Energía solar de bajo coste

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Energía solar de bajo coste
Sistemas más sofisticados y baratos se utilizan ya
como alternativa a las actuales placas solares de silicio
Paneles solares tan delgados y flexibles como una lámina, o materiales que
transforman la luz en energía y que pueden imprimirse o pintarse en diversas
superficies. Varias empresas y grupos de investigación están desarrollando
nuevos dispositivos solares con el objetivo de que sean más baratos y
versátiles, de ahí que algunos expertos los agrupen bajo la denominación de
"energía solar de bajo coste". No obstante, sus impulsores reconocen que
todavía habrá que esperar para usarlos en el ámbito doméstico, aunque
industrias como la aeronáutica, la espacial o la del automóvil ya se encuentran
entre sus clientes.
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Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
Los actuales paneles solares fotovoltaicos podrían estar muriendo de éxito.
Dos principales razones explican esta aparente contradicción: por un lado, la
cada vez mayor demanda de este sistema está encareciendo su material base,
el silicio. A pesar de ser el segundo elemento más abundante del planeta, los
fabricantes tienen una alta dependencia: por ejemplo, en España, uno de los
principales países productores de paneles del mundo, el silicio cristalino es la
única materia prima utilizada, según la Asociación de la Industria
Fotovoltaica (ASIF). Por otro lado, sus costes energéticos también son
importantes: se calcula que una de estas placas solares necesita unos dos
años para devolver al medio ambiente la energía que precisó en su fabricación.
Y es el que el silicio requiere un tratamiento a altas temperaturas para su
purificación, con el consecuente consumo energético.
Los paneles de película delgada se pueden ubicar no
sólo en tejados, sino también en ventanas, teléfonos
móviles, ordenadores portátiles y coches
Por ello, ya se están buscando alternativas más baratas y con otros materiales.
Una de las más prometedoras es la tecnología fotovoltaica "thin film" o película
delgada. Este nombre se debe a que sus productores consiguen unos paneles
extraplanos, muy flexibles y ligeros, con unos menores costes y capaces no
sólo de cubrir tejados, sino también ventanas, teléfonos móviles, ordenadores
portátiles, coches, etc. De hecho, sus impulsores afirman que se pueden
fabricar en continuo y sobre múltiples soportes: cristal, papel, rollos metálicos...
Por ello no es de extrañar que la revista Time incluye a esta tecnología entre
los 50 mejores inventos de 2008.
Su secreto consiste en no utilizar silicio, sino microestructuras CIGS,
denominadas así por los materiales que emplea (cobre, indio, galio y selenio), o
CIS, en caso de no incluir galio. Según la empresa Indium Corporation, la
mayor procesadora mundial de indio para electrónica, semiconductores y
energía solar, los nuevos yacimientos de estos materiales descubiertos en
varios lugares del mundo garantizan su disponibilidad a precios económicos, si
bien reconocen que su posible demanda en otras industrias pueda crear
"volatilidades intermitentes".
En el aspecto energético, su fabricación se produce a temperaturas mucho más
bajas, por lo que su consumo energético - y su impacto ambiental - es también
mucho menor. Por otra parte, su capacidad energética es considerable, según
un estudio de Nanosolar, una empresa apoyada por Google y especializada en
estos dispositivos: un kilo de CIGS integrado en una célula solar produce cinco
veces más electricidad que un kilo de uranio enriquecido integrado en una
central nuclear.
Algunas empresas ya están apostando por esta tecnología. Wurth Solar, filial
de la multinacional alemana Wurth Group, comenzaba de forma pionera en
2006 la producción a gran escala y a nivel mundial de módulos solares CIS.
Sus responsables reconocen que ya no están solos, al señalar más de 130
competidores en todo el mundo, de los que 78 pretenden incrementar su
producción. En este sentido, los ejemplos son muy diversos: Global Solar
acaba de estrenar en Arizona, Estados Unidos, la mayor fábrica de células
solares CIGS del mundo, y sus responsables aseguran que tienen ya vendida
su producción, por lo que planean construir una segunda planta en Berlín; la
alemana Solarion fabrica la célula fotovoltaica más ligera y flexible del mundo,
gracias a la tecnología CIGS; Indium Corporation afirmaba recientemente que
será capaz de suministrar más de cinco gigawatios (GW) de producción solar
fotovoltaica en 2009 para módulos CIGS; etc.
Células orgánicas
Las células orgánicas fotovoltaicas pueden
imprimirse o pintarse sobre superficies metálicas,
como las paredes exteriores de un edificio o su
tejado
Las células orgánicas fotovoltaicas (OPV en sus siglas inglesas) son otra
tecnología que despierta esperanzas entre los impulsores de la energía solar
de bajo coste. Se trata de unos polímeros orgánicos capaces de reaccionar a la
luz solar, liberando electrones. Su versatilidad es también considerable, ya que
pueden imprimirse o pintarse sobre superficies metálicas, como las paredes
exteriores de un edificio o su tejado. De esta manera, suponen también una
forma muy económica de generar electricidad.
Asimismo, los expertos aseguran que gracias a los avances de la
nanotecnología se están mejorando sus propiedades, siendo cada vez más
eficientes y delgadas con procesos productivos mucho más baratos. Por
ejemplo, las "células solares sensibilizadas por tinte" son unas películas
coloreadas o transparentes que pueden ubicarse en ventanas. Además, su
dependencia de la temperatura y el ángulo de luz es baja, por lo que pueden
conseguir la máxima potencia energética durante todo el año.
sin embargo, los responsables de estas tecnologías de bajo coste reconocen
que todavía no son capaces de alcanzar la eficiencia de conversión energética
de los paneles convencionales, aunque aseguran estar cada vez más cerca.
Por ello, asumen que las placas de silicio todavía tienen una larga vida como
líderes del mercado, aunque aseguran que la implantación de estas nuevas
tecnologías será constante, especialmente en nichos específicos de mercado
donde por sus características son mucho más competitivas. En este sentido,
resultan muy interesantes para proporcionar energía en aviones, satélites y
estaciones espaciales, automóviles, prendas de vestir, móviles, portátiles, o
tejados de naves industriales.
Energía solar de bajo coste en España
En España todavía no hay ninguna empresa que fabrique estas tecnologías,
según José Ángel Comesaña desde Global Energy, una consultora que acaba
de organizar en Sevilla un congreso internacional para dar a conocer este tipo
de tecnologías. No obstante, asegura que algunas multinacionales, como
Wurth Solar, cuentan con proyectos para crear filiales, aunque considera que
probablemente estos planes se ralenticen por la actual crisis económica. En
cualquier caso, recuerda, la demanda de energía solar fotovoltaica continúa
creciendo, por lo que este tipo de tecnologías irán encontrando su sitio.
En el aspecto investigador, hay que destacar el trabajo de Juan Bisquert,
catedrático de Física Aplicada de la Universidad Jaume I de Castellón y experto
en células orgánicas fotovoltaicas. Bisquert coordina además el proyecto
HOPE, que engloba a más de doce centros de investigación para impulsar las
tecnologías basadas en nanotecnología y materiales orgánicos.
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