Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial "Así como tú tienes el deseo natural e instintivo de ser feliz y evitar el sufrimiento, lo tienen todos los seres conscientes; así como tú tienes el derecho de lograr esa aspiración innata, así lo tienen todos los seres conscientes. Entonces, ¿en base a qué discriminas?” El Dalai Lama "Si no tenemos paz, es porque hemos olvidado que nos pertenecemos unos a los otros." Madre Teresa El 21 de marzo de 1960, la policía disparó contra una manifestación pacífica que se realizaba en Sharpeville (Sudáfrica) para protestar contra las leyes de pases del apartheid (Locución Afrikaans empleada en Sudáfrica que significa segregación racial. En teoría, el “apartheid” o política que se practicó en Sudáfrica hasta el año 1990 consistía en separar a las personas según su raza con el propósito de proteger la cultura y tradición de cada grupo racial para que pudieran así desarrollarse manteniendo su integridad étnica. En la práctica, sin embargo, mediante el apartheid se institucionalizó la segregación racial y la dominación de la raza blanca sobre otras razas existentes en el territorio surafricano). En 1966, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó que el 21 de marzo de cada año se celebraría el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Con ésta determinación, Naciones Unidas exhortaba a la comunidad internacional a redoblar esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación racial. El racismo es la actitud o manifestación que reconoce o afirma que la gente de diferentes razas difiere en valor, que esas diferencias pueden ser medidas o catalogadas jerárquicamente, y que resultan en la ventaja económica, política y social de un grupo en relación a los demás. La creencia de que el carácter y las habilidades de los individuos están correlacionados con su raza, no es necesariamente racismo dado que esta diferencia puede afirmarse sin implicar una inequidad de valor. Pero la aplicación de esta creencia al lidiar con miembros de esa raza, especialmente sin tomar en cuenta las variaciones dentro de las "razas", es conocida como prejuicio racial. El racismo es generalmente un término aplicado a las acciones de un grupo dominante en una sociedad sobre los otros. Los grupos más débiles tienen menos probabilidades de manifestar racismo públicamente en contra de un grupo más poderoso por razones prácticas. Otorgar o retener derechos o privilegios basándose en la raza o rehusar asociarse con personas por su raza se conoce como discriminación racial. Algunas veces racismo se refiere a creencias, prácticas e instituciones que discriminan contra la gente en base a su agrupación racial percibida o afirmada. También se llama racismo a la pseudociencia, como doctrina antropológica o ideología política, que defiende la existencia de varias razas de seres humanos y la inferioridad de unas respecto a otras. Desde que en 1948 se aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la comunidad internacional ha avanzado considerablemente en la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Se han promulgado leyes de aplicación nacional e internacional y se han aprobado numerosos instrumentos internacionales de derechos humanos, en particular un tratado de prohibición de la discriminación racial. Pese a que se han logrado éxitos espectaculares, como la eliminación del apartheid en Sudáfrica, el sueño de que el mundo se vea libre del odio y los prejuicios raciales sólo se ha hecho realidad a medias. En tanto la tecnología acerca a los pueblos del mundo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia siguen asolando la sociedad. Se ha acuñado un nuevo término, el de "depuración étnica", para describir un horror antiguo, mientras que la ideología de la superioridad racial se ha extendido a la Internet, incluso la globalización, con sus ventajas potenciales, lleva aparejados riesgos que pueden conducir a la exclusión y a un aumento de la desigualdad. La dimensión racial de la trata de personas, especialmente mujeres y niños En medio de una economía mundial que está en proceso de desaceleración, hay un sector que marcha en la dirección contraria. Cada año millones de personas, la mayoría niños y mujeres, son engañadas, vendidas, coaccionadas o sometidas de alguna manera a situaciones de explotación de las cuales no pueden escapar. Constituyen la mercancía de una industria mundial que mueve miles de millones de dólares y que está dominada por grupos de delincuentes muy bien organizados que operan con impunidad. El "nuevo comercio de esclavos" ha crecido en los últimos tiempos en gravedad y magnitud. Aunque es difícil obtener cifras fiables, se calcula que entre 45.000 y 50.000 mujeres y niños son trasladados cada año por los traficantes únicamente hacia los Estados Unidos. La trata de personas es un fenómeno que afecta a todas las regiones y a la mayoría de los países del mundo. Los tratantes trasladan a mujeres procedentes del sureste asiático a América del Norte y a otros países de su región de origen. También trasladan a africanas hacia Europa Occidental. La desintegración de la ex Unión Soviética y la gran inestabilidad económica y política resultante, ha conducido a un aumento espectacular en el número de mujeres de Europa central y oriental que caen en manos de los tratantes. Varias organizaciones internacionales han informado de que cada vez es mayor la trata de personas que tiene por origen y destino Kosovo y otras zonas de la ex Yugoslavia, debido, al parecer, a una mayor demanda de prostitución por parte de trabajadores extranjeros adinerados, entre ellos los funcionarios de las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. Los tratantes utilizan diversos métodos para reclutar a sus víctimas, que van desde el rapto liso y llano a la compra de la persona de manos de su propia familia. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la víctima potencial de la trata ya está buscando una oportunidad de emigrar cuando se le acerca un conocido o es atraída por un anuncio. A algunas se les hace creer que son reclutadas para trabajar legalmente o casarse en el extranjero. Otras saben que se les recluta para la industria del sexo, e incluso que serán obligadas a trabajar para devolver lo mucho que ha costado su reclutamiento y transporte, pero son engañadas acerca de sus condiciones de trabajo. Se teje así una compleja red de dependencia en la cual los tratantes generalmente intentan adueñarse de la identidad jurídica de la víctima, confiscando su pasaporte o sus documentos. Su entrada o permanencia en el país de destino suele ser ilegal, lo cual no hace más que aumentar su dependencia de los tratantes. Está muy extendida la servidumbre por deudas, que permite controlar a las víctimas de la trata y garantizar su rentabilidad a largo plazo. Según se ha informado, con frecuencia los tratantes recurren a la coerción física y a actos de violencia e intimidación. Los tratantes rara vez son detenidos y casi nunca procesados. Las penas impuestas por la trata de personas son relativamente leves cuando se les compara con el contrabando de drogas o de armas. Una de las razones por las que la trata de personas no es objeto de una mayor represión es el escaso número de casos documentados. Esto se explica fácilmente porque, en la mayoría de los casos, las víctimas de la trata son consideradas simplemente como delincuentes por las autoridades del Estado receptor y a menudo, son detenidas, procesadas y deportadas. Si a esto se le suma el temor a las represalias de los tratantes, se comprende que las víctimas de la trata no se sientan inclinadas a cooperar con las autoridades policiales en los países de destino. La ignorancia de sus derechos y protecciones legales, los obstáculos culturales y lingüísticos y la ausencia de mecanismos de apoyo hacen que las mujeres víctimas de la trata se sientan aún más aisladas e impiden que busquen justicia o que reciban respuesta de las autoridades judiciales. Aunque las relaciones entre la trata de personas y los prejuicios raciales no son evidentes a primera vista, son innegables. En palabras de la señora Mary Robinson, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, "La trata ... tiene connotaciones de discriminación. En el caso de la trata con destino al mercado mundial del sexo, estamos hablando de hombres de países relativamente prósperos que pagan los servicios sexuales de mujeres y niñas (y a veces de hombres y niños) procedentes de países menos ricos. Esto no es tan sólo una cuestión de derechos laborales o de desarrollo desigual. Es una cuestión básica de derechos humanos porque tiene que ver con una forma de discriminación muy extendida y muy destructiva”. Cuando se empieza a examinar qué mujeres corren más riesgo de ser víctimas de la trata, queda claro que el riesgo es mayor cuanto mayor es la marginación racial y social. Además, la raza y la discriminación social pueden no sólo constituir un factor de riesgo, sino también determinar el trato al que son sometidas las mujeres en los países de destino. Además, la ideología racista y la discriminación racial, étnica y por razón de sexo pueden crear en la región o país de destino una demanda que podría contribuir a la trata de mujeres y niñas. Acciones En 1992, la Asamblea General aprobó la Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas. La Declaración, único instrumento de las Naciones Unidas que abordaba concretamente los derechos especiales de las minorías, puede ser considerada un punto de referencia por la comunidad internacional. En ella se incluye una lista de los derechos que legítimamente deberían gozar las minorías, entre ellos el derecho a disfrutar de su propia cultura sin interferencia y el derecho a participar efectivamente en la adopción de decisiones a escala nacional. Se pide a los Estados que adopten medidas en la esfera de la educación a fin de fomentar el conocimiento de la historia, las tradiciones, el idioma y la cultura de las minorías existentes en sus territorios así la aplicación de políticas y programas nacionales, tengan en cuenta los intereses de las minorías. Durante el seminario, los expertos destacaron que la cooperación regional seguía siendo fundamental para luchar contra el racismo. Se prestó especial atención a la rápida proliferación de las expresiones de incitación al odio, delitos debidos al odio, y los sitios en la Internet que incitan al odio. Los expertos convinieron en que muchos países de la región a menudo no reconocían que la discriminación racial existía y, al parecer, consideraban que se trataba de un problema únicamente de los Estados Unidos y de Sudáfrica. Según los expertos, la Conferencia Mundial debía contribuir a garantizar que se publicaran y comprendieran los instrumentos internacionales y regionales sobre derechos de las minorías difundiéndolos en los idiomas pertinentes y organizando campañas de educación del público. El reto que tiene que encarar la comunidad internacional es claro: en lugar de permitir que la diversidad de razas, culturas y etnias se convierta en un factor de limitación en cuanto al intercambio y el desarrollo humano, hay que reorientar la concepción, percibir en esa diversidad las posibilidades de enriquecimiento mutuo y darse cuenta de que es en el intercambio entre las grandes tradiciones de la espiritualidad humana donde se encuentran las mejores perspectivas para la permanencia del propio espíritu humano. Conoce más: http://es.wikipedia.org/wiki/Racismo http://www.un.org/spanish/CMCR/backgrounder1.htm http://www.tolerancia.cl/ http://www.tolerancia.org/ http://www.unesco.org/culture/pluralism/diversity/html_sp/index_sp.shtml http://www.ulricianum-aurich.de/en32l/africa/lily_summary.htm