Grecia Estado de Europa que ocupa el extremo meridional de la... archipiélagos del mar Egeo, las islas Jónicas y las islas...

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Grecia
Estado de Europa que ocupa el extremo meridional de la península balcánica y comprende también los
archipiélagos del mar Egeo, las islas Jónicas y las islas de Cretase .País situado en el sureste de Europa. Ocupa
la parte más meridional de la península Balcánica y comprende numerosas islas. Limita, al noroeste, con
Albania; al norte, con la Ex−República Yugoslava de Macedonia y con Bulgaria; al noreste, con Turquía; al
este, con el mar Egeo; al sur, con el mar Mediterráneo y, al oeste, con el mar Jónico. Atenas (Athenai) es su
capital y la mayor ciudad. Se extiende sobre una superficie total de 131.944km2, de los que 1/5 ocupan las
islas.
El origen del pueblo Griego, se pobló por oleadas sucesivas de distintos pueblos a partir del año
1700ª.C(Helenos,Dorios,Aqueos y Jónicos entre otros) los que se mezclaron con los habitantes originales, los
pelasgos
La porción continental de Grecia abarca las regiones de Tracia y Macedonia al norte; Epiro (Epeiros), Tesalia
(Thessalía) y Grecia Central en las zonas centrales y, al sur, el Peloponeso, una península unida al resto del
continente por el istmo de Corinto. El canal de Corinto, completado en 1893, atraviesa el istmo homónimo y
convierte en una isla artificial al Peloponeso. El resto de Grecia se compone de islas, entre las que se incluyen
Eubea (Évvoia), Creta (Kríti), las Espóradas septentrionales, las Cícladas (archipiélago), el Dodecaneso
(grupo de islas) y las islas Jónicas, Ikaría, Quíos (Chíos o Khíos), Limnos o Lemnos, Lesbos, Samos,
Samotracia y Thasos.
Las aguas costeras de Grecia son profundas y se adentran en el interior del continente. Los golfos de Corinto y
Salónica, a uno y otro lado del istmo de Corinto, separan el Peloponeso de la Grecia Central y septentrional.
El país tiene pocos pero buenos puertos. El golfo de Salónica posee los mejores anclajes, en concreto los del
magnífico puerto natural de El Pireo, puerto de Atenas. Kérkira o Corfú, una de las islas Jónicas, también
cuenta con un puerto excelente.
Territorio y recursos
Grecia tiene fama por su belleza natural. El terreno es montañoso y escarpado, como escribía el geógrafo
griego Estrabón: miles de brazos de mar presionan hacia el interior del país. Aunque no cuenta con una gran
superficie, Grecia tiene un relieve muy variado. Sus principales regiones geográficas son: los montes
centrales; la región húmeda, una región montañosa al oeste; las secas y soleadas llanuras junto con los
sistemas montañosos, más bajos, al este de Tesalia, Macedonia y Tracia; Grecia Central, la extensión
suroriental del continente donde se gestaron las ciudades−estado de Grecia; la región montañosa del
Peloponeso; y las islas, que se encuentran en su mayoría en el Egeo.La región montañosa central, los montes
Pindo, que se extienden de norte a sur, componen una de las partes más accidentadas y de menor densidad de
población del país. El Olimpo, la cima más elevada de Grecia (2.917 m), era considerada en la antigüedad
hogar de los dioses. El extremo suroriental de Grecia Central, conocido como el Ática, se encuentra dividido
por relieves montañosos en numerosos valles aislados y llanuras. La parte más famosa de Grecia, la llanura
ateniense, está en Ática. La llanura más extensa de la costa oriental, no obstante, es la de Beocia, al norte de
Ática. Tesalia, una llanura rodeada de montañas, es una de las regiones más fértiles del país. Las mayores
llanuras de Grecia son las de Macedonia. El Peloponeso, también montañoso pero en menor grado que Grecia
central, tiene la forma de una enorme mano, con penínsulas que se extienden como dedos dentro del mar.
Dispersos entre los relieves montañosos hay estrechos valles, aislados entre sí, pero que se abren al mar. La
sección occidental del Peloponeso es menos montañosa que la sección oriental. Las islas del mar Egeo son por
lo general elevadas, escarpadas, rocosas y secas y, en consecuencia, su aportación a la economía del país es
limitada. Sí son importantes, en cambio, por su gran belleza e importancia histórica, y además desde el punto
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de vista militar tienen un gran valor estratégico.
El clima de Grecia es similar al de los otros países mediterráneos. En las tierras bajas, los veranos son secos,
calurosos y de cielos despejados, y los inviernos lluviosos. Las zonas de montaña son mucho más frías, con
mayores precipitaciones. La nieve y las heladas no son frecuentes en las tierras bajas, pero cubren las
montañas en invierno.
También Grecia está dotada de unos recursos naturales de bajo valor económico. Éstos se hallan localizados
bajo el Egeo, cerca de la isla Thasos. Los yacimientos de bauxita y mineral de hierro son ricos en contenido de
metal, pero las reservas de otros minerales de importancia comercial tales como el cromo, el níquel, el cobre,
el uranio y el manganeso son relativamente pequeñas. Aunque las aguas que rodean el país están habitadas por
una gran variedad de especies, sólo unas pocas son abundantes.
Flora y fauna
Grecia tiene una vegetación muy variada. Son característicos del área los tulipanes, jacintos y el laurel.
Algunas especies de aves son el halcón, el pelícano, la garceta, el faisán, la perdiz, el ruiseñor, la paloma
torcaz y la cigüeña Los suelos son por lo general de alto contenido rocoso (roca madre) y secos, pero
intercalados con pequeños valles de ricos suelos de la variedad mediterránea terra rosa, o tierra roja.
Población
Grecia es un país rural de pequeñas ciudades y pueblos. Famosas y antiguas ciudades como Argos, Corinto y
Esparta son hoy pequeñas poblaciones. Alrededor de un 98% de la población es griega. Un 1% es, según el
gobierno griego, musulmana. La mayoría de los musulmanes son de origen turco. Cerca de 100.000
musulmanes viven en Tracia.
El resto de la población está formado por eslavos, albaneses y armenios. Se encuentra 8.768.641 habitantes
Características de la población
La población de Grecia (según estimaciones para 1993) es de 10.470.460 habitantes, lo que equivale a una
densidad de 79 hab/km.2. Su población es alta en proporción al tamaño y la capacidad económica del país, en
el que hay mucha pobreza. Cerca de un 63% de la población es urbana. Gran parte de ésta se concentra
alrededor de Atenas, Tesalónica (Salónica), en Macedonia, al oeste del Peloponeso y en las islas Corfú, Zante
y Quíos, algunas de las de mayor aglomeración urbana.
Divisiones administrativas
Según el plan de reorganización presentado en 1987, Grecia está dividida en trece regiones (diamerismata),
subdivididas a su vez en departamentos (nomoi). Estas trece regiones, junto con sus poblaciones (1991), son el
Egeo Norte (198.241 habitantes), el Egeo Sur (257.522 habitantes), Ática (3.522.769 habitantes), Creta
(536.680 habitantes), Epiro (339.210 habitantes), Grecia Central (578.876 habitantes), Grecia Occidental
(655.262 habitantes), islas Jónicas (191.003 habitantes), Macedonia Oriental y Tracia (570.261 habitantes),
Macedonia Central (1.737.623 habitantes), Macedonia Occidental (292.751 habitantes), Peloponeso (605.663
habitantes) y Tesalia (731.230 habitantes). La Constitución de 1975 reorganiza Monte Atos como distrito
autónomo con una población (1981) de 1.472 habitantes.
Los municipios o demos (ciudades de más de 100.000 habitantes) son administrados por un alcalde y un
consejo de la ciudad, y las comunidades de 300 a 10.000 habitantes por un presidente y un consejo
comunitario.
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Ciudades principales
La ciudad más grande e importante es Atenas, la capital, cuya población es (1991, área metropolitana) de
3.096.775 habitantes. El Pireo, puerto de Atenas, es el mayor de Grecia y tiene una población de 169.622
habitantes. Salónica, con una población de 377.951 habitantes, es un importante centro textil, y Patras (Pátrai),
al norte del Peloponeso, es un gran puerto de mar, con 155.180 habitantes. Otras grandes ciudades son
Heraklion (117.167 habitantes) y Larisa (113.426 habitantes).
La Religión.La religión griega
Según la creencia griega, al principio había un gran vacío denominado Caos. De Caos, a la larga, surgieron los
dioses Mayores o Titanes, acaudillados por Cronos −el Tiempo−. De la unión de Cronos con la diosa Rhea
nacieron muchos hijos, a los que este devoraba a penas surgían a la vida, para evitar que se rebelaran contra su
poder. Pero Rhea consiguió engañar a Cronos y salvar de su voracidad a varios de sus hijos, que fueron Zeus,
Poseidón, Hades, Deméter y Hera.
Zeus luchó contra su padre, lo encadenó y heredó su poder. Con la ayuda de sus hermanos derrotó a los
Titanes y los fulminó con el rayo divino. Desde entonces Zeus fue el dominador indiscutido del Universo, dio
al mundo la armonía y la paz.
La religión griega era politeísta porque rindió culto a numerosos dioses, y era antropomórfica −del griego
antropos: hombre, y morfos: forma− porque las divinidades eran concebidas y representadas con forma
humana. No solamente los humanizaban a su apariencia física, sino que también les atribuían las cualidades,
las pasiones, las virtudes y aún los defectos de los hombres. Pero eran inmortales y eternamente jóvenes,
alimentándose de néctar y ambrosía. Su residencia era el monte Olimpo donde Zeus, el más poderoso de los
dioses reinaba sobre los demás. Las creencias sobre el origen del mundo aparecen minuciosamente explicadas
en un poema llamado Teogonía u origen de los dioses, cuya redacción se atribuye al griego Hesíodo, que
vivió en el siglo VII a.C.
Existen dos principales componentes: una mediterránea, local, propia de una cultura agrícola, dominada por el
culto a una gran divinidad femenina, otra indoeuropea, de origen nordiconacida en una cultura de pastores
nómadas, dominada por el culto un ser supremo masculino.
El panteón olímpico quedo fijado en doce divinidades Zeus, Hera, Poseidon, Demeter, Apolo, Artemisa, Ares,
Afrodita, Hermes ,Atenea, Hefesto y Hestesia. Las oscilaciones de la tradición se explican por la falta de una
especulación teologicano existió nunca una clase sacerdotal.
La religión era politeísta y antropomórfica, para los Griegos el politeísmo era la proyección divinizada o
idealizada de la propia diversidad humana, de manera que los dioses eran una creación hecha a imagen y
semejanza de los hombres, conteniendo los mismos defectos y virtudes humana, pero amplificadas por su
propia naturaleza divina. La diferencia radica en su inmortalidad.
Multitud de santuarios llenaba Grecia( los mas importantes fueron los OLIMPIA y DELFOS) este últimos el
mas famoso y debe su prestigio al oráculo( los Griegos creían en la predestinación y trataban de anticiparse al
futuro).
Dentro de la mitología griega ocupan un lugar destacando los héroes, a quienes la leyenda considera como
hijos de dioses y mortales. Sobre ellos se contaban extraordinarias hazañas( Hercules, Teseo, Orfeo, entre
otros).
Alrededor de un 97% de la población pertenece a la Iglesia ortodoxa de Grecia.
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La familia olímpica
Zeus (Júpiter): Es el dios supremo, soberano de los dioses, de los hombres y del mundo. Personifica al cielo
y la luz, y es el señor de la vida y de la muerte.
Palas Atenea (Minerva): Virgen patrona de las artes del hogar, diosa de la sabiduría. Nació completamente
desarrollada de la frente de Zeus.
Artemisa (Diana): Diosa virgen de la luna, hermana gemela de Apolo, maravillosa cazadora, guardiana de las
ciudades, de los animales y de las mujeres.
Hera (Juno): Protectora del matrimonio, de las mujeres casadas, de los niños y del hogar. Era la hermana y la
esposa de Zeus.
Afrodita (Venus): Diosa del amor y de la belleza.
Demeter (Ceres): Diosa de las cosechas, dadora de los granos y de los frutos.
Hermes (Mercurio): Hijo de Zeus. Es el dios de los comerciantes y de los ladrones, de la habilidad y de la
astucia.
Poseidón (Neptuno): Hermano de Zeus, dios del mar y de los terremotos.
Dionisio (Baco): Dios del vino y de la fertilidad, de la vida natural y de la hospitalidad.
Ares (Marte): Dios de la guerra, simbolizado adecuadamente por un buitre.
Hefesto (Vulcano): Dios del fuego y de los artesanos. Fue expulsado del Olimpo por su propia madre, Hera,
disgustada por su cojera.
Apolo (Febo): Dios del sol y patrón de la verdad, de la arquería, música, medicina y profecía, era el más
majestuosos de los olímpicos.
Héroes, oráculos y misterios
Los héroes de la mitología griega− del griego mythos: fábulas−, a diferencia de los dioses, eran mortales,
pero de una casta muy especial y algunos de ellos pretendían ser descendientes de los dioses. Sus hazañas eran
objeto de descripción en leyendas, y estaban representadas en obras de arte que expresaban los puntos de vista
griegos sobre la vida y la conducta humana.
Las leyendas más famosas fueron las de Lo, Deucalión y Pirra, Heracles o Hércules, que recibió la orden de
completar 12 trabajos como expiación de un crimen cometido por su padre. Edipo, cuya suerte desgraciada es
la de un hombre que no puede escapar a su destino. Perseo, Jasón y el Vellonicio de oro, Cadmo y su
hermana Europa, que diera nombre al continente europeo; Teseo, pariente de Heracles y matador del
Minotauro de Creta; Atalanta, mujer bella y valiente (ofreció casarse con el que la venciera a una carrera a
pie, pero mataría a los que perdieran). Belerofonte, que recibió la orden de matar a la Quimera; los Atridas,
familia de héroes del Peloponeso y protagonistas de las más famosas de las leyendas. Los héroes de Troya,
cantados por Homero en sus inmortales poemas La Iliada y la Odisea.
Los templos eran las casas de los dioses y no lugares de oración. Los actos de culto consistían en oraciones,
himnos cantados con acompañamiento de instrumentos musicales, ofrendas de objetos o alimentos, y sobre
todo, sacrificios de animales. Estos sacrificios eran de diversas clases, el más común y corriente consistía en la
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inmolación sobre el altar de un cabrito o un cordero. Se llamaba holocausto a la forma especial de sacrificio
en que se dejaba consumir enteramente la víctima por el fuego sagrado. La hecatombe era el sacrificio de
mayor ostentación, que sólo las ciudades o los grandes propietarios podían ofrecer, pues en él se inmolaban
100 bueyes a la vez. De ahí el sentido actual y corriente de la palabra hecatombe, cuyos sinónimos, entre
otros son carnicería y matanza.
En la Hélade hubo templos que se convirtieron en los grandes santuarios de todo el mundo griego. Tal fue el
templo de Zeus en Olimpia. También el santuario de Apolo en delfos, situado en Focidia, al pie del Pamaso.
Apolo, a quien los griegos atribuían dones proféticos, solía revelar la voluntad divina por medio de
"oráculos". Así lo creían los helenos, que acudían desde las ciudades más lejanas a consultar ansiosos al
oráculo.
Además de los innumerables dioses y héroes, a quienes los griegos rendían un culto público, cada familia
tenía su propia religión particular. El eje de esta religión doméstica era el culto de los antepasados, basado en
la concepción que los griegos se hacían de la muerte. Creían que los muertos continuaban viviendo en el
sepulcro, y que conservaban las mismas necesidades que en vida. Los griegos de la época de Homero no
tuvieron sobre la vida de ultratumba más nociones que las consagradas por la religión doméstica. Pero,
gradualmente, elaboraron ideas más acabadas y de mayor contenido moral respecto al destino de las almas. Ya
no creyeron suficientes los ritos funerarios para alcanzar la felicidad en la otra vida, sino que concibieron a
ésta como el premio discernido por los dioses a los que fueron de conducta buena y justa. Pensaron entonces
que después de la muerte de las almas atravesaron los ríos infernales− el Aqueronte, por ejemplo−conducidas
por la barca de Caronte y comparecían ante tres jueces. El virtuoso era admitido a gozar de la felicidad de los
justos en los Campos Elíseos−región deliciosa en que la naturaleza se hallaba permanentemente en torno a su
esplendor− . El malvado era condenado, inexorablemente a los suplicios del Tártaro− del griego tártaros,
que significa infierno, lugar de tormento. El mundo subterráneo estaba cuestionado por el monstruoso
Cancerbero, un perro de tres cabezas.
El culto de algunos dioses estaba vinculado con ceremonias secretas a las que sólo podían asistir los fieles
iniciados en ellas. Su revelación se castigaba con penas que llegaban hasta la muerte. El más importante de
esos cultos misteriosos era el realizado por la localidad de Eleusis, próxima a Atenas, en un santuario
levantado en honor de la diosa Deméter.
El mito de Deméter simboliza la alternativa de la vegetación, y la alternancia periódica de muerte y
resurrección de los frutos de la tierra debía sugerir la noción de una resurrección semejante del alma humana
que no se aniquilaba con la muerte. Esta era, precisamente la creencia esencial que animaba los misterios de
Eleusis.
Otro mito importante, por el desarrollo que dio a la noción de la vida de ultratumba, era el celebrado en honor
del héroe Orfeo. El orfismo se difundió rápidamente en el mundo helénico a partir del siglo VI a.C. y se
mezclaba con la figura divina de Dionisio, devorado por los Titanes, hijos de la Tierra y del Cielo y
antepasados del género humano. Para el orfismo, en los hombres coexisten dos elementos: uno grosero y
material, el cuerpo, heredado de los Titanes; otro divino y espiritual, el alma, prisionera en la miserable
y grosera envoltura carnal sometiéndose a prácticas ascéticas y ajustando su conducta a una moral
severa. Así triunfaría en ellos el elemento divino y sería vencida la muerte por una definitiva resurrección.
Lenguas oficiales y habladas
La gran mayoría de la población habla griego. La lengua vernácula del griego moderno y de la literatura
popular es el demotiké, que se diferencia del kazarévusa en que ésta es una variedad más formal del griego
moderno o puro griego. El demotiké se convirtió en la lengua oficial de Grecia mediante el acta parlamentaria
de 1976. Es la lengua empleada por el gobierno, la prensa y las universidades. Existen grandes diferencias
entre la lengua hablada por las clases cultas y la utilizada por la mayoría del pueblo. En 1928, un 40% de la
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población mayor de quince años era analfabeta. Escuelas primarias y secundarias
En todas las ciudades y pueblos hay escuelas primarias y secundarias, y en muchos de ellos también institutos.
Universidades y escuelas especializadas
Grecia tiene nueve universidades: la Universidad Nacional y Capodistriana de Atenas (1837), la Universidad
Aristotélica de Salónica (1925), la Universidad Técnica Nacional de Atenas (1836), la Universidad
Demokritos de Tracia (1937), en Komotini, la Universidad de Ioanina (1964), la Universidad de Patras
(1964), la Universidad de Creta (1973), la Universidad Técnica de Creta (1977) y la Universidad del Egeo
(1984) con campus en Atenas, Quíos, Mitilene, Rodas y Samos. Otras instituciones de educación superior son
la Escuela Americana de Estudios Clásicos (1881), en Atenas; la escuela de Atenas de Economía y Ciencias
Empresariales (1920); el Instituto de Bellas Artes (1836), en Atenas; el Colegio Británico de Atenas (1886); el
Colegio Francés de Atenas (1846) y la Escuela de Graduación en Estudios Industriales en Salónica (1957).
Cultura
La colonización, que provocó tan grande transformación en la vida económica y en la estructura de la
sociedad griega, influyó también en la evolución espiritual del pueblo heleno. En el terreno intelectual se
produjo el despertar maravilloso de nuevas ideas. Hasta entonces los griegos lo habían explicado todo por la
mitología. Ahora surgió una serie de inquietos pensadores, a quienes aquellas explicaciones parecieron
insuficientes, y pusieron en juego su razón para buscar soluciones que se adaptaran mejor a las exigencias de
sus espíritus curiosos. Así nacieron la Ciencia y la Filosofía.
Una de las figuras dirigentes de este movimiento fue Tales de Mileto, que vivió en esta próspera ciudad de
Jonia a fines del siglo VII a.C. Tales había observado y estudiado atentamente el movimiento de los astros.
Valido de sus conocimientos, logró predecir un eclipse solar, aclarando así la naturaleza de un fenómeno cuya
misteriosa producción había dado asidero, durante siglos, a toda clase de supersticiones. Muchos otros
pensadores deben ser mencionados, además de Tales. Pitágoras de Samos que enseñó en la Magna Grecia y
es reputado como uno de los grandes matemáticos de la antigüedad; Anaximandro y Anaxímenes de Mileto,
Xenófanes o Jenófanes, Hecateo. Este último fue geógrafo que hizo una descripción completa de la Tierra o,
por lo menos, del mundo conocido en su época.
En la literatura se advirtió una transformación fundamental, consistente en el nacimiento de la poesía
personal e íntima. Las obras de Homero eran relatos en los que el poeta no ponía en juego nunca sus propios
sentimientos ni hablaba de sí mismo. Esta poesía personal es conocida con el nombre de poesía lírica y los
poemas se cantaban con acompañamiento de flauta o de lira. La poesía lírica tenía varias aplicaciones y
adoptó varias formas. Tirteo escribió emocionantes canciones militares. Alcman compuso poemas
maravillosamente límpidos y alegres. Alceo de Mitilene, Safo de Lesbos y Anacreonte de Teos cantaron
especialmente al amor.
Las artes plásticas en las que el genio griego había de revelar sus más admirables condiciones, nacieron,
verdaderamente, durante la época de la colonización. En la escultura, el proceso fue muy lento: las estatuas
anteriores al siglo VI a.C. son de una ejecución realmente primitiva. El cuerpo humano aparece rígido. Y es en
el curso de dicho siglo que se advierten los primeros progresos, todavía muy leves, pero que preludian ya la
perfección acabada que la estatuaria griega habría de alcanzar un siglo más tarde. Poesía épica
Los primitivos habitantes de Grecia, los pueblos de las civilizaciones egea y micénica, poseyeron una
literatura oral compuesta en su mayor parte por canciones referentes a las guerras, las cosechas y los ritos
funerarios. Los helenos se apropiaron de estas canciones en el segundo milenio a.C. y aunque no se conoce la
existencia de fragmentos, el arte posterior de los aedos (cantores de baladas) que celebraron las acciones de
los héroes se desarrolló a partir de ellos. A su vez, las baladas folclóricas fueron la base de la poesía épica
griega.
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La épica griega alcanzó su cima con la Iliada y la Odisea, compuestas por el escritor Homero, aunque se cree
que, más que a una sola persona, pueden deberse a una sucesión de poetas que vivieron a lo largo del siglo IX
a.C. (véase Épica; Poesía). Fueron escritos en el dialecto de la lengua griega llamado jónico, con mezclas del
dialecto eólico. La perfección del verso hexámetro dáctilo indica que los poemas son la culminación, más que
el principio, de una tradición literaria. Los poemas épicos homéricos se diseminaron en las recitaciones de
cantores profesionales que, en sucesivas generaciones, alteraron el original, sustituyendo por frases
contemporáneas las que iban quedando obsoletas. Su obra mantuvo una tradición oral de más de 400 años.
Acontecimientos míticos y heroicos, que no se celebran en la obra homérica o que se mencionan sin ser
narrados en su totalidad, se convirtieron en el argumento de varios poemas épicos posteriores, algunos de
cuyos fragmentos se conservan. Un grupo de estos poemas épicos, compuestos por un número desconocido de
poetas, que florecieron entre 800−550 a.C., llamados los poetas cíclicos, tratan de la guerra de Troya y la
guerra de Los Siete contra Tebas. Entre los poetas épicos conocidos, la mayor parte de ellos de un periodo
posterior, se cuentan Pisandro de Rodas, autor de la Heracleia, que trata de las hazañas del héroe mitológico
Hércules; Paniasis de Halicarnaso, autor de una obra también llamada Heracleia, de la que sólo nos han
llegado algunos fragmentos, y Antímaco de Colofón o Claros, autor de la Thebais y considerado fundador de
la llamada escuela de poesía épica. Antímaco fue una de las principales influencias de los poetas épicos
alejandrinos posteriores (ver más adelante, el periodo helenístico).
Se ha establecido que varias de las obras atribuidas en un principio a Homero son de autoría posterior. Las
más tempranas de ellas son, probablemente, los llamados 34 himnos homéricos, fechados entre el 700 y el 400
a.C., una serie de himnos magníficos a los dioses escritos en hexámetros dactílicos. Entre otros poemas
semejantes destaca la Batracomiomaquia, una parodia de un poema épico.
Poco después de Homero, el poeta Hesíodo escribió su obra principal, Los trabajos y los días, compuesta
como los poemas homéricos en dialecto jónico con algunas mezclas de eólico. Es el primer poema griego que
abandona un tema legendario para centrarse en la vida cotidiana, las experiencias y pensamientos de un
granjero beocio. La Teogonía, normalmente atribuida a Hesiodo, aunque algunos críticos la consideran
posterior, es un relato de cómo se estableció el orden a partir del caos y del nacimiento de los dioses.
El dístico elegíaco se popularizó en toda Grecia durante el siglo VII a.C. y se utilizó en composiciones de
todas clases, desde canciones fúnebres a canciones de amor. El primer autor conocido de elegías fue Calino de
Éfeso. Otros famosos poetas elegíacos primitivos fueron Tirteo de Esparta, Mimnermo de Colofón, Arquíloco
de Paros, Solón, el primer poeta ateniense y Teognis de Megara.
Se cree que el creador del verso yámbico fue Arquíloco, que lo utilizó ampliamente en sátiras mordaces.
Solón y muchos otros poetas también lo usaron en poemas reflexivos. Puesto que representa los ritmos de la
antigua habla griega con mayor fidelidad que ningún otro metro, el verso yámbico empezó a emplearse
también en el diálogo de las tragedias, en la forma de trímetro yámbico. Las fábulas de Esopo se escribieron
originalmente en trímetros yámbicos, aunque los textos que han llegado hasta nosotros datan de mucho
tiempo después (véase Fábula).
Poesía lírica
La lírica fue, en un principio, una canción para ser cantada con el acompañamiento de la lira. En la antigua
Grecia se componían dos tipos principales de líricas, la personal y la coral.
La lírica personal se desarrolló en la isla de Lesbos. El poeta y músico Terpandro, que había nacido en Lesbos
pero que vivió casi toda su vida en Esparta, está considerado como el primer poeta lírico griego porque fue el
que antes unió música y poesía. La mayor parte de sus poemas eran nomos o himnos litúrgicos, escritos en
honor de un dios particular, Apolo, y cantados por un sólo cantante acompañado de la lira.
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Después de Terpandro aparecieron en el siglo VII a.C. los grandes poetas de Lesbos. Alceo se ocupó en sus
poemas líricos de temas políticos, religiosos y personales e inventó la estrofa alcea. Safo, la mayor poetisa de
la antigua Grecia, creó la estrofa sáfica y escribió también en otras formas líricas. Sus poemas de amor y
amistad se encuentran entre los más apasionados y mejor trabajados de la tradición occidental. Los poetas
lésbicos, así como varios poetas líricos posteriores de otras ciudades griegas, compusieron sus poemas en
dialecto eólico.
En el siglo VI a.C., el poeta Anacreonte escribió alegres poemas líricos sobre el vino y el amor en varios
metros líricos, y sus posteriores versos, similares en tono y tema, fueron conocidos como anacreónticos.
Anacreonte también escribió dísticos elegíacos, epigramas y poemas en metros yámbicos.
La lírica coral se desarrolló por primera vez en el siglo VII a.C. por poetas que escribieron en dialecto dórico.
Este dialecto, dominante en la región de alrededor de Esparta, se utilizó incluso en épocas posteriores cuando
los poetas de otros lugares de Grecia escribían poemas líricos corales. Los poetas espartanos fueron los
primeros en escribir de esta forma canciones y bailes en celebraciones públicas religiosas. Más tarde lo
hicieron para celebrar éxitos privados, como por ejemplo, una victoria en los juegos olímpicos de la
antigüedad.
Se dice que el primer poeta lírico coral fue Taletas, que se cree viajó de Creta a Esparta para sofocar una
epidemia con himnos corales a Apolo. Le siguió Terpandro, que escribió tanto poemas líricos personales
como corales; Alcmán, cuyos poemas eran en su mayor parte partheneia, himnos procesionales corales
cantados por un coro de doncellas y de carácter parcialmente religioso, de tono más ligero que los himnos a
Apolo y Arión. Se cree que Arión creó tanto el ditirambo como el estilo trágico, que se utilizó ampliamente en
el drama griego. Entre los grandes escritores posteriores de poemas líricos corales se encuentran el poeta
siciliano Estesícoro, contemporáneo de Alceo, que introdujo la forma ternaria de la oda coral, consistente en
series de grupos de tres estrofas; Íbico de Reggio, autor de un largo fragmento que se conserva de una oda
coral ternaria y de poemas líricos personales eróticos; Simónides de Ceos, cuya lírica coral incluye epinicia, u
odas corales en honor de los vencedores en los juegos olímpicos, encomia, o himnos corales que celebraban a
personas concretas, y cantos fúnebres, además de poemas líricos personales que incluyen epigramas, y
Baquílides de Ceos, sobrino de Simónides, que escribió epinicios, de los que se conservan 13, y ditirambos,
cinco de los cuales han llegado hasta nosotros.
La lírica coral alcanzó su apogeo hacia mediados del siglo V a.C. en las obras de Píndaro, que escribió
muchos poemas de este género en todas las formas, incluyendo himnos, ditirambos y epinicios. Se conserva
cerca de un cuarto de su obra, principalmente epinicios con la estructura trinaria creada por Estesícoro. Se
escribieron muchas odas corales importantes contemporáneas a la obra de estos últimos poetas, tanto en
estructura ternaria como sin ella, como parte integral de las tragedias griegas.
La arquitectura adelantó más rápidamente que la estatuaria. Hasta fines del siglo VII a.C. los edificios
religiosos fueron construidos con madera y ladrillos. En el curso de los dos siglos siguientes, la piedra
sustituyó a los primitivos elementos y se modificaron las formas arquitectónicas. Estos templos de piedra
adquieren ya, en el siglo VI a.C. las características que habrían de ser definitivas en la arquitectura religiosa
griega. Poco faltaba para llegar a los templos de mármol del siglo V a.C. majestuosos y perfectos en su
simplicidad. En la cerámica es donde se manifestó, primeramente, el genio artístico de los griegos. A partir
del siglo VI a.C. adquiere tal perfección que puede ser comparada con ventaja a la de la época cretense.
La colonización amplió, de modo extraordinario, la extensión del mundo griego, multiplicando a lo largo de
las costas del mediterráneo el número de pequeños estados independientes. Pero, en cambio, consolidó los
lazos espirituales de unión entre todos los griegos. Su religión, sus costumbres, sus ideas siguieron siendo
siempre esencial y profundamente helénicas. Un griego de masilia o de Cirene, en nada se diferenciaban de
uno de Atenas o de Corinto. Una íntima unión cultural, un sentimiento poderoso de helenismo existió, pues,
por sobre las diferencias políticas que separaron a las ciudades griegas.
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Literatura Clásica en la literatura griega se pueden distinguir los siguientes periodos periodo de los orígenes o
micenico, periodo jónico arcaico,periodo jonico eciente, periodo ático, periodo alejandrino, periodo
grecorromano. Los documentos de la edad micenica que se han descifrado hasta ahora revisten escasa
importancia.
En las creaciones del mito, el hombre griego de la edad arcaica descubre el espectáculo del cosmos, después el
valor imprescindible del yo y por fin el conflicto entre el yo y el cosmos , de forma que se ven madurar en su
espiritutres momentos distintos, pero coherentes, cada uno de los cuales encontró expresión en diversas
formas artísticas la épica de los siglos IX_ VIII, la lírica en los siglos VII_VI y el teatro en el siglo V La
cultura de la antigua Grecia tuvo una influencia esencial en el desarrollo de las civilizaciones de occidente.
Para más información sobre la cultura griega, véase Teatro y arte dramático; Arte y arquitectura de Grecia;
Literatura griega; Filosofía griega; Mitología griega; Juegos olímpicos en la antigüedad.
Museos y bibliotecas
Muchos museos guardan antigüedades y muestras de arqueología griega. Entre ellos, el Museo Arqueológico
Nacional, el Museo Bizantino y el Museo de la Acrópolis, todos ellos en Atenas. El Museo Arqueológico, en
Limpia, alberga la colección de geometría griega y bronces arcaicos más grande del mundo. El Museo
Arqueológico de Candi, en Creta, expone una destacada colección de antigüedades griegas y de la civilización
Minoica. Otros museos relevantes en Atenas con exposiciones de arte más moderno son la Galería Nacional
de Arte y el Museo de Alexander Soutzos, así como el Museo Benaki. La Biblioteca Nacional de Grecia,
también en Atenas, contiene unos dos millones de volúmenes.
Economía
La agricultura representa un papel muy importante en la economía de Grecia. Las industrias creadas durante el
periodo posterior a la I Guerra Mundial fueron en su mayoría destruidas durante la II Guerra Mundial y la
siguiente guerra civil. Dos importantes fuentes de ingreso para Grecia son la construcción naval y el turismo.
La extracción de petróleo de los campos del norte del mar Egeo fue una gran ayuda para la economía a
principios de la década de 1980. Grecia pasó a ser miembro de la Comunidad Económica Europea (hoy,
Unión Europea) en 1981. El presupuesto nacional a principios de la década de 1990 se calculó en unos 37,6
miles de millones de dólares de ingresos, y 45,1 miles de millones de gasto.
Agricultura, mineria..etc
Una cuarta parte de la población activa de Grecia trabaja en la agricultura, que constituye el 15% del producto
interior bruto (PIB). El tabaco es el cultivo principal y aporta cerca del 3% de los ingresos por exportación.
El gobierno griego ha tomado medidas para replantar los árboles que fueron destruidos durante la II Guerra
Mundial. A finales de la década de 1980 la captura anual ascendía a unas 135.000 t, la mayor parte de las
cuales se consumía en el país. Las esponjas son el principal producto marino destinado a la exportación.
Aunque la minería tiene escasa importancia para la economía griega, se explota una considerable variedad de
recursos minerales.
Alrededor de una quinta parte de la población activa trabaja en este sector, que produce un 18% del producto
interior bruto anual. Sus principales artículos son los metales básicos y los productos metálicos, alimentos,
bebidas, tabaco, textiles y confección, productos químicos, cemento y vino. Atenas es el centro industrial de
Grecia.
Moneda y banca
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La unidad monetaria de Grecia es el dracma (236 dracmas equivalen a 1 dólar; 1995). La institución bancaria
central y controlada por el Estado es el Banco de Grecia, emisor de la moneda. Los bancos comerciales más
importantes son el Banco Nacional de Grecia, con unas 470 sucursales en el país, y el Banco Agrario de
Grecia, con 420 filiales. El gobierno ha establecido instituciones financieras especiales para conceder
préstamos a los sectores industrial y agrícola.
Comercio exterior
Grecia gasta por lo general más en importaciones de lo que obtiene en exportaciones. Además, el país también
depende de préstamos extranjeros e inversiones para cubrir la diferencia existente entre gastos de importación
y beneficios por exportación. Los principales productos importados son maquinaria y equipos de transporte,
petróleo y productos derivados, alimentos, animales, productos químicos y materias primas para la industria.
Los productos exportados son frutas y hortalizas, confección, textiles y pieles, bebidas, tabaco, productos
derivados del petróleo, metales no ferrosos y hierro y acero. Los principales países con los que comercia
Grecia son Alemania, Italia, Japón, Estados Unidos, Francia, Países Bajos y Gran Bretaña. Un 60% del
comercio anual global de Grecia se realiza dentro de la Unión Europea.
Transporte
Después de la II Guerra Mundial, se revisó y amplió a fondo el sistema de transporte. Casi el total de los
2.479 km. de líneas ferroviarias operativas del país pertenecen al sistema de ferrocarril del Estado. La flota
mercante, propiedad del Estado y compuesta por 2.040 barcos, que registran una tonelaje bruto de 21,9
millones, es una de las más grandes del mundo. Los principales puertos de mar son El Pireo, Patras, Salónica
y Eevssís. Los aeropuertos de mayor tráfico son los de Atenas, Salónica y Alexandrópolis.
Gobierno
En septiembre de 1968, el electorado griego aprobó la nueva Constitución redactada por la junta militar que
gobernaba en ese momento. Mantenía la monarquía hereditaria y declaraba a Grecia monarquía democrática,
aunque la Constitución de 1952 reducía en mucho la autoridad del monarca. El 1 de junio de 1973, el Consejo
de Ministros abolió la monarquía y proclamó la república en Grecia. La junta dimitió y se restauró un
gobierno civil en julio de 1974; los votantes griegos rechazaron en el referéndum de diciembre de ese año la
restauración de la monarquía.
Poder ejecutivo
Según la Constitución de 1975, incluidas las enmiendas, el presidente de Grecia es cabeza del Estado y
comandante en jefe de las fuerzas armadas. El presidente, elegido por el Parlamento por un mandato de cinco
años, nombra un primer ministro del partido mayoritario (o el más votado) en sesión parlamentaria y debe
aceptar el gabinete creado por el primer ministro; sin embargo, y bajo circunstancias especiales, el presidente
puede cesar al primer ministro y al gabinete una vez consultado el Consejo de la República. El presidente
también puede vetar leyes, suspender el Parlamento hasta un máximo de 30 días y disolverlo para convocar
nuevas elecciones.
Poder legislativo
El Parlamento nacional griego es un cuerpo unicameral formado, a principios de la década de 1990, por 300
miembros.
Poder judicial
Los juicios de casos civiles y criminales ordinarios se resuelven en tribunales de primera instancia, desde los
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que cabe recurrir ante tribunales de apelación y, por último, al Tribunal Supremo. La Constitución de 1975
establecía el Tribunal Supremo Especial para tratar importantes asuntos constitucionales.
Gobierno local
Véase Población: Divisiones administrativas.
Partidos políticos
La Constitución de 1975 garantiza el derecho a la libre asociación y participación en partidos políticos. Los
más importantes, a finales de la década de 1980 y principios de la de 1990, eran el Movimiento Socialista
Panhelénico (PASOK), la Nueva Democracia y el Partido Comunista de Grecia.
Defensa
El servicio militar es obligatorio y dura un periodo máximo de 24 meses. A finales de la década de 1980, el
Ejército griego tenía 160.000 hombres; la Marina, 20.500, y las Fuerzas Aéreas, 28.000. Grecia es miembro
de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Historia
Desde el neolítico, la península griega está culturalmente ligada a las islas del Egeo y las costas occidentales
de Asia Menor. Sus numerosos puertos naturales a lo largo de las costas y la gran cantidad de islas cercanas
han contribuido al desarrollo de una civilización marítima homogénea. Los sistemas montañosos y los
profundos valles dividieron la península en pequeñas unidades políticas y económicas, ligeramente mayores
en extensión que una ciudad y su territorio circundante. Para una información más detallada sobre estas
ciudades−estado, véase Atenas; Corinto; Esparta; Tebas.
Prehistoria
Los restos arqueológicos indican que algunos primitivos pueblos del Mediterráneo, estrechamente ligados a
las culturas del norte de África, habitaron las regiones meridionales del Egeo hasta bien entrado el periodo
neolítico, antes del 4000 a.C. Estas pruebas muestran la evolución cultural desde la edad de piedra hasta la
edad del bronce, que en Grecia empezó en el 3000 a.C. A principios del III milenio a.C., la denominada
civilización del Egeo evolucionó hasta niveles extremadamente altos. La otra civilización, la Heládica
(micénica, en su periodo más reciente), florecía al mismo tiempo en la porción continental de Grecia,
concretamente en el Peloponeso. Sus grandes centros estaban en Micenas, Tirinto (cerca del actual Návplion)
y Pilos. A finales del III milenio a.C. comenzaron una serie de invasiones de tribus del norte que hablaban una
lengua indoeuropea. Los aqueos invadieron el sur de Grecia y se establecieron en el Peloponeso. Según
algunos especialistas, un segundo pueblo, los jónios, se asentó principalmente en Ática, la zona central del
este de Grecia y en las islas Cícladas, donde asimilaron la cultura de los pueblos heládicos.
Grecia antigua
En el último periodo de la edad del bronce en Grecia (1500−1200 a.C.), el continente fue absorbiendo
paulatinamente la civilización cretense. Debido a las exhaustivas investigaciones de sus ruinas, la ciudad da su
nombre a los antecesores aqueos, aunque también destacaron en importancia otras ciudades−estado. Los
dorios abandonaron las montañas del Epiro y descendieron al Peloponeso y a Creta, utilizando armas de hierro
para conquistar y expulsar a los anteriores habitantes de estas regiones. Los dorios derrocaron a los monarcas
aqueos y se asentaron sobre todo en las regiones meridionales y orientales de la península. Esparta y Corinto
se transformaron en las principales ciudades dóricas. Muchos aqueos buscaron refugio al norte del
Peloponeso, zona que más tarde se llamó Aquea. Otros resistieron duramente a los dorios, y tras ser
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sometidos, fueron reducidos a servidumbre y denominados `ilotas'. En los siglos posteriores al 1200 a.C. la
progresiva colonización de las costas de Asia Menor, primero por los refugiados procedentes de zonas
ocupadas por los dorios y más tarde por los mismos dorios, convirtieron la región en parte política y cultural
de Grecia. Por cada una de las tres divisiones étnicas griegas se creó una gran confederación. La parte norte de
la costa de Asia Menor y la isla de Lesbos formaban la Confederación Eólica. La Confederación Jónica
ocupaba el distrito medio, llamado Jonia, y las islas de Quíos y Samos. Al sur de las islas de Rodas y Cos se
estableció una Confederación Dórica. Se fundaron colonias en lugares tan lejanos como la costa oriental del
mar Negro y Masilla (actual Marsella, Francia), y tuvieron lugar asentamiento en Sicilia y la parte meridional
de la península Itálica. Periodo helénico
Una vez finalizadas las grandes migraciones al Egeo, los griegos desarrollaron una orgullosa conciencia
racial. Se llamaban a sí mismos `helenos', nombre derivado, según Homero, de una pequeña tribu del sur de
Tesalia. El término griegos, empleado por posteriores pueblos extranjeros, provenía nominalmente de Grecia,
nombre en latín de una pequeña tribu helénica del Epiro con la que los romanos tuvieron contactos. Al margen
de la mitología, que era la base de una compleja religión, los helenos desarrollaron una genealogía que
remontaba sus orígenes a héroes con carácter semidivino.
A pesar de que los pequeños estados helénicos mantenían su autonomía, seguían un desarrollo similar en su
evolución política. En el periodo pre−helénico los jefes de las tribus invasoras se proclamaron monarcas de
los territorios conquistados. Cerca del año 650 a.C., muchas de estas oligarquías helénicas fueron sustituidas
por plebeyos enriquecidos o aristócratas desafectos, llamados tiranos. Las tiranías
La era de los tiranos griegos (650−500 a.C.) destaca por los avances logrados en la civilización helénica. El
comercio y la artesanía prosperaron. El desarrollo de objetivos culturales comunes a todas las ciudades
helénicas fue uno de los factores que dieron cierta cohesión a la antigua Grecia a pesar de la división política
existente. En este sentido contribuyó la lengua griega, cuyos muchos dialectos se entendían en cualquier parte
del país o en cualquier colonia. En torno a la religión, los griegos también tenían cuatro festivales nacionales,
llamados juegos (los olímpicos, los ístmicos, los pitios y nemeos). De la democracia a la monarquía
Las ciudades−estado se unificaron en cierta medida. Entre los siglos VIII y VI a.C., Atenas y Esparta se
habían convertido en las dos ciudades hegemónicas de Grecia. Cada uno de estos grandes estados absorbió a
sus débiles vecinos en una liga o confederación dirigida bajo su control. Esparta, estado militarizado y
aristocrático, estableció su poder a base de conquistas y gobernó sus estados súbditos con un control muy
estricto. La unificación del Ática, por el contrario, se realizó de forma pacífica y de mutuo acuerdo bajo la
dirección de Atenas; se otorgó la ciudadanía ateniense a los habitantes de las pequeñas ciudades. En el
621 a.C. el político Dracón (finales del siglo VII a.C.) codificó la ley ateniense, por la que el poder judicial de
los nobles quedaba limitado. Durante el brillante y prudente mando del tirano Pisístrato, las formas de
gobierno empezaron a adoptar elementos democráticos. El comienzo del gobierno democrático supuso el más
brillante periodo de la historia de Atenas. Florecieron el comercio y la agricultura. Más aún, el centro de las
artes y la cultura intelectual, que entonces estaba en las ciudades de la costa de Asia Menor, pronto se trasladó
a Atenas.
Las Guerras Médicas
Creso, rey de Lidia, conquistó las colonias griegas de Asia Menor en el 560 a.C., en la primera parte de su
reinado (560 a.C.− 546 a.C.). Creso fue un gobernador moderado, respetuoso con los helenos y aliado de
Esparta; el gobierno lidio estimuló la vida económica, política e intelectual de las colonias. A excepción de la
isla de Samos, que se defendió con tenacidad, las ciudades griegas de Asia y las islas costeras pasaron a
formar parte del Imperio persa.
En el 499 a.C., Jonia, ayudada por Atenas y Eretria, se volvió contra Persia. Los rebeldes tuvieron éxito, en
principio, y el rey Darío I el Grande de Persia juró vengarse. Sofocó la revuelta en el 493 a.C. y, tras saquear
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Mileto, restableció su control absoluto sobre Jonia. Un año después, Mardonio, yerno del rey, condujo una
gran flota persa para conquistar Grecia, pero casi todas sus naves fueron hundidas en el cabo de Athos. Al
mismo tiempo, Darío envió emisarios a Grecia para pedir muestras de sumisión a todas las ciudades−estado.
Aunque la mayoría de los pequeños reinos consintieron, Esparta y Atenas se negaron y mataron a los
emisarios persas en señal de desafío. Sin embargo, el ejército ateniense, bajo el mando de Milcíades el Joven,
obtuvo una increíble victoria sobre una fuerza persa tres veces mayor que la suya. Un traidor griego condujo a
los persas a otro paso que permitía a los invasores acceder al primero por la retaguardia espartana. Los persas
marcharon entonces sobre Atenas e incendiaron la ciudad abandonada. Mientras, la flota persa persiguió a la
griega hasta Salamina, isla situada en el golfo de Egina (hoy, golfo Sarónico), cerca de Atenas. En la
contienda naval que siguió, menos de 400 barcos griegos, al mando del político y general ateniense
Temístocles, derrotaron a 1.200 embarcaciones persas. Jerjes I, que había presenciado la batalla desde su
trono de oro en una colina sobre el puerto de Salamina, huyó a Asia. Hegemonía de Atenas
Como resultado de su brillante liderazgo durante las guerras médicas, Atenas se convirtió en el estado más
influyente de Grecia. Esparta, hasta entonces el mayor poder militar de Grecia, perdió su prestigio en favor de
la flota ateniense. En el 478 a.C., un gran número de estados griegos formaron una alianza voluntaria, la Liga
de Delos, para expulsar a los persas de las ciudades griegas de Asia Menor. Atenas encabezó la alianza. Las
victorias de la Liga, al mando del general Cimón, liberaron las costas de Asia Menor del dominio persa. Los
atenienses exigieron un tributo a sus antiguos confederados y cuando Naxos intentó retirarse de la Liga, las
fuerzas atenienses arrasaron la ciudad.
Bajo el mando de Pericles, la ciudad alcanzó su máximo esplendor. La Constitución, reformada hacia una
democracia interna, contenía cláusulas tales como el pago por los servicios del jurado, lo que permitía a los
ciudadanos más pobres ser parte de tal institución. Pericles se propuso hacer de Atenas la ciudad más bella del
mundo.
El teatro griego alcanzó su máxima expresión con las obras trágicas de hombres como Esquilo, Sófocles y
Eurípides, y el autor de comedias Aristófanes. Tucídides y Heródoto fueron famosos historiadores, y el
filósofo Sócrates fue otra figura de la Atenas de Pericles quien hizo de la ciudad un centro artístico y cultural
sin rival.
Guerra del Peloponeso
A pesar de la excelente situación interna de la ciudad, la política exterior de Atenas no era buena. Surgieron
fricciones entre los descontentos miembros de la Liga de Delos, supervisada por Atenas; Esparta además
envidiaba tal esplendor. Desde el 550 a.C. se había fundado otra liga entre las ciudades del Peloponeso
dominada por Esparta. Esta Liga del Peloponeso empezó a oponerse a Atenas activamente. En el 431 a.C., se
produjo el enfrentamiento entre Atenas y Esparta con motivo de la ayuda ateniense a Corcyra (hoy Corfú)
durante la disputa que ésta mantenía con Corinto, aliado de Esparta. La Guerra del Peloponeso, sostenida
entre las dos grandes confederaciones, duró hasta el 404 a.C. y concluyó con el establecimiento de la
hegemonía espartana sobre Grecia. Al final de la guerra, Esparta promovió la oligarquía llamada de los
Treinta Tiranos para gobernar Atenas. Se crearon similares cuerpos regentes en las ciudades e islas de Asia
Menor. Pronto el dominio espartano se mostró más duro y opresivo que el de Atenas. Otras ciudades griegas
también se rebelaron contra la hegemonía espartana.
Nuevas alianzas
Los estados griegos empezaron a buscar por separado la ayuda de su tradicional enemigo, Persia. En el
399 a.C., los ejércitos persas saquearon la costa de Asia Menor, provocando que Esparta enviara un ejército.
El conflicto que siguió, las Guerras Corintias, continuó por medio de pequeñas contiendas y escaramuzas
hasta el 387 a.C., cuando Esparta, aliada de Persia, impuso la Paz de Antálcidas sobre sus discrepantes estados
súbditos. Según las condiciones del asentamiento persa−lacedemonio, se cedía toda la costa oeste de Asia
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Menor a Persia y se otorgaba la autonomía a las ciudades−estado de Grecia. A pesar del acuerdo, Esparta
invadió Tebas en el 382 a.C. y tomó la ciudad de Olinto, al norte. El general de Tebas Pelópidas, respaldado
por Atenas, dirigió tres años después un levantamiento que expulsó a las fuerzas de ocupación espartanas. La
guerra entre Esparta y Atenas, aliada con Tebas, continuó y llegó a su fin con la batalla de Leuctra, en el
371 a.C., en la que los tebanos, al mando de Epaminondas, derrotaron por completo a sus enemigos y pusieron
fin definitivamente a la dominación espartana. Tebas, en virtud de su victoria, se convirtió en el primer estado
de Grecia, e inauguró un periodo de malestar civil y miseria económica resultado de las luchas previas.
Atenas, en concreto, se negó a someterse a la supremacía de Tebas y, en el 369 a.C., se alió con Esparta. Para
mayor inseguridad, la hegemonía de Tebas dependía principalmente de la brillante regencia de Epaminondas
y cuando éste murió, en la batalla de Mantinea (362 a.C.), Tebas se vio privada de su breve hegemonía.
Supremacía de Macedonia
Durante este periodo de luchas por la hegemonía en Grecia, Macedonia, al norte de Tesalia, comenzaba su
política de expansión. Filipo II, rey de Macedonia en el 359 a.C., gran admirador de la civilización griega, era
consciente de su gran debilidad y la falta de unidad política macedonia. Inmediatamente después de subir al
trono, Filipo anexionó las colonias del sur de Grecia, en la costa de Macedonia y Tracia, y se propuso
convertirse en el dueño de la península. Su astucia en las artes políticas y el apoyo de las fuerzas macedonias
contribuyeron al logro de sus ambiciones, a pesar de la oposición de muchos políticos griegos, liderados por el
ateniense Demóstenes. En el 338 a.C. Filipo era lo suficientemente poderoso como para convocar un congreso
de todos los estados griegos, en el que reconocieron la superioridad de Macedonia en la península y
nombraron a Filipo comandante en jefe de las fuerzas griegas. Durante los siguientes diez años, sus conquistas
propagaron la influencia, cultura y lengua griegas por el imperio de Macedonia, que se extendía hasta el norte
de India y hasta Egipto. Al morir Alejandro en el 323 a.C., la cultura griega se había extendido por la mayor
parte del antiguo mundo.
Periodo helenístico
Cuando Alejandro murió, los generales macedonios iniciaron entre ellos el reparto de su vasto imperio. Por
ello, una de las características de este periodo que abarca desde la muerte de Alejandro hasta la conversión de
Grecia en provincia romana en el 146 a.C., fue el deterioro como entidades políticas de las ciudades−estado
griegas, además del progresivo declive de la independencia política en conjunto.
No obstante, el periodo helenístico estuvo marcado por el triunfo de Grecia como fuente de cultura y, como
resultado de las conquistas de Alejandro, se adoptó su estilo de vida en todo el mundo antiguo.
Los diádocos
De los reinos establecidos por los generales de Alejandro, llamados `diádocos' (en griego, diadochos,
`sucesor'), los más importantes eran los de Siria, bajo la dinastía Seléucida, y Egipto, bajo la Tolemaica. En el
290 a.C., las ciudades−estado de Grecia central se unieron en la Liga Etolia, una poderosa confederación
militar que había sido inicialmente organizada bajo el reinado de Filipo II por las ciudades de Etolia para su
mutua protección. Una segunda organización de similares características, la Liga Aquea, se convirtió en el
280 a.C. en la confederación suprema de las ciudades al norte del Peloponeso. Más tarde se unieron otras
ciudades. Sendas alianzas estaban destinadas a proteger al resto de los estados griegos del dominio del reino
de Macedonia. La Liga Aquea se hizo mucho más poderosa que su rival e intentó conseguir el control de toda
Grecia. La Liga fue inicialmente vencida, pero, contradiciendo su primera intención, pidió ayuda militar a
Macedonia; la Liga consiguió vencer entonces a Esparta, pero a costa de caer bajo el dominio de Macedonia.
Dominación romana
En el 215 a.C. Roma empezó a interferir en los asuntos de Grecia. Filipo V de Macedonia se alió con Cartago
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contra Roma, pero los romanos, con el apoyo de la Liga Etolia, vencieron a las fuerzas macedonias en el
206 a.C., y consiguieron importantes posiciones en Grecia. Roma, apoyada por ambas ligas, derrotó
nuevamente a Filipo V en el 197 a.C. en la batalla de Cinoscéfalos, y Macedonia, totalmente sometida, aceptó
pactar la paz con Roma y reconocer la independencia de los estados griegos, los cuales, sin embargo, sólo
cambiaron un dominador por otro. En un último intento desesperado por liberarse, los miembros de la Liga
Aquea resistieron a las demandas de Roma en el 149 a.C. Hubo una nueva guerra que terminó con la
destrucción de Corinto a manos de las legiones romanas en el 146 a.C. Las Ligas Etolia y Aquea fueron
disueltas y Grecia fue anexionada en su totalidad por Roma, que creó la provincia romana de Macedonia,
cuyo procónsul extendía su autoridad al resto de Grecia. Sólo Atenas, Esparta y Delfos escaparon a esta
situación, convirtiéndose en ciudades federadas.
Recuperación griega
El renacimiento griego tuvo lugar bajo el Imperio romano, durante los primeros siglos de la era cristiana y en
especial durante el reinado del emperador Publio Elio Adriano. Junto a su contemporáneo, el cónsul Tiberio
Claudio Herodes Ático, Adriano embelleció Atenas y restauró muchas de las ciudades en ruinas. Pero a
mediados del siglo III d.C., los pueblos germánicos pudieron comprobar este renacimiento y en 267−268
invadieron la península, conquistaron Atenas y destruyeron las ciudades de Argos, Corinto y Esparta.
A partir del 395, el Imperio romano quedó dividido en el Imperio romano de Occidente y el Imperio romano
de Oriente o Bizantino, que comprendía toda Grecia y la región del Egeo y se caracterizaba por el sincretismo
de la cultura helénica, influencias orientales del Oriente Próximo y cristianismo. Grecia se transformó en una
provincia abandonada y oscura.
Ducado de Atenas
En el siglo XIII, la cuarta Cruzada interrumpió el progreso del Imperio bizantino. Dividieron la península de
Grecia en principados territoriales feudales, entre los que destacaban el ducado de Atenas. El Imperio Latino
cayó en 1261 con la reconquista de Constantinopla por el emperador bizantino Miguel VIII Paleólogo. El
tribunal de Atenas era uno de los más brillantes de la Europa del siglo XIV.
Ocupación otomana
En 1453, Mehmet II el Conquistador, sultán del Imperio otomano, conquistó Constantinopla y dirigió su
atención hacia el Peloponeso y el Ática; en el 1460 ambos territorios habían sido anexionados al Imperio
otomano.
Durante los dos siglos posteriores, los turcos expulsaron a venecianos y demás potencias extranjeras de los
restantes enclaves que éstos mantenían en la costa de Grecia y sus islas. Este proceso terminó con la
incorporación turca de Creta en 1691. Durante un breve periodo (1699−1718), la República de Venecia
retomó su control sobre el Peloponeso, pero el resto de Grecia permaneció bajo el dominio otomano hasta el
siglo XIX.
El dominio turco llegó a ser corrupto e incluso cruel. Sin embargo, los griegos tenían una posición
relativamente privilegiada dentro del Imperio. El patriarca de Constantinopla era la cabeza espiritual de la
Iglesia ortodoxa.
Nacimiento del nacionalismo
En el último cuarto del siglo XVIII, comenzó a surgir el nacionalismo griego, sentimiento apoyado
considerablemente por Rusia, que incitó a la insurrección a los cristianos ortodoxos griegos, correligionarios
suyos. En 1770, el conde ruso Alexéi Grigórievich Orlov dirigió una flota a las costas del Peloponeso y
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encabezó sin éxito una revuelta contra los turcos. Más tarde, la Revolución Francesa influyó en los
nacionalistas griegos, que empezaron a preparar un movimiento independentista. En 1821, Alejandro
Ypsilanti, antiguo ayudante de campo del zar ruso Alejandro I y máximo dirigente de la Hetairía, entró en
Jassy, capital de Moldavia (entonces territorio turco) con un pequeño ejército y proclamó la independencia de
Grecia.
Independencia
En la primera etapa (1821−1824) de la guerra de la Independencia griega (1821−1829), los griegos lucharon
prácticamente solos, ayudados tan sólo con dinero y voluntarios procedentes de otros países europeos, donde
la causa griega había ganado muchas simpatías. Entre los dirigentes griegos se encontraban Marcos Bozzaris,
Theodoros Colocotronis, Alexandros Mavrocordato y Andreas Vókos Miaulis. Mahmud II, sultán del Imperio
otomano, pidió en 1824 ayuda a Mehmet Alí, virrey de Egipto, que accedió a cambio del control sobre Creta y
otras posesiones turcas si ponía fin a la rebelión. El conflicto de facciones entre sus líderes debilitó a los
griegos tanto política como militarmente. En 1827, y por un tiempo, la reconciliación entre ellos posibilitó la
aprobación por la Asamblea Nacional de una nueva Constitución republicana y el nombramiento del conde
Juan Antonio de Capo d'Istria como primer presidente de la República de Grecia. Las diferencias entre
partidos reaparecieron tras esa breve tregua.
Intervención de las potencias
Dada la importancia estratégica de Grecia para el continente europeo, las potencias europeas acordaron en
1827 la intervención militar, ante la amenaza potencial que Mehmet Alí significaba si conseguía más
territorios en el Mediterráneo. Francia, Gran Bretaña y Rusia pidieron el armisticio, que el gobierno turco
rechazó. Las potencias enviaron fuerzas navales a Grecia. El Tratado de Adrianópolis (1829) puso fin a las
Guerras Turco−rusas de 1828−1829, y a las aspiraciones de Rusia en el sureste de Europa. El Imperio
otomano, vencido, aceptó las condiciones que las potencias impusieran sobre Grecia. En 1830, Francia, Gran
Bretaña y Rusia firmaron el Protocolo de Londres, por el que negaban la Constitución griega y declaraban la
independencia de una Grecia bajo su protección. La extensión del Estado griego era considerablemente
inferior a lo que los griegos esperaban: la frontera norte se estableció ligeramente más al norte del golfo de
Corinto, por tener que renunciar al sur de Tesalia.
La Grecia moderna
A la guerra de la Independencia le sucedió un periodo de gran inestabilidad civil. El conflicto de facciones
seguía existiendo y los griegos, que habían previsto un renacimiento de su país acorde con la antigua Hélade,
se opusieron firmemente a la reducción de su territorio. Mientras que las potencias buscaban un rey para
Grecia, la administración del país recayó sobre Capo d´ Istria, quien gobernó en régimen dictatorial hasta su
asesinato en 1831. Estalló la guerra civil; por fin, y tras constituirse Grecia en reino, Otón de Baviera aceptó
en 1832 el trono que le ofrecían las potencias europeas y fue coronado al año siguiente como Otón I de
Grecia.
Otón tenía sólo 17 años de edad cuando subió al trono. Los regentes bávaros negaron la Constitución a los
griegos, les cargaron de impuestos y trataron de establecer una burocracia centralizada. El resentimiento
griego llegó a su cenit con la revolución de 1843, tras la cual el rey se vio obligado a conceder una
Constitución. El descontento popular contra Otón aumentó en 1854 cuando el rey, en contra de la voluntad de
su pueblo, aprobó la invasión franco−británica de Piraiévs como medio para impedir una alianza greco−rusa
durante la guerra de Crimea (1853−1856). En 1862, parte del ejército griego se sublevó contra Otón, que fue
depuesto ese mismo año por una Asamblea Nacional apoyada por las potencias. El príncipe Alfredo, segundo
hijo de la reina Victoria de Inglaterra, fue elegido rey por plebiscito nacional, pero el gobierno británico
rechazó la oferta y designó al príncipe Jorge de Dinamarca, segundo hijo del rey Cristián IX de Dinamarca.
Los griegos aceptaron al candidato, y el príncipe fue coronado con el nombre de Jorge I, en 1863. Para
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demostrar su aprobación, el gobierno británico cedió las islas Jónicas, protectorado británico desde 1815, para
poder así reconstituir la monarquía.
Luchas por el territorio
Durante las últimas décadas del siglo XIX, el mayor objetivo de la política exterior griega era extender el
territorio del reino. Tras la derrota sufrida en la Guerra Turco−rusa de 1877−1878, el Congreso de Berlín
recomendó a Turquía que reajustara la frontera norte con Grecia. Turquía se negó y Grecia le declaró la guerra
en 1878. No obstante, las grandes potencias intervinieron y recomendaron a Turquía que concediera Tesalia y
parte del Epiro a Grecia. Turquía se negó. Grecia tomó definitivamente las armas y exigió a Turquía los
territorios reclamados en 1878. Nuevamente las potencias obligaron el desarme de Grecia, esta vez
bloqueando sus principales puertos hasta que Grecia se rindió. La anexión de Macedonia y Creta constituía un
objetivo prioritario de Grecia. La sociedad militar secreta, la Ethnike Hetairía (Asociación Nacional), se
fundó en 1894 para fomentar la insurrección en las provincias turcas. Cuando los cretenses se sublevaron
contra sus dirigentes en 1896, Grecia acudió en su ayuda. El gobierno griego se negó a retirarse de Creta,
como le habían pedido las potencias. Unos meses después, los miembros de la Ethnike Hetairía atacaron las
posiciones turcas en Macedonia, incitando a Turquía a declarar la guerra, conflicto para el que Grecia no
estaba preparada. Tras varias semanas de lucha, el ejército griego huyó ante las tropas turcas. En 1898 las
potencias obligaron a Turquía a desmantelar su ejército en Creta; el príncipe Jorge (1869−1957), segundo hijo
de Jorge I, fue nombrado alto comisionado de Creta bajo la protección de las potencias. Durante los siguientes
diez años, Creta sufrió graves conflictos internos, consecuencia directa de la oposición de las potencias a su
unión con Grecia. Las desavenencias entre el príncipe Jorge y Eleuterios Venizelos, el líder político defensor
de la integración de Creta en Grecia, llevaron al príncipe a abdicar en 1906. Dos años después, la asamblea
cretense proclamó la tan deseada unión. Las potencias, a su pesar, retiraron sus fuerzas de la isla y, en 1912,
representantes cretenses se sentaban por primera vez en la cámara legislativa griega.
Las Guerras Balcánicas
Mientras tanto, la cuestión de Macedonia se había complicado, pues Grecia no era el único país balcánico que
ambicionaba esta región. No obstante, el reparto de Macedonia provocó grandes desacuerdos. El conflicto
entre las distintas ambiciones políticas fue el resultado del énfasis dado a las diferencias religiosas entre
musulmanes y cristianos, que provocó las disputas entre algunos pueblos balcánicos. En 1903, estalló una
insurrección en Macedonia, cuyo objeto era obtener la unión con Bulgaria. Grecia decidió ayudar a Turquía en
secreto y animó a las guerrillas griegas a cruzar la frontera y atacar a los búlgaros y vlachs de Macedonia.
Turquía, dispuesta a restaurar el orden y asentar su hegemonía, envió en 1912 tropas para erradicar todos los
grupos bélicos. Con esta acción, Grecia, Bulgaria, Serbia y Montenegro olvidaron sus desavenencias y
formaron alianzas militares, declarando la guerra a Turquía (véase Guerras Balcánicas). Turquía fue derrotada
en la primera Guerra Balcánica (1912−1913); mediante las condiciones del Tratado de Londres cedió sus
territorios de Creta y la Europa continental, excepto una pequeña región que comprendía Estambul. La
disconformidad sobre el reparto del anterior territorio turco entre los aliados balcánicos condujo a la segunda
Guerra Balcánica, en la que Grecia y Serbia lucharon contra Bulgaria. El Tratado de Bucarest de 1913 duplicó
la superficie y la población de Grecia, puesto que anexionó Macedonia, que incluía Salónica y Cavalla.
Al principio de la I Guerra Mundial, Grecia se declaró neutral. Pero la neutralidad absoluta era imposible. El
rey Constantino I, hijo y sucesor de Jorge I, apoyó a Alemania en 1913. El dirigente de la facción proaliada
era el primer ministro Eleuterios Venizelos que, después de la unión de Creta con Grecia, se había convertido
en cabeza del Partido Liberal y en una de las figuras políticas más destacadas de Grecia. En 1915, el gobierno
de Venizelos quiso ayudar a los aliados en dos ocasiones, pero en ambas el rey se lo impidió. En 1916,
Venizelos marchó a Salónica, donde estableció un gobierno griego enfrentado a Constantino. Gran Bretaña y
Francia reconocieron este gobierno. En 1917, las fuerzas aliadas obligaron al rey a abdicar en favor de su
segundo hijo, Alejandro I; Venizelos regresó triunfante y Grecia participó en la guerra en el bando aliado.
17
Tras la Conferencia de Paz celebrada en París una vez finalizada la guerra, Grecia recibió Tracia occidental de
Bulgaria, Tracia oriental de Turquía y la mayoría de las islas del mar Egeo, y reclamó además Esmirna (hoy
Izmir). Las tropas griegas llegaron allí en 1919 y sostuvieron violentas luchas con la población y las tropas
turcas.
El rey Alejandro I murió en 1920. Su hermano menor, Pablo, renunció al trono y el rey Constantino regresó,
reafirmado por un plebiscito, a pesar de la desaprobación de los aliados. El ejército se sublevó e impuso una
dictadura militar bajo el general Nikolaos Plastiras. Constantino fue obligado a abdicar. Le sucedió su hijo
mayor, Jorge II, pero el ejército le manejaba a su antojo. En 1923, según los términos del Tratado de Lausana,
Esmirna fue devuelta a Turquía y más de un millón de residentes griegos en Asia Menor fueron repatriados,
así como también lo fueron los residentes turcos en Grecia.
República provisional
Los refugiados griegos, fuertemente antimonárquicos, y la poderosa facción militar se sublevaron sin
descanso contra el rey, que en 1923 tuvo que abandonar Grecia bajo presión. Después del plebiscito que
favorecía la implantación de un régimen republicano, el Parlamento proclamó en 1924 la república en Grecia.
Lo que siguió fue un periodo de inestabilidad política. En 1925, el general Theodoros Pángalos tomó el
control del gobierno. En agosto de 1926, el golpe de Estado encabezado por el general Georgios Condylis
expulsó a Pángalos. En las elecciones que tuvieron lugar unos meses después, la mayoría republicana era tan
pequeña que debió formarse una coalición de la que formaba parte incluso el partido popular monárquico. El
gobierno de coalición inició la redacción de una Constitución que se terminó en 1927, año en el que se
promulgó la Constitución de la república. Pero el gobierno, que sufrió sucesivas crisis, había empezado a
perder el control cuando, en 1928, Venizelos regresó al panorama político griego. Una vez nombrado primer
ministro por el presidente de la República, el almirante Kunduriotis, Venizelos y su Partido Liberal obtuvieron
en las elecciones generales de 1928 una extraordinaria victoria.
Restauración de la monarquía
Durante los siguientes cuatro años, Venizelos trabajó por la estabilidad de Grecia, tanto interna como externa.
En 1930 también firmó un tratado con Turquía. Su política interior, sin embargo, no tuvo tanto éxito. Aunque
era un acérrimo partidario de la monarquía constitucional, su patriotismo le obligaba a apoyar la república
nacional. La desesperante situación económica se reflejaba en el desprestigio del gobierno de Venizelos y en
su derrota en las elecciones de 1932. Durante los tres años siguientes, la cada vez más poderosa facción
monárquica, liderada por Panyiotis Tsaldharis, y los venizelistas lucharon por obtener el control del gobierno.
Una gran parte del ejército, fuertemente republicana, se rebeló en 1935 contra la corriente monárquica.
Condylis, líder de la facción militar rival, sofocó la rebelión. Los dirigentes militares monárquicos forzaron la
dimisión del primer ministro Tsaldharis, quien, a pesar de ser monárquico, había prometido defender la
república. Condylis asumió por segunda vez poderes dictatoriales e influyó sobre el Parlamento para que
votara por la restauración de la monarquía. La Constitución republicana de 1927 quedó de lado y se declaró a
la fuerza la versión revisada de la Constitución monárquica de 1911. Jorge II regresó al trono a finales de
1935. El panorama político se volvió más complicado con las muertes de Condylis, Venizelos y Tsaldharis en
los seis meses posteriores y el creciente malestar social y la aparición del movimiento comunista de los
trabajadores. En 1936, el general Ioánnis Metaxás, cabeza del Partido de la Libertad de Opinión, que contaba
con el apoyo del ejército, se hizo mediante un golpe de Estado en agosto de ese año con el control de la
situación, y se convirtió en dictador, proclamando la ley marcial.
Debido a la amenaza que suponía la ocupación italiana de Albania, Francia y Gran Bretaña garantizaron la
seguridad de Grecia ante otra posible agresión por parte de Italia. A pesar de todo, las tropas italianas
procedentes de Albania atacaron Grecia en octubre de 1940. No obstante, el ejército griego actuó con éxito.
En diciembre ya habían expulsado del país a los invasores y habían tomado posesión de una parte de Albania.
Pero los italianos fueron sustituidos por tropas alemanas, que vencieron a la resistencia griega en abril de
18
1941. Grecia se vio obligada a firmar el armisticio el 23 de abril, y cuatro días después los alemanes ocuparon
Atenas. El gobierno griego se derrumbaba; Metaxás había muerto en enero, su sucesor se había suicidado tras
la ocupación alemana. Se estableció un gobierno nacionalsocialista en Atenas. El rey Jorge huyó a Creta y,
tras la ocupación alemana de la isla, estableció un gobierno en el exilio, primero en El Cairo y después en
Londres.
La ocupación perjudicó mucho a Grecia. A finales de 1943, sufría el hambre y una grave inflación. Muchos
grupos de la resistencia organizaban la lucha de guerrillas por todo el país. El más numeroso de ellos, de
ideología izquierdista y que contaba con el apoyo de un 60−90% de la población, era el EAM (Ethnikon
Apeleftherotikon Metopon, Frente Nacional de Liberación), una combinación de organizaciones políticas y
sindicales. El EAM tenía ejército propio, el ELAS (Ethnikos Laikos Apeleftherotikos Stratos, Ejército
Nacional Popular de Liberación). Menos eficiente era el EDES (Ethnikos Demokratikos Ellenikos Syndesmos,
Ejército Nacional Democrático Griego), una organización de resistencia con un programa político más
conservador. A finales de 1943, tras la invasión aliada de Italia y la perspectiva de la liberación de Grecia, el
EAM y el EDES empezaron a luchar entre sí por el futuro control del país. La disputa disminuyó en parte
cuando en mayo de 1944 se acordó un gobierno de coalición.
Guerra Civil
En octubre de 1944, el ejército alemán se retiró de Grecia y el 18 de ese mes entró en Atenas el nuevo
gobierno. Las tensiones aumentaron y los británicos reforzaron sus propias tropas en Atenas.
En diciembre estalló la guerra entre el gobierno y el ELAS. El ELAS controló toda Grecia excepto un sector
alrededor de Atenas ocupado por fuerzas británicas. Éstas ayudaron al ejército gubernamental, que logró una
superioridad militar y, en diciembre de 1944, el arzobispo Damaskinos fue investido regente de Grecia,
pendiente de plebiscito para determinar el futuro de la monarquía.
A cambio de la disolución de su ejército, se le prometió libertad para realizar actividades políticas y se
garantizó un ejército griego apolítico. En octubre de 1945, Grecia se convirtió en miembro de las Naciones
Unidas.
Después de la guerra, las primeras elecciones generales tuvieron lugar en marzo de 1946. El resultado fue la
victoria para los monárquicos populares, en una reñida competición con el EAM, que declaró que el proceso
electoral había sido irregular. El plebiscito del 1 de septiembre de 1946, devolvió al rey Jorge II al trono.
Meses después, Jorge II murió y le sucedió su hermano, Pablo I.
El creciente poder de las fuerzas comunistas en el norte de Grecia era un tema preocupante para el gobierno
griego, que aseguraba que las guerrillas recibían ayuda de tres países incluidos en la esfera de influencia
soviética: Albania, Bulgaria y Yugoslavia. La disputa entre estos tres países y Grecia se agravó con las
respectivas reivindicaciones del territorio que se extendía a lo largo de su frontera común. Por los términos de
los tratados redactados en la Conferencia de Paz de París de 1946, Grecia recibió de Italia las islas del
Dodecaneso e indemnizaciones por valor de 45 millones de dólares de Bulgaria.
En febrero de 1947, Gran Bretaña, incapaz de seguir ayudando a Grecia debido a sus dificultades económicas,
pidió a Estados Unidos que asumiera responsabilidades con el régimen griego que atravesaba momentos tan
difíciles. El presidente estadounidense Harry S. Truman inició una política de ayuda, denominada `Doctrina
Truman', por la que se enviaron suministros militares y consejeros para apoyar a las fuerzas del gobierno y
abastecer a la población civil
La recuperación de la economía griega progresó a un ritmo constante después de la guerra civil. A finales de
la década de 1950, la tasa de producción industrial era casi un 90% superior a la de 1939. En 1951, la OTAN
aprobó el ingreso en su seno de Grecia y Turquía.
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La inestabilidad del gobierno, consecuencia de los múltiples partidos políticos existentes, dominó el panorama
político interior hasta finales de 1952. En las elecciones celebradas ese año, el partido Unión Helénica, grupo
de ideología conservadora dirigido por el mariscal de campo Alexandros Papagos, obtuvo la mayoría
parlamentaria (239 de 300 escaños). Papagos murió en octubre de 1955 y fue relevado por Konstandínos
Karamanlís. El 4 de enero de 1956, Karamanlís anunció la formación de un partido de nueva derecha, la
Unión Nacional Radical (ERE), que sustituía al partido Unión Helénica, disuelto tras la muerte de Papagos.
En las elecciones parlamentarias de febrero, la Unión Nacional Radical obtuvo 165 de los 300 escaños,
aunque la Unión Democrática, coalición de los partidos de la oposición, consiguió la mayoría de los votos.
Durante la década de 1950, Grecia respaldó cada vez más el movimiento enosis (unión con Grecia) en la isla
de Chipre, dominio británico desde 1878. La petición hecha por el gobierno de Papagos para la convocatoria
de un plebiscito sobre la cuestión de la unificación fue rechazada por Gran Bretaña, por lo que Turquía
insistió en que si los británicos se retiraban de Chipre, la isla pasaría a soberanía turca. No obstante, en 1955,
Grecia, Gran Bretaña y Turquía iniciaron las conversaciones sobre el asunto de Chipre.
Periodo de agitación
A finales de 1961, se fundó la Unión de Centro, una nueva formación política creada a partir de la coalición
de partidos de centro, bajo la dirección de Georgios Papandreu. Cuando Karamanlís obtuvo la mayoría
legislativa en las elecciones generales del 29 de octubre, el nuevo partido se negó a reconocer al gobierno
electo, alegando que se había ejercido coacción sobre los votantes. La oposición continuó hasta que, a
mediados de abril de 1962, los partidarios de la Unión de Centro se enfrentaron a la policía griega durante una
concentración. Al ser ignorado, dimitió. Se celebraron nuevas elecciones el 3 de noviembre y la Unión de
Centro obtuvo un estrecho margen que convertía a Georgios Papandreu en primer ministro. Éste rechazó el
apoyo del partido comunista para gobernar y dimitió un mes más tarde; se convocaron nuevas elecciones en
febrero de 1964 que esta vez otorgaron a la Unión de Centro una mayoría suficiente para gobernar en
solitario, por lo que de nuevo Papandreu se convirtió en primer ministro.
Constantino II
Tras la muerte de Pablo I el 6 de marzo de 1964, su hijo subió al trono como Constantino II. En 1965, el
nuevo monarca se vio envuelto en una gran crisis política. Papandreu soportaba una campaña de la derecha,
que acusaba al gobierno de adoptar posturas débiles respecto de las actividades de los grupos procomunistas
en Grecia y a la repatriación de los nacionales griegos de Rusia y sus satélites durante la guerra civil. El
gobierno anunció que eliminaría del ejército toda influencia política y envió un decreto a Constantino
capacitando al primer ministro para hacerse cargo del ministerio de Defensa. El rey, temiendo que un cambio
en el ejército le privara del apoyo de los oficiales superiores, se negó a firmar el decreto. El 15 de julio de
1965, Papandreu amenazó con dimitir. Otros intentos de formar gobierno fracasaron y finalmente, el 25 de
septiembre, el viceprimer ministro Stefanos Stefanopoulos obtuvo la aprobación del Parlamento. Mientras, 28
oficiales del ejército acusados de ser miembros del Aspida y de preparar una conspiración para tomar el poder
fueron juzgados. Andreas Papandreu, hijo del anterior presidente, también estaba implicado, pero, gracias a su
inmunidad parlamentaria, no pudo ser juzgado. La Unión Nacional Radical se opuso a la ley, y como
resultado de la disputa, retiró su apoyo al gobierno. El 3 de abril de 1967, Paraskevopoulos fue sustituido
como primer ministro por Panaiotis Kanellopoulos, líder de la Unión Radical.
Golpe de Estado del coronel Papadopoulos
El 21 de abril, un grupo de oficiales del ejército se hizo con el poder. Miles de personas, especialmente
comunistas, fueron arrestadas. Konstandinos Kolias, fiscal jefe del Tribunal Supremo, fue nombrado primer
ministro. Tras un intento fallido en diciembre de expulsar a la junta, el rey Constantino se exilió a Italia.
Entonces, la junta creó un nuevo gabinete encabezado por el coronel Georgios Papadopoulos. El general
Georgios Zoitakis fue nombrado virrey y regente. Tras investigar las denuncias sobre la utilización de
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métodos de torturas con los prisioneros políticos, la Comisión de Derechos Humanos del Consejo de Europa
resolvió que ésa era una `práctica ordinaria' del gobierno. Grecia abandonó el Consejo antes de que se
produjera su expulsión del mismo. Sin embargo, el gobierno logró en 1970 entablar relaciones más estrechas
con los países comunistas, incluida la República Popular China. El 1 de junio de 1973, abolió la monarquía,
proclamó la república y designó a Papadopoulos presidente de la misma hasta 1981. Después de su
investidura en agosto, éste otorgó una extensa amnistía para los delitos políticos y prometió la celebración de
elecciones en 1974. Un gabinete civil tomó posesión en octubre.
Caída de la junta
Las revueltas estudiantiles del otoño de 1973 contra el gobierno llevaron al gobierno a decretar de nuevo la
ley marcial. El golpe que expulsó al arzobispo Makarios de la presidencia de Chipre, y la consiguiente
invasión turca de la isla, llevaron a la junta a retirarse en julio de 1974. Ghizikis rescató a Karamanlís de su
exilio para formar el que sería primer gobierno civil desde 1967. Tras las elecciones de noviembre,
Karamanlís, al frente del partido Nueva Democracia, formó un nuevo gobierno; Ghizikis dimitió en
diciembre. El referéndum para restaurar la monarquía resultó negativo y en junio de 1975 se aprobaba una
nueva Constitución republicana.
Renovación de los lazos con Europa
En noviembre de 1977, el gobierno convocó elecciones generales para decidir la futura entrada de Grecia en la
Comunidad Económica Europea y la tensa relación con Turquía sobre Chipre y los derechos del petróleo.
Ganó el partido Nueva Democracia, aunque sólo obtuvo una pequeña mayoría en el Parlamento. El
Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK), dirigido por Andreas Papandreu, fue la segunda fuerza
parlamentaria.
Tras la crisis de Chipre en 1974, Grecia retiró sus tropas de la OTAN. Por otra parte, se renegociaron en 1975
y 1976 las condiciones para la presencia continuada de las bases militares estadounidenses en Grecia y, en
1980, el país volvió a ingresar en la OTAN.
Karamanlís abandonó su cargo en mayo de 1980 cuando fue elegido presidente. Fue sucedido por el ministro
de Asuntos Exteriores, Georgios Rallis, también de la Nueva Democracia, quien, en enero de 1981, presidió la
entrada de Grecia en la Comunidad Económica Europea (hoy, Unión Europea). En las elecciones
parlamentarias del octubre siguiente, el PASOK obtuvo una victoria decisiva y Papandreu se convirtió en el
primer jefe de un gabinete socialista del país. En marzo de 1985, Khristos Sartzetakis, juez del Tribunal
Supremo que tenía el respaldo del PASOK, fue elegido para suceder a Karamanlís como presidente de la
República.
Papandreu perdió la mayoría parlamentaria en las elecciones de junio de 1989. Tzannis Tzannetakis, de la
Nueva Democracia, se convirtió en primer ministro en coalición con los comunistas. Después de un periodo
de transición, las elecciones de abril de 1990 dieron como resultado una mayoría conservadora, en la que el
líder de la Nueva Democracia presidía el gobierno. Las elecciones presidenciales indirectas tuvieron lugar en
marzo de 1995. Kostis Stefanopoulos, el candidato apoyado por el PASOK, fue elegido nuevo presidente de
Grecia para reemplazar a Karamanlís, que había servido dos mandatos en el cargo. Por otro lado, en enero de
1996, Kostas Simitis sucedió a Andreas Papandreu como jefe de Gobierno.
Tras la división de Yugoslavia en 1991, la república de Macedonia, en la frontera norte de Grecia, declaró su
independencia y obtuvo el reconocimiento de las Naciones Unidas bajo el nombre de Ex−República
Yugoslava de Macedonia. Estos cambios provocaron un enfrentamiento directo con Grecia, cuyo gobierno se
oponía al nombre y símbolos del nuevo estado, sosteniendo que eran propios del histórico estado griego de
Macedonia. La administración macedónica alegó que el nuevo país era un Estado Moderno en el que la
mayoría de los habitantes eslavos se consideraban macedonios y que no albergaba pretensiones sobre la
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región griega del norte de Macedonia. Grecia también se involucró en las disputas con Albania tras la caída
del régimen comunista en ese país. El conflicto reavivó la cuestión de la minoría griega existente en Albania.
Mientras que Atenas proclamaba que esta población estaba sujeta a persecuciones, el gobierno albanés
aseguró que los círculos nacionalistas de Grecia estaban provocando la crisis y buscaban anexionar las
regiones del sur de Albania, conocidas en Grecia como Epiro norte. En ese ambiente de tensión, las tropas
griegas abrieron fuego contra refugiados albaneses, miles de trabajadores ilegales albaneses fueron expulsados
de Grecia y cinco líderes de minorías griegas en Albania, acusados de espionaje y tráfico de armas, fueron
encarcelados.
Los Juegos Olímpicos
Si la religión no consiguió unificar a Grecia, los deportes lo lograron periódicamente. Las gentes iban a
Olimpia, Delfos, Corintio y Nemea no tanto para honrar a los dioses, pues estos podían ser venerados en
cualquier parte, cuanto para asistir a las bravas pugnas de atletas elegidos y a la congregación ecuménica de
griegos de todas las regiones de la Hélade. Alejandro, que podía contemplar a Grecia desde fuera, consideraba
a Olimpia como la capital del mundo griego.
Bajo el aspecto del deporte aparecía la religión verdadera de los griegos: el culto a la salud, la belleza y el
vigor. "Estar sano−decía Simónides− es lo mejor que el hombre puede poseer". Apenas había una ciudad que
no organizara juegos en honor de los dioses, pero la atención de toda Grecia estaba centrada sobre los cuatro
grandes festivales panhelénicos: los Juegos Olímpicos de Olimpia, en honor de Zeus, y los Juegos Píticos
de Delfos, en honor de Apolo. La leyenda decía que Apolo había matado en Delfos a la serpiente Pitón. De
ahí el nombre de Apolo Pítico. Ambos se celebraban cada cuatro años. En Nemea, localidad de Argólida, se
efectuaban los Juegos Nemeicos, en recuerdo de la hazaña realizada allí por Heracles al dar muerte al león
de Nemea, y en el Istmo de Corinto se celebraban los Juegos Istmicos, en honor de Poseidón. Estos juegos
tenían lugar cada dos años. Atraían atletas− de azlos−, pugna−de todas partes de la Hélade , e incluso de
partes tan apartadas como Marsella. Competían como individuos, no como equipos− aunque sus respectivas
ciudades se vanagloriaban de sus triunfos−. Las guerras se dejaban de lado por los juegos; Esparta fue
multada por violar la tregua durante la guerra del Peloponeso.
Los juegos panhelénicos más importantes eran los olímpicos, que se celebraban en Olimpia, donde están las
ruinas mudas de la palestra o zona de entrenamiento. Las pruebas duraban siete días, y comprendían los
siguientes ejercicios: la carrera simple o doble, a lo largo del Estadio, de 185 metros de longitud, la carrera
con armas, la lucha, el pugilato, el lanzamiento de la jabalina, el lanzamiento del disco, el pentatlón, o cinco
combates, y las carreras de carros, que era el espectáculo que provocaba mayor entusiasmo entre los
concurrentes. Pocos de los competidores que tomaban la salida terminaban el recorrido. Incluso alguno de
ellos perdía la vida.
A los vencedores se les recompensaba con unas coronas de olivos, único premio oficial. Pero al retorno de
Olimpia toda clase de honores esperaban en su ciudad natal al atleta victorioso. Se colocaba su estatua en sitio
de preferencia y en sitios públicos se cantaban poemas para inmortalizar sus hazañas.
El entrenamiento era un trabajo duro. No es casualidad que la palabra griega con que se expresa juegos
públicos corresponde al vocablo "agonía". Se cuenta de Milo de Crotona que había desarrollado sus músculos
llevando al hombro, día tras día, un ternero hasta que se hizo toro adulto.
La era de las Olimpiadas
La primera gran fiesta panhelénica celebrada en el templo de Olimpia data del año 776 a.C y desde entonces
los juegos en honor de Zeus se efectuaron ininterrumpidamente cada cuatro años. Los griegos atribuían tanta
importancia a las fiestas olímpicas que sirvieron de base al sistema de contar el tiempo, y la fecha de la
primera gran fiesta olímpica −776 a.C− fue tomada como punto de partida de su cronología. Desde entonces
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se empezó a contar el tiempo por Olimpiadas o periodos de cuatro años. Así, por ejemplo, para indicar la
fecha de un suceso se decía: en el año primero, segundo, tercero o cuarto de tal Olimpiada.
Esplendor de la filosofía
Los dos rasgos más característicos del genio griego fueron, sin duda, su amor a la belleza y su intensa
curiosidad intelectual. Su sensibilidad para lo bello se materializó como se ha visto, en admirables
realizaciones artísticas. Su curiosidad intelectual se tradujo en un incesante estudio de los problemas
concernientes al universo y al hombre. Por ello los griegos fueron los grandes propulsores del desarrollo del
espíritu científico y filosófico, pues su avidez de saber no dejó de abordar ninguno de los grandes problemas
que la naturaleza plantea al hombre. Después del año 404 a.C. Atenas ya no volvió a recobrar la gloria de la
época de Pericles. Sin embargo, sus logros durante la centuria que siguió a la guerra, si bien menos gloriosos,
no fueron menos sorprendentes. Con Platón y Aristóteles produjo −Sócrates es anterior− dos de los
pensadores más extraordinarios que jamás hayan vivido: los sistemas de pensar de Platón y de Aristóteles
son el fundamento de una gran parte de la Filosofía occidental. La Atenas del siglo IV también elevó la
oratoria a un arte. Demóstenes fue el más grande de todos los oradores griegos.
Sócrates: (469−399 a.C.): El sofismo había degenerado a tal punto, que la oratoria fue aprovechada para
defender con brillantes frases cosas falsas e injustas. Después de haber tratado los filósofos de conocer la
verdad suprema por medio de la razón sin conseguir su propósito, se impuso el escepticismo, afirmando los
sofistas que la razón era incapaz de conocer la verdad. Sócrates fue el primero en reaccionar. Dedicó su vida a
plantear, incesantemente, a sus conciudadanos atenienses los problemas más íntimos del alma: qué es la
virtud, en qué consiste la felicidad.
Sócrates no fue un maestro profesional que enseñase para lograr una remuneración material, sino que lo hacía
simplemente, impulsado por su afán de difundir ideas que conceptuaba justas y nobles. En el Agora,
controvertía con los atenienses sobre los temas de su predilección y se ingeniaba para refutar los argumentos
de sus contrarios hasta que éstos se viesen obligados a proclamar, por sí mismos, lo que Sócrates deseaba. La
principal enseñanza socrática consistió en la afirmación de que a la virtud se llega por el conocimiento.
"Conócete a ti mismo", decía su máxima favorita, que completaba con esta otra: "Sólo sé que nada sé".
En el año 399 a.C. fue acusado por sus enemigos de introducir dioses extraños y de corromper a la juventud,
por lo que fue llevado a juicio. Sócrates se hubiera podido salvar retractándose o admitiendo que había
faltado, pero rehusó hacerlo. Por el contrario, se opuso a los jueces defendiendo sus propias actitudes con un
discurso que consideraron arrogante. Atenas lo condenó a muerte ordenándole beber cicuta. Mientras el
veneno iba haciendo su efecto. Sócrates, sentado, hablaba tranquilamente con un grupo de sus amigos. La
conversación fue tomada por su discípulo Platón, que aclamaba a Sócrates como al "hombre más sabio, mejor
y más justo", que jamás haya vivido, como a un santo y a un mártir. La filosofía presocrática fue dogmatiza y
se ocupó, sobre todo, de la Naturaleza; la de Sócrates, crítica, y trata del hombre y de la moral. Entre lo poco
que con precisión conocemos de su doctrina, se sabe que dijo:"La virtud es esencia".
Platón (429−347 a.C): también ateniense y discípulo de Sócrates, fue uno de los grandes filósofos de la
Hélade. Durante ocho años siguió las lecciones de Sócrates −tenía 30 años de edad cuando murió su maestro−,
y luego abandonó Atenas. Viajó intensamente a su regreso a la ciudad natal en el 385 a.C. fundó una escuela
en el jardín denominado Academo −a la escuela se la denominó Academia−, en donde profesó hasta su
muerte.
Platón fue un profundo pensador y además, un fino escritor. Compuso infinidad de libros, en los que pedirán
sus enseñanzas. Entre los principales se destacan: "Los diálogos" y "La república". Este último es un
comentario sobre la forma ideal de Estado. En "Los diálogos", Platón desarrolló la parte más esencial de sus
doctrinas. Sostiene allí que los hombres, prisioneros de sus sentidos, no alcanzar a percibir la exacta realidad
de las cosas. Las cosas que se ven y se sienten, decía Platón, no son más que reflejos de modelos perfectos y
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eternos que llama ideas y formas, las cuales sólo son perceptibles por medio del espíritu y no por los sentidos.
La más perfecta de esas "ideas" es Dios, que ha creado el Universo, y a su conocimiento sólo puede llegarse
por la superación del espíritu.
Aristóteles (384−322 a.C.): Originario de Estagira, ciudad griega del litoral de Macedonia, se radicó desde
muy joven en Atenas donde por varios años se incorporó como discípulo a la Academia de Platón. A la
muerte de éste, fundó su propia escuela llamada "Liceo", por el nombre de gimnasio y parque en que paseaba
y conversaba con sus discípulos. Estos también fueron llamados "peripatéticos" −del griego−: los que
pasean alrededor−, porque a menudo Aristóteles les impartía sus enseñanzas caminando con ellos.
Aristóteles fue, más que un filósofo, una verdadera enciclopedia humana, en quien se resumió todo el saber de
su época. Escribió libros sobre astronomía, sobre la naturaleza del alma, sobre zoología, sobre botánica, sobre
las virtudes y los vicios, sobre oratoria, sobre arte y sobre política. La grandeza de Aristóteles no radicó sólo
en su saber universal, sino también en su capacidad para analizar de modo lógico y claro, todos los temas que
abordó.
Enseñó reiteradamente a pensar sobre el pensar y, como ningún otro filósofo antes que él, profundizó el
estudio de la lógica, o sea de la ciencia del razonamiento. Su tratado de Lógica fue considerado durante siglos
como la obra más completa escrita sobre el razonamiento humano, y a ella debió en gran medida su inmenso
prestigio. También como Platón, escribió Aristóteles una obra "La Política", en la que se analizó la
estructura del Estado, pero más que investigar cuál debía ser la forma ideal de Estado, como Platón lo hiciera
en "La República" describió cuidadosamente los variados tipos de gobierno a que pueden ajustarse las
comunidades humanas. En sus múltiples libros, Aristóteles reveló un minucioso temperamento objetivo de
análisis y clasificación, que hace de él uno de los grandes precursores de la ciencia moderna.
El pensamiento filosófico griego tuvo también representantes eminentes en las personas de Epicuro, Zenón y
Pirrón, creadores del epicureísmo, estoicismo y escepticismo, respectivamente.
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