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Justicia, sin condicionamientos
E
l atentado contra la sede la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ocurrido
el 18 de julio de 1994, es aún una herida abierta para la comunidad judía y la enorme
mayoría de los argentinos, sin distinción de origen cultural, religioso o étnico. Lo mismo
podría decirse del ataque contra la embajada de Israel, ocurrido el 17 de marzo de 1992.
Los dos hechos de violencia pueden leerse desde la geopolítica como una represalia al
envío de dos naves de guerra de nuestro país a la primera “Guerra del Golfo”, que en 1991
permitió mantener la antigua provincia iraquí de Kuwait en manos de una monarquía
alineada con los intereses norteamericanos en esa región asiática.
Desde lo estrictamente judicial, creemos que los atentados debieron investigarse con
mayor rigurosidad, incluyendo el aporte de nuestros servicios de inteligencia en función
de intereses nacionales –entre ellos el obvio deseo de justicia- y no de las naciones que
arrastraron a Argentina a ese grosero error, que echó por tierra más de un siglo de
convivencia pacífica de los fieles judíos y musulmanes en nuestro país.
Prueba de esos condicionamientos lo constituye el hecho de que el único acusado por el
ataque a la sede diplomática detenido por Interpol, Heidi Solimanpur, debió ser liberado
e indemnizado –en 2003- por falta de pruebas aportadas por la Justicia Argentina. Ese
hecho muestra que Informes del Mosad y la CIA o recortes de diarios no tienen validez
jurídica. Y los jueces y fiscales deben ponerse a buscar evidencias firmes que permitan
sostener una acusación y no terminar como en el caso de la Embajada de Israel: sin
culpables pero con “sospechosos” asesinados en tierras lejanas a modo de venganza y
por una potencia extranjera.
Con este deseo de Justicia argentina sin condicionamientos externos, presentamos
este número especial de Comunidad y Desarrollo, que incluye información y reflexiones
sobre la causa principal por el atentado contra la sede de la Amia, el “encubrimiento”
del gobierno de Carlos Menem y la acusación presentada el 14 de enero pasado por
Alberto Nisman y reeditada casi un mes después por Alberto Pollicita. Creemos que este
último eslabón bastardea todo lo que se hizo de buena fe por este gobierno para tratar
de alcanzar justicia. Su falta de pruebas ya fue destacada, luego de la presentación de
NIsman, por la jueza María Servini de Cubría –que negó la apertura de la feria judicial– y
el juez Rodolfo Canicoba Corral, quien lo consideró “de escaso o nulo valor probatorio.
Nisman estuvo a cargo de esa unidad especial desde el 26 de octubre de 2006 hasta su
fallecimiento, el 18 de enero pasado. Y su aporte al esclarecimiento del caso parece no
haber sido significativo. Existe una tendencia –que no es nueva- a encontrar virtudes
ocultas en personas fallecidas. Sin embargo, pasado un tiempo prudencial el pésame
debe dar lugar a la reflexión sobre lo hecho, que en este caso es pobre y nos deja a
los argentinos en el punto en que estábamos dos décadas atrás, con el agravante de
que existe una acusación contra la propia Presidenta aprovechada por un conglomerado
de intereses políticos, económicos, judiciales y periodísticos para conspirar contras las
autoridades legales y legítimas de nuestra Nación. Contra esa ofensiva hay que oponerse
con toda nuestra fuerza, por el bien de nuestra democracia y para preservar el buen
nombre del gobierno que más hizo para esclarecer dos de los peores atentados de la
historia argentina reciente
EspEcial amia
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Especial AMIA / Febrero 2015 / ISSN
nº5216888
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EspEcial amia
AMIA: Veinte años sin
respuestas
E
n dos décadas de trámite judicial, el atentado contra la sede argentina
de la mutual israelita sólo tiene sospechosos señalados por servicios
de inteligencia pero carece de pruebas contundentes que respecto de
ese delito
La justicia argentina ignora de dónde salieron los explosivos utilizados
para despedazar la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina, el
ya lejano 18 de julio de 1994, ni quienes fueron los partícipes locales de
un atentado que sólo puede inscribirse en la geopolítica internacional,
ya que su ejecución hubiera sido impensada si Argentina mantenía su
prescindencia del conflicto en cercano oriente. Sólo hay encarcelado
un armador de autos, Carlos Telleldín, acusado de haber preparado la
camioneta para lo que se supone fue un ataque suicida. Pero ni siquiera
está claro que haya sido consciente del uso que se le iba a dar al vehículo.
La responsabilidad del ataque es adjudica a Irán, pero en bases a
informes de la CIA, el Mossad, la SIDE y el testimonio de opositores
a Teherán recogidos por el fallecido fiscal especial Alberto Nisman.
Para colmo, los sospechosos no pueden ser detenidos porque están
en Irán o el Líbano, y tampoco pueden testimoniar de acuerdo con
las condiciones establecidas en el Memorándum de Entendimiento
firmado por los cancilleres de la Argentina e Irán, ya que nunca fue
ratificado en el país asiático y en Argentina su ejecución fue trabada por
un recurso judicial.
El “encubrimiento”
Existe, además de la causa principal, un expediente judicial por
encubrimiento, que apunta al sembrado de pistas falsas y desvíos de
la investigación. Están imputados, entre otros, el ex presidente Carlos
Menem, el ex juez Juan José Galeano, Hugo Anzorregui (entonces
titular de la Side), el ex comisario Jorge “El Fino” Palacios, y Rubén
Beraja, ex presidente DAIA.
Según reconoció el Estado argentino ante la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, con la firma del presidente Néstor Kirchner,
durante el gobierno de Menem, incluso luego de tomar la decisión de
enviar naves de guerra al Golfo Pérsico, no hubo prevención después
del atentado contra la Embajada de Israel en 1992, no se tomaron las
medidas de seguridad para evitar ese segundo atentado y en el ataque
a la AMIA fracasó además la investigación, por lo que hubo lo que en la
jerga judicial se denomina “denegación de justicia”.
Los “Iraníes” acusados
Antes de que Nisman fuera nombrado fiscal especial, las acusaciones de
la Justicia argentina estuvieron dirigidas a Hezbollah, una organización
libanesa vinculada con Irán. La acusación venía de la época del atentado
contra la Embajada de Israel.
El embajador iraní
estuvo detenido en
Londres en 2003, pero
la Justicia británica lo
liberó e indemnizó con
20 mil libras por falta
de pruebas
Según el periodista Raúl Kollmann, experto en temas
judiciales, “el problema de esa hipótesis es que se basa
en dichos de los iraníes Monoucher Moatamer y Abolghasem Mesbahi, opositores al régimen de los ayatolás
y poco confiables. Mesbahi, por ejemplo, sostuvo
que también el atentado contra las Torres Gemelas lo
impulsó Irán cuando en el análisis del recorrido de los 19
suicidas que se estrellaron en Nueva York, el Pentágono
y Pensilvania no aparece ningún vínculo serio con
Teherán”.
El resto de las pruebas surge de informes de inteligencia
de la CIA, el Mossad y la SIDE. Por ejemplo, Nisman
sostuvo que el atentado fue cometido por un suicida
llamado Ibrahim Berro. Según destaca Kollman, “no
hay evidencias de su llegada a la Argentina ni el nombre
con el que ingresó ni el lugar por el que entró al país.
Tras un viaje a Estados Unidos, el fiscal afirmó que dos
de sus hermanos, que viven en Chicago, confirmaron
la versión, pero si se lee la declaración de ambos, más
bien dicen lo contrario: que Ibrahim murió en el Líbano
combatiendo contra fuerzas israelíes. La otra prueba
de la participación de Berro es que desde Buenos Aires
hubo llamadas a su familia en el Líbano y a una oficina
de Hezbollah, pero semejante información proviene de
informes de inteligencia”.
fueron realizados por la SIDE y la identificación de los
números en el Líbano como pertenecientes a Hezbollah
o a tal o cual persona viene de los informes de la CIA y
el Mossad.
Con estos pobres elementos existentes, se libraron las
órdenes de captura contra los principales funcionarios
iraníes, entre ellos hasta del presidente en la época del
atentado, Alí Rafsanjani, porque los políticos disidentes
que actuaron como testigos afirmaron que se le dio el
visto bueno al ataque contra la AMIA en una reunión del
más alto nivel en la ciudad de Ma-shad, en Irán.
El valor de las “pruebas”
Lo que subyace en todo este asunto es cuánto pesan las
pruebas y testimonios existentes. Uno de los imputados
fue el entonces embajador iraní en Buenos Aires, Hadi
Soleimanpour, quien estuvo detenido en Londres en
2003. Galeano mandó un expediente de 400 páginas y en
dos oportunidades el juez inglés Justice Royce consideró
que no había evidencias suficientes contra el embajador
y Soleimanpour fue liberado, lo indemnizaron con unas
20 mil libras y se volvió de Londres a Teherán.
En suma, las evidencias recolectadas en estos más de
veinte años parecen tener fortaleza fronteras adentro,
donde la sed de justicia es notoria y entendible,
pero pierden valor jurídico cuando se hace necesaria
la participación de un funcionario Judicial menos
presionado para que falle en contra del gobierno iraní
El rol de agregado cultural
Según la causa llevada adelante por Nisman, el hombre
clave del atentado habría sido el ex agregado cultural
de Irán en la Argentina, Mohsen Rabbani, acusado de
haber cobijado a la célula terrorista. El marido de una
de sus secretarias, un hombre llamado Salman el Reda,
habría actuado de artífice de la organización en Buenos
Aires, mientras que todo estuvo coordinado por una
persona –no se pudo determinar quién– que operó
desde la Triple Frontera con un celular a nombre de un
tal André Márques. Nuevamente la clave para unir todas
estas piezas son los teléfonos y las supuestas llamadas
al Líbano, en algunos casos desde locutorios en Buenos
Aires e incluso cercanos a la AMIA. Los entrecruzamientos
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Menem y Galeano a juicio oral
E
l juez Ariel Lijo, titular del Juzgado Nacional en
lo Criminal y Correccional Federal Nº 4, elevó
a juicio oral las actuaciones por encubrimiento
del atentado contra la sede de la Amia, en el que
están imputados entre otros el ex juez Galeano
y el ex Presidente Carlos Menem. El extinto
fiscal Nisman solicitó en diciembre pasado
que se adelante para el primer semestre de
2015 el inicio del juicio oral contra los acusados
de “alterar, obstruir e intentar neutralizar la
investigación del atentado del 18 de julio de
1994”. Estaba previsto que el debate comience
recién en la segunda mitad del año
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EspEcial amia
El antecedente de la Embajada
E
l ataque terrorista a la embajada israelí en
Buenos Aires ocurrió el 17 de marzo de 1992,
y dejó un saldo de 22 víctimas fatales. El trámite
judicial fue pobre en resultados: existió una
imputación general a Hezbolá y a su jefe militar,
Imad Mughniyieh, asesinado en Damasco en
2008.
El expediente quedó a cargo de la Corte
Suprema de Justicia, y trabajaron en la
investigación policías y servicios de inteligencia
especializados en la materia, pero las
conclusiones fueron escasas: hubo un suicida,
se usó una camioneta Ford F100 comprada en
una agencia de la avenida Juan B. Justo, se
utilizó un documento brasileño a nombre de
un tal Ribeiro Da Luz para la adquisición y el
vehículo fue estacionado en una playa ubicada
a unas cuadras de la embajada. A simple vista, el
formato fue calcado al que se usó dos años más
tarde contra la AMIA.
Fuera de eso, no se pudo avanzar ni un
milímetro: no se sabe dónde estuvo escondida
la camioneta en los días previos, dónde se le
pusieron los explosivos, de dónde salieron esos
explosivos, quién fue el supuesto suicida, cómo
entró al país y quiénes lo ayudaron en el plan
terrorista. Desde 1992 hubo varios conatos de
cerrar la causa, pero no se llegaron a concretar
por el reclamo de los familiares, la AMIA, la DAIA
y, en menor medida, el Estado de Israel, que no
se presentó como querellante. Oficialmente,
desde Jerusalén, también le adjudican el ataque
a Irán.
En marzo de 2010, en los días previos a un
nuevo aniversario del atentado, el entonces
embajador israelí en argentina, Daniel Gazit,
aseguró al diario Perfil que el gobierno de su
país asesinó a los supuestos responsables
del atentado, sin juicio previo y menos aún
acreditación de pruebas. Es decir, dio al mundo
el ejemplo más claro de lo que un país que se
considera civilizado nunca debería hacer
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Contra el proceso de desestabilización
Declaración de la Asociación Argentina de Juristas*
L
a Asociación Argentina de Juristas -Rama Nacional
de la Asociación Americana de Juristas, organización
no gubernamental con estatuto consultivo en la ONUentre cuyos objetivos se encuentran la lucha por la
autodeterminación de los pueblos, la promoción de los
derechos humanos y su efectiva vigencia, y la defensa
del estado democrático y social de derecho; expresa
su profunda preocupación por la súbita aparición en
nuestro país, de un conjunto de hechos típicos de los
procesos de desestabilización institucional.
Su característica enmarca a la perfección en la nueva
metodología de los llamados “golpes blandos”, contra
los gobiernos que no se someten al dominio imperial y
promueven la integración regional de América Latina
y el Caribe, a través del Mercosur, la Unasur, la Celac
y el Alba, para enfrentarlo. Se trata de construir en el
imaginario social la imputación de responsabilidad en
hechos repudiables, de la Presidenta de la Republica,
sus funcionarios de mayor jerarquía, y de los sectores
del partido de gobierno más avanzados en su discurso.
Los encargados de ejecutar el plan son los medios de
comunicación hegemónicos, un sector predominante
del aparato de la administración de justicia y políticos
de oposición ávidos de sacar ventaja para la próxima
contienda electoral.
Todos esos elementos se verifican en este momento,
con el agregado de la inescrupulosa intención -expuesta
abierta o sibilinamente- de responsabilizar al gobierno de
la lamentable muerte del Fiscal Nisman. La imputación
a la Presidenta y al canciller Timerman del propósito de
levantar el alerta roja de Interpol sobre los acusados
iraníes está desmentida abrumadoramente con las
declaraciones del Secretario Ejecutivo de Interpol, y,
sobre todo, con el propio memorándum firmado con
Irán y los hechos posteriores al mismo. No hay delito
de encubrimiento, ni siquiera en grado de tentativa.
Nisman no podía ignorarlo. Ello explica que se fuera de
vacaciones a Europa, teniendo en su poder las escuchas
telefónicas, la única base de su denuncia. Su precipitado
regreso debe responder a alguna convocatoria, que no
pudiese desobedecer.
No cabe duda alguna que su muerte, sea suicidio o
asesinato, está entrelazada con su “denuncia”, y le
otorga el dramatismo necesario para diluir la falta de
sustento fáctico y jurídico de esa presentación -que
incluso genera dudas sobre su autoría- y en cualquier
caso no ameritaba ninguna urgencia. Probablemente
determinó su propio destino, porque si la denuncia se
desinflaba, la existencia de Nisman resultaba un estorbo
para los planes de sus “amigos” desplazados de la
Secretaria de Inteligencia, y sus conexiones con otros
servicios extranjeros, con los cuales está plenamente
acreditado tenía una estrecha relación de años, y
consideraron que el clima internacional generado por el
atentado terrorista de París, era el momento adecuado
para esa denuncia.
Para comprender más cabalmente la situación es preciso
señalar otros elementos producidos en los días previos a
la denuncia de Nisman:
1. la actuación de la cúpula de la Asociación de Magistrados
y Funcionarios de la Justicia Nacional, como punta de
lanza de la campaña desestabilizante, que interpuso un
amparo para invalidar la correcta designación efectuada
por la Procuradora General de la Nación, de 16 fiscales,
para cumplir con la ley que modificó el Código Procesal
Penal.
2. la denuncia penal infundada, de dos ignotas ONGs
contra la Presidenta de la Nación por los acuerdos
firmados con China, cuyo único propósito es generar
una efímera publicidad, contributiva a la generación del
clima antigubernamental.
Y en los días posteriores aparece una denuncia del Fiscal
Germán Moldes, en la que involucra en encubrimiento de
un presunto delito de lavado, a la Presidenta y al Director
de la AFIP, y un comunicado firmado por el Presidente
de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la
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Justicia Nacional, Ricardo Recondo, afirmando que “el
contexto de extrema tensión y hostilidad que algunos
legisladores oficialistas y funcionarios del Poder Ejecutivo
Nacional han generado en derredor de la investigación
del fiscal, resulta repugnante al respeto y sometimiento
a la labor de la justicia que debe observar cualquier
persona y, más aun, los funcionarios públicos” … “la
muerte del fiscal Nisman resulta en sí un hecho portador
de extrema gravedad institucional, cuyas implicancias
-que se proyectan en el ámbito internacional- requieren
el pronto y eficiente esclarecimiento de su desaparición
física”.
La “proyección internacional”, o más bien, la conjura
internacional, y desde donde se dirige, se expresa
claramente a través de editoriales de los medios de
prensa de EEUU. El más medido New York Time, hace
un llamado para que se instituya una “investigación
internacional” a cargo de juristas sobre el atentado de la
AMIA, a la vez que llama la atención sobre la “sospechosa
muerte” del fiscal Alberto Nisman”. El conservador “The
Washington Times” dice que EE.UU. y Europa deben
sancionar al país por el “asesinato de Alberto Nisman”,
“La Argentina ha sufrido un proceso de chavización
bajo la presidencia de Kirchner y se está convirtiendo
en un régimen autoritario” , afirma que “Nisman tenía
fuertes conexiones en los Estados Unidos… fue un
héroe, un hombre de gran valor en un país donde reina
la impunidad” , y reclama que “las naciones occidentales
deben sancionar y aislar a los líderes argentinos” … “Los
Estados Unidos deben suspender las visas a los miembros
del gobierno argentino (así como otros gobiernos de
América Latina, principalmente de países del ALBA y
Brasil) y sus instituciones de seguridad como un medio
para ejercer presión sobre el gobierno argentino” .
Una lectura sistemática de los grandes medios de
prensa no deja dudas sobre el riesgo para la democracia
y sus instituciones que afrontamos. A mero título
ejemplificativo veamos la nota de Rogelio Alaniz, del día
de la fecha en la pág. 33 del diario “La Nación”, bajo el
título “Del crimen político al Estado mafioso” , en tipo
de letra del mayor tamaño de ese medio, con subtítulos
del tipo “Este gobierno no sólo no ha controlado a sus
perros, sino que les ha enseñado a morder” , y en un
texto que imputa directamente al gobierno del asesinato
de Nisman, comparando a la Presidenta argentina, con
Anastasio Somoza y Benito Musolini. Y termina con un
llamado:
“Algo debemos hacer como ciudadanos, antes que a
la indignación que hoy nos domina le suceda el miedo
paralizante y antes que la hora de la democracia sea
desplazada por el tiempo de los gangsters”.
Por tanto, la Asociación Argentina de Juristas, reclama:
1. una profunda investigación de la muerte del fiscal
Nisman, y agotar los esfuerzos para encauzar la
investigación del atentado a la AMIA, y el juicio y castigo
para los responsables materiales y/o intelectuales del
atentado a la AMIA, de su encubrimiento y del desvío
8
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de la causa.
2. terminar con el manejo y condicionamiento de
jueces y fiscales por el Servicio de Inteligencia, eliminar
los reductos y las prácticas mafiosas, determinar y
denunciarse de cara a la sociedad a qué intereses
responden esos “grupos” y quienes lo integran, y sobre
todo, esencialmente, impedir que en el desempeño de
sus funcionarios, la Secretaria de Inteligencia del Estado
se encuentre subordinada a servicios de inteligencia
de otros países, convirtiendo el terreno de nuestra
seguridad interior, en el campo de batalla de los intereses
de potencias extranjeras, poniendo en zozobra la vida
y la tranquilidad de todos quienes habitamos el suelo
argentino, y violando el principio de soberanía, base
sobre la cual se sustentan los derechos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales de todos los pueblos.
Debe investigarse, apartarse y juzgarse hasta el último
eslabón de estos enclaves mercenarios al servicio de
oscuros intereses extranjeros.
En esta tarea deben estar comprometidos los tres
poderes del Estado, conjuntamente con todos los
actores políticos, institucionales y sociales, que deben
definirse, anteponiendo los intereses nacionales
a cualquier rédito partidario; para que nunca más
pretenda definirse los destinos de nuestro país mediante
asesinatos y operaciones que alteran la convivencia de
nuestro pueblo, y su aspiración del respeto pleno de
su voluntad popular, expresada a través de elecciones
libres y democráticas
*Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 24 de enero de 2015:
Eugenio Raul Zaffaroni - Presidente AAJ Rama Argentina;
Claudia V. Rocca -Vicepresidenta AAJ Rama Argentina;
Maria G. de Diaz De Guijarro - Secretaria General AAJ
Rama Argentina
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