12-9, marchamos por el sobreseimiento de Esteche y

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12-9, marchamos por el sobreseimiento de Esteche y
Lescano - causa Sobisch. Comodoro Py, 10hs.
Quebracho :: 12/09/2012
Convocatoria y Dossier informativo
Este próximo MIERCOLES 12 de septiembre se
llevará a cabo la Audiencia de la Cámara de
Casación por las condenas a nuestros
compañeros por el escrache al local partidario
del asesino Jorge Sobisch. Allí presentaremos
los argumentos por lo que consideramos
que nuestros compañeros deben ser
absueltos. La única forma de que Fernando
Esteche y Raúl “Boli” Lescano no sean
llevados a prisión es que sean sobreseídos
en la causa. En abril de 2010, en un juicio que
duró pocos días, Fernando Esteche fue
condenado a 3 años y 8 meses, y Raúl Lescano a
3 años y 6 meses. Esteche, tal como lo
aceptaron los jueces que lo condenaron, no
participó de los sucesos que se juzgan. Tal
como también lo dijeron explícitamente
esos mismos jueces, Fernando Esteche es
condenado por ser un referente de
Quebracho, atribuyéndole “autoría” o “responsabilidad ideológica”. Mientras tanto,
Sobisch, quien mandó a reprimir a los docentes el día que Fuentealba fue asesinado, sigue
impune. Como Duhalde, como De la Rúa, como tantos cómplices civiles de la última
dictadura militar. Se demuestra nuevamente el doble rasero de la "justicia": una justicia para los
militantes populares, otra justicia para los poderosos. También resolverán sobre el resto de las
condenas, si confirman o no las condenas de tres años a otros seis compañeros (Osvaldo“Pantera”
Lizzano, Francisco “El Churro” Da Silva, Joaquín Isasi, Facundo Lafit, Matías Lafit y Tomas Lafit).
Recordemos que estos compañeros del MPR-Quebracho UNA VEZ MAS están siendo juzgados por
luchar, en este caso por repudiar el asesinato de Carlos Fuente Alba (docente) por parte del asesino
Jorge Sobich, ex gobernador de Neuquén. Recordemos que estos compañeros salieron
inmediatamente a manifestarse en contra del asesinato del maestro por parte de la policía de
Neuquén, ordenado por el Gobierno local, señalando la cueva (un local partidario) de Sobisch en
Bs.As. Hoy son acusados y pueden ir a prisión por esas manifestaciones. Producto de la represión y
persecución de militantes ese día, varios compañeros tuvieron que pasar meses en el penal de
Marcos Paz, primero, y Ezeiza después. Los últimos en ser liberados fueron precisamente Esteche y
Lescano (detenido por personal de civil de la Federal el 17/4/07, al finalizar el acto por el Día
Internacional del Preso Político) sólo luego de una huelga de hambre que llegó a 43 días. Miércoles
12 de septiembre a las 10:00hs. Tribunales de Comodoro Py. Concentramos en Plaza
Canadá.
DOSSIER Por el sobreseimiento de Fernando Esteche y Raúl “Boli” Lescano Causa escrache
al local partidario de Sobisch - 2007 El 15 de junio de 2010 el Tribunal Oral Federal n° 3 dictó
condenas para 8 integrantes de la organización política MPR Quebracho: 3 años y 8 meses para
Fernando Esteche y 3 años, 6 meses para Raúl "Boli" Lescano, y 3 años para otros 6 integrantes, por
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el escrache a un local partidario de Jorge Sobisch realizado en abril de 2007 a raíz del asesinato del
docente Carlos Fuentealba en la provincia de Neuquén. Por entonces, los más humildes de las
barriadas, los que elegimos y pudimos desembarazarnos del punterismo de la política perversa, los
invisibilizados y olvidados, tuvimos el descaro de llegar a la hostil Capital Federal e ir al local
partidario de Jorge Sobisch. Envestimos contra ese lugar, en la medida de nuestras posibilidades, de
nuestros capitales políticos, de nuestras fuerzas. Y se enteraron en toda la Argentina que en la
Capital Federal hubo un puñado de argentinos protestaron desde las tripas contra los asesinos de
quien consideraban su compañero, Carlos Fuentealba. Muchos fueron detenidos. Luego siguió la
represión sobre nuestra organización no solo en la calle, sino dentro de nuestro local político, donde
pretendieron irrumpir por la fuerza a costa de gases lacrimógenos, a los fines de detener a Fernando
Esteche, quien finalmente es detenido a varias cuadras del lugar. Días después, el 17 de abril,
cuando estábamos realizando un acto en Callao y Corrientes por el día internacional del preso
político, con un modus operandi propio de los secuestros de la dictadura, se llevan a golpes y en un
auto sin patente a nuestro dirigente Boli Lescano, sin orden de detención alguna, violando todo tipo
de derecho constitucional. Tuvimos que emitir un habeas corpus, porque nuestro compañero estuvo
alrededor de tres horas “desaparecido”. Mientras que con toda celeridad actuaron sobre nuestra
organización, Sobisch participaba de programas de televisión justificando su orden de represión. A
ningún juez se le ocurrió siquiera citarlo para pedirle explicaciones por el asesinato o por la apología
del fusilamiento que hizo días y semanas después. Todavía sigue impune. Fernando Esteche y Raúl
Lescano, dirigentes de Quebracho, estuvieron detenidos 6 meses, por fuera de derecho,
negándoseles una y otra vez las garantías procesales, argumentando que podrían fugarse. Su
extensa prisión preventiva se convirtió así en una condena de hecho, en un castigo. Sólo pudieron
salir de prisión a expensas de una huelga de hambre de 43 días, donde Esteche, además de haber
perdido 20 kilos de peso, perdió 25% de su masa muscular. Dispusieron a dictar la libertad de
ambos, una vez que fueron internados con partes médicos de gravedad. Luego vino el juicio. Durante
cuatro semanas se llevó adelante un debate judicial donde no se discutieron ni juzgaron “hechos” o
“acciones”, ni una vidriera rota, ni unos muebles dañados, ni la posible comisión de delito por parte
de catorce militantes. No fue así fundamentalmente por la pesquisa ideológica, y el tipo y lo frondoso
de las pruebas presentadas, que tenían que ver nada con los vidrios rotos y todo con el pensamiento
de nuestra organización política y sus dirigentes. Durante el juicio se convalidaron pruebas
recabadas sin ningún tipo de orden judicial: el expediente desnudó las tareas de seguimiento sobre
ellos, tareas preventivas, colectando datos e imágenes para posibles futuras imputaciones. Ahí
nuevamente se demolieron sus garantías procesales y constitucionales. En el expediente figuraba la
participación de Raúl Lescano en un congreso internacional organizado por el Frente Patriótico
Manuel Rodríguez en Chile. ¿Qué tenía que ver eso con los vidrios rotos, si aquel hubiese sido un
juicio ajustado a derecho? Pero no fue un juicio ajustado a derecho. Fue un juicio político.
Seguramente figuraba esa información porque los jueces consideran terroristas a quienes
combatieron contra la dictadura de Pinochet. Otras hojas del expediente resaltaban la palabra
“revolución” extraída de nuestros volantes y documentos. Si allí se hubiesen juzgando hechos,
conductas, culpabilidades, Fernando Esteche nunca tendría que haber estado sentado en aquel
tribunal. Pero lo estuvo. Todo el tribunal oral, el fiscal general, el fiscal instructor que hizo la
elevación a juicio, todos sabían que Fernando Esteche no participó de los hechos que se
denunciaban. Pero fue juzgado y condenado. Sus abogados defensores, en todas las instancias,
denunciaron la aplicación sobre su persona de lo que se denomina “derecho penal de autor” y
“derecho penal del enemigo”. Se lo acusó por lo que es, un militante popular, un dirigente político,
sin atribuírsele participación en los hechos. Nosotros no fuimos a ese debate judicial a reivindicar
una vidriera rota como la respuesta mejor y más efectiva contra el asesino, pero sí fuimos a
reivindicar nuestro derecho a reclamar contra la impunidad, contra la injusticia. Podemos decir que
allí se juzgó la pobreza, nuestro derecho como hombres y mujeres a existir, a ocupar la calle, a
organizarnos, a protestar. Por eso decimos, que no vamos a reivindicar una vidriera rota, unos
muebles quemados, pero sí vamos a reivindicar nuestro derecho a putear a reclamar contra la
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impunidad porque en tanto haya impunidad habrá injusticia y en tanto haya injusticia estarán
incubando rebeliones. Sobre los jueces del Tribunal Oral Federal n°3. El tribunal designado para el
juicio fue, justamente, un tribunal compuesto por hombres que sin ningún prurito se animaron a
juzgar a estos militantes pero que sistemáticamente se negaron a juzgar a genocidas, violadores,
desfalcadores, roba-bebes: los jueces Larrambebere, Gordo y Pons. Larrambebere fue juez en Morón
e intervino en la causa por los hechos posteriores al copamiento del La Tablada el 23 de enero de
1989. Su intervención fue seriamente cuestionada por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos por no investigar los homicidios y torturas cometidos por militares, por el tratamiento
dado a los cadáveres de los caídos, por no investigar los desaparecidos y por el rol de la fuerza como
auxiliar de la justicia, sin ningún control judicial. Los cuerpos fueron enterrados por su orden sin
previo aviso a los familiares y sin realizar las medidas necesarias para establecer si hubo ejecuciones
extralegales, arbitrarias o sumarias. Todo fue denunciado ante el mismo juez Larrambebere. Pero el
juez prefirió no investigar ni castigar. Gordo instruyó siete juicios en el Tribunal Oral Federal n° 5
por delitos de lesa humanidad y resistió con éxito los reclamos para garantizar la publicidad de los
procesos. Trabajó hasta septiembre de 1976 en un Tribunal de Familia de Lomas de Zamora que se
convirtió en símbolo de la complicidad de la Justicia con el plan sistemático de robo de bebés. El
padre de Gordo, general de brigada Angel Andrés Gordo, fue designado por el dictador Jorge Videla
como vicepresidente de Somisa. El juez se excusó de intervenir en una causa contra el coronel Mario
Gómez Arenas, luego condenado por delitos de lesa humanidad en Neuquén, porque era amigo de su
padre. Pons, en 1985, como juez federal porteño, persiguió a distintos integrantes de la organización
Montoneros por denunciar los crímenes de la dictadura. Inició una causa por las mismas razones
contra Norman Briski, Juan Gelman, Osvaldo Lovey, Graciela Daleo sobreviviente de la ESMA, y
tantos más. Por sus manos fueron tratados como delincuentes subversivos dos ex gobernadores:
Obregón Cano, a quien encerró seis años, y Bidegaín. Ambos ganaron elecciones con el voto popular,
con la más alta cantidad de sufragio democráticamente emitidos, en los dos principales estados de
este país, Buenos Aires y Córdoba. Esos dos hombres, demócratas si los hay, revolucionarios si los
hay, tuvieron que pasar los últimos años de sus vidas en la cárcel. Más acá en el tiempo, este mismo
tribunal tuvo el vergonzoso caso IBM-Banco Nación, por el cual nadie estuvo preso ni un día. Estos
mismos jueces, por juicio abreviado, pidieron a los acusados devolver lo que pudiesen de las
multimillonarias coimas. También tuvieron en sus manos el caso de la estafa del Banco Mayo. Y ahí
tampoco nadie fue preso. Finalmente, el representante del ministerio público, el señor Osorio, es el
mismo fiscal denunciado por la familia Kosteki y Santillán como uno de los autores del gran
encubrimiento en la causa sobre responsabilidad política contra Duhalde, Álvarez y tantos otros por
la masacre del Puente Pueyrredón en 2002. Fue acusado por no investigar ni querer juzgar la
autoría política o intelectual de los verdaderos asesinos del Puente Pueyrredón. Quien en todos estos
años nunca pudo determinar el origen de cuatro líneas telefónicas, que salvo él, todo el resto sabía
que eran de la SIDE. Estos son los jueces que tuvieron las vidas y libertad de los integrantes de
Quebracho en sus manos. De un lado estuvieron aquellos que se animaron a juzgar a catorce
hombres que no ostentan charreteras ni botas, pero que no se animaron a juzgar ni condenar a sus
parientes generales o tenientes coroneles ni a ninguno de esos asesinos y violadores. Del otro load
estuvieron los militantes populares y su defensa, nutrida justamente por abogados que se animaron
a llevar a las cárceles a los genocidas, como la Dra. Liliana Mazea y el resto de los abogados que,
como abogados o como parte, o ambas cosas a la vez, querellaron a los genocidas y defienden a los
militantes populares, como el Dr. Soares o el Dr. Dib. Allí quedó expuesto el abismo existente entre
el cuerpo de valores del Tribunal que juzgaba y quienes eran juzgados. Allí quedó demostrada la
voluntad de un Tribunal para juzgar y condenar a los dirigentes de la organización política
Quebracho. Fuimos y salimos de ese debate judicial con la certeza de que un día las cosas
recuperarán su sentido, que los bandidos algún día van a ser llamados bandidos, los ladrones serán
llamados ladrones, los asesinos serán llamados asesinos y las calles se llenarán de pueblo; los
hombres y mujeres en aquella ocasión acusados, estigmatizados, criminalizados, condenados, un día,
cuando las cosas se pongan en su lugar, poblaran las calles y de nuevo andarán con toda la dignidad
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que tiene nuestro pueblo encima. A los jueces cómplices, los violadores, los roba bebes, a los
genocidas, y a los banqueros y gobernadores desfalcadores y fusiladores, este pueblo los va a llamar
por lo que son, Hijos de Puta, y a nosotros nos llamaran por lo que somos, compañeros.
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