MATRIMONIO CIVIL REGIMEN DE NULIDADES MATRIMONIALES – MODO ESPECIAL DE SANEAMIENTO – DOMICILIO DEL EXTRANJERO TRANSEÚNTE Corte Suprema de Justicia – Sala de Casación Civil – Bogotá, diciembre nueve de mil novecientos setenta y cinco Magistrado Ponente, doctor Germán Giraldo Zuluaga Decídese el recurso de casación interpuesto por la demandante Ruth Elsy Anderson de Barrios contra la sentencia de 5 de abril de este año, proferida por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Armenia, para desatar la apelación que originó la segunda instancia del proceso ordinario suscitado por aquélla frente a Enoc Barrios Roa. I El Litigio 1. En demanda, oportunamente corregida, que admitido el Juez Cuarto Civil del circuito de Armenia el 21 de mayo de 1974, Ruth Elsy pidió que, con citación de Enoc, se declarase inexistente o subsidiariamente nulo el matrimonio civil que celebrara con éste ante el Juez Cuarto Civil Municipal de Armenia el 10 de mayo de 1967. 2. La causa para pedir la integran los siguientes hechos que se compendian: Ruth Elsy Anderson, ciudadana norteamericana, quien vino a Colombia con visa de turista, el 16 de marzo de 1967, contrajo el matrimonio civil antes dicho, teniendo a la sazón su domicilio en el Distrito de Los Ángeles, del Estado de California, en los Estados Unidos de Norteamérica, pues “en su calidad de turista, en visita a Colombia, nunca tuvo ánimo de domiciliarse en ninguna ciudad del país, ni de renunciar a su vecindad en Los Ángeles ...”. Como el único juez competente para asistir a la celebración del matrimonio, lo era el Municipal Civil del vecindario de la esposa, resulta que por cuanto la demandante no estaba domiciliada en el Distrito de Armenia, su matrimonio es nulo por no haberse celebrado ante el juez competente. 3. Las normas de derecho sustancial invocadas como fundamento de la demanda fueron los artículos 115, 126, 130, 132, 133, 135 y 140 del C. Civil y el artículo 13 de la Ley 57 de 1887. 4. Con expresa oposición del demandado, quien pide no se destruya el vínculo matrimonial que lo une a Ruth Elsy, se adelantó la primera instancia, la cual culminó con sentencia en que se niegan las peticiones de la demanda. El Tribunal Superior del Distrito Judicial de Armenia, al desatar la apelación interpuesta por la parte demandante, confirmó el fallo del a quo, por medio de su sentencia de 5 de abril del año en curso, contra la que la misma Ruth Elsy interpuso el recurso de casación que ahora se decide. II Fundamentos de la Sentencia del Tribunal En síntesis expresa éste que, al momento de celebrarse el matrimonio debatido, Ruth Elsy Anderson no era vecina del Municipio de Armenia, sino de Los Angeles, por lo cual su matrimonio habría sido nulo por incompetencia del funcionario que lo presenció: pero que, como el hecho consistente en que la mujer no esté domiciliada en la sede del Juez Civil Municipal ante quien celebra el matrimonio, constituye una nulidad, mas “nulidad saneable por voluntad de las partes o por el mero transcurso del tiempo”, y no la inexistencia del mismo, no podrá declararse que no haya existido el matrimonio, ni podrá acogerse la nulidad subsidiariamente pedida, pues el artículo 15 1 de la Ley 57 de 1887 tácitamente expresa que es saneable la nulidad originada en incompetencia del Juez Civil Municipal que presenció el matrimonio. La argumentación del ad quem es la siguiente: “Aceptando que el artículo 146 del C.C. fue derogado, no puede decirse que con ello desapareció la distinción entre nulidades absolutas y relativas, pues está vigente la norma del artículo 15 de la Ley 57 de 1887, aparentemente olvidado por el apoderado apelante, que dice: “Las nulidades a que se contraen los numerales 7º, 8º, 9º, 11 y 12 del artículo 140 del Código y el número 2º del artículo 13 de esta ley, no son subsanables, y el juez deberá declarar, aun de oficio, nulos los matrimonios que se hayan celebrado en contravención a aquellas disposiciones prohibitivas”. Interpretada esta disposición a contrario sensu, se concluye que en caso de contraerse el matrimonio ante juez incompetente, la nulidad que ello acarrea es relativa, la que podrá sanearse por voluntad de las partes, o por el mero transcurso del tiempo, como lo precisa el artículo 1743 del C.C. “……………………………………………………………………………………..” “De manera que fuera de los criterios de los tratadistas citados por el a quo y que no hacen referencia expresa a la norma del artículo 15 de la Ley 57 de 1887, tenemos éste que confirma, con un basamento legal incontrovertible, lo de que es subsanable la nulidad ocasionada por la incompetencia del juez para presenciar y validar el matrimonio. “La claridad del tan citado artículo releva de estudiar la diferenciación que pretende hacer el apoderado de la señora Anderson entre actos inexistentes y absolutamente nulos. Existe, simplemente, la disposición que dice cuando la nulidad del matrimonio es insubsanable, de donde se infiere, se reitera, que en los demás casos contemplados en la citada norma las nulidades que se presentan son saneables, o sea que son relativas, según calificación de que hablan las mismas leyes en otros casos. “Queda por determinar, entonces, si el saneamiento en casos como el presente cabe ser declarado de oficio por el funcionario que conoce del proceso de nulidad, como lo aceptó el a quo. “Veamos: El artículo 146 del C.C., derogado, y al que hace referencia el apelante decía: “Las demás nulidades de que habla el artículo 140, son absolutas; el juez debe declararlas aun de oficio y no pueden sanearse por la ratificación de las partes, ni por lapso de tiempo menor de veinte años. “Las nulidades de que tratan los incisos 13 y 14 no se declaran de oficio y admiten ratificación del acto después de pasados cinco años. “La nulidad en el caso de bigamia no admite ratificación mientras subsista el vínculo anterior”. “De la lectura del artículo 16 más atrás transcrito se desprende que nada se dijo sobre la declaratoria de saneamiento, lo que cabe interpretar en el sentido de que se dio paso a la aplicación del artículo 1743 del C.C., como norma general sobre nulidades. “La redacción de este último artículo permite concluir que el saneamiento se produce por ministerio de la ley, pues no otra cosa significa la frase ‘y puede sanearse por el lapso de tiempo’. “Se está aquí ante una especie de caducidad pues el ejercicio retardado de la acción puede hacer ineficaz la misma. “…………………………………………………………………………………….” “Significa todo lo anterior, se repite, que los actos afectados de nulidad relativa pueden llevar a adquirir plena validez si las partes, dentro del término preciso que fija la ley, no alegan tal derecho; que el mero transcurso del tiempo subsane sus defectos, haciendo inefectiva cualquier pretensión sobre inexistencia o nulidad de los mismos; de modo 2 que el funcionario que conoce de una acción como la presente, puede declarar subsanada la nulidad sin petición de parte, por fuerza de la misma ley.”. III La demanda de casación En ésta se formulan, por la vía directa, dos cargos contra la sentencia del Tribunal, fundados ambos en la causal primera del artículo 368 del C. de P. Civil. Primer Ataque Acúsase la sentencia del ad quem de haber incurrido en “violación, por infracción directa a que se llegó por la falta de aplicación” de los artículos 113, 115, 126 y 1500 del C. Civil, ya que habiendo aceptado el Tribunal que la demandante Ruth Elsy, cuando se celebró el matrimonio, no era vecina de la municipalidad de Armenia, sino de Los Angeles (California), debía haber decretado la inexistencia del matrimonio, pues le faltó la formalidad consistente en la presencia faltó la formalidad consistente en la presencia del Juez Municipal del vecindario de la mujer. El argumento fundamental está contenido en estas palabras del censor: “La teoría de la inexistencia matrimonial parte de dos supuestos; a) que no proceden otras nulidades que las expresamente establecidas en la ley; b) que todo lo que observe relación con la ‘esencia’ del matrimonio no entre en campo de la nulidad porque ‘no existe tal matrimonio’. No se ocupa la ley de la inexistencia, porque no es más que un hecho puro que no produce consecuencia jurídica. Es pues de creación doctrinaria, una noción primordial del razonamiento y de la lógica en la interpretación de normas de derecho sustancial como las que he señalado directamente violadas (artículos 113, 115, 126 y 1500 del Código Civil), en la modalidad de falta de aplicación, que condujo al Tribunal a denegar las pretensiones principales de la demanda, siendo procedente a la luz de las normas que no se aplicaron”. Segundo cargo Fúndase éste en que el Tribunal violó, por infracción directa, a que se llegó por “indebida aplicación” del artículo 1743 del C. Civil, pues la norma aplicable era el artículo 2º de la Ley 50 de 1936. “La distinción entre nulidades absolutas y relativas aplicables al contrato matrimonial –dice el censor- no existe en el ordenamiento jurídico. Todas las nulidades que puedan afectar el contrato matrimonial son absolutas. Unas son saneables por ratificación y otras no. Verbi gracia, la impubertad de los contrayentes, el error respecto a la persona de los mismos, el rapto por fuerza, como fenómenos que vician el consentimiento matrimonial y generan nulidades ratificables por silencio u omisión de las partes. Pero ello no reviste esas nulidades de valor relativo. “El problema de la incompetencia territorial del juez que celebra un matrimonio compromete el orden público judicial. Es una competencia improrrogable. Así se deduce de lo dispuesto en el artículo 114 del código Civil que no consiente el matrimonio por poder sino para el varón. La turista Ruth Elsy Anderson carecía de domicilio en Colombia; por lo tanto, ningún juez de la República podía presenciar válidamente su matrimonio y formalizar la declaración del órgano estatal para constituir ese matrimonio con Enoc Barrios en nuestro territorio. “Si tanto el a quo, como el Tribunal de instancia se apartaron del criterio de que el matrimonio de Enoc Barrios y Ruth Elsy Anderson no surgió a la vida jurídica por la ausencia de un elemento esencial a su formación y, por el contrario, admiten que solo un vicio de menor gravedad en uno de sus elementos constitutivos, no han debido aplicar la 3 norma del artículo 1743 del Código Civil, otorgándole a la incompetencia del juez un alcance axiológicamente relativo, sino el artículo 2º de la Ley 50 de 1936, por cuando la imperfección del acto jurídico, al ser pasado en violación de la ley y del orden público judicial, esta herido de nulidad absoluta no sujeta a la prescripción purificadora de cuatro años que le ha dispensado el Tribunal en el fallo acusado. Se hace esta observación porque ante una nulidad manifiesta y de pleno derecho, declarable aun oficio por el juez, a petición del Ministerio Público, no cabe alegarse la prescripción sanatoria. Lo que la ley autoriza es la ratificación del acto, cuando las cuestiones emergentes del acto nulo no comprometen el orden público, la moral, la ley o las buenas costumbres, sino el interés particular de las partes. “En consecuencia, la decisión del Tribunal de instancia, que confirmó la del a quo, de atribuirle al matrimonio civil de Enoc Barrios Roa y Ruth Elsy Anderson una nulidad relativa, considerada saneada por el simple transcurso de cuatro años, según interpretación de los artículos 15 de la Ley 57 de 1887 y 1743 del Código Civil, llevó a una violación directa de la norma sustancial, por indebida aplicación de tales disposiciones citadas, cuando el precepto correctamente aplicable, aceptada la nulidad inicial por incompetencia del Juez que celebró el matrimonio, habría sido el artículo 2º de la Ley 50 de 1936”. IV Consideraciones de la Corte 1. Es indiscutible que para la validez de todo contrato requiérese la capacidad de los contratantes, su mutuo consentimiento libre de vicios, que exista causa lícita y, finalmente, que la declaración de voluntad recaiga sobre un objeto también lícito (artículo 1502 del C. Civil). Y de la misma manera es claro que habiendo objeto ilícito en todo contrato prohibido por la ley (artículo 1523), la transgresión de norma prohibitiva genera nulidad absoluta, pues la ley expresamente cataloga como tal la nulidad surgida por la ilicitud del objeto. (Artículo 1741 del C. Civil). Así mismo, en teoría general, constituye nulidad absoluta la omisión de requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no ala calidad o estado de las personas que los ejecutan o acuerdan. 2. Sin embargo, el principio general contenido en el inciso 2º del artículo 6º del C.Civil, del cual son desarrollo los preceptos antes citados, principio que se enuncia diciendo que, en materia civil, son nulos los actos ejecutados contra expresa prohibición de la ley si en ella misma no se dispone otra cosa, no tiene, en el campo del derecho matrimonial, la aplicación que le corresponde en el de la teoría general de las obligaciones. Efectivamente, en tanto que el derecho matrimonial, en punto de nulidades, está gobernado por el principio de que, en esta materia, no existe nulidad sin texto expreso que la consagre, cual lo dispone hoy perentoriamente el artículo 16 de la Ley 57 de 1887 y como lo imperaba el derogado artículo 147 del Código Civil, en el campo obligacional, por el contrario señorea el principio de las nulidades virtuales, por el que es nulo todo contrato celebrado contra expresa prohibición legal, son que sea menester norma que diga uno a uno los casos en que tal fenómeno jurídico acontec. Además, como acertadamente lo sostiene el recurrente, la división que para las nulidades en general hacen los artículos 1740 y 1741 del C. Civil, en absolutas y relativas, no coincide con la actual división que para las nulidades en general hacen los artículos 1740 y 1741 del C. Civil, en absolutas y relativas, no coincide con la actual división de las mismas en tratándose de nulidades del matrimonio, que el legislador cataloga como insubsanables y saneables; aunque es preciso afirmarlo: cada grupo de éstas tiene fiel correspondencia en aquellas. De igual modo, en el campo obligacional se establece que es absoluta tanto la nulidad producida por un objeto o causa ilícitos, como la producida por la omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en consideración a la naturaleza de ellos y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o acuerdan, y se establece también que cualquiera otra especie de vicio tal, produce nulidad relativa. Por el contrario, en el campo del derecho matrimonial se 4 dice de una manera expresa, concreta, taxativa, relacionándolas una a una, cuáles son las causas precisas de nulidad que, por no ser subsanables, permiten ser declaradas de oficio por el juez; y de la misma manera se individúan los hechos precisos que generan las nulidades llamadas saneables. Indican todo lo anterior que el régimen de nulidades nupciales, aunque el contrato de matrimonio sea uno de los más importantes o el mayor de todos, no es el mismo régimen que la ley ha erigido para los demás contratos. La teoría de las nulidades matrimoniales tiene estructura típica o peculiar que, por tanto, se diferencia claramente de la organización general de las otras nulidades; es una estructura sui generis. 3. Desde la adopción del Código Civil que nos rige, en los primeros seis números del artículo 140 quedaron consignadas las causas de nulidad que el ordenamiento dicho calificaba como relativas, desde luego que fueron excluidas de las que el artículo 146, original, clasificaba como las únicas nulidades absolutas del matrimonio. Después, la causa de nulidad consistente en no haberse celebrado el matrimonio ante el juez y los testigos competentes, hecho que estaba contemplado en el número 4º del artículo 140 del C. Civil fue sustituida por la del numeral 1º del artículo 13 de la Ley 57 de 1887, que inexplicablemente estableció exactamente la misma causa con palabras idénticas. La propia Ley 57, en su artículo 15 preceptúo que “no son subsanables” las nulidades a que se contraen los números 7º, 8º, 9º, 11 y 12 del mismo artículo 140 y el número 2º del artículo 13 de la ley antes mencionada, número 2º que sustituyó al 10 del artículo 140 del C.Civil. No obstante lo expuesto, es claro, como lo ha dicho la Corte, que leyes posteriores pueden modificar la estructura anterior, creando o suprimiendo causas de nulidad o variando sus efectos e importancia. 4. Concretando el estudio de las nulidades del matrimonio a la que en este proceso se invoca, menester es precisar lo siguiente: Si la nulidad del matrimonio civil proveniente de no haberse celebrado éste ante el juez y los testigos competentes, nulidad que, como ya se dijo, fue consagrada inicialmente en el número 4º del premencionado artículo 140 del C. Civil y luego reafirmada en el número 1º del artículo 13 de la Ley 57 de 1887, nunca, ni frente a las de la legislación posterior expedida hasta hoy, ha sido considerada ni como nulidad absoluta ni como insubsanable, es palmar que, por exclusión, tal causa ha sido constitutiva siempre de una nulidad que hace confirmable el matrimonio por circunstancias posteriores a su celebración. El artículo 13 precitado estatuye: “El matrimonio no se ha celebrado ante el Juez y los testigos competentes. “………………………………………………………………………………………………….” En la disposición transcrita se contempla el evento en que el matrimonio se ha celebrado ante Juez Civil Municipal y dos testigos, pero mediando el hecho de que aquél o éstos o todos no sean competentes; no se refiere propiamente esa disposición al caso en que el matrimonio se celebre ante otro funcionario o ante un particular, eventos en los cuales el supuesto matrimonio no sería saneable, por no existir. Si el matrimonio, pues, fue celebrado ante Juez Civil Municipal, pero que no era el del vecindario de la mujer, ¿cómo puede sanearse este vicio de la incompetencia del juez? Quienes encuentran que debe aplicarse una rígida simetría entre las nulidades subsanables del matrimonio y las nulidades relativas en general, sostienen que por cuanto el legislador nada expresó en este punto concreto el dicho vicio queda saneado si, transcurridos cuatro años desde la celebración del matrimonio, los cónyuges capaces no demandan la nulidad. Fúndase en que el artículo 1750 del C. Civil expresa que el plazo para pedir la rescisión durará cuatro años. 5 No comparte la corte esta tesis, que es la que propugna el Tribunal, porque considerando que las nulidades del matrimonio se gobiernan por las normas propias,, como antes se insinuó, y no por las reglas generales, es más ajustado a una exégesis científica de la ley no aplicar por analogía aquella disposición, sino hacer actuar preceptos de los que gobiernan la precisa materia de las nulidades en el matrimonio. En el título V del Libro 1º del Código Civil que trata de la nulidad consagrada en el número 2º del artículo 140 antecedente, relativa a la impubertad de los contrayentes queda saneada si pasan tres meses después de que los menores hayan llegado a la pubertad, sin intentar la acción de nulidad; así mismo se encuentra el artículo 145 en cuyo segundo inciso se establece expresamente que la nulidad del matrimonio civil proveniente de fuerza o miedo o de haber sido robada violentamente la mujer, no tendrá lugar, es decir, que queda saneada, si después de que los cónyuges quedaron en libertad han vivido juntos por el espacio de tres meses sin reclamar. Ahora bien: si el artículo 115 preceptúa que el contrato de matrimonio se constituye y perfecciona por el libre y mutuo consentimiento de los contrayentes, expresado ante el funcionario competente, en la forma y con las solemnidades y requisitos establecidos por el Código Civil, y si como atrás quedó visto, el mutuo y libre consentimiento de lso contrayentes se expresa ante Juez Civil Municipal que no sea el del vecindario de la mujer, tal vicio constituye nulidad saneable, sin que el legislador haya previsto el modo de su saneamiento, es fuerza concluir, aplicando por analogía la solución dada a otras nulidades de la misma estirpe en los artículos 143 y 145, que pasados tres meses de la fecha del matrimonio celebrado ante Juez Civil Municipal que no tiene jurisdicción en el vecindario de la mujer,. Sin que los cónyuges demanden la nulidad, ésta queda saneada. La demanda de nulidad de matrimonio, pues, fundada en la causa que antes se expresó, solamente puede intentarse dentro de los tres meses siguientes a su celebración. Pasado este término la dicha nulidad no ha lugar. 5. A primera facie esta solución pareciera repugnar, pues es exótico en la teoría general de las nulidades que la omisión de una formalidad que las leyes prescriben para el valor de un contrato en consideración ala naturaleza del mismo genere nulidad saneable y no absoluta; pero para disipar esa perplejidad naciente, menester es tener en cuenta que el mismo legislador es quien, en punto de matrimonio civil, ha expresado que la nulidad originada en que las nupcias no se celebraron ante el juez y los testigos competentes, no es de las insubsanables y que por tanto puede producirse su saneamiento, aunque no dijera expresamente de qué manera. 6. Descendiendo, pues, al caso de esta litis, es conveniente recordar que Ruth Elsy Anderson de Barrios, quien había casado con Enoc Barrios ante el Juez Cuarto Civil Municipal de Armenia el 10 de mayo de 1967, demando en libelo de 15 de mayo de 1974, la nulidad de su matrimonio, apoyándose en que las nupcias no se habían celebrado ante el Juez Municipal competente, comoquiera que ella no estaba avecindada en la ciudad de Armenia, lugar en que, a la sazón, sólo estaba de tránsito como turista que era. Si el matrimonio impugnado tuvo realización el 10 de mayo de 1967 y la demanda de nulidad se propuso siete (7) años después, el 15 de mayo de 1974; y si la causa alegada como vicio constituye nulidad saneable, pues se hace consistir en que el Juez Cuarto Civil Municipal no era competente, síguese inexorablemente que tal vicio había quedado saneado por el transcurso del tiempo, ya que no es posible demandar airosamente la nulidad de un matrimonio en las circunstancias expresadas, sino intentándola dentro de los tres meses siguientes a su celebración, como quedó explicado. Por consiguiente, aun en el caso de aceptar, por vía de hipótesis que la señora Anderson de Barrios no fuera vecina de Armenia para cuando contrajo matrimonio con el demandado, la nulidad que se demanda no podría declararse. Tal el motivo principal que apoya el rechazo de los cargos. 7. Finalmente y considerando que también es fin primordial del recurso de casación, según lo declara el artículo 365 del C. de P. Civil, unificar la jurisprudencia nacional, la Corte procede a rectificar el criterio del ad quem relativamente a que la demandante no tenía vecindad en el distrito de Armenia… 6 Cuando el artículo 75 del C. Civil expresó que las personas se dividen, además, en domiciliadas y transeúntes, no quiso decir con ello que dentro de los marcos del territorio patrio puedan habitar personas con domicilio y personas sin él. Desde luego que en el sistema civil colombiano uno de loa atributos de todo ser con personalidad jurídica es tener cuando menos un domicilio, y comoquiera que el artículo 10 de la Constitución Nacional expresamente impera que es deber de los extranjeros en Colombia vivir sometidos a la Constitución y a las leyes, menester es concluir que el extraño quem sin ánimo de radicarse o domiciliarse dentro del territorio, se encuentra en él, es decir el extranjero no domiciliado, es persona de las que el Código llama transeúntes, y que, por tanto, no podrían servir de testigos para los casos señalados en los artículos 127-9 y 1068-10 del C. civil. Pero de que el extranjero tenga la calidad de turista o persona transeúnte, no se sigue que carezca de domicilio en el país, como pasa a verse. El domicilio civil de toda persona en el derecho colombiano, siempre “es relativo a una parte determinada de un lugar de la Unión o de un territorio”, como lo dice terminantemente el artículo 77 del C.Civil. Y este lugar es el municipio. Si el domicilio civil, entonces, inexorablemente tiene que hacer referencia a una cualquiera de las municipalidades colombianas y si, en Colombia, toda persona, como atributo de su personalidad jurídica tiene cuando menos un domicilio, síguese que al disponer el artículo 84 del Código que “la mera residencia hará las veces de domicilio, síguese que al disponer el artículo 84 del código que “la mera residencia hará las veces de domicilio fuera del territorio nacional, sino que exclusivamente se refiere a quienes, no obstante residir dentro de los límites del suelo patrio, no reúnen circunstancias constitutivas de domicilio civil “en otra parte” del propio territorio nacional. Por manera, pues, que toda persona domiciliada o transeúnte, nacional o extranjera como habitante del suelo colombiano y por estar sometida a sus leyes, tendrá siempre un vínculo jurídico con un determinado municipio del país que constituya su domicilio, según las normas dadas en los capítulos 2º y 3º del Título I del Libro 1º del C. Civil. Pero si la persona dicha reside en Colombia y no tiene en otra parte dicha reside en Colombia y no tiene en otra parte del territorio nacional circunstancias determinantes de su domicilio civil, entonces “la mera residencia hará las veces” de tal. Su vecindad, en ese evento, la determinará el lugar de su simple residencia. 8. Brota de lo anterior que no es posible entender el artículo 84 citado como lo entendió el Tribunal. Su inteligencia recta no puede ser otra que ésta: si un habitante de Colombia sea nacional o extranjero, carece de circunstancias constitutivas de domicilio en cualquier municipalidad colombiana, su “mera residencia hará las veces de domicilio civil” aquí, aunque tenga otro domicilio en territorio extranjero. De consiguiente, estando plenamente demostrado, con la propia confesión de la demandada que cuando contrajo matrimonio ante el Juez Cuarto Civil Municipal de Armenia, ella residía en ese distrito, lugar en que últimamente habitaba, y si, de otro lado, no se acreditó que ella tuviera domicilio civil en otra parte del suelo colombiano, menester será concluir que Ruth Elsy Anderson, aunque persona transeúnte, para cuando contrajo matrimonio era vecina dela municipalidad de Armenia, y que, por tanto, el Juez Cuarto Civil Municipal de allí era el competente para presenciar el matrimonio que celebró con Enoc Barrios Roa, aunque simultáneamente fuera también vecina del distrito de Los Angeles, en los Estados Unidos de Norteamérica, lo cual no repugna, puesto que en el derecho colombiano se puede tener más de un domicilio al mismo tiempo. Interpretando el citado artículo 84 dice don Fernando Vélez en la página 67, número 167, del tomo primero de su “Estudio sobre el Derecho Civil Colombiano”: “Mera residencia. Hará las veces de domicilio civil en otra parte (artículo 84). “Esta tercer fuente del domicilio comprende a los individuos que no tienen asiento fijo de sus negocios , ni casa de habitación permanente, no han hecho la manifestación indicada antes, tales como los vagos, los peregrinos, los mercaderes y trabajadores ambulantes, y los que viene del extranjero y no se han establecido fijamente en un punto o lugar determinado.(Subraya la Corte). 7 “A esta clase de personas, por ejemplo, se les puede demandar ante el juez del lugar donde estén residiendo, y allí pueden ellas hacer efectivos sus derechos judicialmente, siempre que lo permita la vecindad del demandado”. V Lo expuesto conduce a proferir el siguiente Fallo La Corte Suprema de Justicia, en la Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de la ley, NO CASA la sentencia de 5 de abril del año en curso, proferida por el Tribunal Superior del Distrito de Armenia, en este proceso suscitado por Ruth Elsy Anderson frente a Enoc Barrios Roa. Sin costas en el recurso porque ésta dio lugar a rectificación doctrinaria. Cópiese, notifíquese, publíquese en la Gaceta Judicial y devuélvase el expediente al Tribunal de origen. Humberto Murcia Ballén, Aurelio Camacho rueda, Ernesto Escallón Vargas, José María Esguerra Samper, Germán Giraldo Zuluaga, Alfonso Peláez Ocampo. Alfonso Guarín Ariza, Secretario. 8