La cultura de la organización y la calidad Introducción Existen muchos factores que influyen en el éxito de la Calidad Total; podríamos mencionar algunos factores básicos como: los mercados, la administración, el personal, la motivación, los materiales, los requisitos cada vez más exigentes del producto, etc. Recientemente, se ha señalado que el éxito en la implantación de la Calidad Total en una organización depende principalmente de dos factores: entorno cultural de la organización y el grado de compromiso gerencial. Es más, la implantación de la Calidad Total requiere algo equivalente a un cambio en la cultura de la organización. El compromiso gerencial se relaciona con el liderazgo, tema que ya hemos tratado en el punto anterior; a continuación estudiaremos la cultura de la organización para la calidad, uno de los aspectos clave que debe ser creado y mantenido para favorecer el camino hacia la excelencia empresarial. La cultura es un concepto adecuado en la medida que permite comprender el funcionamiento de las organizaciones. El término cultura se puede definir de forma muy amplia como las cualidades de un grupo humano específico que se transmiten de una generación a otra. Otra definición más formal de cultura es: " la totalidad de patrones de comportamiento, artes, creencias, instituciones y cualquier otro producto del trabajo humano, así como las características del pensamiento de una comunidad o población que se transmiten socialmente”. La cultura se transmite en el seno de una colectividad, es un proceso continuo que se desarrolla con la participación en colectividades organizativas y sociales a lo largo de la vida. ¿Qué es la cultura de la organización? Los significados de cultura adoptados por los teóricos de la gestión provienen normalmente de construcciones sociales y antropológicas. Al hablar de cultura de la organización debemos decir que las organizaciones, al igual que los individuos, tienen una personalidad, pueden ser rígidas o flexibles, poco amistosas o serviciales, innovadoras o conservadoras. Estas características integran lo que llamamos cultura de la organización. Definimos la cultura de la organización como el conjunto de valores, creencias y principios compartidos entre los miembros de una organización. Dicho conjunto de características es lo que diferencia las organizaciones. Podemos destacar siete características que, al ser combinadas y acopladas, revelan la esencia de la cultura de una organización: 1. Autonomía individual: grado de responsabilidad, independencia y oportunidad que las personas tienen en la organización para ejercer iniciativa. 2. Estructura: conjunto de niveles, normas y reglas, así como la intensidad de supervisión directa de la dirección de la organización. 3. Apoyo: grado de ayuda y cordialidad que muestran los gerentes a sus subordinados. 4. Identidad: la medida en que los miembros se identifican con la organización en su conjunto más que con su grupo de trabajo. 5. Recompensa al desempeño: grado en que la distribución de premios al personal se basa en criterios relativos al des- empeño de los trabajadores. 6. Tolerancia al conflicto: nivel de conflicto presente en las relaciones de compañeros y grupos de trabajo, así como la disposición a ser honesto y abierto ante las diferencias. 7. Tolerancia al riesgo: grado en que se estimula a los trabajadores a ser innovadores y correr riesgos. Al evaluar la organización a partir de todas estas características se tiene un perfil completo de ella. Así pues, la cultura de la organización es una imagen compuesta, formada por estas siete características. Estas características pueden combinarse y, de este modo, obtener organizaciones muy diferentes. Las citadas características son relativamente estables y permanentes en el tiempo, de modo que la cultura de la organización es duradera en el tiempo y relativamente estática en su propensión al cambio. Esto nos permite visualizar un elemento adicional: el reto que supone modificar la cultura de la organización. ¿Cómo debe ser la cultura de la organización? Una cultura fuerte se caracteriza por que los valores centrales de la organización se aceptan con firmeza y se comparten ampliamente. Cuantos más sean los trabajadores que aceptan los valores centrales y mayor sea su adhesión a ellos, más fuerte será la cultura de esta organización. Este tipo de cultura ejerce una influencia muy profunda sobre el comportamiento de sus integrantes y muestra un alto grado de comunidad de ideas y sentimientos. Ejemplo de ello son las empresas japonesas. Una cultura fuerte es lo adecuado para una organización que busca la Calidad Total, es un aspecto clave para favorecer el camino hacia la excelencia empresarial. Esta clase de cultura muestra gran consenso entre los trabajadores respecto a los objetivos e ideales de la organización; de esta unanimidad de propósito se originan cohesión, fidelidad y compromiso con la organización. Una cultura fuerte aumenta la congruencia de la conducta; en este aspecto, puede conseguir orden y coherencia en la organización sin necesidad de reglamentos formales. Cuanto más fuerte sea la cultura de la organización, menos deberá preocuparse la gerencia por el establecimiento de normas y reglas formales para dirigir el comportamiento del personal. Es evidente, entonces, que existen organizaciones cuyas culturas son fuertes y sólidas, es decir, profundamente arraigadas y otras en las que, por circunstancias diversas, ocurre todo lo contrario. La fortaleza o debilidad de la cultura de una organización dependerá de varios factores entre los que podemos destacar algunos como: estabilidad de los miembros de la organización, homogeneidad del equipo directivo, mecanismos de aprendizaje del grupo, etc. ¿Cómo cambiar la cultura de una organización? El cambio es un patrón aceptado y normal en la sociedad de hoy, aunque sus efectos pueden ser o no reconocidos inmediatamente. Sin embargo, el cambio afecta a cada individuo directa o indirectamente. Básicamente, nuestros patrones y respuestas al cambio están influidos por nuestra cultura individual, de grupo y de organización que se desarrolla durante nuestra vida y desarrollo personal. La implantación de la gestión de la calidad, por su propia definición y aplicación, significa cambio en la manera en que se hacen las cosas o se espera que se hagan. El cambio implica la cristalización de nuevas posibilidades de acción, nuevos modelos. El cambio de la cultura de una organización, si no es la adecuada o se puede mejorar, también es fundamental para una correcta implantación de la Calidad Total. Planteamos a continuación algunas sugerencias para cambiar la cultura de una organización: Diagnosticar y reconocer los elementos de la cultura prevaleciente para buscar su adaptación al entorno. Reafirmar los valores y demás elementos valiosos de la cultura actual y cambiar aquellos que resulten disfuncionales. Hacer que los principales directivos se conviertan en modelos positivos de roles, dando pauta mediante su comportamiento. Promover los valores y principios congruentes con un entorno en constante cambio. Seleccionar, promover y apoyar a los trabajadores que abrazan los nuevos valores que se pretenden implantar. Cambiar el sistema de premios a los trabajadores para favorecer la aceptación del nuevo conjunto de valores. Procurar obtener el consejo de los grupos afines utilizando la participación de los trabajadores y la creación de una atmósfera con alto grado de confianza. Autor: Jaume Mussons Sellés Fuente bibliográfica: Gestión de la calidad total © Universidad de Barcelona Virtual, 2003