículo 4°.− Procedencia frente a omisiones. Si se ejerce la acción a causa de la violación de un derecho
constitucional por omisión de un acto debido, el fallo ordenará el cumplimiento incondicional e inmediato de
dicho acto.
Artículo 5°.− Procedencia frente a resoluciones judiciales. Las acciones de garantía también son pertinentes
si una autoridad judicial, fuera de un procedimiento que es de su competencia, emite una resolución o
cualquier disposición que lesione un derecho constitucional.
Artículo 6°.− Improcedencia. No proceden las acciones de garantía:
1) En caso de haber cesado la violación o la amenaza de violación de un derecho constitucional, o si la
violación se ha convertido en irreparable;
2) Contra resolución judicial o arbitral emanadas de proceso regular. (Texto según Ley 27053, publicada el 19
de enero de 1999)
Artículo 7°.− Suplencia de la queja deficiente. Trámite preferente. El juez deberá suplir las deficiencias
procesales en que incurra la parte reclamante, bajo responsabilidad. Igualmente dará preferencia en la
tramitación a las acciones de garantía.
Artículo 8°.− Cosa juzgada. La resolución final constituye cosa juzgada únicamente si es favorable al
recurrente. Puede oponerse a quien pretendiera ejecutar o ejecutarse igual agresión.
Artículo 9°.− Jurisprudencia obligatoria. Las resoluciones de Hábeas Corpus y Amparo sentarán
jurisprudencia obligatoria cuando de ellas se puedan desprender principios de alcance general. Sin embargo, al
fallar en nuevos casos apartándose del precedente, los jueces explicarán las razones de hecho y de derecho en
que sustenten la nueva resolución.
Artículo 10°.− Defensa del Estado, funcionarios y servidores públicos. Cuando el agresor es el Estado o un
funcionario público, su defensa correrá a cargo del Procurador General de la República que corresponda en el
caso de ser ejercida la acción en el Distrito Judicial de Lima. Si es ejercida en otro Distrito Judicial, la
autoridad responsable designará defensor para este caso, sin perjuicio de la facultad de intervención directa
del Procurador General de la República.
19
Si no se apersona el Procurador o defensor nombrado, en cualquier estado de la instancia, no se paraliza ni
invalida el procedimiento.
Artículo 11°.− Responsabilidad del agresor. Si al concluir los procedimientos de Hábeas Corpus y Amparo,
se ha identificado al responsable de la agresión, se mandará abrir la instrucción correspondiente. Tratándose
de alguna autoridad o funcionario público, además de la pena que corresponda, se le impondrá la de
destitución en el cargo y no podrá ejercer función pública hasta pasados dos años de cumplida la condena
principal. Se condenará asimismo al responsable al pago de las costas del juicio y a una indemnización por el
daño causado.
El haber procedido por orden superior no libera al ejecutor de los hechos de la responsabilidad y de la pena a
que haya lugar. Si el responsable inmediato de la violación fuera una de las personas comprendidas en el
artículo 183° de la Constitución (de 1979) se dará cuenta inmediata a la Cámara de Diputados para los fines
consiguientes.
Responsabilidad judicial en las acciones de garantía
Ley Nº 25398. Artículo 7º.− La responsabilidad de los jueces por causa de una defectuosa o retardada
tramitación y resolución de las acciones de garantía, se hará efectiva por el tribunal revisor del que dependen.
La responsabilidad de los jueces de última instancia, lo será por el Organo de Control Interno del Poder
Judicial.
PROCESO DE AMPARO
Regulación Constitucional
Constitución Política del Perú (1993)
Artículo 200.− Son garantías constitucionales:
La Acción de Amparo, que procede contra e hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o
persona, que vulnera o amenaza los demás derechos reconocidos por la Constitución. No procede contra
normas legales ni contra resoluciones judiciales, emanadas de procedimiento regular.
Una ley orgánica regula el ejercicio de estas garantías y los efectos de la declaración de inconstitucionalidad o
ilegalidad de las normas.
El ejercicio de las acciones de hábeas corpus y de amparo no se suspende durante la vigencia de los regímenes
de excepción a que se refiere el artículo 137o de la Constitución.
Cuando se interponen acciones de esta naturaleza en relación con derechos restringidos o suspendidos, el
órgano jurisdiccional competente examina la razonabilidad y la proporcionalidad del acto restrictivo. No
corresponde al juez cuestionar la declaración del estado de emergencia ni de sitio.
Regulación Constitucional
Constitución Política del Perú (1993)
Artículo 200.− Son garantías constitucionales:
La Acción de Amparo, que procede contra e hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o
persona, que vulnera o amenaza los demás derechos reconocidos por la Constitución. No procede contra
20
normas legales ni contra resoluciones judiciales, emanadas de procedimiento regular.
Una ley orgánica regula el ejercicio de estas garantías y los efectos de la declaración de inconstitucionalidad o
ilegalidad de las normas.
El ejercicio de las acciones de hábeas corpus y de amparo no se suspende durante la vigencia de los regímenes
de excepción a que se refiere el artículo 137o de la Constitución.
Cuando se interponen acciones de esta naturaleza en relación con derechos restringidos o suspendidos, el
órgano jurisdiccional competente examina la razonabilidad y la proporcionalidad del acto restrictivo. No
corresponde al juez cuestionar la declaración del estado de emergencia ni de sitio.
PROCESO DE HABEAS DATA
Regulación Constitucional
Constitución Política del Perú (1993)
Artículo 200°.− Son garantías constitucionales:
La acción de Hábeas Data, que procede contra el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona, que vulnera o amenaza los derechos a que se refiere el art. 2°, incisos 5 y 6 de la
Constitución.
Una ley orgánica regula el ejercicio de estas garantías y los efectos de la declaración de inconstitucionalidad o
ilegalidad de las normas.
(Texto según el artículo único de la ley 26470, de reforma constitucional, publicada el 12 de junio de 1995)
4.−ANALISIS COMPÀRADO
EL PROCESO DE AMPARO EN LA REGIÓN ANDINA
I. ALCANCES GENERALES
Todo análisis sobre el proceso de amparo parte de la premisa básica de reconocer su carácter excepcional.
Esto implica tomar en cuenta para su estudio los siguientes factores:
a) El proceso de amparo sólo protege aquellos derechos de la persona que el ordenamiento jurídico de cada
país ha establecido como susceptibles de ser protegidos mediante esta garantía constitucional.
b) El proceso de amparo sólo procede cuando no existe una vía para proteger adecuadamente estos derechos, o
cuando a pesar de existir, no resulta idónea ni efectiva para lograr ese objetivo.
Las normas constitucionales sobre el amparo, así como su desarrollo e interpretación a través de las leyes y la
jurisprudencia, tienen un papel decisivo para el análisis de estos temas. Asimismo, el derecho internacional de
los derechos humanos ofrece importantes elementos para comprender las características de este proceso.
1. La Constitución y el proceso de amparo
El proceso de amparo se encuentra reconocido a nivel constitucional en todos los países de la región andina.
Su incorporación en la norma suprema de todo ordenamiento jurídico permite dotarlo de un conjunto de
21
garantías. En primer lugar, las normas constitucionales sobre el amparo sólo pueden ser modificadas por el
mecanismo previsto para la reforma constitucional. Asimismo, si una norma de menor jerarquía contradice las
disposiciones constitucionales sobre esta institución, existen vías adecuadas que permiten separarla del
ordenamiento jurídico o su inaplicación para un caso concreto, lo cual depende del sistema de control
establecido en cada país.
El desarrollo del proceso de amparo en los textos constitucionales no es uniforme. En algunos sólo se
establece su objetivo (como en Venezuela), mientras que en otros se pueden encontrar disposiciones referidas
al plazo para expedir la decisión judicial respectiva (como en Colombia), las instancias competentes para su
conocimiento y resolución (como en Bolivia y Chile), entre otros temas. Existen asimismo leyes
fundamentales que, ante el uso excesivo de los procesos de amparo contra determinados actos, establecen
prohibiciones expresas para su empleo, como ocurre en el Ecuador, en donde su Constitución prohíbe el
amparo contra resoluciones judiciales, o en el Perú, en donde se prohíbe contra normas legales.
En muchas oportunidades, las normas establecidas en la Constitución sobre el proceso de amparo requieren
una interpretación. Esto es necesario, por ejemplo, cuando la legislación y la jurisprudencia necesitan precisar
los derechos que protege esta garantía constitucional o los presupuestos procesales para presentar un amparo
ante los órganos jurisdiccionales competentes.
2. La legislación y el proceso de amparo
El desarrollo de las normas constitucionales sobre el proceso de amparo, por lo general se realiza a través de
una ley, entendida en su sentido formal, es decir, como norma jurídica aprobada por el Congreso de acuerdo al
procedimiento previsto en la Constitución. En algunos casos se exige, además, que esta ley sea aprobada con
un quórum especial, requisito previsto en Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
• En Colombia, los derechos fundamentales y los procesos para su protección deben ser regulados a
través de las denominadas leyes estatutarias (Artículo 152º inciso a) de la Constitución de 1991), para
cuya aprobación, modificación o derogación se requieren los votos a favor de la mayoría absoluta de
los miembros del Congreso (Artículo 153º). El trámite incluye la revisión previa, por parte de la Corte
Constitucional, de la conformidad del proyecto con la Constitución. Sin embargo, por autorización
expresa del literal b) de la 5ta. disposición Transitoria de la Constitución, la normativa actual de la
acción de tutela (denominación que en Colombia recibe el proceso de amparo) no se encuentra
prevista en una ley estatutaria, sino en un Decreto expedido por el Presidente de la República
(Decreto 2591, de 1992).
• En el Ecuador, los procedimientos para la protección de los derechos fundamentales deben ser
regulados mediante ley orgánica (Artículo 140º de la Constitución), para cuya aprobación ser requiere
el voto conforme de la mayoría absoluta de los integrantes del Congreso Nacional (Artículo 141º). En
la actualidad, las normas sobre el proceso de amparo se encuentran en la Ley de Control
Constitucional, expedida en 1997, cuya reforma es objeto de actual debate a fin de adaptarla a las
nuevas normas constitucionales de 1998.
• En el Perú, el Artículo 200º de la Constitución de 1993 establece que los procesos constitucionales,
entre ellos el amparo, deben ser desarrollados a través de una ley orgánica, que de conformidad con el
Artículo 106º del mismo cuerpo normativo debe ser aprobada o modificada por más de la mitad del
número legal de miembros del Congreso. Sin embargo, a más de un lustro de la vigencia de la actual
Constitución, la mencionada ley orgánica no ha sido dictada. Mientras tanto, se sigue aplicando la
legislación sobre el proceso de amparo expedida en 1982, la que ha sido objeto de varias
modificaciones, asimismo, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, aprobada en 1995, establece
disposiciones sobre este proceso.
22
• En Venezuela, los derechos constitucionales deben ser desarrollados a través de las denominadas
leyes orgánicas, para cuya aprobación y modificación se requiere una votación calificada, así como
un control previo por parte de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (Artículo 203º
de la Constitución). En tanto el amparo es considerado en este país como un derecho constitucional,
para su desarrollo legislativo se deben tomar en cuenta estos requisitos. De acuerdo a la sexta
disposición transitoria de la Constitución de 1999, el primer Congreso que se instale legislará en el
lapso de dos años sobre todas las materias relacionadas con su contenido. Mientras tanto, continúa
aplicándose la legislación sobre el proceso de amparo expedida en 1988. La Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, a través de su jurisprudencia, ha venido realizando las precisiones del
caso para adecuar tales normas al texto de la Constitución de 1999.
• Bolivia es el único país de la región en donde no se exige una votación calificada al interior del
Congreso para aprobar las normas legales sobre el proceso de amparo. En la actualidad, la Ley del
Tribunal Constitucional (vigente a partir del 1 de junio de 1999) es el texto legal en donde se
desarrolla esta garantía constitucional, en concordancia con las reformas a la Constitución efectuadas
en 1994. Un caso aparte es el de Chile, país en donde el proceso de amparo se encuentra regulado a
través de los denominados Autos Acordados que emite la Corte Suprema de Justicia.
Como se aprecia, las disposiciones que desarrollan el amparo en la región andina se encuentran en normas de
distinta naturaleza.
Las disposiciones legales que desarrollan el proceso de amparo, como toda norma del sistema jurídico, pueden
ser sometidas a un proceso de control jurisdiccional a efectos de evaluar su conformidad con las normas
constitucionales. Esto permite garantizar la esencia del amparo ante los posibles excesos del legislador, así
como contar con un conjunto de sentencias en las cuales se establezcan criterios de interpretación para
comprender los objetivos de esta institución.
Así ha ocurrido por ejemplo en Colombia, en donde la Corte Constitucional ha resuelto demandas de
inconstitucionalidad contra determinados dispositivos de las normas reguladoras de la acción de tutela
(amparo), en temas como la tutela contra sentencias y la caducidad de la acción, la tutela como mecanismo
transitorio para proteger un derecho fundamental, la tutela contra particulares y el trámite de la sanción
impuesta por el incumplimiento de las sentencias de tutela. Todas estas decisiones han permitido aclarar
conceptos en torno a esta garantía constitucional.
3. La jurisprudencia y el proceso de amparo
La jurisprudencia tiene un papel decisivo para el desarrollo del amparo, en tanto a través de ella se precisan
los derechos que protege y sus características esenciales, en base a una interpretación sistemática de las
normas constitucionales y las leyes que lo regulan. La importancia de la jurisprudencia es mayor cuando
existen vacíos o imprecisiones normativas.
Esta labor la realizan todos los órganos jurisdiccionales que tienen competencia para conocer las demandas de
amparo, cualquiera sea su jerarquía al interior de la estructura judicial de cada país. Esto no impide, por cierto,
que exista un órgano jurisdiccional encargado de establecer una jurisprudencia uniforme de observancia
obligatoria respecto a estos temas, tarea que por lo general corresponde a las Cortes Supremas o los
Tribunales Constitucionales.
Las diferentes decisiones judiciales que se mencionan en este trabajo permitirán apreciar la importancia que
ha adquirido la jurisprudencia constitucional en la región para precisar el contenido esencial del proceso de
amparo.
4. La denominación de la institución
23
Es importante señalar que el proceso de amparo recibe diferentes denominaciones en los países de la región
andina. En este sentido, algunos ordenamientos emplean el término acción o recurso para hacer referencia al
amparo, lo que con frecuencia ocurre en otros países, principalmente por tradición jurídica. En términos
generales, con la expresión acción se hace referencia a la potestad que tiene toda persona para acudir a los
órganos jurisdiccionales del Estado a fin de hacer valer una pretensión.
Por su parte, la expresión recurso indica la presencia de un medio de impugnación de los actos procesales
destinado a promover su revisión y eventual modificación.
Sin embargo, ambas expresiones resultan insuficientes para comprender la verdadera esencia del amparo, que
es la de ser un proceso constitucional que se sigue ante los órganos jurisdiccionales competentes con el
objetivo de proteger los derechos de la persona que cada ordenamiento ha previsto como susceptibles de ser
garantizados a través de esta vía.
II. LOS DERECHOS PROTEGIDOS POR EL AMPARO
El proceso de amparo es una institución de carácter excepcional, entre otras razones, porque sólo protege
determinados derechos. Al respecto, existen más diferencias que similitudes en los textos constitucionales de
la región en relación a este tema.
Para el análisis de los derechos que pueden ser protegidos por el proceso de amparo en la región andina,
consideramos apropiado realizar la siguiente clasificación:
a) los derechos reconocidos en la Constitución,
b) los derechos no reconocidos de modo expreso en la Constitución, y
c) los derechos reconocidos en las normas internacionales sobre derechos humanos.
Sobre cada una de estas opciones presentamos a continuación una breve descripción.
1. La protección de los derechos reconocidos en la Constitución
El proceso de amparo es un mecanismo de protección jurisdiccional de los derechos reconocidos
constitucionalmente.
Quedan excluidos de su ámbito de tutela, en primer lugar, aquellos derechos que pueden ser protegidos por
otro proceso constitucional. Esto ocurre, por ejemplo, con la libertad personal, garantizada a través del
proceso de hábeas corpus.
Dejando de lado estas excepciones, el siguiente análisis nos demuestra que algunos países de la región han
optado por considerar al proceso de amparo como un medio para proteger todos los derechos constitucionales
o sólo algunos de ellos.
1.1 El proceso de amparo como mecanismo de protección de todos los derechos constitucionales
Esta opción es la más frecuente a nivel de la región y ha sido asumida en las constituciones de Bolivia,
Ecuador, Perú y Venezuela. En estos países, para iniciar un proceso de amparo sólo se debe precisar ante las
autoridades jurisdiccionales cuál es el derecho reconocido en la Constitución que se encuentra amenazado o
vulnerado. Al juez, en estos casos, le corresponde brindar una respuesta al caso planteado, sin hacer mayor
razonamiento sobre si el derecho reconocido en el texto constitucional puede o no ser objeto de protección a
través de esta garantía constitucional, puesto que en estos casos el mandato constitucional no requiere
24
interpretación alguna.
Una lectura de los textos constitucionales de Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela nos permite afirmar que en
estos países el ámbito de tutela del proceso de amparo es bastante amplio.
1.2 El proceso de amparo como mecanismo de protección de algunos derechos constitucionales
A nivel de la región, esta situación se presenta en Chile y Colombia. Pero mientras en el primero se establece
a nivel constitucional una lista taxativa de los derechos que el proceso de amparo protege, en el segundo la
interpretación de las normas constitucionales por parte de la jurisprudencia ha permitido precisar el ámbito de
protección de esta garantía constitucional.
a) El caso de Chile
En Chile, el recurso de protección (amparo) ha sido previsto únicamente para proteger los derechos a los que
hace mención el Artículo 20º de la Constitución. Si bien la jurisprudencia ha extendido los alcances de este
proceso a otros derechos no mencionados de manera expresa en esta disposición, principalmente por su
conexión con el derecho de propiedad2, esto no ha logrado solucionar la omisión constitucional en relación a
los demás derechos.
Algunos estudios efectuados han permitido comprobar que en la práctica, a través del recurso de protección
no se realiza una labor de interpretación constitucional sobre los derechos cuya tutela se solicita. Los jueces,
en general, sólo toman nota de que el acto impugnado sea arbitrario o ilegal para acoger el recurso. En los
hechos, este proceso se ha convertido en un mecanismo para la resolución de asuntos relacionados con el
derecho contractual y comercial, así como una vía para el control de la legalidad de los actos de la
administración debido a que no existen en este país órganos jurisdiccionales de lo
contencioso−administrativo.
b) El caso de Colombia
El Artículo 86º de la Constitución de Colombia señala que la acción de tutela (amparo) protege los derechos
constitucionales fundamentales. Esto significa que el proceso de amparo sólo protege aquellos derechos
reconocidos en la Constitución (derechos constitucionales) que además sean considerados como
fundamentales.
2. La protección de los derechos no reconocidos expresamente en los textos constitucionales
La lista de derechos establecida en los textos constitucionales no es considerada como cerrada o taxativa. Por
esta razón, se incorpora en ellos la denominada cláusula abierta de derechos, como ocurre en todos los países
de la región andina, a excepción de Chile.
Sobre esta cláusula, la Corte Constitucional de Colombia ha realizado una afirmación que consideramos
válida para todos los países que la contemplan. Para la Corte, disposiciones de este tipo: concuerda(n) con el
sentido amplio y dinámico que debe tener el concepto de derecho fundamental en el Estado social. En otros
términos: los criterios que determinan el carácter de fundamental de un derecho, sobrepasan la consagración
expresa (en la Constitución) y dependen de la existencia de un consenso, histórico y de una voluntad colectiva
en torno a la naturaleza específica de un derecho, con todas sus implicaciones relativas al contenido esencial,
a la conexión con los principios (constitucionales) y a (su) eficacia directa (...).
Corresponde por lo tanto a la judicatura compatibilizar la Constitución con el desarrollo de la sociedad y sus
valores, incorporando en el catálogo de los derechos constitucionales aquellos que vayan adquiriendo esa
connotación con el transcurso del tiempo. Cuando tal situación se presente, tendrá asimismo que preguntarse
25
si el proceso de amparo será el mecanismo idóneo para su protección.
En los casos en que este proceso protege todos los derechos constitucionales no habrá duda al respecto. Por su
parte, en aquellos ordenamientos en donde el proceso de amparo sólo protege determinados derechos
constitucionales, corresponderá a los operadores jurídicos realizar las interpretaciones del caso para decidir si
dicho proceso podrá ser empleado para proteger el nuevo derecho reconocido como parte del ordenamiento
constitucional.
3. La protección de los derechos reconocidos en las normas internacionales
Corresponde en esta sección analizar si el proceso de amparo puede ser empleado para proteger los derechos
reconocidos en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos. Para este análisis, el orden de los
países de la región responde al grado de referencia que sobre este tema existe en sus respectivas normas
constitucionales. Por esta razón mencionamos en primer lugar a Ecuador y Venezuela, países que cuentan con
disposiciones expresas al respecto, aunque con importantes diferencias.
En el Ecuador, el Artículo 95º de la Constitución señala que el proceso de amparo protege, además de los
derechos reconocidos en la ley fundamental, cualquier derecho consagrado (...) en un tratado o convenio
internacional vigente (...) (subrayado nuestro). Se trata de una referencia directa, que no requiere
interpretación alguna. Sin embargo, la norma citada sólo alude a los derechos reconocidos en los instrumentos
de carácter convencional.
Por su parte, el Artículo 27º de la Constitución de Venezuela señala que el proceso de amparo protege los
derechos y garantías constitucionales, aun de aquellos inherentes a la persona que no figuren expresamente
en (la) Constitución o en los instrumentosinternacionales sobre derechos humanos (subrayado nuestro). En
este caso, si el proceso de amparo protege aquellos derechos que no figuren expresamente en los instrumentos
internacionales, con mayor razón protege aquellos que se encuentran expresamente reconocidos. A diferencia
del Ecuador, el texto constitucional de
Venezuela establece que el ámbito de protección del amparo abarca a todos los instrumentos internacionales,
sin distinguir entre normas de carácter declarativo y normas convencionales.
En los otros países de la región, la interpretación constitucional se vuelve
imprescindible para dar una respuesta a la interrogante de si el proceso de amparo puede ser empleado para
proteger derechos reconocidos en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos. Para tal fin, la
interpretación de las
cláusulas abiertas de derechos constitucionales se convierte en un elemento importante a tomar en
consideración para encontrar una respuesta positiva a la inquietud planteada. A tal objetivo contribuye el
hecho de que dichas cláusulas incluyan supuestos tales como los derechos inherentes a la persona humana y
su dignidad, que son lo bastante amplias y relacionadas con la esencia del ser humano, como para facilitar su
uso en esa dirección.
Si se emplea este criterio, en los países que reconozcan el proceso de amparo como un medio para proteger
todos los derechos constitucionales, esta garantía podrá ser empleada para proteger los derechos reconocidos
en los instrumentos internacionales, que por vía de la interpretación de las cláusulas abiertas se consideren
también como derechos constitucionales. Esta opción podría aplicarse al caso de Bolivia y del Perú.
III. LOS PRESUPUESTOS PROCESALES DEL AMPARO
Para comprender los alcances del proceso de amparo como un mecanismo extraordinario para la protección de
26
los derechos constitucionales resulta imprescindible analizar la relación entre esta garantía constitucional y los
demás procesos jurisdiccionales previstos en el sistema jurídico de cada país. Si entre éstos existe un
mecanismo eficaz para proteger tales derechos, el amparo debería considerarse improcedente. Algunas veces,
estos procesos se encuentran establecidos a nivel constitucional y en otras oportunidades en las leyes.
En el presente capítulo se desarrolla este tema, así como se señalan cuáles son las vías previas a las cuales
debe recurrirse antes de iniciar un proceso de amparo.
Además, se desarrolla la relación entre esta garantía constitucional y el proceso de cumplimiento, debido a
que ante una determinada omisión que lesiona un derecho fundamental pueden surgir dudas sobre cuál de
ellos debe ser empleado.
1. Relación entre el proceso de amparo y otros procesos previstos en la Constitución para la protección
de derechos constitucionales
Los textos constitucionales establecen una serie de procesos a través de los cuales se busca tutelar los
derechos de la persona
La existencia de otros procesos constitucionales para la protección de los derechos de la persona condiciona la
procedencia del amparo. En Colombia, por ejemplo, la legislación sobre la acción de tutela (amparo) señala
que esta garantía constitucional no procederá cuando para proteger un derecho se pueda invocar el hábeas
corpus (Decreto 2591, Artículo 6º inciso 2º). Por su parte, la legislación del Perú establece que si se presenta
una acción de amparo respecto a un derecho para cuya protección existe prevista otra garantía constitucional,
el juez ante quien se presentó la demanda debe inhibirse de conocerla, pero tiene la obligación de remitirla
ante la autoridad competente (Ley 25398, Artículo 9º). En términos generales, disposiciones como éstas
buscan adecuar el uso de las garantías constitucionales a los objetivos previstos a nivel constitucional para
cada una de ellas.
En consecuencia, si existe un proceso constitucional a través del cual se pueden proteger determinados
derechos constitucionales, el amparo no podría ser utilizado para lograr el mismo objetivo.
2. Relación entre el proceso de amparo y otros procesos previstos en la legislación para la protección de
derechos constitucionales
Cuando existen diferentes procesos jurisdiccionales que permiten arribar a un mismo objetivo, se está ante lo
que la doctrina denomina vías convergentes, también conocidas como vías paralelas12. Esta situación se
presenta en el proceso de amparo, puesto que en muchas oportunidades los derechos que pueden ser
protegidos a través de este proceso constitucional también pueden ser adecuadamente garantizados a través de
otros procesos establecidos a nivel legal.
2.1 El proceso de amparo como mecanismo de protección subsidiario
En algunos países el proceso de amparo es considerado como un mecanismo de protección subsidiario, lo cual
implica que esta garantía constitucional sólo debe ser empleada cuando no exista otro medio judicial que
permita proteger de manera efectiva un derecho constitucional. Si dicho medio existe, no procede acudir al
amparo.
El fundamento de esta opción se encuentra en la necesidad de evitar que el amparo sustituya a los demás
procesos que el ordenamiento jurídico de un país ofrece a los ciudadanos para la defensa de sus derechos.
A nivel de la región, Colombia es uno de los países en donde el amparo es considerado como un mecanismo
de protección subsidiario. Al respecto, el Artículo 86º de su texto constitucional señala que esta garantía sólo
27
procede cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial. La legislación correspondiente
reitera esta disposición y precisa que la existencia de dichos medios será apreciada en concreto, en cuanto a su
eficacia, atendiendo a las circunstancias en que se encuentra el solicitante (Artículo 6º del Decreto 2591,
subrayado nuestro).
Al interpretar los alcances de estas normas, la Corte Constitucional de Colombia ha precisado que la acción de
amparo en este país:
No es un instrumento alternativo o sustituto de las acciones ordinarias que la Constitución y la ley le asignan a
las distintas jurisdicciones, según su especialidad, para que ellas definan si se han violado los derechos y
resuelvan lo pertinente al caso, a fin de que cese la violación y aquellos se restablezcan.
En consecuencia, la regla general para que proceda el amparo en Colombia indica que cuando se produce la
violación o amenaza de un derecho constitucional fundamental y el titular del derecho violado o amenazado
cuenta con un medio de defensa judicial diferente, ha de preferirse este último.
Sin embargo, no basta con que este otro mecanismo de defensa judicial exista sino que se hace necesario que
sea lo suficientemente adecuado como para proteger el derecho invocado. En este sentido la Corte
Constitucional ha considerado razonable exigir que el otro medio de defensa judicial para la protección del
derecho violado o amenazado, sea al menos tan eficaz para la defensa del derecho como es la tutela.
En caso contrario, el amparo pierde su carácter subsidiario y se convierte en una vía procesal preferente. Este
aspecto ha sido precisado por la Corte de la siguiente manera:
Cuando el juez de tutela halle que existe otro mecanismo de defensa judicial aplicable al caso, debe evaluar si,
conocidos los hechos en los que se basa la demanda y el alcance del derecho fundamental violado o
amenazado, resultan debidamente incluidos todos los aspectos relevantes para la protección inmediata, eficaz
y completa del derecho fundamental vulnerado, en el aspecto probatorio y en el de decisión del mecanismo
alterno de defensa. Si no es así, si cualquier aspecto del derecho constitucional del actor, no puede ser
examinado por el juez ordinario a través de los procedimientos previstos para la protección de los derechos de
rango meramente legal, entonces, no sólo procede la acción de tutela, sino que ha de tramitarse como la vía
procesal prevalente... (Cursivas en texto original).
Bolivia es otro país de la región que ha optado por considerar al proceso de amparo como un mecanismo
subsidiario para la protección de los derechos constitucionales.
En este sentido, el Artículo 94º de la Ley del Tribunal Constitucional señala que el proceso de amparo sólo
procede siempre que no hubiere otro medio o recurso para l protección inmediata de los derechos y
garantías. En este caso, corresponde a la jurisprudencia precisar si los otros medios o recursos judiciales
previstos en el ordenamiento jurídico del país pueden garantizar de manera efectiva e idónea los derechos
constitucionales.
En el Ecuador, el carácter residual del proceso de amparo ha sido establecido a través de la jurisprudencia. En
este sentido, el Tribunal Constitucional ecuatoriano ha precisado que esta garantía constitucional es
procedente cuando se han agotado o no existan acciones administrativas o judiciales que restituyan el
derecho conculcado. Es decir, (...) esta acción es de carácter residual (...).
2.2 El proceso de amparo como mecanismo de protección transitorio
En algunas oportunidades, a pesar de existir un medio de defensa judicial distinto al amparo para proteger un
derecho constitucional, se admite la posibilidad de recurrir a este proceso, pero como un mecanismo de
protección transitorio.
28
Esto ocurre en Colombia, en donde el Artículo 86º de su Constitución señala que la acción de tutela (amparo)
sólo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial salvo que aquélla se utilice
como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable.
La Corte Constitucional de Colombia ha precisado los alcances del concepto perjuicio irremediable, que
constituye la pieza clave para que proceda el amparo como medio de protección transitorio. A decir de la
Corte, para determinar esta situación hay que tomar en cuenta la presencia concurrente de tres elementos:
− La inminencia de los hechos.− Para la Corte el perjuicio ha de ser inminente: que amenaza o está por
suceder prontamente. Con lo anterior se diferencia de la expectativa ante un posible daño o menoscabo,
porque hay evidencias fácticas de su presencia real en un corto lapso, que justifica las medidas prudentes y
oportunas para evitar algo probable y no una mera conjetura hipotética.
− La urgencia de las medidas: Para la Corte las medidas que se requieren para conjurar el perjuicio
irremediable han de ser urgentes, es decir, como calidad de urgir, en el sentido de que hay que instar o
precisar una cosa a su pronta ejecución o remedio (...). Es apenas una adecuación entre la inminencia y la
respectiva actuación: si la primera hace relación a la prontitud del evento que está por realizarse, la segunda
alude a su respuesta proporcionada en la prontitud.
− La gravedad de los hechos: Para la Corte, este elemento equivale a la gran intensidad del daño o
menoscabo material o moral en el haber jurídico de la persona. La gravedad obliga a basarse en la importancia
que el orden jurídico concede a determinados bienes bajo su protección, de manera que la amenaza a uno de
ellos es motivo de actuación oportuna y diligente por parte de las autoridades públicas. Luego no se trata de
cualquier tipo de irreparabilidad, sino sólo de aquella que recae sobre un bien de gran significación para la
persona, objetivamente. Y se anota la objetividad, por cuanto la gravedad debe ser determinada o
determinable, so pena de caer en la indefinición jurídica, a todas luces inconveniente.
La ley sobre la acción de tutela (amparo) establece las características de la decisión judicial cuando este
proceso es empleado como mecanismo transitorio para la protección de un derecho. En este sentido, en su
Artículo 8º señala que el juez competente debe señalar expresamente en la sentencia que su orden
permanecerá vigente sólo durante el término que la autoridad judicial competente utilice para decidir de fondo
sobre la acción instaurada por el afectado. En todo caso el afectado deberá ejercer dicha acción en un término
máximo de cuatro meses a partir del fallo de tutela. Si no la instaura, cesarán los efectos de éste.
Así por ejemplo, en una oportunidad un ciudadano interpuso una acción de tutela, como mecanismo
transitorio para la protección de su derecho al trabajo, contra una decisión municipal que suspendió la
autorización que le fue otorgada para abrir un local comercial. El fallo resultó a su favor y en él se le hizo
conocer, en atención al carácter transitorio de la tutela, que debía recurrir ante la jurisdicción contencioso
administrativa para impugnar la decisión de la municipalidad demandada.
2.3 El proceso de amparo como mecanismo de protección alternativo
Esta opción ha sido acogida en el Perú. En este sentido, la legislación sobre esta garantía constitucional
establece que la misma no procede cuando el agraviado opta por recurrir a la vía judicial ordinaria (Artículo
6º inciso 3º). Esto implica, en una interpretación a contrario, que el amparo sí procede cuando el demandante
decide acudir a esta institución a pesar de existir otros medios de defensa judicial.
Este criterio ha sido validado por el Tribunal Constitucional del Perú, el cual ha señalado de manera reiterada
que se puede acudir al amparo en defensa de los derechos constitucionales, exista o no una vía ordinaria
ad−hoc, dado que este proceso constitucional no tiene, (en el ordenamiento jurídico nacional), carácter
subsidiario ni residual.
29
Sin embargo, en atención a lo dispuesto en la legislación sobre la materia, el mismo Tribunal ha matizado esta
afirmación, al condicionar el empleo del amparo a aquellas situaciones en las que no se requiera una etapa
probatoria para resolver la pretensión planteada. A través de su jurisprudencia, el Tribunal ha identificado
estos supuestos.
Así por ejemplo, en una demanda presentada por una persona que consideraba lesionado su derecho al honor
debido a la inclusión de su nombre en una relación de abogados picapleitos, el Tribunal señaló que por falta
de elementos de juicio suficientes, llegar a dilucidar la cuestión antes referida, demandaría la actuación de
pruebas, lo que no es posible en los procesos de garantía como el presente, que por su naturaleza especial y
sumarísima, carecen de estación probatoria; razón por la cual la Acción de Amparo no es la vía pertinente21.
De otro lado, la opción asumida en el citado Artículo 6º inciso 3º de la legislación sobre el proceso de amparo
en el Perú permite concluir que cuando se opta por acudir a una vía judicial ordinaria para la protección de un
derecho constitucional, toda demanda de amparo presentada posteriormente con el mismo objetivo será
declarada improcedente. Sin embargo, entendemos que en estos casos el juez que conozca el amparo debe
evaluar si realmente el otro proceso judicial permite una adecuada protección del derecho amenazado o
vulnerado. Esta tarea, por cierto, resulta delicada.
3. El proceso de amparo y las vías previas
Algunos países establecen como condición para iniciar un proceso de amparo la necesidad de agotar
previamente todos los recursos a través de los cuales se pueda revisar, modificar o revocar el acto que lesiona
o amenaza un derecho constitucional.
A estos recursos se les denomina vías previas.
La finalidad de esta exigencia obedece a la necesidad de mantener el carácter excepcional del amparo, al que
sólo podrá acudirse si luego de agotar las vías previas el acto reclamado se mantiene firme y definitivo. En
caso no se acuda a ellas, la demanda respectiva será declarada improcedente.
Por lo general, los recursos considerados como vías previas son aquellos previstos para impugnar las
decisiones de los entes administrativos. También se consideran como tales los recursos previstos para
cuestionar una decisión emitida al interior de una organización particular, e incluso aquellos procesos
previstos para resolver en sede jurisdiccional la afectación a un derecho constitucional. A continuación
presentamos algunos alcances generales sobre estos supuestos.
3.1 Las vías previas administrativas
A nivel de las instituciones del Estado, las vías previas están constituidas por los recursos previstos para
impugnar decisiones administrativas y por lo general se emplean en el marco de un procedimiento
administrativo.
En caso no se obtenga a nivel administrativo una respuesta que modifique o revoque el acto que lesiona un
derecho constitucional, existe la posibilidad de acudir a los órganos jurisdiccionales del Estado. Con el
objetivo de conocer las impugnaciones contra los actos de la administración, algunos sistemas contemplan el
proceso contencioso administrativo u otro similar; con los cuales el amparo se relaciona de manera
subsidiaria, transitoria o alternativa, dependiendo de la opción asumida en cada país sobre las características
de esta institución.
En algunos países, la obligación de agotar las vías previas presenta excepciones. Así por ejemplo, la
legislación sobre el proceso de amparo en el Perú señala que no es necesario agotar las vías previas, entre
otros casos, cuando por acudirse a éstas se puede convertir en irreparable la agresión al derecho constitucional
30
o si no se encuentra regulada (Ley 23506, Artículo 28º).
Es importante anotar finalmente que no todos los sistemas exigen la necesidad de agotar las vías
administrativas de reclamación para iniciar un proceso de amparo. Este es el caso de Colombia, en donde no
es necesario culminar un procedimiento administrativo para presentar la demanda de tutela, tal como lo señala
la legislación sobre la materia (Decreto 2591, Artículo 9º).
3.2 Las vías previas en instituciones privadas
La necesidad de agotar las vías previas también se exige a nivel de las organizaciones privadas. En estos casos
las vías previas están constituidas por aquellos medios a través de los cuales una persona puede cuestionar el
acto emitido por la organización que lesiona sus derechos constitucionales. Para tal fin, el afectado habrá de
examinar las normas internas de la institución a fin de constatar si tales medios existen, sin que sea una
obligación de la corporación establecer dentro de sus estatutos o reglamentos internos un mecanismo para tal
fin.
Si las vías previas existen, habrá de recurrir a ellas. Si no están previstas o si por acudir a ellas se genera un
perjuicio irreparable, se exonera al ciudadano de su agotamiento. En todo caso, cuando el ciudadano decida
acudir a los órganos jurisdiccionales, habrá de tomar en consideración nuevamente la relación entre el proceso
de amparo y los otros procesos previstos para la protección de los derechos fundamentales, así como la forma
en que cada ordenamiento ha previsto la posibilidad de iniciar un proceso de amparo contra particulares.
3.3 Las vías previas judiciales
La vías previas judiciales se encuentran constituidas por todos los procesos jurisdiccionales a los cuales puede
acudirse para proteger un derecho fundamental. El amparo se presenta una vez que estos procesos han
culminado.
Debido a que en la región andina el proceso de amparo es esencialmente subsidiario o alternativo, la
posibilidad de considerar como vía previa a un proceso judicial distinto al amparo no ha sido prevista. Por el
contrario, estos otros procesos judiciales son considerados como vías convegentes o paralelas. Así por
ejemplo, el Tribunal Constitucional del Perú ha tenido oportunidad de señalar que no puede confundirse lo
que es una vía paralela (un proceso jurisdiccional), con lo que es o representa una vía previa (un
procedimiento administrativo de defensa o reclamación interna).
En la región, en consecuencia, sólo es posible hablar de vía previa a nivel administrativo o al interior de las
organizaciones particulares.
Sin embargo, en otros países sí se considera como una vía previa para acudir al amparo, el agotamiento de los
procesos judiciales ordinarios a través de los cuales se pueda proteger el derecho afectado. El caso español es
ilustrativo al respecto.
4. El proceso de amparo y el proceso de cumplimiento
Los países de la región que han establecido el proceso de cumplimiento en sus respectivos ordenamientos
constitucionales son Colombia y Perú. En ambos, los textos constitucionales establecen de manera general los
objetivos del proceso.
4.1 El caso del Perú
De acuerdo a lo previsto en el texto constitucional del Perú, para dar inicio a un proceso de cumplimiento no
se requiere demostrar que la omisión que se busca revertir lesiona un derecho constitucional o legal. Sin
31
embargo, en no pocos casos resueltos por la jurisdicción constitucional de este país se ha señalado que la
acción de cumplimiento procede cuando aparece de modo claro y manifiesto que se ha violado o amenazado
algún derecho constitucional27.
En cuanto a las normas jurídicas cuyo cumplimiento puede exigirse a través de este proceso, el Tribunal
Constitucional del Perú ha señalado en algunas oportunidades que tales normas son aquellas con rango, valor
y fuerza de ley, aunque no ha aclarado el significado de estos términos28. Según los analistas, esta
interpretación del Tribunal limitaría los alcances del proceso de cumplimiento, pues de continuar con esa
tendencia en su jurisprudencia, se dejaría fuera de su ámbito de aplicación las pretensiones de los ciudadanos
dirigidas a que se cumpla con una norma administrativa de carácter general (como por ejemplo los
reglamentos), cuando son precisamente este tipo de normas las que más los afectan y las que con mayor
frecuencia guían las actividades de los entes administrativos29.
El desarrollo legal del proceso de cumplimiento se encuentra previsto en la Ley 26301.
Se trata de una legislación transitoria aprobada en 1994, que establece algunos requisitos previos para iniciar
este proceso, como por ejemplo, solicitar a la autoridad o funcionario renuente, vía una comunicación notarial,
el cumplimiento de lo dispuesto en la norma legal o el acto administrativo. Las normas previstas para el
proceso de amparo se aplican en forma supletoria en los demás temas.
De acuerdo al Artículo 202º inciso 2º de la Constitución, el Tribunal Constitucional del
Perú tiene competencia para conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de (...)
acción de cumplimiento. Una revisión de la jurisprudencia del Tribunal respecto a este proceso nos permite
afirmar que para su resolución no se requiere efectuar mayor labor de interpretación constitucional debido a
que los elementos que se requieren evaluar para tal fin son esencialmente objetivos. En este sentido, para
declarar procedente la demanda sólo se constata el incumplimiento de una norma legal o de un acto
administrativo y la conformidad de la demanda con los requisitos previstos en la legislación.
Desde esta perspectiva, podría plantearse la posibilidad de eliminar la competencia que actualmente tiene el
Tribunal Constitucional en relación al proceso de cumplimiento y asignar la misma a algún órgano del Poder
Judicial con competencia en el ámbito contencioso−administrativo, tal como ocurre en Colombia. Esto
permitiría, además, liberar al Tribunal de una carga procesal considerable.
I V. LOS SUJETOS CONTRA QUIENES SE DIRIGE EL AMPARO: LOS PODERES PÚBLICOS Y
LOS PARTICULARES
Los poderes públicos son los sujetos pasivos tradicionales del proceso de amparo. Sin embargo, en los últimos
años varios países han establecido la posibilidad de iniciar esta garantía constitucional contra los particulares.
En ambos casos, el proceso puede iniciarse ante una acción u omisión que amenace o vulnere un derecho
constitucional.
Respecto al supuesto de amenaza, existe consenso en señalar que ésta debe ser cierta e inminente.
En la presente sección de la investigación abordamos el tema de los sujetos pasivos del proceso de amparo,
con especial énfasis en uno de los temas más polémicos del amparo, cual es su empleo contra resoluciones
judiciales.
1. El proceso de amparo contra los poderes públicos
El uso de la expresión poderes públicos obedece a la necesidad de contar con un término lo suficientemente
amplio como para incluir dentro de sus alcances al conjunto de órganos y autoridades públicas contra las que
32
se puede interponer un amparo, así como para distinguir esta situación de los casos en que esta acción de
garantía se presenta contra particulares. El uso frecuente de esta expresión a nivel del derecho comparado
abona a favor de esta opción.
Para el desarrollo de este tema, consideramos apropiado distinguir los casos en que el amparo se interpone
contra un hecho concreto de los poderes públicos (sea una acción u omisión), de aquellos en que se dirige a
cuestionar una norma jurídica.
1.1 El proceso de amparo contra un hecho concreto de los poderes públicos
Todos los países de la región establecen la posibilidad de iniciar un proceso de amparo contra las autoridades
o funcionarios públicos, cualquiera sea la labor que realicen o la rama del poder público a la que pertenezcan
(legislativo, ejecutivo, judicial, municipal, etc.). En consecuencia, ninguna esfera del poder estatal goza de
inmunidad frente al amparo cuando se amenacen o vulneren, por acción u omisión, los derechos protegidos
por esta acción de garantía.
Corresponde al juez del amparo apreciar si en un caso concreto sometido a su análisis se vulneran derechos
fundamentales, independientemente de la denominación dogmática o legal que reciban las actuaciones u
omisiones de las autoridades o funcionarios públicos (acto administrativo, resolución administrativa, etc). Y
es que el objetivo del amparo no consiste en analizar la validez de esos actos. Para tal fin, los ordenamientos
jurídicos de cada país suelen establecer determinados procedimientos administrativos o procesos
jurisdiccionales. En aquellos casos en donde éstos no han sido previstos, no debe extrañar que el amparo se
utilice para impugnarlos.
Los poderes públicos contra los cuales se dirige con mayor frecuencia el amparo son el Poder Ejecutivo y los
Gobiernos Locales o Regionales, debido principalmente a la mayor relación que existe entre éstos y los
ciudadanos. Asimismo, las instancias que integran el Poder Judicial también son objeto de numerosos
procesos de amparo, dirigidos principalmente a cuestionar resoluciones judiciales.
Las actuaciones de los órganos legislativos tampoco quedan al margen del proceso de amparo. Así por
ejemplo, la Corte Constitucional de Colombia ha precisado con acierto que la acción de tutela (amparo) puede
incoarse contra las acciones u omisiones de un órgano de esta naturaleza. Al respecto ha señalado:
Tanto las cámaras como las comisiones permanentes que dentro de ellas se conforman y sus mesas directivas
tienen aptitud efectiva para proferir actos o incurrir en omisiones por cuyo medio se vulnere o amenace
vulnerar un derecho fundamental, siendo lógico entonces que éste sea protegido por la vía de la acción de
tutela, de manera definitiva o al menos transitoria en orden a evitar un perjuicio irremediable.
El Tribunal Constitucional del Perú también ha dejado abierta la posibilidad de iniciar un proceso de amparo
contra una decisión del Congreso de la República. Esto ocurrió en 1997, a propósito de los amparos
presentados por dos magistrados del mismo Tribunal contra la decisión del Congreso a través de la cual se
decidió destituirlos de sus cargos. Entre los fundamentos de su solicitud, alegaron la lesión de sus derechos
constitucionales al debido proceso y al acceso y ejercicio de la función pública.
Al resolver este caso, el Tribunal Constitucional señaló que el ejercicio de la potestad de sanción,
específicamente la de destitución de altos funcionarios, no puede ser abiertamente evaluada en sede
jurisdiccional, pues constituye un acto privativo del Congreso de la República. Sin embargo el Tribunal aclaró
que tal potestad no es ilimitada o absolutamente discrecional, sino que se encuentra sometida a ciertos
parámetros, uno de ellos (...) el de su ejercicio conforme al principio de razonabilidad, pues no sería lógico ni
menos justo, que la imposición de una medida de sanción, se adopte tras una situación de total incertidumbre
o carencia de motivación. En consecuencia, el Tribunal consideró que cuando un acto de naturaleza política
denote una manifiesta transgresión de dicho principio y por extensión de otros como el del
33
Estado Democrático de Derecho o el Debido Proceso Material, es un hecho inobjetable que este Colegiado sí
puede evaluar su coherencia a la luz de la
Constitución.
1.2 El proceso de amparo contra normas jurídicas
Uno de los temas que mayor polémica origina cuando se analizan los alcances del amparo contra los poderes
públicos es el de si procede iniciar esta garantía constitucional contra normas jurídicas. Para responder a esta
interrogante se requiere analizar en primer lugar si las normas constitucionales y/o legales de cada país han
establecido una autorización o prohibición en relación a este tema. En aquellos casos en donde las normas
sobre el amparo no ofrezcan una respuesta, será la jurisprudencia la encargada de asumir esta responsabilidad.
El único país de la región que tiene prevista una autorización a nivel normativo para iniciar un proceso de
amparo contra una norma jurídica es Venezuela, en donde el primer párrafo del Artículo 3º de la ley sobre esta
garantía constitucional señala:
También es procedente la acción de amparo, cuando la violación o amenaza de violación deriven de una
norma que colinda con la Constitución. En este caso, la providencia judicial que resuelva la acción interpuesta
deberá apreciar la inaplicación de la norma impugnada y el Juez informará (al Tribunal Supremo de Justicia)
acerca de la respectiva decisión. (subrayado nuestro)
Sobre esta disposición se han presentado diferentes interpretaciones. Para algunos, el término deriven
empleado en el citado Artículo 3º obliga a que el amparo sea presentado contra un acto lesivo de un derecho
fundamental que se origine por la aplicación de una norma jurídica32. Para otros, la citada norma establece
una acción directa de amparo contra leyes, que se ejerce para lograr del juez una decisión en la cual se aprecie
la inaplicabilidad de la norma impugnada, respecto del accionante agraviado.
En Colombia y Perú son los únicos países de la región que han establecido disposiciones constitucionales o
legales que prohíben el amparo contra normas jurídicas.
En el Perú, la prohibición para presentar un amparo contra normas legales se encuentra prevista en el Artículo
200º inciso 2º de la Constitución. Sin embargo, esta norma ha sido objeto de diversas interpretaciones por
parte del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional.
En el Poder Judicial, no son pocos los casos en los cuales se ha argumentado que si bien la Constitución
prohíbe el amparo contra normas legales, esta garantía constitucional puede ser empleada, en una
interpretación a contrario, contra normas ilegales o que resulten incompatibles con la Constitución.
Por su parte, el Tribunal Constitucional ha establecido como regla general que en el amparo no cabe impugnar
en abstracto la validez de una norma jurídica, sino con motivo de un concreto acto de aplicación de la misma.
Sin embargo, esta interpretación contradice una decisión anterior del mismo Tribunal en la que se pronunció a
favor de un proceso de amparo iniciado contra una ley por medio de la que se declaró en reorganización una
universidad. Existen incluso nuevas decisiones del Tribunal en las que se admite la posibilidad de iniciar un
proceso de amparo contra normas jurídicas.
Ante esta situación, se requiere establecer en el Perú una interpretación constitucional uniforme que precise si
procede el amparo contra normas jurídicas y, de ser así, en qué supuestos cabe esta posibilidad.
Es importante señalar que en el Perú hace más de tres años que el Tribunal
Constitucional no puede resolver ninguna demanda de inconstitucionalidad contra normas con rango de ley,
por no contar con el número de magistrados que la ley exige para realizar esta función, razón por la cual no
34
debe extrañar que se acuda directamente al amparo para solicitar la inaplicación de una norma sin que exista
un hecho concreto por parte de los poderes públicos que amenace o lesione un derecho fundamental.
Finalmente, en el grupo de países que no contemplan a nivel constitucional y/o legal una causal de
improcedencia específica pero tampoco una habilitación expresa para que proceda el amparo contra normas
jurídicas se encuentran Bolivia, Chile y Ecuador. En estos casos, corresponde a la jurisprudencia brindar una
respuesta sobre este tema.
1.3. El proceso de amparo contra resoluciones judiciales: un caso de interés particular
La posibilidad de cuestionar una resolución judicial a través de un proceso de amparo es uno de los temas que
mayor polémica ha suscitado en el derecho comparado. Los argumentos en contra han estado centrados
principalmente en la necesidad de garantizar la seguridad jurídica y la cosa juzgada. Los argumentos a favor
parten de la necesidad de no dejar exento de control cualquier acción estatal en la que se presuma. la
afectación de un derecho fundamental; pero, para no convertir al amparo en una instancia de revisión de las
decisiones judiciales, supeditan su ejercicio a determinados requisitos.
Algunos países abordan este tema en sus textos constitucionales, mientras otros lo hacen a través de la
legislación y/o jurisprudencia. Por lo general, cuando este tema se desarrolla a nivel constitucional se hace
principalmente para establecer una restricción. Así ocurre en el caso del Ecuador (artículo 95º) y del Perú
(artículo 200º inciso 2º).
De los países de la región, Ecuador es el único que contiene una restricción absoluta a la posibilidad de
iniciar un proceso de amparo contra una resolución judicial. En consecuencia, si una persona considera que
una resolución judicial lesiona alguno de sus derechos constitucionales, deberá acudir a los medios procesales
que existan en el ordenamiento jurídico de su país para revocar esa decisión.
En el caso del Perú, su texto constitucional también limita el ejercicio de la acción de amparo contra
resoluciones judiciales. Al respecto, el Tribunal Constitucional de este país ha señalado:
(el amparo) no es un proceso judicial a través del cual se pueda enervar la validez de resoluciones judiciales
dictadas al interior de un proceso judicial, como tampoco constituye un proceso judicial, por de alguna manera
llamarlo así, casatorio, donde los jueces constitucionales puedan ingresar a evaluar las razones de hecho y de
derecho que los llevaron a expedir una resolución judicial, dado que su objeto primario es la defensa de los
derechos constitucionales que, por acción u omisión, puedan resultar vulnerados o amenazados de vulnerarse.
Sin embargo, a diferencia del caso ecuatoriano, la restricción prevista en la
Constitución del Perú (Artículo 200º, inciso 3º) sólo procede en relación a las resoluciones judiciales
emanadas de un proceso regular. Sobre este concepto el
Tribunal Constitucional ha señalado en reiterada jurisprudencia lo siguiente:
El proceso judicial regular se expresa cuando se manifiestan los elementos esenciales del debido proceso entre
otros; el debido emplazamiento, el derecho
a ser oído, el uso de recursos impugnatorios permitidos por ley, la actuación de pruebas pertinentes en su
oportunidad, el acceso a la doble instancia, la debida motivación y fundamentación de las resoluciones.
Una interpretación a contrario de la norma constitucional que prohíbe el amparo contra resoluciones
judiciales emanadas de un proceso regular, conduce a señalar que esta garantía constitucional sí procede
contra aquellas resoluciones judiciales expedidas en el marco de un proceso irregular, es decir, cuando en éste
no se han respetado las garantías del debido proceso. Así ha ocurrido, por ejemplo, cuando se ha presentado
35
un amparo contra sentencias judiciales expedidas sin que a una de las partes en el proceso se le haya
notificado judicialmente la demanda en su contra a fin de que pueda preparar y presentar sus respectivos
argumentos de defensa. Los demás países de la región no cuentan con normas constitucionales que aborden el
tema del amparo contra resoluciones judiciales. En la mayoría de casos, la legislación y la jurisprudencia han
sido los medios a través de los cuales se han precisado los lineamientos generales sobre esta materia.
2. El proceso de amparo contra particulares
Todos los ordenamientos jurídicos de la región andina contemplan normas
Constitucionales o legales que de modo expreso autorizan la posibilidad de iniciar un proceso de amparo
contra particulares. En Chile, esta posibilidad ha sido establecida por la jurisprudencia.
En Bolivia, Perú y Venezuela, la normativa sobre el amparo no establece excepción alguna para presentar esta
garantía constitucional contra particulares. Situación diferente ocurre en Colombia (artículo 86º) y Ecuador
(artículo 95º), países en donde el amparo contra particulares sólo procede en determinados supuestos.
La experiencia de Colombia en relación a este tema ofrece interesantes criterios para su análisis. Así por
ejemplo, la Corte Constitucional de este país ha precisado cuáles son las razones que justifican la opción
constitucional por permitir la procedencia de la acción de tutela (amparo) contra particulares. Al respecto ha
señalado:
Las relaciones entre los particulares discurren, por regla general, en un plano de igualdad y de coordinación.
La actividad privada que afecte grave y directamente el interés colectivo, adquiere una connotación patológica
que le resta toda legitimación, máxime en un Estado social de derecho fundado en el principio de solidaridad
y de prevalencia del interés general. De otro lado, la equidistancia entre los particulares se suspende o se
quebranta cuando a algunos de ellos se los encarga de la prestación de un servicio público, o el poder social
que, por otras causas, alcanzan a detentar puede virtualmente colocar a los demás en estado de subordinación
o indefensión. En estos eventos, tiene lógica que la ley establezca la procedencia de la acción de tutela contra
los particulares que prevalecidos de su relativa superioridad u olvidando la finalidad social de sus funciones,
vulneren los derechos fundamentales de los restantes miembros de la comunidad. La idea que inspira la tutela,
que no es otra que el control al abuso del poder, se predica de los particulares que lo ejercen de manera
arbitraria.
De acuerdo al último párrafo del Artículo 86º de la Constitución de Colombia, la acción de tutela contra
particulares sólo procede en determinados casos, los cuales han sido desarrollados a través de la legislación
(Decreto 2591, Artículo 42º). Para su mejor comprensión, estos pueden ser agrupados de la siguiente manera:
− Acción de tutela contra particulares que prestan servicios públicos: Este es el primer supuesto previsto en el
Artículo 86º de la Constitución. Al desarrollarlo, la normativa legal señala que la acción de tutela procede
contra los particulares que prestan los servicios públicos domiciliarios, de educación y de salud.
Originalmente la legislación sobre la materia condicionó en los dos últimos casos el empleo de la tutela a la
lesión de ciertos derechos fundamentales (como la vida, la intimidad, etc.), pero la Corte Constitucional
declaró inconstitucional esta limitación. En la sentencia respectiva señaló que la Constitución (Artículo 86º)
sólo faculta al legislador para precisar los
casos, esto es, las situaciones o circunstancias en las que procede la tutela contra particulares, pero no los
derechos que puede invocar el solicitante como fundamento de su pretensión.
− Acción de tutela contra particulares respecto a quienes el demandante se encuentra en una relación de
subordinación o indefensión: Este es el segundo supuesto previsto en el Artículo 86º de la Constitución. Para
aclarar sus alcances la Corte ha desarrollado a través de su jurisprudencia los conceptos de subordinación e
36
indefensión. Por subordinación se ha entendido la relación de dependencia jurídica en que se halla el
demandante de la tutela frente al demandado, situación que se presenta, por ejemplo, en el caso del trabajador
en relación al patrono o en el del hijo en relación a los padres que ejercen la patria potestad. Mientras tanto,
por indefensión se ha entendido la situación fáctica por medio de la cual una persona queda sometida al poder
de otra, sin poder reaccionar de manera efectiva por carecer de los medios jurídicos o materiales necesarios.
Esta situación se presenta, por ejemplo, en el caso del miembro de una familia que es víctima de maltratos
físicos por parte de otro de sus integrantes.
− Acción de tutela contra particulares que desconozcan la prohibición de la esclavitud, la servidumbre y la
trata de seres humanos.− Este supuesto tiene como objetivo inmediato reforzar la prohibición de estas
prácticas prevista en el Artículo 17º de la Constitución de Colombia.
− Acción de tutela contra particulares que afecten la intimidad a través de registros o bancos de información
(hábeas data).− De acuerdo al Artículo 15º de la Constitución, la Corte Constitucional ha señalado que el
hábeas data constituye un derecho fundamental, cuyo núcleo esencial radica en la defensa de la
autodeterminación informativa, en cuya virtud la persona a la cual se refieren los datos que reposan en un
archivo público o privado está facultada para autorizar su conservación, uso y circulación.
− Acción de tutela contra particulares respecto a la rectificación de informaciones inexactas o erróneas. En
estos casos se debe anexar a la demanda respectiva la trascripción de la información o la copia de la
publicación y de la rectificación solicitada que no fue publicada en las condiciones necesarias para asegurar su
eficacia.
− Acción de tutela contra particulares que actúen o deban actuar en ejercicio de funciones públicas.− En estos
casos se entiende que la asunción de una función pública coloca al particular en una posición semejante a la
de un servidor público y, por consiguiente, la actuación que cumpla con ese carácter se somete a idénticos
controles judiciales52.
Cabe finalmente señalar que la legislación sobre la acción de tutela establece que esta garantía constitucional
no procede contra las conductas legítimas de un particular (Decreto 2591, Artículo 45º); disposición que actúa
como un medio de defensa de los particulares ante cualesquiera de los supuestos antes mencionados y que
permitiría declarar la improcedencia de la tutela solicitada.
V. LAS INSTANCIAS DE RESOLUCIÓN DEL PROCESO DE AMPARO
Las opciones asumidas respecto a las instancias competentes para conocer y resolver el proceso de amparo
presentan más diferencias que similitudes en el derecho comparado, situación a la cual no es ajena la región
andina. Esto se constata al analizar cuáles son en estos países los órganos jurisdiccionales que conocen las
demandas de amparo en primera y en segunda instancia, así como el grado de intervención que en relación al
trámite de esta garantía constitucional tienen las cortes supremas y los tribunales constitucionales.
1. La primera instancia
En la región, los criterios más importantes para determinar los órganos jurisdiccionales competentes para
resolver los procesos de amparo en primera instancia son: el territorio, el grado y la materia. Su análisis lo
hacemos en forma separada, a fin de identificar el nivel de importancia que en cada país de la región les ha
sido otorgado.
1.1 Competencia en razón del territorio
Por lo general, el criterio del territorio es al que se acude en primer lugar para determinar la competencia de
un órgano jurisdiccional. En relación al amparo, este criterio puede aludir a diferentes lugares.
37
Así por ejemplo, la legislación sobre la acción de tutela en Colombia señala que la competencia para conocer
este proceso en primera instancia corresponde a los órganos jurisdiccionales del lugar donde ocurriere la
violación o la amenaza que motivaren la presentación de la solicitud (Decreto 2591, Artículo 37º −subrayado
nuestro). Similares disposiciones aparecen en las normas que regulan el proceso de amparo en Chile,
Ecuador, Perú y Venezuela.
En el Ecuador se puede tomar en consideración, además, el lugar en donde pueda producir sus efectos el acto
ilegítimo violatorio de los derechos constitucionales protegidos (Ley de Control Constitucional, Artículo 47º
−subrayado nuestro).
En Bolivia el criterio del territorio alude al lugar en donde se presenta la demanda de amparo. En este sentido,
tanto la Constitución (Artículo 19−II) como la Ley del Tribunal Constitucional (Artículo 94º) disponen que si
ésta se presenta en las capitales de departamento, conocen del proceso las Cortes Superiores, mientras que si
se presenta en las provincias, conocen el caso los Juzgados de Partido.
1.2 Competencia en razón del grado
En términos generales, el Poder Judicial en los países de la región se encuentra conformado por una Corte
Suprema así como por diferentes Cortes Superiores y Juzgados. El criterio de la competencia en razón del
grado permite identificar, dentro de esta estructura jerárquica, cuáles son la instancias ante las que se puede
presentar un amparo.
• En Bolivia, el Artículo 19−II de la Constitución dispone que si la demanda de amparo se presenta en
las capitales de Departamento corresponderá su conocimiento a las Cortes Superiores (órganos
colegiados), mientras que si se presenta en las provincias esta tarea corresponderá a los Juzgados de
Partido (órganos unipersonales).
• En Chile, el Artículo 20º de la Constitución señala que el recuso de protección (amparo) se
interpondrá ante la Corte de Apelaciones respectiva, órganos colegiados equivalentes a las Cortes
Superiores de otros países.
En el Perú, el proceso de amparo se inicia ante los juzgados especializados en lo civil, mixto o de derecho
público. En el caso de los procesos de amparo contra resoluciones judiciales, conocen en primera instancia las
Cortes Superiores. Finalmente, en Venezuela el proceso de amparo debe ser conocido por los denominados
tribunales de primera instancia. Sin embargo, esta regla general presenta una excepción, prevista en el
Artículo 8º de la ley sobre el amparo, en la cual se precisa la competencia del Tribunal Supremo de Justicia
para conocer, como única instancia, determinados casos. Además, en el Artículo 4º de la misma norma, se
señala que cuando se presenta un amparo contra una resolución judicial, el caso lo conoce un tribunal superior
al que emitió el pronunciamiento.
1.3 Competencia en razón de la materia
Para resolver las pretensiones de los ciudadanos con una mejor evaluación de los hechos y una adecuada
aplicación de las normas legales, los sistemas jurídico establecen órganos jurisdiccionales especializados en la
resolución de determinadas materias, sean de índole civil, penal, laboral, etc. Esta especialización puede darse
en todas o sólo algunas de las instancias judiciales.
En algunos países de la región, existe la posibilidad de escoger la especialidad del órgano jurisdiccional que
conozca el proceso de amparo en primera instancia. En otros, la legislación establece determinados criterios a
seguir.
• En Bolivia la demanda de amparo puede ser conocida por las Cortes Superiores o por los Jueces de
38
Partido. En ambos casos, existen diferentes especialidades. En este sentido, la ley sobre organización
judicial (Artículo 93º) señala que las Cortes Superiores se dividirán en salas denominadas: civil,
penal y sala social, de minería y administrativa. Por su parte, la misma norma precisa (Artículo 128º)
que los jueces de partido pueden serlo en las siguientes materias: civil−comercial, penal, de sustancias
controladas, de familia, del menor, trabajo y seguridad social, minería y administrativa.
• El caso de Chile es particular puesto que es el único país de la región en donde el tema de la
especialidad no es relevante a efectos de determinar la competencia del órgano jurisdiccional que
conozca el proceso de amparo. Esto debido a que la demanda correspondiente se tramita en primera
instancia ante las Cortes de Apelaciones, las que de conformidad con las normas legales sobre la
función judicial, no tienen una especialidad determinada sino que pueden conocer procesos sobre
diferentes materias.
• En Colombia, la legislación sobre la acción de tutela no se pronuncia sobre el tema de la especialidad
(Decreto 2591, Artículo 37º), elección que queda en manos de los demandantes.
• En el Perú, la legislación sobre el proceso de amparo (Artículo 29º) señala que los órganos
especializados en lo civil comparten la competencia para conocer el proceso de amparo con órganos
de otras especialidades (juzgados de derecho público) o contribuciones generales para conocer
procesos de distinta naturaleza (juzgados mixtos).
2. La segunda instancia
Los países de la región andina tampoco cuentan con una legislación uniforme en cuanto a los órganos
competentes para conocer el proceso de amparo en segunda instancia.
• En Bolivia, una vez resuelto el proceso de amparo en primera instancia, el expediente sube
obligatoriamente en revisión al Tribunal Constitucional, el cual aprueba o desaprueba la decisión
adoptada.
• En Chile, la segunda instancia en los procesos de amparo corresponde a la Corte Suprema, siempre y
cuando se presente el recurso de impugnación correspondiente.
• En Colombia, los fallos de tutela pueden ser impugnados ante una segunda instancia,
correspondiendo conocer la apelación respectiva al superior jerárquico del órgano que emitió la
sentencia de primera instancia (Decreto 2591, Artículo 32º). Las decisiones de segunda instancia son
elevadas a la Corte Constitucional para su eventual revisión.
• En el Ecuador, las resoluciones de primera instancia pueden ser apeladas, para su confirmación o
revocatoria, ante el Tribunal Constitucional.
• En el Perú, la regla general es que las Cortes Superiores conozcan en apelación las sentencias de
primera instancia. La excepción se presenta en los procesos de amparo contra resoluciones judiciales,
en donde la segunda instancia es la Corte Suprema de Justicia. En ambos casos, si la sentencia de
segunda instancia es favorable aldemandante, el proceso de amparo culmina. Si la sentencia de
segunda instancia es desfavorable al demandante, el caso puede ser puesto a conocimiento del
Tribunal Constitucional para su revisión.
3. La intervención de las Cortes Supremas
En la región andina, la intervención de las Cortes Supremas en el proceso de amparo puede ser apreciada en el
siguiente cuadro:
• Bolivia No interviene en el proceso de amparo
• Chile Interviene como segunda instancia en caso de apelación
39
• Colombia Interviene como segunda instancia en algunos casos de apelación
• Ecuador No interviene en el proceso de amparo
• Perú Interviene como segunda instancia en caso de apelación en los procesos De amparo contra
resoluciones judiciales
• Venezuela Conoce en revisión los procesos de amparo
Como se aprecia, sólo en Bolivia y Ecuador las Cortes Supremas carecen de competencia en relación al
proceso de amparo; mientras que en los demás países de la región su intervención se realiza de diferentes
formas.
4. La intervención de los Tribunales Constitucionales
Durante las últimas décadas, el incremento del número de países que cuentan con un tribunal o corte
constitucional es un importante dato de la realidad que no puede ser dejado de lado al momento de analizar el
sistema de control constitucional vigente en la región. Se trata de una opción que ha dado excelentes
resultados en aquellos ordenamientos en donde se ha respetado su independencia y autonomía. A esto ha
contribuido una adecuada regulación sobre sus funciones y competencias, así como una correcta selección de
los magistrados que las integran.
En la región andina, los países que han incorporado un Tribunal Constitucional en sus respectivos
ordenamientos jurídicos son Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. Sin embargo, no todos tienen
similares competencias en relación al proceso de amparo.
Perú Revisa las resoluciones adoptadas por el Poder Judicial que denieguen el amparo y contra las cuales se
presente el respectivo recurso de impugnación.
Venezuela No cuenta con un Tribunal Constitucional, pero al interior del Tribunal Supremo de Justicia existe
una Sala Constitucional con competencia para conocer en revisión estos procesos.
Como se aprecia, Chile es el único país de la región que no le otorga a su Tribunal Constitucional
competencia alguna respecto al proceso de amparo, sin que esto signifique la ausencia de una instancia de
alcance nacional que pueda uniformizar las decisiones judiciales sobre esta garantía constitucional. Tal
función le corresponde a la Corte Suprema, de acuerdo a lo previsto en las normas procesales
correspondientes.
En los demás países de la región, la intervención de los tribunales constitucionales puede ser clasificada en
dos grupos. En el primero se encuentran aquellos que actúan como última instancia en todos los procesos de
amparo. En el segundo, aquellos que sólo intervienen como última instancia en relación a determinados casos.
6.−ANALISIS COMPARADO HABEAS DATA
EL PROCESO DE HÁBEAS DATA EN LA REGIÓN ANDINA
1. Alcances generales
En los últimos años, diversos países han incorporado en sus ordenamientos jurídicos la institución del hábeas
data. En la región esto ha ocurrido en Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
En algunos casos, la expresión hábeas data alude al conjunto de derechos de toda persona respecto a la
información que sobre ella se encuentra en registros o bases de datos públicos o privados. En otros, la
expresión es utilizada para denominar al proceso constitucional que protege esos derechos.
40
El Hábeas Data en los textos constitucionales de la región
• Colombia
Artículo 15º.− Todas las personas tienen derecho (...) a conocer, actualizar y rectificar las informaciones que
se hayan recogido sobre ellas en bancos de datos y en archivos de entidades públicas y privadas.
• Ecuador
Artículo 94º.− Toda persona tendrá derecho a acceder a los documentos, bancos de datos e informes que sobre
sí misma, o sobre sus bienes, consten en entidades públicas o privadas, así como a conocer el uso que se haga
de ellos y su propósito.
Podrá solicitar ante el funcionario respectivo, la actualización de los datos o su rectificación, eliminación o
anulación, si fueren erróneos o afectaren ilegítimamente sus derechos.
Si la falta de atención causare perjuicio, el afectado podrá demandar indemnización.
La ley establecerá un procedimiento especial para acceder a los datos personales que consten en los archivos
relacionados con la defensa nacional.
Artículo 276.− Competerá al Tribunal Constitucional conocer las resoluciones que denieguen (...) el hábeas
data.
• Perú
Artículo 2º.− Toda persona tiene derecho:
A solicitar sin expresión de causa la información que requiera y a recibirla de cualquier entidad pública, en el
plazo legal, con el costo que suponga el pedido
A que los servicios informáticos, computarizados o no, públicos o privados, no suministren informaciones que
afectan la intimidad
Artículo 200º.− Son garantías constitucionales:
El hábeas data, que procede contra el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o
persona, que vulnera o amenaza
los derechos a que se refiere el artículo 2º, incisos 5º y 6º de la
Constitución.
• Venezuela
Artículo 28º.− Toda persona tiene derecho de acceder a la información y a los datos que sobre sí misma o
sobre sus bienes consten en registros oficiales o privados, con las excepciones que establezca la ley, así como
de conocer el uso que se haga de los mismos y su finalidad, y a solicitar ante el tribunal competente la
actualización, la rectificación o la destrucción de aquellos, si fuesen erróneos o afectasen ilegítimamente sus
derechos. Igualmente, podrá acceder a documentos de cualquier naturaleza que contengan información cuyo
conocimiento sea de interés para comunidades o grupos de personas.
41
Queda a salvo el secreto de las fuentes de información periodística y de otras profesiones que determine la
ley.
Artículo 281º.− Son atribuciones del Defensor o Defensora del Pueblo:
Interponer las acciones de hábeas data.
Como se aprecia en este cuadro, las referencias al hábeas data en los textos constitucionales de la región no
son uniformes. Por esta razón, la legislación y la jurisprudencia han sido elementos imprescindibles para
comprender la normativa constitucional de cada país sobre este tema y el desarrollo de esta nueva institución.
El caso del Perú
La Constitución del Perú realiza una distinción entre el proceso de hábeas data y los derechos que se protegen
a través de esta garantía constitucional. De conformidad con su Artículo 200º inciso 3º, el proceso de hábeas
data procede contra el hecho u Sentencia de la Primera Sala del Tribunal Constitucional del Ecuador, del 21
de enero de 1999 (Caso
Nº 586−98−HD). Sentencia de la Primera Sala del Tribunal Constitucional del Ecuador, del 22 de septiembre
de 1999
(Caso Nº 381−99−HD). Informe del Tribunal Constitucional del Ecuador al Congreso Nacional
(enero−diciembre de 1999), omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o
amenaza los derechos a:
solicitar y recibir información por parte de cualquier entidad pública; e
impedir que a través de los servicios informáticos, computarizados o no, públicos o privados, se suministre
información que afecte la intimidad personal y familiar.
La doctrina nacional concuerda mayoritariamente en señalar que no era necesaria la creación del proceso de
hábeas data, pues estos derechos podían ser protegidos adecuadamente a través del proceso de amparo. Sin
embargo, el proceso de hábeas data existe y a él se tendrá que recurrir cuando se afecte alguno de ellos. En
estos casos, por lo tanto, no cabe acudir al proceso de amparo.
Sobre los alcances del hábeas data resulta importante mencionar la decisión del
Tribunal Constitucional del Perú en la cual señaló que a través de este proceso se puede acceder a los
registros de información almacenados en centros informáticos o computarizados, cualquiera sea su
naturaleza, a fin de rectificar, actualizar, excluir determinado conjunto de datos personales, o impedir se
propague información que pueda ser lesiva al derecho constitucional a la intimidad. De esta manera, el
supremo intérprete de la Constitución ha precisado que no sólo procede el hábeas data para evitar que se
suministre información que afecte la intimidad, como de modo literal aparece en la Constitución, sino que se
trata de un proceso con mayores alcances.
Las siguientes cifras nos ofrecen un panorama del número de procesos de hábeas data que han ingresado
desde el inicio de sus actividades al Tribunal Constitucional del Perú para su revisión, lo que permite constatar
el poco uso que tiene por parte de la ciudadanía esta garantía constitucional.
Sobre el hábeas data en el Perú existen importantes precisiones que hacer, sobre todo en relación a los
derechos que protege.
42
Sentencia del Tribunal Constitucional del Perú, del 8 de julio de 1998 (Expediente 666−96−HD)
Por un lado, la redacción del texto constitucional del Perú parecería limitar el uso del hábeas data a la
información personal que se encuentra en los servicios informáticos. Sin embargo, cuando la Constitución
señala que éstos pueden ser computarizados o no (a pesar de lo extraño que puede parecer que un servicio
informático no sea computarizado) brinda un elemento que facilita la extensión del campo de protección del
hábeas data a la información contenida en sistemas de almacenamiento o recopilación distintos a los
informáticos (como por ejemplo, archivos o registros manuales).
De otra parte, a diferencia de Colombia y Ecuador, el hábeas data en el Perú puede emplearse como un medio
de defensa del derecho de toda persona a acceder a cualquier tipo de información que exista en cualquier
entidad pública, sin más limitaciones que las previstas constitucionalmente6.
Finalmente, es importante recordar que en un principio el proceso de hábeas data fue establecido en el Perú
como un medio a través del cual se podía solicitar la rectificación de informaciones inexactas o agraviantes
emitidas por un medio de comunicación. Debido a la fuerte presión por parte de los gremios periodísticos, se
llevó a cabo una reforma constitucional (en 1995) en la que se eliminó la posibilidad de ejercer el hábeas data
con tal objetivo. En la actualidad, el derecho de rectificación se protege a través del proceso de amparo.
II.−PROTECCION NO JUDICIAL − DEFENSORIAS DEL PUEBLO
Defensorías del Pueblo
Perú
Ley 26520:
Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo
(Publicada el 08 de agosto de 1995)
A la Defensoría del Pueblo cuyo titular es el Defensor del Pueblo le corresponde defender los derechos
constitucionales y fundamentales de la persona y de la comunidad; y supervisar el cumplimiento de los
deberes de la administración pública y la prestación de los servicios públicos.
REGLAMENTO DE ORGANIZACION Y FUNCIONES DE LA DEFENSORIA DEL PUEBLO
TITULO I − CONTENIDO, ALCANCES Y FUNCIONES GENERALES
Artículo 1.− El presente reglamento regula la organización básica, estructura y funciones generales de la
Defensoría del Pueblo, de acuerdo a su misión constitucional, su Ley Orgánica N° 26520 y demás
disposiciones legales complementarias.
Artículo 2.− La Defensoría del Pueblo es un órgano constitucional autónomo con personalidad jurídica de
derecho público. Le corresponde defender los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y de la
comunidad, supervisar el cumplimiento de los deberes de la administración estatal y la adecuada prestación de
los servicios públicos a la ciudadanía.
TITULO II − ESTRUCTURA ORGANIZATIVA
Artículo 5.− La estructura organizativa de la Defensoría del Pueblo es la siguiente:
• órganos de la alta dirección
• órgano consultivo
• órgano de control
43
• órganos de asesoramiento
• órganos de apoyo
• órganos de línea
• órganos desconcentrados
TITULO III − DEFENSOR DEL PUEBLO
Artículo 6.− El Defensor del Pueblo es la máxima autoridad institucional y el titular del respectivo pliego
presupuestal. Ejerce la representación de la institución. Goza de total independencia en el ejercicio de sus
funciones. No está sujeto a mandato imperativo ni recibe instrucciones de ninguna autoridad.
El Defensor del Pueblo determina los propósitos y prioridades de la institución en el marco de la Constitución
y la Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo, así como formula, conduce, dirige y supervisa la ejecución de
sus políticas y estrategias. Cuenta con un gabinete de apoyo.
Artículo 7.− Son atribuciones del Defensor del Pueblo:
a) Emitir resoluciones.
b) Ordenar la elaboración de estudios e informes y disponer su publicación.
c) Designar, dirigir y convocar al Consejo Consultivo de la Defensoría.
d) Delegar aquellas facultades y funciones que no sean privativas de su cargo.
e) Designar a los Adjuntos al Defensor, al Gerente General, a los Defensores Especializados y Ad hoc, a los
Directores de los Programas y Proyectos Especiales, así como a los Representantes y Jefes de Oficinas
Defensoriales.
f) Aprobar los planes de la Defensoría del Pueblo.
g) Aprobar la designación y contratación del personal de la Defensoría de nivel directivo y disponer su cese.
h) Celebrar y suscribir, en representación de la Defensoría del Pueblo, los acuerdos y convenios de
cooperación nacional e internacional que considere convenientes, en el marco de la autonomía que le consagra
la Ley.
i) Aprobar el presupuesto y los estados financieros de la Defensoría del Pueblo.
j) Establecer las Comisiones que considere conveniente para el cumplimiento de las funciones de la
Defensoría.
k) Dictar los reglamentos y demás disposiciones que sean necesarias para el cumplimiento de sus funciones.
l) Designar y remover a sus asesores.
m) Ejercer las demás atribuciones inherentes a su cargo.
ADJUNTIAS PARA LOS DERECHOS HUMANOS, LA ADMINISTRACION ESTATAL Y LOS
SERVICIOS PUBLICOS
Artículo 33.− Las Adjuntías de la Defensoría del Pueblo constituyen los órganos de línea de la institución.
44
Son: la Adjuntía para los Derechos Humanos, la Adjuntía para la Administración Estatal y la Adjuntía para los
Servicios Públicos. Proponen y ejecutan la política de la institución en materia de protección de los derechos
constitucionales y fundamentales de la persona y la comunidad, y llevan a cabo las actuaciones de oficio así
como el trámite de las quejas y denuncias recibidas por la Defensoría, de acuerdo a ley.
Resoluciones e Informes Defensoriales
Resoluciones e informes de las Defensorías del Pueblo de la región andina, clasificadas por temas.
• Derecho a la vida
• Derecho a la salud
• Derecho a la seguridad social
• Derecho a un medio ambiente sano
• Derecho de acceso a la información
• Derechos de la Mujer
• Derechos de los Pueblos Indígenas
• Derecho de las Personas con Discapacidad
• Derechos de las Personas de Tercera Edad
• Derechos de las Personas Privadas de la Libertad
• Derecho Internacional Humanitario
• Derechos de los consumidores y usuarios de servicios públicos
INDICE
1.−introducción.1
Derechos humanos
Antecedentes del sistema de derechos humanos en el Perú
Consejo nacional de derechos humanos:
Composición del consejo nacional de derechos humanos:
Objetivos del consejo nacional de derechos humanos:
Funciones del consejo nacional de derechos humanos:
Las demás que le encomiende el presidente del CNDH.
El plan nacional de derechos humanos
2.−Marco Teórico:5
Protección Nacional de los Derechos Humanos
I.−protección judicial de los derechos (recurso efectivo)
Derechos civiles y políticos
El proceso de hábeas corpus en la región andina
45
El desarrollo del proceso de hábeas corpus
1. la legitimidad para iniciar el proceso
2. la forma y el contenido de la solicitud
3. la orden de exhibición personal o el requerimiento de información
4. el plazo para la resolución
5. el contenido de la resolución
6. la responsabilidad por el incumplimiento de las decisiones adoptadas en el proceso
7. la responsabilidad del agresor
II. las instancias de resolución del proceso de hábeas corpus
1. la primera instancia
2. la segunda instancia
3. la intervención de las cortes supremas
4. la intervención de los tribunales constitucionales
El proceso de amparo en la región andina
I. alcances generales
II. los derechos protegidos por el amparo
III. los presupuestos procesales del amparo
IV. los sujetos contra quienes se dirige el amparo: los poderes públicos y los particulares
V. las instancias de resolución del proceso de amparo
El proceso de hábeas data en la región andina
II.−protección no judicial − defensoras del pueblo
Titulo I − contenido, alcances y funciones generales
Titulo II − estructura organizativa
Titulo III − defensor del pueblo
Adjuntias para los derechos humanos, la administración estatal y los servicios públicos
46
Descargar