EVALUACIÓN DEL ESTADO NUTRICIONAL EN PEDIATRIA Eduardo Halac, Cristina O. Ottino, José M. Paisani, Ricardo Mansur Cátedra de Clínica Pediátrica. U.N.C. Unidad Docente de la Unidad Perinatal Esperanza, Sanatorio Francés. Baigorrí 749-7° Piso-Alta Córdoba. Marco Referencial. La desnutrición es un problema grave en numerosos países latinoamericanos. Diferentes revisiones sugieren que países como Bolivia y Perú mantienen índices entre 8% y 34% (éstos últimos incluyen las desnutriciones inicialmente leves), mientras que otros como Argentina y Chile tienen indicadores que varían entre 0.9% y 10% para menores de 5 años. En África, la situación es más comprometida, con cifras que superan el 50% de la población de menores de 5 años, en ciertos países de esa región. Estudios en Córdoba, como el Clacyd (Sabulsky y cols.) arrojan cifras importantes. Definición de términos. En la actualidad, la palabra “malnutrición” tiende a designar tanto los excesos (obesidad) como los déficit nutricionales (desnutrición). Según las épocas, diferentes escuelas pediátricas denominaron a la desnutrición con términos a veces ambiguos o aún equívocos. Marfán, en 1923, designaba a las desnutriciones más leves con el nombre de hipotrepsia, reservando el de atrepsia para los casos más severos. En 1924, Filkenstein, en Alemania, reconocía como eutróficos a los niños sanos y funcionalmente normales, y como distróficos leves o graves a los desnutridos. Bessau, en los años 30, sugería que la distrofia representaba la alteración en la masa corporal, mientras que la disergia distinguía las alteraciones funcionales. Ambas alteraciones se denominaban, según este pediatra, disontia. Los niños normales eran entonces, euónticos, y los desnutridos, disónticos. Otros autores escogieron el término “caquexia” para definir la desnutrición grave. Desde un punto de vista clínico, los autores de antes proponían que la desnutrición de Grado I, permitía la presencia de panículo adiposo general, pero reducido en tamaño. La de Grado II, presupone la desaparición de la grasa abdominal, y la de Grado III carece de grasa cérvicofacial, subescapular y de los miembros. La desaparición de la bola de Bichat constituía el grado más severo, o de caquexia, o distrofia severa. Concepto y clasificación. Un paciente obeso presenta un exceso de masa grasa sobre el contenido de masa magra (músculo-esquelética). El desnutrido presenta carencia de masa grasa, en grados variables, que, en ciertos casos comprometen la existencia normal de masa magra. Ambos pacientes están, sin embargo, malnutridos. Este término, derivado de la influencia de los autores anglosajones, es muy usado, toda vez que la obesidad pediátrica y adulta se está convirtiendo en el trastorno nutricional más importante, involucrando ya a miles de millones de personas. Se estima que 1/3 de la población argentina reúne los requisitos para ser definida como obesa. Biología. Las células y tejidos fetales, tanto como los pos natales, en el humano, crecen según principios biológicos generales. La primera fase del crecimiento es hiperplásica (aumento de mitosis y del ADN sobre el ARN); la segunda es una combinación variable entre 1 hiperplasia e hipertrofia; y la tercera es propia de la hipertrofia (aumento del tamaño, reducción de las mitosis, y predominio del ARN sobre el ADN). Según este esquema, la desnutrición producirá consecuencias variables, tanto más perniciosas según el estadio de crecimiento en que se encuentran los diferentes tejidos en el momento de sufrir la carencia nutritiva. Otra observación que surge de este hecho, es de relevancia clínica. La desnutrición inicial compromete más a los sistemas subcelulares que al peso; si el proceso avanza más, se reducirá el peso, pero no la talla. Si el proceso dura lo suficiente, la talla se verá comprometida también. El perímetro cefálico, en cambio, tiende a no modificarse, a fin de preservar -en lo posible- el crecimiento cerebral. Cuando el perímetro cefálico se encuentra proporcionalmente afectado con el peso y la talla, cabe suponer que la injuria se produjo durante la embriogénesis. Es un hecho, que cuando la desnutrición se produce en la vida embrio-fetal, o en los primeros 2 años pos natales, sus efectos serán tanto más graves que en la que tiene lugar en pacientes de mayor edad. Etiología. La desnutrición primaria obedece a la carencia exógena de nutrientes. La secundaria se relaciona con procesos fisiopatológicos (celiaquía, fibrosis quística, nefropatías, cardiopatías, etc.) que imposibilitan el uso adecuado de los nutrientes, o reducen su biodisponibilidad. La desnutrición que acontece durante enfermedades intercurrentes en lactantes sanos, o que se presenta en poco tiempo y es de corta duración, se denomina aguda. Si el insulto es persistente, la desnutrición será crónica. La forma aguda tiende a producir efectos adversos menos severos, y permite, al interrumpirse la causa, un crecimiento compensador o de alcance o de catch-up (término ideado por el Prof. Andrea Prader de Zurich). La forma crónica, en cambio, deja secuelas más importantes, y, según su duración, puede impedir un crecimiento compensador significativo. La desnutrición por falta de ingesta, permite, en el tiempo, una cierta adaptación metabólica frente al estado de inanición. Este tipo de desnutrición se denomina calórico-proteica, o energético-proteico, o “marasmo”. Si la desnutrición sobreviene por carencias específicas de proteínas, más que de calorías, el tiempo de adaptación metabólica es insuficiente, y las consecuencias para el paciente son distintas. Esta forma clínica suele denominarse proteíno-calórica o “kwashiorkor”. Grados clínicos. La desnutrición de primer grado, involucra, en general, pérdidas de peso no mayores del 10%-15%, con reducción de la grasa corporal. El segundo grado, presupone pérdidas de hasta 30% según los distintos autores, con desaparición de la grasa abdominal. El tercer grado, con pérdidas ponderales de más de 30% ó 40%, suele producir desaparición de toda la masa grasa (con excepción de la “bola” adiposa facial de Bichat) y puede incluir un grado variable de adelgazamiento de la masa magra también. El estado más grave, con pérdidas pondoestaturales superiores a 40%, presupone la desaparición de la bola de Bichat y una reducción muy importante en la masa magra también. Evaluación. La suficiencia nutricional en todas las edades pediátricas, se reconoce, en el paciente individual, comparando su peso, talla / estatura, y perímetro cefálico, con los valores 2 provistos a partir de poblaciones llamadas de “referencia”. La ganancia ponderal debe evaluarse mensualmente por lo menos en los 2 primeros años pos natales, y anualmente después. En el primer año de vida, las variaciones de peso que producen cambios “suaves” en los canales de crecimiento ponderal, son bastante frecuentes, y no siempre reflejan estados anormales, aunque sí pueden considerarse como expresiones de alerta. El crecimiento humano exhibe un aspecto de curva sigmoidea, y, preferentemente, la población referencial debe ser local, y basada en gran número de individuos supuestamente “sanos”. Los “trazos” ascendentes indican normalidad; los descendentes permiten sospechar desnutrición encubierta o presunta, o ya establecida. Los trazos lineales (falta de variación) sugieren un estado de alarma nutricional. Poblaciones de referencia.- La medición del peso, talla / estatura, y perímetro cefálico en intervalos diferentes según la edad, conforman una serie de tiempo (en lenguaje estadístico) para niños y niñas de distinta edad. Cuando los integrantes de estas muestras son más de 300, la distribución puede perfilarse como “normal”, paramétrica, o “gaussiana”. En esta distribución, la mediana (M) (valor central), y la media aritmética (promedio) coinciden exactamente, e identifican al 50% de la población. Supongamos que en una población de referencia, el peso de los varones de 12 meses de edad es 10.2 kg en el valor mediano o medio. Este será el peso de 50% de esos niños. Si a este valor le calculamos su desviación estándar (DE), que para nuestro ejemplo será de 1 kg, 1 DE a cada lado de la media incluirá al 68% de los niños estudiados. Sus pesos variarán entre 9.2, y 11.2 kg. Dos DE incluyen al 95% de la población: los pesos serían ahora 8.2-12.2 kg. Tomando hasta tres desviaciones estándar, incluimos el 99.6% (aproximadamente) de la población. Los pesos oscilarían entre 7.2 y 13.2 kg. De esta manera, si definimos desnutrición u obesidad como pesos inferiores o superiores a 2 DE, el niño que pesa 7.2, o 11.3 será considerado anormal. Si, en cambio, elegimos incluir hasta 3 DE, estos niños serían “normales” y los desnutridos y obesos deberían pesar menos de 7.2, o más de 13.2 kg respectivamente. El problema es qué DE resulta apropiado elegir. La elección debe basarse en las necesidades del investigador, o de la salud comunitaria. En el ejemplo anterior, es obvio que incluyendo pesos inferiores a 2 DE, abarcaremos un buen número de casos leves de desnutrición. Si deseamos concentrarnos solamente en casos graves, tal vez convenga elegir aquellos cuyo peso es inferior a 3 DE. Si la población de referencia no se distribuyese “normalmente”, un artificio estadístico, llamado de las distribuciones “z”, permite reconvertir la población en una muestra de tipo gaussiana. De hecho, la conversión es tanto más fácil si la muestra original exhibe características “normales”. En términos complejos, “z” permite encontrar un peso dado, y establecer su dispersión en la distribución normalizada; así: z = (x-)/, donde z es la posición del valor deseado; x es el valor de peso deseado; es la media aritmética de la serie (valor del 50% de la muestra); y es el valor de la desviación estándar. Como se ve en la figura 1, la mediana o media aritmética de posición central, que representa el peso de 50% de los niños, recibe, en las escalas “z”, el valor de cero absoluto. En términos más simples, cada DE se denominará z-1;z-2;z-3, si caen a la izquierda de 0, y z+1,z+2,z+3 si caen a la derecha de 0. En otras palabras, decir que el peso de un niño se sitúa por debajo de –z3, equivale a decir que dicho peso es inferior al peso correspondiente a 3 DE. 3 Figura 1. Distribución normal y escala z. La mediana y media corresponden al valor 0. Las escalas (“scores”) “z” son muy usados en Europa, y ampliamente recomendados por la OMS. Las escuelas estadounidense y canadiense utilizan más frecuentemente las medias o medianas y sus correspondientes DE por su practicidad, pero en EE UU y Canadá, las escalas “z” son consideradas preeminentes para cualquier tipo de investigación nutricional.. Cualquiera sea el caso, si la población de referencia establece que entre las dos DE se sitúan los pesos del 95% de la población, cuando nuestra serie de pacientes exhibe pesos inferiores o superiores a 2 DE, supongamos, albergando a 95% de niños, sabremos que hay mayor cantidad de desnutridos y de obesos en nuestra serie que en la población de referencia. En otras palabras, las muestras gaussianas, y sus conversiones a distribuciones z, facilitan la comparación de frecuencias entre diferentes poblaciones. Otra representación gráfica muy usada, es la de percentilos. Relacionando peso y edad, vemos que el peso de 10.2 kg, es el peso del 50% de niños de 1 año de edad. Este valor corresponde al percentilo 50, y divide igualmente a la serie en dos mitades simétricas. En otras palabras, 25 de cada 100 niños deberán pesar menos, y los 25 restantes deberán pesar más. Dentro de ciertas limitaciones bioestadísticas, podemos afirmar, que el percentilo 50 se corresponde con la mediana, más que con la media aritmética; el percentilo 25 con 1 DE negativa; el 75 con 1 DE positiva, y que los percentilos 10 y 90 representan 2 DE negativas y 2 DE positivas respectivamente. Los percentilos 3 y 97 representarían 3 DE negativas y positivas respectivamente. Las curvas percentiladas suavizadas o matizadas, tienen una gran utilidad en el seguimiento del paciente individual, pero no permiten una buena comparación a nivel poblacional. Las curvas percentiladas fueron concebidas en niños, por Fels en Harvard en 1950. Las poblacionales de la CDC se produjeron en 1970, y las de la NAS-USA, conocidas también como de Nelhaus, en 1980. Estas son las que la OMS utiliza como población referencial, y por ello son usadas a ese fin en programas de computación para análisis nutricionales epidemiológicos (EPI Nut, en el programa EPI Info, versiones 6.1, y 2000) y como han sido adoptadas por el National Center for Health Statistics han pasado a denominarse NCHS. En Argentina, las más usadas son las de Lejarraga y Orfila, y en Córdoba se realizaron las de Sabulsky y cols. Para el crecimiento intrauterino, las de Lubchenco ganaron mucha aceptación inicial (1970). Posteriormente, se elaboraron curvas apropiadas a las distintas regiones (Halac-Arias en Argentina). Recientemente, Ramírez-Calovi publicó sus curvas para el seguimiento longitudinal de prematuros cordobeses. Tanner generó curvas para niños ingleses en 1970, y Gopalan hizo lo mismo en la India en 1980. A su vez, la composición nutricional del llamado lactante de referencia, fue establecida en los trabajos originales de Myron Winnick (EE UU) y de Elsie Widdowson en 4 Inglaterra. Posteriormente, este revolucionario concepto fue estudiado acabadamente por Samuel Fomon y Eckhard Ziegler en Iowa en los años 70. Evaluación Antropométrica.- A finales de lo 50, Federico Gómez (pediatra mexicano) utilizó las curvas de Harvard como referencia. Estableció así, que si un niño de 12 meses de edad tenía un peso de 10.5 kg correspondiente al percentilo 50, otro niño de igual edad cuyo peso fuera 7.5 kg, pesaría 71.4% de ese valor mediano: 10.5 100 7.5 x ; luego: x = (7.5x100) / 10.5 = 71.4% con lo que su desnutrición era de 28.6%, o sea, de segundo grado. Para Gómez entonces, los grados de desnutrición se establecen según el peso porcentual de la mediana poblacional de referencia: 90% (10%); 75% (25%); 60% (40%). En 1970, Waterlow modificó ligeramente la tabla de Gómez utilizando la población de referencia del NCHS. Para éste autor los valores tomados sobre la pérdida porcentual de peso a partir de la mediana, son: 90% (10%); 80% (20%); y 70% (30%). Tabla 1. Tabla 1. Escalas de Gómez y de Waterlow comparadas. Autor Curvas % de la mediana Gomez Harvard 90 75 60 Waterlow NCHS 90 80 70 Grados clínicos I II III Waterlow sugiere que su esquema permite identificar los casos más leves de desnutrición con mejor exactitud que la escala de Gómez. Sin embargo, como puede verse claramente, ambos autores utilizan poblaciones de referencia en las que el peso se compara con la edad. Fernando Monckeberg (de Chile), otra reconocida autoridad en temas de nutrición, sugiere que el cociente PESO / EDAD es normal si los valores varían entre 0.91 y 1.1 (ó 91% y 110%) de modo que los valores inferiores o superiores a esos límites, alertan sobre la sospecha de desnutrición o de obesidad respectivamente. En nuestro ejemplo: 7.5 (peso en Kg)/12 (edad en meses) = 0.62 (desnutrición) y 16/12=1.33 (obesidad); con esta fórmula simple, los cálculos se hacen más sencillos. Sin embargo, en los tres casos debemos conocer la edad biológica precisa del paciente. Cuando esto no es posible, Waterlow sugiere usar el indicador PESO / TALLA: un niño de 1 año de vida, sano, pesa 10 kg (percentilo 50), y mide 75 cm (percentilo 50); si nuestro paciente pesara 6 kg y midiera 75 cm, su peso correspondería al percentilo 50 pero para 6 meses de edad, con lo que se aprecia el grado de desnutrición. El autor sugiere que este indicador distingue bien la desnutrición aguda, pero no la crónica. Por ello, concibió un tercer índice, llamado TALLA / EDAD. Al año de vida, el percentilo 50 de la talla corresponde a 75 cm. Si nuestro paciente mide 68 cm, este valor corresponde al percentilo 50 de la talla de niños de 6 meses de edad. Para Waterlow se identifica así la desnutrición crónica, ya con compromiso de la talla. Este indicador no permite establecer si también coexiste desnutrición aguda. La tabla 2 compara todos los indicadores. 5 Tabla 2. Comparación de los distintos indicadores antropométricos VENTAJAS DESVENTAJAS Peso / Edad Rápida identificación de la No separa desnutrición aguda desnutrición aguda. Simple de crónica. Edad a veces de calcular. Es uno de los difícil de saber. No identifica más empleados. niños con secuelas por desnutrición Talla / Edad Útil en desnutrición crónica. Útil en vigilancia Nutricional. Estima antecedentes nutricionales. Peso /Talla No requiere Desnutrición aguda Edad a veces difícil de obtener. No identifica desnutrición aguda. edad. Menos sensible. No aprecia la DN crónica. En la Tabla 3, se presentan todos los indicadores en conjunto. Tabla 3. Comparación de los indicadores antropométricos. Indicador Rangos de valores probables en desnutrición aguda y crónica %M (P/E)* 90-90 80-75 70-60 <60 Score Z -1 -2 -3 <-3 DE 1 2 3 <3 Percentil 50-25 25-10 10-3 <3 Grados I II III IV P/T# 90 80 70 60 T/E# 96-95 92-90 88-85 84-80 * % de la mediana. El primer valor(cursiva) corresponde a Waterlow. El segundo a Gómez. # valores sugeridos por Waterlow. Cuando el peso para la talla está reducido, el paciente no ha ganado peso, o lo ha perdido. En cualquier caso, el paciente está emaciado, consumido, delgado, o simplemente flaco. Cuando se reduce la talla para la edad tenemos un niño bajo o corto. Desde el punto de vista nutricional, estos niños podrían tener también desnutrición crónica, aunque podrían ser niños pequeños, o sea de talla baja. La reducción del peso para la edad, no permite distinguir bien entre niños altos y delgados, y niños bajos bien nutridos. La Tabla 4 resume estas consideraciones. Tabla 4. Consideraciones sobre los distintos usos de los indicadores antropométricos. Desnutrición Peso / Talla Talla / Edad Aguda N Aguda más crónica Crónica N 6 En la Tabla 5 se ofrece otra apreciación de los indicadores antropométricos: Tabla 5. Aprecación de los resultados posibles de tres indicadores nutricionales . P/E P/T T/E EMACIADO O FALLO PARA CRECER EMACIADO PEQUEÑO DN AGUDA O CRÓNICA DN AGUDA DN CRONICA La Tabla 6 presenta otra forma de interpretar los mismos indicadores: Peso/edad Talla/edad Peso/talla Diagnóstico Normal Normal Normal Nutrición conservada Bajo Normal Bajo Desnutrición aguda Bajo Bajo Bajo Desnutrición crónica Bajo Bajo Normal Crónica actual o anterior Alto Normal Alto Obesidad Otros indicadores antropométricos. El perímetro torácico debe tomarse sobre la línea inter mamilar a mitad de la inspiración y espiración. Se lo compara con los valores de referencia según la fórmula: %PT = (PT actual / PT referencia) x 100. Si el valor hallado es 60-80% del esperado, la desnutrición es sospechada. Se confirma con valores < 60%. La circunferencia media del brazo se mide en el punto medio entre el acromion y el olécranon con el brazo colocado en ángulo recto con el antebrazo. Refleja pérdida de tejido graso cuando el valor es < 5%. La circunferencia media del brazo / masa muscular se obtiene de la fórmula: CMB-(pliegue tricipital en mm x 0.314); valores menores al 5% son muy significativos. Los pliegues bicipital y tricipital se pueden medir con calibres de Lange o de Harpenden, que ejercen presiones inferiores a 10 g / cm2 . El valor hallado se refiere a escalas publicadas. Los valores se expresan en mm y si son < 5 percentil confirman desnutrición; < 10 percentil permiten sospecharla. Los valores > del 90 percentil sugieren obesidad y > del 95 percentil la confirman. El pliegue bicipital como el tricipital estiman la obesidad generalizada o periférica. Ambos se miden sobre el eje longitudinal del brazo extendido, en el punto medio entre el acromion y el olécranon; sobre la cara anterior se obtendrá el bicipital, y sobre la posterior, el tricipital. El pliegue subescapular, en cambio, estima la grasa troncular. Este pliegue se mide próximo al punto inferior de la escápula, pero sobre una línea imaginaria que une dicho punto con la columna vertebral, marcando un ángulo de 45 grados. La relación entre ambos pliegues, tricipital y subescapular es un buen indicador de la distribución de grasa corporal total, y en los adultos sirve como correlación con el perfil lipídico en sangre y riesgo cardiovascular. En niños, empero, esta correlación aún no ha podido comprobarse. Para la evaluación antropométrica nutricional, si se decide utilizar un solo pliegue, éste debe ser el tricipital. El cociente entre CMB/ PC (circunferencia media del brazo / perímetro cefálico) utilizado en las edades 3-48 meses sugieren desnutrición actual. El mismo cociente, aplicado a recién nacidos según las tablas de Georgieff y Sasanow permite similares apreciaciones. El índice de masa corporal (peso/talla2) también llamado BMI por sus siglas en idioma inglés (body mass index), y también conocido como índice de Quetelet, es de difícil 7 interpretación en pediatría, sobre todo en las edades pre puberales. Este indicador fue creado por el matemático y estadígrafo Quetelet, al observar que, en los adultos sanos, y de constitución normal, el peso en kilogramos mantiene una correlación con el cuadrado de la estatura en metros. Quetelet no incluyó niños en su muestra. El índice de masa corporal ha sido recientemente medido en niños de edades mayores a 5 años y sus variaciones están publicadas por los Centers for Disease Control (CDC) de Atlanta. Su aplicabilidad parece relacionarse mejor con la determinación de sobrepeso y de obesidad, que de desnutrición. El índice ponderal (peso/talla3) es de utilidad en neonatos: valores mayores de 2.5 sugieren macrosomía, y menores de 2.2 sugieren RCIU (retardo del crecimiento intra uterino). Existen algunos otros indicadores, como el índice de Mc Laren y Reid que relaciona el peso real en gramos con la talla en centímetros y compara ese cociente con valores de referencia de un nomograma aplicable hasta la edad de 5 años. El índice de Shukla expresa el cociente entre peso y talla actual de un paciente dado con los ideales (percentilo 50) de una norma de referencia de la población de donde proviene ese paciente en cuestión. Resulta fácil comprender, que cualquiera sea el nombre del indicador en cuestión, sus fundamentos siempre recaen en las relaciones entre peso y talla de los pacientes. Indicadores de laboratorio. Las proteínas totales son pocos sensibles. La albúmina sérica es más sensible pero no muy específica. La relación A/G disminuye en malnutriciones proteicas. La relación creatinina / talla estima la reducción en masa magra, al igual que el balance nitrogenado. Los siguientes indicadores disminuyen en la desnutrición: transferrina, prealbúmina, proteína del retinol, Mg, Zn, Cu, vitaminas, hidroxiprolina. En cambio, se eleva la 3-metilhistidina. La función inmunológica se deprime considerablemente en la desnutrición, permitiendo otro método de identificar la misma. Si se analizan dos proteínas “inflamatorias” como la “c reactiva” y el orosomucoide, y dos “nutricionales” como la albúmina y la prealbúmina, se puede relacionar (según algunos investigadores) el proceso patológico (infeccioso, traumático, etc.) con el compromiso nutricional, mediante el índice pronóstico nutricional, también llamado PINI, que caracteriza a 5 subgrupos de pacientes: Valor del PINI: <1: paciente no infectado y no desnutrido 1-10: paciente de riesgo; 11-20: en riesgo moderado; 21-30: riesgo elevado; >30: riesgo de vida. Marasmo. También llamada desnutrición calórico-proteica o energético-proteica. Se da comúnmente en menores de 1 año y es debida a falta de ingesta. Disminuye la relación P/T y se produce una lenta emaciación. Según Smellie, el nombre fue acuñado en el siglo 17. El paciente adquiere la llamada facies volteriana por el filósofo francés Voltaire). El marasmo representa una exitosa adaptación metabólica a la carencia de nutrientes. El niño reduce su tasa metabólica en grado extremo para poder aprovechar el escaso aporte nutricional para mantener el metabolismo cerebral. 8 Kwashiorkor. También conocida como desnutrición proteíno-energética, o proteíno-calórica. Se cree que el nombre, utilizado originalmente por la Dra. Cicely Williams (del Children’s Hospital de la ciudad de Accra, en la república africana de Ghana) en el año 1933, proviene del idioma Ga y hace referencia al niño “rojo” ó “destetado”, o dejado de lado. Cuando la madre deja de amamantar al primer hijo, para dedicarse al segundo, el primero cambia su dieta proteica a otra rica en carbohidratos pero carente de proteínas. Los pacientes tienen entre 2 y 3 años de edad, presentan cabello ralo, descolorido, edema generalizado a veces con anasarca, apatía y anorexia, fatiga e irritabilidad. Se produce una dermatitis despigmentada que no debe confundirse con la pelagra. Esta desnutrición representa una forma incompleta y adaptación metabólica a la falta de ingesta proteica. Como el agua corporal aumenta, la relación P/T puede estar normal o ligeramente disminuida. El peso seco del niño es bajo pero el peso corporal puede ser normal en función de la acumulación de edemas. La talla rara vez resulta comprometida. El kwashiorkor es sinónimo de la distrofia farinácea de los europeos, del “sugar baby” de las colonias inglesas en el Caribe, y de la “culebrilla” de los pueblos de América Central. Debe recordarse que desde 1959, Derek Jeliffe propuso el nombre de malnutrición calórico-proteica como definición unificada de las dos formas extremas (marasmokwashiorkor) y de la gran variedad de formas intermedias. Esta denominación es la que actualmente prevalece entre los autores anglosajones. Del mismo modo, conviene señalar aquí, que para Juan P. Garrahan, la desnutrición-malnutrición, no era otra cosa que el “trastorno nutritivo traducido en retardo pondo-estatural, pasible de desarrollar infecciones, alteraciones del desarrollo neuropsíquico y de conducta, y que carece de etiología heredable, pero sí reconoce la acción aislado o combinada de carencias múltiples, tales como la alimentaria, socioeconómica, cultural y psicoafectiva”. Bibliografía: 1) Fomon A, Ziegler E. Infant Nutrition. W.B. Saunders. 1974. 2) Segura AS, Armelini PA. Desnutrición infantil. Cátedra de Pediatría. 1978.Ed. Olocco. 3)Aranceta J. Evaluación nutricional en pediatría (cap 24) en Meneghello J y cols. Pediatría (tomo I) Santiago de Chile, Editorial Panamericana , 1997, pp 282-295. 4) Nelson. Textbook of Pediatrics Ed 15. W B Saunders 1989. 5) Cedrato A, Ferraro NA, Ray CA. Pediatría. Buenos Aires, El Ateneo1992; pp 90-109. 6) Califano GM. Desnutrición, en Voyer LE, Ruvinsky RO, Cambiano CT (eds) Pediatría. Buenos Aires, Editorial “La Rosa”,1998; pp 238-242. 7) Lejarraga H. Evaluación antropométrica del estado nutricional. CESNI, 1990 (3) 26-90, 8) O´Donnell A. Nutrición Infantil. Buenos Aires. Ed. Celsius 1986; pp 621-678. 9 Apéndice: Signos clínicos de desnutrición y nutrientes relacionados con ellos. Signo Clínico Nutrientes PIEL Xerosis, piel escamosa, hiperqueratosis A.grasos esenciales. Vit. A. Equimosis, petequias Vitamina K, y C. Palidez (anemia) Hierro, A. Fólico, vit. B12,cobre CABELLO Frágil, hipo-pigmentación Energía-proteínas UÑAS Coiloniquia, perionixis Hierro, calcio MUCOSAS Labios, boca, lengua, mucosa yugal Vitaminas del grupo B Queilitis angular, queilosis, estomatitis B2, B6 Glositis B2, B6, niacina Lengua magenta, fisuras, edema B2, niacina ENCIAS Gingivitis, sangrado Vitamina C OJOS Palidez anémica Fe, fólico, Cu, B12 y E Manchas de Bitot, xerosis, queratomalacia Vitamina A MUSCULOESQ. Craneotabes, rosario costal Vitamina D Escorbuto Vitamina C Lesiones esqueléticas Cobre Menor masa muscular, hipotonía Energía, proteínas GENERAL Edema, palidez (anemia) Vit E (prematuros), Fe, Cu Proteínas, energía, Vit. B 12 SNC Confusión, desorientación Glucosa, proteínas, tiamina CARDIOVASCULAR Taquicardias, anemias Beri-Beri Tiamina, Fe, Cu, folatos, B12 GASTROINTESTINAL Hepatomegalia Energía, proteínas ENDOCRINO Hipertrofia tiroidea Yodo_____________________ Craneotabes: reblandecimiento óseo de la calota craneana. Escorbuto: hemorragias subperiósticas en huesos largos, interrupción de la osteogénesis. Beri-Beri: cardiomegalia, insuficiencia cardíaca congestiva, taquicardia, anasarca. 10