La limpieza étnica de Israel

Anuncio
La limpieza étnica de Israel
Edward Herman :: 30/03/2006
Uno de los tópicos más turbios de los "intelectuales humanitarios" partidarios de las
intervenciones y de los editores y magnates de la prensa, es que los derechos humanos se han
convertido en una de las principales preocupaciones de Estados Unidos y de las otras potencias
de la OTAN, y en uno de los ejes fundamentales de su política exterior en las últimas décadas.
Para David Rieff: "en todas las grandes capitales europeas, los derechos humanos se han impuesto
como un principio, no meramente teórico sino operativo". Su colega Michael Ignateff- otro fanático
del recurso a las armas- asegura que nuestros ensalzados "principios morales" han reafirmado la
necesidad de intervenir cuando las masacres y la deportación se convierten en política
gubernamental"[3]. Esta perspectiva se ha elaborado en buena medida sobre el análisis de la
experiencia -y su interpretación equivocada- de ciertas fases del desmantelamiento de Yugoslavia en
los años 90, donde la línea propagandística pretendía que la OTAN había intervenido tardíamente y
de mala gana en el conflicto- pero no sin éxito- con el fin de acabar con la limpieza étnica y el
genocidio perpetrados por los serbios. La intervención se suponía que había sido una profunda
muestra del humanismo de los señores Blair, Clinton, Köhl y Schroeder, apoyada y reclamada por
los periodistas y por los grandes defensores de los derechos humanos. Sin embargo, un gran número
de hechos de esta versión de la historia reciente de los Balcanes eran inexactos y uno de ellos- y no
de los de menor importancia-, es el de que la intervención de la OTAN no fue, en ningún caso, tardía
sino lanzada con rapidez, y en sí misma fue una de las causas principales de la limpieza étnica que la
siguió, y que favoreció el estallido de Yugoslavia de forma que dejaba sin protección a importantes
minorías enclavadas en las nuevas repúblicas constituidas, lo que introdujo uno de los elementos
principales del conflicto étnico. Además, la intervención socavaba los acuerdos de paz firmados
entre los diferentes Estados entre 1992 y 1994, y animaba a las minorías no serbias a solicitar la
ayuda militar de la OTAN para utilizar en su favor los desacuerdos, algo que consiguieron
efectivamente. Activa o pasivamente, las potencias de la OTAN contribuyeron a la limpieza étnica
más sistemática de todas las guerras de los Balcanes, es decir, la de los serbios en la provincia
croata de Krajina y en el Kosovo ocupado por la OTAN a partir de junio de 1999.[4] La idea de que la
intervención de la OTAN fue, desde el principio al fin, fundamentalmente humanitaria plantea, con
seguridad, otros problemas pero cometeríamos un error si olvidáramos el aspecto selectivo de esta
presentación de los hechos y de lo que hubiera podido haber de estrictamente político. El silencio de
los intervencionistas humanitarios fue clamoroso cuando en los años 90 Indonesia perpetraba
masacres y más masacres y deportaciones en Timor Oriental, o cuando Turquía exterminaba a su
minoría kurda e incendiaba pueblo tras pueblo, o cuando millares de refugiados huían de las
matanzas en Colombia y el Congo (que se vio sometido a una guerra civil con un millón de muertos
anuales durante cinco años), en gran parte como consecuencia de la presencia de los invasores
ruandeses y ugandeses. Curiosamente, "el instinto moral" de los políticos humanitarios parecía
volatilizarse en ciertos casos: aquellos en los que los verdugos eran buenos clientes de esos mismos
políticos de los que recibían equipamientos, apoyo y formación militar. Curiosamente, también, "los
principios morales" de los intervencionistas, intelectuales y periodistas humanitarios no
consiguieron superar la tendenciosidad de sus líderes políticos hasta el punto de coincidir
totalmente con ellos. Esta coincidencia facilitó mucho la tarea de los dirigentes políticos que se
encarnizaron con mayor violencia contra los objetivos de combate, en parte para distraer la atención
sobre los sinvergüenzas reales y el daño que se infligía a sus víctimas ( que se reconocía
implícitamente) como carentes de interés alguno. Israel, un caso de libro El caso más interesante,
y sin duda el más flagrante, de inhibición del "instinto moral" puede verse claramente en Israel, un
país que ha llevado a cabo durante décadas una política sistemática de expolio y limpieza étnica de
los palestinos, especialmente, en Cisjordania y Jerusalén Este, no sólo sin que ello provocara una
lahaine.org :: 1
reacción firme por parte del ""mundo libre"", sino con el indefectible apoyo de Estados Unidos y las
efusiones de fervor y de ánimo de sus democráticos aliados. La aversión espontánea de los
dirigentes políticos occidentales y de los intelectuales humanitarios y mediáticos hacia los
"mentirosos" oficiales, como Arafat, Chávez o Milosevic, mientras consideran respetables hombres
de Estado a Begin, Netanyahu o Sharon- que merecen sin lugar a dudas nuestro apoyo económico,
militar y diplomático-, resulta verdaderamente un prodigio de hipocresía, de incoherencia, de doblez
y de infamia moral. Que las coacciones, al igual que la propia creación del Estado de Israel se burlen
abiertamente de todos los valores de la Ilustración, que consideramos los cimientos por excelencia
de las civilizaciones occidentales, resulta en verdad algo incomprensible. En primer lugar, se trata
de un Estado racista, ideológica y legislativamente. Israel es oficialmente un Estado judío, en el que
el 90 por ciento de las tierras se reserva exclusivamente para los judíos y en donde se prohíbe a los
palestinos cualquier compra o arrendamiento de las tierras anexionadas por el Estado desde 1948,
mientras que los judíos del mundo entero pueden legalmente emigrar y obtener, con la nacionalidad
israelí, gran número de privilegios sobre los nativos no judíos. Este tipo de ideología y de legislación
era inaceptable cuando se trataba de la política del apartheid en Sudáfrica- recordemos no obstante
que Reagan no estaba "menos comprometido constructivamente" con este Estado que, por su parte,
Margaret Thatcher consideraba completamente aceptable-, y que las operaciones "anti-terroristas"
sudafricanas se coordinaban con las del "mundo libre". Esta coordinación de los servicios de
seguridad y de los "expertos" occidentales incluidos los del apartheid sudafricano, se describe en
The Terrorism Industry)[5]. El tratamiento de los nazis a los judíos en Alemania, incluso antes de la
puesta en marcha de los campos de exterminio, se ha considerado monstruoso. Y lo sigue siendo. Lo
mismo que la actitud de las autoridades soviéticas frente a su comunidad judía, actitud que llevó a
Estados Unidos a la introducción de una legislación en contra de las restricciones a la emigración de
los judíos rusos y a favor de la devolución de sus bienes confiscados en la antigua Unión Soviética (la
ley Jackson-Vanik, todavía en vigor). Pero las leyes israelíes semejantes a las de Nuremberg, y la
construcción de un Estado que se basa en la discriminación racial, se siguen considerando
aceptables a los ojos de los herederos de la Ilustración. El "pueblo elegido" ha reemplazado a la
"raza de los superhombres", y no sólo los principios resultan aceptables sino que Israel se convierte
en modelo de democracia y "faro que alumbra al mundo" (Anthony Lewis). Y en consecuencia, el que
Israel haya creado una categoría de seres humanos que, de hecho ante la ley, están clasificados de
ciudadanos de segunda ( y todavía con una categoría más baja aquellos de los territorios ocupados),
oficial y políticamente considerados "undermenschen" (infrahumanos), resulta completamente
aceptable. Este es un sistema único de "racismo de excepción". En segundo término, al Estado de
Israel se le ha permitido considerar nulas y no acatar numerosas resoluciones del Consejo de
Seguridad de la ONU, las disposiciones de la Cuarta Convención de Ginebra en lo que se refiere a la
ocupación de Cisjordania, las decisiones del Tribunal Internacional de Justicia relativas a su Muro
del Apartheid. Se le ha permitido expoliar, lisa y llanamente, a los palestinos de la mayor parte de
sus tierras y reservas de agua; a demoler sus viviendas por millares; a arrasar centenares de miles
de sus olivos; a destruir sus infraestructuras y a construir ilegalmente en la Cisjordania ocupada una
enorme red de carreteras modernas para uso exclusivo de los judíos, estableciendo al mismo tiempo
restricciones desmedidas de los movimientos de los palestinos en el interior de Cisjordania.[6] Esta
limpieza étnica sistemática la ha llevado a cabo un ejército bien equipado y entrenado contra una
población nativa literalmente desarmada, con el fin de liberar el país para instalar a los colonos
judíos, violando el derecho internacional, aunque sólo fuera en lo relativo a las normas que deben
regir la conducta de una potencia ocupante. Es un sistema único de "depuración étnica excepcional"
de "licencia excepcional para violar las leyes y para desacatar las decisiones del Consejo de
Seguridad y del Tribunal Internacional de Justicia". En tercer lugar, Israel periódicamente ha
traspasado sus fronteras para atacar a sus vecinos- Egipto, Siria y Líbano-; ha llevado a cabo
bombardeos y acciones terroristas contra estos tres países, además de contra Túnez e Iraq, y ha
mantenido durante años una milicia terrorista en Líbano, además de realizar en este país atentados
terroristas de acuerdo con su política del "puño de hierro", que han ocasionado grandes pérdidas de
lahaine.org :: 2
vidas de los civiles tomados como objetivo.[7] Aunque la invasión de Líbano en 1982, se haya dicho
que fue una respuesta a los atentados terroristas, en realidad lo fue a la ausencia de atentados (a
pesar de las deliberadas provocaciones israelíes) y al temor de éstos a verse obligados a negociar
con los palestinos en lugar de limpiarlos étnicamente. Yhoshua Porath, especialista israelí del
movimiento nacional palestino, escribía en Ha"aretz el 25 de junio de 1982: "creo que la decisión del
Gobierno (de invadir Líbano)...se debió precisamente a que (los palestinos) habían observado el alto
el fuego"[8]). Evidentemente, no se tomó ninguna medida ni sanción contra Israel por todas estas
iniquidades, ya que Israel se beneficia de un "derecho excepcional a la agresión, al terrorismo de
Estado y al apoyo al terrorismo", que es un privilegio que emana exclusivamente de su condición de
Estado clientelar y aliado predilecto de Estados Unidos. En cuarto lugar, debido a su derecho a
ejercer la limpieza étnica y el terrorismo, violando las resoluciones del Consejo de Seguridad y las
leyes internacionales, a sus víctimas se les niega cualquier derecho a defenderse: se les puede
expulsar de sus tierras, destruir sus casas y propiedades, arrancar sus olivos, dejar que el ejército o
los colonos los masacren, pero cualquier acto de resistencia violenta por su parte se considera un
"atentado terrorista", inadmisible y profundamente censurable. Más de mil palestinos fueron
asesinados por los israelíes durante su primera fase de resistencia no violenta, la primera Intifada
(1987-1992), pero su resistencia pacífica no tuvo consecuencia alguna sobre la ocupación ilegal. La
comunidad internacional no tomó ninguna medida para defenderlos realmente, e Israel se pudo
beneficiar del aval tácito de Estados Unidos para responder violentamente a la Intifada, hasta
acabar con la resistencia. La proporción de víctimas palestinas e israelíes fue entonces de 25 a 1
pero, habida cuenta del derecho excepcional de Israel para recurrir al terrorismo, sólo los palestinos
fueron calificados de terroristas. Quinto, por el hecho de estar dispensados del cumplimiento del
derecho internacional y por su pleno derecho a practicar el terrorismo y la limpieza étnica, los
israelíes gozan del privilegio de poner a la cabeza de su Gobierno al responsable de una serie de
atentados terroristas contra civiles y de la masacre, en Sabra y Chatila de entre 800 y 3.000 civiles
palestinos. Paradójicamente, la decisión del Tribunal Penal Internacional- constituido para la antigua
Yugoslavia (TPIY)- de considerar que se puede deducir un intento de genocidio de toda acción
dirigida a exterminar a los miembros de un grupo determinado, en un lugar determinado, incluido el
caso de que esa acción no tenga el propósito de exterminar en cualquier otro lugar a todos los
miembros del mismo grupo, se basaba en una resolución de 1982 de la Asamblea de Naciones
Unidas, en la que se condenaba oficialmente las masacres de Sabra y Chatila como un acto de
genocidio[9]. El juicio se apoyaba en una Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas de
1982, en la que se establecía que el asesinato de al menos 800 palestinos en los campos de
refugiados de Sabra y Chatila aquel año había sido un acto de "genocidio".[10] Aunque tales
decisiones judiciales no sirvieron más que para condenar a los serbios, en relación con Sharon no
sólo han sido papel mojado sino que no han impedido a los occidentales tratarle con todos los
honores como si fuera un jefe de Gobierno totalmente respetable. En sexto lugar, debido al derecho
que tiene Israel a practicar el terrorismo y la limpieza étnica, tales términos no pueden aplicarse en
ningún caso a este Estado. Cuando se utilizaron para caracterizar las operaciones serbias en Kosovo,
levantaron una ola de indignación. Sin embargo aquellas operaciones se inscribían en el marco de
una guerra civil (atizada desde el exterior) y en ningún caso tenían como objetivo- como en el caso
de Israel- el de limpiar a un país entero de su población nativa para reemplazarla por otro grupo
étnico. Israel no sólo quedó eximida de oficio de este tipo de calificativos sino que además tuvo el
privilegio de que se le permitiera recurrir a palabras como "seguridad’ o "violencia". Por muy
grandes que fueran la inseguridad o la violencia de las agresiones a las que debían enfrentarse los
palestinos, sin embargo fueron ellos quienes tenían que renunciar a la violencia ya que lo que estaba
en juego era por encima de todo la seguridad de Israel. Para los dirigentes occidentales, la
seguridad de los palestinos no era relevante porque su suerte carecía de interés, y porque su
inseguridad se debía a su incapacidad para aceptar el proceso de depuración étnica y a su propia
resistencia a este proceso. Este proceso de limpieza étnica, que se basa en un terrorismo de gran
envergadura, y que es en realidad el origen y la causa misma de la respuesta terrorista de los
lahaine.org :: 3
palestinos, es la excusa de los israelíes (de la misma manera que la construcción del muro del
apartheid), como si no formara parte de una programa oficial de "redención de tierras"[11] en
provecho del pueblo elegido, sino como respuesta totalmente legítima y necesaria a los atentados
terroristas palestinos[12]. Ya los terroristas principales nadie los ha criticado. Séptimo, Israel es el
único Estado en Oriente Próximo que dispone de un arsenal nuclear, a cuya constitución han
colaborado no sólo Estados Unidos sino también Francia y Noruega. Y esta colaboración se ha
materializado a pesar de los 39 años de limpieza étnica, de la violación sistemática del derecho
internacional y de un número récord de incumplimientos de las resoluciones del Consejo de
Seguridad de la ONU, de las leyes internacionales y de la invasión repetida de los países fronterizos.
Este privilegiado derecho al monopolio nuclear en la región y el mantenerse al margen de la
jurisdicción de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) y del Tratado de No
Proliferación Nuclear, se deriva naturalmente de los diferentes privilegios ya enumerados y, de
forma particular, de la protección incondicional de la primera potencia mundial. En octavo lugar, el "
"mundo libre"" se ha indignado hace poco ante la eventualidad de que Irán pudiera dotarse, antes o
después, de armamento nuclear. Se ha amenazado perentoriamente a Irán con "un cambio de
régimen", con bombardeos y otro tipo de ataques israelo-estadounidenses, pero la respuesta iraní
desestabiliza una situación de excepción en la que sólo Israel (y su poderoso aliado) pueden plantear
un problema de seguridad y el derecho a defenderse; a los demás, como a los palestinos de
Cisjordania, se les exige que asuman su situación de inferioridad, con su cuota de inseguridad, de
limpieza étnica, de muros de segregación y otras miserias. Y quienes no lo aceptan, en particular
Irán, deben aceptar las consecuencias como la amenaza de un ataque y las sanciones por haber
iniciado unas actuaciones legales, pero quizás susceptibles de llegar a conseguir una capacidad de
defensa nuclear, sin el aval del ""mundo libre"", demasiado ocupado en apaciguar la cólera de
Estados Unidos y de su primer lacayo en Oriente Próximo. De manera que Israel disfruta del
privilegio no sólo de disponer de un arsenal nuclear sino además de movilizar al ""mundo libre""
para que le garantice el monopolio absoluto, para asegurarse el proseguir como le venga en gana
con su limpieza étnica. Noveno, el "mundo libre" ha manifestado también su irritación con motivo de
la victoria de Hamás en las elecciones palestinas del 26 de enero de 2006 en las que Hamás ha
obtenido 76 escaños de un total de 132 en el Parlamento. Fatah obtuvo 43. Se ha afirmado casi
unánimemente que el "proceso de paz" corre el riego de sufrir por ello, y el mismo George Bush
declaraba que no está dispuesto a negociar con gentes ¡que han recurrido a la "violencia"!, cuando
la violencia es su especialidad y la de su país, con tres grandes agresiones en estos últimos siete
años y un programa de dominación anunciado públicamente, basado en una absoluta supremacía
militar. Sin duda, la violencia de las operaciones israelíes supera infinitamente todo lo que los
palestinos pudieran realizar pero la desvergonzada parcialidad de los occidentales sigue horrorizada
ante los "atentados suicidas" y no ante los "asesinatos selectivos". Pero de la misma forma que el
término "terrorismo" no se sabría aplicar a las acciones de Estados Unidos y de Israel, el de la
"violencia" no les puede afectar sino como víctimas. Son países que no hacen sino "responder" y que
recurren de mala gana a la violencia como "autodefensa", para garantizar su "seguridad’, con las
mejores intenciones y con fines humanitarios. ¡Y los occidentales se lo tragan sin ningún problema!
La popularidad de Hamás se basa en gran medida en que Fatah y sus dirigentes no han podido
detener ni el proceso de limpieza étnica ni la constante degradación de las condiciones de vida en
Palestina. Al rechazar de forma sistemática el considerarlos como interlocutores válidos, Israel
condenaba su mandato deliberadamente al fracaso. Hamás, por su parte, fue hace años financiado
por Israel con el propósito de dividir a los palestinos y de minar la enorme influencia de Fatah. Una
vez conseguido este objetivo, desde el momento en que un grupo islamista ha tomado el poder, todo
el mundo encontrará las mejores razones para rechazar cualquier acuerdo negociado con unos
palestinos que se han pronunciado a favor de un partido que no excluye la violencia, ¡de la misma
manera que Sharon y Bush! Para los occidentales no sería razonable que Hamás rechace el dejar las
armas y se acoja al derecho de defender a su pueblo contra la ocupación y la limpieza étnica
encarnizada, habida cuenta de que sólo uno de los contrincantes tiene derecho a defenderse y a
lahaine.org :: 4
garantizar su "seguridad’. Al llegar a este grado de rechazo de los "principios morales", el derecho a
la resistencia queda excluido totalmente. El "proceso de paz" es un "orwellismo" perfecto, tal como
lo describía hace muchos años en mi Doublespeak Dictionary (Diccionario del doble lenguaje): " toda
acción dirigida o apoyada por el Gobierno de Estados Unidos en una región en conflicto, en un
momento determinado que no implica decisión alguna, a corto o largo plazo, de poner fin al conflicto
o a las operaciones de pacificación". De manera que el "proceso de paz" israelo-palestino,
constantemente avalado o activamente apoyado por el gobierno estadounidense, se ha singularizado
por la intensificación de la limpieza étnica, la destrucción de las infraestructuras palestinas, la
instalación de unos 450.000 colonos en Cisjordania, la construcción de un muro de segregación y la
anexión de la mayor parte de Jerusalén Este. En otras palabras, la instauración del terrorismo de
Estado, y de una enorme cantidad de "hechos consumados" hasta el punto de que cualquier idea de
un Estado palestino viable se ha convertido en algo literalmente impensable. Sin embargo, para los
órganos de propaganda del "mundo libre", el auténtico "proceso de paz" que estaba en marcha,
corre riesgo de fracasar a partir de ahora con la elección de Hamás.[13] ¿Cómo se puede explicar
que se haya llegado a tal grado de hipocresía y de abominación? Todo ello ha sido
consecuencia de la ambición inicial de los dirigentes israelíes de crear un "lebensraum"[14] para el
pueblo elegido. Los palestinos se encontraban en su camino y había que desembarazarse de ellos.
Para hacerlo, los israelíes se han beneficiado del indispensable apoyo diplomático y militar de
Estados Unidos. Un mecanismo que se ha retroalimentado, de forma que el endurecimiento de la
resistencia palestina, a pesar de su vulnerabilidad y de su relativa debilidad, no podía sino exacerbar
el carácter fundamentalmente racista del proyecto de depuración étnica que, año tras año, no ha
cesado de acrecentar su brutalidad; una situación que no podía sino agravar el nombramiento de un
notorio criminal de guerra para la presidencia del gobierno. En este proyecto, la colaboración y la
protección de Estados Unidos resultaban cruciales porque obstruían cualquier intento de respuesta
internacional efectiva a unas políticas tan claramente contrarias al derecho internacional y a la
simple moral, y que, puestas en marcha por cualquier otro Estado no aliado hubieran implicado
bombardeos y procesos por crímenes de guerra. (El 22 de mayo de 1999, Slobodan Milosevic fue
considerado culpable ante un Tribunal Yugoslavo por haber ordenado la muerte de 344 albaneses de
Kosovo. La mayor parte de ellos muertos poco después del inicio de los bombardeos de la OTAN, el
24 de marzo de 1999; Sharon, por su parte, fue considerado culpable, incluso por una comisión de
investigación israelí, de haber ordenado las matanzas de Sabra y Chatila, durante las cuales fueron
masacrados (en el interior de los dos campos de refugiados) un número dos veces mayor de
palestinos, en su mayoría mujeres y niños. Pero, como hemos señalado ya en el texto, Sharon se
benefició de un tipo de trato y de valoración completamente diferente. El papel de Estados Unidos y
su renuncia a todo "principio moral", provienen en parte de consideraciones sociopolíticas y de la
situación de Israel como mandatario y punto vital de la política estadounidense en la región, así
como de la capacidad del lobby pro-israelí, de sus bases y de sus partidarios de la derecha cristiana,
para obtener de los medios de comunicación y de la clase política el apoyo abierto o tácito al proceso
de limpieza étnica. La estrategia del lobby incluye la explotación agresiva de la culpabilización, con
las referencias al Holocausto; la equiparación de cualquier crítica a la depuración étnica que llevan
a cabo los israelíes con el "anti-semitismo" y el recurso puro y simple a la intimidación para ahogar
todo análisis crítico al debate de fondo[15], reacciones que se intensifican proporcionalmente a las
exacciones perpetradas en el marco del proceso de limpieza étnica. Los atentados de Nueva York y
la "guerra contra el terrorismo" han favorecido mucho estos mecanismos al justificar la
demonización de los árabes y al presentar las actuaciones israelíes como parte de esta supuesta
guerra. El lobby y sus representantes en el seno de la Administración Bush, se encontraban entre los
más fervientes partidarios de la invasión de Iraq, y en la actualidad luchan esforzadamente a favor
de la guerra contra Irán- este lobby en realidad es el único sector de la sociedad (estadounidense)
que reclama un enfrentamiento con Irán, y prepara actualmente una gran campaña de presión sobre
Bush y el Congreso para conseguir que Estados Unidos inicie las hostilidades. La guerra contra Iraq
se ha revelado como una excelente tapadera para la intensificación de la limpieza étnica de
lahaine.org :: 5
Palestina, y un nuevo conflicto, cualesquiera que sean los riesgos, podría justificar una nueva fase de
limpieza intensiva, incluso una eventual deportación ("transferencia") de una población que
constituye siempre "un riesgo demográfico". La actitud de la "comunidad internacional" ante este
programa de limpieza étnica es una auténtica vergüenza. Tras sus llamadas vehementes a la guerra
y la justicia contra los calificados como "malvados" de la ex Yugoslavia, en la que Estados Unidos
estuvo dispuesto a combatir de forma selectiva la limpieza étnica, la Unión Europea, Japón, Kofi
Anan, la mayoría de las ONG y de los países árabes, se han tragado la vergüenza y han olvidado sus
"principios morales", o se han estrellado lamentablemente contra el apoyo incondicional de Estados
Unidos a Israel, contra la potencia económica israelí y la de su diáspora, contra la explotación del
sentido de culpabilidad vinculado al Holocausto y, en Europa, contra un viejo prejuicio racista con
resabios coloniales, exacerbado por una propaganda masiva que, respaldada por las imágenes
omnipresentes de los "atentados suicidas", oculta la ilegalidad absoluta de los asesinatos selectivos,
y de la brutalidad y robos de tierras cotidianos de la ocupación. La negación del Holocausto es
absolutamente reprobable, pero en el contexto político actual no afecta sino a una ínfima parte de
nuestra ciudadanía y no tiene impacto real alguno, excepto precisamente para servir de distracción
cuando se denuncia a quienes se empecinan en la "negación de la limpieza étnica", tendencia
especialmente extendida entre nuestras elites occidentales- cuando se trata de Israel- y llena de
consecuencias. Conclusiones Palestina es una región crítica por excelencia que carece de derechos,
en la que su población- literalmente indefensa- ha sido engañada, humillada, reducida a la
mendicidad, y expulsada por la fuerza, de forma metódica, para beneficiar a los colonos protegidos
por una colosal maquinaria militar, una y otra vez, armada y defendida por Estados Unidos, con el
apoyo y aval tácitos, incluso públicos, del resto del "mundo libre". Sin embargo, la gran pregunta
para el denominado "mundo libre" a partir de ahora es: ¿Sabrá Hamás contenerse y aceptar la
limpieza étnica (siempre en marcha) y, en el mejor de los casos, un eventual estatuto de bantustanes
o, amenazará con resistir todavía y seguirá con sus operaciones "terroristas"? Ante esta pregunta
crucial, el poder y el racismo han neutralizado literalmente "los principios morales" de los
occidentales. Si esta cuestión resulta crucial, lo es en especial porque varios millones de palestinos,
desposeídos completamente, se encuentran inmersos en una espiral trágica frente a la cual la
comunidad internacional y Estados Unidos no tienen otra cosa que hacer que decir "se acabó",
suspender su ayuda y amenazar con sanciones para que se pare en seco. Pero para el "mundo libre",
la causa del conflicto no es la ocupación ni la limpieza étnica, sino la resistencia a esos abusos.
Abyecta y estúpida, esta perspectiva no es sino una pobre racionalización del apoyo racista y
oportunista a un proyecto de limpieza étnica. La situación de Palestina, además, resulta crucial para
centenares de millones de árabes en el mundo y para miles de millones de otros habitantes del
planeta, que ven en el comportamiento de los occidentales hacia Palestina el reflejo de la actitud
racista y colonialista que mantienen respecto a los árabes, a los musulmanes y, en general, hacia el
conjunto de pueblos del Tercer Mundo. Es un terreno prodigiosamente abonado para el terrorismo
anti-occidental pero, lo que es más fundamental, para la profunda cólera, para el odio y para el
desafío hacia los occidentales y hacia lo que los mueve. Un cáncer que no augura nada bueno para la
humanidad del porvenir. Edward S. Herman es analista, economista y autor de numeroso libros y
artículos.
Notas Este artículo aparecerá en el número de marzo de Z Magazine, con el título de Le Nettoyage
Ethnique israeli o " "L"Iinstinc Moral refoulé (el instinto moral reprimido). * N. T. Española: En el
texto original publicado en Z Magazine, no aparecen los párrafos señalados en negrita y cursiva, que
sí están en la versión francesa. Tampoco las notas a pie de página que en la versión en francés se
incluyen entre corchetes en el propio texto. [3] David Rieff, "A new Age of Liberal Imperialism?",
World Policy Journal, verano de 1999. Donde se cita a Ignatieff. [4] Véase: Susan Woodward, Balkan
Tragedy (Brookings, 1995); Diana Johnstone, Fools" Crusade (Pluto and Monthly Review, 1999);
David Owen, Balkan Odyssey (Harcourt Brace, 1995); Lenard J. Cohen, Serpent in the Bosom: The
Rise and Fall of Slobodan Milosevic (Westview, 2001). [5] Edward Herman y Gerry O"Sullivan, The
lahaine.org :: 6
Terrorism Industry, Pantheon, 1990. [6] Para un descripción documentada de este proceso de
desposesión, de violencia y de maltratos de todo tipo, véanse: Noam Chomsky, The Fateful Triangle
(South End, 1999), cap. 8; Kathleen Christison, The Wound of Dispossession (Ocean Tree Book,
2003; Norman Finkelstein, Beyond Chutzpah (University of California, 2005, Part. 2; Michel
Warschawski, Toward An Open Tomb ( Monthly Review, 2004); Jelf Halper, Despair:Irael"s Ultimate
Weapon, Center for Policy Analysis on Palestine, 28 de marzo de 2001.
(http://www.thejerusalemfund.org/carryover/pubs/20010328ib.html ); y Jeff Halper, "The 94 Percent
Solution: A Matrix of Control", Middle East Report, Otoño, 2000.
(http://www.merip.org/mer/mer216/216_halper.html ).] [7] Noam Chomsky, Pirates & Emperors
(Claremont Research: 1986), chap. 2; Chomsky, Fateful Triangle, chap. 9. [8] Para más detalles,
véase: Chomsky, Fateful Triangle, pp. 198-209. [9] Veredicto del 2 de agosto de 2001 en el proceso
contra Radislav Krstic (IT-98-33T) (http://www.un.org/icty/krstic/TrialC1/judgement/index.htm),
Section G, "Genocide" (http://www.un.org/icty/krstic/TrialC1/judgement/krs-tj010802e-3.htm#IIIG),
aprox. Pp. 589 - 595, et note 1306. [10] Résolution de l"Assemblée Générale des Nations Unies
intitulée : " La Situation au Proche Orient " (A/RES/37/123), Section D, 16 décembre 1982
(http://www.un.org/documents/ga/res/37/a37r123.htm)] [11] La "redención de tierras" es un
elemento central de la ideología y de la política colonial sionista. Este eufemismo sirve para
cualquiera de las formas posibles de anexión de las "tierras bíblicas" por el Estados de Israel, tanto
si conservan o no el estatuto oficial de colonia. El término hebreo "gueoula" significa exactamente
"redención". [12] Cita de un politólogo israelí, Gerald Steinberg, en Chris McGreal "World apart",
Guardian, 6 de febrero de 2006. http://www.guardian.co.uk/israel/Story/0,,1703245,00.html [13]
"Washington"s Peace Process," ch. 10, en: N. Chomsky, The Fateful Triangle.] [14] N.T.: Espacio
vital, en alemán, aspiración de los nazis para justificar su expansión y el exterminio de los judíos y
otros pueblos no arios en Europa. [15] Véase: Joan Wallach Scott, "middle East Studies Under
Siege", The Link, enero-marzo, 2006. Fuente: Michelcollon.info. Traducido del francés para Rebelión
por Felisa Sastre.
_______________
http://www.lahaine.org/mundo.php/la_limpieza_etnica_de_israel
lahaine.org :: 7
Descargar