AÑO DE LA VERDAD Y DE LA RECONCILIACIÓN NACIONAL ÍNDICE

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AÑO DE LA VERDAD Y DE LA RECONCILIACIÓN NACIONAL
VIVA EL PERÚ
TEMA : TRATADO DE ANCÓN
ALUMNO : COLEGIO :
GRADO : 4to de Secundaria
ÍNDICE
1. Introducción
2. Antecedentes
3. Los primeros combates (Iquique y Angamos − 1879)
4. Fin de la Guerra del Pacífico
5. Consecuencias de la guerra
6. Tratado de Ancón
7. Conclusión
8. Bibliografía
1. INTRODUCCIÓN
Tres países andinos − Chile, Perú, Bolivia − se vieron envueltos en una guerra que sería determinante para su
desarrollo futuro. La Guerra del Pacífico, que comenzara con la declaración de guerra chilena el 5 de abril de
1879 tuvo grandes consecuencias para estas tres naciones. Sin embargo, las consecuencias no serían iguales
para todas ellas, pues mientras Perú y Bolivia sufrieron un gran revés económico, político y social, Chile se
consolidó como uno de los países más poderosos de América del Sur, una verdadera potencia sudamericana;
su economía se incrementó debido a que el territorio obtenido al final de la guerra era rico en recursos tales
como el nitrato, el cobre y la plata, que supo explotar hábilmente. Asimismo la guerra le dio a este país un
ejército poderoso y fortaleció el nacionalismo que contribuiría al establecimiento democrático.
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Por su parte, Perú y Bolivia no solamente sufrieron la más grande humillación de su historia, sino que además
perdieron una poderosa fuente de riqueza en una época en la que ambos países pasaban por una fuerte crisis
económica que resultaría en una gran crisis social que no sería fácil de combatir.
El desarrollo económico sostenido de Chile, a partir de la Guerra del Pacífico, ha establecido un fuerte
sentimiento antichileno tanto en Perú como en Bolivia hasta el día de hoy, ya que esta región − que hoy es
llamada Norte Grande − le dio a Chile todo el capital necesario para desarrollar el resto de su territorio.
Aunque los nitratos fueron rápidamente sustituidos por el cobre como el producto más importante de su
economía, será fácil comprobar que el desarrollo de Chile no se hubiera dado de manera tan vertiginosa y
eficaz sin la victoria de esta guerra, la cual será expuesta en este ensayo.
2. ANTECEDENTES
La crisis económica chilena a mediados de la década de 1860 trajo una repentina disminución de la extracción
de cobre que entonces era la base de la industria de la minería chilena. Pero el comercio exterior y los ingresos
se incrementaron debido al aumento de la extracción de salitre que se convirtió tanto en la base de bienestar
para el país como en el engendro de la guerra ya que los yacimientos salitreros se encontraban en territorio
boliviano (Antofagasta) y peruano (Tarapacá).
En 1866, Chile ostentaba títulos de posesión que demostraban que su jurisdicción se extendía hasta el grado
22 de latitud sur mientras que Bolivia reclamaba hasta el grado 25.
En 1866 los gobiernos de ambos países habían solucionado sus diferencias territoriales mediante la firma de
un tratado en el que se había fijado el grado 24 de latitud sur como frontera entre ambas naciones. Asimismo
se convenía que se explotaría en común y se compartiría en partes iguales todo lo recaudado por la
explotación de minas y yacimientos de guano y salitre que se encontraban entre los grados 23 y 25, en donde
se encuentra la ciudad de Antofagasta. Como Antofagasta era propiedad de Bolivia, es este país el que otorga
a las compañías chilenas las concesiones necesarias.
Antofagasta resultaba de vital importancia para Bolivia, ya que significaba su única salida al mar. Perder este
territorio significaba una enorme pérdida en el comercio.
Pero después del tratado entre ambos países, los chilenos comenzaron a invadir y explotar el desierto. Y en las
costas se comenzó la formación de nuevos centros de población que adquirieron mucha importancia.
Sin embargo, el derecho de propiedad de Bolivia sobre la región no estaba en discusión. Chile así lo reconocía
y se conformaba con las leyes y reglamentos de aquel país para explotar las minas.
Los éxitos de los chilenos en la región fueron grandiosos y comenzaron poco a poco a provocar inquietud en
los bolivianos. De esta manera se decide firmar otro tratado en 1874 por el que Chile tenía derecho de
extracción sobre el guano y todos los minerales que estuvieran en el territorio situado entre los paralelos 28 y
24, durante veinticuatro años.
La opinión pública de La Paz no se quedó tranquila, y comenzó a reprochar al presidente las facilidades que
otorgaba a Chile sobre la región.
Pero no fue únicamente la opinión pública boliviana la que se preocupó por la situación; también Perú estaba
preocupado por la situación debido a que los chilenos extraían salitre del territorio peruano de la provincia de
Tarapacá. Además Perú no pasaba por un buen período económico mientras que Chile cada vez se enriquecía
más: los barcos europeos cambiaron el salitre peruano por el salitre de las compañías chilenas que lo daban a
un costo mucho más bajo.
Esta situación estaba llevando a Perú a la ruina, por lo que decidieron expulsar de su territorio a los
empresarios chilenos. Asimismo debían pedir al gobierno de Bolivia que impusiera contribuciones más altas a
sus salitreras. Aunque esa medida estaba prohibida por el tratado de 1874, los bolivianos la vieron con buenos
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ojos porque ellos también se encontraban en una situación financiera crítica.
De esta manera Bolivia "expidió en febrero de 1878 una ley que introdujo nuevos aranceles sobre el salitre
extraído y exportado". Los empresarios chilenos rechazaron dicha ley pero el gobierno de Bolivia amenazó
con confiscar todo el salitre extraído por las compañías chilenas y venderlo.
Como respuesta, Chile advirtió al gobierno boliviano que en caso de ser aplicada la nueva ley, se verían
obligados a ignorar el tratado de 1874. Bolivia no tardó en mandar embargar los bienes de la Compañía
Salitrera, la empresa más importante de salitre en Chile.
El 14 de febrero de 1879, el día en que serían subastados los bienes de la compañía chilena, desembarcaron en
Antofagasta 500 soldados chilenos, dando inicio a la Guerra del Pacífico entre Chile y Perú−Bolivia.
Bolivia declaró oficialmente su entrada a la guerra el 1 de marzo de 1879. Y el 5 de abril Chile la declaró a
Perú y Bolivia.
En el tiempo que va del 14 de febrero al 5 de abril, los chilenos ya habían ocupado el desierto de Atacama y
parte de Tarapacá, habían obtenido varios éxitos militares y habían tenido tiempo suficiente para movilizar sus
recursos y comprar armamento.
Chile tuvo la "suerte" de contar con el apoyo inglés, ya que Inglaterra tenía grandes inversiones en ese país y
eran sus principales acreedores. Si la industria del salitre se terminaba, las inversiones inglesas en Chile
estarían en peligro.
3. LOS PRIMEROS COMBATES (IQUIQUE Y ANGAMOS − 1879)
Combate Naval de Iquique
Cuando comenzó la guerra, Chile tenía la mitad de habitantes que Perú y Bolivia. Por lo tanto su ejército era
mucho más pequeño que el de la alianza Perú−Bolivia. En lo que se refiere a las fuerzas marítimas, ambos
contrincantes estaban en igualdad ya que Bolivia no contaba con barcos de guerra.
Con todo, Chile tenía ciertas ventajas: sus finanzas eran mejores que las de sus adversarios, su ejército estaba
mejor preparado para la guerra y además estaba ya instalado en el lugar donde habían comenzado las
operaciones militares.
Las operaciones militares tuvieron como escenario principal las costas del Pacífico en lo que fue la segunda
etapa de la guerra.
La guerra en el mar comenzó con el bloqueo chileno del puerto peruano de Iquique, ubicado al extremo sur
del país, el mismo día de la declaratoria de guerra.
Se necesitaban tomar medidas inmediatas, por lo cual el presidente de Perú ordenó que se avanzara hacia
Iquique y se rompiera el bloqueo chileno.
El combate que se prolongó por más de tres horas terminó con la derrota chilena. Pero el triunfo de Perú no
fue completo porque uno de sus buques encalló en un arrecife y se hundió. Así el general Grau y el Huáscar
quedaron prácticamente solos para enfrentar a la flota chilena, que estaba casi intacta.
En mayo las fuerzas de Perú y Chile entraron en un combate en Antofagasta, en el cual las fuerzas de Chile
fueron completamente destruidas. El día 27 del mismo mes, los peruanos destruyeron el cable marítimo que
conectaba a Antofagasta y Valparaíso, y en Cobija destruyeron otros seis barcos.
El 17 de julio se inició la cuarta campaña naval cuyo objeto era hostilizar el litoral chileno en represalia por el
cañoneo que un día antes habían efectuado sus buques contra Iquique, puerto que no contaba con defensas
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peruanas. En los días siguientes Grau tuvo varios éxitos contra las fuerzas chilenas.
El 24 de julio los peruanos lograron capturar el Rimac, uno de los mejores barcos chilenos. Esta captura
significó siete bajas chilenas y la pérdida de su escuadrón. Este hecho, que significó un duro golpe para los
chilenos, produjo una sublevación en Chile y las manifestaciones contra el gobierno ocasionaron varios
muertos y heridos.
Las manifestaciones chilenas del mes de julio produjeron la renuncia de algunos ministros y varios cambios
en las jefaturas del ejército y la escuadra. Los conductores de la guerra coincidieron en que la prioridad militar
era hundir al Huáscar. La segunda etapa de la guerra se había convertido en un combate entre Chile y Grau.
Después de varios meses de persecución el 8 de octubre en el Cabo de Angamos se logró poner fin a la
marcha del Huáscar y de su dirigente Miguel Grau.
El 18 de noviembre se dio por terminada la segunda etapa de la guerra, con el triunfo indiscutible de las
fuerzas armadas chilenas.
Estas capturas permitieron a Chile reanudar la campaña en el desierto de Atacama y dar así comienzo a la
tercera etapa de la guerra.
La campaña del sur (1879−1880)
Perú logró conformar una fuerza militar de 7,500 soldados y guardias nacionales que se unió a los 4,534
hombres del ejército boliviano aliado. El ejército chileno, por su parte, había logrado ya convertirse en una
máquina de guerra eficiente y numerosa.
El primer gran enfrentamiento entre los chilenos y el ejército aliado Perú−Bolivia se llevó a cabo el 19 de
noviembre en el cerro de San Francisco en la que los aliados terminaron brutalmente derrotados.
El 23 de noviembre el ejército chileno ocupó Iquique. Por su parte los aliados marcharon hacia Tarapacá. El
comandante del ejército chileno, general Escala, envió a 3,900 hombres a liquidar a los aliados instalados en
Tarapacá porque tenía la idea de que el ejército adversario contaba con no más de 2,000 hombres en muy
malas condiciones.
Al alcanzar su objetivo el 27 de noviembre, el ejército chileno fue dividido en tres fracciones para cercar a las
fuerzas peruanas en todas las direcciones y lograr que se rindieran sin necesidad ni posibilidad de ataque.
Los peruanos no se rindieron como lo esperaba el ejército chileno, pero el presidente del Perú, Prado, al
prever una derrota de su país huyó al extranjero y su lugar fue ocupado por el coronel Nicolás de Piérola el 23
de diciembre de 1879.
Aunque se puede decir que la batalla de Tarapacá fue un triunfo de los aliados, éstos no supieron cómo
aprovecharse de su victoria y decidieron retirarse a Arica.
El ejército chileno por su parte aprovechó los problemas políticos de sus enemigos y continuó con la ofensiva
en Tacna. El 26 de mayo de 1880 Chile derrotó al ejército de Bolivia que defendía la ciudad y éste tuvo que
abandonar la lucha. Esta victoria le valió a Chile la ocupación de todo el sur del Perú.
Sin embargo, Arica seguía protegida por el ejército peruano. Chile necesitaba una salida hacia la costa, y la
salida al mar por Arica era imprescindible para obtener la línea de comunicaciones necesaria y avanzar hacia
el norte. Para el 5 de julio Arica ya estaba cercado.
El 7 de julio de 1880, después de ocho horas de combate, la guarnición peruana de Arica fue completamente
derrotada.
La campaña de la Breña (1881−1883)
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Las victorias chilenas en Tarapacá, Tacna y Arica permitieron al gobierno chileno preparar la última fase de la
guerra: la ocupación de Lima. De esta manera se pretendía dar término a la guerra mediante una tratado que
cediera a Chile todas las provincias sureñas ocupadas. En noviembre de 1880 el ejército chileno, integrado por
casi 30,000 soldados, acampó en el Río Lurin, al sur de Lima, y un mes y medio después comenzó su marcha
hacia la capital peruana. Los peruanos lograron unir un contingente de 16,000 hombres para defender su
capital. En enero de 1881 el ejército chileno, comandado por el general Baquedano, ocupó Lima.
La capitulación de la capital no puso fin a la guerra, como pretendía el gobierno de Chile, pues si bien los
remanentes del ejército peruano fueron destruidos, aún quedaban oficiales dispuestos a continuar la lucha.
Además los chilenos no encontraron en Lima a ningún gobierno con el cual negociar la rendición puesto que
el presidente había huido a la sierra. El escenario de la guerra − que hasta entonces había sido las costas del
Pacífico − fue desde ese momento la Cordillera de los Andes.
Los enfrentamientos esporádicos se continuaron hasta octubre de 1883, cuando Perú por fin decidió aceptar
los términos de paz de Chile.
4. FIN DE LA GUERRA DEL PACÍFICO
El fin de la Guerra del Pacífico se selló con la firma del Tratado de Ancón, entre Chile y Perú, el 20 de
octubre de 1883. El aspecto más importante de este tratado fue la entrega definitiva a Chile, por parte del
Perú, de la provincia de Tarapacá. En lo que se refiere a las provincias de Tacna y Arica, éstas quedaban bajo
la tutela de Chile por un período de diez años, luego de los cuales se establecería qué país se quedaría con
dichos territorios por medio de un plebiscito realizado entre sus habitantes.
Con Bolivia, Chile firmó un acuerdo en 1884 que establecía que el territorio comprendido entre el río Loa y el
paralelo 23 quedaría bajo la administración de Chile, mientras que a Bolivia se le permitiría el acceso a los
puertos de Arica y Antofagasta.
Ambos tratados dejaron asuntos pendientes que fueron aclarados en dos tratados posteriores, firmados en
1904 con Bolivia, y en 1929 con Perú.
El tratado de 1904 estableció a perpetuidad las fronteras entre Chile y Bolivia. El territorio de Antofagasta
quedó definitivamente dentro de las fronteras chilenas pero a cambio Chile se comprometía a construir un
ferrocarril que uniera las ciudades de Arica y La Paz, y se concedía a Bolivia el libre tránsito de comercio a
través de territorio chileno.
El Tratado de Lima, firmado en 1929 solucionó el problema de las provincias de Arica y Tacna que no se
había solucionado − como se había estipulado − en 1893. Este acuerdo estableció que Tacna quedaría bajo
soberanía peruana, y Arica bajo soberanía chilena. Además, Chile debía pagar al Perú seis millones de dólares
como cumplimiento al artículo sexto del Tratado.
5. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
CHILE
Durante la Guerra del Pacífico, el progreso de Chile no se interrumpió. La guerra estimuló el desarrollo de la
importante economía industrial que sirvió en gran medida para abastecer al Ejército en campaña. Asimismo,
se aprovechó el estado de movilización del ejército para pacificar a los araucanos una vez que fue tomada la
capital del Perú; hecho que posibilitó la colonización en Temuco y Villarica con chilenos e inmigrantes
europeos.
Terminada la guerra, Chile consolidó su presencia en el norte del país al aumentar su territorio; se convirtió en
el país más importante entre los países latinoamericanos de las costas del Pacífico y pasó a ser considerado
como una potencia sudamericana.
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Con el aumento de su territorio se hizo además de valiosas riquezas naturales que impulsaron la actividad
empresarial del país, además de que se incrementó la producción agrícola, el comercio de exportación y los
ingresos del fisco. El presidente José Manuel Balmaceda (1886−1891) jugó el papel más importante en el
desarrollo del país.
Los ingresos principales de la nación provenían principalmente de la industria salitrera, pero su mercado
internacional era muy inestable. Los chilenos debían tratar de recuperar el equilibrio entre oferta y demanda
para estabilizar el mercado, pero la industria del salitre se encontraba casi totalmente bajo el control de los
empresarios ingleses que no estaban preocupados por las necesidades de Chile sino únicamente por los
intereses de sus accionistas y su propio beneficio.
De esta manera, finalizada la guerra el gobierno se dedicó a planear una forma para reconstituir la propiedad
de la industria del salitre y explotarla en beneficio de Chile así como de desarrollar otras regiones del país en
el que la inmigración tuvo un papel decisivo.
En lo que se refiere a las regiones de salitre, entre 1884 y 1886 se puso en práctica una primera alianza entre
los productores para reducir la producción que se encontraba saturada en ese entonces. Pero la alianza no tuvo
éxito y la provincia de Tarapacá reinició su actividad. Esta provincia y Antofagasta tuvieron un auge
espectacular; los puertos de Iquique y Pisagua, entre otros, incrementaron la exportación de salitre y la
importación de gran variedad de productos para sustentar a las comunidades mineras que habían nacido en el
desierto de Atacama. El auge de las salitreras atrajeron hacia la economía regional a una gran cantidad de
inmigrantes de todo tipo: "trabajadores del Chile central, Bolivia y Perú, ingenieros y técnicos de Europa, en
especial de la Gran Bretaña, y comerciantes, banqueros y hombres de negocios; la población de Antofagasta
pasó de 5,384 habitantes en 1875, a 21,213 diez años más tarde; la de Tarapacá de 39,255 a 45,086, en el
mismo período; Iquique experimentó un crecimiento que fue desde unos 9,200 hasta casi 16,000 habitantes".
El esfuerzo de industrialización estimulado por la guerra logró un cambio en la economía chilena que trajo
consigo una gran diversificación social y la creación de nuevas facciones políticas. Los aranceles sobre el
salitre beneficiaron un importante gasto público destinado a obras públicas como la construcción de puertos y
ferrocarriles, obras de carácter social (preferentemente la educación), y para reforzar las fuerzas armadas.
La economía estaba mejorando en Chile por lo que Balmaceda tomó la nacionalización de las salitreras como
el proyecto de nación. Pues para 1889 las actividades del industrial salitrero más importante de Inglaterra en
Chile, John North, advertían un intento de monopolio que representaba una amenaza tanto para los intereses
de la provincia de Tarapacá como para el gobierno, cuya renta pública dependía cada día más del salitre.
Balmaceda necesitaba fomentar una mayor participación chilena en la industria, y de manera urgente.
El presidente entonces se volcó hacia una política sobre la industria del salitre de menos intereses y control
extranjero sobre ella con el fin de ampliar el papel del Estado en la economía nacional.
Aunque Chile ya estaba en camino de convertirse en una "economía nacional integrada" debido a la red de
comunicaciones existente en todo el país desde hacía mucho tiempo, los ingresos por el salitre aceleraron el
proceso de crecimiento de la economía. A partir de la Guerra del Pacífico se incrementaron el cultivo de trigo
en el sur y la viticultura en el centro, y se expandieron las empresas industriales de producción de bienes de
consumo (tejidos, cerámica, materiales de construcción).
Hubo una tendencia creciente de los ingresos por tasas de exportación del salitre entre 1891 y 1920 que
permitió a los gobiernos posteriores a Balmaceda llevar a cabo grandes proyectos que favorecieron la creación
de empleo y las demandas de consumo.
Para 1914 Chile ya era un país que poseía una industria manufacturera que podía proporcionar las necesidades
principales del país e incluso exportar sus productos a sus vecinos. En Chile existía una gran cantidad de
empresarios extranjeros, además de que una gran parte del capital del país provenía del exterior. Sin embargo,
la posesión de salitre y la buena reputación de los chilenos como buenos pagadores de deudas le valieron al
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país un lugar en las finanzas internacionales que facilitaron los créditos.
Gracias a los créditos recibidos por su buena reputación, Chile logró modernizar sus principales ciudades a
través de mejoras en los transportes, los servicios de sanidad y la educación, así como con la construcción de
grandes edificios.
BOLIVIA
A diferencia de Chile, a quien la Guerra del Pacífico la convirtió en una gran nación latinoamericana, para
Bolivia fue uno de los acontecimientos más dramáticos. El ejército de este país fue totalmente derrotado por
los chilenos, lo que le valió a Bolivia la pérdida del territorio más importante por significar su única salida al
mar. Desde 1880 hasta el día de hoy, la pérdida del acceso al mar ha sido el más grande problema al que esta
nación se haya tenido que enfrentar.
Si bien el crecimiento económico de Bolivia fue ininterrumpido después de la guerra, el territorio de salitre
que perdió a manos de los chilenos no le permitió un crecimiento que rebasara al de sus vecinos, como le
sucedió a Chile.
Aunque Bolivia pudo crecer debido a la producción de plata, se enfrentó al problema de depender
económicamente de un producto cuyo cambio de precio en el mundo tenía un impacto directo en la economía
de la nación, el cual tuvo su mayor problema en 1900 con el colapso del metal en el mercado internacional.
El derrumbe de la economía boliviana por el colapso de la plata pudo ser evitado debido a que la
infraestructura existente pudo ser transferida a otros metales; y el estaño quedó en el lugar de la plata como la
industria fundamental del país por un golpe de suerte: en ese momento las minas de estaño en Europa estaban
agotadas y Bolivia pudo aprovechar esta situación y responder a la demanda. A partir de ese momento los
capitales provenientes de Europa, Estados Unidos y Chile compitieron con los capitalistas bolivianos por el
control de las minas de estaño.
Pero la suerte de Bolivia volvió a cambiar con la llegada al poder del presidente liberal José Manuel Pando
(1899−1904). Lo que más se recuerda de este período es la pérdida de territorio nacional. Primero en 1903 los
bolivianos tuvieron que ceder Acre a Brasil, territorio que recaudaba grandes sumas de dinero por el caucho
que se exportaba a dicho país. Después el presidente terminó con la posición de los gobiernos anteriores que
exigían de Chile la devolución de los territorios ocupados durante la Guerra del Pacífico, y en 1904 firmó un
tratado con este país por medio del cual renunció a los territorios del litoral y a la demanda de un puerto en el
Pacífico.
Bolivia siguió siendo un importador de productos alimentarios. El despegue del estaño fue positivo
únicamente para un tercio del total de la población pues el resto de la población bajó su nivel de vida debido a
la expansión del sistema de latifundios.
El tiro de gracia para este país fue la Guerra del Chaco (1932−35) por la que Paraguay se quedó con la
absoluta mayoría del este territorio, completando la frustración y debilidad de Bolivia.
PERÚ
Para el Perú la Guerra del Pacífico significó "innumerables penalidades, humillaciones y, finalmente, la
derrota nacional".
Hasta el boom del guano, a mediados del siglo XIX, Perú no había contemplado la posibilidad de la unidad
nacional. Pero esa esperanza se terminó con el comienzo de la Guerra del Pacífico, que hundió al país en un
período de total anarquía.
A diferencia de Chile, que no interrumpió su progreso durante la guerra, el Perú sufrió divisiones sociales
irreconciliables. Por un lado estaban los campesinos indígenas quienes, viendo en la lucha una forma de
emancipación, habían formado grandes fuerzas irregulares de guerrillas, apoyadas por Cáceres. Y por el otro
lado estaban los terratenientes, quienes temían que las fuerzas indígenas pudieran volverse contra ellos. De
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esta manera las élites cambiaron su actitud hacia la guerra y pensaron que la negociación con Chile serviría
mejor a sus intereses. Así llegó al poder el caudillo Miguel Iglesias, quien negoció en 1883 el tratado de paz
con Chile.
La guerra con el extranjero había terminado pero en su lugar comenzó una guerra civil entre Iglesias y
Cáceres, que terminó en 1885 con la capitulación de Iglesias.
Cuando Cáceres tomó el poder, se encontró con un país económicamente agotado: todas las clases sociales
estaban en la miseria. Las principales exportaciones del país habían sido el guano, el salitre y el azúcar; pero
el bloqueo de Chile de todo el territorio donde se producían había llevado al Perú a la ruina.
No obstante esto significó un obligado impulso hacia la modernización económica. Los siguientes años fueron
para el Perú un período de profundos cambios en la sociedad de donde saldría la configuración sociopolítica
del Perú actual.
Sin embargo todos los esfuerzos de modernización económica se fueron abajo con la crisis económica
mundial de 1929 que puso en cuestión la eficacia de una economía que hasta entonces había estado orientada
únicamente hacia las exportaciones. A partir de entonces Perú debió comenzar de nuevo su camino hacia la
recuperación.
6.− TRATADO DE ANCÓN
Articulo 1': Restamblecense las relaciones de paz y amistad entre las repúblicas de Chile y Perú.
Artículo 2': La república del Perú cede a la republica de Chile, perpetua e incondicionalmente, el territorio de
la provincia litoral de Tarapacá, cuyos límites son: por el norte, la quebrada y río de Camarones; por el sur, la
quebrada y río de Loa; por el oriente, la república de Bolivia; y por el poniente el mar Pacífico.
Artículo 3': El territorio de las provincias de Tacna y Arica, que limitan por el norte con el río Sama, desde
su nacimiento en las cordilleras limítrofes con Bolivia hasta su desembocadura en el mar; por el sur, con la
quebrada y río de Camarones; por el oriente, con la república de Bolivia; y por el poniente con el mar
Pacífico, continuará poseído por Chile y sujeto a la legislación y autoridades chilenas durante el término de
diez años, contado desde que se ratifique el presente tratado de paz. Expirando este plazo, un plebiscito
decidirá, con votación popular, si el territorio de las provincias referidas queda definitivamente del dominio y
soberanía de Chile, o si continúa siendo parte del territorio peruano. Aquel de los dos países a cuyo favor
queden anexadas las provincias de Tacna y Arica, pagará al otro diez millones de pesos moneda chilena de
plata o soles peruanos de igual ley y peso de aquella.
Un protocolo especial que se considerará como parte integrante del presente tratado, establecerá la forma en
que el plebiscito debe tener lugar y los términos y plazos en que hayan de pagarse los diez millones por el país
que quede dueño de las provincias de Tacna y Arica.
Artículo 4': En conformidad a lo dispuesto en el supremo decreto de 9 de febrero de 1882, por el cual el
gobierno de Chile ordenó la venta de un millón de toneladas de guano, el producto líquido de esta sustancia,
deducidos los gastos y demás desembolsos a que se refiere el artículo 13 de dicho decreto, se distribuirá por
partes iguales entre el gobierno de Chile y los acreedores del Perú cuyos títulos de crédito aparecieren
sustentados con la garantía del guano.
Terminada la venta del millón de toneladas a que se refiere el inciso anterior, el gobierno de Chile continuará
entregando a los acreedores peruanos el cincuenta por ciento del producto líquido del guano tal como lo
establece el artículo 13, hasta que se extinga la deuda o se agoten las covaderas en actual explotación.
Los productos de las covaderas o yacimientos que se descubran en lo futuro en los territorios cedidos,
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pertenecerán exclusivamente al gobierno de Chile.
Artículo 5': Si se descubren en los territorios que quedan en dominio del Perú, covaderas o yacimientos de
guano, a fin de evitar que los gobiernos de Chile y del Perú se hagan competencia en la venta de esta
sustancia, se determinara previamente por ambos gobiernos de común acuerdo, la proporción y condiciones a
que cada uno de ellos deba sujetarse en la enajenación de dicho abono.
Lo estipulado en el inciso precedente regirá asimismo con las existencias de guano ya descubiertas que
puedan quedar en las islas de Lobos, cuando llegue el evento de entregarse esas islas al gobierno del Perú, en
conformidad a lo establecido en la cláusula 9 del presente tratado.
Artículo 6': Los acreedores peruanos a quienes se concede el beneficio a que se refiere el artículo 4' deberán
someterse, para la calificación de sus títulos y demás procedimientos, a las reglas fijadas en el supremo
decreto de 9 de febrero de 1882.
Articulo 7': La obligación que el gobierno de Chile acepta, según el artículo 4', de entregar el cincuenta por
ciento del producto líquido del guano de las covaderas de actual explotación se hiciere en conformidad al
tratado existente, sobre venta de un millón de toneladas, sea que ella se verifiquen en virtud de otro contrato o
por cuenta propia del gobierno de Chile.
Articulo 8': Fuera de las declaraciones consignadas en los artículos precedentes y de las obligaciones que el
gobierno de Chile tiene espontáneamente aceptadas en el supremo decreto de 28 de marzo de 1882, que
reglamentó la propiedad salitrera de Tarapacá, el expresado gobierno de Chile no reconoce créditos de
ninguna clase que afecten a los nuevos territorios que adquiere por el presente tratado, cualquiera sea su
naturaleza y procedencia.
Artículo 9': Las islas Lobos continuarán administradas por el gobierno de Chile hasta que se de término en
las covaderas existentes a la explotación de un millón de toneladas de guano, en conformidad a lo estipulado
en los artículos 4' y 7'. Llegando este caso, se devolverán al Perú.
Artículo 10': El gobierno de Chile declara que cederá al Perú desde el día en que el presente tratado sea
ratificado y canjeado constitucionalmente, el cincuenta por ciento que le corresponde en el producto del guano
de las islas Lobos.
Artículo 11': Mientras no se ajuste un tratado especial, las relaciones mercantiles entre ambos países
subsistirán en el mismo estado en que se encontraban antes del 5 de abril de 1879.
Artículo 12': Las indemnizaciones que se deban por el Perú a los chilenos que hayan sufrido perjuicio con
motivo de la guerra, se juzgaran por un tribunal arbitral o comisión mixta internacional, nombrada
inmediatamente después de ratificado el presente tratado, en la forma establecida por convenciones
recientemente ajustadas entre Chile y los gobiernos de Inglaterra, Francia e Italia.
Artículo 13': Los gobiernos contratantes reconocen y aceptan la validez de todos los actos administrativos y
judiciales pasados durante la ocupación del Perú, derivados de la jurisdicción marcial ejercida por el gobierno
de Chile.
Artículo 14': El presente tratado será ratificado, y las ratificaciones canjeadas en la ciudad de Lima, cuanto
antes sea posible, dentro de un término máximo de ciento sesenta días contados desde esta fecha.
En fe de lo cual, los respectivos plenipotenciarios lo han firmado por duplicado y sellado con sus sellos
particulares.
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Hecho en Lima a veinte de octubre del año de nuestro Señor mil ochocientos ochenta y tres.
Jovino Novoa
J.A.Lavalle
7. Conclusión
Sin ninguna duda se puede asegurar que el crecimiento de Chile se debe a la maestría de sus gobernantes así
como al fuerte nacionalismo de sus habitantes. Chile se ha caracterizado siempre por ser una nación eficaz en
la explotación de sus recursos. Asimismo se ha sabido defender del intervencionismo extranjero en materia
económica al tratar por todos los medios de poner todos sus recursos en manos nacionales pero cuidando la
inversión extranjera. De esta manera esta nación ha logrado un desarrollo sostenido, fortalecido especialmente
en el último tercio del siglo XIX, debido evidentemente a su victoria en la Guerra del Pacífico.
Las envidias y el odio de peruanos y bolivianos hacia chilenos se puede explicar por los grandes beneficios
que los nitratos le trajeron a estos últimos. Como ya se mencionó anteriormente, la producción de salitre fue el
principal ingreso de la nación. Pero a diferencia de Perú o Bolivia que dependían económicamente de un solo
producto o de una sola actividad, Balmaceda se volcó hacia una política progresista y utilizó el ingreso que le
proporcionaban los nitratos para ayudar al desarrollo de todo el país.
En la actualidad el nitrato se sigue produciendo en grandes cantidades pero los costos de producción tan altos
lo hacen ser un negocio poco rentable. Si los gobiernos que siguieron a Balmaceda no hubieran seguido la
misma política progresista y de desarrollo nacional autónomo, es muy probable que la economía se hubiera
contraído, como le sucedió a Bolivia con el colapso de la plata, o a Perú que orientó su economía únicamente
hacia las exportaciones.
Pero el triunfo chileno no redundó únicamente en la economía de cada uno de los países involucrados en la
guerra sino que tuvo fuertes repercusiones en las sociedades. Chile no solamente salió de la guerra con un
ejército poderoso y con un territorio que ayudó al desarrollo del país, también terminó la guerra con un
nacionalismo totalmente arraigado que contribuyó fuertemente a la consolidación de la democracia (aunque
este país también se enfrentó a varias dictaduras, éstas no fueron tan frecuentes ni tan traumáticas, con
excepción de la de Pinochet en 1973 de la que se lograron recuperar rápidamente a partir de 1989). Mientras
tanto Perú y Bolivia se enfrentaron a sociedades totalmente desmoralizadas y divididas, las cuales tuvieron
que ser sometidas a un sinnúmero de dictaduras que, aunque estaban dirigidas al progreso, hicieron imposible
la democratización y el desarrollo.
Pero no se puede decir que la guerra haya afectado igual a las dos naciones vencidas. La variedad de recursos
naturales del Perú y la llegada al poder de Augusto Leguía y Salcedo en 1908 sirvieron al desarrollo y
progreso del país. Leguía y Salcedo instituyó un programa de reforma económica aprendidos en Gran Bretaña
y Estados Unidos que llevaron al país por el camino de la recuperación. El caso de Bolivia es más complicado
ya que su condición de mediterraneidad es considerada por este país como la causa fundamental de su atraso
económico, y las pérdidas de territorio a manos de países como Paraguay y Brasil lo han convertido en una
nación frustrada y sumida en la inestabilidad política y el subdesarrollo por cerca de un siglo.
De esta manera Chile se adelantó a sus vecinos en lo que se refiere a desarrollo y estabilidad económica.
Aunque sus vecinos ya han alcanzado cierta estabilidad y crecimiento económico, todavía son economías
fuertemente dependientes de las exportaciones por lo que crisis como la de Brasil de 1999 tienen todavía
serias repercusiones en ellos.
Así podemos concluir que la Guerra del Pacífico fue la gran oportunidad de Chile de anteponerse a la
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competencia de Perú y Bolivia y consolidarse como potencia sudamericana.
En conclusión en Perú debe estudiar su pasado para que los maricones de los Chilenos no vuelvan a
creerse los pendejos de venir a sorprendernos otra ves.. pero ya no va hacer asi......
7. Bibliografía
Alperovich y Sliezkin. Historia de América Latina. México, 1983, Ediciones Quinto Sol.
Bethel, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. Barcelona, 1992, Crítica.
Cueva, Agustín. El desarrollo del capitalismo en América Latina. México, (1977) 1988, Siglo XXI.
Pelayo, Mauricio. "La Guerra del Pacífico". Febrero, 2001.
ww.monografías.com. 15 de febrero de 2001.
Rodríguez, Juan del Campo. "Grandes batallas militares del Perú". Diciembre, 1999. www.monografías.com.
15 de febrero de 2001.
"Historia del Ejército" http://ejercito.cl/historia/rai8.htm. 30 de marzo de 2001.
"Los acuerdos de paz"
http://icarito.tercera.cl/enc_virtual/hist_chile/index_hist_chi5.htm. 3 de abril de 2001.
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