Instituto Nacional de la Economía Social Maestra Narcedalia Ramirez Bautista Directora General Discurso de Presentación ante la Comisión de Fomento Cooperativo y Economía Social de la Cámara de Diputados en la LXII Legislatura 23 de abril de 2014 Señoras y Señores Diputados: El 23 de mayo del 2012, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto que expidió la Ley de la Economía Social y Solidaria. Con ella, se reglamentó el párrafo séptimo del artículo 25 de nuestra Constitución Política. El espíritu del legislador al discutir y aprobar esta iniciativa, además de reconocer la enorme trascendencia y vitalidad del Sector Social como actor relevante junto con el sector público y privado en el desarrollo económico del país, lo catapultó al horizonte de oportunidades y al desafío de enfrentar con mejores instrumentos la pobreza, injusticias, las desigualdades e iniquidades que históricamente han estado presentes en este sector, en donde se encuentran los ejidos, las cooperativas, las comunidades indígenas, las organizaciones de trabajadores. La reivindicación del sector social no fue el producto de un simple propósito político, sino la respuesta a un reclamo ancestral. Por eso, surge con una gran fuerza ideológica, como un motor ciudadano para el desarrollo, como un proyecto de organización económica y con la visión política de un liderazgo institucional cuyo reto es crear las opciones y posibilidades para que el sector social participe de los 1 impulsos productivos y pueda vincularse a los mercados y sus potencialidades. Esta Ley reglamentaria que crea el INAES, es, sin duda, la respuesta a las demandas de un país que está redefiniendo sus prioridades y aspiraciones. La equidad y la justicia social que promueve se sustentan en un concepto ético y de conciencia, en cuya base hay una larga historia de lucha de hondas raíces sociales. Responde al contenido del pensamiento de Hidalgo, Morelos, Ponciano Arriaga; Ignacio Ramírez, Ricardo Flores Magón y Emiliano Zapata entre otros, que se sacrificaron y debatieron en su tiempo por el interés de los más necesitados para abrirles caminos a la libertad y a la equidad social. Sus más altos fines eran disminuir la pobreza y la desigualdad, poner en el primer plano el derecho social y como lo propone ahora el Presidente Enrique Peña Nieto, fortalecer la participación del sector social de la economía en el desarrollo integral de este país y proporcionar a las mayorías justicia y bienestar. Con la creación del INAES, se ha dado el paso más importante en el objetivo gubernamental de elevar al sector social de la economía como un protagonista importante en el desarrollo de nuestro país. Su tarea principal es la organización económica para generar trabajo y riqueza y la justa distribución del ingreso. Pasar del asistencialismo a la inversión productiva con criterio social. Abrir las puertas a un nuevo proceso de desarrollo cuyos principios se sustenten en la organización y capacitación, en el convencimiento de que el esfuerzo es un valor; de que una sociedad que aspire a salir de la pobreza y la desigualdad 2 y sea además competitiva, debe fortalecer su espíritu de superación y solidaridad. Con esta filosofía surgieron las cooperativas como un modelo de desarrollo económico y social, que pone en el centro de la actividad económica a las personas, y redimensiona a los grupos, empresas y núcleos autogestionarios que practican la ayuda mutua, ejercen la democracia directa e impulsa actividades de producción, distribución, consumo y prestación de servicios socialmente necesarios. En el mundo existen 800 millones de cooperativistas de los cuales dependen tres mil millones de personas, de acuerdo a datos de la Alianza Cooperativa Internacional. Por su esencia y por sus fines, la Ley de Economía Social y Solidaria es un derecho reivindicatorio para un sector cuya voz fue soslayada ancestralmente. Hoy es el derecho social de quienes siempre han luchado para alcanzar un tratamiento de iguales en el desarrollo económico y social del país; de quienes se esfuerzan por alcanzar mejores niveles de bienestar, pero que tienen conciencia de que cualquier iniciativa que coadyuve a construir un futuro mejor, debe ser compartida. En ese sentimiento humanista, se debatió y aprobó esta ley que inspira y establece mecanismos para facilitar la “organización y la expansión de la actividad económica del sector de la economía social y la responsabilidad del fomento e impulso por parte del Estado.” Se trata de impulsar una política que estimule la creación de empresas sociales competitivas, unidades solidarias modernas en el sentido tecnológico, administrativo y financiero, que genere bienestar a las familias participantes en los negocios, y al mismo tiempo, 3 “contribuya al desarrollo social y económico del país; a la generación de fuentes de trabajo digno; al fortalecimiento de la democracia, a la equitativa distribución del ingreso y a la mayor generación de patrimonio social”. Este es el fundamento ideológico y el mandato constitucional que sustenta al INAES. Para lograr sus objetivos, es necesario fortalecerlo con los instrumentos y recursos que le permitan cumplir las tareas desafiantes que tiene por delante. No se trata solo de enfrentar la coyuntura y salir del paso; repetir rutinariamente fórmulas o recetas fugaces o soluciones maquilladas que inhiben el desarrollo de las personas; acrecientan las desigualdades extremas en una sociedad empobrecida, desempleada, estructuralmente injusta. Se trata, como lo ha instruido el señor Presidente Enrique Peña Nieto, de que esta Institución impulse empresas sociales que generen un alto valor agregado, ingresos y empleos en la economía del país, convirtiéndose en un motor del crecimiento económico con equidad y sostenibilidad. Empezamos a construir la nueva historia del sector social. Es el momento de plantear proyectos; formular soluciones; ofrecer opciones. Debemos aprovechar la fecundidad de esta propuesta de vanguardia para resolver un serio problema estructural. Se trata de acometer una batalla frontal contra las causas que generan la pobreza; la exclusión, la inequidad y la injusticia social. El sector social está en su mejor oportunidad para hablar, proponer, escuchar e influir en la toma de decisiones para resolver su problemática; sus urgencias y necesidades. Replantear la estrategia de gestión. Lo que proponemos es una nueva actitud que atienda y 4 negocie con los emprendedores sociales que demandan apoyo, progreso y justicia. Entre todos tenemos que impulsar nuevas reglas de entendimiento. Un gran acuerdo que rompa las inercias y despierte la confianza en las enormes potencialidades del sector social para competir y avanzar hacia los espacios de la modernización y el desarrollo. Nos encontramos en ese momento crucial. La sociedad espera un gran cambio; quiere un mensaje, sin ambigüedades, de esperanza. Demanda claridad en las propuestas; un rumbo que le dé certidumbre y soluciones de fondo. Anhela una institución transparente, que rinda cuentas; con una permanente actitud de renovación que tome en cuenta a los jóvenes, a las mujeres, a los discapacitados, a los pueblos indígenas. No se trata únicamente de apoyarlos para que emprendan sus proyectos productivos y generen empleos y ganancias; en el fondo se trata de fortalecer el tejido social; acerar su voluntad de seguir adelante, que usen su talento no solo para que lleguen más lejos, sino para que lleguen acompañados. Por eso, de lo que construyamos hoy bien, dependerá mañana el avance y progreso de este sector. El INAES enfocará sus esfuerzos hacia esos objetivos superiores. Nos comprometemos a ser eficaces en el cumplimiento de la responsabilidad que nos otorga la Ley de Economía Social y Solidaria. Entendemos el profundo significado político y social que tiene el posicionar a este sector en el impulso al desarrollo nacional al lado de los sectores público y privado. 5 El sector social tiene plena conciencia de este compromiso, por eso considera que esta Ley es de avanzada y que lo incentiva a organizarse y le da nuevas perspectivas y posibilidades para irrumpir en el camino de la competitividad y del progreso. Aspiramos a organizar empresas sociales rentables, eficientes y competitivas, con las más sofisticadas tecnologías, pero con una visión social y no simplemente con un enfoque productivista e individualista. ¿Qué motiva al sector social de la economía a interrelacionarse o buscar alianzas con el sector público y el sector privado? Sumar esfuerzos para reactivar y fortalecer la economía del país; encontrar los equilibrios, los intereses y los puntos que nos unan para abrir opciones al desarrollo y a la lucha, que debe ser común, contra la pobreza y la desigualdad. El desarrollo económico de México, se sustenta en el planteamiento de su política económica. En nuestro caso, la Ley de Economía Social y Solidaria busca que las organizaciones sociales no solo impulsen con éxito sus proyectos productivos, sino que tengan conciencia de que en sus manos está su propia liberación; el fortalecimiento de sus raíces y valores culturales. Aspira también a que florezcan nuevos métodos de convivencia social y de equitativa distribución de los beneficios. Su estrategia se orienta a participar al lado de otros instrumentos de las políticas públicas, para dar respuesta a la realidad de una sociedad donde más del 50% de la población está atrapada en la pobreza y la desigualdad; donde más del 40% de la población económicamente activa se ubica en el sector productivo informal, que demanda mejor educación , salud, seguridad universal, seguro de 6 desempleo, pero al mismo tiempo reclama los apoyos del estado para poder subsistir ante las implacables leyes del mercado. Precisamente las Reformas estructurales que ha impulsado el Presidente de la República, son una respuesta a la inquietud del sector social que no se resigna a jugar el papel de simple demandante o de espectador, sino lucha por ser actor principal en el desafío de cambiar su propia realidad y acceder a mejores estadios de bienestar. Al crear al INAES, el legislador mostró el camino, ofreció soluciones y propuso alternativas. Como lo plantea la exposición de motivos de la Ley, el “desarrollo de nuestra economía social requiere el diseño o las fórmulas que nos lleven a una mejor distribución de la riqueza, a una disminución de las desigualdades sociales, a los mecanismos que aseguren el crecimiento del empleo, al fortalecimiento de la capacidad de organización y la autogestión de los grupos sociales, hacia una consolidación del sector social, complementando el esfuerzo con los sectores privado y público”. Por eso, “la necesidad de fortalecer al sector social es fundamental, porque el mercado, no asegura por sí solo la paz, la justicia, el empleo, la solidaridad y el respeto por la dignidad del ser humano. Ante ello, es impostergable “impulsar al sector social como palanca y motor del desarrollo para generar más empleo, ahorro, inversión y actividades generadoras de riqueza material que amplíen el mercado interno y participen en el mercado internacional aumentando la competitividad económica del país”. 7 Lograr esas metas es el más grande reto para el INAES y vamos a enfrentarlo procurando avanzar al ritmo modernizador y distributivo que inspiran las Reformas Estructurales, buscando posicionar al sector social de la economía como un participante indispensable del desarrollo del país para que se movilice y organice con una clara idea de producción y productividad. Para este fin, estamos convencidos que es necesario el acompañamiento y la voluntad política del estado, pues sólo la decisión y el esfuerzo público pueden lograr que el crecimiento económico se convierta en la base para gestar la equidad, una distribución más justa de la riqueza y las oportunidades que demanda la sociedad. La pobreza y la desigualdad solo podrán combatirse con eficacia, si logramos que las capacidades productivas del país crezcan, sobre todo en aquellas regiones más atrasadas, de modo que las personas puedan tener una ocupación estable y cada vez mejor remuneradas. Estoy convencida de que a la pobreza solo la puede vencer el desarrollo y éste, debe estar orientado y dirigido por el Estado. Desarrollo es movimiento hacia adelante; revolucionar con energía la acción institucional; es la estrategia de buscar los consensos; aglutinar las fuerzas sociales; arribar a equilibrios sanos, legitimadores, entre eficiencia y equidad y encauzar el potencial de las fuerzas productivas hacia un destino de objetivos compartidos. Pero el desarrollo no solo supone la formación de una estructura productiva de las organizaciones o de los pueblos, y la movilización de su esfuerzo interno para levantar la infraestructura necesaria. Es también indispensable - para que sean viables las más diversas actividades 8 productivas -, la planeación de la producción; la gestión democrática interna; la integración de la organización social con la actividad empresarial; las relaciones con el mercado de capital, de producción y de servicios. La Cámara de Diputados, al aprobar la creación del INAES, le dio al sector social los instrumentos legales para estar a la altura de los desafíos del desarrollo nacional y aportar su esfuerzo en el crecimiento y el desarrollo integral que urge a México. Con ese mandato, el INAES se prepara para movilizar al sector social; convocar a los ejidatarios, a los comuneros, a los cooperativistas, a las mujeres, a los jóvenes, a los pequeños y medianos productores a generar y definir sus empresas sociales, su organización económica a partir de su realidad; a celebrar convenios y alianzas con otros sectores; abrirse a la inversión generadora de empleos, a capacitarse para ser competitivos; a incursionar con inteligencia y arrojo en nuestro mercado interno. Vamos a aprovechar el surgimiento del sector ciudadano y el emprendimiento social, a las organizaciones y las redes sociales que se están convirtiendo en hacedoras del cambio; para animar y convocar a la acción que desencadena el potencial creativo de las personas. Planteamos el emprendimiento social como el proceso mediante el cual los ciudadanos construyen o transforman; promueven la inversión, llaman a la filantropía; fomentan la investigación; instituyen la formación de liderazgos empresariales; discuten estrategias de negocios; impulsan los estudios sobre administración y 9 finanzas y ponen especial interés en la especialización en proyectos y empresas sostenibles de alto impacto. Tengo la plena convicción que ocupar su espacio en el desarrollo económico de México para el sector social tiene un gran significado político, y desde luego una profunda repercusión social y económica. Ya no estará más el sector social subordinado al estado de ánimo de la burocracia o a programas inerciales, asistenciales, sin una ideología de cambio. El INAES se propone, como un acto de compromiso social y mandato constitucional, a apoyar a los emprendedores sociales para que creen valor público, persigan cotidianamente nuevas oportunidades, innoven y adapten, actúen con valentía y honestidad, organicen empresas sociales; exploten los recursos naturales con un criterio de sustentabilidad, actúen con transparencia y muestren un fuerte sentido de responsabilidad. Nos proponemos consolidar sus capacidades productivas; fortalecer a los que operan ya como pequeños empresarios; como también capacitar y apoyar a quienes son proyectos de empresarios. Enseñarles a las empresas sociales el camino del acceso al crédito; del seguro; de las patentes; de los requisitos de sanidad; de los permisos municipales; de los espacios de la comercialización; de las alianzas para la exportación; pero también educar para administrar, para innovar, para cumplir los requisitos fiscales. El INAES le dará prioridad a la capacitación. Invertir en esa prioridad es la gran clave, pues a partir de ella se puede lograr una mayor 10 igualdad de oportunidades del sector social que contribuya a mejorar las condiciones existenciales de los más vulnerables y atrasados. El artículo 25 de la Constitución y su Ley Reglamentaria, nos enseña que los tres sectores son el corazón y motor del desarrollo nacional. Que todos juntos, constituimos una misma sociedad nacional que comparte un mismo destino y los mismos sueños de construir un país más justo, equitativo, y democrático. En este ideal, el INAES se compromete a cumplir cabalmente con la alta responsabilidad que se le ha encomendado. NARCEDALIA RAMIREZ PINEDA. 11