CUIDADO… Salí de casa corriendo… Iba a perder el autobús. Eché a correr y… ¡BUM! Me estrellé contra algo y me caí. Al incorporarme me di cuenta de que me había chocado con un gran limonero. Estaba lleno de zarzas y malas hierbas. Los caracoles y el pulgón habían comido casi todas las hojas. Había pensado llevarle unos limones a mi madre, pero podían ser de alguien. Eso si, antes de irme, cogí unas hojas para olerlas. De repente pensé: “¡Ahí va, el autobús!” Eché a correr detrás. El autobús paró, pasé una vergüenza… Pero eso es otra historia. X. D. MI ALMEZ Una tarde, cuando yo tenía dos años, vino mi tío Carlos. Fuimos a dar un paseo y me antojé de una película de Disney, titulada “Bambi”. Mi tío me la compró y venía una semilla con la película. Ese fue el nacimiento de mi almez, lo plantamos y yo al árbol no le daba mucha importancia. A medida que iban pasando los años me di cuenta como era. Apenas llega a los 50 centímetros de altura y, como se le han caído las hojas, puedo observar mejor sus finas, alargadas y rugosas ramas. La tengo en una maceta y con todas esas hojas tiradas por ahí, mi terraza parece un bosque. L. M. EL AUCALIPTO El otro día en el colegio me fijé en el eucalipto que hay al lado. Era enorme con un tronco muy duro y leñoso. Sus hojas son perennes, alargadas y con punta, de un color verde azulado. Sus flores son pequeñas y presentan una tapadera cónica que se desprende en el proceso de la floración. Sus frutos en forma de cápsula de color oscuro. En el interior se encuentran gran cantidad de semillas. Provienen de Australia y crecen con rapidez en zonas sin excesivo frió y preferiblemente húmedas. En España aparecen en zonas de la cornisa cantábrica y se cultivan en Huelva, Cádiz, Badajoz y Sevilla. Su madera se utiliza para embalajes y para la fabricación de papel. I. S. UN ANTURIO EN MI SALÓN A mi medre le regalamos un anturio por su cumpleaños. Siempre que entro en el salón veo el anturio. Sus hojas son de color verde oscuro muy brillantes con forma de corazón. Su flor es roja como una cereza y su forma también es acorazonada. En medio tiene un estambre alargado de color amarillo. Las hojas y las flores salen del suelo. El tamaño del anturio es aproximadamente de 50 centímetros. Las flores dan mucha alegría a una casa. P. H. LA PLANTA DE MI SALÓN. Cuando era pequeño tenía una planta con dos hojitas que era del tamaño de un vaso de agua y ahora que tengo 10 años es de tamaño grande y mi madre la pone en un armario para que cuelguen las hojas. Su macetero es de color blanco con forma redonda. La planta se llama poto. No tiene flores, pero si muchas hojas de color verde que le salen de un tallo herbáceo y largo. No necesita mucha agua, por eso es una planta que aguanta muy bien cualquier estación. Como la mayoría de las plantas se reproduce por semillas. C. B. EL GERANIO El geranio es una planta que tiene las hojas acorazonadas y el tallo corto. Las flores pueden ser: lilas, rojas, blancas..., y da flores todo el año. En mi casa tengo varios. Como a todas las plantas le gusta la luz del sol. Cuando entras en el salón vas a ver un poto y unos geranios lilas. No a todo el mundo le gustan las plantas, pero a mi madre le encantan. A mi también me gustan. J. C. EL TILO El domingo por la mañana fui a casa de mi abuela, vinieron mis primos. Estuvimos jugando al tenis y se me coló la pelota en un árbol, me fije y me di cuenta de que era un “tilo”. Al subir para cogerla las hojas me llamaron mucho la atención. Su tipo de hoja era simple, de forma acorazonada y su borde aserrado, el tallo era leñoso y de gran tamaño, me hizo investigar sobre la clorofila. Cuando fui a coger la pelota vi que las hojas tenían una sustancia verde, se llama clorofila. Entre las ramas había unas flores amarillentas de buen olor. Le pregunté a mi abuela y me explicó que las flores del tilo se secan y se toman en infusión, son buenas para calmar los nervios. S. S. E. LA HOJA QUE ME LLAMÓ LA ATENCIÓN Una mañana, cuando me dirigía a la escuela, me llamó la atención una niña que recogía hojas con su madre. Sobre todo una de las hojas que cogió. Era medio anaranjada y rojiza. Su forma era palmeada y estrellada. La verdad es que no sabía de qué árbol procedía, pero tampoco me importaba mucho. Luego, cuando llegamos a clase, justo ese día Ángel nos estaba explicando todo sobre los árboles y como pueden ser sus hojas. Pero no creáis, yo seguía teniendo la intriga. Entonces fue cuando vi aquel árbol y le pregunté a mi profesor: - ¿Cómo se llama aquel árbol? - Es un haya - me respondió él. - Pero, ¿por qué sus hojas son de distinto color? – pregunté. - Lo que pasa es que en otoño sus hojas se ponen medio anaranjadas y rojizas. Así me quedó todo bastante claro, ahora ya sé casi todo sobre los hayas. R. U. EL HELECHO CURIOSO Era sábado por la tarde, calentaba el sol, estaba jugando con mis primas al balón. De repente se nos coló el balón entre unos helechos. Me quedé parada observándoles. Cuando llegué a casa mi gran curiosidad me hizo investigar sobre el helecho y descubrí que es una planta que crece en lugares húmedos, sus hojas tienen forma de pluma. Las plantas sin flor como el helecho se reproducen por esporas. En las hojas tienen una sustancia verde llamada clorofila. La clorofila da color a las hojas de las plantas. También descubrí que los helechos fabrican su propio alimento a partir de la savia bruta, el dióxido de carbono del aire y luz del sol. Cuando tiene lugar a este proceso se llama fotosíntesis. P. S. EL ACEBO En el pueblo de mis abuelos su vecina tiene un acebo que a mí me gusta mucho. Es un árbol alto, llega hasta el segundo piso de la casa, mide 7 metros aproximadamente, aunque pueden llegar a medir 10 metros. Tiene más o menos 20 años, pero sé que puede llegar a vivir 100. En octubre sus bayas maduran y tienen un color rojo precioso, por eso nos dicen que hay que tener mucho cuidado, pues son tóxicas. Su tronco es leñoso con la corteza grisácea. Requiere cuidados muy simples. Está plantado delante de la casa pues el árbol prefiere semisombra. Sus hojas son perennes, alternas y simples, aserradas con unas púas en sus extremos. Mi madre me ha contado que cuando ella era pequeña su padre iba al monte y cortaba un acebo que utilizaban como árbol de Navidad, cosa que no se puede hacer ahora, pues están protegidos. También me ha dicho que antiguamente las hojas y la corteza del acebo se utilizaban para calmar la fiebre. M. P. EL ROSAL Es un arbusto de tronco leñoso con espinas, la forma de sus hojas es ondulada y sus bordes aserrados. Sus hojas son caducas. Tienen flores de varios colores y huelen muy bien. Como todas las plantas toman del suelo agua y sales minerales a través de sus raíces. Hay varios tipos de rosales: trepadores, silvestres, de pie y de mata. C. P. EL ROSAL DE MI JARDÍN Hoy me he fijado en el rosal que tengo en el jardín de mi casa. De momento sólo tiene tres rosas rojas muy bonitas. En mi jardín hay muchas flores pero la rosa es una de las que más me llama la atención. Algunas de las ramas son anchas y otras más delgadas. No la riego a diario, sólo cada dos días. Es mediana pero ya crecerá, así adornará mucho más mi jardín. La admiro mucho, pero me gustaría que le saliesen más flores. En primavera cuando vaya a regarla tendré que tener mucho cuidado porque seguro que vendrán a comer a mi jardín las abejas y especialmente al rosal. A mis familiares, cuando vengan, les encantará porque tendrá más flores ya que será primavera y entonces para que los rosales se luzcan, tendré que cuidarlas muy bien. Ayer, cuando yo la iba a regarla, fue mi hermano detrás mío y tocó los pinchos (ya tiene bastantes y duelen mucho si los tocas) y mi hermano se pinchó y me dijo: “¡Alba, mira, ven, corre que me he pinchado con este rosal tan!” Y yo le dije: “El rosal no es malo, eres tú por tocarlo, los rosales son así. Ahora te fastidias porque eso te pasa por tocarlo”. Luego ya se le pasó el dolor del pinchazo y así hasta ahora, porque las plantas pueden tener una historia y yo lo cuento. A. G. EL ÁRBOL GIGANTE Un día al salir de mi casa me fijé en un árbol muy curioso. Rodeando su tronco grueso y arrugado había unas hojas como de enredaderas con fruto. Desde lejos esas hojas parecían un gigante que estaba encerrado en el árbol. Me acerqué a él para verlo más de cerca y me cayó en la cabeza una hoja palmeada de borde aserrado. Seguí hacia adelante y me fijé en sus hojas lanceoladas y verdosas. Me quise subir arriba pero no pude estaba muy húmedo. Como salí con la cámara de fotos de mi hermano le saqué cuatro fotos. No salieron como yo quería pero estaban bien. Me di la vuelta para irme y, de repente, el viento sopló entre sus lisas ramas, parecía que el gigante me hablaba y además me cayeron un montón de hojas encima. Ese día me dejaron salir hasta las nueve de la noche. D. C.